Primera edición digital: abril 2016
Colección A contraluz
Diseño de la portada: Joan Planas
Diseño de la colección: Jorge Chamorro
Corrección: Juan Francisco Gordo
Revisión: Tandro Quijada
Versión digital realizada por Libros.com
© 2016 Joan Planas
© 2016 Libros.com
info@libros.com
ISBN digital: 978-84-16616-96-1
Dedicado a quienes ponen en duda sus propias ideas y sentimientos, y escuchan y reflexionan lo que los demás piensan y sienten.
Me llamo Joan Planas y soy catalán. En España a algunas personas se le ponen los pelos de punta al escuchar este gentilicio, exclaman como si algo muy grave hubiera hecho: «¡Es cataláaan!», aunque otras personas no le dan la menor importancia. Los dos tipos de españoles me los he encontrado por toda España, y con los dos hemos terminado sentados en el bar charlando amigablemente sobre nuestros orígenes.
Soy nacido en un pueblo del centro de Catalunya, Sant Fruitós de Bages. Crecí con padres catalanes y abuelos andaluces, que siempre me hablaron en catalán y me transmitieron el cariño de su tierra natal. Recuerdo ver llorar de emoción a mi abuelo cuando la familia le mostramos en un vídeo la casa de Linares donde había vivido de joven. Hoy, los políticos salen en vídeos pidiendo la independencia, y casi la mitad de Catalunya parece que llora por no poder separarse del resto de España.
De adolescente recorrí España entera con mis padres, viajé solo por Andalucía para conocer la tierra de mis abuelos y viví dos años en Madrid donde me sentí como en casa. Mientras, en Catalunya se alzaban cada día más banderas marcando la catalanidad en ventanas y terrazas, al mismo ritmo que los políticos y los medios marcaban sus diferencias en periódicos y televisiones. Las redes sociales, por supuesto, eran y son campos de batallas ideológicas de los ciudadanos, donde todos se proclaman vencedores de opinión pero ninguno lo es, porque donde no hay entendimiento no hay vencedor, sólo uno con más poder que el otro. Y así, entre poderes y egos que no quieren entenderse, los catalanes se unieron para pedir una votación por la independencia. Si me preguntas si quiero que Catalunya se independice, preferiría que no, pero si no nos podemos entender…
¿De verdad no podemos entendernos? ¿Tan diferentes somos?
Tantos años juntos y parece que nunca nos hemos escuchado. Por esta razón recorrí el país para entrevistar a los ciudadanos, para preguntarles qué piensan y sienten sobre España, intentado comprender cómo se vive y percibe desde los bares. Qué mejor lugar para escucharnos que donde nos sinceramos entre cervezas, cafés o el sabroso té de Melilla; y sacamos nuestros miedos e ilusiones, nuestras penas y alegrías en una España con las emociones a flor de piel.
Cierto que hoy en día con los catalanes más pendientes de recordar sus orígenes y el resto de España aparentemente intentando españolizarnos, un catalán recorriendo España consultando a los ciudadanos podría parecer ciencia ficción, pero es real, y aquí os traigo el resultado de mi periplo.
Sorpresa la mía cuando en la primera entrevista en un bar de Madrid, un joven auditor nacido en el año de la Constitución, me dice que se siente madrileño pero no orgulloso de ser español. Creía que este sentimiento era sólo cosa de catalanes y vascos, pero a lo mejor en realidad no somos tan diferentes, aunque desde los medios de comunicación y los políticos nos den esta percepción. Al final, este libro no ha sido un viaje para intentar entendernos entre catalanes y el resto de España, ha sido un viaje para entendernos entre todos los españoles.
A continuación viajarás entre fragmentos de los pensamientos y sentimientos de las más de cien personas que he entrevistado sobre España, recorriendo de bar en bar —cuarenta y ocho, en concreto— las principales capitales de cada comunidad. Hablan sobre la cultura de su tierra, los tópicos y prejuicios, la política, la monarquía, la religión, la independencia e infinidad de temas que tejen la sociedad española en su día a día. No juzgo a nadie, sólo he pretendido escuchar y dar voz. A lo mejor si escuchamos y reflexionamos lo que los demás piensan y sienten, podremos vivir juntos respetando las diferencias de cada uno, tanto en España como en el resto del mundo.
Deseo que este sea un pequeño paso para sentarnos y entendernos amigablemente, sin tópicos ni prejuicios, en los bares y fuera de ellos.
A continuación podrás leer 49 entrevistas a más de 100 españoles. Cada entrevista es una conversación de entre una y dos horas —a veces incluso más— grabadas en audio en los bares de España, entre octubre de 2014 y septiembre de 2015, y transcritas en este libro.
En una conversación el entrevistado puede hablar de muchos temas que se entrecruzan. Por ejemplo, al inicio puede hablar sobre monarquía, luego sobre cultura, sigue con política y más tarde vuelve a hablar de monarquía. Por esta razón, con la idea de que este libro sea como una enciclopedia de pensamientos de los españoles, la transcripción ha consistido en juntar por temáticas todas las reflexiones de cada entrevistado. Por ejemplo, en cada entrevista juntamos todos los comentarios que se han dicho sobre monarquía en la temática «MONARQUÍA», e igual con las demás temáticas, haciendo más fácil la consulta de las opiniones. El resultado son entrevistas que parecen un monólogo de pensamientos del entrevistado, ordenado y fluido.
En el libro podrás leer tres formatos de entrevista: entrevista a una sola persona, entrevista a dos personas y entrevista a tres o más personas. Todas ellas comparten una misma pauta: cada separación entre párrafos sirven para separar las declaraciones y diálogos que han dicho en momentos diferentes. Por ejemplo, en las entrevistas entre dos personas una conversación sería así:
Marina: Mallorca está dividida, están los independentistas que se quieren juntar con Cataluña.
