Gonzalo de Berceo
Milagros
de Nuestra Señora
Barcelona 2022
linkgua-digital.com
Título original: Milagros de Nuestra Señora.
© 2022, Red ediciones S.L.
e-mail: info@linkgua.com
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica: 978-84-96290-87-7.
ISBN ebook: 978-84-9897-820-9.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.
Sumario
Créditos 4
Brevísima presentación 9
La vida 9
Introducción 11
I. La casulla de san Ildefonso 18
II. El sacristán fornicario 23
III. El clérigo y la flor 27
IV. El galardón de la virgen 30
V. El pobre caritativo 33
VI. El ladrón devoto 35
VII. San Pedro y el monje mal ordenado 38
VIII. El romero engañado por el enemigo malo 42
IX. El clérigo simple 48
X. Los dos hermanos 51
XI. El labrador avaro 57
XII. El prior de san Salvador y el sacristán Uberto 59
XIII. El nuevo obispo de Pavía 63
XIV. La imagen respetada por el incendio 65
XV. El novio y la virgen 67
XVI. El judezno 71
XVII. La iglesia de la Gloriosa profanada 75
XVIII. Cristo y los judíos de Toledo 81
XIX. El parto maravilloso 84
XX. El monje embriagado 89
XXI. De cómo una Abbadesa fue prennada et por su conbento fue acusada et después por la virgen librada 95
XXII. El romero naufragado 108
XXIV 131
XXV. De cómo Teófilo fizo carta con el diablo de su ánima et después fue convertido e salvo 138
Libros a la carta 165
Gonzalo de Berceo (Berceo, Logroño, 1195-d. 1264). España.
Pertenece a la tradición literaria llamada «mester de clerecía», integrada por eclesiásticos y hombres de letras. Se educó en el monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja), en el que ofició como clérigo secular, y fue más tarde diácono (c. 1120) y presbítero (c. 1237).
1 Amigos e vassallos de Dios omnipotent,
si vos me escuchássedes por vuestro consiment,
querríavos contar un buen aveniment:
terrédeslo en cabo por bueno verament.
2 Yo maestro Gonçalvo de Verceo nomnado,
yendo en romería caeçí en un prado,
verde e bien sençido, de flores bien poblado,
logar cobdiçiaduero pora omne cansado.
3 Davan olor sovejo las flores bien olientes,
refrescavan en omne las carnes e las mientes;
manavan cada canto fuentes claras corrientes,
en verano bien frías, en ivierno calientes.
4 Avién y grand abondo de buenas arboledas,
milgranos e figueras, peros e mazanedas,
e muchas otras fructas de diversas monedas,
mas non avié ningunas podridas nin azedas.
5 La verdura del prado, la olor de las flores,
las sombras de los árbores de temprados savores,
resfrescáronme todo e perdí los sudores:
podrié vevir el omne con aquellos olores.
6 Nunqua trobé en sieglo logar tan deleitoso,
nin sombra tan temprada nin olor tan sabroso;
descargué mi ropiella por yazer más viçioso,
poséme a la sombra de un árbor fermoso.
7 Yaziendo a la sombra perdí todos cuidados,
odí sonos de aves, dulces e modulados:
nunqua udieron omnes órganos más temprados,
nin que formar pudiessen sones más acordados.
8 Unas tenién la quinta, e las otras doblavan,
otras tenién el punto, errar no las dexavan:
al posar e al mover, todas se esperavan,
aves torpes nin roncas non se acostavan.
9 Non serié organista nin serié vïolero,
nin giga nin salterio nin mano de rotero,
nin estrument nin lengua nin tan claro vocero
cuyo canto valiesse con esto un dinero.
10 Peroque nos dissiemos todas estas bondades,
non contamos las diezmas, esto bien lo creades:
que avié de noblezas tantas diversidades
que no las contarien priores nin abbades.
11 El prado que vos digo avié otra bondat:
por calor nin por frío non perdié su beltat,
siempre estava verde en su entegredat,
non perdié la verdura por nulla tempestat.
