Radamés Molina
El libro de las parodias
Naranjas o libros
Barcelona 2022
linkgua-digital.com
Título original: El libro de las parodias.
© 2022, Red ediciones S.L.
e-mail: info@linkgua.com
Diseño cubierta: Michel Mallard
ISBN rústica: 978-84-9816-543-2.
ISBN ebook: 978-84-9953-106-9.
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Sumario
Créditos 4
Dedicatoria 9
El personaje 13
El espía 15
El picapedrero 17
Paisaje después de los sucesos 19
La historia 21
Otro cuento chino... 23
El silencio 25
Un breve diálogo 27
El sarcófago 29
Soneto 31
El genio y el autista 33
Retrato de Claudia 35
El aprendiz de mago 37
Los apologistas 39
La metáfora 41
El árbol de la historia 43
La trama 45
Página cuarenta y cinco 47
Los dos laberintos 49
El advenimiento de la virgen 51
El inicio 53
Algunas afirmaciones 55
Hamlet 57
El lector de matrices 59
Siempre barrocos 61
El cambista y su mujer 65
La máquina 67
El viaje 69
El suceso 71
El muro 73
a Sonia
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El primer día el maestro les empezó a hablar a mis hijos de matemáticas no les gustó la lección porque él les hablaba de que «una naranja más una naranja es igual a dos naranjas» y ellos querían algo más serio que «simples naranjas». Más adelante, se alegraron porque en la lección siguiente el maestro dijo: «Dos libros más dos libros es igual a cuatro libros». Ellos comentaron: «¡Ahora sí resulta interesante; habla de libros!».
La historia es el mero resultado de un consenso. El personaje aparece en una biblioteca y encuentra de repente una mancha de sangre entre los anaqueles atestados de libros. Se cree imprescindible incluir un detective.
El personaje fija su atención en el título más próximo: «Hombre y universo» y la historia toma un cariz metafísico.
Unos instantes después se ve una mujer, el hombre toma el libro, la sigue entre los pasillos, la alcanza y pretende besarla. El beso daría a la historia un destino amoroso. Sin embargo, ése es un recurso manido y la escena más bien parece insinuar que el hombre tiene un deseo erótico frustrado.
No se sabe en realidad si el hombre tiene algún desvío erótico o una patología.
En un segundo se derrumba un estante, se descubre un voyeur o quizás el detective que investiga el origen de la mancha de sangre.
El personaje y la mujer ignoraban su presencia, el narrador es omnisciente y da a los miembros de su historia una visión fragmentaria en su juego.
Hume es enviado como diplomático desde Inglaterra para que espíe a los franceses. En breve tiempo es considerado un simpatizante de Francia. Con sus informes salva a los suyos de las ofensivas francesas que él mismo alienta y organiza; y entre los franceses nadie sospecha que un ferviente defensor y cronista de la Revolución pueda ser un espía. Los informes son enviados con puntualidad hasta que Hume recibe la orden de regresar a Londres. De vuelta los suyos le preguntan cómo hizo para llevar las cosas a ese extremo. Hume responde que le resultaba imposible delimitar en qué medida era un espía y en qué medida un agitador revolucionario.
Los franceses envían un grupo de hombres con el propósito de rescatar a Hume; irrumpen en su mansión inglesa, no hay sobrevivientes entre sus guardaespaldas y criados; Hume, el gran defensor de las ideas revolucionarias, es conducido otra vez a París en medio del clamor popular de los franceses.1
1 Otra versión: