Este libro está dedicado a todos los hombres y mujeres que nos han precedido y que dieron su vida por la visión de Cristo. También a la nueva generación que se entregará para vivir por esta maravillosa misión del reino de Dios, de Ganar nuestra generación y Discipular a las naciones.
Prólogo
La revelación histórica de la misión de Dios nos ha sido comunicada de diferentes maneras, en cada época, a personas de oficio y posición social o intelectual distintas. El anhela que conozcamos su voluntad para lograr sus planes y propósitos. No siempre la respuesta del hombre ha estado alineada con Su voluntad revelada. Algunos han entendido mal lo que Dios ha pedido que hagan y han terminado haciendo una tarea distinta, tergiversaron sus instrucciones y fracasaron por el mal entendimiento. La travesía en el desierto se torno en un viaje rutinario y circular que no le permitió a muchos entrar a la tierra prometida, un viaje que debería durar 11 días duro 40 años! (Dt. 1:2)
La desobediencia ha sido otra característica de una conducta rebelde.
Jonás ejemplifica bien este comportamiento; habiendo sido enviado a Nínive se fue al lugar opuesto huyendo de la misión divina. Sin embargo hay quienes recibieron la revelación y le creyeron a Dios. A pesar de todas las angustias y obstáculos, vivieron en fidelidad y alinearon sus vidas en obediencia a lo revelado y lograron llevar adelante los propósitos eternos.
La Biblia les llama hombres de fe, creyeron en esperanza contra esperanza, se hicieron fuertes en batallas, conquistaron reinos, hombre santos, vidas que oraban, que vivían en armonía con la voluntad de Dios y alineados con la verdad revelada.
Tal es el tema de este libro que creo, será de mucha utilidad, un aporte a la misión evangelizadora de la iglesia; nos desafía a hacer del ultimo mandamiento de Jesús nuestra primera prioridad.
El apóstol Rodolfo Rojas nos indica en cada alineamiento, los peligros y artimañas que nos quieren desviar del propósito de Dios, nos señala como evitar los errores para no quedar atrapados en la esterilidad y terminar en fracaso.
Nos muestra herramientas que serán de mucha bendición en la misión evangelizadora y de discipulado de la iglesia.
Finalmente, quiero agregar que este libro transmite la vivencia de lo que el ministerio del apóstol Rodolfo Rojas esta realizando en la obra que Dios le ha permitido fundar en Estocolmo-Suecia. IMC es una iglesia con una generación de jóvenes apasionados por conquistar las naciones de la tierra.
Es un ministerio comprometido con la plantación de nuevas iglesias. Dios esta honrando el trabajo y la vida del apóstol Rojas y se percibe el favor de Dios sobre su vida.
Es mi deseo que Dios transmita por medio de este libro su clamoroso llamado a ser un instrumento alineado con su verdad revelada, a fin de que nadie se pierda sino que vengan al conocimiento de su Hijo Jesucristo.
Ap. Gilmer Roman
Saint – Junien, Francia
Introducción
¿Por qué son necesarios los Alineamientos?
Calibrándonos con el sentir de Dios.
“Pero la persona que se une al Señor es un solo espíritu con él.” 1 Corintios 6:17 NTV
Alinearse implica ubicarse en línea recta y paralelamente con algo o alguien. Cuando hablamos de una visión, nos referimos a alinearnos con alguien en acuerdo y sentir mutuo para obtener un resultado esperado.
El Diccionario de la lengua española describe la palabra alineación de la siguiente forma: “Línea de fachada que sirve de límite a la construcción de edificios al borde de la vía pública.” En otras palabras, un alineamiento nos ayuda a establecer los límites necesarios, y un límite tiene como fin delimitar, pero para proteger a alguien de algún peligro.
La segunda definición es: “Acción y efecto de formar o reunir ordenadamente un cuerpo de tropas.” Esto es exactamente lo que provee un alineamiento: orden y organización. La tercera explicación de alineación es “Disposición de los jugadores de un equipo deportivo según el puesto y función asignados a cada uno para determinado partido.” Aquí las palabras importantes son puesto y función. Los alineamientos hacen exactamente esto, posicionarnos y darnos funcionalidad.
Entonces, ¿cómo aplicar estas definiciones a tu vida y ministerio? Estos 21 alineamientos te ayudarán justamente a esto; te ayudarán fundamentalmente a descargar el sentir de Dios a tu corazón, y a ordenar tu vida conforme a su plan y tiempo, para así poder sincronizarte con Él y vivir tus días en su perfecta voluntad, haciendo realidad sus sueños y deseos, que es ganar tu generación y discipular naciones.
“En el Cielo dicen Aleluya, porque en la Tierra han dicho Amén.”
- San Agustín
Alineamientos divinos versus distracciones enemigas
¿Por qué tantos creyentes no sienten la urgencia de ganar y discipular? Es muy sencillo; ellos están desalineados, distraídos y desconectados del sentir y de los intereses del cielo. Lo opuesto a estar alineado, sería estar extraviado, desenfocado y desconcentrado de aquello que para el Padre es una prioridad. Si no existe un alineamiento o si no tenemos nuestro corazón correctamente sincronizado con la misión de Dios, puede que de forma lenta y paulatina comencemos a dejar de cumplir el llamado que Él nos ha dado.
Es necesario entender que el enemigo opera en la vida de una persona en tres fases. La primera fase es cegar el entendimiento de dicha persona para que no llegue al conocimiento de Cristo. Una vez que la persona ya conoce a Cristo, entra en una segunda fase de oposición, que es un ataque contra el nuevo creyente para que el llamado y el propósito de Dios no le sean revelados. Desde que al creyente se le revela el llamado de Dios inicia la tercera fase. La tercera fase consiste en una ola de ataques donde el trabajo del enemigo radicará en distraer y desenfocar constantemente al creyente para que desempeñe diversas actividades que lo alejan del llamado para el que Dios les creó.
