Interculturalidad y sujeto migrante en la poesía de Vallejo, Cisneros y Watanabe
Colección Investigaciones
Interculturalidad y sujeto migrante en la poesía de Vallejo, Cisneros y Watanabe
Primera edición digital, diciembre de 2016
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ISBN versión electrónica: 978-9972-45-364-9
¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo,
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!
César Vallejo
Con ramas de huarango
espantaban las moscas que crecían
sobre el pecho de sus muertos.
En las piedras del templo,
viejos curacas hacían el amor
con las viudas, y un sol enrojecido
achicharraba
los huesos de sus hijos
Antonio Cisneros
En Berlín una cabeza volando es cosa indiferente.
En mi pueblo es un mito peligroso.
José Watanabe
Prólogo
Introducción
Primer capítulo
La interculturalidad y el sujeto migrante
1. La interculturalidad en el ámbito de la poesía
1.1 La poesía intercultural y sus niveles
1.1.1 El nivel de la lengua
1.1.2 El nivel de la estructuración literaria
1.1.3 El nivel de las estructuras figurativo-simbólicas
1.1.4 El nivel de la cosmovisión
2. La perspectiva hermenéutica, la retórica general textual, el locutor y el alocutario
3. Manuel González Prada como antecedente de la poesía intercultural en el Perú
4. La poesía intercultural vanguardista en el Perú
5. La poesía intercultural posvanguardista en el Perú
6. La categoría de sujeto migrante
Segundo capítulo
La poesía de César Vallejo, el sujeto migrante y la interculturalidad
1. El estado de la cuestión acerca de la presencia de lo andino y del sujeto migrante en la poesía de César Vallejo
1.1 La investigación literaria en torno a lo andino en la poesía de César Vallejo. Primera aproximación
1.2 La investigación literaria en relación con la presencia del sujeto migrante en la poesía de César Vallejo
2. Los heraldos negros, interculturalidad y sujeto migrante
3. La simbología andina en Trilce
4. El sujeto migrante en Trilce
5. La universalización de lo andino en Poemas humanos
6. El sujeto migrante en Poemas humanos y su carácter dialógico
Tercer capítulo
La poesía de Antonio Cisneros, el sujeto migrante y la interculturalidad
1. La poesía intercultural en Comentarios reales
1.1 El nivel de la estructuración literaria en Comentarios reales
1.2 El nivel de la lengua en Comentarios reales
1.3 El nivel de las estructuras figurativo-simbólicas en Comentarios reales
1.4 El nivel de la cosmovisión en Comentarios reales
2. El sujeto migrante en Europa y la vocación desmitificadora en Como higuera en un campo de golf
3. La poesía intercultural en Crónica del Niño Jesús de Chilca
3.1 El nivel de la lengua en Crónica del Niño Jesús de Chilca
3.2 El nivel de la estructuración literaria en Crónica del Niño Jesús de Chilca
3.3 El nivel de las estructuras figurativo-simbólicas en Crónica del Niño Jesús de Chilca
3.4 El nivel de la cosmovisión en Crónica del Niño Jesús de Chilca
4. El sujeto migrante en Crónica del Niño Jesús de Chilca
Cuarto capítulo
La poesía de José Watanabe, el sujeto migrante y la interculturalidad
1. Los niveles de la poesía intercultural en El huso de la palabra e Historia natural
1.1 El nivel de la estructuración literaria en El huso de la palabra e Historia natural
1.2 El nivel de la lengua en El huso de la palabra e Historia natural
1.3 El nivel de las estructuras figurativo-simbólicas en El huso de la palabra e Historia natural
1.4 El nivel de la cosmovisión en El huso de la palabra e Historia natural
2. La poesía intercultural y la dimensión argumentativa en la poesía de José Watanabe
2.1 Lectura de “El nieto” y la dimensión argumentativa de El huso de la palabra
2.2 Análisis de “Interior de hospital” y el papel de la argumentación en Historia natural
3. El sujeto migrante en El huso de la palabra e Historia natual
Referencias bibliográficas
