A lo largo de la vida de una persona, a veces tienen lugar acontecimientos que desvían a esta de la rutina habitual de la sociedad en la que vive. El Universo posibilita que ese ser humano encuentre otra Vida, que, de hecho, ya existe a nuestro alrededor y aún en el interior de uno mismo. Así, el Destino se sirve de un viaje inesperado hacia un lugar desconocido. Aceptando andar el camino propuesto, esa persona siente que ha regresado a casa y que aún hay otro hogar, más allá de la realidad conocida. Toda la vida transcurrida hasta ese instante cambia y da un salto hacia la multidimensionalidad. Reencuentro en la Montaña relata y describe ese camino recorrido por alguien que, en realidad, podrías ser tú mismo o tú misma.
Reencuentro en la Montaña
© 2013, Francesc Boguñà Chesa
© 2013, Ushuaia Ediciones, S.C.P.
Carretera de Igualada 71, 2º - 8ª
43420 Santa Coloma de Queralt
info@ushuaiaediciones.es
ISBN edición papel: 978-84-15523-56-7
ISBN edición ebook: 978-84-15523-57-4
Primera edición: junio de 2013
Diseño y maquetación: Dondesea, servicios editoriales
Ilustración de cubierta: Francesc Boguñà Chesa
Todos los derechos reservados.
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Ayer fue el Tiempo de los Maestros Ascendidos.
Hoy es el Momento de los Maestros Descendidos.
A. R.
Assumpta, Mercedes, Graciela, Pilar. Gracias desde el corazón por haber compartido hermosos períodos de Vida…
A Enrique, Antonio, Jordi, Pascual, Silvia, María, Santi, Pedro, Koukha, Herminia, Charly, Montse, Rut, Anna, Pepi, Katherine… Os agradezco vuestra presencia en mi vida a lo largo de los años, significando una ayuda para evolucionar y disfrutar en este mundo…
A todos aquellos y aquellas a través de quienes he hallado obstáculos a lo largo de mi camino para aprenderlos a saltar y así conocerme mejor…
Os agradezco que me hayáis acogido por un tiempo en vuestro territorio, Barcelona, Sant Cugat, Cerdanyola, Madrid, Viladrau, El Masnou…
Os doy las gracias, Gregor, Susana, Pilar, Ana, Andreas, Walking Eagle, don Antón, don Juan, Elisabeth, Karen, Pamela, por haber sido impulsores consciente o inconscientemente, y de un modo directo o indirecto, para que tomara la decisión de escribir este libro sobre un lugar sagrado para mí…
Juan, Asunción, Bolín, Abuelita, María Nuria, Francisco…, os agradezco que a través de vosotros yo naciera en este mundo para estar presente en estos momentos tan especiales… Joaquim y Margarita, os doy las gracias por compartir la misma Familia y desarrollarnos como hermanos.
Gracias a tus creaciones, Ser Humano, por haberme permitido disfrutar de Pirindolo, Jefi, Mew, Leo, Pipo, Pinino, Pini, Carlota y Melisa, Gkar…
Madre Tierra. A ti, muy especialmente, ¡gracias! Gracias por permitirme encarnar en tu Cuerpo. Gracias por acogerme en cualquier situación que yo esté. Por mostrarme tu belleza desde lo diminuto hasta lo más imponente de tu creación. Gracias por hablarme a través de tus hijos e hijas, hermanas y hermanos del mundo mineral, vegetal y animal, especialmente a través de Peti, Mariposa, Colibrí, Lemuriano, Cedro y El Pi y Mar.
Gracias por haberme traído a Piulín, Trufi, Lo, Palomita y Piluso, y por poder compartir la compañía de Curra, Margarito, Ñoño, Tito, Kati y Koti, Patufet, Peri, Platano y Titi. De Electra, Marco Polo, Calimero, Negrito y Negrita, La Niña y la de Nico.
Padre Cielo, gracias por las maravillas que contienes. Gracias por estar ahí, Sirio y Orión. Y sobre todo, por cuidarme y hablarme.
Gracias, Hermano, Maestro Jeshua, por haberme guiado, inspirado hacia la Consciencia del Ser y acompañarme durante tanto tiempo. Gracias, Adamus Saint-Germain por recoger el testigo.
Gracias, gentes de Telos, por recibirme de nuevo. Gracias, Familia, por permitirme volver.
Gracias, Todo Lo Que Es, por crearme.
