Si tuviera que definir a Leo Babauta en unas pocas palabras, diría que es un hombre con el poder de reinventarse. Él sabe que la vida es evolución y que cualquier estado que nos frene en esa evolución, se convierte en un hábito negativo que tiene que desaparecer de nuestra vida lo antes posible. La verdad es que es muy fácil decir algo así, pero ¿cuántos de nosotros hemos intentado abandonar un hábito que sabíamos que nos perjudicaba y hemos fracasado en el intento? Me atrevería a decir que todos. Cambiar no es fácil. El ser humano tiende a evitar el cambio y, en general, cualquier idea que le saque de su zona de confort.
Leo Babauta, a base de prueba-error, se ha convertido en un experto en conseguir cambios permanentes en su persona. Ha conseguido pulir y simplificar tanto su método de trabajo para desarrollar hábitos positivos, que hoy en día cualquiera de nosotros sería capaz de tener éxito con su sistema con apenas dedicar un poco de energía, pasión y foco a lo que queremos conseguir. Es tan sencillo que a veces parece mentira que funcione. Sin embargo, no solo funciona, sino que pasa por ser la mejor herramienta que uno pueda tener para vivir la vida como realmente merece la pena vivirla: con entusiasmo y alegría.
Babauta, sin borrar de su cara una sonrisa permanente, ha conseguido dejar de fumar, pasar de ser una persona estresada y sedentaria a ser un tipo en forma, enérgico y muy productivo; adelgazó una gran cantidad de kilos, se hizo vegano, empezó a correr maratones, y desde ese momento cambió radicalmente de vida; abandonó su trabajo, apostando por lo que ha acabado por ser su gran pasión: ayudar a otras personas a mejorar, cambiar y crear cientos de hábitos positivos que les hagan disfrutar un poquito más de todo lo que les rodea. Creó su blog www.zenhabits.net, convirtiéndolo en uno de los más visitados e importantes del mundo. Desde ese foro se ha dedicado desde entonces a hacernos entender la esencia de la existencia humana dentro del caos diario en el que estamos metidos.
En este libro encontrarás una meticulosa selección de artículos, distribuidos en el orden exacto, que te empujarán a cambiar pequeños detalles de tu día a día, los cuales producirán, a su vez, grandes cambios en tu realidad más inmediata. Todo ello contado de la manera más sencilla posible, pues si tenemos que destacar una cualidad más del señor Babauta, ésa sería la de simplificar al máximo las cosas y explicar las cuestiones complejas de una forma tan amena, didáctica y divertida, que dan ganas de ponerse a ello antes de que termine de desarrollar lo que está diciendo. Él es un genio a la hora de entregarte la esencia de una idea, sin tener que adornarla con bonitas metáforas que no hagan sino estorbar.
Cualquier cosa superflua nos hará perder tiempo; y el tiempo es el bien más valioso que tenemos, es lo único que perdemos cada instante y no somos, ni seremos capaces jamás, de recuperar. Sin embargo, sí que podemos hacer algo muy importante: no tirarlo, no desperdiciarlo. Por eso en estas páginas encontrarás decenas de trucos que te ayudarán a administrar mejor cada una de tus horas, días y años. Sólo se vive una vez; y merece la pena que esa vez sea tan espectacular como nuestros sueños digan que pueda llegar a ser. ¿No crees?
Hace unos años, Babauta decidió liberalizar los derechos de los artículos de su blog y del resto de su obra, creando un hito sin precedentes que hoy en día secundan bastantes autores en el mundo. Con ello ha conseguido que su voz llegue a todos los rincones y que su sabiduría nos ilumine un poquito más en este maravilloso camino que es la vida. Nosotros, como editores, queremos agradecerle públicamente la oportunidad que nos brinda al publicar sus palabras. Palabras, que por otro lado, hace años que nos ayudan a ser mejores personas y empresarios. Palabras que nos empujan a mejorar cada día y a disfrutar mucho más con lo que hacemos. No solo hemos aprendido a vivir más el momento, a estar más organizados o a llevar una vida más sana, también nos ha descubierto ante nuestros ojos el propósito de nuestra vida, que no es otro que el ayudar también a los demás, aportar algo de valor y seguir creyendo en nuestras posibilidades como seres humanos. Eso lo hemos aprendido de él. Muchas gracias, Leo.
