¿Te tomas tu tiempo para volver a encontrarte, para recargar pilas y para escucharte? ¿Vives la vida como una sucesión de alegrías o como una montaña de limitaciones a las que hay que enfrentarse?
Muchos de nosotros corremos de un lado para otro para aunar vida profesional y familiar, amistosa y deportiva o artística e ideológica. Deseamos encajar con una cierta imagen o sentirnos realizados mientras cumplimos con nuestro deber, y esto nos lleva a aceptar situaciones en las que ya no respetamos nuestra verdadera naturaleza. Olvidamos cuidar nuestro cuerpo e, incluso, nuestro equilibrio mental, y podemos llegar a tener la sensación de que funcionamos como un autómata. Estamos presos de este sistema y ya no sabemos encontrar las puertas que llevan hacia la salida.
Aunque la vida es valiosa, lo cierto es que puede ayudarnos a cargar pilas o agotarnos. Todo depende de cómo la abordamos y cómo gestionamos nuestra relación con los demás, con nuestro entorno y con nosotros mismos. Tomar conciencia de la manera en la que organizamos nuestras jornadas, nuestras actividades y nuestros momentos de descanso puede constituir una primera etapa. La segunda será aprender a escuchar nuestras necesidades y nuestros deseos más profundos. Si bien es cierto que esto requiere un poco de imaginación, de organización e, incluso, de una cierta laxitud, uno puede sacar tiempo para sí, con el objetivo de vivir una existencia equilibrada y distendida. ¡Solo tenemos una vida y sería una lástima malgastarla!