“…porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.”
Mateo 6:21
Un alineamiento es fundamental a la hora de ser eficaz y tener éxito. Cada vez que alguien no esté alineado correctamente con Dios y su propósito, habrá distracción en la visión y frustración en el trabajo que se realiza. Los alineamientos proféticos de este libro tienen el objetivo de reenfocarlo en lo que es verdaderamente importante y activar aquello que puede estar dormido en su vida y ministerio. Todos estos alineamientos tienen como propósito el descubrir, confrontar y vencer a tus secuestradores emocionales y a tus saboteadores ministeriales que te han capturado para que no cumplas con la misión y el trabajo de las almas. Los alineamientos que leerás en este libro son como un equipo de fuerzas especiales, que vienen no sólo a rescatarte una vez más al amor por Dios, pero también a la pasión por el propósito de ver tu generación salva y tu nación siendo discipulada.
Los siguientes alineamientos que leerás en este libro son principios y verdades proféticas de Dios que romperán lo que te ha estado distrayendo. Además activarán lo que ha estado fuera de función en tu vida y ministerio. La idea es que cada uno de estos alineamientos que veremos se hagan luz y revelación a tu vida, y que vuelvan a encender la pasión por la visión de Dios y la compasión por las almas. Este libro desatará en tu espíritu un deseo ferviente por ganar y discipular. Además también cambiará tu mentalidad, tu corazón y te volverá a tu verdadero llamado.
Lo que necesitamos que nos sea revelado aquí es que Dios no nos salvó para que siguiéramos viviendo para nosotros mismos, sino que Él nos redimió para Él y para que nos consagráramos a Su propósito. La vida cristiana jamás se ha tratado de tener un Dios que viva solamente para nosotros, sino que somos salvos únicamente para hacer realidad lo que para Él es lo más importante, y para que estemos dispuestos incluso a morir por aquello por lo que Él también murió en la cruz: las almas.
Ganar almas nunca fue un método y jamás ha sido idea de Dios que sea una simple actividad más dentro de una iglesia local. Muchas personas pueden testificar cómo han evangelizado por muchos años sin ver el fruto ministerial que deseaban. Pusieron en práctica muchas estrategias y métodos evangelísticos, sin embargo nada de esto les dio el resultado esperado. ¿Por qué? Porque si nuestro corazón no está realmente conectado con el de Dios al punto de amar y sentir lo que Él verdaderamente siente por la gente no veremos respuestas a nuestras oraciones de ver gente salva. La urgencia imperativa de nuestro corazón en este momento es que lo que late en el corazón de Dios comience también a palpitar dentro de nosotros.
GPS- Generación Profética Sincronizada
Una iglesia perdida del propósito de Dios no puede salvar a los perdidos en el mundo. La iglesia es la primera en ser ganada de vuelta para enviarla a ganar su generación perdida. Aquí radica uno de mis más grandes dolores cuando veo el Cuerpo de Cristo extraviado de los objetivos de Dios, por estar enfocados en actividades que no siempre son las más importantes en el reino. Hoy la iglesia, para no extraviarse, va a necesitar un nuevo GPS: una Generación Profética Sincronizada; creyentes que entienden lo que Dios quiere porque están sincronizados con la visión y el sentir de Dios.
“Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, las mentes de ustedes sean desviadas…”
2 Corintios 11:3 NBLH
Mientras lees este libro te darás cuenta que su escencia y naturaleza es profética. Este libro viene a activar, recuperar y a corregir el corazón de los santos para volverlos a la visión y al propósito original de Dios. Los ministerios proféticos no sólo son ministerios con unciones que anuncian eventos futuros, sino que también son ministerios que protegen la visión de la iglesia para que no se descarrile de la vía y del objetivo de Dios. También el ministerio profético es una gracia que va en busca de “iglesias perdidas” con el fin de recuperar y recobrar los objetivos principales del reino de Dios. Sí, iglesias perdidas del propósito, iglesias y ministerios distraídos y desenfocados de lo que realmente importa. Estos líderes proféticos forman parte de la GPS de Dios para que la iglesia no se salga del camino y llegue a su destino. Una iglesia o ministerio puede tener una visión muy buena y hermosa, pero si no hay una buena dirección y guía, se puede perder en el camino.
Pocos son los conductores hoy en el mundo sin acceso a un GPS. El significado de estas siglas en inglés es Global Position System, lo que en castellano significa Sistema de Posicionamiento Global. Dicho de forma sencilla, es un sistema de navegación global que se conecta con los diferentes satélites en el espacio que rodean la tierra. El GPS de un automóvil conectado con un satélite en el espacio le permite al conductor ver dónde está y también le expone los caminos que debe tomar para llegar a su destino. El GPS cambió nuestra forma de movilizarnos en las diferentes ciudades del mundo, y nos ayudó a resolver el problema de extraviarnos cuando emprendemos un destino predeterminado.
Localización, Dirección y Destino
Las brújulas también son un buen ejemplo para entender el valor de un alineamiento. Creo que hay mucha gente que nunca ha tenido la necesidad de usar una brújula. En lo personal, la brújula no es algo de lo que depende mi vida a diario, pero puede volverse el instrumento de tu vida si te encuentras perdido en un lugar del cual no puedes o no sabes salir. Mucha gente que se ha perdido en los bosques, se ha salvado gracias a este pequeño instrumento.
La brújula indica de una forma específica en qué dirección queda el norte. Una persona que no tiene buen sentido de localización, no sabrá responder hacia dónde está el norte, y si tiene que adivinar cuando le pasen una brújula se sorprenderá al saber que el norte no está en la dirección donde la persona pensaba.
