1/ El copyright de las cartas de Freud a Reich es de Harold Blum, director de los Archivos Freud de la Biblioteca del Congreso de los EUA y de Mary Boyd Higgins, directora de los Archivos de Wilhelm Reich Infant Trust. La traducción al español es del autor.
2/ Las neurosis impulsivas habían sido estudiadas en la literatura psicoanalítica en base a cuadros sintomáticos: el impulso a huir (K. Abraham, 1921); la cleptomanía (M. Chadwick, 1925); la piromanía (O. Pfister, 1915) y la compulsión al juego del azar (E. Simmel, 1924). Reich examina la neurosis impulsiva desde una base caracterológica.
3/ Comunicación personal de Eva Reich en abril de 1977. La Dra. Reich me contó que la idea original del análisis del carácter surgió, en realidad, de la experiencia «seminal» de Davos como un intento, por parte de Reich, de comprender la contratransferencia de su segundo analista P. Federn. Al tiempo de buscar para sus muchos pacientes del Ambulatorium una nueva técnica psicoanalítica (de relación) que le permitiera analizar las resistencias, tanto de los pacientes como de los propios analistas, así como observar las reacciones psicosomáticas (no verbales) de sus analizados. La experiencia de Davos le permitió, a nivel personal, interrumpir su relación analítica con Federn y con su duelo correspondiente plantearse la posibilidad de un tercer análisis, que realizaría en Berlín con S. Radó. Como el psicoanálisis de Freud, el análisis del carácter tuvo un comienzo también «heroico».
4/ Estas cartas de Freud le fueron mostradas a M. Sharaf por el hijo de Paul Federn, Ernest Federn durante una entrevista el 11 de julio de 1971 y fueron traducidas del alemán al inglés por ambos (M. Sharaf, 1985). La traducción al español es del autor.
5/ Comunicación personal de Eva Reich en abril de 1978. La Dra. Eva Reich, que por entonces era una adolescente, acompañó a su padre en algunas de estas conferencias.
6/ En tiempos de Freud, el universo conocido era la Vía Láctea y dentro de ella nuestro sistema solar, cuyas órbitas planetarias se rigen por la mecánica newtoniana. En 1920, Hubble descubrió el universo extragaláctico. Elaboró la constante cosmológica universal, el redshift y la teoría del big bang. Recientemente el astrofísico Halton Arp, utilizando el pensamiento funcional, ha descubierto ciertos errores en el cálculo del redshift como medida cosmológica en su descubrimiento del Arp-Hazard Triplets (AHTs), que demostraría la existencia de objetos extragalácticos que eyectarían grandes cantidades de materia del uno hacia el otro. Otro descubrimiento es el quásar HB892145+067 situado en el Virgo-Fornax Supercluster, que representa el universo observable y que eyectaría grandes cantidades de materia en el espacio, cantidades de cien millones de veces la masa del quásar más luminoso conocido, 3C273, que tiene una masa de seis mil millones de masas solares y con eyecciones a velocidades superlumínicas. En otras palabras, el redshift hacia el espectro azul, no solamente mediría la expansión del universo, sino también la creación de materia nueva y joven en el universo. De esta forma, la teoría del big bang solo explicaría el origen del universo en un 99%. El 1% restante refutaría dicha teoría. Como dice Arp: «El big bang se ha convertido en un impedimento científico teológico y un muro para las generaciones futuras de astrofísicos» (Arp, 1984, 1990; Harman, 2003). Freud se encontró en 1887 en la misma posición que Arp como astrofísico, al investigar —como neurólogo— y reunir la gran cantidad de información clínica dispersa que disponía de sus colaboraciones con Charcot y Breuer. El 99% de los síntomas psíquicos (alteraciones del lenguaje, afasia, etc.) que presentaban las parálisis motrices podían explicarse a la luz de una lesión mecánica cerebral. El 1% de estos mismos síntomas psíquicos eran de origen funcional. Freud construyó una brillante hipótesis mostrando que las funciones del lenguaje no podían estar localizadas en áreas específicas del cerebro, tal como proponían Broca y Wernicke, solamente podían ser comprendidas como estados funcionales. Freud fue capaz de continuar el trabajo de Breuer desde la perspectiva que el nuevo tratamiento debía ser conducido funcionalmente y que los impulsos reprimidos en la parálisis histérica debían ser considerados como funciones energéticas, no mecánicas. De este descubrimiento revolucionario de Freud, de este 1% que refutaba la teoría neurológica orgánica (mecánica) que pretendía explicar todos los síntomas psíquicos de las parálisis motrices nació el psicoanálisis. Esta afirmación puede resultar extrema para los estudiantes de psicoanálisis que se apoyan en los descubrimientos que Freud realizó alrededor de 1920. Sin embargo, los fundamentos de su trabajo futuro (hallazgos prácticos e importantes en la estructura y la dinámica psíquica y las aplicaciones específicas de sus descubrimientos en la clínica y en las ciencias sociales, etc.), derivan del desarrollo del pensamiento funcional que Freud inició, por primera vez y para el futuro de la ciencia, él solo, alrededor de 1887 (Harman, 2007).
