La Alianza del Pacífico: plataforma de integración regional con proyección al Asia Pacífico / Osvaldo Rosales Villavicencio…[et al]; Adriana Roldán Pérez, editora académica. -- Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2015.
206 p.; 24 cm. -- (Colección Académica).
ISBN 978-958-720-286-1
1. Cooperación en la región del Pacífico. 2. América Latina – Relaciones económi-
cas exteriores – Área del Pacífico. 3. Área del Pacífico - Relaciones económicas exteriores - América Latina. I. Tít. II. Serie. III. Roldán Pérez, Adriana, edit. IV. García, Alan, 1949- pról.
337.805 cd 21 ed.
A398
Universidad EAFIT- Biblioteca Luis Echavarría Villegas
La Alianza del Pacífico: plataforma de integración regional con proyección al Asia Pacífico
Primera edición: mayo de 2015
© Adriana Roldán Pérez –Editora Académica–
© Fondo Editorial Universidad EAFIT
Carrera 48A No. 10 sur - 107
Tel.: 261 95 23, Medellín
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e-mail: fonedit@eafit.edu.co
ISBN: 978-958-720-286-1
Diseño de colección: Miguel Suárez
Imagen de carátula: César Franco
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Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio o con cualquier propósito, sin la autorización escrita de la editorial.
Editado en Medellín, Colombia
Agradecimientos
Concebir un libro y publicarlo es como la materialización de un sueño que cobra vida en la medida en que muchos se atrevan a soñar. Desde los inicios de la Alianza del Pacífico como un nuevo mecanismo de integración en América Latina que permita consolidar esfuerzos y sinergias en búsqueda de una mayor y mejor integración hacia una región tan lejana e importante como es el Asia Pacífico, descubrí que era valioso conocer en qué medida esto se podría lograr de acuerdo con un juicioso estudio sobre el tema, acompañado de la visión de expertos provenientes de los países que conforman la Alianza.
Debo agradecer en primer lugar, al grupo de estimados expertos y colegas que desde un principio acogieron esta iniciativa y se sumaron a ella con sus escritos. En Chile, de la división de Comercio Internacional e Integración de la CEPAL, comenzando por su director, Osvaldo Rosales Villavicencio, con José Durán Lima y Sebastián Herreros Ugarte; en México, Luz María de la Mora Sánchez, consultora y profesora sobre estos temas; en Perú, Julio Chan Sánchez, director de APEC del Mincetur, y en Costa Rica, a Francisco Monge Ariño y Tayutic Mena Retana, ambos funcionarios del Gobierno de Costa Rica, todos ellos contribuyeron con su experiencia e importantes aportes a darle vida a este estudio.
Para el desarrollo del presente texto fue fundamental el apoyo de la Universidad EAFIT desde sus múltiples dependencias, comenzando por el rector, Juan Luis Mejía Arango, el director del Centro de Estudios Asia Pacífico e Instituto Confucio de Medellín, Pablo Echavarría Toro, la Dirección de Investigaciones liderada por Félix Londoño, y el Fondo Editorial de EAFIT, en cabeza de Nathalia Franco Pérez, quienes desde un principio apoyaron el desarrollo del proyecto y su publicación. Finalmente, este texto cobró vida con las juiciosas revisiones y comentarios de Camilo Pérez, del Centro de Estudios Asia Pacífico y quien además es coautor de un capítulo, y la coordinación de Esther Fleisacher y la mirada detallada de Juan Fernando Saldarriaga, del Fondo Editorial de EAFIT.
Por último, un agradecimiento especial a mi adorada familia, mi esposo Andrés y mis hijos María del Mar y Juan Martín, porque han estado siempre presentes en mis ideas y sueños.
