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Con más de 2.000 años de historia, la capital de Catalunya es heredera de una rica tradición cultural fruto de su privilegiada situación a orillas del Mediterráneo. Un paseo a través de la Ciutat Vella es recomendable para contemplar sus restos románicos y edificios góticos; y la Rambla, una avenida bulliciosa y colorista, es el recorrido ideal para tomar el pulso a la ciudad. A partir de los Juegos Olímpicos de 1992 la fachada marítima se convirtió en uno de los espacios de ocio más concurridos, con más de 4 km de playa y multitud de restaurantes y locales junto al mar. En el famoso Passeig de Gràcia se encuentran algunas de las obras cumbre de los arquitectos modernistas presididos por Antoni Gaudí, que también han legado a la ciudad monumentos únicos como la Sagrada Família, el Palau de la Música o el Park Güell.
Barcelona recibe visitantes todo el año. La primavera y otoño (entre marzo y mediados de junio y entre mediados de septiembre y noviembre) son épocas de temperaturas suaves y menor afluencia de turistas, lo que permite una visita más tranquila. Julio y agosto son calurosos, ideales para refrescarse en la playa. En cambio el inverno es suave y con muchos días soleados.
Las temperaturas máximas de Barcelona se producen en el mes de julio, con una media que oscila entre los 23 ºC y los 30 ºC, en tanto que las temperaturas medias de enero, el mes más frío, van de los 9 ºC a los 16 ºC.
La oficina central de turismo de Barcelona está en el subsuelo de Plaça de Catalunya (Tel. 932 853 834. www.bcn.cat). Ofrece servicios como reserva hotelera de última hora y venta de productos turísticos. También hay una oficina en la Plaça Sant Jaume, en los bajos del Ayuntamiento y puntos de información en el aeropuerto, Terminal 1 y 2B; en la estación de Sants; en la plaza de la catedral, concretamente en los bajos del Colegio de Arquitectos; en la Rambla (Rambla dels Estudis, 115), en el interior del monumento a Colón, en los bajos del Centro Comercial El Triangle, frente a Plaça de Catalunya y en la terminal de cruceros.
En Catalunya existen dos idiomas oficiales: el catalán, que es la lengua propia de los catalanes, y el castellano, que es la lengua oficial del todo el Estado Español. La mayoría de las personas que viven en Barcelona hablan las dos lenguas, y muchas entienden también el inglés y el francés y pueden orientar al turista cuando pide información. El nombre de las calles y la mayoría de indicaciones de transportes están en catalán y muchos restaurantes, sobre todo del centro, disponen de menús en diversos idiomas. Puede consultarse un vocabulario básico en la web de Barcelona Turisme.
La tarjeta Barcelona Card ofrece acceso gratuito y sin necesidad de hacer cola a algunos de los museos y atracciones más importantes de la ciudad, como el Museu Nacional d’Art de Catalunya, Fundació Antoni Tàpies, el Museu d'Art Contemporani de Barcelona, Cosmocaixa, Torre de Collserola o Mirador de Colón, entre otros. También incluye descuentos de entre el 20 y el 40% en otros museos y lugares de interés (La Pedrera, Fundació Joan Miró, Casa-Museu Gaudí, Casa Batlló, Museu del Fútbol Club Barcelona), en visitas y tours (como las Golondrinas, los barcos que recorren el puerto y litoral de Barcelona), en espectáculos, locales nocturnos, comercios y restaurantes.
La tarjeta también incluye viajes ilimitados en transporte público: metro y autobuses urbanos, líneas urbanas de los Ferrocarriles de la Generalitat, tranvías, tren al aeropuerto y Renfe Cercanías.
Existe tarjetas para dos días (34 €), tres días (44 €), cuatro días (52 €) y cinco días (58 €), todas con una versión infantil más económica y con un descuesto del 10% si se compra on line. Puede consultarse el listado completo de lugares con acceso gratuito y con descuentos en la web. http://bcnshop.barcelonaturisme.com.