7/ La traducción es del autor.
8/ La ansiedad orgásmica está estrechamente relacionada a la función libidinal del orgasmo oral que fue descrito por primera vez en la literatura psicoanalítica por Reich (Reich, 1948). Aparece en aquellos bebés nacidos de un parto natural, sin anestesia. El bebé establece, desde las primeras horas de vida, un buen contacto ocular (mira los ojos de la madre y desea ser mirado y reconocido por ella) y posteriormente un buen contacto oral con la madre, cuyos pezones y pechos son libidinalmente sensibles, cálidos y vivos. La madre experimenta un placer al dar el pecho.
«Ocurre que los glóbulos oculares se mueven de arriba abajo y de lado; la boca empieza a temblar, la lengua se estremece. Acto seguido las contracciones se propagan por toda la cara. Después de unos 10 segundos, las contracciones desaparecen y la musculatura facial del bebé se relaja de nuevo. El bebé queda plácidamente dormido con el pezón en la boca» (Reich, 1948).
Esta secuencia neurovegetativa demuestra que se ha concentrado en la boca del bebé (zona erógena oral) una gran cantidad de energía biológica (libido) disponible para ser investida en el sí mismo y en los objetos del sí mismo y, en consecuencia, se produce un clímax según la fórmula del orgasmo de Reich: tensión-carga libidinal-descarga libidinal-relajación.
La razón por la que el orgasmo oral no está descrito por los psicoanalistas en los libros sobre observaciones de bebés es debido, a mi parecer, a que tales observaciones se realizan de acuerdo con la teoría de las relaciones objetales, teoría aceptada por todos los psicoanalistas y no desde la teoría libidinal de Freud, actualmente descartada de la clínica psicoanalítica desde el Congreso de Lucerna (Comunicación personal con M. Pérez Sánchez; Frigola, 2011).
En cambio, la descripción clínica de la ansiedad orgásmica (falling anxiety o ansiedad de caída) asociada al orgasmo oral, señalada por primera vez por Reich (Reich, 1948) sí que está descrita de una manera muy pormenorizada en las observaciones de bebés. La narración clínica hecha por Reich es absolutamente idéntica a la descripción clínica realizada por Pérez Sánchez y aparece —y se manifiesta—, según ambos autores, a la misma edad: a las 3 semanas de vida del bebé (Pérez Sánchez, 1981).
9/ Subrayado en el original.
10/ Para un estudio de la diáspora de los psicoanalistas judíos y las consecuencias que tuvo en el desarrollo futuro del psicoanálisis, el lector puede consultar el excelente trabajo histórico de Riccardo Steiner, director de los Archivos de la British Psycho-Analytical Society (Steiner, 2000).
11/ Por lo que respecta a la influencia de Anna Freud en relación a la exclusión de Reich de la IPA, el lector puede consultar la correspondencia entre Jones (presidente de la IPA) y A. Freud sobre el tema y algunas de las cartas de Reich a A. Freud en el año 1933, que se conservan en los archivos de la British Psycho-Analytical Society, actualmente publicadas (Steiner, 2000).
12/ Subrayado en el original. Las palabras placer y ansiedad son traducidas del alemán original Lust y Angst que utiliza Reich en su libro (Reich, 1934). Estos términos se refieren a emociones primarias. El Schaulust de Freud se traduce como el placer sexual en el mirar (Bettelheim, 1984) y el Lust-Unlust-Prinzip como el principio del placer-displacer de Freud. El alemán Angst, traducido como ansiedad deriva del latín angere o angustus, o como algo dolorosamente estrecho de la raíz indo-europea angh. En todos los casos, el sentimiento de ansiedad denota una constricción o una contracción del organismo. Los psicoanalistas orgonomistas hemos propuesto una nueva traducción más moderna del Lust y Angst por deseo y pavor, que tienen una connotación emocional todavía más intensa y primitiva. Deseo del latín de-sidus sider (abstenerse de contemplar las estrellas con propósitos religiosos para que aparezca el deseo en sí mismo). Es el deseo que mueve a los recién nacidos a buscar el contacto ocular (desean mirar y desean ser reconocidos en la mirada) y es el deseo que los mueve a buscar el contacto oral. Pavor viene del latín pavore y de la raíz indo-europea peu. Ambos conceptos también denotan un movimiento dentro del sí mismo de aproximación y de huida del objeto (Foglia, 2005).
13/ Cursivas en el original.