Y a ti, Monte Shasta, porque siempre vivo «un antes y un después» en cada visita que tengo el privilegio de hacerte… ¡GRACIAS!
Mount Shasta es un camino de iniciación y de aventura. Su cima es para muchos físicamente inaccesible, pero conectar con su energía es fácil de realizar de muchas maneras. La lectura de este libro es una de ellas. Todo sendero que se inicie para llegar a él será intenso, revelador y muy bello. Al emprender esta aventura las energías sutiles de su interior derramarán sobre ti mil y una bendiciones.
Descubrir la impronta de Mount Shasta a través de estas páginas es dejarse llevar por los senderos de la Montaña Sagrada. Las experiencias generadas por y en la Montaña abren un canal para que el lector profundice en su conocimiento personal y en el conocimiento del Monte. Una magnífica oportunidad de SENTIR a través de todo el relato.
Mount Shasta es un primer chakra terrestre generador de la energía vital del planeta, lugar donde sale a la luz quién realmente somos y que permite realizarnos en profundidad como nosotros mismos, dejando atrás las mascaras que normalmente nos ponemos. Podríamos definir Mount Shasta como la capacidad de generar en esta existencia, la puerta del umbral, un maestro de transformación, traer a la realidad, materializar en esta dimensión, contacto con otras dimensiones…, siendo las palabras insuficientes para abarcar su total significado.
La conexión con el Monte genera un giro en nuestra vida. Su llamada es singular y su transformación es completa. Aun cuando no quieras o ni siquiera vayas allá, sentir su energía en un cuento, relato, conversación o fotografía hará que te transportes y te eleves, produciendo que aquello ansiado o buscado lo encuentres en tu camino.
Como algunos nativos americanos, pienso que acceder a la Montaña requiere preparación, no solamente física (si no estás acostumbrado a realizar caminatas), sino espiritual. No todos los llamados superan sus pruebas, ni todos los que inician su ascensión son dignos de ella. Esta Montaña, totalmente femenina, acoge pero también discrimina. Contiene la fuerza de un volcán y, como tal, remueve tus pasiones más internas para que las saques al exterior y vibres con ellas. Su objetivo es que no dejes de lado lo más importante en la vida: la Felicidad.
La conexión de Mount Shasta con otras dimensiones es factible en cuanto somos conscientes de que todas viven en el aquí y en el ahora; como en la música, acceder a otra dimensión es cambiar de escala musical, donde puedes entrar en una escala superior o en una inferior a la que te encuentras tocando. El cómo se hace no es importante, pues a través de este libro comprobamos que el traspaso de dimensión es posible con el simple hecho de dejarnos llevar.
Conocí a Francesc en su primer viaje al Monte Shasta. Durante el viaje sentí que la vibración de Francesc era la de la tierra que en ese momento estábamos pisando. En él confluyen una conexión profunda con la cultura nativo americana y la seriedad de una persona que, con los pies en la tierra, llega a tocar el cielo.
Vivenciar este viaje a través de sus ojos, poder descubrir sus experiencias, sentir el Monte Shasta a través de su lectura, me ha hecho volver allá, o al revés, me ha hecho sentir que era Shasta quien venía a mí, trabajando conmigo. Durante la lectura de este libro sentí Shasta y toda su energía en cada página, en cada letra, y esto conseguía que me sintiera libre, fuerte, feliz…, como en cada ocasión que he estado en el Monte.
En aquellos días del 2007 no me había podido imaginar con qué profundidad vivía Francesc cada instante del viaje, ni podía entrever las aventuras que disfrutaba en sus momentos de «silencio». Al leer sus experiencias, comprendo mucho más el viaje, y valoro de una manera distinta los momentos compartidos.
Su calidad y su calidez como ser humano fueron lo que me llamó la atención durante el viaje de él como persona. «¿Y tú cómo te encuentras?» fue una pregunta que me realizó en aquellos días; y esta, de entre todas las que me hicieron los compañeros de viaje, fue la que más me sorprendió. Como en la búsqueda alquímica del Grial, el buscador se olvida de sí mismo, de sus egos, de sus miedos, de su búsqueda personal y se preocupa por la otra persona más allá que de sí mismo. Sentí sus palabras tan sinceras que casi sin responder a la pregunta le dije: «GRACIAS».
Ahora, me sorprende aún más su actitud, pues sabiendo de primera mano la intensa experiencia que él estaba viviendo es mucho más reveladora su capacidad de querer saber del otro desde el corazón.
