www.sellamabaalfredo.com

Primera edición: septiembre 2013

© Ángela Paloma Martín

© de esta edición: Laertes S.A. de ediciones, 2013

C./ Virtut, 8, bajos - 08012 Barcelona

www.laertes.es

ISBN: 978-84-7584-926-3

Fotocomposición: JSM

Fotografía de la cubierta: Gorka Lejarcegi

Fotografía del interior: Fotografías del archivo gráfico del PSOE puestas a disposición pública en los canales Flickr de PSOE, «ConRubalcaba» y María González Veracruz

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Actos y actuaciones

Todos a trabajar para que la conciliación sea una realidad. Todos a trabajar, todos juntos. Para que una mujer no tenga que decidir entre trabajar o educar a sus hijos. ¡Vamos a trabajar!

Esas son palabras que muchas de las personas que siguieron la campaña de Rubalcaba recordarán. Las emitió el candidato del PSOE en Dos Hermanas, Sevilla, el 5 de noviembre. Si de algún acto se acuerdan los militantes del Partido Socialista es de este mitin. Fue el mitin en el que Felipe González y Alfonso Guerra coincidían por primera vez desde 1996.1 Pero esta vez lo hacían para acompañar a Alfredo Pérez Rubalcaba.

Desde que se supo que se iba a celebrar, las personas que colaboraban en Ferraz estaban inquietas. Eran chicos y chicas de varias comunidades autónomas que habían optado por dedicar el tiempo que hiciera falta a esta campaña. La vivían con intensidad. Querían ir. Como fuese. Y desde el minuto uno estudiaron combinaciones para ir en algún coche alquilado, en bus, en tren... No querían perderse a González, Guerra y Rubalcaba en «acción». Discutían e intentaban decidir quién iría y quién se quedaría trabajando... Unos finalmente fueron en AVE, otros que también querían ir, tuvieron que quedarse en el espacio de Ferraz. Pero a pesar de eso, lo siguieron vía Internet. Ahí estaban enganchados a la TV del PSOE para no perderse el mitin desde Madrid.

Hay varias fotografías2 que destacan de entre todos los mítines, pero una de ellas es la que dejó Dos Hermanas: de izquierda a derecha, Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Antonio Griñán y Alfonso Guerra. Todos en camisa, todos sin corbata. Todos en vaqueros menos Alfredo. Todos con la mano derecha levantada saludando a la gente, menos Alfredo también, que lo hizo con la izquierda. Todos informales y todos sonriendo a las 25.000-30.000 personas que acudieron.

El ex presidente del Gobierno, Felipe González, dio una clase de macroeconomía y menospreció a Rajoy: «Rubalcaba es eficacia y Rajoy se dedicará a mirar al techo», dijo Felipe González. Guerra hizo aparecer a ETA: «el hombre que ha derrotado a ETA está aquí y se llama Alfredo».3 Todos los líderes de este partido, intentaron con sus discursos, sus tonos y sus formas movilizar al electorado andaluz que tan necesario es para el PSOE. Intentaron llegar aún más a los suyos para hacerse con el voto del resto de la sociedad que es simpatizante y estaban descontentos con las medidas de Zapatero. Mensajes positivos llenos de elogios al candidato socialista y a su labor al frente de Ministerios. «Rubalcaba, presidente» se oía a viva voz. También «Tú sí que vales», dejando en evidencia que Rajoy no valía para el puesto de presidente del Gobierno.

La gran sorpresa en este mitin fue que ETA apareció de nuevo como uno de los temas principales para impulsar el liderazgo del candidato del PSOE. Y la gran sorpresa, que no sorprendió tanto, fue la ausencia de José Luis Rodríguez Zapatero. Según muchos periodistas especializados en política, y que cubrieron la campaña de Rubalcaba, el que Zapatero estuviese ausente en muchos de los actos lo consideraban un error. Es como rehuir de alguien que durante ochos años ha gobernado y ha sido elegido por los ciudadanos en dos campañas electorales. Sin embargo, el cadáver de Zapatero olía demasiado a derrota. Y no podían sacarlo en esta campaña donde el objetivo era movilizar a cuántas personas fuesen posibles. La tarea del PSOE era de pura «reconquista». Y en la batalla de la «reconquista», Zapatero era un líder acabado sin caballo ni espada.