12 Manamano que fui en tierra acostado,
de todo el lazerio fui luego folgado;
oblidé toda cuita e lazerio passado:
¡Qui allí se morasse serié bienventurado!
13 Los omnes e las aves, quantos acaecién,
levavan de las flores quantas levar querién,
mas mengua en el prado ninguna non façién:
por una que levavan tres e quatro nacién.
14 Semeja esti prado egual de Paraíso,
en qui Dios tan grand graçia, tan grand bendiçión miso;
él que crió tal cosa maestro fue anviso:
omne que ý morasse nunqua perdrié el viso.
15 El fructo de los árbores era dulz e sabrido,
si don Adám oviesse de tal fructo comido,
de tan mala manera non serié decibido,
ni tomarién tal danno Eva nin so marido.
16 Sennores e amigos, lo que dicho avemos
palavra es oscura, esponerla queremos:
tolgamos la corteza, al meollo entremos,
prendamos lo de dentro, lo de fuera dessemos.
17 Todos quantos vevimos, que en piedes andamos,
siquiere en presión o en lecho yagamos,
todos somos romeos que camino pasamos,
San Peidro lo diz esto, por él vos lo provamos.
18 Quanto aquí vivimos en ageno moramos;
la ficança durable suso la esperamos;
la nuestra romería estonz la acabamos,
quando a Paraíso las álmas envïamos.
19 En esta romería avemos un buen prado
en qui trova repaire tot romeo cansado:
la Virgin Glorïosa, madre del buen Criado,
del qual otro ninguno egual non fue trobado.
20 Esti prado fue siempre verde en onestat,
ca nunca ovo mácula la su virginidat,
post partum et in partu fue virgin de verdat,
illesa, incorrupta en su entegredat.
21 Las quatro fuentes claras que del prado manavan,
los quatro evangelios, esso significavan,
ca los evangelistas quatro que los dictavan,
quando los escrivién, con ella se fablavan.
22 Quanto escrivién ellos, ella lo emendava,
esso era bien firme lo que ella laudava;
parece que el riego todo d’ella manava
quando a menos d’ella nada non se guiava.
23 La sombra de los árbores, buena, dulz e sanía,
en qui ave repaire toda la romería,
sí son las oraciones que faz Santa María
que por los peccadores ruega noch e día.
24 Quantos que son en mundo, justos e peccadores,
coronados e legos, reys e emperadores,
allí corremos todos, vassallos e sennores,
todos a la su sombra imos coger las flores.
25 Los árbores que facen sombra dulz e donosa
son los santos miraclos que faz la Glorïosa,
ca son mucho más dulzes que azúcar sabrosa,
la que dan al enfermo en la cuita raviosa.
26 Las aves que organan entre essos fructales,
que han las dulzes vozes, dizen cantos leales,
estos son Agustino, Gregorio, otros tales,
quantos que escrivieron los sos fechos reales.
27 Estos avién con ella amor e atenencia,
en laudar los sos fechos metién toda femencia;
todos fablavan d’ella, cascuno su sentencia,
pero tenién por todo todos una creencia.
28 El rosennor que canta por fin maestría,
siquiere la calandria que faz grand melodía,
mucho cantó mejor el barón Isaía
e los otros prophetas, onrrada compannía.
29 Cantaron los apóstolos muedo muy natural,
confessores e mártires facién otro tal;
las vírgenes siguieron la gran Madre caudal,
cantan delante d’ella canto bien festival.
30 Por todas las eglesias, esto es cada día,
cantan laudes ant ella toda la clerecía:
todos li façen cort a la Virgo María;
estos son rossennoles de gran placentería.
31 Tornemos ennas flores que componen el prado,
que lo façen fermoso, apuesto e temprado;
las flores son los nomnes que li da el dictado
a la Virgo María, madre del buen Criado.
32 La benedicta Virgen es estrella clamada,
estrella de los mares, guïona deseada,
es de los marineros en las cuitas guardada,
ca quando éssa veden es la nave guiada.
33 Es clamada, y éslo de los cielos, reína,
tiemplo de Jesu Christo, estrella matutina,
sennora natural, pïadosa vezina,
de cuerpos e de almas salud e medicina.