Con más de veinte restaurantes con estrella Michelin, la gastronomía se ha convertido en un ingrediente muy especial del patrimonio cultural de Barcelona. Basada en los productos de la tierra, adaptada a las estaciones y con recetas transmitidas a lo largo de generaciones, la gastronomía catalana es también reconocida por ser una cocina muy sana, una abanderada de la dieta mediterránea. En efecto, la clásica trilogía del trigo, el aceite y el vino es esencial en Catalunya; como lo atestiguan los aceites de oliva con Denominación de Origen, elaborados en su mayor parte con variedades de aceitunas autóctonas, así como las 11 Denominaciones de Origen de vinos, que convierten al país en uno de los principales productores del Estado español y una de las zonas vinícolas más importantes de Europa. Otros ingredientes muy utilizados en la mayoría de sus platos son las hortalizas y legumbres, las setas, los frutos secos, el pescado y el mariscos frescos, los arroces y salsas como el allioli y el romesco. Esta abundancia y combinación de ingredientes ha dado lugar a preparaciones tradicionales que combinan los productos de interior con los del mar y que se denominan platos de mar i muntanya (mar y montaña). Y algo que nunca falta en cada mesa es el famoso pa amb tomàquet (pan con tomate), que es un entrante muy típico de Catalunya, que puede comerse solo o acompañado con algún embutido.
La gastronomía barcelonesa y catalana disfruta de prestigio internacional por haber sabido hallar el difícil equilibrios entre innovación y tradición, gracias al trabajo de cocineros como los hermanos Roca, Carme Ruscalleda, Santi Santamaria y, sobre todo, de Ferran Adrià, quien desde los fogones del Bulli revolucionó el panorama gastronómico mundial.
Esta rica tradición gastronómica se traduce en la ciudad de Barcelona en multitud de puntos de interés donde manda el paladar, como el Mercat de la Boqueria, la calle de Petritxol o el Port Olimpic, con excelentes restaurantes junto al mar. La ciudad cuenta además con innumerables bares y restaurantes de tapas, toda una especialidad gastronómica barcelonesa que ofrece iniciativas como la ruta “De tapes per Barcelona”, que se celebra durante el mes de octubre y permite degustar especialidades de esta mini gastronomía en unos 100 restaurantes por un precio fijo, cerveza incliuda.
La hora de comer y cenar es un poco más tarde que en el resto de Europa; el horario de los restaurantes es aproximadamente de 13 a 16 h al mediodía y de 20 a 23 h para cenar. No existe obligación de dar propina, pero se suele dejar un 5% si el servicio ha sido satisfactorio. Algunos precios orientativos para comer en Barcelona son: entre 1 y 1,50 € un café; un menú de mediodía puede oscilar entre los 10 y los 15 €, una cena a la carta en un restaurante a partir de 25 € y un bocadillo entre 4 y 5 €.
La entrada a España para estancias no superiores a noventa días requiere documento válido hasta tres meses después de la fecha prevista de salida y expedido dentro de los diez años anteriores. Los ciudadanos de cualquier Estado de la Unión Europea, Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein solo necesitan el Documento Nacional de Identidad o el pasaporte en vigor. Si llega a España desde cualquier país de Hispanoamérica solo necesitará el pasaporte para entrar, salvo si procede de Bolivia, Colombia, Cuba, Ecuador y Perú, que le pedirán un visado.
El euro (€) es la divisa oficial y única de España. Se divide en monedas de 1, 2, 5, 10, 20 y 50 céntimos y de 1 y 2 €; y billetes de 5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500 €.
Se puede cambiar moneda en todos los bancos y cajas de ahorros. También existen oficinas de cambio abiertas a diario en el centro de la ciudad, en el aeropuerto y estaciones de trenes. En bancos y cajas, la tasa de cambio es más favorable, pero las oficinas de cambio permanecen abiertas más horas.
Las tarjetas de crédito o de débito son útiles para pagar, efectuar reservas en hoteles o alquiler de coches y para sacar dinero en los cajeros automáticos. En la mayoría de los establecimientos, gasolineras o peajes de autopista aceptan las principales tarjetas de crédito. Los cheques de viaje, menos populares, pueden convertirse en efectivo en bancos y oficinas de cambio (es recomendable conservar una lista con sus números).
1. Barrio Gótico: El núcleo antiguo de la ciudad
2. Las Ramblas: Para tomar el pulso de la ciudad
3. Passeig de Gràcia: El paseo modernista
4. Sagrada Familia: La Biblia en piedra de Gaudí
5. Fachada marítima: Ciudad abierta al Mediterráneo
6. Montjuïc: Una montaña de naturaleza y cultura
7. Palau de la Música: El templo del arte y la música
8. Parque Güell: La ciudad jardín de Gaudí
9. Montcada: De Sta. Maria del Mar al Museu Picasso
10. Museos del Raval: El barrio multicultural
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La expansión catalana por el Mediterráneo, que culminó en el siglo XIV, facilitó la relación con los principales centros artísticos italianos y otorgó al gótico catalán una personalidad propia, quizá más austera pero también muy elegante, en el contexto de las manifestaciones de este arte en la Europa de la época.