Este libro que está hoy en tus manos es una brújula cuya intención es volverte al plan original de Dios. Los alineamientos que estudiarás son las agujas de Dios que determinarán si tu corazón sigue el rumbo correcto y si está calibrado con el perfecto sentir de Dios en lo que respecta la visión de Dios por las almas. Por ejemplo, descubrirás que aunque uno profese ser cristiano, puedas muchas veces estar desalineado del sentir de Dios.
Muchos creyentes, aunque van a la iglesia el domingo, no tienen un compromiso de hacer pública su fe en su oficio, escuela o lugar de trabajo. ¿Por qué motivo? A pesar de asistir a la iglesia, sus corazones están desconectados del sentir de Dios. Su enfoque no son las prioridades del reino, sino sus propias vidas. Un cristianismo que se olvidó del mundo al que fue enviado y ha hecho anónima su fe, lo único que producirá, será un mundo con menos luz y una iglesia sin poder de impacto o influencia social. Esto es lo que Jesús quiso decir cuando dijo que uno nunca esconde una luz, y cuando la sal pierde su sabor ya no sirve más para nada, sino para ser echada fuera y para ser pisada por los hombres.
El propósito y los efectos de los alineamientos
Vivir alineado implica estar totalmente de acuerdo con alguien a tal punto que esta unión produzca efectos sorprendentes y fuera de lo común.
Los alineamientos nos ayudan a mantenernos haciendo aquello que para Dios es lo más importante:
“Esto es lo que dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: el pueblo alega: Todavía no ha llegado el momento para reconstruir la casa del Señor. Entonces el Señor envió el siguiente mensaje por medio del profeta Hageo: ¿Por qué viven ustedes en casas lujosas mientras mi casa permanece en ruinas?” Hageo 1:2-4 NTV
Vivir alineados con Dios y su propósito mantiene Su presencia moviéndose en medio y a favor de su pueblo:
“Elías se paró frente a ellos y dijo: ¿Hasta cuándo seguirán indecisos, titubeando entre dos opiniones? Si el Señor es Dios, ¡síganlo! Pero si Baal es el verdadero Dios, ¡entonces síganlo a él! Sin embargo, la gente se mantenía en absoluto silencio.” 1 Reyes 18:21 NTV
Cuando dos personas se alinean con el sentir y la voluntad de Dios, el cielo comienza a trabajar a su favor:
“Esto les digo: Si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo se lo dará. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” Mateo 18:19 DHH
Cuando dos personas se asocian en un mismo propósito los resultados se multiplican sobrenaturalmente:
“¿Cómo es que uno sólo hizo huir a mil? ¿Y cómo es que dos pusieron en fuga a diez mil? ¡Tan sólo porque el Señor, su protector, decidió entregarlos al enemigo!” Deuteronomio 32:30 DHH
Dios siempre bendice y prospera cuando alguien se alinea para hacer las cosas en el tiempo correcto de Dios.
“De la tribu de Isacar, gente experta en conocer los tiempos para saber lo que Israel debía hacer...” 1 Crónicas 12:32 DHH
Ejemplos y consecuencias de gente que dejó de alinearse con Dios y su visión
Sansón: Fue un juez de Israel que Dios levantó para juzgar a los filisteos, pero se distrajo de su llamado enamorándose de una mujer filistea, y esto lo llevó a perder la presencia de Dios y aun su propia vida. Jueces 16:1-31
Elí: Fue un juez y sacerdote en Israel que dejó de honrar y servir a Dios con todo su corazón y terminó siendo excluido del ministerio. Su ministerio desviado y apático llevó a Dios a tomar una decisión de destituir incluso a su descendencia del sacerdocio.
1 Samuel 2:27-36
Los discípulos del Señor: Por no estar alineados con el sentir profético de Cristo y el tiempo de Dios, estaban perdiendo la cosecha de almas. Juan 4:35
Elías: Uno de los profetas que más fue usado en milagros, terminó dejando la misión que Dios le había dado, huyendo y escondiéndose por causa de la amenaza de Jezabel.
1 Reyes 19:13-18
David: Las Escrituras destacan el corazón perfecto del rey David para con Dios, (aunque se equivocó en muchas oportunidades saliéndose de los planes divinos) ya que cuando erraba se arrepentía delante de Jehová, confesaba su pecado y se volvía a su Dios de todo corazón. Salmo 51:1-19
Cosas que nos distraen y desalinean de Dios y su visión
•Tener un corazón con motivaciones e intenciones equivocadas.
“Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón.” 2 Crónicas 25:2
•El amor a las cosas temporales de este mundo más que a las cosas eternas de Dios: “No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece porque cuando aman al mundo, no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo sólo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre.”
1 Juan 2:15-17 NTV
•Asociaciones, amistades y conversaciones erróneas que no ayudan al propósito de Dios: “No se dejen engañar: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.”
1 Corintios 15:33 NBLH
•Tener una vida más dominada por los sentimientos que por la Palabra de Dios: “Las semillas sobre la tierra rocosa representan a los que oyen el mensaje y de inmediato lo reciben con alegría; pero como no tienen raíces profundas, no duran mucho. En cuanto tienen problemas o son perseguidos por creer la palabra de Dios, caen.” Marcos 4:16-17 NTV
•El afán y la preocupación por esta vida más que por el reino: “Así que no se preocupen diciendo: "¿Qué comeremos?" o "¿Qué beberemos?" o "¿Con qué nos vestiremos?" Porque los paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.” Mateo 6:31-33 NVI
•La vida religiosa y legalista que lleva al creyente a enfocarse más en los ritos, tradiciones y dogmas, que en las almas: “Un sacerdote pasó por allí de casualidad, pero cuando vio al hombre en el suelo, cruzó al otro lado del camino y siguió de largo. Un ayudante del templo pasó y lo vio allí tirado, pero también siguió de largo por el otro lado. Entonces pasó un samaritano despreciado y, cuando vio al hombre, sintió compasión por él.”