Alfonso Reyes subrayaba que la crítica se acerca al poema a partir de una escala que marchaba desde la impresión y la exégesis hasta el juicio; y que la misión del crítico consistía en iluminar tanto al lector que disfruta de la literatura en general como al especialista que desea hallar elementos nuevos en la comprensión de la lírica de un autor. A este acercamiento del crítico sobre el poema, Reyes le otorga un componente a todas luces fundamental: el amor. Este amor se traduce en la conexión que se establece entre el crítico y aquello que examina, el poema; pues este vínculo empático llevará al estudioso por caminos en los que la arriesgada intuición arrojará lúcidos resultados. El amor en el ejercicio de la crítica es siempre la muestra de una clara emoción y un profundo conocimiento. De lo propuesto por el universal ensayista mexicano, resulta posible deducir que la presencia de la creatividad es capital en el trabajo del crítico. Todo ello es pertinente de reconocer y remarcar en el ejercicio crítico del docente universitario Camilo Fernández Cozman. Su nombre está asociado al desarrollo de estudios sobre la poesía hispanoamericana contemporánea y, evidentemente, al asedio de los principales poetas peruanos del siglo XX. Su encomiable labor se inició hace veinticinco años con la aparición de su primer libro, Las ínsulas extrañas de Emilio Adolfo Westphalen (1990), y desde ese momento lleva en su haber un total de quince libros de exégesis literaria, sin contar sus cuatro traducciones publicadas de la poesía francesa y un poemario.
Si se establece un conjunto de características propias de su labor ensayística, entonces será necesario identificar rigurosidad, flexibilidad metodológica y, por supuesto, la presencia de la creatividad, hecho que le permite asociar y construir interpretaciones sugerentes que solo el humanista, en palabras de Reyes, puede vislumbrar. La creatividad es imprescindible a la hora de desentrañar los universos representados en los diversos géneros literarios. Fernández Cozman amalgama de manera acertada la rigurosidad académica que demanda la comunidad universitaria con la creatividad, que no solo es característica privativa del artista. Así, en sus diversos ensayos procede a reescribir e interpretar la unidad de todo poema en sus dos dimensiones: res y verba. Ello, insisto, lo encontraremos en todas sus publicaciones y, con toda claridad, en su nuevo aporte: Interculturalidad y sujeto migrante en la poesía de Vallejo, Cisneros y Watanabe.
Se ha mencionado que la flexibilidad metodológica es una de las características de los trabajos de Fernández Cozman, y a ello hay que sumar su rechazo al lugar común y su indagación por diversas propuestas teóricas. Vale decir, en sus investigaciones observaremos la clara necesidad de la búsqueda de distintos marcos teóricos con los cuales abordar la complejidad de los planos del texto lírico. Uno de esos horizontes teóricos lo constituye la ciencia de la retórica, que en la obra del crítico peruano transita desde los aportes del Grupo de Lieja hacia los enfoques de la Retórica General Textual de Stefano Arduini, Tomás Albaladejo, Lakoff y Johnson, la teoría del estilo de Giovanni Bottirolli, y sus exploraciones de la retórica argumentativa basada en las ideas de Chaïm Perelman; así como también en las nuevas propuestas de la retórica comparada.
Es válido añadir que la labor que desarrolla Fernández Cozman consiste en convertir aquellos marcos teóricos –que no fueron necesariamente pensados para la revisión de textos poéticos– en herramientas de análisis, en conceptos operatorios capaces de analizar y explicar, con meridiana lucidez, los más diversos poemas. A esta última afirmación es preciso sumar, además, su propuesta metodológica para el examen de los poemas, metodología interpretativa que ha sido asumida por un gran número de estudiantes de literatura de la Universidad de San Marcos, y que ha quedado plasmada en diversas tesis sobre poesía que se han sustentado en dicha institución. La metodología propuesta por el crítico peruano consiste en los siguientes cinco pasos: el análisis del título, la segmentación del poema o el reconocimiento de las partes del poema entendido como texto retórico; el análisis de las principales figuras retóricas vinculadas con la ideología del poema; luego, la identificación de los locutores que intervienen en el circuito comunicativo del poema, acompañada del examen de las distintas técnicas argumentativas con las que se opera, y finalmente la propuesta de la visión del mundo que ofrece el poema analizado.