Mirando hacia el pasado

Este mitin de Dos Hermanas causó expectación en las filas del PSOE y de los simpatizantes. Pero la realidad era que, para conquistar el presente, acudieron a los líderes del pasado. Resucitaron las palabras del más experto Felipe González y del más épico Alfonso Guerra. Si bien pudo ser un golpe a favor para inyectar ilusión y protección, las filas del PP lo vieron como el resurgimiento de los dinosaurios para impulsar algo que de por sí ya estaba muerto. Los populares criticaron este acto para restarle importancia. «Hay quien está en el pasado, el PP mira al futuro y nuestro objetivo es vencer a la crisis»,4 decían en un acto en Leganés el mismo día con Esperanza Aguirre a la cabeza del cartel. Esta crítica de poco sirvió. Tanto Felipe González como Alfonso Guerra se han convertido en símbolos del partido. Aunque no todo sean palabras bonitas hacia ellos, es indudable que ambos recogen más simpatía y elogios entre los socialistas que críticas. La ola del sur, como dice Griñán, en muchos momentos se levanta. Y esa era la ola que necesitaba el PSOE, pero también para contagiar al resto de España.

¿Una agenda a medida?

Quizás lo que temía Rubalcaba era oír decir a sus colaboradores que todo había cabido en la agenda.5 Eso significaba que el día sería intenso, duro, lleno de viajes acompañados de una maleta cargada de compromisos por cumplir, al menos los que no se pudieron llegar a cumplir en la legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero. Esta fue su agenda. Pero la realidad es que nunca estaba cerrada. La improvisación siempre se tenía que hacer notar por los acontecimientos del día y los factores externos que siempre llegaban sin hacerse notar, como el mitin improvisado de Burgos.

• • Día 1 de campaña6 – viernes, 4 de noviembre de 2011: encuentro de Rubalcaba con voluntarios en Madrid.
• • Día 2 de campaña7 – sábado, 5 de noviembre de 2011: Acto en Dos Hermanas, Sevilla, con Felipe González, Alfonso Guerra,8 José Antonio Griñán9 y Susana Díaz.10
• • Día 3 de campaña11 – domingo, 6 de noviembre de 2011: mitin central en Valencia con Felipe González.
• • Día 4 de campaña12 – lunes, 7 de noviembre de 2011: debate electoral entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy.
• • Día 5 de campaña13 – martes, 8 de noviembre de 2011: Rubalcaba se reunió con jóvenes en Talavera de la Reina, Ciudad Real, por la mañana. Y por la tarde intervino en un mitin en Toledo con la presencia de José Bono14 y José María Barreda.15
• • Día 6 de campaña16 – miércoles, 9 de noviembre de 2011: Rubalcaba en Vitoria, Pamplona y Burgos.
• • Día 7 de campaña17 – jueves, 10 de noviembre de 2011: Rubalcaba fue a Menorca, Ibiza y Mallorca. Por la noche se emitió una entrevista en Antena 3 de la mano de Gloria Lomana.18
• • Día 8 de campaña – viernes, 11 de noviembre de 2011: Twitterentrevista en Ferraz de la mano del asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí y acto en Gijón.
• • Día 9 de campaña19 – sábado, 12 de noviembre de 2011: Acto en Córdoba por la mañana y en Badajoz por la tarde.
• • Día 10 de campaña20 – domingo, 13 de noviembre de 2011: encuentro en Zaragoza y Logroño. Intervinieron en ese acto Juan Alberto Belloch,21 Pilar Alegría,22 Marcelino Iglesias23 y vuelve Felipe González.
• • Día 11 de campaña24 – lunes, 14 de noviembre de 2011: actos en A Coruña y Vigo. Intervinieron entre otros Carmela Silva25 y Abel Caballero.26
• • Día 12 de campaña – martes, 15 de noviembre de 2011: Bilbao y Barakaldo, interviene el Patxi López27 también.
• • Día 13 de campaña28 – miércoles, 16 de noviembre de 2011: actos en Jaén y Málaga. El encuentro de Málaga fue el único en el que apareció José Luis Rodríguez Zapatero.
• • Día 14 de campaña29 – jueves, 17 de noviembre de 2011: acto en Barcelona donde también apareció la ex ministra de Defensa, Carme Chacón.
• • Día 15 de campaña – viernes, 18 de noviembre de 2011: actos en Huelva, Punta Umbría, Jerez de la Frontera. Acto de cierre de campaña en Fuenlabrada.

