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Luis de Góngora y Argote

Poemas
Edición de Isabel y Juan Millé y Giménez

Créditos

ISBN rústica: 978-84-96290-92-1.

ISBN ebook: 978-84-9897-980-0.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 13

La vida 13

La obra 13

Poemas 15

Ciego que apuntas y atinas 15

La más bella niña 17

Diez años vivió Belerma 19

En el caudaloso río 24

Erase una vieja 26

Hermana Marica 27

Ya no más, cegüezuelo hermano 30

Andeme yo caliente 31

Que pida a un galán Minguilla 33

Da bienes Fortuna 37

Vuela, pensamiento, y diles 38

Allá darás, rayo 40

A una casería, donde habitaba una dama a quien servía 42

Al llanto y suspiros de una dama 43

Al Sol, porque salió, estando con su dama, y le fue forzado dejarla 44

Al tramontar del Sol, la ninfa mía 45

A los celos 46

De pura honestidad templo sagrado 47

En la muerte de dos señoras mozas, hermanas, naturales de Córdoba 48

Mientras por competir con tu cabello 49

Oh claro honor del líquido elemento 50

Que se nos va la Pascua, mozas 51

Raya, dorado Sol, orna y colora 53

Rey de los otros, río caudaloso 54

Suspiros tristes, lágrimas cansadas 55

Tras la bermeja Aurora el Sol dorado 56

A Juan Rufo, jurado de Córdoba 57

A unos álamos blancos 58

Amarrado al duro banco 59

Aquí entre la verde juncia 61

Cuál del Ganges marfil, o cuál de Paro 64

La desgracia del forzado 65

En la muerte de una señora que murió moza en Córdoba 67

Ilustre y hermosísima María 68

Ni en este monte, este aire, ni este río 69

Ya que con más regalo el campo mira 70

Servía en Orán al Rey 71

Manda Amor en su fatiga 73

A Juan Rufo, de su Austríada 75

A un caballero poeta, que en un soneto que hizo se fingió temeroso de tener en su amor atrevido el suceso de Ícaro 76

A un sueño 77

A una dama vestida de Leonado 78

A unos Álamos blancos 79

Con diferencia tal, con gracia tanta 80

No destrozada nave en roca dura 81

Noble desengaño 82

La dulce boca que a gustar convida 86

Aquel rayo de la guerra 87

A doña Catalina de la Cerda, dama de la reina 91

A una enfermedad de doña Catalina de la Cerda 92

Aunque a rocas de fe ligada vea 93

En dos lucientes estrellas 94

Entre los sueltos caballos 95

Sobre unas altas rocas 99

A Córdoba 101

Ensíllenme el asno rucio 102

En una enfermedad de don Antonio de Pazos, obispo de Córdoba 105

Criábase el albanés 106

A don Luis de Vargas 108

A la Tela de Justar de Madrid 109

Del marqués de Santa Cruz 110

Duélete de esa puente, Manzanares 111

Grandes, más que elefantes y que abadas 112

Por niñear, un picarillo tierno 113

Pensó rendir la mozuela 114

De la armada que fue a Inglaterra 118

En una aldea de corte 121

La villana de las borlas 124

De San Lorenzo el real del Escorial 127

Famosos son en las armas 128

Ah, mis señores poetas 131

A don Cristóbal de Mora 135

Muerto me lloró el Tormes en su orilla 136

Un buhonero ha empleado 137

A una casa de campo donde estaba una dama a quien celebraba 140

De un caminante enfermo que se enamoró donde fue hospedado 141

A una sangría de un pie 142

Ya de mi dulce instrumento 143

Cosas, Celalba mía, he visto extrañas 147

Cuantas al Duero le he negado ausente 148

A don Pedro Venegas, a cuya casa iaba a jugar algunos días 149

A la Arcadia, de Lope de Vega Carpio 151

Al montesanto de Granada 152

Burlándose de un caballero prevenido para unas fiestas 153

Al nacimiento de Cristo, Nuestro Señor 154

De unos papeles que una dama le había escrito, restituyéndoselos 155

Las tablas del bajel despedazadas 156

Los dineros del Sacristán 157

Dineros son calidad 159

¿Qué lleva el señor Esgueva? 161

Cura que en la vecindad 163

A las damas de la corte pidiéndoles favor para los galanes andaluces 165

A una dama que conoció niña y después vio mujer muy hermosa 166

En el sepulcro de la duquesa de Lerma 167

De los señores reyes don Felipe III y doña Margarita, en una montería 168

De una quinta del conde de Salinas, Ribera de Duero 169

De unas fiestas en Valladolid 170

Para lo mismo 171

En los pinares de Júcar 172

Jura Pisuerga a fe de caballero 175

Llegué a Valladolid; registré luego 176

Oh qué malquisto con Esgueva quedo 177

¿Vos sois Valladolid? 178

Una moza de Alcobendas 179

Al puerto de Guadarrama, pasando por él los condes de Lemus 180

De don Rodrigo Sarmiento, conde de Salinas 181

De puños de hierro ayer 182

A las fiestas del nacimiento del príncipe don Felipe Domínico VÍctor, y a los obsequios hechos al embajador de Inglaterra (se le atribuye) 183