14/ La rivalidad entre Anna Freud y Wilhelm Reich es un asunto histórico. O. Fenichel explica en su Rundbriefe que en el Instituto Psicoanalítico de Viena había solo dos habitaciones para dar los seminarios. En una de ellas, A. Freud explicaba lo que sería El yo y los mecanismos de defensa. W. Reich estaba enseñando lo que él llamaba análisis del carácter. Como Reich daba las clases los miércoles, A. Freud escogió también este mismo día y la misma hora, de tal manera que los analistas solo podían ir a un seminario o a otro. Esta misma estrategia quiso repetirla años más tarde en el Instituto de Londres de una manera mucho más sutil. Pero los analistas ingleses no permitieron que hiciera lo mismo con Melanie Klein. Así que A. Freud tuvo que «exilarse» sola en Hamptead, ya que su grupo analítico emigró a EUA. El resto de los analistas ingleses no kleinianos formaron lo que se conoce como «The middle group»
15/ Mi analista tutor, el Dr. Elsworth Baker, que se formó en el Instituto Psicoanalítico de Nueva York con A. Kardiner, S. Radó y K. Horney, renunció a la IPA para seguir un segundo análisis con Reich que duró once años. Baker fundó el American College of Orgonomy a petición personal de Reich en 1953 (E. Baker, 2012).
16/ En los años setenta, era costumbre en Londres que los candidatos realizáramos también un psicoanálisis en grupo en el Institute of Group Analysis con analistas de la IPA, en sesiones de 90 minutos, dos veces a la semana. Cuando un candidato terminaba la formación y se daba de baja, su lugar lo ocupaba un nuevo candidato. El Dr. Foulkes llevaba grupos de más de 20 años. El Dr. Casson era el analista de nuestro grupo y falleció entre sesiones. En la sesión siguiente al fallecimiento, Foulkes nos presentó a nuestro nuevo analista, el jesuita Van Der Klein, que continuó con el grupo. Estuvimos varios meses elaborando el duelo de nuestro anterior analista.
17/ El 4 de abril de 1978, Eva Reich, Ramón Sarró y yo mismo dimos una conferencia en la Academia de Ciencias Médicas de Barcelona sobre «La contribución de Wilhelm Reich al movimiento psicoanalítico». Allí Sarró mostró una carta autógrafa de Reich en la que le ponía al día de las últimas noticias psicoanalíticas y mundanas de Viena y en la que incluía también una fotografía con todos sus colaboradores del Ambulatorium y en la que aparecía también el Dr. Sarró. Solamente en los últimos años de su vida, ya lejos de la cátedra y de las presiones académicas, reconoció públicamente su relación con W. Reich. En una carta al editor de la Revista de Ciencias Orgonómicas, el Dr. Sarró escribió: «Figuran entre las horas más gratas de mi estancia en Viena aquellas que compartí con el círculo de W. Reich y de sus amigos y discípulos de la Policlínica Psicoanalítica, entre los que yo tuve la suerte de contarme. Destacaba entre los psicoanalistas vieneses por ser el más entusiasta, no solo en la defensa de sus ideas originales que iban discrepando de las de Freud, sino en la intensidad de su vocación terapéutica. (...) W. Reich era de otra “madera”, tenía un corazón desbordante y aspiraba a que el psicoanálisis contribuyera a la felicidad de las clases populares, pues decía que padecían de una represión de la libido, que yo, por mi parte, aceptaría más en las clases de alta posición social que eran las primeras pacientes de Freud» (Frigola, 1989).
18/ Julieta era una paciente del Dr. Ezriel. Este caso fue presentado en un seminario sobre técnica en la Tavistock Clinic a mitad de la década de los setenta. Ezriel quería mostrar las tres relaciones de objeto descubiertas por él: a) lo mostrado o requerido, b) lo evitado y c) lo catastrófico que aparecían en cada sesión y las interpretaciones de estas tres ansiedades básicas dentro del objeto total. Estas interpretaciones podían validar las relaciones de objeto en la próxima sesión. Así lo mostrado desaparecía como síntoma, lo evitado pasaba a ser mostrado o requerido, lo catastrófico pasaba ser evitado, al tiempo que surgía una nueva catástrofe en la fantasía inconsciente del paciente. Por ejemplo: «Usted se preocupa por la salud del analista para evitar mostrarle abiertamente el enfado que siente por él por haberla abandonado durante el verano. Si lo hiciera, aparecería una catástrofe en su mente que llevaría consigo un trabajo intenso y cuidadoso de reparación en su mundo interno y con su analista» (Ezriel, 1950, 1956). En 1940 Ezriel empezó a organizar en la Tavistock Clinic lo que él denominaba psicoanálisis en grupo. Sin embargo, su trabajo fue eclipsado por sus coetáneos, W. Bion y M. Foulkes. Al igual que Balint, Ezriel era un analista húngaro discípulo de Ferenzci y en Londres y en aquella época dentro de la British Psychoanalytical Association todo lo que «olía» a Ferenzci debía ser repudiado. Actualmente el trabajo de Ezriel ha sido revisitado de nuevo gracias a la labor de uno de sus analizados, el Dr. Blomfield (1915- 2006), fundador y primer presidente de la Australian Psychoanalytic Society (Blomfield, 2001). Creo sinceramente que esto mismo ha sucedido con la obra de W. Reich en nuestro país. La excitación libidinal somático-sensorial (organísmica) normal y la elaboración de los primitivos objetos-sensación que aparece inevitablemente en todo análisis del carácter, «recuerda» demasiado a Ferenzci.