Otra característica de las investigaciones de Camilo Fernández es su preocupación por el estudio de la forma literaria. Con ello, persigue el propósito de superar los enfoques con los que se privilegia el abordaje contenidista, cuya falencia radica en la reducción del análisis literario a solo uno de sus planos. Para el miembro de la Academia Peruana de la Lengua, es de suma importancia no omitir la revisión del plano formal, ya que este es portador de la ideología que se configura en el texto lírico.
A la luz de la vasta obra de Camilo Fernández, se puede pensar y desprender la existencia de un gran proyecto cuya finalidad es sistematizar y explicar la dinámica de la poesía peruana del siglo XX. Este nuevo libro es una prueba que lo confirma, porque es la lectura transversal de tres medulares poetas (Vallejo, Cisneros y Watanabe) a partir de dos ejes temáticos relevantes: la interculturalidad y la noción de sujeto migrante.
En este libro, el académico realiza un importante llamado a una metodología propia de las ciencias humanas que no conciba un procedimiento cerrado o monista, propio de una visión positivista. Fernández, tomando como argumento de autoridad a Gadamer, aboga por una hermenéutica que involucra ante todo un diálogo con el texto, el contexto y la historia. El enfoque cultural que adopta el crítico peruano del filósofo alemán, le permite ir más allá del inmanentismo analítico y comprender la literatura como un sistema interrelacionado con otros en un amplio diálogo entre sí.
Uno de los aportes de este libro radica en la propuesta de poesía intercultural, idea que reelabora de manera creativa a partir de los postulados de Ángel Rama para la narrativa. Fernández señala que la poesía intercultural se evidencia en cuatro niveles, de los cuales tres toma de Rama (la lengua, la estructuración literaria, la cosmovisión) y añade un cuarto: estructura figurativo-simbólica. Con ello, el crítico peruano lee la poesía de Vallejo, Cisneros y Watanabe como la manifestación de un diálogo dinámico y tenso entre culturas, en el que se articulan aclimatación, mutua plasticidad y originalidad. Fernández planea además una sugerente propuesta que considera a Manuel González Prada, con sus Baladas de tópicos peruanos, como un antecedente de la poesía intercultural.
La concepción de la poesía intercultural está sumamente vinculada con la noción de sujeto migrante, categoría que Fernández Cozman toma de Antonio Cornejo Polar. El académico peruano observa que el discurso del locutor de los poemas de Vallejo, Cisneros y Watanabe se caracteriza por realizar su enunciación desde distintos espacios, hecho que revela su heterogeneidad y complejidad. Este locutor posee una sensibilidad y percepción del mundo desde la multiplicidad.
Sin duda, la Universidad de Lima acierta notablemente al publicar esta investigación de uno de sus docentes más connotados. A todas luces, este libro se convertirá en un clásico en el fructífero campo de los estudios de la poesía peruana contemporánea.
Luis Eduardo Lino Salvador
International Society for the History of Rhetoric
Universidad Antonio Ruiz de Montoya
Mi primer acercamiento a la poesía de César Vallejo se produjo cuando leí, en la escuela secundaria, “La cena miserable”. Debo confesar que terminé cautivado por el mencionado poema: la fuerza del verbo vallejiano logró que me sumergiera en un interminable juego de figuras literarias y un tono oral que francamente eran de notable factura. Posteriormente, leí “Los heraldos negros”, texto de una profundidad insospechada. La fatalidad del ser humano, cuyo camino lo conduce a la muerte como última morada, me pareció una reflexión ora filosófica, ora poética, en el más ilustre sentido del término. Desde ahí me convertí en un lector asiduo de la poesía vallejiana. Me acerqué a Trilce, a Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz cuando ingresé a estudiar literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Recuerdo, con algo de nostalgia, las clases de Antonio Cornejo Polar, Raúl Bueno y Wáshington Delgado. El primero se asombraba con la creación de personajes como Pedro Rojas en el libro sobre la guerra civil española. El segundo se regodeaba en el abordaje de las metáforas en poemas como “Idilio muerto”. El tercero se solazaba en los análisis intertextuales: comparaba a Vallejo con Eguren y Chocano, y lo hacía de manera pertinente y erudita.