A la embarcación en que se entendió pasaran a nueva España los marqueses de Ayamonte 184

Al marqués de Ayamonte, partiendo de su casa para Madrid 185

Al marqués de Ayamonte que, pasando por Córdoba, le mostró un retrato de la marquesa 186

A doña Brianda de la Cerda 187

De la marquesa de Ayamonte y su hijas, en Lepe 188

A su hijo del marqués de Ayamonte, que excuse la montería 189

Al marqués de Ayamonte 190

Al marqués de Ayamonte, determinado a no ir a México 191

Convoca los poetas de Andalucía a que celebren al marqués de Ayamonte 192

De las pinturas y relicarios de una galería del cardenal don Fernando Niño de Guevara 193

A la marquesa de Ayamonte, dándole unas piedras bezares que a él le había dado un enfermo 194

A cierta dama que se dejaba vencer del interés antes que del gusto 195

A don Sancho Dávila, obispo de Jaén 196

A un fraile Franciscano, en agradecimiento de una caja de jalea 197

A un tiempo dejaba el Sol 198

Cuatro o seis desnudos hombros 202

Las flores del romero 204

Los montes que el pie se lavan 205

A Francisco de Quevedo 207

Al conde de Lemus, yéndole a visitar a Monforte 208

Al duque de Feria, de la señora doña Catalina de Acuña 209

De chinches y de mulas voy comido 210

De la jornada de Larache 211

De un caballero que llamó soneto a un romance 212

De una quinta que hizo el obispo don Antonio Venegas en burlada, lugar de su dignidad 213

En el cristal de tu divina mano 214

Los blancos lilios que de ciento en ciento 215

Señora doña puente segoviana 216

Son de Tolú, o son de Puertorrico 217

A la rigurosa acción con que san Ignacio redujo un pecador 218

Al padre Juan de Pineda, de la Compañía de Jesús, por haber antepuesto un soneto al que el poeta hizo en la beatificación de san Ignacio 219

De Madrid 220

En la muerte de Enrique IV, rey de Francia 221

A lo poco que hay que fiar de los favores de los cortesanos 222

En la partida del conde de Lemus y del duque de Feria a Nápoles y a Francia 223

En la muerte de doña Guiomar de Sa, mujer de Juan Fernández de Espinosa 224

Del túmulo que hizo Córdoba en las honras de la señora reina doña Margarita 225

En la misma ocasión 226

Al padre Francisco de Castro, de su Libro retórica 227

Al túmulo de Écija, en las honras de la señora reina doña Margarita 228

De la toma de Larache 229

Del túmulo que hizo Córdoba en las honras de la señora reina doña Margarita 230

Para la cuarta parte de la pontificial del doctor Babia 231

A don fray Pedro González de Mendoza y Silva, electo arzobispo de Granada muy mozo 232

De la toma de Larache 233

A don Antonio Venegas, obispo de Pamplona 234

Al poeta Pedro Soto de Rojas 235

Volviéndose a Francia el duque de Humena 236

Para un retrato de don Juan de Acuña, presidente de Castilla, hijo del conde de Buendía 237

Oh, bien haya Jaén, que en lienzo prieto 238

A la memoria de la muerte y del infierno 239

De la toma de Larache 240

A don Antonio de las Infantas, en la muerte de una señora con quien estaba concertado de casar en Segura de la Sierra 243

Fábula de Polifemo y Galatea 244

Dedicatoria al duque de Béjar 259

Soledades. Soledad primera 261

Soledades. Soledad segunda 295

A don Pedro de Cárdenas, en un encierro de toros 325

A la bajada de muchos caballeros de Madrid a socorrer la fuerza de la Mamora, cercada de moros 326

A la purísima concepción de nuestra señora 327

Inscripción para el sepulcro de Domínico Greco 328

Llegué, señora tía, a la Mamora 329

Para el principio de la historia del señor rey don Felipe II, de Luis de Cabrera 330

Para lo mismo 331

A don Diego Páez de Castillejo y Valenzuela, veinticuatro de Córdoba 332

A don fray Diego de Mardones, obispo de Córdoba, dedicándole el maestro Risco un libro de música 333

A Juan de Villegas, alcalde mayor de Luque, por don Egas Venegas, señor de aquella villa 334

Alegoría de la primera de sus Soledades 335

A un caballero de Córdoba que estaba en Granada 336

De los que censuraron su Polifemo 337

En la muerte de tres hijas del duque de Feria 338

A don Luis de Ulloa, que enamorado se ausentó de toro 339

De la capilla de Nuestra Señora del Sagrario, de la santa iglesia de Toledo, entierro del cardenal Sandoval 340

Al conde de Lemus, viniendo de ser virrey de Nápoles 341

Al conde de Villamediana, de su Faetón 342

A fray Esteban Izquierdo, fraile Francisco, en agradecimiento de una bota de agua de azahar y unas pasas 343