Adriana Roldán Pérez
–Editora Académica–
Contenido
Portada
Portadilla
Créditos
Agradecimientos
Siglas y Acrónimos
Un giro copernicano en la integración
Alan García
Introducción
Osvaldo Rosales Villavicencio y Adriana Roldán Pérez
1. Integración comercial en la Alianza del Pacífico
Camilo Pérez Restrepo y Adriana Roldán Pérez
2. La Alianza del Pacífico: comercio, inversión y desafíos a futuro
Osvaldo Rosales Villavicencio, Sebastián Herreros Ugarte y José Durán Lima
3. Perú, las cadenas globales de valor y la cooperación en la Alianza del Pacífico
Julio Chan Sánchez
4. Movimiento de personas de negocios y facilitación del tránsito migratorio en la Alianza del Pacífico
Luz María de la Mora Sánchez
5. Costa Rica: la transformación de una economía que podría convertirse en el nuevo miembro de la Alianza del Pacífico
Francisco Monge Ariño y Tayutic Mena Retana
Autores
Notas
Siglas y acrónimos
ABTC |
Esquema de Movilidad de Personas de Negocios de APEC (APEC Business Travel Card) |
ACE |
Acuerdo de Complementación Económica |
AELC |
Asociación Europea de Libre Comercio (European Free Trade Association) |
AGCI |
Agencia de Cooperación Internacional de Chile |
ALADI |
Asociación Latinoamericana de Integración |
ALALC |
Asociación Latinoamericana de Libre Comercio |
ALBA |
Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América |
ALC |
América Latina y el Caribe |
ALCA |
Área de Libre Comercio de las Américas |
AMEXCID |
Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo |
ANR |
Asamblea Nacional de Rectores |
AP |
Alianza del Pacífico |
APCI |
Agencia Peruana de Cooperación Internacional |
APEC |
Cooperación Económica de Asia Pacífico (Asia Pacific Economic Cooperation) |
ARCO |
Arco del Pacífico Latinoamericano |
ARM |
Acuerdos de Reconocimiento Mutuo |
ASEAN |
Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Association of Southeast Asian Nations) |
BBVA |
Banco Bilbao Vizcaya Argentaria |
BCCR |
Banco Central de Costa Rica |
BID |
Banco Interamericano de Desarrollo |
BRICS |
Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica |
CAFTA |
Central America Free Trade Agreement |
CAFTA-DR |
Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (The Dominican Republic-Central America Free Trade Agreeement) |
CAN |
Comunidad Andina de Naciones |
Caricom |
Comunidad de Estados del Caribe |
CEAP |
Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico |
CELAC |
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños |
CEPAL |
Comisión Económica para América Latina y el Caribe |
CGV |
Cadena Global de Valor |
CIDE |
Centro de Investigación y Docencia Económicas |
CIVETS |
Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Suráfrica |
CUCI |
Clasificación Uniforme para el Comercio Internacional |
DIRECON |
Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales |
EAGLES |
Economías emergentes y líderes del crecimiento (Emerging and Growth-Leading Economies) |
EFTA |
Asociación Europea de Libre Comercio (European Free Trade Association) |
FMI |
Fondo Monetario Internacional |
FOCALAE |
Foro de Cooperación de América Latina y Asia del Este |
FOMIN |
Fondo Multilateral de Inversiones |
FTAAP |
Área de Libre Comercio del Asia Pacífico (Free Trade Area of the Asia Pacific) |
GAN |
Grupo de Alto Nivel |
GATS |
Acuerdo General de Comercio de Servicios (General Agreement on Trade in Services) |
GATT |
Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (General Agreement on Tariffs and Trade) |
GTC |
Grupo Técnico de Cooperación |
ICA |
Ingenieros Civiles Asociados |
ICETEX |
Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios en el Extranjero |
IED |
Inversión Extranjera Directa |
IGL |
Índice de Grubel-Lloyd |
IPC |
Índice de Precios al Consumidor |
MCCA |
Mercado Común Centroamericano |
Mercosur |
Mercado Común del Sur |
MILA |
Mercado Integrado Latinoamericano |
Mincetur |
Ministerio de Comercio Exterior y Turismo del Perú |
MIP |
Matriz Insumo Producto |
Mipymes |
Medianas y pequeñas empresas |
MSF |
Medidas Sanitarias y Fitosanitarias |
NAFTA |
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (North American Free Trade Agreement) |
OCDE |
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico |
OEA |
Organización de los Estados Americanos |
OEEI |
Oficina de Estudios Económicos Internacionales del Perú |
OGEE |
Oficina General de Estudios Económicos |
OMC |
Organización Mundial del Comercio |
OTC |
Obstáculos Técnicos al Comercio |
PIB |
Producto Interno Bruto |
PPP |
Purchasing power parity |
Pronabec |
Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo |
Pyme |
Pequeña y mediana empresa |
RCEP |
Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (Regional Comprehensive Economica Partnership) |
SELA |
Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe |
TLC |
Tratado de Libre Comercio |
TLCAN |
Tratado de Libre Comercio de América del Norte |
TLC-G3 |
Tratado del Grupo de los Tres |
TPP |
Acuerdo de Asociación Transpacífico (Trans-Pacific Strategic Economic Partnership o Trans-Pacific Partnership) |
UE |
Unión Europea |
Unasur |
Unión de Naciones Suramericanas |
UNWTO |
Organización Mundial del Turismo (World Tourism Organization) |
VUCE |
Ventanillas Únicas de Comercio Exterior |
Un giro copernicano en la integración
Alan García
Impulsado por la revolución tecnológica de la información y de la comunicación, el mundo de hoy es un mundo de bloques. Lo son Estados Unidos y Canadá, China y el Sureste asiático, Europa, entre otros. Pero también es un mundo que impulsa los grandes bloques financieros, los fondos de pensiones e inversiones y, además, los bloques de investigación tecnológica. Así, la optimización de los recursos, la productividad y la competitividad se asocian ahora a la dimensión y a la integración. Ante esa evidencia, ningún país aislado, en especial si es pequeño, puede pretender alcanzar un desarrollo veloz y sostenido para dar respuesta a las demandas crecientes de su población, globalizada en la información, en el consumo o en sus aspiraciones y, por ende, más exigente políticamente, y más dispuesta a la inestabilidad institucional.
Por tanto, el desarrollo amplio y la gobernabilidad están ahora asociados a la integración, pero a una integración que se proponga con un paradigma distinto. En su historia, América Latina tuvo ese concepto como objetivo, o más bien como mito. Algunos lo leyeron como un mensaje inevitable del pasado en los grandes temas de la independencia o el sufrimiento común ante las crisis mundiales. Otros propusieron la integración como una respuesta defensiva a los requerimientos o las amenazas del mercado mundial, o los países preponderantes en él. Y así, el panamericanismo, el latinoamericanismo, la segmentación en bloques de integración, etc., fueron el camino por el que la política integracionista se expresó durante dos siglos.
Sin embargo, en el año 2006, en que se inició un nuevo gobierno en Perú, aparecía con toda claridad que los esquemas anteriormente propuestos no habían dado los resultados deseados o no podrían responder a los desafíos del proceso de globalización y a la presencia creciente de la economía y de la cultura china en el mundo. Así, el Pacto Andino de 1969, con su atribución política y estatal de mercados y especialidades industriales, estaba detenido y, además, los países miembros se habían separado de Chile y Venezuela. Adicionalmente, de los cuatro países subsistentes, Perú y Colombia proclamaban su apertura al mercado mundial, y frente a ellos, Ecuador y Bolivia rechazaban el libre comercio en favor de la tesis del comercio administrado por el Estado. Por su parte, el Mercado Común del Sur (Mercosur), que desde los años ochenta asociaba a varios países, entre los cuales estaban las dos economías más grandes de Sudamérica –Brasil y Argentina–, mostraba las grietas de su extremo proteccionismo y las limitaciones de una integración volcada hacia adentro, y hecha, además, por los gobiernos. Otros esquemas de integración, más bien políticos y discursivos, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), constituían foros de denuncia y rechazo, más que esquemas de desarrollo económico y social.
Por esto, el 10 de octubre del año 2010 dirigí una carta a los presidentes de Colombia, Chile, México y Ecuador, proponiéndoles una fórmula nueva de integración para lograr que nuestro espacio ampliado se constituyera en atractivo para las inversiones mundiales. Una integración profunda con plena libertad para la circulación de bienes, capitales, servicios y personas. La propuesta llevaba implícito un giro copernicano en el concepto de integración. No se planteaba una integración administrativa de Estados, sino una integración de las economías de los países de Sudamérica, más abiertos al mercado mundial y con mayor crecimiento. No era una “integración hacia adentro”, según los viejos usos, sino una “integración hacia afuera”, asumiendo que, a pesar de sus problemas en algunas zonas, la economía mundial continuaría creciendo, como en efecto lo ha hecho desde el 2010, aunque a menor ritmo, y que, en ella, China asumiría cada vez mayor preponderancia como un inmenso mercado, pero también como un suministrador de bienes y, en forma creciente, de tecnología y servicios.