Cuando buscamos algo en nuestro camino aparecen muchos maestros. Descorrer los velos de la realidad es a veces difícil, pero el encuentro verdaderamente mágico es aquel instante donde tu corazón es tocado con la sensibilidad; entonces una pequeña situación cambia tu forma de ver el mundo entero. En la Montaña Sagrada te das cuenta de que no hay más maestro que tú mismo, que eres tú el que se conecta o se desconecta con lo sagrado del universo. Las ayudas de esta dimensión o de la otra son apoyos que nos ofrecen para empezar a andar libres y sin ataduras. Mount Shasta otorga a cada uno el acompañamiento que necesita, la fuerza que realmente le hace falta y la seguridad de un paso firme en nuestra vida, al haber sentido rozar el cielo con los dedos.
En la lectura de este libro disfrutarás del conocimiento de las tierras del norte de California, así como de la experiencia del contacto con lo sagrado. La mezcla de ambas cosas es importante, pues la falta de alguna de ellas podría hacerte sentir desequilibrado.
Francesc hace de guía en tu caminar, acompañando tus pasos a través de su experiencia, te abre las puertas del mundo que vive allá y que está en todas partes al mismo tiempo. Descubrir o ampliar conocimientos sobre el Monte Shasta es iniciar de nuevo el camino de ascensión a la Montaña, oler las flores a tu alrededor, sentir las piedras bajo tus pies, caminar en la belleza y entrar en otra dimensión.
¡Que disfrutes de la aventura!
Susana Ortega
Propietaria de Viajes Sagrados.
«Los viajes que te llevan adonde tu Espíritu te llama».
Me emociona que estas páginas escritas sean motivo de tu atención.
Este es mi primer libro y, quizá por ello, ha acabado por tener bastante de descripción biográfica.
Reencuentro en la Montaña narra aventuras vividas, en primera persona, durante los viajes realizados a una zona del norte de California. Allí he tenido experiencias extraordinarias, por lo de fuera de lo habitual, que han marcado un antes y un después en mi vida. Pero como hubo una causa originaria para que visitara Mount Shasta en su momento, he sentido necesario incluir esos pasos previos. Así pues, lo dicho: todo lo descrito en las siguientes páginas tiene bastante de biográfico. Incluso el apartado de agradecimientos se ha convertido en un acto catártico que incluye un repaso a las personas y otros seres que han impactado en mi vida, de un modo u otro, hasta el día de hoy. Aunque siempre habrá quedado alguien en el olvido… inevitablemente.
De cualquier manera, al empezar escribir, las ideas de cómo estructurar el contenido de este libro se desparramaron como tinta sobre papel. Me llevó su tiempo decidir qué debía formar parte de esta obra y de qué debía prescindir. Este fue un bonito ejercicio, sin duda.
Debido a que el enclave donde se desarrolla fundamentalmente esta obra —el área del Monte Shasta— no es, en general, muy conocido por el gran público, he dedicado los capítulos iniciales a dar a conocer su situación geográfica y a explicar qué es la Montaña en sí misma geológicamente hablando, de dónde proviene su nombre, qué culturas originarias habitaron sus alrededores y qué historias del otro lado del velo están vinculadas con la Montaña. He decidido, también, incluir una historia bélica, la única guerra india que tuvo lugar en el área de Mount Shasta durante la campaña invasora de los pioneros blancos, a través del ejército de la Unión, porque, al margen de ser una crónica más de la desgraciada historia vivida por los indígenas a manos de los invasores, describe las actitudes auténticas, las grandezas y miserias del nativo americano, alejando, de este modo, la ingenua idea que algunos hemos tenido, y me incluyo deliberadamente, de idealizar a los habitantes de los primeros pueblos de Norteamérica.
Para conseguir que el proyecto de esta obra tuviera el final deseado, es decir, que fuera realmente escrito, necesitaba un impulso definitivo. Y este apoyo llegó en noviembre del pasado año durante mi viaje a Egipto, organizado por Crimson Circle, el ente oficial de Geoffrey Hoppe, el canalizador de Tobias, Kuthumi y Adamus Saint-Germain. La idea tomó cuerpo tras la conversación que sostuve con mi amigo suizo Gregor, mientras compartíamos ambos la fila de las butacas del autocar que nos llevaba a disfrutar de la visita del día, los templos de Abydos y Dendera. ¡Gracias por esa dosis definitiva de ánimo que necesitaba, amigo Gregor!