Bernat: Estos son muy pocos.
Marina: Luego están los mallorquines.
Bernat: La gente normal, que ni fu ni fa.
Marina: Y los otros que son mallorquines y no catalanes.
En las entrevistas de tres o más personas no se especifica quién habla, por ejemplo:
—La riqueza de nuestro país son las diferencias culturales.
—Somos todos españoles, pero es bonito que cada uno tenga una cultura.
—Recálcalo, recálcalo, «somos todos españoles», eso te encanta.
—Ja, ja, ja.
Cuando hay un espacio entre párrafos significa que son declaraciones o diálogos que han dicho en momentos diferentes de la conversación, pero que tienen relación con la temática. Por ejemplo, en una entrevista a una sola persona hablando sobre «MADRID»:
En Madrid no te vamos a preguntar de dónde eres, sino qué bebes.
Yo soy de los madrileños enamorados de Barcelona, y cuando fui a Barcelona conocí a una pareja de catalanes que eran catalanes enamorados de Madrid.
Otro ejemplo, una entrevista de tres o más personas hablando sobre «POLÍTICA»:
Estamos en una sociedad que está mal visto ser de derechas. Ser de izquierdas está bien visto porque quieres el bien común.
—Los políticos son en todo el mundo unos corruptos.
—Decir que todos los políticos son corruptos es como decir que todos los curas son pederastas, eso no se puede decir.
—Generalizamos muchísimo.
Cada entrevista empieza con los nombres y la fotografía de los entrevistados en el bar donde conversamos. Los nombres están ordenados por orden de aparición en la fotografía, de izquierda a derecha, con su año de nacimiento, gentilicio, ciudad de nacimiento y profesión.
Y para que el viaje por los pensamientos de los españoles sea más auténtico, se mantienen las peculiaridades del habla de cada entrevistado para denotar la intensidad de sus intervenciones. También, por petición de algunos entrevistados, en sus respuestas se ha mantenido Catalunya escrita en catalán.
Por último, no des por bueno todo lo que dicen. La información histórica y otros datos que cuentan los entrevistados no han sido verificados, es la información que ellos conocen, que les ha llegado y expresan. Este libro sólo hace de mensajero para que todos podamos conocer y reflexionar sobre España. Es tarea de cada uno de nosotros no dar por hecho todo lo que nos cuentan, e informarnos para saber qué es verdad y qué no sobre lo que nos cuentan, en el libro y fuera del mismo.
Madrid
Anónimo – 1978 – Madrileño (Madrid) – Auditor
Me siento orgulloso del año en que nací: nací en el año de la Constitución.
Me siento muy madrileño, y me sentí muy español en Estados Unidos; allí me sentí inferior.
Hay cosas que no elijo, como ser español. Yo no me puedo sentir orgulloso de ser español, me siento español por accidente, como si soy rubio, soy rubio por accidente.
No tengo una opinión muy positiva del español, aun sabiendo que hay españoles muy válidos, el español es botellín, tapa, fútbol y toros.
En Madrid no te vamos a preguntar de dónde eres, sino qué bebes.
Yo soy de los madrileños enamorados de Barcelona, y cuando fui a Barcelona conocí a una pareja de catalanes que eran catalanes enamorados de Madrid.
Barcelona es como Madrid, pero coño, con mar.
Tengo un hermano con quien nos dimos de hostias de pequeños, y me gustaría mucho que Madrid y Barcelona se dieran un abrazo como yo y mi hermano, que nos hicimos mayores y ya no nos pegamos.
Si Madrid y Barcelona dijeran «coño, si separados somos dos ciudades de cojones, vamos a juntarnos, a ver qué pasa, ¿no?».
Estamos en el mismo barco, en el mismo planeta, creo que los brazos están para abrazar y las manos para escribir.
Tenéis que votar. Los únicos que pueden votar sobre Cataluña sois vosotros. El derecho a votar sobre el futuro de un pueblo que no es el tuyo… Eso no existe. Esto es como una familia, un grupo de amigos, y quien no quiera estar… me duele, pero es mejor no tener a alguien a disgusto que tener el gran disgusto. Es un derecho vuestro, yo no pinto nada allí.
A día de hoy prefiero poner mi pasta a la honorabilidad de nuestro rey y no pongo ni un euro por los políticos. A día de hoy, para mí el mejor español es el rey.
Soy consciente de que no todos somos iguales.
Creo que no tiene mucho que ver un andaluz con un vasco o con un gallego. Es de las cosas que me gustan de este país, me gusta el vasco «vasco», el gallego «gallego», el catalán «catalán» y el andaluz «andaluz», pero el madrileño «madrileño»… no tenemos esencia, no tenemos personalidad.
Somos unos manguis, no sólo los políticos.
España está mal, pero no debe estar tan mal cuando no hay revueltas sociales.
Europa se está hundiendo. No recomendaría ni Europa ni España para vivir; si pudiera escoger donde nacer, nacería en Estados Unidos.
Madrid
Laura Sánchez-Vizcaíno Flys – 1978 – Madrileña (Madrid) – Terapeuta
Yo me siento totalmente madrileña. No por algo en concreto, como que pongan las mejores cañas, simplemente porque es mi hogar. Es una ciudad muy barrio, con ambiente casi de pueblo.
El madrileño es de todas partes y de ninguna. Creo que es la gracia de Madrid, no hay un prototipo, aquí te puedes encontrar cualquier cosa.
Cuando llegas a Madrid a las dos semanas te sientes madrileño, eso o te vas porque te agobia el caos de la ciudad.