El mejor mitin

No todo estaba en el guion. Alfredo Pérez Rubalcaba se encontraba en Burgos el sexto día de campaña. Era el 9 de noviembre. No cabía más gente en el Polideportivo Lavaderos. Él llego 15 minutos antes de empezar el mitin, pero no se celebraría solamente dentro del recinto donde el aforo era de entre 1.500 y 3.000 personas. De modo que, en la calle, Rubalcaba quiso improvisar otro mitin. «¡Tú sí que vales!», se oía decir al gentío... Casi había más personas fuera que dentro. Y Rubalcaba no paraba de dar la mano a la gente que estaba allí. De repente, y sin pensarlo dos veces, se dio la vuelta y se subió a una caja algo basta y parecida a las que albergan cables de sonido. Desde allí, dijo:30

«Atendedme un momento. No tengo mucha voz. Os quiero decir dos cosas. La primera pediros disculpas, porque nunca pensamos que viniera tanta gente y no habéis podido entrar, por eso os quiero pedir perdón. Lo siento mucho. (Aplausos) La segunda, daros las gracias de corazón, es el mejor mitin de toda la campaña electoral, el mejor, el que doy más a gusto, gracias de corazón. (Aplausos) El mejor mitin, de corazón. Y lo tercero es muy sencillo. Solo ganan si desistimos. Solo ganan si desistimos. Si peleamos no ganarán. Así que, pelead por lo que queréis, pelead por nuestros principios, pelead por nuestros valores, explicadle a la gente lo que queremos, pelead. Gracias compañeros.»

Con errores o no en su transmisión, así lo hizo.31 Y por hacerlo así, tuvo una repercusión que no tuvieron otros mítines que sí estaban en el guion.

El único mitin con Zapatero

Uno de los actos centrales fue en Málaga. Y si hasta ahora el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero,32 no había estado presente en ningún acto con Alfredo, esta vez sí que estaría en Málaga. Por lo tanto sorpresa absoluta al rescatar a aquel que daban por muerto y cuyo cadáver esperaba ver el PP el 20 de noviembre.

No se puede decir que ese acto no estuviera cargado de apoyo, porque así fue. Para acompañar a Alfredo, también estuvieron el que fue lehendakari, Patxi López, el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, la directora de la campaña, Elena Valenciano, y la que fue ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez. Un cartel con fuerza para movilizar y hacerse con toda la militancia y toda la base de simpatizantes. ¿Y para qué? Justamente para quitarle importancia al que era presidente del Gobierno. El PSOE, en los últimos suspiros de campaña, pedía el voto para un parito unido. Pero, ojo, nunca lo pidieron para un partido ganador. ¿Se veían ya perdedores? Este acto demostró que pusieron toda la carne en el asador. Si al principio rehuían a Zapatero, luego se dieron cuenta de que había que unir todos los esfuerzos posibles, pero evitando en todo momento que aparecieran solos Zapatero y Rubalcaba. Pero la pregunta que flotaba en el ambiente era... ¿Hasta qué punto es justo evitar a una persona que ha llevado dos veces al PSOE a La Moncloa?

Los «mini mítines» en ruta

Y de buenas a primeras, giro en la campaña con el objetivo de hacerse con el voto indeciso. Así se decidió en el vuelo entre Badajoz y Madrid.33 A medida que pasaban los días de campaña electoral, se intensificaban los actos y la improvisación haciendo cosas distintas que no estaban en al guion preestablecido. Como impulso añadido nacieron los «mini mítines»34 en ruta para llegar a más gente de una manera más directa y más cercana. Estos «mini mítines» consistían en recorrer varias poblaciones celebrando mítines en la distancia corta y para aproximadamente 50 personas. Era un formato antiguo aplicado a la política más moderna a golpe de tweet. Solo hacía falta un pequeño escalón para subirse, un micro en la mano y diez minutos para poder hablar. Actos reducidos, breves y en espacios pequeños. De esta manera era como se conseguía la máxima distancia corta.

