Fabienne Bradu (París, 1954), escritora, investigadora y crítica literaria, reside en México desde 1979. Es doctora en lenguas romances por la Universidad de La Sorbona. Ha colaborado en Vuelta y Letras Libres. Ha traducido poesía del español al francés —María Baranda, Fabio Morábito, Pablo de Rokha, Gonzalo Rojas y Rafael Cadenas— y viceversa —Annie Le Brun, André Breton, Jean Genet y Aimé Césaire—. Algunos de sus libros publicados por el FCE son Señas particulares: escritora. Ensayos sobre escritoras mexicanas del siglo XX (1987), Ecos de Páramo (1989), Antonieta (1900-1931) (1991), Damas de corazón (1994) y Otras sílabas sobre Gonzalo Rojas (2002). Tuvo a su cargo la edición de Íntegra, la suma poética de Gonzalo Rojas.
VIDA Y PENSAMIENTO DE MÉXICO
BENJAMIN PÉRET Y MÉXICO
Primera edición, 2014
Primera edición electrónica, 2015
Ilustración de portada: Laura Esponda Aguilar
© José Cortí, París, 1995
Obras completas de Benjamin Péret
Todos los textos de Péret aquí incluidos, a excepción de “Última desdicha,
última suerte”, fueron traducidos al español por Fabienne Bradu.
Por la traducción al español de “Última desdicha, última suerte”, © Ida Vitale
D. R. © 2014, Fondo de Cultura Económica
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ISBN 978-607-16-3059-9 (ePub)
Hecho en México - Made in Mexico
Au fond, malgré la mer,
Et tant de courses, nous ne sommes jamais sorti
D’ici, et toute notre vie aura été
Un petit voyage en rond et zig-zag dans Paris.
VALERY LARBAUD, La Rue Soufflot
ÍNDICE
Preámbulo
PRIMERA PARTE
Una primera tentativa fracasada
La segunda Guerra Mundial
Sala de espera
Tierra mexicana
El club de los cinco trotskistas
Escribir a pesar de todo
VVV
La presencia internacional de Péret
La fauna mexicana
El deshonor de los poetas
Otra sala de espera
Por fin, el regreso
SEGUNDA PARTE
De regreso a París
Apéndice Escritos en y sobre México
Última desdicha, última suerte
El deshielo
Los tesoros del Museo Nacional de México: la escultura azteca
Prólogo a La verdad contemporánea de Juan Brea y Mary Low
El pensamiento es uno e indivisible
Prólogo a Cuaderno de un regreso al país natal de Aimé Césaire
Un pintor americano
E. F. Granell
El deshonor de los poetas
Dos revistas literarias
Descubrimiento de Chichén Itzá
Historia natural
Sin vuelta
A tientas
Notas sobre el arte precolombino
El surrealismo en 1947
Una contribución
Los sacrificios humanos en el México antiguo
¿Será solamente un pintor?
La exposición de arte mexicano
El arte de poner la nalga izquierda
Mucho ruido y pocas nueces
Man’ha Garreau-Dombasle: Songes mexicains
Recuerdo del porvenir
La obra cruel y rebelde de Luis Buñuel
Quetzalcóatl, la serpiente emplumada
Bibliografía
PREÁMBULO
Después de reconstruir el viaje de André Breton a México en 1938,1 era inevitable que intentara la misma aventura con la estadía de Benjamin Péret durante la segunda Guerra Mundial. A diferencia de los ladridos que provocó el breve paso de Breton por México, el exilio de seis años que Péret padeció en el enrarecido aire del altiplano casi pasó inadvertido para la gran mayoría de los mexicanos de su tiempo. Incluso hoy, con la excepción de Aire mexicano2 y Pulquería quiere un auto y otros cuentos,3 su obra permanece prácticamente inédita en español. Por ello, la tentativa de reconstruir su estancia en el país debía complementarse con la traducción de los escritos mencionados a lo largo del ensayo y que aún no estaban disponibles para el lector de lengua española. El libro se compone así de dos partes: la primera procura documentar la vida de Péret en México, así como su interés sostenido por el país luego de su regreso a la razonable altura de la Place Blanche; la segunda, concebida a manera de apéndice, recoge los textos escritos por Péret en México y sobre México. Quiero dejar aquí constancia de mi gratitud hacia Ida Vitale, quien, cumplida y desinteresadamente, me ayudó con la traducción del extenso poema Dernier malheur, dernière chance. Excluí los artículos militantes firmados con el seudónimo de B. Peralta porque son, a mi gusto, la parte menos original de la obra ensayística de Péret. Pongamos, entonces, que la reconstrucción biográfica es un buen pretexto para dar a conocer parte de la obra de Benjamin Péret y esperemos que alentará la curiosidad de los lectores por descubrir el resto del iceberg.