En Madrid se toman menos cañas de las que deberían, porque si vas al sur de España allí sí saben disfrutar de las cañas, aquí trabajamos demasiado.
Mi familia es de Murcia y en Murcia se vive muy bien, en Madrid los ritmos de vida son estresantes.
El andaluz de primeras es más abierto, aparentemente más hospitalario, pero en realidad no llegas a profundizar. Con un catalán es al revés, de primeras son bastante bordes y secos, pero luego, a poco que ellos hagan el clic, genial, hay más profundidad.
Cada provincia es muy diferente, e incluso dentro de Andalucía cada sitio es diferente, no puedes meter a todo el mundo en el mismo lado. Creo que una de las grandes riquezas de España es la gran diversidad de gente.
La diferencia te permite abrirte, aprender mucho de los demás, que las cosas no son como las has aprendido en tu barrio, según dónde estás son diferentes. Incluso cómo se dice un café con leche, que es totalmente diferente en un sitio de España que en otro, eso te hace cambiar el chip, y creo que enriquece a las personas, te hace abrir la mente.
No sabría definirte el español, yo diría el mediterráneo. Hay características en común que no son sólo de los españoles, son también del sur de Francia, de Italia, de Grecia y la parte norte de África, y que suelen ser gente a la que básicamente les gusta disfrutar de la vida, y eso sí se ve mucho comparado con un mundo anglosajón. Ese amor por estar al aire libre, por disfrutar del sol, de la vida… Sí, trabajar hay que trabajar, pero a ser posible lo menos posible. Somos más familiares, más sociales, es como un sí a la vida.
No sé si me siento española, vengo de familia de inmigrantes por todos lados; mediterránea sí, mediterránea mucho.
No me siento orgullosa de la chapucería, en este país somos muy chapuzas, muy cutres.
En España somos muy críticos, a veces excesivamente porque nos tiramos piedras sobre nuestro propio tejado, y no nos valoramos, nos hundimos a nosotros y nuestros colegas antes que a cualquier otra cosa que viene de fuera, pero también te permite que no te camelen tan fácilmente.
No nos escuchamos nada. Para poder escuchar primero tienes que reconocer tus propios errores y nadie está dispuesto a hacer eso.
Decía Alfredo Landa que somos dramáticos, en lugar de quitar aristas a la vida añadimos más.
Creo que trabajamos muchas horas pero somos poco eficaces.
Yo soy autónoma, y creo que si todo el mundo fuera autónomo con derecho a paro y demás derechos sociales, el mundo iría mucho mejor, porque trabajarías lo que debes trabajar pero sin perder el tiempo.
Creo que hoy en día ya no tiene sentido lo de las 2 horas de comida, la gran mayoría preferirían salir de trabajar antes para poder estar con su familia.
Creo que interesa más tener la gente ocupada porque así no pueden quejarse tanto, ni pueden plantearse tantas cosas.
Los padres están todo el día trabajando, no tienen tiempo de educar a sus hijos.
Los niños tienen falta de motivación, tenemos un sistema de educación obsoleto que no evoluciona a nuestro ritmo.
Una cosa buena que tenemos en el mediterráneo es la flexibilidad, te permite ser más creativo, resolver cosas al estar acostumbrado a cambiar. Trabajando con alemanes me ha pasado que si cambiaba sus planes se quedaban completamente bloqueados, no eran capaces de reaccionar y cambiar de plan.
Los políticos en general, en todo el mundo, son lo peor del ser humano. Según llegan al poder algo pasa que se echan a perder todos.
Para mí la corrupción es un reflejo de la picaresca española a una escala superior. ¿Quién no intenta pagar menos a Hacienda? Para poder evitar un problema como la corrupción, que además hemos tenido el feo detalle de extenderlo a toda América latina, tendríamos que empezar cada uno por nosotros mismos. Pero claro, cuando la picaresca está bien vista… En España cuando copiabas en un examen, es a ver quién copia mejor, tienes que tener estilo.
Soy extremadamente escéptica con los cambios, porque veo según llegan al poder que se asienten en él y se pierde todo ese espíritu de lucha, de cambiar las cosas y hacer un mundo un poco mejor.
Tengo buenos amigos periodistas y no pueden hacer su trabajo porque hay mucha censura por parte de los altos cargos de los periódicos correspondientes. Ven una cosa y tienen que decir otra, y eso mata cualquier vocación.
Me gusta mucho negociar con catalanes porque las cuentas están muy claras, cosa que con otras muchas personas no pasa, parece que no puedes hablar del dinero, que es un tema tabú. Poder hablar claro de dinero me gusta mucho de los catalanes.
Me parece absurdo que no se pueda votar, me parece lógico que si hay una población que quiere cosas diferentes que voten, que se consulte su opinión me parece básico. Otra cosa es lo que yo pueda pensar de esa teórica separación, a mí me gustaría que el mundo no tuviera fronteras, añadir más fronteras me parece absurdo.
«La tarea pendiente con el ser humano es la convivencia», decía el doctor Padilla Corral.
Creo que los políticos usan el tema catalán cada vez que quieren desviar la atención de otros problemas. Porque eso enciende a la gente, es como animar a los hinchas de un partido de fútbol u otro, los políticos pueden aprobar lo que sea por detrás porque estamos demasiado ocupados con ese tema.
La mayoría de veces es un debate visceral que no atiende a razones, creo que tiene más que ver con todo lo que se sufrió con la época de Franco, que no se ha hablado como corresponde, no se le ha dado la importancia que se debía, y sigue allí.
Creo que no interesa hablar claro, porque se vive del drama, del conflicto. Si no hay conflicto ¿a quién le tiramos piedras?