Día 11 de campaña, 14 de noviembre. El primero de esos actos se celebró en Betanzos, A Coruña, una población con poco más de 13.000 habitantes. A los gallegos Alfredo les pedía que «le echen una mano» para poder convencer a los indecisos. Minutos después, ese mismo 14 de noviembre, visitó Oroso.

Esta reacción del PSOE no era más que encender el piloto de alarma e intentar ya hacer todo lo posible para poder remontar o ganar el máximo de personas afines. Al menos, que los suyos no se les fueran demasiado el 20 de noviembre. El PSOE no tenía nada que perder y tenía todo por ganar. Sabían que era muy complicado, y lo intentaron todo. Mítines grandes y pequeños, polideportivos, plazas de toros, mítines improvisados sobre cajas de sonido... Y las pocas cartas que le quedaban por jugar eran estos «mini mítines». El candidato solicitó intensificar las acciones en su campaña, estar más presente en más sitios, en más mítines. Que se notase la fuerza y el compromiso: «Mi reacción a las encuestas es más trabajo. Me voy a dejar la piel»,35 dijo Alfredo.

Pero... Si son mítines para pocas personas, ¿no reduce el número de personas a las que se puede llegar? Con estos actos «minis» se reducen quizás las personas que escuchan de manera presencial. Sin embargo, el poder de la comunicación «boca a oreja» o el «boca a boca» tiene un poder inmenso a la hora de «convencer». Mejor que te lo cuente un amigo, tu vecina o tu abuela, a que te lo cuente el propio candidato. ¿Quién tiene más credibilidad?

Por otro lado, estos «mini mítines» significaban cambiar por completo la estrategia que se definió al principio. Significaba dar un giro a la actuación de Alfredo en esta campaña, provocando un despiste de la audiencia. En comunicación política, cuando se define una estrategia, no se debe cambiar. Se pueden reenfocar las tácticas, pero nunca cambiar la estrategia porque se despista al electorado y se pierde el sentido original del objetivo que se marcaron al inicio de la campaña. Los socialistas modificaron su estrategia en varias ocasiones. La preocupación hizo que actuasen de manera distinta dando bandazos justamente por eso, porque no tenían nada que perder y lo tenían todo por ganar.

Luces, cámaras... y acción

Todos los actos de la campaña del Alfredo tenían varios elementos en común que se iban moviendo en función de dónde fuese el mitin. Montar, desmontar y volver a montar durante cientos de kilómetros no es fácil. Requiere tiempo, un buen equipo y paciencia... En toda la operativa tuvo mucho que ver Juan Manuel Aceña, apunta el sociólogo de cabecera del PSOE, Ignacio Varela.36

Como es natural, se mantuvieron los colores, la tipografía de los mensajes, el lema central de campaña... el cristal transparente detrás siempre de quién tenía el turno de la palabra... La escenografía en las campañas si bien no lo es todo, sí tiene mucha importancia. Sobre todo desde que nació la televisión y la imagen fue ganando fuerza en política. El decorado, cuanto más práctico, mucho mejor. Jugamos con la percepción de la audiencia y con lo que puedan sentir cuando vean y escuchen al candidato en cuestión... y por televisión. Los tiempos son claves, los colores también. Emoción, aprecio, desprecio, afín... eso es lo que se puede sentir, percibir. Y siempre es algo que se diseña en función del contexto, del momento, de la audiencia y del candidato de ese momento. Hay que recordar que, en política, las formas son el fondo.37