El compromiso político y social del psicoanálisis
El análisis del carácter, hoy
In Memoriam Eva Reich M.D. (1924-2008)
Estoy muy agradecido a todas aquellas las personas que han hecho posible este libro. Kevin Hinchey del Wilhelm Reich Infant Trust al permitirme el acceso a los Archivos del Orgone Institute para consultar las cartas de Freud a Reich. A Myron Sharaf, autor de Fury on Earth que es la biografía más completa de Wilhelm Reich publicada hasta el momento, que me permitió citar algunos textos de su libro y las cartas inéditas de Freud a Federn sobre el tema W. Reich, traducidas por él del alemán al inglés. A Charles Konia, editor de The Journal of Orgonomy y a Robert A. Harman al permitirme utilizar el artículo sobre «Procrastinación en una Esquizofrenia Catatónica». A Courtney F. Baker, editor de Annals of the Institute for Orgonomic Reserach al permitirme citar el Clinical Symposia sobre el segmento ocular.
A Joan Coderch que me ha ayudado durante muchos años a desenredar el hilo de Ariadna y por el fructífero intercambio epistolar sobre algunos temas relevantes que aparecen en el libro. A Ramón Echevarría y a Isabel Laudo, editores de Temas de Psicoanálisis que me ayudaron en la corrección y publicación de mis tres artículos en su revista y que aparecen en el libro. A Hugo Bleichmar como editor de Aperturas Psicoanalíticas que publicó mi artículo sobre Ferenzci y su discípulo H. Ezriel que ejerció su labor didáctica en la Tavistock Clinic. A Elizabeth Llorca por sus comentarios sobre el manuscrito y sobre algunas notas bibliográficas que yo desconocía. A mis hijos David y Carlota que me apoyaron en el largo y difícil proyecto de escribir este libro y por sus comentarios sobre algunos textos en inglés que podían interpretarse con diversos enfoques y matices lingüísticos.
También deseo expresar mi agradecimiento a todas aquellas personas que han colaborado estrechamente conmigo. A Rosa María Almenara por su trabajo de secretariado durante muchos años al recopilar, ordenar y pasar al ordenador todo el extenso material para ser finalmente editado. A Véronique Piguet que corrigió una parte del manuscrito sobre la posición ocular. A Carolina Soler, editora de la revista Girosalut al apoyar mi proyecto. A Susanna Martínez-Prims que compartió conmigo el poder curativo de la música mientras estaba escribiendo el borrador. A Josep Salip, Ascensión Martínez, Teresa Mademont, Roger Falcó, Maite Calzada, Nuria Caminal, Carlos Cornejo, Margarita Coll, Juli Valdunciel, Eva Moya y Bernardo Saviñon que aportaron su experiencia personal sobre la posición ocular en los grupos de trabajo y enriquecieron algunos comentarios que aparecen en el libro. Finalmente mi agradecimiento a mi editor, Eduardo Suárez, que desde el inicio ha apoyado mi trabajo sobre Wilhelm Reich y que ha contribuido a conocer su obra y su legado en España y en otros países de lengua castellana.
Con la publicación de las Cartas de Freud a Reich por primera vez, no se ha tenido solamente en cuenta el hecho de que Reich fue un pionero en el mundo del psicoanálisis, sino que también se ha intentado presentar al lector la coherencia de su trabajo: Desde el psicoanálisis clínico que desarrolló en el Ambulatorim de Viena, donde supervisaba el tratamiento de más de 250 pacientes al año, hasta las innovaciones que propuso en la técnica psicoanalítica en el Seminario sobre Técnica que inició en el Instituto Psicoanalítico de Viena a petición personal de Freud. Así como las innovaciones, como el análisis de las resistencias caracterológicas, que todos los psicoanalistas han hecho suyas en la actualidad. Este libro documenta el error histórico y la gran injusticia que el establishment psicoanalítico ha cometido con la figura y el trabajo de Wilhelm Reich.
El lector tiene en sus manos la versión original e inédita de las cartas que Freud escribió a Reich entre 1924 y 1930. Es un importante peldaño para estudiar la historia del psicoanálisis vienés y observar, a través de ellas, el papel paternal y de mediador que le tocó jugar a Freud en las amargas disputas entre los psicoanalistas vieneses de su círculo íntimo, al tiempo de observar también la evolución del pensamiento de Reich.