Antes era antitaurina, sin embargo hice un trabajo en el que tuve que visitar fincas de toros de Lidia, y llegué a la conclusión que si tuviera que elegir ser un animal sería un toro. Porque se le respeta como animal, se le cuida exageradamente bien. Lo que sí es maltrato animal es lo que hay en las granjas de vacas lecheras, de gallinas, de cerditos…
La campaña contra los toros es la campaña menos importante, me parece mucho más importante respetar la vida de los animales en todos sus campos; el toro es el que mejor vive.
Me preocupa más hacer una ley electoral más justa. Que sea una cosa familiar tiene una ventaja, y es que se les está educando por y para, y hacen cosas tan simples y obvias como que sepan inglés, que sepan hablar en público, que tengan una cierta cultura. Si tengo que elegir una persona para representar al país y puedo elegir democráticamente, pero me sale cualquier papanatas como los políticos que tenemos…, pues prefiero alguien que sepa hablar. Cuando haya políticos que se tomen su profesión en serio entonces diré sí. Yo quiero elegir quién me representa, pero mientras prefiero la monarquía.
La monarquía me parece que está fuera de esta época y no tiene sentido, pero en la realidad de España prefiero mil veces que me represente Felipe que Rajoy. Escogemos fatal y al que no podemos escoger por lo menos se toma en serio su trabajo.
Madrid
Victoriano Izquierdo – 1990 – Andaluz (Granada) – Informático y fotógrafo
Madrid es un batiburrillo de España. Hay pocos que de verdad sean de aquí, es muy raro encontrar a alguien que sus cuatro abuelos sean de Madrid, casi todo el mundo tiene parientes repartidos por todas las provincias de España.
Me cuesta mucho decir cómo es un madrileño, tienen algo de vocabulario propio: debuti, qué renta…, pero soy de la opinión que un madrileño de la calle Fuencarral se parece mucho más a un barcelonés de las Ramblas, que un barcelonés a uno de Martorell, o que el madrileño a uno del último pueblo de Madrid.
Un pijo de Madrid se parece más a un pijo de Barcelona que a alguien de Carabanchel.
En Granada no eres tan anónimo, si me doy un paseo es raro que no me cruce con alguien que conozca. En Madrid sales con una chica y no es tan fácil que te topes con la chica de anoche. Ese tipo de cosas te permite ser distinto a cómo serías en una ciudad pequeña.
Llegué a Madrid porque quería salir de Granada. Es muy importante salir de casa, volar del nido. Pero en España lo normal es que si naces en una ciudad donde hay una universidad, y encima grande como la de Granada, te quedes allí. Ojalá hubiera sido de otra ciudad para estudiar en Granada, porque mola mucho como ciudad universitaria.
No creo que la experiencia universitaria sea equiparable cuando vas a la facultad y luego vuelves a casa de tus padres a dormir, creo que la mentalidad es muy distinta.
En España hay poca costumbre de movilidad dentro del país, y menos en estos tiempos en que hay 50 universidades públicas, una por provincia. Como mucho emigran los chicos de pueblo a la capital de provincia más cercana.
Los españoles se mueven poquísimo. Creo que la falta de movilidad interna es clave del problema de concepto de nación, del paro y la capacidad de España para recuperarse.
Hay falta de conciencia de que tú no eres de Granada, Madrid o Barcelona, no eres un árbol con raíces, eres algo capaz de moverte a donde tengas mejor sustrato, y ese arraigo es parte del problema.
¿Me siento español? Quizá para saber si uno se siente de un lugar sea como preguntarse si uno entiende un chiste muy local. Yo creo que entiendo el chiste que es España pero el americano que acaba de bajar en Barajas a lo mejor no lo termina de pillar porque no ha estado aquí en su vida y no reconoce nada de la broma.
La gente que dice que no se siente española y entiende el chiste también lo es; es que no es una cuestión de que te quieras o no sentir español.
Decir por el mundo que eres español no creo que sea algo muy negativo, todavía. Intuyo que todos preferimos decir que somos españoles, antes que llevar un pasaporte del 90 % de países del mundo donde se vive bastante peor que aquí.
En España han pasado romanos, moros, judíos… y si existiera algo así como una raza ibérica de verdad, seguramente tendrías que tener una mezcla de todo eso. Si no, no serías español 100 %. En la mezcla está la pureza.
Eres a lo que has estado expuesto. El nacionalismo creo que viene de la montaña, si no te llega información de más allá te conviertes en la información que te llega, que es tu pueblo, tu Alpujarra, tu Valle de Arán. Está clarísimo que el nacionalismo es más fuerte en lugares mal comunicados con el resto del mundo. Por suerte nací en un momento en el que Internet ya jugaba un rol muy importante en mi época de instituto. Cuando me fui a Nueva York ya había visto miles de horas de la serie de televisión Friends, y claro, reconocía determinadas conductas, hábitos, códigos culturales, ya los entendía. Me he sentido mucho más en casa en Nueva York que en Roma, porque la entendía mejor a través de las series a las que estuve expuesto.
Se podría decir que me sentía un poco neoyorkino cuando estaba en Nueva York. Ahora algo madrileño e incluso cuando voy a Barcelona un poco catalán.
Más que las ciudades y los territorios, creo más en los ecosistemas urbanos y las clases. En una residencia de estudiantes no hay tantos grupos de canarios o catalanes, más bien se hacen pandillas de hombres o mujeres, de pijos, de padres de izquierdas, de derechas, y esas son las cosas que de verdad unen y separan más a la gente y marcan identidad.
Lo que nos separa es creer que somos distintos.
Yo me siento mucho más cercano a ti sobre nuestras formas de ver la vida, que eres de Manresa, que seguramente con el 94 % de la gente de Granada.