La respuesta afirmativa de los presidentes Juan Manuel Santos, Sebastián Piñera y Felipe Calderón permitió que, en abril del 2011, naciera en Lima la Alianza del Pacífico, cuya realidad y proyecciones analiza este libro, compilado por Adriana Roldán Pérez. En el texto, tras la introducción en la que se presenta globalmente el tema, se analizan la integración comercial precedente entre los cuatro países y los avances hasta ahora logrados en reglas de origen, compras públicas, ventanillas únicas, etc. Sus capítulos estudian los flujos de inversión extranjera directa y el comercio de servicios entre los miembros; también las perspectivas del turismo y de la creación de cadenas de valor entre los países, la libre circulación de personas y el tránsito migratorio, y, por último, las perspectivas de un futuro miembro de la Alianza, Costa Rica.
Ante el mundo que crece y la consolidación de una nueva e inmensa clase media en China y Asia, las perspectivas de la Alianza son muy grandes. Según todas las proyecciones, el futuro mercado chino demandará adicionalmente muchos millones de toneladas en vegetales, frutas, carnes y productos marinos. Y nuestros países, unidos por el sentido de los meridianos y no por la lógica de los paralelos, que fue el sentido expansivo de la historia, tienen una economía agraria complementada por los climas y las estaciones. Sus cosechas de uvas, paltas (aguacates), espárragos, entre otras, son sucesivas por la inclinación del globo. Por consiguiente, su ingreso a los mercados mundiales es complementario y no competitivo. Y así, también la geografía impulsa este nuevo esquema de integración. Que los gobiernos, los empresarios y los pueblos lo continúen es parte de nuestro trabajo. Pero la Alianza del Pacífico ya es una realidad.
Introducción
Osvaldo Rosales Villavicencio
Adriana Roldán Pérez
Las relaciones económicas entre América Latina y Asia han sido históricamente inconsistentes y ocasionales, debido, entre otros motivos, a las barreras que imponen la distancia y las grandes diferencias culturales. El desarrollo de esas relaciones no ha sido un proceso homogéneo. En efecto: la antigüedad e intensidad de los vínculos con Asia varían entre los países latinoamericanos, dependiendo de particularidades geográficas, históricas, políticas, económicas y culturales.
La Alianza del Pacífico (AP), creada el 28 de abril de 2011 mediante la Declaración de Lima y conformada por Chile, Colombia, México y Perú, se perfila como la primera iniciativa de integración regional latinoamericana que incluye, entre sus objetivos fundacionales, la proyección de sus miembros al Asia Pacífico1 (Alianza del Pacífico, 2011). Ello la convierte en una plataforma potencial de inserción en dicha región para el conjunto de América Latina, en la medida en que la AP alcance acuerdos productivos de integración comercial con otros esquemas.
Junto con la proyección conjunta al Asia Pacífico, el otro gran objetivo de la AP es la construcción gradual de un “área de integración profunda”, caracterizada por la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas entre sus países miembros. En consecuencia, la AP tiene una dimensión interna y otra externa, que se relacionan estrechamente: mientras más exitoso sea el proceso de creación de un espacio económico integrado entre sus miembros, más se validará la AP como actor en la interlocución con las principales economías y mecanismos de integración asiáticos.
De acuerdo con cifras del Banco Mundial, los 4 miembros de la AP representan un mercado de 216 millones de habitantes, con un Producto Interno Bruto (PIB) de US$2,1 billones, equivalente al 35% del PIB de la región, y un PIB per cápita promedio de US$10.131 en precios corrientes. Los 4 países representan el 50% del comercio total de bienes de la región, con exportaciones que superaron, en 2013, los US$558.000 millones e importaciones por US$563.000 millones. En el mismo año, estos 4 países recibieron casi US$86.000 millones en inversión extranjera directa (IED), y fueron el destino de más de 32 millones de turistas. Estas cifras ilustran el importante peso económico de la AP. Ello, unido al carácter abierto de las economías que la componen, explica el interés que ha generado este proyecto de integración entre las principales economías mundiales. Al mismo tiempo, cabe anotar que el peso económico, demográfico y comercial de México excede al de los 3 miembros suramericanos combinados.
