Akal / Básica de bolsillo / 187
Andréi Biely
Petersburgo
Traducción: Rafael Cañete Fuillerat
Diseño de portada
Sergio Ramírez
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© Ediciones Akal, S. A., 2009
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ISBN: 978-84-460-3755-2
Primera parte
Prólogo
¡Excelencias, ilustrísimos, notables, ciudadanos todos!
¿Qué es nuestro Imperio ruso?
Nuestro Imperio ruso es una unidad geográfica, es decir, una parte del planeta conocido. Y el Imperio ruso comprende: primeramente, la Gran Rusia, la Pequeña, la Blanca y la Roja; en segundo lugar, los reinos de Georgia, Polonia, Kazán y Astraján; en tercer lugar, comprende… Lo de siempre: etcétera, etcétera, etcétera…
Nuestro Imperio ruso cuenta con multitud de ciudades: capitales de Estado, de provincia, de distrito, simples villas…; y, sobre todas ellas, la capital primigenia de la corte y la madre de todas las ciudades rusas.
La capital primigenia de la corte es Moscú; y la madre de todas las ciudades rusas, Kiev.
Petersburgo o San Petersburgo o Píter (para el caso, es igual) son productos del Imperio ruso. En cambio, Zargrado o Konstantinogrado (o Constantinopla, como dicen) derivan de una especie de derecho de herencia. Pero no nos vamos a extender en este punto.
Por contra, nos extenderemos más sobre Petersburgo. Existe un Petersburgo, un San Petersburgo, o un Píter (para el caso es igual). Por consiguiente, y basádose en estas consideraciones, la avenida Nevski es una avenida petersburguesa.
La avenida Nevski posee una característica sorprendente: la de ser un espacio destinado a la circulación del público. Y como este espacio está delimitado por casas numeradas y la numeración sigue el orden de las casas, la localización de la casa buscada se simplifica notablemente. La avenida Nevski es –como cualquiera otra avenida– una avenida pública; es decir, una avenida para la circulación del público (no del aire, pongamos por caso); y las casas que la limitan por ambos lados…, ¡ejem!…, sí, bueno…, son para el público. Por la noche la avenida Nevski se ilumina con luz eléctrica. Por el día, la avenida Nevski no necesita alumbrado.
La avenida Nevski, como avenida europea que es (dicho sea entre nosotros), es rectilínea, dado que es una avenida europea; y es que una avenida europea no es una avenida cualquiera, sino (como ya he dicho) una avenida europea, porque…, precisamente…
Y es por eso mismo por lo que la avenida Nevski es una avenida rectilínea.
La avenida Nevski es una avenida bastante importante para esta ciudad rusa no capitalina. Las demás ciudades rusas no son más que un mero montón de casuchas de madera.
Y Petersburgo se diferencia palmariamente de todas ellas.
Si ustedes son de los que sostienen la absurda leyenda de que la población moscovita asciende a millón y medio, entonces tendremos que reconocer que la capital es Moscú, pues tan sólo las capitales cuentan con millón y medio de habitantes: ninguna ciudad de provincia tiene ni tendrá jamás millón y medio de almas. Así que, si damos pábulo a esa estúpida leyenda, tendremos que convenir que Petersburgo no es la capital.
Y si Petersburgo no es la capital, entonces Petersburgo no existe… Parece que existe, pero es mera apariencia.
Sea como fuere, Petersburgo no sólo parece, sino que incluso aparece en los mapas: en forma de dos círculos, uno dentro del otro, con un punto negro en su centro. Y desde ese punto matemático sin dimensión alguna, anuncia enérgicamente que existe: y es desde allí, desde ese punto, de dónde se difunde un torrente, una multitud de libros impresos; es de ese punto invisible de donde emergen imperiosas circulares.