Este trabajo hubiera sido imposible sin la previa y empecinada labor de la Asociación de los Amigos de Benjamin Péret que, en Francia y gracias a la hospitalidad del editor José Corti, logró reunir la totalidad de los escritos de Péret en los siete tomos que hasta la fecha conforman sus Obras completas. Como todas las empresas de esta envergadura, las obras completas de Benjamin Péret no se salvan de errores y omisiones que son las cuotas obligadas para quienes se arriesgan a franquear por primera vez la aduana del movedizo país de la integridad. La recopilación de la correspondencia es, sin duda, la parte que más se ha resentido de las vicisitudes del tiempo y las prohibiciones que aún pesan sobre algunos archivos privados, como el de André Breton, que sólo será abierto al público en 2017. Por consiguiente, las deficiencias en este rubro, aunque no sean del todo imputables a los editores, constituyen un obstáculo para seguir los pasos y las ideas de Péret en determinadas épocas de su vida. En particular, la que atañe al exilio mexicano se antoja sembrada de omisiones y ausencias, cuando las cartas eran el único instrumento de comunicación —y de supervivencia— para Péret en su “isla en medio del Atlántico”. Probablemente, la precariedad de las condiciones de vida durante la guerra, los desplazamientos apresurados por la persecución, las separaciones y unas mínimas prudencias para salvar el pellejo propio y ajeno deben haber pesado en la conservación de los papeles privados.
Pocos testigos directos del estrecho círculo de amistades de Péret en México han sobrevivido a mi tardío interés por reconstruir sus años de exilio. Debo agradecer particularmente a Octavio Paz, Walter Gruen, Gunther Gerzso y Bartolomé Costa-Amic sus esfuerzos por ayudarme a precisar ciertas circunstancias y actividades de Péret en México. También me fueron de gran utilidad los estudios realizados por otros investigadores, a cuyas obras remito en la bibliografía.
Todavía no disponemos de una biografía de Benjamin Péret y el presente libro podría parecer una torpe maniobra para poner la carreta mexicana ante los bueyes de la vida. Mi propósito no ha sido escribir un capítulo que se intercalara en una biografía ausente. Antes bien, he querido explorar la relación entre un poeta y un país que, como todas las relaciones apasionadas, supone una amplia gama de sentimientos. Con el tiempo y unas expeditas fórmulas se ha mitificado el impacto de México sobre los escritores franceses que visitaron el país y, en particular, sobre los surrealistas que lo conocieron de cerca, como Artaud, Breton y Péret, o de lejos, como Desnos. El caso de Péret es sobremanera iluminador de las mitigadas reacciones de un surrealista ante “el lugar surrealista por excelencia”. Como podrá comprobarlo el lector, México le suscitó despiadados juicios y exaltadas páginas. Hablar de un balance sería privilegiar unos sobre otras. Prefiero renunciar al mito que sólo sirve para adornar los discursos diplomáticos, en aras de una realidad más compleja, tortuosa y surtidora de imágenes imprevisibles.