En el período comprendido entre su creación en abril de 2011 y diciembre de 2014, la AP ha celebrado 9 cumbres presidenciales, lo que da cuenta del fuerte respaldo político con que ha contado este proyecto de integración. A la fecha, la Alianza cuenta con dos instrumentos jurídicos principales: el primero es el “Acuerdo Marco” suscrito en Antofagasta, Chile, el 6 de junio de 2012, en el cual se sientan las bases institucionales y los objetivos de la iniciativa, y se fijan los requisitos para los países que quieran incorporarse en el futuro. El segundo es el “Protocolo Adicional al Acuerdo Marco de la Alianza del Pacífico”, suscrito el 10 de febrero de 2014 en Cartagena, Colombia. Este instrumento comprende 19 capítulos sobre diversas temáticas comerciales, como acceso a mercado, reglas de origen, obstáculos técnicos al comercio, medidas sanitarias y fitosanitarias, facilitación del comercio, contratación pública, comercio transfronterizo de servicios, inversión y solución de diferencias.
El “Protocolo Adicional al Acuerdo Marco” agrega valor a los acuerdos comerciales (principalmente bilaterales) previamente existentes entre los miembros de la AP, al profundizarlos, modernizar sus disposiciones y ampliar el alcance de éstas hacia nuevos temas.2De este modo, se convierte en el primer instrumento orientado hacia la liberalización de los flujos de bienes, personas, servicios y capitales entre los 4 miembros de la Alianza, lo que debiera contribuir al desarrollo de encadenamientos productivos competitivos entre éstos. Para ello, entre otras acciones, se establecerá un mecanismo de acumulación de origen, se profundizará en la simplificación y la agilización de los procedimientos aduaneros, y se intensificarán la cooperación y la asistencia mutua para el intercambio de información entre las administraciones aduaneras nacionales (DIRECON, 2014).
Cuando el protocolo entre en vigencia, el 92% de los productos intercambiados entre los miembros de la AP quedarán libres de aranceles de manera inmediata. El resto tendrá plazos de desgravación de entre 3 y 17 años. Adicionalmente, se ha asumido el compromiso de no adoptar o mantener barreras no arancelarias injustificadas que restrinjan el comercio entre los socios. Se espera que todo lo anterior contribuya a elevar el comercio entre los miembros de la Alianza, el que en los últimos años ha representado menos del 4% de las exportaciones de los 4 países al mundo.
En su corta existencia, la AP registra varios logros relevantes. Entre los principales se destacan: la integración de los mercados de valores de sus miembros mediante la iniciativa conocida como el Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), la supresión de visas para visitantes –sin permiso para realizar actividades remuneradas hasta por 180 días– para los nacionales de Colombia y Perú que viajen a México, la creación de una plataforma de movilidad estudiantil y académica, la suscripción de un acuerdo de cooperación en materia de turismo, la conformación del Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico (CEAP), la coordinación entre las 4 agencias de promoción comercial de la AP para el desarrollo de actividades conjuntas, y el acuerdo para compartir embajadas en diferentes países del mundo.
La AP se caracteriza por tener una estructura institucional simple. La Presidencia Pro Tempore es ejercida por cada uno de los países miembros, en orden alfabético, por períodos anuales. El máximo órgano de decisión es la Cumbre Presidencial. A continuación se ubica el Consejo de Ministros, integrado por los ministros de Relaciones Exteriores y de Comercio Exterior. Éste es apoyado por el Grupo de Alto Nivel (GAN), conformado por los viceministros de Relaciones Exteriores y de Comercio Exterior, quienes se encargan de supervisar y evaluar los avances de los grupos técnicos. Estos últimos tienen por función negociar las diversas disciplinas relacionadas con el funcionamiento de la AP. Actualmente existen 13 grupos técnicos, siendo los más activos los de comercio e integración, servicios y capitales, movimiento de personas y facilitación de movimiento migratorio, y cooperación.3Resulta probable que la estructura institucional de la AP se vaya complejizando en los próximos años, en la medida en que este proyecto de integración alcance mayor madurez.