Haber conseguido escribir este mi primer libro —quién sabe si habrá alguno más— me llena de profunda satisfacción. Siento haber cumplido con una parte de mí mismo.
Las experiencias más allá de la realidad ordinaria relatadas aquí son solo las de un ser humano. Otras vivencias, como las tuyas, amigo lector, amiga lectora, puede que sean diferentes, pero de similar o mayor importancia para el desarrollo espiritual de cada cual. Quizá el sentido último sea similar, el de reconocernos a nosotros mismos como seres de mayor calado esencial que aquel personaje que se refleja en el espejo cada mañana.
Por otro lado, bien podría hacerme eco de lo que Enrique Barrios advertía al inicio de sus libros de Ami, «el niño de las estrellas», aquello de que este libro es para los que aceptan seguir siendo niños y niñas de corazón. En esta historia real, como la vida misma, lo único que se ha cambiado son los nombres de las personas que aparecen en ella, para preservar su intimidad…, salvo una excepción, voluntariamente decidida…
Con esperanza e ilusión finalizo este apartado afirmando que si alguna experiencia, escena o detalle de lo descrito aquí sirviera de apertura, apoyo o confirmación del camino que estuviera siguiendo quien pueda leer esta obra, eso sería cumplir con algo que me llena profundamente: ser útil.
Ojalá la disfrutéis…
En casa, en el último día del Especial Año de 2012
El Monte Shasta es un joven estratovolcán, geológicamente hablando. Un estratovolcán se va formando a medida que las capas o estratos de lava solidificada y otros materiales expulsados al exterior en erupciones sucedidas durante miles de años se acumulan en sus laderas, al enfriarse durante el trayecto, sin alcanzar distancias lejanas. Estos volcanes de forma cónica llegan a tener alturas superiores a los 2.500 metros. En concreto, la figura de Mount Shasta se eleva por encima de los 4.300 metros de altitud sobre el nivel del mar. La Montaña experimentó diversos cambios a lo largo de su vida hasta presentar el aspecto que podemos disfrutar hoy. Los geólogos sitúan el nacimiento de la formación de la Montaña hace más de 200.000 años, causado por erupciones volcánicas repetitivas cuyo episodio remoto se habría iniciado cien mil años antes, aunque han detectado en la zona actividad eruptiva con 600.000 años de antigüedad, que habría preparado el lecho geológico en el flanco oeste del área actual de Mount Shasta. Hace menos de 10.000 años que Shasta culminó su trabajo estructural e inició la formación del punto más alto en su cima, el cono Hotlum. En un nivel inmediatamente inferior se asentó el cono Misery Hill. Orientada hacia el sur, encontramos la cresta del cono Sargents Ridge. Y en dirección noroeste, más claramente destacado como una formación a parte del complejo principal, Shastina, cono que supera los 3.700 metros de altitud sobre el nivel del mar.
Tanto el cono Hotlum como el cono Shastina aparecieron en la última etapa de la evolución física externa del estratovolcán, pero el Hotlum siguió su formación hasta hace algo más de doscientos años debido a la última erupción registrada. Durante las etapas finales de la creación del cono Shastina, y debido a los procesos volcánicos que tuvieron lugar allí, se erigiría un cono a unos 12 kilómetros de distancia que hoy es conocido con el nombre de Black Butte. Este espectacular cono de dos cimas en forma de cúpula se habría erigido en algo más de una semana producto del proceso continuado de emisión del mismo reservorio magmático. La cima más joven de Black Butte es la más alta, y todos los que transitan la Interestatal 5 la pueden admirar a poca distancia de la autopista, entre Mount Shasta City y la población de Weed. La actividad sísmica sigue hoy día con el registro de varios movimientos de baja intensidad durante el año. La presencia geotermal también se evidencia por medio de fumarolas y manantiales de agua hirviendo en la cima.
El Monte Shasta se localiza al norte del estado de California, cerca del límite con el estado de Oregón, en la costa oeste de los Estados Unidos de Norteamérica, y forma parte de la High Cascade Range, cerca de su extremo sur. Su silueta es visible desde decenas de kilómetros de distancia.