La figura de Benjamin Péret es, a mi gusto, una de las más entrañables entre los surrealistas de la primera hora. Octavio Paz recuerda que para Luis Buñuel, “el más profundo y puramente surrealista de los poetas surrealistas era Péret”. Y añade: “No se equivocaba. Sencillo y recto, estaba hecho, como se dice corrientemente, de ‘buena madera’. ¿Qué madera: pino, caoba, cedro, encino? La madera recia de los héroes simples de espíritu, la madera de Pedro el Apóstol”.4 Aunque Shéhadé y Paz le habían inventado el mote de “San Pedro”, Péret estaba lejos de ser un santo. Su proverbial anticlericalismo y su aversión a toda forma de misticismo bastarían para disuadir a cualquiera de beatificarlo en el panteón de un surrealismo de pacotilla. Más bien habría que imaginar a un hombre hecho de una sola pieza, sin recovecos ni mezquindades, que sostiene sus convicciones a manos llenas y desconoce la mesura, el cálculo o el semitono. El hecho de que la pieza sea de madera denota, para quienes lo trataron, una nobleza de alma que lo mismo se expresa en una sostenida lealtad a los amigos y a las ideas como en una violencia incontenible. Sus furias siempre estuvieron a la altura y a las altas temperaturas de sus convicciones. Pero la lealtad no era para él una forma de la ceguera y sus críticas al surrealismo y al trotskismo se oyeron con vigor cada vez que, a su juicio, se intentaba desvirtuar los principios en dogmas o revestirlos con alguna sotana mística. En rigor, su única lealtad duradera fue hacia la poesía.
En ciertas historias de la literatura, concebidas como los antiguos almanaques de Epinal, se suele presentar a Benjamin Péret como un lugarteniente de André Breton, el sempiterno segundo de a bordo. Sólo quisiera recordar cómo Breton concluye la nota introductoria al capítulo Benjamin Péret en la Antología del humor negro: “Hablo de él y de su obra con excesiva cercanía, como de una luz que, día tras día, durante treinta años, ha embellecido mi vida. El humor brota aquí como un manantial”. No son ciertamente las palabras que utilizaría un hombre convencido de ser el único faro en la constelación surrealista. Por lo demás, Péret tenía suficiente luz propia para que se le redujera a un simple reflector de los destellos ajenos.
A modo de presentación, quisiera reproducir la ficha biográfica que, hacia el final de su vida, él mismo llenó con su letra manuscrita de cagarruta para el nuevo diccionario de escritores contemporáneos. Ateniéndose al formato diseñado para les gens de lettres, Péret contesta así el cuestionario:
Nombre: Benjamin Péret.
Dirección: 17 rue Gramme. Paris XV.
Condecoraciones: Ninguna.
Nacido en: Rezé (Loire Atlantique), el 4 de julio de 1899.
Estatura: 1m 76. Peso: 78 kgs.
Ascendencias provincianas y otras: Familia paterna originaria del Lot, familia materna de Bretaña y Vandea.
Parentescos con personalidades: Ninguno.
Casado con: Elsie Houston (fallecida).
Vuelto a casar con: Remedios Varo.
Hijos (nombres): Geyser, nacido el 31 de agosto de 1931 en Río de Janeiro.
Residencia de veraneo: Ninguna.
Automóvil (marca y potencia): Ninguno.
Deporte practicado: Ninguno, bastantes medios de embrutecimiento nos son deparados como para recurrir al deporte.
Distracciones: Insultar a los curas.
Platillo y bebida: La langosta en todas sus modalidades y vino de Borgoña.
Mascota (nombre): Gato.
Colecciones: Ninguna.
Inicios en la vida: Guerra de 1914, ¡que lo facilitó todo!
Acontecimientos en su carrera: No hay tal carrera, pero...
Premios, distinciones (con fechas): Ninguno.
Libros publicados: Le Passager du transatlantique; Au 125 du boulevard Saint-Germain; Immortelle maladie; Dormir, dormir dans les pierres; Et les seins mouraient...; Le Grand Jeu; De derrière les fagots; Je ne mange pas de ce pain-là; Je sublime; Trois cerises et une sardine; Dernier malheur, dernière chance; Le Déshonneur des poètes; Feu central; Main forte; La Brebis galante; Air mexicain; Mort aux vaches et au champ d’honneur; Anthologie de l’amour sublime; Le Gigot, sa vie et son œuvre.
Ilustrados por: Max Ernst, Yves Tanguy, Arp, Tamayo, Man Ray.
Colaboraciones (revistas y periódicos): Todas las publicaciones surrealistas.
Señas particulares: Odia a los curas, los policías, los estalinistas y los comerciantes.
Firma: Benjamin Péret.5