A pesar de su reciente creación, la AP ha conseguido llamar la atención de la comunidad internacional, contando en la actualidad con 32 países observadores pertenecientes a todas las regiones del mundo.4Dos de ellos (Costa Rica y Panamá) aspiran a convertirse en miembros del grupo próximamente.
El carácter abierto e incluyente de la Alianza también le ha permitido propiciar un acercamiento hacia otros mecanismos latinoamericanos de integración. Éste ha sido el caso particular del acercamiento al Mercado Común del Sur (Mercosur), que se ha venido impulsando desde la Cumbre Presidencial de Punta Mita, en junio de 2014. Dicho proceso, denominado convergencia en la diversidad, se ha traducido en la celebración de 2 reuniones ministeriales en noviembre de 2014, en Cartagena de Indias y Santiago de Chile. De ellas se desprende el interés en explorar una “agenda corta” de trabajo conjunto en áreas de mutuo beneficio, como la facilitación del comercio y de la movilidad de personas entre los países miembros de ambas agrupaciones. Alcanzar una mayor integración comercial y productiva con el Mercosur tiene una importancia estratégica para la AP, tanto para la promoción de encadenamientos productivos entre ambas agrupaciones como para aumentar el atractivo de la propia AP ante las principales economías asiáticas.
La relación comercial con Asia Pacífico difiere de manera considerable entre los 4 miembros de la AP. Chile y Perú destinan el 48% y el 30% del total de sus exportaciones al Asia, respectivamente, y sus balanzas comerciales con los países asiáticos con frecuencia presentan superávits (especialmente en el caso de Chile). En cambio, Colombia y México destinan sólo el 16% y el 5% de sus exportaciones totales al Asia, y ambos manifiestan considerables déficits comerciales con dicha región. Los flujos de comercio de la AP con Asia Pacífico contrastan con los bajos niveles de comercio entre los mismos miembros. Lo anterior representa una oportunidad para fortalecer las relaciones comerciales con los mercados asiáticos, dado el nivel de comercio que ya existe principalmente de Chile y Perú con Asia.
Entre las principales características del comercio entre la AP y Asia Pacífico se destaca la alta concentración en términos de socios comerciales y de productos exportados. Los países de la Alianza (excepto México) exportan principalmente materias primas a Asia, e importan manufacturas desde esta región, por lo que su comercio con aquélla es netamente interindustrial. Lo anterior no es excusa para mirar con temor a Asia; al contrario, se convierte en una gran oportunidad, en la medida en que estos 4 países puedan utilizar la base productiva y empresarial con la que hoy cuentan para generar mayores encadenamientos con el resto de América Latina, que les permitan lograr una mayor competitividad en su oferta exportable. Esta posibilidad incluye la agregación de valor a las exportaciones basadas en recursos naturales. Por ejemplo, los acelerados procesos de urbanización y expansión de la clase media en Asia abren enormes oportunidades para los países de la AP, y de América Latina en general, en la exportación de la agroindustria.
El hecho de que los 4 países miembros de la AP comiencen a unir esfuerzos para aumentar su competitividad amerita un compromiso político y una ejecución eficiente de los planes trazados por el grupo. En este sentido, todavía no se visualiza claramente una estrategia conjunta con respecto al Asia Pacífico, pese a tratarse de una de las principales motivaciones tras la creación de la AP. Es importante que sus miembros establezcan prioridades temáticas y en términos de contrapartes con esta región. Esto es particularmente crucial en un contexto en el que empiezan a perfilarse valiosas iniciativas de integración en Asia, como la Comunidad Económica de la ASEAN, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), en el que participan 12 países de ambas cuencas del Pacífico (incluyendo a 3 miembros de la propia Alianza),5y el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP), en donde participan 16 países de la cuenca asiática del Pacífico.6
El TPP y el RCEP son frecuentemente mencionados como caminos alternativos para la creación de un Área de Libre Comercio del Asia Pacífico (FTAAP). Esta iniciativa, que ha permanecido en estudio en el marco del Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC) desde hace una década, recibió un renovado impulso durante la Cumbre de Líderes de ese foro, realizada en noviembre de 2014 en Beijing. La AP podría desempeñar un papel importante en tal proyecto, en la medida en que se logre concretar la adhesión aún pendiente de Colombia al APEC.