Y a ti, amable lector, te deseamos la mejor de las suertes en este camino que ahora empiezas, de la mano de uno de los mayores expertos en desarrollo y superación personal de todos los tiempos. ¡Buen viaje!
El editor
“Unos instintos fuertes y algunas reglas sencillas nos son suficientes.”
Ralph Waldo Emerson
La vida puede ser ridículamente complicada, si se lo permites. Sugiero que la simplifiquemos al máximo.
La cita de Thich Nhat Hanh, que tomé prestada como subtítulo de mi blog, es la guía más simplificada que necesitarás para vivir:
“SONRÍE, RESPIRA Y VE DESPACIO”
Si vives tu vida de acuerdo con esas cinco palabras, lo harás genial. Para aquellos que necesitan un poco más de orientación, he resumido finalmente las lecciones que he aprendido (hasta el momento) en algunas pautas a seguir o recordatorios.
Pero como siempre, las reglas están hechas para romperse. La vida no sería nada divertida si no fuera así.
Una breve orientación para mejorar tu vida:
Menos televisión, más lectura.
Menos compras, más aire libre.
Menos desorden, más espacio.
Menos prisa, más calma.
Menos consumo, más creación.
Menos comida basura, más comida real.
Menos trabajo improductivo, más resultados.
Menos conducción, más caminar.
Menos ruido, más soledad.
Menos énfasis en el futuro, más en el presente.
Menos trabajo, más diversión.
Menos preocupación, más sonrisas.
Y…
Respira.
Respirar puede transformar tu vida.
Si te sientes estresado y abrumado, respira. Esto te calmará y liberará tus tensiones.
Si estás preocupado por el futuro, o atrapado en algo que ya pasó, respira. Te traerá de regreso al presente.
Si estás desanimado y has olvidado tu propósito en la vida, respira. Al hacerlo te recordará que la vida es preciosa, y que cada inspiración que realizas en tu vida es un regalo que necesitas valorar más. Disfruta al máximo de este regalo.
Si tienes demasiadas tareas que hacer, o tienes dificultad para concentrarte durante tu jornada laboral, respira. Ello te ayudará a focalizarte, para centrarte en la tarea más importante donde necesites dirigir tu atención y tu esfuerzo sin pérdida de tiempo.
Si dedicas tu tiempo a alguien que amas, respira. Esto te permitirá estar presente con esa persona, en vez de pensar en el trabajo o en otras cosas que necesitas hacer.
Si estás haciendo ejercicio, respira. Esto te ayudará a disfrutar del deporte, y por lo tanto, a seguir practicándolo durante más tiempo.
Si vives demasiado deprisa, respira. Respirar te recordará que debes ir más despacio, y disfrutar más de la vida.
Por lo tanto, respira. Disfruta de todos los momentos que la vida te ofrece, ya que son demasiado efímeros y muy escasos para desaprovecharlos.
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Un pequeño consejo: pon la palabra “Respira”, como protector de pantalla o imagen de escritorio, o escríbela en un post-it en la pared, en el refrigerador o en tu mesa de trabajo. Después, respira cada vez que veas la palabra.
Si estás leyendo este libro para averiguar cómo lograr tus metas, cómo ahorrar dinero, hacer más ejercicio o levantarte temprano, en definitiva para mejorar tus hábitos positivos, te preguntarás quién soy yo y cuál es mi formación académica.
Mi respuesta es que no tengo ninguna formación. No soy ningún experto, ni médico, ni tampoco un coach. No he conseguido millones de dólares con mis negocios ni soy el mejor atleta del mundo.
Sólo soy un hombre normal, padre de seis hijos, esposo y escritor, nacido en Guam (aunque en la actualidad vivo en San Francisco). Sin embargo, he logrado muchísimas cosas en los últimos años que antes creía imposibles. También he fracasado a menudo y he aprendido mucho a lo largo del camino.
Esto es lo que he hecho desde diciembre del 2005, cuando empecé a hacer cambios en mi vida (esto puede sonar un poco presuntuoso, perdóname si es así, por favor. No es mi intención presumir, sino demostrar que una persona normal puede conseguir grandes cosas cambiando sus hábitos):
Muchos cambios, ¿verdad? Mirando hacia el pasado, ciertamente me doy cuenta de que sí, de que han sido un montón de cambios. Pero me enfrenté a ellos de uno en uno, y con cada situación aprendía una lección que me ayudaba a alcanzar el éxito en los nuevos retos que me proponía. Fue muy divertido hacerlo (y aún lo es).