Este libro se ha estructurado en dos secciones diferenciadas. Una parte histórica y biográfica y una parte clínica. En la primera, «Hacia una teoría de la técnica» se describe el periodo entre 1919, cuando Reich encuentra a Freud por primera vez, hasta 1930 que decide abandonar Viena e instalarse en Berlín. En este capítulo se relatan en su contexto vienés las cartas que Freud escribió a Reich y el trabajo que este desarrolló en el Ambulatorium de Viena.
El periodo entre 1930 y 1934 está descrito en los dos siguientes capítulos: «Del Instituto Psicoanalítico de Berlín al Congreso de Lucerna: 1930-1934», «Análisis del carácter: técnica y fundamentos», que se refiere a su estancia en esta ciudad y la relación que estableció con sus colegas berlineses y húngaros afines al partido social-demócrata y la innovación del análisis del carácter. También el trabajo sociopolítico que desarrolló a través de la Sex-Pol con su amigo Willy Brand.
En el tercer capítulo, «El Congreso de Lucerna. 1934. Una experiencia psicoanalítica y política en transformación», se relatan unos hechos dramáticos, hasta ahora inéditos en nuestro país, que culminaron con la expulsión de los psicoanalistas judíos de Alemania y la exclusión de Reich de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
La Controversia de Sandor Ferenzi. Los aspectos humanos del psiconalista es el cuarto capítulo y relata la nueva técnica psicoanalítica que propuso el colaborador más íntimo de Freud, Sandor Ferenzci y que presentó en el Congreso Psicoanalítico de Wiesbaden en 1932. Sus enseñanzas cristalizaron en algunos de sus colaboradores húngaros que emigraron a Londres a mitad de la década de 1930, entre ellos Michael Balint y Henry Ezriel, que trabajaron en la Tavistock Clinic y que innovaron con dos propuestas que se conocen hoy día como los Grupos Balint y el psicoanálisis en grupo de Ezriel. Este último analista fue mi supervisor clínico mientras me estaba formando en Londres.
En la segunda sección del libro, «Los ojos, estas silenciosas lenguas de amor. Pensando con el cuerpo, innovaciones técnicas» se describen las aportaciones clínicas que hemos realizado los médicos y los psicoanalistas orgonomistas discípulos de Reich del American College of Orgonomy y del Institute for Orgonomic Research en los últimos veinticinco años.
Gracias al esfuerzo y tenacidad de uno de los discípulos más eminentes de Wilhelm Reich y su principal colaborador, el Dr. Elsworth Baker (1903-1985), fundador del American College of Orgonomy, hoy día los trabajos del análisis del carácter y las aportaciones científicas de sus discípulos son reconocidos internacionalmente. Baker, formado en el instituto psicoanalítico de Nueva York, junto con un grupo importante de médicos, psiquiatras, psicoanalistas, trabajadores sociales, biólogos y otros científicos, de manera silenciosa pero constante, han elevado los estándares de las Ciencias Orgonómicas para las nuevas generaciones de terapeutas.
Orgonomía proviene del vocablo latín organismus, que es un término mucho más inclusivo que el concepto clásico de medicina psicosomática ya que su connotación semántica se muestra víctima de la dualidad cartesiana entre el cuerpo y la mente. Hace cincuenta años que se publica la revista Journal of Orgonomy y desde entonces, en la Universidad Princeton de Nueva York, se siguen impartiendo cursos sobre la obra de Wihelm Reich. En 1982 se inició la publicación de los Annals of the Institute for Orgonomic Science. Por otro lado, la Wilhelm Reich Infant Trust ha editado la totalidad de su obra, que se encuentra traducida a veintiún idiomas.
Dentro del contexto esencialmente médico y clínico, los psicoanalistas orgonomistas que seguimos fielmente a Freud y a Reich hemos investigado —a través de numerosos casos en análisis y en las observaciones de bebés— la existencia en la vida psíquica humana de un estadio autista que nosotros denominamos ocular stage o posición ocular y que transcurre desde el nacimiento del bebé hasta las dos o tres semanas de vida postnatal. Según nuestra hipótesis clínica y nuestros hallazgos, la posición ocular abriría la puerta a la posición esquizoparanoide descrita por M. Klein y jugaría un papel de primer orden en la génesis de la esquizofrenia.
Wilhelm Reich nació el 24 de marzo de 1897 en Galitzia, en el Imperio austrohúngaro. Fue aceptado como miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, fundada por Sigmund Freud a los 23 años, justo en el momento de obtener la licenciatura de medicina en la Universidad de Viena y abrió nuevos horizontes en el psicoanálisis. Fue un pionero de los centros de higiene sexual y planificación familiar en Viena y Berlín y estudió científicamente la sexualidad treinta años antes de que lo hicieran los sexólogos americanos Masters y Johnson.