Lucas 10:31-33 NTV
•El temor al compromiso que lleva a perder la vida propia de uno por causa del evangelio. “Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio, la salvará. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida?”
Marcos 8:34-36 NVI
Espero que este libro te ayude y sea un instrumento en tus manos; que traiga a tu vida respuestas y soluciones ministeriales especialmente en lo que respecta al ganar y discipular. Deseo que Dios alumbre tu mente para ver y entender mejor su plan original de salvación y discipulado, y que tu vida sea usada para marcar y transformar nuestra generación. Creo que este libro ha llegado a tus manos porque ha sido la voluntad de Dios alinearte con su visión y plan y porque también un tiempo de gloria y cosecha sobrenatural se avecina a tu iglesia y ministerio. Todo lo que has vivido hasta ahora ha sido parte de una preparación para lo que Dios abrirá sobre tu vida y ministerio en estos próximos días. No le creas a lo negativo que pueda haber acontecido en tu pasado, ni tampoco a todas las circunstancias adversas del presente, y aun si hoy estás viviendo un tiempo de gloria, disfrútalo, pero lo que Dios trae por delante es aún mayor.
“Nuestro éxito en Ganar y Discipular se fundamenta en la Autoridad, Poder y Triunfo absoluto de Cristo”
“Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por lo tanto, vayan…” Mateo 20:18-19 NTV
Realidad presente versus la Verdad eterna
Si vamos a ganar y discipular almas con éxito en nuestro tiempo y en nuestras naciones vamos a tener que adoptar un concepto correcto en lo que concierne a la guerra espiritual y el triunfo total de Cristo. Hay dos perspectivas básicas para interpretar la guerra espiritual. Primeramente, tenemos la visión “fatalista-realista”, que es una forma de ver la iglesia como una víctima del sistema y del reino de las tinieblas, es decir, una iglesia sin impacto e influencia, donde el cristianismo solamente tiene que resistir y soportar el avance diario del reino de Satanás. El más grave error en este tipo de perspectiva radica en ver a la iglesia en base a todo lo malo que pasa actualmente en el mundo. Muchos de los creyentes que sostienen esta ideología dicen tener una visión “realista” de la iglesia y de la sociedad en la que vivimos. Un verso de la Biblia que en la que se apoyan es el de 1 Juan 5:19 “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.”
“Toda autoridad” en los originales se traduce ¡TODA AUTORIDAD!
Después observamos una segunda perspectiva, que es una óptica “triunfante-verdadera”. Tienes que entender que la realidad es cómo tú interpretas algo basado en tus propias experiencias y conocimientos personales, que muchas veces no es una verdad, sino una mentira. Y entonces, ¿qué es la verdad? Lo que Dios ha dicho en su Palabra, esa debe ser la verdad gobernante en nuestras vidas. En Mateo 28:18, encontramos una verdad que es absoluta, cuando Jesús declara: “Toda autoridad me es dada en los cielos y en la tierra”, la palabra toda implica que es “total, completo, absoluto y universal”. Luego tenemos la palabra autoridad que en griego es Exousia y significa dominio. Los reyes de la época usaban este término cuando colonizaban un nuevo territorio. La palabra también habla de jurisdicción, esto involucra un derecho legal de gobernar y decidir soberanamente. Otros significados son fuerza y poder que nos hablan de su poderío, señorío y supremacía que Él ahora puede manifestar en los cielos, pero también en la tierra, donde se necesita llevar acabo su visión y misión. Es aquí donde descubrimos que Cristo no ganó en parte, o empató contra las tinieblas, sino que su triunfo fue total y definitivo.
”Ahora Cristo está muy por encima de todo, sean gobernantes o autoridades o poderes o dominios o cualquier otra cosa, no sólo en este mundo sino también en el mundo que vendrá. Dios ha puesto todo bajo la autoridad de Cristo, a quien hizo cabeza de todas las cosas para beneficio de la iglesia.” Efesios 1:21-22 NTV
Cuando Jesús, después de su resurrección, le comunica a sus discípulos la visión de ir a discipular las naciones y de enseñar lo que Él les había impartido por más de tres años. No lo hace en una conferencia o en un evento masivo cristiano donde han venido participantes de todo el mundo a oír a un orador. Más bien Jesús moviliza a once hombres (que están aún atemorizados por todo lo que les ha tocado vivir durante la última semana) poniendo sobre sus hombros la responsabilidad del evangelismo mundial. Cualquier consejero o psicólogo organizacional, le pediría a Jesús que considere bien lo que va a hacer, porque quizá no es muy buena la idea de encargar a estos hombres (que todavía no tienen muy clara la visión y que pareciera que aún no se han recompuesto psicológicamente de tantos golpes emocionales) que vieron a su maestro ser torturado, a uno del equipo quitándose la vida, a otro que parecía ser pilar en el equipo negando a su Señor cuando este más lo necesitó, y los demás dudando si realmente lo que vivieron con Jesús fue genuino. Aquí descansa y se basa el poder, la autoridad y la supremacía del evangelio. El evangelio no está fundamentado en lo humano, sino en lo divino y eterno; no en lo que nosotros podamos hacer algún día por él, sino en lo que él hizo por nosotros.