Ahora bien, no tengo pretensiones de perfección. Fallo todo el tiempo, todos los días. Pero no dejo que eso me detenga. Puede que no haya corrido hoy, pero eso no quiere decir que no vaya a correr mañana, y al final, he hecho un progreso increíble desde el primer día que decidí empezar, ¿no es cierto?
¿Cómo he hecho todo esto?
No hay trucos de magia, tampoco ninguna cantidad especial de determinación, voluntad o dedicación. Los métodos son simples, y todavía estoy aprendiendo a perfeccionarlos. Espero conseguirlo algún día.
Nos encontramos en un viaje sin rumbo fijo, amigo mío. Únete a mí. Juntos vamos a conseguir muchos logros y nos divertiremos a lo largo del camino, ya lo verás.
Me encanta la simplicidad de la filosofía del Budismo Zen, encontrar la paz en la meditación y también su estética minimalista. Elegí Zen Habits como título de mi blog, porque describe de manera concisa la filosofía que quiero trasmitir. Mi blog trata de simplificar, de mejorar tu vida y de que seas consciente de ello. Creo que cualquier cambio en la vida, especialmente los que valen la pena, se logran mediante la construcción de hábitos positivos. ¿Quieres realmente completar un maratón? ¿Sí? Entonces tendrás que cultivar el hábito de correr 4 ó 5 veces a la semana. También el hábito del pensamiento positivo. Te ayudará a madrugar, comer saludablemente y a dejar de fumar, si eres fumador.
Estos hábitos no nacen de la noche a la mañana. No puedes decirte a ti mismo: “oye, sí, voy a convertirme en un gran madrugador a partir de mañana por la mañana”. Vamos, puedes decírtelo, pero si piensas que va a ocurrir así porque sí, sin duda estás delirando.
No, estos hábitos deben fortalecerse a través de la práctica diaria. El hábito se tiene que entrenar, uno debe concentrarse en él tanto como sea posible durante un mes.
Todos los días. Cuando lo practico sólo por una semana, no consigo que se consolide. Pero cuando lo hago durante más de un mes, ocurre; siempre se afianza. Eso no significa que tenga éxito todos los días… pero lo importante es que lo intento, y cuando fracaso, aprendo de los errores.
La parte zen que da título a mi blog me ayuda a recordar que debo estar presente, vivir con sencillez, mantenerme centrado y en paz mientras lentamente creo buenos hábitos y logro mis metas.
Eso es todo.
No soy un monje o un practicante zen, aunque trato de practicar la meditación cada vez que puedo. Nunca he estudiado con un maestro, pero he leído algunos excelentes libros zen que me han inspirado.
Durante muchos años simplemente vivía, y resistía.
En los últimos años, sin embargo, después de haber aprendido un poco acerca de los hábitos y la atención plena (o mindfullness), de la sencillez y el amor, he cambiado mi forma de enfocar la vida.
Ahora veo la vida como un arte que debe ser estudiado y desempeñado, practicado y dominado. Por supuesto, pocos llegan a dominar el arte de vivir, y no sé si alguna vez yo lo conseguiré hacer. Probablemente no.
Pero puedo seguir desarrollando este arte. Puedo disfrutar viendo a otras personas que hacen las cosas bien. Puedo aprender de ello, mediante experimentos, observación e introspección.
Mi búsqueda del arte de la vida apenas comienza, pero creo que podría compartir un poco acerca de mis avances contigo, mi buen amigo.
Un sabio dijo una vez que cualquier viaje, incluso el más largo de todos, comienza con un simple paso. Para mí ese primer paso es admitir que no sé nada.
El aprendizaje comienza vaciando tu copa, de manera que puedas llenarla con lo que encuentres. Vaciar la copa significa deshacerse de opiniones preestablecidas.
No sé muy bien qué es el arte de vivir, pero tengo curiosidad. Y sé que el camino se hace abriendo tus brazos a nuevas experiencias, a la curiosidad y al descubrimiento. Debes tener tus pies descalzos, libres y desnudos, dispuestos a exponerse a la vida y al caos.
Se trata de una clara visión, la atención es resultado de ver la realidad tal como es, sin tratar de hacer las cosas color de rosa o de adaptarse a la historia que te dices a ti mismo.