No me siento andaluz porque nadie me ha dicho que tenga que ser andaluz, ni siquiera estoy muy seguro de lo que significa sentirse español. En España el franquismo se apoderó del nacionalismo español, los que hayan nacido en familias no franquistas todavía verán en la bandera española la sombra del aguilucho y le tendrán algo de recelo. Quizá con el mundial de fútbol la bandera ya es más de todo el mundo y no da tanta vergüenza ponerla en el balcón.
Un andaluz sevillano y uno granadino se parecen menos entre sí que un granadino y un manchego. Desde el acento a la manera de ver la vida, son muy distintos. A un sevillano si le quitas su Feria de Abril, su capillita y su Semana Santa, muere, y a un granadino le puede gustar la Semana Santa y la feria, pero de manera muy distinta.
La gente en España es diferente, pero no las distinguiría a nivel de regiones. Que haya metro, El Corte Inglés, que seas más anónimo… Creo que eso te define más en cómo eres.
Creo que la picaresca no es tan exclusiva de los españoles, si ser pícaro consiste en aprovecharte al máximo de los que te rodean con algo de malicia. Por ejemplo en la película El Lobo de Wall Street pasa algo de eso, el tipo explota sus oportunidades al máximo hasta para ir más allá de la legalidad, y eso es el sueño americano también.
Cuando aquí tenemos un 11-M en lugar de pensar «¿qué le pasa a esta gente, por qué nos atacan?» decimos, «¡uyyyy! esto es de los socialistas, o de ETA, o la culpa es de Aznar por llevarnos a la guerra». No hay una piña de salir decididamente a la calle para decir «vamos a luchar contra el terrorismo y contra estos locos», hay una piña para echarle la culpa a otro. En Estados Unidos hay un 11-S y el país se vuelve una piña, nadie sale al día siguiente a decir que Bush es un hijo de puta, eso lo dejan para más adelante.
Los españoles hemos sido muy religiosos pero nos estamos quitando la religión más rápido que ningún país, tan rápido que creo vamos a ser los más ateos de todos.
Somos el país occidental que ha tenido una guerra civil hace menos tiempo y mejor está. Y una guerra civil es horrible, rompe al país en dos.
En España tenemos un sistema operativo algo antiguo, no el más moderno, como el que tienen los nórdicos. Pero por muy mal que creamos que estamos aquí, lo que pasa en África, la mayor parte de Asia, Sudamérica… eso sí que son problemas, el sistema operativo de España hay que actualizarlo, está mal pero es de lo mejorcito que hay, hay que evolucionarlo.
No tengo una muestra tan significativa de españoles como para definir qué es España, si son 10 gramos de hipster, más 20 gramos de chico pijo de nuevas generaciones del PP y 30 de perroflautas. Te podría decir los gramos de mi contexto social, del mundo en el que yo me muevo, pero eso no es España, es mi realidad.
España es un país que aun con nuestros pecados se puede vivir bien, la gente no es menos feliz que en otras partes.
A pesar de que entre nosotros nos matamos, sabemos tratar bien a los inmigrantes. En España no he visto los ecos racistas que hay en Inglaterra, Francia u otros países que a priori parecen más avanzados en todo.
Claro que creo en lo de que los políticos no son mucho peores que el pueblo, son el reflejo de la sociedad.
Todavía tenemos Real Madrid vs. Barça en política, también lo tienen otros países, pero aquí a veces parece que todavía lo retenemos con la Guerra Civil, con ese sentimiento de odio, de pensar con las tripas.
Me parece que salvaguarda pecados del sistema, errores endogámicos de la democracia que sesga una parte de la población. Ahora te gobierna un presidente de izquierdas aunque seas de derechas, y creo que un rey puede apelar a lo que es común, no transmite una ideología.
Me gusta que desde el minuto uno su misión sea representar a todos los españoles, no proponer soluciones, y por tanto se les educa en cosas como saber muchos idiomas o apelar a la unión, cosa que nuestra democracia ve imposible sacar de las urnas.
El nuevo rey diría que es un embajador del que me puedo sentir orgulloso, creo que sintoniza bien con lo que es España y Europa.
Si me dices que Froilán va a heredar la corona después, pues seguramente saldría el primero a la plaza a manifestarme. El hecho que sea de sangre es un peligro.
En el País Vasco hacen el programa de televisión Vaya semanita en castellano y nadie pone la voz en el cielo, y en TV3 no hay ningún programa en castellano. Hay una discriminación positiva al catalán y lo podría entender porque en el franquismo hubo una discriminación negativa.
Lo que no tiene que ser es esta obsesión para marcar diferencias, esta obsesión doblando películas en catalán pagadas de subvenciones. En España se dobla porque la gente paga por verlas en castellano, porque mis padres no saben inglés, pero no por una subvención.
La Vanguardia y El Periódico tienen una versión en catalán no por demanda, sino por una subvención de la Generalitat.
Ese territorio es tan tuyo como mío.
Creo que ninguna persona que nazca en un sitio debería sentir el derecho de que ese sitio es más suyo que del resto de españoles.
Tengo tanto derecho en la soberanía de Granada como a la de Barcelona. No he vivido en muchos barrios de Granada, sólo en uno y sin embargo, parece que nadie discute mi derecho a decidir sobre el resto de barrios: voto al mismo alcalde que administra los mismos barrios.
En un papel refrendado por todos, pone que Barcelona también es de cuarenta y tantos millones de españoles, ese papel se llama Constitución y el primer artículo dice que la soberanía de España reside en todos los españoles; y España es Cataluña, eso también lo dice.