La Gran Comisión anuncia el triunfo total de Cristo y de su gobierno y autoridad en los cielos y en la tierra. El apóstol Pablo bajo la revelación del Espíritu nos relata en Colosenses 2:15-16 lo que acontecía en el mundo espiritual mientras Cristo nos redimía en la cruz, “y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.” Por lo tanto, debemos entender que el enemigo que enfrentamos y que nos causa tanto mal ya fue derrotado, despojado y avergonzado. Nuestra guerra no es para vencer, porque ya somos vencedores por medio de la muerte y resurrección de Cristo, sin embargo, esto no significa que no tengamos una lucha que librar, más bien el desafío de la iglesia es gobernar y establecer ese triunfo ganado para nosotros en la cruz en nuestra sociedad, comunidad y nación. Hoy en día muchas iglesias no tienen el avivamiento o el impacto que se desea y esa es su realidad, pero la verdad es que Cristo reina, gobierna y tiene toda la autoridad en los cielos y en la tierra. Una iglesia local o un grupo de creyentes que no tenga avivamiento, o no estén manifestando el gobierno de Dios no significa que Cristo o su reino esté en derrota. La victoria y el triunfo de Cristo nunca dependerán de lo que la iglesia crea bajo ciertas circunstancias. Cristo venció totalmente y punto. No obstante, alguien podría preguntarse, si Cristo ganó totalmente, ¿por qué entonces dice el pasaje que “todo el mundo está bajo el maligno”?
“Su autoridad en la tierra nos reta a ir a todas las naciones, Su autoridad en el cielo nos da la única esperanza de victoria”
-John Stott
¿Cómo operar en medio del sistema presente?
“De tal manera amó Dios al mundo...” versus “No améis al mundo...”, entendiendo la implicación de los términos.
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33
Para entender el término mundo dentro del Nuevo Testamento hay que entender las tres diferentes palabras griegas que se traducen en las Escrituras como mundo.
La primera palabra es Kosmos. Esta palabra está relacionada con la creación y la tierra. La segunda palabra es Aion que significa siglo, sistema, una edad o un periodo de tiempo con sus propias características espirituales y morales. Finalmente, la tercera palabra es Oikoumene y está relacionada con los términos tierra, habitantes y población. El término en el que nos tenemos que enfocar y con el que nos toca tratar es con Aion. Es en ese Aion donde el enemigo es el “dios de este siglo” (2 Corintios 4:4). La tierra y la humanidad no son el mundo del que habla las Escrituras, sino que se refieren al sistema que ha sido programado intencionalmente para cautivar la mente y la imaginación de las personas. Este sistema es una red de mentiras, engaños y apariencias que logra atrapar a la gente. Este siglo o sistema presente al que el apóstol Pablo nos ordena no moldearnos o “no conformarnos” (Romanos 12:2), es toda una “corriente” de ideologías y modas donde se diseña y dicta lo que es correcto y permitido, todo esto con el fin de arrastrar a la gente enredándola en argumentos, falsedades y paradigmas mentales para que no le resplandezca la luz del evangelio (Diccionario expositivo de palabras del nuevo Testamento W. E. Vine).
Nuestra misión en el mundo en donde estamos, pero al que no pertenecemos, es entrar con las armas del reino de la luz y sacar a la gente de la mentira y oscuridad, y arrebatarla al reino de la verdad y la luz a través de la predicación y el discipulado. ¿De qué manera trabaja este enemigo herido, derrotado y despojado en el mundo, y cómo opera contra la iglesia? Él trabaja cegando y poniendo vendas mentirosas que lleven a la gente a reaccionar en contra del ganador de almas y oponiéndose a Dios cuando el evangelio le es predicado. Su función principal con la iglesia es distraerla de la intención original, e incentivarla a organizar “buenas” actividades, pero que por nada cumplan con la misión de resplandecer y ser luz.
El enemigo incluso hasta respaldará actividades de las iglesias, mientras estas no tengan nada que ver con la misión de ganar y discipular.
Enviados a un sistema de oscuridad
Muchos cristianos tienen un patrón de pensamiento erróneo en cuanto al triunfo de Cristo. Creen que el triunfo de Cristo nos asegura ganar sin problemas, ni oposición. Es ahí cuando muchos se comienzan a dar cuenta que no siempre es fácil establecer el reino de Dios en una vida, familia o comunidad, y empiezan a sentir el desánimo. En el peor de los casos llegan a dudar del triunfo de Cristo en la cruz. Nunca cambies la teología eterna y la Palabra de Dios porque algo en tu vida no esté funcionando.
¿Por qué somos enviados a ganar y discipular por Cristo a un mundo que aborrece el evangelio, si es un llamado que implica tanto peligro y riesgo? ¿Por qué Cristo nos confía una tarea que podemos reprobar? ¿Cómo se atreve a correr el riesgo de confiarnos una de las misiones más importantes? Porque Él sabe que triunfó, sabe que derrotó toda fuerza maligna, Él sabe que tiene las llaves en su mano y sabe que por haber despojado todo el reino del mal, no hay nada que las tinieblas puedan hacer y que puedan arruinar lo que Él obtuvo por nosotros en la cruz. Es por esta razón que nos envía confiadamente a conquistar. Y así como hemos recibido una mission, también nos han sido otorgados todos los recursos, herramientas y armas para cumplir con dicha tarea.
“Miren, les he dado autoridad sobre todos los poderes del enemigo; pueden caminar entre serpientes y escorpiones y aplastarlos. Nada les hará daño.” Lucas 10:19 NTV
Cuando entendemos que Cristo nos envía en la autoridad que él tiene y en el poder que él adquirió, nos cambia toda la óptica y la perspectiva. Ya no vamos con miedo, no vamos a la deriva, no vamos inseguros, sino que nos sentimos enviados por un Dios Soberano y Señor que gobierna sobre todo y que jamás puede ser tomado por sorpresa. Dios es como un autor que escribió el último capítulo primero y luego regreso al pasado para ir estableciendo todo de acuerdo a su propósito original. Cuando se nos revela que el Invencible nos envía, entonces sabemos que ganar y discipular el mundo ya deja de ser una “misión imposible” y nos transformamos en agentes del reino con una misión llamada, “fracaso imposible”.
