Portada

Alberto Ruy Sánchez, editor y escritor, ha cultivado el ensayo, la novela, la poesía y el cuento. Doctor por la Universidad de París, fue alumno de Barthes, Deleuze y Rancière. En 2005 recibió la Gran Orden de Honor Nacional al Mérito Autoral; en 2006, el Premio Juan Pablos, el máximo reconocimiento que otorga la Caniem a un editor por el conjunto de su carrera, y en 2012, el Premio San Petersburgo Lee. Gracias al presente título, obtuvo el Premio Binacional de Literatura José Fuentes Mares y el reconocimiento de la Fundación Guggenheim. En su obra, traducida a más de siete idiomas, destacan: Los nombres del aire (Premio Xavier Villaurrutia, 1987), Los demonios de la lengua (1987), Cuentos de Mogador (1994), En los labios del agua (ganadora del Prix des Trois Continents, 1996), así como Elogio del insomnio (2011).

BREVIARIOS

del
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

579

Alberto Ruy Sánchez

Una introducción
a Octavio Paz

 

Fondo de Cultura Económica

Primera edición (Joaquín Mortiz), 1990
Primera edición aumentada (FCE), 2013
Primera edición electrónica, 2014

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.

Para Anne Husson y François Vitrani,
para Maricarmen Castro y Alfonso Alfaro

ÍNDICE

Advertencia

I. Semilla
LA CLAVE DEL POEMA COMO LUCIDEZ

II. Círculo de tierra
EL SURGIMIENTO DEL POETA: 1914-1943

1. La poética como territorio

2. Aprender a cantar cara al viento

3. Pasión poética y pasión social

4. Las preguntas del tiempo

III. Círculo de aire
HACIA LO INESPERADO: 1944-1958

1. Vuelo hacia el huerto de las sorpresas

2. Primera visión del laberinto

3. Cuando la obra es fruta que madura

4. Regreso a México por donde sale el sol

IV. Círculo de fuego
EL PARAÍSO FUGAZ: 1959-1970

1. Nuevos mundos antiguos: paréntesis indio

2. El espacio es tiempo y es poema

V. Círculo de agua
LA NUEVA ESTACION VIOLENTA: 1971-1990

1. La acción y la historia

2. Memoria y melancolía

3. El árbol y el bosque

4. La búsqueda incesante y el azar

VI. En la espiral
LA BÚSQUEDA DEL PRESENTE: 1990-1998

1. La fraternidad del presente

2. Mirada retrospectiva

3. Regreso a la India con Parvati

4. La fragilidad de la vida

VII. Coda
EL ÁRBOL DEL MEDIODÍA

Revelación del instante

 

Mínima bibliografía

ADVERTENCIA

Este libro surge de la necesidad, expresada por mucha gente de horizontes diversos, de tener una visión global pero muy breve de la obra y la vida de Octavio Paz. Es un ejercicio de síntesis: el perfil apenas de una vida compleja y una bibliografía que son vastas y apasionantes. No un ensayo crítico sino una sustanciosa ficha informativa. Como decía, una silueta que sirva como introducción a esa vida y a esa obra.