34 Ella es vellocino que fue de Gedeón,
en qui vino la pluvia, una grand vissïón;
ella es dicha fonda de David el varón
con la qual confondió al gigant tan fellón.
35 Ella es dicha fuent de qui todos bevemos,
ella nos dio el cevo de qui todos comemos;
ella es dicha puerto a qui todos corremos,
e puerta por la qual entrada atendemos.
36 Ella es dicha puerta en sí bien encerrada,
pora nos es abierta pora darnos la entrada;
ella es la palomba de fiel bien esmerada,
en qui non cae ira, siempre está pagada.
37 Ella con grand derecho es clamada Sïón,
ca es nuestra talaya, nuestra defensïón:
ella es dicha trono del reï Salomón,
reï de grand justicia, sabio por mirazón.
38 Non es nomne ninguno que bien derecho venga
que en alguna guisa a ella non avenga;
non ha tal que raíz en ella no la tenga,
nin Sancho nin Domingo, nin Sancha nin Domenga.
39 Es dicha vid, es uva, almendra, malgranada,
que de granos de graçia está toda calcada,
oliva, cedro, bálssamo, palma bien ajumada,
piértega en que sovo la serpiente alzada.
40 El fust que Moïsés enna mano portava
que confondió los sabios que Faraón preciava,
el que abrió los mares e depués los cerrava,
si non a la Gloriosa ál non significava.
41 Si metiéremos mientes en ell otro bastón
que partió la contienda que fue por Aarón,
ál non significava, como diz la lectión,
si non a la Gloriosa, esto bien con razón.
42 Sennores e amigos, en vano contendemos,
entramos en grand pozo, fondo no’l trovaremos;
más serién los sus nomnes que nos d’ella leemos
que las flores del campo, del más grand que savemos.
43 Desuso lo dissiemos que eran los fructales
en qui facién las aves los cantos generales,
los sus sanctos miraclos, grandes e principales,
los quales organamos ennas fiestas caubdales.
44 Quiero dexar con tanto las aves cantadores,
las sombras e las aguas, las devantdichas flores;
quiero d’estos fructales tan plenos de dulzores
fer unos pocos viessos, amigos e sennores.
45 Quiero en estos árbores un ratiello sobir
e de los sos miraclos algunos escrivir;
la Gloriosa me guíe que lo pueda complir,
ca yo non me trevría en ello a venir.
46 Terrélo por miráculo que lo faz la Gloriosa
si guiarme quisiere a mí en esta cosa;
Madre, plena de gracia, reína poderosa,
tú me guía en ello, ca eres pïadosa.
47 En España cobdicio de luego empezar,
en Toledo la magna, un famado logar,
ca non sé de qual cabo empieze a contar
ca más son que arenas en riba de la mar.
48 En Toledo la buena, essa villa real,
que yaze sobre Tajo, essa agua cabdal,
ovo un arzobispo, coronado leal,
que fue de la Gloriosa amigo natural.
49 Diziénli Ildefonsso, dizlo la escriptura,
pastor que a su grey dava buena pastura,
omne de sancta vida que trasco grand cordura,
que nos mucho digamos, so fecho lo mestura.
50 Siempre con la Gloriosa ovo su atenencia,
nunqua varón en duenna metió mayor querencia;
en buscarli servicio metié toda femencia,
facié en ello seso e buena providencia.
51 Sin los otros servicios, muchos e muy granados,
dos yazen en escripto, éstos son más notados,
fizo d’ella un libro de dichos colorados
de su virginidat contra tres renegados.
52 Fizo’l otro servicio el leal coronado,
fízoli una fiesta en deciembre mediado.
La que cae en marzo, día muy sennalado,
quando Gabrïel vino con el rico mandado,
53 Quando Gabrïel vino con la messagería,
quando sabrosamientre disso «Ave María»,
e díssoli por nuevas que parrié a Messía
estando tan entrega como era al día.
54 Estonz cae un tiempo, esto por connocía,
non canta la eglesia canto de alegría,
non lieva so derecho tan sennalado día.