• • El color: se empleó siempre el rojo como color corporativo, el que define al propio Partido Socialista. Pero también se combinó con el blanco, con el gris, y con el blanco y negro para las fotografías. No hay que olvidar que esta campaña era personalizada. Estaba más enfocada a dar protagonismo al candidato que al partido.
• • Las formas: la forma de la campaña de Alfredo fue bastante rectangular. Los fondos solían ser rectángulos gigantes en los que se podía leer el lema de la campaña «pelea por lo que quieres.». Ojo, el lema de campaña siempre llevaba punto y final, como si no se pudiera revocar que es obvio que hay que luchar por lo que cada uno quiere. Los rectángulos gigantes eran rojos con las letras blancas y también blancos con las letras, o bien rojas, o bien grises.
• • Más presencia del lema: a pesar de que hubo merchandising (aunque poco), como las banderas del PSOE o los globos, lo cierto es que, desde el principio, el equipo diseñó la campaña para que las siglas del partido tuviesen menos fuerza que el propio candidato. Por eso se encontraba en más ocasiones el «pelea por lo que quieres.» que las propias siglas del partido. Aquí era más importante, si cabe, dar importancia al mensaje, al relato que venían construyendo, que al propio partido. La presencia del candidato y su mensaje lo era todo.
• • El atril: el atril también tenía formas rectangulares. Consistía en un pie gris metálico con dos micrófonos. Muy sencillo. El único detalle que tenía era un cartel en el que se podía leer rubalcaba. De nuevo se encontraba la personalización, al candidato en el decorado.
• • El cristal transparente: un elemento novedoso fue un cristal transparente que siempre colocaban justo detrás de la persona que daba el mitin en la parte izquierda. De frente se veía en la parte derecha. Era un cristal en forma de columna plana que dejaba ver la cantidad de personas que se ponían justo detrás del orador y en el que se podía leer de nuevo el lema «pelea por lo que quieres.» en color blanco. El efecto que causaba, gustaba. Transparencia, todo se ve, todo se toca: pelea. Del mismo modo que se leía el lema, se era capaz de poder ver a todas las personas que estaban presenciando el acto, sus caras, sus gestos, sus posturas, sus sensaciones, gente que quería pelear. Y por lo general, el grupo de personas que estaban siempre detrás del orador eran jóvenes.
• • La pantalla: también había una pantalla gigante en la que se podía ver en un primer plano al orador. Esto ayudaba a aquellas personas que habían asistido a un mitin pero no se encontraban lo bastante cerca como para visualizar lo que estaba ocurriendo en la primera fila.
• • Gente por delante, gente por detrás: de eso se trataba esta campaña, de gente. Gente que se veía por detrás del candidato. Pero no solo por detrás. La realidad es que colocaban a las personas en torno a él. Había personas delante y también había personas alrededor. Todo suma, todo apoya, todos juntos. Algo que coincidía una y otra vez con lo que el candidato anunciaba en los mítines. Esto no se arregla si no es con el apoyo de todos.
• • El taburete de Alfredo: en los actos más informales y en los que se pretendía una corta distancia con el interlocutor se introdujo el taburete. Pensado no solo para el acto presencial en sí, sino también para las imágenes en televisión, pero sobre todo pensando en el liderazgo que ese sencillo elemento podría aportar al candidato. Este formato ofrece un político más relajado, más informal y más preocupado por la gente a la que se dirige. Desde junio, como dejó caer el asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí, Alfredo empezó su precampaña «desde abajo, casi desde el suelo, sentando las bases de un modelo diferente de liderazgo».38

La campaña que él quiso

Es ahora cuando cuesta imaginar qué llamó la atención de la campaña del Alfredo Pérez Rubalcaba. Muchos son los periodistas que iban «empotrados» en el bus del PSOE para cubrir la campaña del candidato socialista. Pero hoy son pocos los periodistas que dicen al instante qué les impactó más, o qué es lo que más recuerdan, de ese bus que les trasladaba continuamente para vivir actos y actuaciones.

Sonia Sánchez39 es una periodista con una gran trayectoria en el mundo de la información política. Desde 1998 hasta diciembre de 2011 se encargaba de la información del PSOE y de la presidencia del Gobierno en Telecinco, y también cubría todos los viajes y las cumbres internacionales en las que participaba José Luis Rodríguez Zapatero en la misma cadena. Actualmente es la jefa de Política de la Cadena Ser.

«Lo que más me llamó la atención entonces, y ahora lo entiendo un poco mejor, fue el intento de Rubalcaba por demostrar que era la persona que es pero no la que teníamos en mente antes de empezar la campaña»,40 dice Sonia. Ella es de las que piensan que Rubalcaba siempre daba ejemplo a otros políticos en cuestiones de discurso, réplicas, cómo responder a una rueda de prensa... Su trayectoria como ministro del Interior no pasó desapercibida para ningún periodista porque era una persona con el mensaje muy bien pensado, repetía varias veces la misma frase para que las televisiones tuviesen la facilidad de poder editar mejor la imagen. Sin embargo, en la campaña electoral decidió no adoptar ese papel de gestor responsable como parte del Gobierno. Alfredo, decidió ser él mismo lejos de la gestión ministerial, quiso que la gente viera a una persona más reposada, emitiendo en los mítines discursos más de fondo y menos «efectistas», con menos discursos cortos y más explicaciones. Según Sonia, a lo largo de la campaña electoral, pudimos ver a un político que daba más «conferencias» que mítines. Y eso era algo a lo que no estábamos acostumbrados.