Fue escrito, en su primera versión, para un diccionario de escritores publicado en Nueva York por Charles Scribner’s Sons. Su forma, contención y uso de fuentes comprobadas y dentro de la obra de Octavio Paz responden, antes que nada, a esa exigencia editorial didáctica y sintética marcada por la editorial. Por lo que agradezco a Carlos A. Solé, editor de esa obra enciclopédica, su acucioso interés, dedicación y exigencia de rigor durante el tiempo en que se llevó a cabo este texto. Un reto de contención y disciplina didáctica que me pareció interesante tomar pensando que esas limitaciones serían a la vez las ventajas de este libro: desde su primera edición en inglés y después en español y otras lenguas ha servido tanto a alumnos y profesores en las escuelas como a cualquier persona interesada en conocer algunas claves de la obra de Octavio Paz. Esta nueva edición está corregida y aumentada hasta la muerte del poeta. Pero sigue siendo fiel a la exigencia de brevedad, síntesis de información, restricción de fuentes alternas y de opiniones. Eso incluye a cientos, de verdad cientos de personas que tuvieron que ver con Octavio Paz de diferentes maneras en diferentes situaciones y países y que no son mencionadas aquí. Pido disculpa de antemano. No se incluyen notas a pie de página para facilitar la fluidez de la lectura. Una bibliografía mínima al final es la fuente de afirmaciones y de citas, salvo en caso de que se mencione en el texto. No se incluyen libros sobre Octavio Paz aunque los hay muy buenos e interesantes y cada año se multiplican. Remito a los curiosos a la Bibliografía crítica de Hugo J. Verani, indispensable.

Este libro se nutre de varias entrevistas que hice a Octavio Paz, especialmente las publicadas en la revista Artes de México, y para la serie de televisión México en la Obra de Octavio Paz. Al mismo tiempo, estas páginas no pueden dejar de estar impregnadas por la cercanía cotidiana que en el trabajo editorial y después en la amistad, me unió a Octavio Paz a lo largo de muchos años. Es una forma breve de compartir el privilegio de haber conocido su obra iluminada por su presencia. Así, aunque estas palabras traten de no hacerlo evidente, en ellas corren de manera discreta, casi siempre tácita, tanto mi testimonio como las lecturas y las conversaciones cotidianas con Marie José y sobre todo con Octavio Paz. Sin embargo, no puede considerársele responsable de lo que aquí se dice puesto que él no vio este libro sino hasta que estuvo impreso. Está su voz lógicamente en mi esfuerzo consciente de síntesis, pero no sus ojos. Por eso tengo que usar aquí la fórmula socorrida en estos casos: toda responsabilidad es mía. Las posibles virtudes son de los otros, especialmente del autor cuya palabra se evoca; los defectos, míos.

Este libro fue reconocido en 1991 con el Premio Binacional de Literatura José Fuentes Mares, otorgado por la New Mexico State University en su sede de Las Cruces, y la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Recibió también el reconocimiento de la Fundación Guggenheim de Nueva York.

He dividido el cauce de esta “muy sintética vida intelectual de Octavio Paz” en cinco círculos vitales que siguen una cronología. Pero antes he querido abrir esta nueva edición adelantando una clave de toda la obra de Octavio Paz, semilla y llave de todos sus escritos (incluyendo los de historia y política) y de su manera de estar en el mundo: su concepción de la poesía como revelación y lucidez, creación dentro de la historia y no de espaldas a ella, clave de conocimiento y acción. Nuez dentro de la nuez que es este libro: pensar el poema como fruto lúcido.

Después me acerco a cada época de su vida como en un collage, a través de los poemas y otros textos de Octavio Paz. Y menciono datos de la vida del poeta para comprender mejor la obra pero no para explicarla o agotar su sentido. No son simples espejos una de la otra como mentes simplistas lo quisieran. Porque los hilos que unen vida y obra son sutiles y complejos.

El primer círculo cronológico es de tierra: es fundador de su territorio. Muestra el surgimiento del artista, su entorno familiar y el descubrimiento del oficio de poeta. Este círculo va de su nacimiento a su mudanza del país: de 1914 a 1943. Cubre el primer ciclo de su poesía.

El segundo círculo es de aire: su primer vuelo fuera de México, su paso por Estados Unidos y su residencia en la Francia de la posguerra. Sus encuentros con la poesía norteamericana y con lo último del surrealismo. Y su productivo primer regreso a México. Va de 1944 a 1958.

El tercer círculo es de fuego, es breve y radicalmente transformador, tanto de su vida como de su obra. Incluye su siguiente salida del país viviendo en varios países, con el paréntesis culminante de su vida en la India. Va de 1959 a 1970.