Una visión clara y notoria, unas manos abiertas y una curiosidad por conocer. Ese es el camino que he encontrado, hasta el momento. Cuando tengo una visión clara empiezo a descubrir por qué sufrimos, por qué nos estresamos y por qué, encima, queremos más y más y más… Te sugiero que practiques esta serie de “acciones” que a mí me han ido tan bien:
La compasión. En lugar de estar enojado o frustrado, busco dolor en los demás, y abro mi corazón a ellos. Esto incluye la compasión por mí mismo.
La gratitud. La vida es asombrosa, y la gente que me rodea también. Yo trato de abrirme a esa maravilla. En lugar de quejarme, estoy agradecido por estar ahí.
El miedo a la Felicidad. Sentir la alegría es algo impresionante, pero el miedo a ser feliz está presente en los momentos “fuertes” de la vida donde se mezclan la alegría y el miedo, donde tenemos ocasiones de hacer algo fuera de la zona de confort que tanto nos entusiasma, y nos hace enfrentarnos a la posibilidad del fracaso. Ahora me aferro a esos momentos en vez de evitarlos.
No evitar el malestar o la incertidumbre. Cuando evitamos molestias, nos limitamos a nuestra zona de confort, y los nuevos aprendizajes y emprendimientos se vuelven imposibles.
Cuando eludimos la incertidumbre, nos atenemos únicamente a lo que sabemos. Sin embargo, podemos llegar a ser deliberadamente buenos en el uso constructivo del malestar y la incertidumbre, practicando repetidamente, en pequeñas dosis.
Vivir el momento, aun cuando sea complicado. Este es el más difícil de todos. “Vivir el momento” suena maravilloso, pero en realidad no es siempre fácil.
Inténtalo: con los ojos abiertos, quédate quieto y sé consciente de lo que ves y oyes durante un minuto, sin que tu mente se escabulla con otros pensamientos. Si no notas que tu mente se ha evadido, o eres un profesional experimentado de la atención plena o no te diste cuenta cuando tu mente divagaba.
Las relaciones lo son todo. Conseguir lo que queremos, tener las cosas a nuestra manera, poseer el control, estar en lo correcto… estas cosas nada importan en comparación con las relaciones.
Imagínate estar en tu lecho de muerte a la edad de 80 años… ¿crees que sentirás que has tenido una vida extraordinaria si no has cosechado buenas relaciones o si nunca te han amado? Pon en primer lugar las relaciones, son fundamentales.
No te aferres a las expectativas y a los juicios. A mí las expectativas y los juicios me impiden disfrutar de lo que tengo, de la simple presencia de alguien más en mi vida. Así que cuando esas expectativas y juicios me vienen, los dejo marchar sin hacerles el más mínimo caso.
Déjalos marchar. Este es el arte de vivir en dos palabras: déjalos marchar. Significa dejar de lado los juicios, las expectativas, el hecho de querer tener la razón, de controlar, el miedo al malestar, a la incertidumbre, al fracaso, a que me comparen con los demás, de querer distracción, de estar irritado, a las protestas…
Es darme cuenta de cuándo me estoy aferrando a todas esas cosas y dejar que salgan de mi vida. Es soltar la atadura de mi corazón sobre cualquiera de ellas, y distanciarme. Y alejarme más. Y más.
Por tanto, el arte de la vida es una práctica que no termina nunca, de la cual puedes aprender todos los días. Es caerse y levantarse una y otra vez sin que el daño pueda afectarte.
El arte de vivir es el arte de levantarte cada vez que te caes.
Una de las cosas que me da más paz es tener un hogar limpio y sencillo. Cuando me despierto por la mañana y camino por un salón ordenado, que tiene un aspecto minimalista, y donde no hay basura tirada por ahí o por allá, siento como la alegría y la tranquilidad entran en mi corazón. Por el contrario, cuando camino en una sala llena de juguetes, libros y trastos por todas partes, todo ese caos y frenesí inunda mi mente.
Desde hace años me dedico a simplificar y organizar, y creo que he conseguido cierta maestría en ello. He aquí mis mejores consejos para limpiar el desorden:
Fragmenta a pequeños periodos de tiempo. Dedica 15 minutos a ordenar un estante, y cuando esté listo y esos 15 minutos se hayan acabado, celebra la victoria. Entonces