Si bien lo comediéremos, fizo grand cortesía.
55 Fizo grand providencia el amigo leal,
que puso essa festa cerca de la Natal;
asentó buena vinna cerca de buen parral,
la Madre con el Fijo, par que non á egual.
56 Tiempo de quaresma es de afflictión,
nin cantan «Aleluya» nin facen processión;
todo esto asmava el anviso varón,
ovo luego por ello onrrado gualardón.
57 Sennor sant Illefonsso, coronado leal,
fazié a la Gloriosa festa muy general;
fincaron en Toledo pocos en su ostal
que non fueron a Missa a la sied obispal.
58 El sancto arzobispo, un leal coronado,
por entrar a la Missa estava aguisado,
en su preciosa cátedra se sedié asentado;
adusso la Gloriosa un present muy onrrado.
59 Apareció’l la Madre del Rey de Magestat,
con un libro en mano de muy grand claridat:
el que él avié fecho de la virginidat;
plogo’l a Illefonsso de toda voluntat.
60 Fízoli otra gracia qual nunqua fue oída:
dioli una casulla sin aguja cosida;
obra era angélica, non de omne texida,
fablóli pocos vierbos, razón buena, complida.
61 «Amigo, —díxo’l— sepas que só de ti pagada,
ásme buscada onrra non simple, ca doblada:
fecist de mí buen libro, ásme bien alavada,
fecístme nueva festa que non era usada.
62 A la tu Missa nueva d’esta festividat,
adúgote ofrenda de grand auctoridat:
cassulla con que cantes, preciosa de verdat,
oy en el día sancto de Navidat.
63 De seer en la cátedra que tú estás posado,
al tu cuerpo sennero es esto condonado;
de vestir esta alva a ti es otorgado,
otro que la vistiere non será bien hallado.»
64 Dichas estas palabras, la Madre glorïosa
tollióseli de ojos, non vío nulla cosa;
acabó su officio la persona preciosa
de la Madre de Christo, crïada e esposa.
65 Esta festa preciosa que avemos contada
en general concilio fue luego confirmada:
es por muchas eglesias fecha e celebrada,
mientre el sieglo fuere non será oblidada.
66 Quando plogo a Christo, al celestial Sennor,
finó Sant Illefonsso, precioso confessor;
onrrólo la Gloriosa, Madre del Crïador,
dio’l gran onrra al cuerpo, a la alma muy mejor.
67 Alzaron arzobispo un calonge lozano,
era muy sovervio e de seso liviano;
quiso eguar al otro, fue en ello villano,
por bien non gelo tovo el pueblo toledano.
68 Posóse enna cátedra del su antecessor,
demandó la cassulla que’l dio el Crïador;
disso palabras locas el torpe peccador,
pesaron a la Madre de Dios Nuestro Sennor.
69 Disso unas palavras de muy grand liviandat:
«Nunqua fue Illefonsso de mayor dignidat,
tan bien so consegrado como él por verdat,
todos somos eguales enna umanidat.»
70 Si non fuesse Sïagrio tan adelante ido,
si oviesse su lengua un poco retenido,
non serié enna ira del Crïador caído,
ond dubdamos que es ¡mal peccado! perdido.
71 Mandó a los ministros la casulla traer
por entrar a la Missa, la confessión fazer,
mas non li fo sofrido ni ovo él poder,
ca lo que Dios non quiere nunqua puede seer.
72 Pero que ampla era la sancta vestidura,
issióli a Sïagrio angosta sin mesura:
prísoli la garganta como cadena dura,
fue luego enfogado por la su grand locura.
73 La Virgen glorïosa, estrella de la mar,
sabe a sus amigos gualardón bueno dar:
bien sabe a los buenos el bien gualardonar,
a los que la dessierven sábelos mal curar.
74 Amigos, a tal Madre aguardarla devemos:
si a ella sirviéremos nuestra pro buscaremos,
onrraremos los cuerpos, las almas salvaremos,
por pocco de servicio grand gualardón prendremos.