El cuarto círculo es de agua: nadando a contracorriente remonta el río de su tiempo. Mareas favorables y desfavorables y no pocas tormentas. Va de su regreso a México en 1971 hasta su recepción del Premio Nobel en 1990.

En el quinto círculo el movimiento se vuelve espiral, regresa sobre sí mismo y sin embargo sigue avanzando. Tiene como preocupación central señalar el sentido y darle concierto a la suma retrospectiva de su obra. Es la búsqueda de su quintaesencia, de su coherencia dentro de la diversidad que la anima. Es el tiempo en el que Octavio Paz es editor, es decir, constructor de la casa de su obra. La refunda. Va de 1990 hasta su muerte en 1998.

Cinco trazos para tener una imagen de conjunto como quien señala el perfil del bosque y, tal vez, esas personas con quienes comparte su visión puedan sentir la tentación de internarse, de tocar los árboles que de lejos han visto agitar el viento.

Es evidente que este libro no puede ni debe ser pensado como una sustitución, ni siquiera ligera, de lo escrito por Octavio Paz sino una muy breve invitación a leer su obra.

I
Semilla

LA CLAVE DEL POEMA
COMO LUCIDEZ

ENTRE los primeros poemas que Octavio Paz quiere reconocer completamente suyos, con los que abre Libertad bajo palabra en 1935, y el último poema que publica en 1996 se distingue un insólito rasgo común. Los separan más de sesenta años, muchas experimentaciones, mutaciones y descubrimientos, tanto en la vida como en el oficio. Pero los une la misma noción del poeta como testigo de la fugaz epifanía que es la vida: súbita aparición de una claridad que un instante después se desvanece. Y del poema como lenguaje de ese momento excepcional en el cual “el pensamiento ve, los ojos piensan” mientras la vida sigue su camino hacia el silencio. Es decir, el poeta como lo concibe Octavio Paz ejerce una manera excepcional de lucidez en el mundo.

Octavio Paz subtituló su poema final “Diálogo con Francisco de Quevedo”. Pero ya su primera reflexión de juventud sobre la poesía había sido indirectamente un diálogo con Quevedo. Y más precisamente con las “Lágrimas de un penitente”, en donde Paz veía una especie de existencialismo antes del existencialismo y un aliento precursor del Baudelaire que se sabe nacido en el mal, sin salvación. Paz identifica ahí la semilla de la angustia o de la rebelión modernas.

Entre el día “hecho de tiempo y de vacío”, que en 1939 lo llenan de luz y de nada, y el tiempo y el espacio que en 1996 “caen vertiginosos” hacia el silencio, cobraría existencia una de las más singulares aventuras poéticas del siglo XX.

Octavio Paz comenzaría a escribir sintiéndose desgarrado entre una poesía pura, que defendían los poetas de la generación anterior que él admiraba, y una poesía social, acorde con una idea mesiánica de la sociedad futura que, él quería creer, se forjaba entonces en América Latina. Como ninguna de estas dos poéticas lo dejaba completamente satisfecho, comenzó a formular una solución paradójica: el poema como luz negra que señala la conciencia de estar en el mundo, de vivir entre los otros y en la historia. El poema como síntesis de opuestos: el arco del guerrero y la lira del que canta. Ni opuesto ni subordinado a la historia, el poeta arde en la conciencia apasionada de estar en ella.

Pero también el poema como la más profunda presencia de la vida, de sus milagros y calamidades. Búsqueda perpetua: “Y me hundo en mí mismo y no me toco”. Y a la vez búsqueda ritual del cuerpo de la amada: “única tierra que conozco y me conoce, única patria en la que creo, única puerta al infinito”.

Así, la poesía de Paz se va forjando entre el abismo de la soledad existencial y la comunión trascendente con los otros. Y por supuesto, con la amada: “Más allá de nosotros, en las fronteras del ser y del estar, una vida más vida nos reclama”.

