Prólogo
Este que tengo en mis manos es un libro valiente y arriesgado y de una notable
calidad literaria.
Dicho esto, lo fundamental, no es mi intención ahondar en el libro porque no puedo ser objetivo. Soy uno de los señalados en su dedicatoria. Hay un hecho trascendental en este libro. Algo
irrepetible. Se trata del primer libro de un autor, luego vendrán otros, ¡las musas lo quieran! Probablemente más maduros, más redondos, de mayor difusión o de mayor éxito, pero este será para siempre el primogénito con todo lo que ello comporta.
Solo este primer libro habrá tenido que superar los miedos, las dudas y los pudores que conlleva el
desnudarse en público a través de la escritura para que todo el mundo te juzgue. Esto es lo que hace único a este libro.
Me mueve el afecto hacia Eduardo y el recuerdo de su padre, José Ángel, gran lector con quien compartí muchas lecturas, por eso deseo manifestar mi convicción de que el éxito de este libro ya está conseguido en su alumbramiento, en la superación de todas las dificultades y esfuerzos necesarios, esfuerzos que se han visto
felizmente recompensados por una extraordinaria acogida entre el público, que ha llevado al lanzamiento de esta segunda edición…, y de las que vengan.
Salud, fortuna y larga vida a los libros, sus creadores y sus lectores.
Ángel Durana