La población más cercana al Monte es Mount Shasta City. Normalmente se accede a la ciudad desde la Interestatal 5, autopista que cruza el estado de California, desde la frontera con México, hasta adentrarse en el estado de Oregón… o viceversa. Viniendo desde el sur se cruza la población de Dunsmuir. Siguiendo hacia el norte se pasa al lado de la ciudad de Weed. Al sur del territorio de influencia de Mount Shasta se encuentra otra población significativa, McCloud, en la carretera 89. Shasta está inscrita en el condado Siskiyou.
Observando la Montaña desde su cima se aprecian siete glaciares de puro blanco reluciente al sol, de los cuales cinco son los principales por sus dimensiones. Sus cuerpos están formados por hielos perpetuos, a los que a medida que uno va ascendiendo por la falda del Monte se les descubren tonalidades azuladas.
El clima en el área es alpino. En altitudes inferiores a los hielos el terreno se asemeja al paisaje lunar; suelo árido, repleto de rocas que emergen a la luz del sol y barrancos llenos de miles de sedimentos de colores ceniza, tabaco, ocre rojo, siena, sombra. El agua que desciende desde los glaciares durante el deshielo da vida cuando las condiciones del terreno lo permiten y la altitud es inferior. La vegetación hace acto de presencia en forma de árboles rectos y altos, de copa larga y estrecha. Bosques de pinos y abetos, matorrales diversos, multicolores flores silvestres y líquenes iridiscentes cubren las faldas de la Montaña. El agua directamente alcanza los alrededores de Shasta, dando origen el río Sacramento, diversos lagos, bosques de menor altitud repletos de otros pinos como el gigante ponderosa, cedros, matorrales como el manzanita, de tallo bicolor, y aún otros territorios donde la evidencia volcánica predomina, especialmente en el norte y noreste, donde abundan los mágicos enebros.
Mount Shasta tiene una vinculación estrecha con los pueblos indígenas que desde épocas remotas vivieron o aún viven en sus inmediaciones, y también con los pueblos que viajaban desde sus territorios para visitar la Montaña. Cabe nombrar a los wintu, shasta, modoc, ajumawi, kupa, karuk… Tradiciones y costumbres de estos pueblos relacionadas con el poder influyente de la Montaña serán detalladas más adelante.
También hay una destacada vinculación de esta Montaña con las energías sutiles, con el relato de continentes desaparecidos, con mundos intraterrenos, y con Maestros Ascendidos.
Se relaciona a Mount Shasta con el lugar de destino de una pequeña parte de la población del planeta que hace unos 12.000 años sufrió un cataclismo global, que entre otros efectos provocó la desaparición de continentes que para muchos hoy son míticos: Lemuria y Atlántida. Lemuria, Mu, ocupaba una porción notable de lo que hoy es el océano Pacífico. Las islas Hawái y Pascua habrían formado parte de Mu, y sus límites habrían tocado las costas de Japón, en su extremo occidental, y la costa oeste de EE. UU., en su extremo oriental. Se supone que, cerca de Shasta, la vecina formación montañosa de Castle Crags, de una antigüedad calculada en unos 200 millones de años, habría formado parte del continente perdido. La Atlántida habría ocupado parte del océano Atlántico.
De lo acontecido en Lemuria nos llega la información en la obra escrita de Aurelia Louise Jones. Su libro titulado Telos. Revelaciones de la Nueva Lemuria recoge información transmitida por diversos Seres del otro lado del velo y por habitantes de la ciudad intraterrena bajo la Montaña de Shasta, entre ellos el Maestro Adama. En este trabajo se relata la historia del continente de Lemuria y del origen y destino de su sociedad hasta la creación de Telos:
La era lemuriana tuvo lugar aproximadamente entre 4,5 millones de años a. C. hasta hace 12.000 años. Hasta el hundimiento de Lemuria y, más tarde, de Atlántida, hubo siete grandes continentes en este planeta. Las tierras pertenecientes al continente gigante de Lemuria incluían Hawái, islas de Pascua, islas Fiji, Australia y Nueva Zelanda. También tierras en el océano Indico y Madagascar. La costa este de Lemuria también se extendía hasta California y parte de Columbia Británica en Canadá. Hace 25.000 años, la Atlántida y Lemuria, las dos civilizaciones superiores de la época, estaban batallando entre sí por temas ideológicos. Tenían dos ideas muy diferentes sobre cómo debían ser dirigidas las otras civilizaciones. Los lemurianos creían que las otras culturas menos evolucionadas debían ser dejadas solas para que continuaran su evolución a su propio paso, de acuerdo con su comprensión. Los Atlantes creían que todas las culturas menos desarrolladas debían ser puestas bajo su gobierno y controladas por las dos civilizaciones más evolucionadas.