En la posguerra vivió en París y fue atraído por el surrealismo. “Era un grupo de poetas libres en una ciudad intoxicada por teorías e ideologías que exacerbaban la pasión pero no iluminaban el alma.” Los poemas en prosa de ¿Águila o sol? llevan la huella de esa fascinación. Y el poema extenso Piedra de Sol, de 1957, capital en la obra de Paz, es una síntesis de todas sus inquietudes hasta entonces. Un crisol de sus exploraciones formales y de su pensamiento poético. Abismo y erotismo, historia y memoria personal, símbolo y materia, sensación e idea, finalmente se encuentran en una forma poética que es eco de tradiciones y a la vez su desafío. Recapitulación y renacimiento del poeta.

Después, en la India desde 1962, su poesía se convulsiona y un erotismo extendido se vuelve piedra angular de su búsqueda. El encuentro con Marie José Paz, de la que no se separaría un solo día desde 1964 hasta su muerte en 1998, marca esa nueva manera: “A veces la poesía es el vértigo de los cuerpos y el vértigo de la dicha y el vértigo de la muerte”. Su poética se vuelve una erótica.

El poema extenso Blanco y el poema narrativo El mono gramático sintetizaron la huella doble de la otredad en su mundo: la del Oriente y la de la amada. Pero muy pronto llegaría la expulsión del paraíso. Un poema sobre la matanza de estudiantes en México, en 1968, acompañaría su renuncia a ser embajador del gobierno responsable de ese crimen. Gesto que sería recordado en la entrega del Premio Nobel que recibiría en 1990.

En “Nocturno de San Ildefonso”, como en “Pasado en claro” y en otros poemas de los setenta, renacen las preocupaciones por la memoria personal entretejida con la Historia. La solución poética de Paz es reformulada confiriendo a la poesía su función de última lucidez.

La poesía es la crítica a la modernidad pero no intelectual sino pasional, en nombre de realidades que son negadas por la edad moderna. Lo que Octavio Paz llama “la otra voz”: la del hombre que está dormido en el fondo de cada hombre. Y cuya existencia la poesía muestra, no demuestra, señala sugiriéndola e inspirándola. Porque la poesía se nutre de la imaginación y es, según Paz, “el antídoto de la técnica y del mercado”, esos nuevos ídolos huecos de las masas, como hasta hace poco lo fueron los dogmas religiosos y las ideologías totalitarias.

Octavio Paz escribió tantos ensayos fundamentales sobre el arte, la sociedad, la historia, la política internacional y la de México, que ya con ellos su obra sería piedra fundamental de la cultura contemporánea. Pero es en su poesía donde está el eje lúcido que alimentó su pensamiento y su manera peculiar de estar en el mundo. La poesía es la clave de las claves de su obra. Tanto, que incluso quienes comentan sus ideas políticas sin comprender el sentido de rebelión poética que lo anima no comprenden sino la sombra de lo que dice. Octavio Paz es fiel a una lectura de la poética de Aristóteles que señala una diferencia radical entre el historiador y el poeta. El primero escribe lo que sucedió, el segundo cuestiona lo que sucedió desde una visión más amplia que no se conforma con lo que le cuentan y con lo que piensan otros y considera lo que debió haber sucedido y lo que podría haber sucedido. Esa visión de poeta, más amplia, con más dimensiones (incluyendo las sensoriales), más inquieta e inquietante, rige sus ensayos tanto de política como de arte.

Su último poema, su diálogo final con Quevedo, busca ser un poema de reconciliación con la fragilidad de la vida, sus convulsiones y abismos. Como dice Paz que sólo T. S. Eliot lo había logrado. La vida regresa al silencio, a la muerte del poeta, pero no importa porque “sabemos ya que es música el silencio y somos un acorde del concierto”. Comienzo así por el final y recomienzo.

II
Círculo de tierra

El SURGIMIENTO DEL POETA
1914-1943