PRIMERA EDICIÓN EN REY LEAR,
ENERO de 2011
(Títulos originales: Winter Dreams, 1922; Dice,
Brassknuckles & Guitar, 1923 y The
Sensible Thing, 1924)
Edita: REY LEAR, S.L.
www.reylear.es
© Traducción: Susana Carral
Martínez, 2011
Derechos exclusivos de esta edición
en lengua española
© REY LEAR, S.L.
Alberto Alcocer, 46 -3º B
28016 Madrid
Ilustración de cubierta, detalle de
Vacation (1907), de J. C. Leyendecker
ISBN: 978-84-92403-96-7
Diseño y edición técnica:
Jesús Egido
Corrección de pruebas: Pepa Rebollo
Producción: REY LEAR
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LIBRO SIN LIBRO, 2011
www.librosinlibro.es
PRESENTACIÓN
DURANTE LOS AÑOS PREVIOS a la publicación de
El gran Gatsby (1925), Francis Scott Fitzgerald
(1896-1940) escribió algunos relatos donde ensayaba la relación
entre un hombre hecho a sí mismo y una mujer rica y caprichosa, tan
guapa como tonta, y preferentemente rubia.
Algunos de los personajes creados
para estas historias fueron aprovechados en la novela, otros se
descartaron pero sirvieron para construir la peculiar atmósfera del
entorno de Gatsby.
Tres de las mejores son Sueños
de invierno (1922), Dados, puño americano y
guitarra (1923) y Lo más sensato (1924),
recopiladas junto a otras seis más en el libro All the
Sad Young Men (1926).
Sueños de invierno
apareció por primera vez en el número de diciembre de
Metropolitan Magazine, una de las muchas revistas que
literalmente alimentaban a Scott Fitzgerald entre novela y novela,
práctica muy habitual entre los escritores norteamericanos de la
primera década del siglo XX.
Está ideado a modo de novela corta
y es una historia de amor agridulce, como la vida de Zelda y
Francis Scott Fitzgerald, aunque Judy Jones, la protagonista,
carece de los problemas psíquicos de Zelda; simplemente es
frívola.
Dados, puño americano y
guitarra es un cuento de hadas; de hadas sureñas, eso sí, con
esclavo negro y música de jazz. Fue el primero que su autor publicó
en las revistas del poderoso William Randolph Hearst —el
Ciudadano Kane de Orson Welles—. Salió en el número de
mayo de 1923 de Hearst’s International y su protagonista
femenina, Amanthis, es rubia pero lista y sensible, como las
mujeres raras de Carson McCullers.
Humorístico y poderoso, en
ocasiones también bordea lo fantástico con detalles como el del
misterioso automóvil que al tomar cada curva se va partiendo por la
mitad, de arriba a abajo. El desprecio de Scott Fitzgerald por su
narrativa corta, que siempre tachó de alimenticia, no se conjuga
con la enorme calidad de esta historia que recoge lo mejor de Mark
Twain y se anticipa a los grandes narradores del Sur, como Tennesse
Williams o la mencionada McCullers. El amor es aquí tan sutil como
la lluvia de verano.
Subdividido en cuatro partes,
Lo más sensato apareció el 15 de julio de 1924 en la
revista Liberty, que pagó a Scott Fitzgerald 1.750 dólares
de la época, lo que suponía un precio bastante alto aunque todavía
lejos de los 4.000 dólares que llegaría a cobrar en 1929 por cada
una de sus entregas al Saturday Evening
Post.
Lo más sensato es la
narración más sencilla de este volumen y refleja cómo el éxito
permite recuperar el amor, algo similar a lo que le ocurrió al
propio Scott Fitzgerald entre 1919 y 1920, período en el que él
logró reconquistar a Zelda a consecuencia de sus primeros éxitos
editoriales.
Hay un regusto amargo en el colofón
que lo hace muy Gatsby: «En el mundo hay toda clase de amores, pero
nunca el mismo amor se repite dos veces».
EL EDITOR