Esto causó una serie de guerras termo-nucleares entre Atlántida y Lemuria… Cuando las guerras terminaron, no hubo ganadores. […] La gente, a través de los sacerdotes, fue entonces informada de que en menos de 15.000 años sus continentes se hundirían completamente. En aquellos días, como las personas vivían generalmente un promedio de 20.000 a 30.000 años, comprendieron que muchos de los que habían causado el desastre experimentarían la destrucción. […] Los lemurianos pidieron permiso a las instancias superiores para construir una ciudad bajo el Monte Shasta, para así preservar su cultura y sus registros. Los hiperbóreos, habitantes de Shamballa la Menor, que dejaron de habitar la superficie del planeta hace 100.000 años, eran la civilización responsable del Sistema de Agartha, consistente en 120 ciudades subterráneas de Luz. Para que fuera garantizado el permiso de la construcción de la nueva ciudad y pudiera volverse parte del Sistema subterráneo de Agartha, los lemurianos tenían que demostrar a […] la Confederación Galáctica de Planetas que habían aprendido sus lecciones, tanto sobre la guerra y la agresión como sobre la paz, para poder ser aceptados nuevamente como miembros de la Confederación. […] Los lemurianos construyeron su ciudad, a la que llamaron Telos, que significa «comunicación, unidad y comprensión con el Espíritu». También Telos se denominó a toda el área hoy conocida como California, la mayor parte del sudoeste de los Estados Unidos de Norteamérica y la costa oeste hasta parte de la Columbia Británica canadiense. Cuando Telos fue construida, se suponía que contendría un máximo de 200.000 personas. Cuando ocurrió el cataclismo, solo 25.000 lemurianos pudieron llegar a tiempo a la montaña y lograron salvarse. […] El continente fue destruido, lo que ocurrió un poco antes de lo previsto, y por esto tanta gente no logró entrar en la montaña a tiempo… Ya habían sido trasladados desde Lemuria los registros hasta la ciudad de Telos y los templos habían sido construidos. Se sabe que la amada madre patria se hundió durante una noche. El continente se hundió tan tranquilamente que la mayor parte de la gente no se apercibió de lo que ocurría. No hubo una situación climática inusual aquella noche. De acuerdo a una transmisión dada por el Señor Himalaya en 1959 a través de Geraldine Innocenti, la llama gemela de El Morya, él explicó que una gran parte de aquellos sacerdotes que habían permanecido fieles a la Luz y a su sagrado llamado, como capitanes de un buque que se hunde, siguieron en sus puestos, sin temor hasta el final, ellos cantaron y oraron hasta que se hundieron bajo las olas…
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Ya a finales del siglo XIX hubo quien se interesó por Lemuria o Mu. El inglés James Churchward (1851-1936) fue un multifacético personaje que inició su camino profesional como soldado británico destinado en India. Allí tuvo la oportunidad de hacer amistad con un sacerdote hindú. Ese rishi le mostró una serie de tablas esculpidas en diversos materiales que estaban custodiadas en las cámaras subterráneas de un templo. Pudieron analizarlas y traducirlas. Churchward accedió a la información sobre una civilización anterior a todas las conocidas, Mu, y a partir de esos momentos dedicaría su vida a la investigación científica para encontrar las diversas pruebas que constataran documentalmente sus hallazgos. Mu habría sido, según Churchward, la cuna de culturas posteriores como India, Babilonia, Persia, Egipto y Yucatán. Escribió varios libros al respecto, siendo el primero El continente perdido de Mu, editado por Churchward mismo en 1926.
Y saltando en el tiempo a informaciones más cercanas a nosotros, un descubrimiento más reciente son las Estructuras de Yonaguni, un conjunto de formaciones, hoy bajo las aguas, descubiertas casualmente en la isla japonesa de Yonaguni, alrededor de 1985, por el submarinista Kihachiro Aratake. Se trata de un megalito que habría estado en la superficie durante las eras glaciares y que contiene formas que parecen haber sido talladas por el hombre.
Se ha especulado mucho sobre lo que los japoneses denominan como «monumento». Para diversos geólogos e historiadores, las estructuras podrían tener un origen natural, mientras que otros sostienen que estas estructuras muestran un trabajo artificial y humano, al menos parcialmente. De entre estos últimos los hay que identifican estos restos con la civilización lemuriana, o Mu.