Los mítines de Mariano Rajoy, por ejemplo, distaron mucho de los de Alfredo Pérez Rubalcaba. Varios periodistas coinciden en que los de Rajoy eran más cortos, daba la sensación de tener una presencia más ligera. El PSOE tuvo más actos, más convocatorias, «quizá triplicó», dice Sonia, «Rubalcaba se machacó muchísimo». Los «mini mítines» les traían a los periodistas por el camino de la amargura porque era posible que el bus del PSOE parase hasta cinco, seis, siete veces al día para celebrar un acto en algún sitio pequeño. Según Sonia, estos actos quedaron bien a pesar de que para la prensa fuera bastante duro. Eran imágenes que, al fin y al cabo, eran muy bonitas para la televisión donde se veía a Alfredo en una caja en un sitio pequeño y por lo general con mucha gente que era simpatizante. En esas imágenes veíamos un apoyo en masa.41

Con tal cantidad de actos y actuaciones, a pesar de que los resultados fuesen una evidencia, hay periodistas que opinan que esto sirvió para movilizar. Acudieron a los «mini mítines» para reagrupar, porque percibieron que la gente del PSOE estaba muy desmovilizada. «Hizo un esfuerzo muy muy grande», dice Sonia, en las campañas electorales el líder sufre mucho físicamente. Cuando hay dos o tres actos al día es mucho. Cuando hay cuatro, cinco o seis, «es una paliza física increíble». Y adelgazan. Alfredo estaba muy delgado, pero también le pasó a Rajoy y a Zapatero anteriormente. Esta en concreto «fue una campaña muy dura, muy cansada».42

Los mítines en la campaña de José Luis Rodríguez Zapatero estaban medidos para la televisión. Zapatero, con el tiempo, empezó a clavar los mensajes para la llamada «caja tonta» y sus mítines estaban perfectamente calculados para ella. Rubalcaba «era más suyo», según Sonia. Nada que ver con la campaña de Zapatero. En el 20-N encontramos mítines con discursos más reposados, con menos mensajes cortos y claves para la televisión. «Tengo la impresión de que Zapatero tenía mejor calculados los mensajes para el día, y colocaba mensajes distintos según qué televisión.» En la campaña de Alfredo se alejaron más de la televisión y se acercaron más a Twitter: «esta sí fue una campaña de Twitter absolutamente, tanto por parte del PSOE como por parte de los periodistas que siguieron la campaña. Es cierto que la comunicación de los periodistas también dio un giro. Ya no solo mostraba lo convencional que sucedía en los actos. Algo estaba ocurriendo en la Red. Y entendían que también debían compartirlo en Twitter y en Facebook».43

Hay un comentario compartido por varios periodistas, y es que por mucho que Rubalcaba firmase en Twitter como RbCb sus publicaciones, el que los firmara él directamente tenía poca credibilidad. ¿Cuál era el teléfono del ex ministro del Interior? Para hacer esta campaña, Alfredo tuvo que ponerse muy al día y Mariano también. Eran dos personas con una trayectoria ajena a las redes sociales y a la tecnología, y costaba creer que fuesen ellos los que publicaban en la Red cuando apenas habían estrenado un teléfono de última generación. Pero... sus actos habían cambiado: ya no eran 1.0, sino 2.0, y algo había que cambiar.

Según Sonia, esta campaña fue muy «Rubalcaba. Creo que no se puso en manos tanto de su equipo de campaña, porque hizo la campaña que él quería hacer».44 Es cierto que la prensa en los actos esperaba que fuera más «cañero», que fuera más contundente contra Rajoy, que cargara, que contestara... pero él quiso hacer una campaña explicando su discurso, explicando su proyecto. «Él se empeñó en hacer esa campaña. Rubalcaba es así, trabaja así y sigue trabajando así», dice Sonia, y «lo que es justo o injusto no lo decide una campaña electoral».