Para Rosemary y Adam,

con amor.

El día que cumplí cincuenta y un años, me asigné la tarea de anotar algunas de las cosas importantes que más de medio siglo de vida me había enseñado.

Aquel ejercicio me pareció tan instructivo y agradable que lo convertí en mi plan del domingo por la mañana. Al cabo de un tiempo, le leí la lista de cosas a un amigo mientras almorzábamos y me dijo que le gustaba la idea y que quería intentarlo. Poco después, más amigos y conocidos se unieron al proyecto. Aquello nos llevó a entrevistar a niños de parvulario, a estudiantes de instituto, a matrimonios jóvenes y a personas mayores. Al editar aquellas frases, me di cuenta de que la sabiduría no tiene edad y de que la verdad es la verdad venga de donde venga.

Las personas que han colaborado en Vive y pásalo tienen edades muy diferentes y provienen de medios sociales y económicos muy diversos. No se consideran filósofos, ni gurús, y sin embargo, logran, en un par de frases, ofrecernos perlas de sabiduría.

Al leer estos pensamientos, verás que algunos son el reflejo de corazones solitarios y de esperanzas perdidas. Pero en última instancia, lo que transmiten es aliento, determinación y la importancia que tiene ver las cosas objetivamente. Un padre de 42 escribe: «He aprendido que un cajón para lustrar zapatos fabricado por mi hijo de ocho años en el campamento de verano es mi posesión más preciada». Se trata de una afirmación contundente sobre las prioridades de cada uno y sobre lo que vale la pena en esta vida.

Thomas Fuller, clérigo inglés del siglo XVII, escribió: «Si tienes conocimiento, deja que los demás enciendan sus velas en él». Gracias a esas personas que han compartido sus «lecciones de vida» conmigo, en la actualidad, mi vela arde con una llama vivaz. Os invito a encender vuestra vela con la mía. Si las ponemos todas juntas, iluminaremos nuestro propio camino y mostraremos la dirección a los que vienen detrás.

H.J.B.

Tall Pine Lodge

Fernvale, Tennessee