La organización de las tinieblas dentro del sistema
Aunque el enemigo y su reino han sido derrotados, su fuerza radica en la estructura y organización que ha logrado establecer. De acuerdo a Efesios 6:12 estamos librando una guerra espiritual en una dimensión espiritual en los aires. Aun a Satanás se le conoce como el “príncipe de la potestad del aire” y es en esa dimensión donde se organizan, planifican y se estructuran los planes que luego tú ves manifestados en leyes, reglas, mentalidades, educación, etc., aquí en la tierra.
Las tinieblas operarán bajo una jerarquía muy estricta: “Principados, potestades, gobernadores y huestes de maldad” (Efesios 6:10). De acuerdo a su rango y clasificación los espíritus de maldad tienen como misión afectar con engaño a diferentes niveles. Hay espíritus que operan a nivel “continental”, estableciendo y gestando tendencias, modas e inclinaciones morales de una sociedad. Estos son espíritus que desde siempre han sido los arquitectos de las filosofías, creencias y culturas a través de todas las edades, de las diferentes razas y de las civilizaciones que han existido. Por otra parte a las “potestades” y los “gobernadores” se les asigna naciones y ciudades específicas, donde deben establecer estratégicamente y de una forma sutil los engaños. Finalmente, las “huestes espirituales de maldad” son espíritus que operan como ejércitos atacando vidas y hogares específicamente, manteniéndolos sujetos y ciegos a la verdad. Estas huestes son como los obreros de una construcción, que tienen como deber construir el plano de los arquitectos. Por esta razón, si penetramos en las dimensiones superiores por el poder del Espíritu Santo, podemos también neutralizar totalmente al enemigo hacia abajo. Recordemos que son organizados, pero ya han sido derrotados.
Lo que Dios me habló en Las Vegas
Recuerdo la primera vez que mi esposa y yo fuimos a ministrar a la ciudad de Las Vegas. Después de varias horas de viaje, el capitán del avión anunció que pronto aterrizaríamos, y pidió que nos abrocháramos los cinturones de seguridad. Sin embargo, algo nos llamó la atención. Casi siempre cuando uno viaja a alguna ciudad del mundo y está pronto a llegar, uno mira por la ventanilla para ver la ciudad, pero en esta ocasión cuando miramos por la ventana, no se veía nada, sólo desierto y más desierto, el cual parecía nunca terminar. Miré a mi esposa y le dije, “Nos subimos al avión correcto, ¿verdad?”. Las Vegas es una ciudad en medio de un desierto que está en el estado de Nevada, Estados Unidos. Es una ciudad conocida en todo el mundo por sus casinos, fiestas, lujuria y desorden. Muchas de las personas que llegan allí van dispuestas a hacer cosas que normalmente no harían. Esta ciudad es conocida en los Estados Unidos como, “La capital de la entretención del mundo” o también su nombre más popular hoy es “Sin City”, es decir, “La ciudad del pecado”. En Las Vegas se permiten cosas que en otros estados del país son ilegales. Esta ciudad tiene una de las tasas más altas de suicidio en los Estados Unidos.
Cuando recorres la ciudad, puedes ver casinos, edificios y estructuras que rinden homenaje a civilizaciones pasadas. Cuando tus ojos no tienen una visión espiritual, pasas por alto detalles que son significativos e importantes sobre una ciudad. Estas estructuras no están allí accidentalmente, sino que tratan de alguna u otra forma dejar un mensaje. Hay un monumento gigante, que es la imagen dorada del león de los estudios MGM, muy parecido al león que era el símbolo en la antigua Babilonia. En esta ciudad hay un hotel cuya estructura venera a Egipto con su forma de pirámide, otro hotel y casino que honra al imperio de Roma y cuyo edificio es como el Coliseo romano. Esta copia del Coliseo no debe ser pasada por alto ya que fue allí donde, en los primeros años de la iglesia, los cristianos dieron su vida por la fe, y así muchas otras estructuras.
No quiero sonar místico, simplemente te quiero contar lo que el Espíritu Santo me contó sobre la ciudad cuando llegamos. Al ver la ciudad el Espíritu Santo me hizo varias preguntas, “¿Qué impacto puede tener la iglesia en una ciudad donde el pecado y la perversión es la principal atracción turística?, ¿cómo y cuáles son las posibilidades de penetrar en un sistema de juego, diversión y lujuria como el de Las Vegas?” Fue entonces que la Palabra de Dios vino a mí, y oí claramente al Espíritu Santo preguntarme, “Cuando un espíritu sale de una persona ¿adónde se va?”, inmediatamente respondí, “a lugares secos o desérticos”, porque eso es lo que nos enseñó Jesús: “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo...” (Lucas 12:24), “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.” (Mateo 4:1) En ese momento oí algo en mi espíritu que me abrió el entendimiento para alinearme correcta- y proféticamente con el sentir y la visión de Dios durante el tiempo que pasaríamos allí. El Espíritu Santo me dijo: “No te impresiones, ni te dejes intimidar porque la ciudad es solamente una congregación de espíritus derrotados, avergonzados y despojados por el pueblo de Dios a través de las generaciones que han venido a este desierto a tratar de recordar lo que un día tuvieron y perdieron, y a tratar de aparentar tener lo que un día perdieron”.