La presente publicación analiza los aspectos más importantes de la AP en términos de comercio de bienes, comercio de servicios, inversión, movimiento de personas y cooperación, con el fin de encontrar caminos que le permitan una mayor integración con Asia Pacífico. Para ello, el Centro de Estudios Asia Pacífico, de la Universidad EAFIT, líder en las investigaciones sobre el proceso de inserción de Colombia y América Latina en esa región, ha convocado a un grupo de expertos, provenientes de los diversos países miembros de la Alianza, en donde se destaca la participación de la División de Comercio Internacional e Integración, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Este texto está compuesto por 5 capítulos. El capítulo 1, escrito por Camilo Pérez Restrepo y Adriana Roldán Pérez, del Centro de Estudios Asia Pacífico, analiza la integración comercial entre los miembros de la AP, y entre otros socios relevantes. Para ello se parte del estudio de los acuerdos previos existentes entre las 4 economías, para abordar a continuación las medidas negociadas en el marco de la Alianza con el fin de incrementar el comercio de bienes al interior del grupo. El capítulo finaliza con un examen de la integración comercial de la AP con los países observadores y con Asia Pacífico.
El capítulo 2, elaborado por Osvaldo Rosales Villavicencio, Sebastián Herreros Ugarte y José Durán Lima, de la CEPAL, analiza el comercio de bienes entre los miembros de la Alianza desde una perspectiva agregada, y a nivel de sectores y productos. Asimismo, se estudian los flujos de IED y el comercio de servicios entre los miembros de la AP. Por último, se discute el posible rol del grupo en el fortalecimiento de las relaciones económicas y comerciales entre América Latina y Asia Pacífico.
El capítulo 3, elaborado por Julio Chan Sánchez, del Ministerio de Comercio y Turismo de Perú, trata acerca de los beneficios de la AP, tanto para Perú como para los otros miembros; sobre el potencial para desarrollar cadenas de valor al interior del grupo como un importante medio para aprovechar los beneficios que puede traer la AP; los retos que deben superar los miembros, y aborda los contenidos más significativos en los temas de cooperación en la Alianza.
El capítulo 4, desarrollado por Luz María de la Mora Sánchez, profesora afiliada en la División de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) en México, analiza los temas del movimiento de personas de negocios y la facilitación del tránsito migratorio en la AP. Lo hasta ahora logrado en cuanto a libre circulación de personas es una buena base para que en un futuro la Alianza pueda transitar hacia políticas laborales y migratorias que permitan la movilidad de personas con actividades remuneradas, a fin de que el capital humano pueda ser realmente un factor de competitividad de la región. Ello contribuiría de manera muy significativa a la construcción de una verdadera AP integrada.
Por último, el capítulo 5, escrito por Francisco Monge Ariño y Tayutic Mena Retana, del Ministerio de Comercio Exterior de Costa Rica, incluye un análisis de la posición de este país centroamericano como futuro miembro de la AP, desde su estrategia de apertura comercial en los últimos años, a partir de los Tratados de Libre Comercio (TLC) negociados por dicha nación y su cobertura, la transformación de su economía y comercio exterior, la atracción de IED, y los retos internos que tendría Costa Rica ante su futuro ingreso a este nuevo esquema de integración.
El desarrollo de la AP es importante para Latinoamérica, pues esta iniciativa puede consolidarse como una plataforma privilegiada de proyección al Asia para toda la región. En particular, Colombia debe usar el potencial de la Alianza como un mecanismo de inserción en Asia Pacífico. El creciente interés que ha generado el grupo a nivel mundial hace pertinente gran parte de los esfuerzos de Colombia para acercarse al Asia Pacífico se enmarquen en este esquema de integración, en particular debido a los vínculos que los otros miembros ya han desarrollado con esa región de manera independiente. Sin embargo, es recomendable que los miembros de la AP actúen coordinadamente al momento de interactuar con sus contrapartes asiáticas. Asimismo, deben manejar de manera acertada las relaciones con otros mecanismos de integración latinoamericanos, y de ser posible, propiciar una agenda amplia de trabajo con Mercosur. Ello permitiría a la Alianza presentarse no sólo ante Asia, sino también ante el mundo como un grupo más sólido y competitivo.