*
Conferencia pronunciada por el autor en el «Congreso Católicos y Vida Pública» el 19 de noviembre de 2010 con el título ¿ Qué significa ser cristiano hoy?
1
Juan Pablo II, Ecclesia en Europa 46
2
Benedicto XVI, Terreiro do Paco Lisboa, 11 de mayo de 2010.
3
Joseph Ratzinger, Fe, Verdad y Tolerancia, Salamanca 2005, p. 121.
4
Luigi Giussani, Los origenes de la pretensión cristiana, Madrid 2001, p. 9.
5
San Agustín, Confesiones I, 1: «Quia fecisti nos ad te et inquietum est cor nostrum, donec requiescat in te».
6
Luigi Giussani, L’io rinasce in un incontro, Milano 2010, p. 181.
7
Pietro Citati, «Gli eterni adolescenti», en la Repubblica, 2 de agosto de 1999, p. 1.
8
Eugenio Scalfari, «Quel vuoto di plastica che soffoca i giovani», en la Repubblica 5 de agosto de 1999, p. 1.
9
Augusto del Noce, Lettera a Rodolfo Quadrelli (1984), pro manuscripto.
10
Ernest L. Fortin, Human Rights, Virtus, and the Common Good, Nueva York 1996.
11
Antonio Machado, Soledades.
12
Antonio Machado, «A un olmo seco», Campos de Castilla.
13
Eugenio Montale, «Prima del viaggio», en Tutte le poesie, Milano 1990, p. 390.
14
J. H. Newman, El asentimiento religioso, Barcelona 1960, pp. 78-80. Desgraciadamente a este riesgo había sucumbido parte de la teología católica, como ha mostrado Henri de Lubac, El misterio del sobrenatural, Madrid 1991, p. 13: «Queriendo proteger a lo sobrenatural de toda contaminación, de hecho se le había exiliado del espíritu viviente y de la vida social, y quedaba el campo libre a la invasión del laicismo. Hoy ese mismo laicismo, siguiendo su camino, pretende invadir la conciencia misma de los cristianos.... La última palabra del progreso cristiano y la entrada en la edad adulta consistirían entonces, al parecer, en una total ‘secularización’ que expulsaría a Dios no sólo de la vida social, sino también de la cultural y de las mismas relaciones de la vida privada».
15
Jean-Pierre Rousselot, Los ojos de la fe, Madrid 1994, p. 93.
16
Heinrich Schlier, Linee fondamentali di una teologia paulina, Brescia 1995, pp. 12-13.
17
Respuesta del Santo Padre Benedicto XVI a las preguntas de los párrocos romanos (26 de febrero de 2009).
18
Benedicto XVI, Deus caritas est 12. El texto continúa: «Tampoco en el Antiguo Testamento la novedad bíblica consiste en nociones abstractas, sino en la actuación imprevisible y, en cierto sentido inaudita, de Dios. Este actuar de Dios adquiere ahora su forma dramática, puesto que, en Jesucristo, el propio Dios va tras la ‘oveja perdida’, la humanidad doliente y extraviada. Cuando Jesús habla en sus parábolas del pastor que va tras la oveja descarriada, de la mujer que busca el dracma, del padre que sale al encuentro del hijo pródigo y lo abraza, no se trata sólo de meras palabras, sino que es la explicación de su propio ser y actuar. En su muerte en la cruz se realiza ese ponerse Dios contra sí mismo, al entregarse para dar nueva vida al hombre y salvarlo: esto es amor en su forma más radical. Poner la mirada en el costado traspasado de Cristo, del que habla Juan (cf. Jn 19, 37), ayuda a comprender lo que ha sido el punto de partida de esta Carta encíclica: ‘Dios es amor’ (1Jn 4, 8). Es allí, en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad».
19
San Agustín, Contra Iulianum Opus Imperfectum.
20
Sobre esta cuestión puede verse una presentación sintética de los estudios publicados en Massimo Borghesi, «La crisi della coscienza europea», en LineaTempo 2 (2006) pp. 57-67. Cf. también Francesco Botturi, «Secolarizzazione e identità dell’Europa», en LineaTempo 2 (2006) pp. 68-74.
21
Cf. Inmmanuel Kant, La religión dentro de los límites de la mera razón, Madrid 2005.
22
Juan Pablo I, en Humilitas (2001), n. 3, p. 10.
23
Benedicto XVI, A Radio Vaticana en la víspera de su viaje a Colonia a la Jornada Mundial de la Juventud.
24
Benedicto XVI, Encuentro con los Obispos de Portugal, Fátima, 13 de mayo de 2010.
25
Luigi Giussani, L’avvenimento cristiano, Milano 2003, pp. 23-24.
26
Luigi Giussani, L’io rinasce in un incontro, Milano 2010, p. 182.
27
Benedicto XVI, Deus caritas est 1.
28
Juan Pablo II, Fides et ratio 7: «En el origen de nuestro ser como creyentes hay un encuentro, único en su género, en el que se manifiesta un misterio oculto en los siglos (cf. 1 Co 2, 7; Rm 16, 25-26), pero ahora revelado».
29
Para una comparación entre los relatos sinópticos y los de Juan respecto a la vocación de los discípulos, cf. Raymond E. Brown, El evangelio según Juan I-XII, Madrid 1979, pp. 259261.
30
Cf. Pierre Grelot, Jésus de Nazareth, vol. I, París 1997-98, pp. 127-128.
31
Reinhold Niebuhr, The Nature and Destiny of Man. A Christian Interpretation, vol. II, London-New York 1943, p. 6: «Nada hay más absurdo que una respuesta a la pregunta que no se plantea». Lo que vemos en esta escena paradigmática de los dos primeros discípulos se reproduce con tonos y acentos diversos en otros personajes que tienen la gracia de encontrarse con Jesús. La samaritana seguía teniendo sed de una felicidad que sus cinco maridos no habían conseguido satisfacer (Jn 4, 11-27). Como todo el dinero conseguido no siempre de modo regular («Era muy rico», dice el Evangelio), no había podido saciar la espera del jefe de publicanos del distrito de Jericó, llamado Zaqueo (Lc 19, 1-10). Por no hablar de ese espectáculo de lealtad con la propia exigencia de curación del ciego de Jericó, que sigue gritando cuando quieren taparle la boca para que deje de molestar al Maestro (Mc 10, 46-52).
32
Luigi Giussani, L’avvenimento cristianoCrear huellas en la historia del mundo