¿Te parece justo que una casa que heredas de tus padres se la quedara Cataluña? No, ¿verdad? Pues el resto de españoles se supone que también tenemos legitimidad para considerar Cataluña como nuestra casa. ¿Qué he hecho yo para que me puedan arrebatar, sin preguntarme siquiera, ese derecho y sentimiento que tengo por este territorio?
Creo que hay cosas que no se deben preguntar a unos pocos para que decidan por los derechos de otros. El hecho de plantearlo no es democracia, estás poniendo una posibilidad al preguntar algo que no debe ser una posibilidad. Como creo que no puedes preguntar a los hombres si quieres que las mujeres no voten.
Me preocupa que las nuevas generaciones de catalanes estén expuestas a tanta propaganda, a tanta bandera, a que les digan lo que tienen que sentir. Ese no es el ambiente en el que quiero que se eduque un catalán, ni un andaluz, ni un manchego, ni nadie.
Hay que españolizar a los niños catalanes y catalanizar a los madrileños.
Se dice que trabajamos más que el resto de los europeos pero producimos menos.
Gracias a las rentas de los padres, en las clases medias de mi generación hay un colchón mullidito, que aun con esta crisis hace que se pueda resistir en pueblos y pequeñas ciudades, aunque estés en el paro. Creo que en parte por eso una ciudad como Granada tiene el 30 y tantos por ciento de desempleo, no ya el 25 % que es la media nacional, sino 30 y tantos. Entre la gente de mi edad pasa del 50 %.
Hay demasiada envidia por el gran tío rico que se lo curra y triunfa. Todavía hay poco amor a los Amancio Ortega, entre otras cosas porque las redes de clientelismo heredadas del franquismo no han dado muchos más emprendedores que den el salto a gran empresario.
Ninguna persona sufre porque se mate una mosca y también es un ser vivo.
Una cosa es el dolor, otra el sufrimiento. El sufrimiento está en el señor que tienes abajo durmiendo en el cajero. Los antitaurinos van a 500 km donde hacen el Toro de la Vega, oye que a mí también me parece horrible el espectáculo medieval que dan, pero esos mismos no bajan corriendo al cajero a ponerle el termo al señor. Además conozco al tipo de gente que sí van con el termo por las noches ayudando a la gente y muchos de esos sí son taurinos.
Los antitaurinos tienen que abogar por la antitauromaquia no imponiendo su moral o diciendo a la gente que va que son unos hijos de puta. Con el tiempo la gente va dejando de ir a las plazas de toros, y al final desaparecerá, pero que ocurra de manera natural.
Está bien que nos distraigamos con fútbol, no podemos estar todo el día preocupados. Yo me agobio, me duele la cabeza, si sigo con esta entrevista me muero.
Madrid
Anónima – 1987 – Catalana (Manresa) – Consultora
Estoy en Madrid trabajando en una consultoría en tecnologías de la información. Apliqué por el puesto en Barcelona pero ya estaba cogido y me ofrecieron ir a Madrid.
Mis padres son de fuera de Cataluña, por lo que no tengo un tópico definido de la gente de España, me he criado en Manresa y fuera de Cataluña. Suelo pasar las vacaciones en Castellón y Andalucía.
Veo mucha diferencia entre Cataluña y el resto de España. Es muy diferente la manera de pensar y de ver la vida, para mí la gente madrileña es bastante más abierta que los catalanes.
En Madrid echo mucho de menos el mar y hablar catalán.
No veo a los madrileños tan diferentes de cómo podría ser un catalán o un vasco.
Me tratan bien porque no se me nota el acento catalán, pero si se me notara creo que se meterían conmigo.
Tengo un poco el sentimiento de que si digo que soy catalana me van a mirar mal o decir algo. Y a veces, sin que sepan que soy catalana, algún comentario despectivo si que he escuchado.
Es gracioso que cuando vas a un país extranjero, los primeros que están en piña, unidos haciendo guetos, son los españoles. Pero luego cuando volvemos al país nos damos de hostias unos con otros.
No sabemos debatir, el español es muy visceral, muy de saltar, de levantar el tono y de querer ser más que tú.
Los madrileños son chulos y muy orgullosos de ser españoles, y me sorprende mucho, porque yo no me siento orgullosa de ser española. No es una cosa que me hayan inculcado desde pequeña, no me han dicho que me tenga que sentir orgullosa de ser española.
No me siento española pero sí catalana. No me siento española ni un 50 %, pero tampoco 100 % catalana.
No me han dicho que tenga que ser catalana, creo que la educación ha sido bastante justa, hemos estudiado la historia de España, de Cataluña, de Europa y del mundo en general.
Tampoco me han dicho que sentirme española era algo bueno. Para mí sentirme española significa que soy una facha, y ponerme una bandera de España me incomoda, las banderas en general me incomodan.
Cuando viajo jamás digo que soy de España, no soy capaz de decirlo, siempre digo que soy de Barcelona.
Sentirse de un lugar es un sentimiento que tienes, es lo que te hace estar orgullosa de ser de ese sitio y me siento súper orgullosa de ser catalana. Considero que son gente muy trabajadora con unos ideales.
A mí a veces me gustaría ser andaluza porque son súper abiertos, naturales y muy simpáticos, y los catalanes o vascos somos más cerrados.
Te hace sentir mucho menos española la gente que quiere que te sientas española. Si una persona me quiere hacer sentir catalana no tengo esa reacción de rechazo porque yo ya me siento catalana.
La gente radical creo que son los que hacen que más se separen las dos culturas, te queman poniéndote en duda: «¿Por qué te sientes catalana? ¿Por qué tienes esa cultura propia? ¿Por qué queréis votar y por qué, por qué y por qué?». Al final no dejar a la gente decidir, tener sus libertades. Tiras tanto de la goma que al final se rompe.