Jugó un papel importante en la revolución sexual y la cultura del cuerpo que se inició en Escandinavia. Fundó y dirigió la organización política Sex-Pol, que ejerció una influencia muy notoria en la opinión pública alemana en los años treinta. Reich creó unas bases científicas para un nuevo concepto energético en psiquiatría que han dado lugar a las técnicas terapéuticas corporales, actualmente tan de moda. Él fue el primer psicoanalista que combinó las técnicas biofísicas expresivas no verbales con las técnicas verbales establecidas en el psicoanálisis, y sus enfoques caracterológicos y expresivos —hoy diríamos emocionales— han sido la inspiración de la mayor parte de las psicoterapias practicadas hoy día.
A través de la amistad con A. S. Neill, creador de la escuela de Summerhill, Reich hizo importante contribuciones a la pedagogía. En los años cincuenta, fue un pionero en la lucha antinuclear y publicó el trabajo Atoms for Peace y predijo, en su último libro, Contact with Space (1957) el actual cambio climático y atmosférico y elaboró el concepto de desierto emocional, preámbulo del desastre ecológico y nuclear y de la desertización geográfica y humana con miles de refugiados que huyen de las guerras y que está avanzando por todo el planeta de forma irreversible.
Durante su vida fue acosado, perseguido y finalmente encarcelado. Sus libros fueron literalmente quemados en el incinerador de Gasenvolt en Nueva York por una orden federal en tiempos del senador McCarthy. La lección que nos dio Galileo de que no existe ningún juez, tribunal, ni organización religiosa o científica sobre la tierra, capaz de juzgar la ley natural, fortaleció el espíritu científico de Reich que, aunque no pudo salvar su vida —murió en la cárcel federal de Lewisburg el 3 de noviembre de 1957—, sí que supo dejar en manos responsables la totalidad de su trabajo científico.
El interés por sus trabajos ha ido aumentando progresivamente y nuevos estudios, revisiones, biografías, películas y tesis doctorales están verificando sus hipótesis sobre el desierto emocional que sufre nuestra actual civilización. Una nueva generación de médicos y psicoanalistas y otros científicos está redescubrimiento a Reich y van apareciendo nuevas publicaciones sobre el análisis del carácter y el funcionalismo orgonómico en Estados Unidos, Alemania, Italia, Francia, Inglaterra, Israel, Canadá, España y Japón.
Los resultados de sus primeras investigaciones psicoanalíticas fueron publicados en la Internationale Psychoanalytischer Verlag en una decena de artículos además de su libro Die Funtion des Orgasmus (1927). El lector no debe confundirlo con La función del orgasmo publicado en 1942 por el Orgone Institute Press de Nueva York y editado en castellano por la Editorial Paidós. Su autor escogió el mismo título alemán para el público americano, pero en realidad se trataba de otro libro distinto que dedicó a Freud, quien lo juzgó «útil y rico tanto a nivel del material clínico como a nivel de la ideas». Posteriormente Reich hizo una profunda revisión de este libro, que ha aparecido en inglés, para evitar toda confusión, con el título de Genitality in the Therapy of Neurosis, publicado por Farrar, Straus and Giroux de Nueva York, que es la editorial de sus libros en Estados Unidos.
Entre todas las funciones corporales, la función de la sexualidad es la que está más manipulada por los discursos imperativos sociales y políticos. El problema de la función de la sexualidad (desligada de la función reproductora) se ha esquivado, incluso dentro de la medicina, donde la sexología y las nuevas terapias sexuales que existen actualmente la consideran como un fenómeno estrictamente local. Por esta, razón, el descubrimiento de Reich de la función unificadora y reguladora de la genitalidad en el organismo humano no está todavía comprendida, ni siquiera entre los propios médicos y psicoanalistas.
Cuando Reich fue nombrado miembro de la Sociedad Psicoanalítica Vienesa en 1920, Freud todavía abrazaba la idea del metabolismo de una energía sexual o libido en conexión con el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento de las neurosis; de hecho, buscaba esperanzado una explicación fisiológica para los fenómenos psicológicos. Sin embargo, al no poder explicar satisfactoriamente el contenido exclusivamente psíquico de las psiconeurosis opuestas a las «neurosis actuales», que consideraba tenían un origen somático; e incapaz de resolver la cuestión de cómo la excitación sexual se transformaba en ansiedad; o de cómo una idea psíquica se podía convertir en una disfunción corporal, su entusiasmo por la teoría orgánica de la neurosis se fue evaporando y finalmente dirigió sus pasos hacia la psicología del yo. Freud, que siempre fue un neurocientífico, se convirtió en el padre del psicoanálisis como institución.
Presionado por algunos psicoanalistas de cultura inglesa, Freud propuso unas modificaciones metafísicas (la adaptación cultural, la teoría del instituto de muerte, la sublimación de la sexualidad, etc.) que reflejaban el profundo desencanto expresado en dos frentes: la necesidad real de curar la neurosis que exigían los pragmáticos psicoanalistas americanos y hacer callar a los que veían el psicoanálisis como una amenaza para la cultura. Así pues, al psicologizar la biología, Freud salvó al psicoanálisis y convirtió la teoría general de las neurosis en una teoría psicologista, en la cual la libido, desprovista ya de su contenido sexual original, se fue convirtiendo en una metáfora lingüística inocua, sin valor clínico. Y actualmente, con la progresiva americanización del psicoanálisis con su pérdida de humanismo y la excesiva teorización y culturización psicoanalítica que se enseña en los institutos psicoanalíticos de cada país, el concepto de pulsión libidinal desgraciadamente se encuentra casi al borde de la extinción.