En aquellos días, también me dijo que la ciudad con sus edificios es sólo una máscara puesta por las tinieblas para atraer e impresionar. No obstante, toda esa aparente “gloria” es para ocultar la fragilidad del sistema de las tinieblas en aquel lugar. La estructura y la organización del reino enemigo en los aires es como un castillo de cartas que puede caer con un solo soplo. Pareciera que lo que el enemigo ha diseñado y edificado en esta ciudad durante décadas es impenetrable e inquebrantable, pero la verdad es que todo lo que el enemigo ha construido está al borde del colapso. El Señor también me mostró que esta ciudad, al igual que Nínive, podía vivir “un arrepentimiento de su Espíritu y una trasformación milagrosa” en un breve lapso de tiempo de tan sólo tres días, que a su vez abriría una ventana de oportunidad para recoger una cosecha de millones de almas. Recuerda siempre, que para Dios una ciudad nunca es difícil ni imposible, solamente necesita una iglesia bien sintonizada con Él y que crea que hoy se puede y que entienda por el Espíritu que la toma de una ciudad y de una nación es posible.
Neutralizando la fuerza enemiga y levantando la cosecha en nuestras ciudades
“Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín.” Lucas 11:21-22
Identificando los pecados de nuestra ciudad
Es el espíritu inmundo que tiene influencia en un cierto lugar el que opera a través de un engaño en la mente de una persona, familia, ciudad o nación. Toda ciudad o familia que uno quiera ganar se caracteriza por una cierta especie de pecado y maldad que gobierna en aquel lugar. Nuestra responsabilidad es identificar de qué pecado se trata y levantarlo en oración, humillación, ayuno y quebranto por nuestra ciudad. La humillación y la confesión de los pecados forman la base para poder operar en autoridad y poder. Los profetas en el Antiguo Testamento, aunque no participaban en los pecados del pueblo, oraban diciendo: “¡Señor, hemos pecado contra ti!” Reconocer nuestros pecados es poderoso, porque la gracia de Dios se mueve cuando alguien se levanta en favor de la ciudad no importando su pecado. La naturaleza de Dios es Justa y Santa, pero también es llena de Amor y Piedad. Abraham al hablar con Dios le dice:
"He aquí ahora que he emprendido el hablar a mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor a los veinte. Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez." Génesis 18:31-32
Hay poder en la humillación por nuestra ciudad y en vivir en humildad delante de Dios. Cuando hablo de la victoria que Cristo ya logró por nosotros, no me refiero a declarar o creer algo que no somos. Tenemos que ser sabios, especialmente cuando usamos nuestra autoridad en la guerra espiritual. No debemos subestimar el reino de las tinieblas. La autoridad que Dios nos ha dado no es para que nos comportemos de forma arrogante u orgullosa, ya que cada vez que el enemigo es atacado, también tratará de planear algo en contra de nosotros. El apóstol Pablo escribe: “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.” (2 Corintios 2:11) Durante mi vida como obrero del reino, he visto gente fascinada por la guerra espiritual asignándole demasiado valor y muchas veces, por no tener una vida de obediencia a Dios o estable en la Palabra, sus vidas terminaron mal. Por esta razón, el apóstol Pablo antes de hablarnos sobre la guerra espiritual contra los principados y potestades, nos insta a caminar en obediencia, sujeción y sumisión los unos con los otros:
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo…” Efesios 6:1-5
Contrarrestando y neutralizando las fuerzas malignas
El quebrantamiento delante de Dios nos permite operar en una postura diferente en la guerra espiritual. Después de humillarnos podemos entrar en un tiempo de intercesión, guerra espiritual y palabra profética para neutralizar las mentiras de los espíritus y del hombre fuerte. El enemigo, pese a que está derrotado, no siempre deja ir inmediatamente, sino que se opone usando al máximo todo lo que tiene para retener. Aunque Dios estaba con Moisés cuando éste trataba de sacar a su pueblo de las garras de esclavitud egipcia, el faraón no los dejó inmediatamente, sino que le tomó tiempo, y juicio sobre juicio vino sobre la nación. Una y otra vez Moisés se presentó delante de faraón con el mismo sermón:
”Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto. Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.” Éxodo 5:1-2
¿Por qué Dios no nos permite tener una victoria inmediata? Ante todo, no poseer la victoria aquí y ahora no significa que no la tengamos, nuestra victoria descansa siempre en la cruz, sin embargo creo que Dios usa y permite que ciertas cosas pasen porque Él tiene su propia manera de tratar con determinados sujetos o grupos. Asimismo, Dios se toma tiempo, porque aprovecha de ir tratando cosas en la vida del ganador de almas. Estas son batallas de perseverancia, donde muchas veces el cambio parece imposible, pero son esas oraciones, ayunos y clamores continuos y consistentes, lo que hace que finalmente el enemigo tenga que caer rindiendo todo lo que ha tomado.
Recuerda que el más fuerte en esta batalla es el que ya ganó, el Cristo Triunfante que ahora habita en nosotros. No importando lo difícil que se pueda ver la situación en tu entorno, el enemigo ha sido vencido y ahora es tu misión amarrarlo para luego despojarlo:
“Sin embargo, si yo expulso a los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado y está entre ustedes. Pues, ¿quién tiene suficiente poder para entrar en la casa de un hombre fuerte como Satanás y saquear sus bienes? Sólo alguien aún más fuerte, alguien que pudiera atarlo y después saquear su casa.” Mateo 12:28-29 NTV
Saqueando los bienes y arrebatando la cosecha de almas
En la antigüedad, cuando se tomaba una ciudad, se saqueaban todos sus tesoros y objetos valiosos, y esto es lo que representa hoy el evangelismo. Cuando ministramos liberación a personas, observamos un patrón que se repite. Una de las primeras marcas de alguien que ha sido libre de espíritus inmundos es el entrar en quebrantamiento. Es ahí donde despojamos al enemigo, llevando esta vida al Señorío de Cristo. Este es el mismo patrón que debemos seguir ya sea en una vida, familia o ciudad. Por esta razón, después de interceder y profetizar, es imperativo salir y buscar a los perdidos y ganarlos para Cristo. No basta únicamente con humillarnos, no es suficiente con entrar en tiempos de guerra espiritual, sino que también hay que ir y levantar la cosecha para Dios. Cada vez que el enemigo ha sido atado, queda una ventana de tiempo abierta en los cielos para que podamos trabajar sin oposición. Son en esos momentos cuando contamos con el tremendo respaldo de ángeles enviados de los cielos que nos ayudan despejando el camino para que levantemos la cosecha de almas.