Si me dicen que los catalanes trabajan mucho y los madrileños no, mienten, ni de coña, en Madrid estoy trabajando un montón.
No creo que sea un problema cultural, habrá madrileños que trabajan mucho y otros poco, e igual en Barcelona.
Creo que se está en la oficina más horas de las que se debería estar, sólo calentando la silla. Creo que podríamos ser más productivos trabajando menos horas, trabajar 8 horas justas o 7 y ser lo máximo productivos posibles, y no tener que estar hasta las 10 de la noche para hacer el papelón.
Todos los políticos son corruptos, es un reflejo de la sociedad española. Viví en países nórdicos como Finlandia y Dinamarca y la corrupción es muy poca.
El fútbol o la consulta de Cataluña, creo que se utilizan para intentar tapar lo que realmente está pasando.
En el momento que dejas de dar libertades cuando tienes culturas tan diferentes se convierte en un problema.
Hay falta de entendimiento. Si nadie es capaz de ponerse en el lugar del otro es difícil entenderse.
Creo que el Gobierno no debería tener tanto miedo a dejar a los ciudadanos tener libertades. El Gobierno de derechas en general suele tener miedo a dar libertades más que a un Gobierno de izquierdas.
La gente de Manresa es muy catalana, mis amigos son independentistas, y yo, al tener padres fuera de Cataluña, me siento un poco en el medio, tengo el corazón dividido.
Creo que la consulta se debería hacer, pero legal. Creo que el Gobierno central debería dejar que se hiciera la votación.
En Madrid todo el mundo opina que la votación es sólo para los independentistas, y para mí la votación es tanto para la gente que quiere votar un sí, como para los que quieren votar un no.
España no es democrática: en el momento que no deja votar una decisión importante, no es un país democrático.
Creo que se debería votar para muchas más cosas importantes que se deciden en el Gobierno, como para la Ley del Aborto o el matrimonio homosexual.
Creo que en el sur son más religiosos, cuando los ves llorando emocionados en Semana Santa, ves que lo llevan dentro, y los del norte menos.
Creo que puedes preparar mucho mejor a una persona de la calle para representarnos.
España no es un mal país para vivir, lo recomiendo. Poder ir a tomarte tus cañas, las horas del sol, pocos días de lluvia… Es una sociedad muy abierta.
Recomiendo a un catalán vivir fuera de Cataluña siempre y cuando no se hable de política o de fútbol, e igual a la inversa.
Madrid
David Esteban – 1979 – Madrileño (Madrid) – Emprendedor
Me siento madrileño. Soy madrileño y español y eso es un hecho, no implica nada con respecto a mi vida fuera o dentro de España.
No me siento identificado con los tópicos de los madrileños, que son: chulo, soberbio, engreído… En general, no me gustan los tópicos, evidentemente los madrileños tenemos un acento, un deje, algunos más marcados, depende del barrio, pero yo no me considero chulo.
Creo que es una opción personal sentirse o no español. A lo mejor hay un español en Japón que se siente japonés, u otra persona que se siente unicornio rosa con alas, es una opción personal, es un sentimiento, los sentimientos no pueden o no deberían ser controlados.
No entiendo muy bien el término españolizar, pero si es obligar a alguien a sentirse de cierta manera, está mal.
A veces me he sentido más identificado con gente que no es española que con gente española. Llevo 10 años viviendo en el extranjero y con algunos españoles no tengo nada en común, nada más que el pasaporte, y con otra persona que no ha estado en España me he sentido muy identificado y mucho más cercano.
Creo que el ser humano en general en todo el mundo es más cercano de lo que pensamos, la gente en China, Japón, África, U.S.A., Colombia y en España busca lo mismo, buscan ser felices y tener gente alrededor.
Si mañana me dices que tu país ya no se llama España, se llama Estados Unidos de Europa y en tu pasaporte pone lo mismo, pues yo diré «bueno, pues ahora soy de los Estados Unidos de Europa, comunidad autónoma España y provincia Madrid», no me importará.
Sé que existen tópicos sobre los españoles pero cada español es un mundo. Cada uno se desarrolla conforme a la educación que ha recibido, tanto en el colegio, como en casa, como en su entorno y por las experiencias que ha vivido, y creo que así vamos definiendo cómo somos cada uno.
No sabemos debatir, el español es cabezón, pasional, visceral, hablamos todos a la vez, subimos la voz y al final es un diálogo de besugos.
Gran parte de nuestro valor es que somos viscerales. Si me apetece dar un beso te doy un beso, si te doy un abrazo pues un abrazo, se nos ve venir de lejos, es un valor que a veces es bueno y a veces es malo, y lo importante es canalizar esos valores para hacer una sociedad mejor.
Es un país muy rico, con una gastronomía variada, con un montón de culturas y lenguas. Te vas al sur y es árabe, te vas al norte y es celta; es un país del que me siento muy afortunado de pertenecer, pero no utilizaría la palabra orgulloso.
El gran cáncer de la situación actual de España ha sido la política, pero a nivel individual dudo que haya una persona en cualquier punto de la península ibérica que no valore las diferencias culturales. Cuando veo los castellers, o un baile típico vasco, o algo de los antiguos celtas o de los árabes en Andalucía, lo flipo en colores.
Valoro mucho más mi país cuando no estoy en él. La comida, el ambiente, los amigos, tomarse un chocolate con churros en un bar…, no echo de menos España en sí, echo de menos las cosas que tiene España.
España es un país de puta madre para vivir.
XXI
Pienso que en Cataluña hay más represión al castellano, no hay igualdad de condiciones entre el catalán y el castellano, y en la actualidad el catalán no está siendo atacado.