Hay algunas excepciones como las del psicoanalista americano de origen vienés Otto Kernberg, que ha recuperado el trabajo de Reich para las nuevas generaciones de psicoanalistas desde la nueva teoría de las relaciones de objeto que se iniciaron en la Tavistock Clinic de Londres en la década de 1940. Kernberg propone que son las relaciones de objeto investidas afectivamente las que energizan libidinalmente las zonas erógenas fisiológicas. Kernberg añade que el reemplazar unitariamente la teoría de las pulsiones y los afectos por una teoría de las relaciones de objeto que rechaza el concepto de pulsión libidinal de Freud conduce a una simplificación de la vida psíquica. En la práctica, las teorías de las relaciones de objeto que han rechazado la teoría de las pulsiones, han omitido gravemente los aspectos motivacionales de la agresión humana como señala Kernberg (Kernberg, 1991).
Digo esto con conocimiento de causa ya que tuve el privilegio de formarme y trabajar en la Tavistock Clinic en la década de 1970 y conocer the first hand las enseñanzas de aquellos analistas que fueron coetáneos de Reich y que todavía apoyaban clínicamente la idea de la pulsión libidinal. El trabajo de Kernberg tiene relación directa con el trabajo que Reich realizó en el Ambulatorium de Viena donde se trataban a pacientes que hoy día se les consideraría como trastornos límite de la personalidad, personalidades con narcisismo patológico o caracteres impulsivos. Pacientes con trastornos graves del carácter difíciles de observar en las consultas privadas de los psicoanalistas. En las consultas de la Tavistock Clinic acudían pacientes con patologías graves de la personalidad y que podían ser tratados con las innovaciones técnicas que había propuesto Reich en el Ambulatorium y en su Seminario Técnico en Viena. Propuestas actualizadas y revisitadas hoy día como las de Steiner (Steiner, 2015) con su teoría de los repliegues psíquicos y que se basan en las resistencias caracterológicas que había señalado Reich.
En el orden social, Freud, aun siendo consciente de la impracticabilidad de un tratamiento a nivel de las masas —la cuestión primordial de la profilaxis de la neurosis—, no quiso colocar la responsabilidad en la sociedad. Al contrario, con su pesimismo intelectual (agravado por una serie de problemas personales, que actualmente algunos biógrafos e investigadores han sido capaces de sacar a la luz pública: la muerte de Anton von Freund, la muerte de su hija Sophie, la de su nieto, el gran sufrimiento que le ocasionaba el cáncer de mandíbula etc.), Freud no concedió ninguna posibilidad real de un cambio fundamental en la estructura psíquica humana, argumentando que la destructividad humana era inevitable. Freud concluyó, finalmente, que el tejido social pedía una represión instintiva, afirmando por otro lado, que la misma represión era la fuente de las neurosis.
En 1923, Reich presenta un trabajo en el que denuncia la exclusión de la función de la genitalidad en el tratamiento de la psiconeurosis. Fue el comienzo de la aproximación a la teoría sexo-económica de la neurosis y el primer paso hacia la comprensión de las enfermedades psicosomáticas. Reich se esforzó en comprender la genitalidad como una función biológica (en el mismo nivel que la función cardiaca o la función respiratoria tienen en el organismo humano, etc.), deslindándola de su función estrictamente local y estableciendo su relevancia en la salud mental y en la vida emocional de todas las personas.
Siguiendo años de intenso trabajo como director del Ambulatorium, que era la Policlínica Psicoanalítica de Viena fundada por Freud en 1920 —el mismo año en que se fundó en Londres la Tavistock Clinic—, Reich desembarcó finalmente en la unificación del concepto sexo-económico de potencia orgásmica. Lo que los psicoanalistas kleinianos llaman con un nombre mucho más políticamente correcto y más descafeinado: posición depresiva. Sin embargo, su camino para clarificar la teoría libidinal de las neurosis no fue comprendido por la mayoría de los psicoanalistas coetáneos; quienes, a pesar de utilizar y hacerse suya la nueva técnica del análisis del carácter, nunca lo consideraron en el contexto de su relación clínica con la función de la genitalidad en la vida psíquica.