A Júpiter 344

A Nuestra Señora de Atocha, por la salud del rey don Felipe III 345

En la jornada de Portugal 346

En la misma ocasión 347

De don Francisco de Padilla, castellano de Milán 348

A un pintor flamenco, haciendo el retrato de donde se copió el que va al principio de este libro 349

Al doctor Narbona, pidéndole unos Albarcoques que había ofrecido enviarle desde Toledo 350

Al padre maestro Hortensio, de una audiencia del padre maestro fray Luis de AlIaga, confesor del rey don Felipe III 351

De los mismos 352

En la muerte de un caballero mozo 353

De una dama que, quitándose una sortija, se picó con un alfiler 354

Del rey y reina nuestros señores en el Pardo, antes de reinar 355

En la fuerza de Almería 356

Al condede Villamediana, celebrando el gusto que tuvo en diamantes, pinturas y caballos 359

Al mismo 360

Al nacimiento de Cristo Nuestro Señor 361

Al tronco Filis de un laurel sagrado 363

En la muerte de una dama portuguesa en Santarén 364

De un jabalí que mató en el Pardo el rey Nuestro Señor 365

Tardándose el conde de Villaflor en volver a don Luis unos dineros que le había prestado en el juego 366

En el túmulo de las honras del señor rey don Felipe III 367

En la enfermedad de que murió el señor rey don Felipe III 368

En la muerte de don Rodrigo Calderón 369

De las muertes de don Rodrigo Calderón, del conde de Villamediana y conde de Lemus 370

Del conde de Villamediana, prevenido para ir a Nápoles con el duque de Alba 371

Acredita la esperanza con historias sagradas 372

Al excelentísimo señor el conde duque 373

Al marqués de Velada, herido de un toro que mató luego a cuchilladas 374

Dilatándose una pensión que pretendía 375

De la ambición humana 376

De la brevedad engañosa de La vida 377

De la esperanza 378

Determinado a dejar sus pretensiones y volverse a Córdoba 379

Infiere, de los achaques de la vejez, cercano el fin a que, católico, se alienta 380

Oro no rayó así flamante grana 381

De la jornada que su majestad hizo a Andalucía 382

Del casamiento que pretendió el príncipe de Gales con la serenísima infanta María, y de su venida 383

Casado el otro se halla 384

Coda 385

Ansares de Menga 387

El sastre 389

Mamóla 390

Frescos airecillos 393

Oh qué bien que baila Gil 397

Lloraba la niña 398

Luto poético 400

No vayas, Gil, al Sotillo 401

Libros a la carta 405

Brevísima presentación

La vida

Góngora y Argote, Luis de (Córdoba, 1561-1627). España.

Hijo de Francisco de Argote, quien fue juez en Madrid y más tarde fue castigado por la Inquisición, adoptó el apellido de su madre.

Perteneció a una familia ilustre de origen judío y se dice que estudió con los jesuitas, aunque fue en la biblioteca paterna donde conoció a los autores clásicos y renacentistas.

Entre 1576 y 1580 frecuentó las aulas en Salamanca. Parece que su pasión por el juego y las mujeres le impidió terminar sus estudios. Recibió las órdenes mayores cuando su tío Francisco le cedió su cargo, pero no le atrajo la vida religiosa. Prefirió relacionarse con cómicos y toreros y disfrutar de la vida.

Tras visitar varias ciudades españolas vivió en Madrid (1617) y fue nombrado capellán de Felipe III gracias a la intercesión del duque de Lerma. A la muerte de éste buscó sin éxito el apoyo del conde-duque de Olivares. Su situación económica era muy precaria debido a su adicción al juego; en 1625 tuvo que desalojar su casa, que pasó a manos de Quevedo. Murió en Córdoba acosado por sus acreedores.

La obra

Góngora no publicó su obra en vida, aunque lo intentó en 1623. Sus versos se conocieron dispersos en manuscritos o impresos en hojas sueltas. Solo aparecieron en un libro el año en que murió, en una edición que preparó Juan López de Vicuña con el título de Obras en verso del Homero español (1627). Después Gonzalo de Hoces hizo otra edición de Todas las obras de don Luis de Góngora en varios poemas (1633).

La enemistad personal entre Góngora y Quevedo ha extendido la idea de que el conceptismo y el culteranismo eran dos tendencias opuestas. Góngora es la figura más conocida del culteranismo. En sus orígenes se trataba de un término peyorativo que aludía a obras de estilo artificioso y llenas de alusiones a la tradición clásica.

El Libro de erudición poética (1611), de Luis Carrillo y Sotomayor es el texto que mejor describe los principios del culteranismo. Según Carrillo, los lectores cultos y minuciosos deberían interpretar, con extrema paciencia, las referencias y metáforas del texto en una y otra lectura. Cabe añadir que no se trataba de «oscurecer» la literatura, sino que se suponía que ésta era «oscura» debido a su profundidad.