Es positivo para tu hijo que estudie catalán si estás en Cataluña.
En general, cuando he dicho que no hablo catalán me han hablado en castellano.
Pienso que si no se le da un modelo financiero a Cataluña como al País Vasco, debería verse por qué se les niega. Se debería explicar a toda la ciudadanía por qué a los vascos sí y a los catalanes no, y que el pueblo opinara.
A lo mejor prefiero que los catalanes estén en el marco español con los mismos derechos que han tenido los vascos, o a lo mejor después de explicármelo no quiero. Pero deberían abrir un debate y mostrar a la ciudadanía la verdad.
Todavía se asume que hay gente que por ciertas opiniones es franquista o fascista, España está traumatizada por el franquismo y somos incapaces de superarlo. Pasará mucho tiempo antes de que lo superemos.
Madrid
Fernando Álvarez González – 1973 – Madrileño (Madrid) – Empresario / Coach
Me siento de Madrid porque es donde he vivido toda mi vida. Pero no lo siento en plan propiedad, si en un momento dado tengo que vivir en otro sitio y me encuentro a gusto, no tendría mayor problema.
Cuando me he planteado irme de Madrid a Menorca o Cádiz era por el estrés que genera una ciudad como esta; la comparo, salvando la distancia, con Nueva York. Son ciudades que están organizadas para que siempre tengas algo que hacer y algún sitio donde ir corriendo. De hecho los spa triunfan porque vivimos estresados.
El cachondeo y la guasa están genial, pero cuando he tenido que trabajar con gente del sur a veces he tenido la mala suerte de que me resultara más complejo: poca seriedad. No digo que todos sean así, pero sí que me lo he encontrado más en el sur que en el norte. En el norte suelen ser más serios y rígidos.
Creo que nos conocemos muy bien los tópicos de los demás pero desconocemos mucho nuestros propios tópicos. Me fijo en el acento del otro pero no de mi propio acento. «Guasones y los vagos de andaluces, cabezotas y fuertotes de los vascos», y los madrileños, que no sé de qué nos tildarán, pero seguro que de algo. Pero no conocemos la esencia de por qué el andaluz es como es, o el vasco, o el catalán.
Cuando voy a una ciudad, por ejemplo a Roma, al cuarto o quinto viaje hay un momento que hace clic y me siento de la ciudad, porque ya callejuelo, y aunque no he vivido en Roma con eso ya es suficiente para que me sienta de la ciudad o la sienta mía.
Siento que soy de un lugar cuando me reconozco en ese lugar, no porque haya nacido en ese lugar. Si hubiera nacido en Madrid y no hubiera vivido en Madrid, no me sentiría de aquí.
No tengo ningún inconveniente en sentirme español. Hay veces que no me enorgullezco demasiado cuando ves la casta política que tenemos.
Creo que no hay un español, creo que sería injusto definir un español. En general es de carácter abierto con excepciones en algunas regiones, que son más cerrados. Y creo que somos creativos, para buscarnos la vida pocos nos ganan.
Aquí esperamos a que nos echen, que nos den la indemnización y luego cobrar el paro. Creo que nos acomodamos.
Estoy convencido, firmaría ante notario que por definición estadísticamente el español no es un hombre viajado. Sí es verdad que con las nuevas generaciones es posible que esté cambiando, con las Erasmus y los intercambios que hacen con los institutos. Y eso da otra visión, otra cultura.
Es triste que no tengamos verdaderos políticos al frente de este país, pero sí es bueno que estemos ejerciendo la limpieza. Una gran parte está en tribunales y otra en la cárcel. Hay países en los que su situación es la misma que la nuestra y están en la calle.
Es casi un dicho popular que robar no es que esté mal, lo que está mal es que te pillen. Esto que en Alemania es para tirarse de los pelos, aquí es bastante normal.
España tiene una democracia a medias, yo te elijo a ti para que me representes y a partir de aquí ya dejo de votar hasta dentro de 4 años que pueda volver a opinar. Si te he elegido bien, ¡suerte!, si te he elegido mal… Ya no te puedo cambiar.
Me interesa más el modelo suizo, que se pueda hacer cada dos por tres un referéndum de forma sencilla, y que no parezca que se va a parar el mundo cada vez que tenemos que hacer uno.
No he sentido que me la impusieran aunque estuviera en un colegio y universidad religiosa, pero en parte sí, porque cuando nací me bautizaron, no me preguntaron.
Creo que es lógico que el Gobierno esté desvinculado de la religión. ¿Por ser cristiano tendría que ser de derechas o izquierdas? No.
La monarquía como concepto no me estorba. Creo que la monarquía de hoy no es la monarquía de hace 500 años. Creo que tiene que estar muy claro qué hace y cuánto cuesta lo que hace, y creo que es un trabajo que un profesional puede hacer. Por lo tanto, ha de ser un trabajo competitivo como cualquier otro sector empresarial, con presupuestos y aprobaciones de los mismos.
¿La tradición lo justifica todo? Entiendo que haya una cierta afición a un tipo de festejo, pero cuando ese festejo conlleva el sufrimiento de un animal porque sí, porque nos apetece, considero que no es propio de un ser humano evolucionado.
Hasta hace muy poco no me he atrevido a utilizar conmigo mismo la palabra empresario, porque se me iba a ver como un imbécil, explotador que quiere machacar, etc. He dado trabajo, sigo generando empleo, proyectos, 19 años con mi propia empresa… No digo que no haya empresarios que no se aprovechen, pero también los hay funcionarios, fontaneros, políticos… El que es mala persona es mala persona sea moreno o rubio, sea cristiano o no, no tiene nada que ver con la profesión.