He estado en iglesias donde he preguntado ¿qué harán estos días después de esta conferencia? ¿Cuál es el plan a seguir? ¿Qué se hará como iglesia? Por lo general tiende a ocurrir lo mismo; rara vez se sabe qué se hará. Siempre les comparto a los pastores y ministros que al momento de realizar una conferencia donde uno ha traído diferentes unciones y autoridades proféticas o apostólicas, algo acontece en los cielos de la ciudad, el enemigo queda neutralizado (a causa de estas unciones divinas) y hay que hacer algo inmediatamente. La semana después de un evento poderoso hay que dedicarla a despojarle al enemigo las vidas y familias.
Para saquear necesitaremos equipos de intercesión y evangelismo profético. Sin embargo, algunos caen en extremos que debemos evitar, en los que se piensa que hay dos opciones, intercesión o evangelismo; gano almas o me dedico a interceder. Para la toma de ciudades hay que tener equipos que sean expertos en ambas. Uno de los soldados más expertos y sobresalientes en el ejército americano son los SEAL (Sea, Air, Land), cuyas letras significan Mar, Aire y Tierra. ¿Cuál es la idea de este equipo? Es un escuadrón de soldados entrenados para operar en aire, tierra y agua. Son expertos para moverse en todos los terrenos. Esta es la clase de soldados que necesitamos hoy en la filas del reino: gente preparada para toda buena obra.
Pero el enemigo se va a oponer continuamente y va a luchar hasta el fin, tratando de no soltar lo que nos pertenece. La guerra espiritual es como saquear la casa del hombre fuerte del que habla Jesús. Es una lucha de perseverancia contra la inconstancia. En muchas ocasiones cuando los creyentes no obtienen una victoria, no es por ausencia de autoridad o porque era la voluntad de Dios ser derrotados, sino que perdemos por inconstancia y por falta de persistencia. Creo que Moisés se tiene que haber preguntado cuánto tiempo más iba a tener que ir frente a faraón con el mismo mensaje, ¿cambiaría faraón? ¿Dejaría ir al pueblo? ¿Había algo en la vida de Moisés que no estaba bien? ¿Cuándo llegaría el día de la salida del pueblo? Son preguntas que probablemente se hizo, aunque también tuvo la determinación de perseverar hasta sacar a su pueblo, despojar a los egipcios de todo su oro y sepultar a la fuerza militar más potente de su época bajo el mar. Llegó la hora de levantarnos como un ejército para arrebatar todo lo que nos ha sido usurpado y para traerlo devuelta al reino de Dios.
Me gustan estos textos que he ubicado al final de este capítulo porque es esto lo que tenemos como responsabilidad en nuestra generación y en las naciones. No dejaremos nada atrás, todo lo tomaremos devuelta para nuestro Dios.
“Y Moisés respondió: Tú también nos darás sacrificios y holocaustos que sacrifiquemos para Jehová nuestro Dios. Nuestros ganados irán también con nosotros; no quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para servir a Jehová nuestro Dios, y no sabemos con qué hemos de servir a Jehová hasta que lleguemos allá.” Éxodo 10:25-26
“Y se levantó aquella noche Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto. E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id, servid a Jehová, como habéis dicho. Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí. Y los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra; porque decían: Todos somos muertos" Éxodo 12:30-33
“E hicieron los hijos de Israel conforme al mandamiento de Moisés, pidiendo de los egipcios alhajas de plata, y de oro, y vestidos. Y Jehová dio gracia al pueblo delante de los egipcios, y les dieron cuanto pedían; así despojaron a los egipcios." Éxodo 12:35-36
Decreto de Alineamiento Profético 1
“Padre eterno,
me levanto creyendo y confiando en lo que Tú ya has logrado por mí en la cruz. Mi vida ha sido redimida y ya no existo para mí únicamente, sino para ti.
Mi vida no depende de lo que me acontece hoy, sino que mi vida está arraigada a tu Palabra y mi triunfo está fundamentado en lo que Tú hiciste por mí en la cruz.
Creo con todo mi corazón que para este tiempo he sido llamado y escogido. No fue ayer, porque hubiera sido demasiado temprano, no será mañana porque hubiera sido demasiado tarde, pero es hoy y es ahora. Me uno a las filas tuyas, Señor, quiero que mi vida te honre y glorifique en esta tierra.
Me pongo bajo tu Señorío y Supremacía. No estoy aquí para hacer mi voluntad o para vivir para mis sueños. Entiendo por la Palabra que mi vida existe en base al propósito eterno.
Viviré para cumplir el mandato de ganar almas y hacer discípulos en todas las naciones.
Hacer tu sueño y tu visión una realidad, esa será mi vida y en pos de aquello viviré todos los días hasta el fin. Creo firmemente que me has llamado a ganar mi generación y traer un impacto del reino a mi ciudad.
Gracias Padre, porque yo sé que por entregarme enteramente a tu propósito veré cosas que nunca he imaginado y que son las que Tú has preparado para mí.
Creo que el mejor tiempo para mí ha comenzado y la hora de misión ha iniciado, en el nombre de Jesús,
¡Amén!”