Resumiendo, mientras Reich iba presentando la evidencia clínica del tema central de la genitalidad en la neurosis, apoyándose en el factor cuantitativo de la vida psíquica, Freud ya estaba demasiado lejos, dedicando su apoyo a la nueva psicología del yo. Por otro lado, redefinió sus propias posiciones e incluso defendió las tesis originales de Freud que concernían a la sexualidad infantil. De esta manera, las cuestiones sobre la cultura, la sublimación, la profilaxis de las neurosis, la reacción terapéutica negativa, la efectividad del psicoanálisis, etc. —cuestiones a las que Freud se sentía incapaz de resolver a nivel clínico o de una manera práctica a través de la técnica psicoanalítica y que finalmente tuvo que recurrir a su metapsicología—, encontraban clarificación clínica en la teoría/práctica de Reich. En 1934 pudo llevar a cabo la demostración de la realidad de la energía biológica o libido de Freud, que pudo validar experimentalmente con varios sujetos que se ofrecieron como voluntarios en el Instituto Psicológico de la Universidad de Oslo y con la ayuda de varios de sus discípulos y la colaboración de su antiguo amigo Willy Brand, que llegaría a ser canciller de Alemania. Experimentos que demostraron que la libido de Freud era una realidad clínica tangible y no un concepto metafísico.
Por esta razón, el libro Die Funktion des Orgasmus que Reich dedicó «A mi maestro Sigmund Freud», fue recibido casi con indiferencia. Una indiferencia intelectual que, de hecho, significó un rechazo encubierto: la misma clase de respuesta que encontramos hoy en día cuando una investigación seria y responsable presenta unos hechos que se han ido acumulando, pero que es rechazada al no comulgar con el pensamiento científico ortodoxo que señala el camino correcto que debe seguirse. Por ejemplo, la opinión pública no especializada y la clase política han tenido que esperar más de cuarenta años antes de considerar el cambio climático como una realidad científica y una cuestión primordial para la supervivencia de la humanidad. Han estado ciegos ante esta evidencia casi medio siglo.
Ahora que somos capaces de observar la totalidad del trabajo de Reich de una manera retrospectiva, qué fácil es ver la lógica de sus descubrimientos: desde el psicoanálisis a la economía-sexual y de esta a la biofísica orgonómica. La función biofísica del proceso instintivo fue presentada por primera vez en su trabajo Zur Trieb-Energetik (1923) (Sobre la energía de las pulsaciones), que encaja perfectamente con sus investigaciones orgonómicas posteriores: las emociones poseen a la vez una realidad biofísica y psíquica. Las últimas investigaciones en el campo de las neurociencias han demostrado que la mente puede pensar también con el cuerpo, lo que nos hace intuir que existe una embodied cognition o una embodied mind más allá del cerebro cortical.
Reich demostró que la ansiedad, como fenómeno psíquico, tenía una contraparte somática en el sistema nervioso neurovegetativo. La sexualidad representa un movimiento hacia el mundo o una expansión del sistema nervioso parasimpático; mientras que la ansiedad es una huida del mundo o una contracción del sistema nervioso simpático. Esta antítesis de la vida emocional humana funciona en todos los niveles del organismo.
Más tarde demostró experimentalmente que las emociones humanas eran la manifestación de la energía libidinal y que la armadura caracterológica era la manifestación del bloqueo de esta energía y que este bloqueo libidinal podría ocurrir de manera traumática en los primeros días de la vida postnatal. Por otro lado, con su técnica del análisis del carácter podía incidir tanto en los aspectos psicológicos verbales como en los aspectos somáticos no verbales (corporales) de sus pacientes.
Hoy en día, donde los principios morales autoritarios han desaparecido, pero que todavía la sociedad no se ha liberado de las cadenas de la sexualidad enferma y neurótica (la pornografía, la explotación sexual de los niños, el aumento del suicidio entre los jóvenes debido a las drogas, la violencia de género, la prostitución y la explotación sexual ejercida contra las mujeres, etc.), el problema de la genitalidad que Reich plantea sigue siendo el camino más recto en la prevención de las neurosis.
En el fondo de su corazón, los psicoanalistas siguen estando de acuerdo con las tesis fundamentales de Reich, expresadas de manera inequívoca en este libro: La meta de la terapia psicoanalítica es, en última instancia, conducir al paciente a un lugar mental y emocional, a partir del cual pueda empezar a amarse y a cuidarse a sí mismo así como amar y cuidar a sus objetos de amor. El amor, el trabajo y el conocimiento son las fuentes de la vida. Deberían también gobernarla.
Dr. Carles Frigola
Wilhelm Reich Infant Trust
En aquel momento aún no había ninguna teoría de la técnica. Freud me dijo que desde el momento en que fundara una moderna técnica psicoanalítica, me hallaría en grandes dificultades. Sería difícil encontrar a alguien que quisiera estar conmigo. Tendría que cargar sobre mis hombros todo el peso de la organización del psicoanálisis. Aunque dijo que quizá fuera posible discutirlo en plan de colaboración. En nuestro trabajo, la teoría y la práctica psicoanalíticas son inseparables. Una posición teórica errónea puede crear una técnica analítica incorrecta y una técnica analítica incorrecta puede conducir a un concepto téorico erróneo.
W. Reich