¿Se sueña el árbol? es un poemario vigoroso, lleno de una luz plástica que ilumina cada rincón de las emociones con sus versos; de vocabulario sencillo y accesible que golpea con infinitud de imágenes expuestas a pinceladas, en una lucha por hacer más visible la vida, la vida verdadera, enfrentada a los acantilados de vacío de la vida no vivida.
Mas, agua al fin, se entumece y cesa
y una marea cotidiana, indiferente, nos devuelve
a la playa desierta de nuestra soledad compartida.
¿Se sueña el árbol?
© 2016, Estefania Chereguini Cabezas
© 2016, Ediciones Oblicuas
EDITORES DEL DESASTRE, S.L.
c/ Lluís Companys nº 3, 3º 2ª
08870 Sitges (Barcelona)
info@edicionesoblicuas.com
ISBN edición ebook: 978-84-16627-76-9
ISBN edición papel: 978-84-16627-75-2
Primera edición: septiembre de 2016
Diseño y maquetación: Dondesea, servicios editoriales
Ilustración de cubierta portada e interiores: Marcela Stormesan
Queda prohibida la reproducción total o parcial de cualquier parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, así como su almacenamiento, transmisión o tratamiento por ningún medio, sea electrónico, mecánico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin el permiso previo por escrito de EDITORES DEL DESASTRE, S.L.
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Caracola
Canción de árbol
Rocío soñoliento
Burbujas encendidas
De noche
La noche en fuga
Fusión
Tu deseo me vuelve mar
Besos de encaje
Mariposas de puntillas
El último
Nadando verde
¿Se sueña el árbol?
Otoño
Mar de la estepa
Ojos de Patagonia
Trotando infinitos
Inacabado
Bum bum
Vampiro de tu piel
Todavía
Un no de mil palabras
La nada y la vida
Negrísimo acróbata
Miró la tarde
Fuelle de vida
Réquiem por el alma verde
Estepa y desierto
La última tarde del mundo
Boomerang
El tendero puntual
El servidor del amo
Desterrada la emoción
Pancoritas y espuma
De agua clorada
Poetas en la tarde
Sombra fugaz
El aire de la ausencia
Noche de la mar
La diosa vertical
Me digo adiós
No me hieren los versos
Silencio de nieve
La autora
A mi padre, que tan feliz habría sido recorriendo
los espaciosos horizontes y la soledad de la Patagonia
A veces soy una caracola
tirada en la arena,
resuena la vida en mí
y me nace
un rumor de versos.
Desmelena el viento
la copa de los árboles
y les arranca su canción.
Se agitan a su compás
hojas, ramas, flores,
follaje alborotado,
arrobado, por su mano
de amante.
Canta el viento susurrante
su canción de árbol.
Cada hoja un instrumento
de sauce, de pino, de lenga
de aguaribay.
Cantan los árboles
en la tarde
para el chico de la bici
para los perros callejeros.
Cantan los árboles
su canción de viento,
bailan las nubes,
sueña la tarde.
Amanece,
me apresuro a sacudir las rosas blancas,