letras mexicanas
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Primera edición, 2002
Primera edición electrónica, 2014
D. R. © 2002, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
Empresa certificada ISO 9001:2008

Comentarios:
editorial@fondodeculturaeconomica.com
Tel. (55) 5227-4672
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.
ISBN 978-607-16-2355-3 (ePub)
Hecho en México - Made in Mexico
Epifanías de la luz en el verano egeo, estas Odas —las Odas lentas de las cigarras— son una celebración de la fugacidad en el filo intemporal donde lo humano y lo divino confluyen y se tocan momentáneamente; surgidas del polvo y las alas de los insectos, repasan el oleaje del mar, espejo de los cuerpos, y dejan un registro de la sombra arrojada por esa luz. Los poemas de Ultramar dialogan con una tradición clásica.
ELSA CROSS publicó en el FCE Canto malabar (1987). Su obra abarca 14 títulos. Tuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, 1989, y el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines, 1992. Espirales – Poemas escogidos 1965-1999 (2000) reúne gran parte de su trabajo poético. Ultramar – Odas es la segunda parte de una trilogía que integrarán Los sueños – Elegías (2000) y El vino de las cosas – Ditirambos (inédito). Elsa Cross también escribe ensayo y es profesora de filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México.
sus deseos, aleteos de pájaros, y el viento
en el hueco de sus pensamientos
IORGOS SEFERIS
EN EL UMBRAL
de puertas ahora inexistentes,
en recintos que apenas se deslindan
bajo el calor a plomo
y sus alianzas con los insectos y el polvo,
se superpone a la imagen soñada
o entrevista quizá
entre esas piedras
una presencia inabarcable.
La huida cierra sus senderos.
Los límites se rompen.
Y lo que daba forma al pensamiento
se deshace.
El tacto del día
y la nube del sueño
deseantes
se entretocan.
Y al fondo
como un pez ahíto
la conciencia.
Desciñe en luz arborescente
su íntima placidez,
lengua que se remuerde en el silencio
hasta que vibran
los nombres imantados.
Frases repetidas en el umbral,
ritmos que se desgajan como cortezas.