Mi primera aproximación, como lector, a la poesía de Antonio Cisneros fue de naturaleza disímil. Me asombraron el tono coloquial de los versos de Comentarios reales, la ironía desacralizadora de Como higuera en un campo de golf y la lectura de la historia contemporánea tan sugestiva que subyace a Canto ceremonial contra un oso hormiguero. Frecuenté, pocas veces, al poeta. Se me viene a la memoria un hecho que se produjo cuando, en un restaurante de Miraflores, Cisneros me desafió amablemente, diciéndome: “Tú has escrito un libro de crítica sobre Hinostroza, ¿por qué no escribes sobre mi poesía?”. Efectivamente, mi tesis doctoral fue sobre la poesía de Rodolfo Hinostroza. En tal sentido, hasta el 2001, no había escrito ni una sola línea sobre el poeta de Crónica del Niño Jesús de Chilca. Había dedicado libros completos a Emilio Adolfo Westphalen y Jorge Eduardo Eielson, entre otros autores. El encuentro con Cisneros significó, para mí, un compromiso: dedicarme a estudiar la obra de este poeta traducido a más de diez idiomas. Escribí un ensayo sobre la ironía desmitificadora, que publiqué en Tonos digital, revista de la Universidad de Murcia, indexada en Scopus. Fue allí cuando nació mi interés, como investigador, por la poética de Cisneros.
El encuentro con José Watanabe es el que más recuerdo en mi frágil memoria. Lo relato en mi libro Mito, cuerpo y modernidad en la poesía de José Watanabe. Con él cultivé una amistad enriquecedora. Me dijo, una vez, que yo debía viajar a Laredo para comprender cabalmente su poesía. Habíamos pensado emprender juntos el viaje a ese pueblo norteño, pero lamentablemente eso no se realizó, razón por la cual tuve que viajar solo y alojarme en la casa de su hermano: Valentín Watanabe. Entrevisté a ciertos habitantes y estos me contaron mitos y leyendas que se transmiten de generación en generación en Laredo. Regresé a Lima y me puse a escribir el libro sobre el poeta laredino, cuyo primer capítulo afirmaba sin ambages en su título: “De cómo la poesía de José Watanabe nació en Laredo”.
Interculturalidad y sujeto migrante en la poesía de Vallejo, Cisneros y Watanabe es el resultado de una pesquisa que realicé con el auspicio del Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima durante el año 2014. Mi interés por el concepto de interculturalidad viene de un ensayo que publiqué en 2004: El cántaro y la ola. Una aproximación a la poética de Octavio Paz. Allí abordé la poesía intercultural en América Latina poniendo de relieve, sobre todo, el estudio de Piedra de sol y de Semillas para un himno. Distinguí cuatro niveles en dicha práctica estética: la lengua, la estructuración literaria, las estructuras figurativo-simbólicas y la cosmovisión. Sin embargo, solamente trabajaba, fundamentalmente, en dos o tres niveles de la lírica del poeta mexicano y dejaba de lado el de la cosmovisión. Posteriormente, seguí utilizando la categoría de “poesía intercultural” en un estudio de “Idilio muerto” de César Vallejo, que se incorporó a mi libro que vio la luz en 2008 en España: La poesía hispanoamericana y sus metáforas. Nuevamente mi investigación tenía la falencia de un desigual trabajo en lo que concierne a los niveles del discurso, y únicamente examinaba dos o tres planos de la poesía intercultural.
El cambio, desde la óptica metodológica, se produjo en los ensayos que aparecieron en mi libro Sujeto, metáfora, argumentación (2011), donde sí abordé los cuatro niveles de la mencionada poesía intercultural, tomando como punto de partida el análisis de la poesía de Antonio Cisneros. He continuado esta misma senda en mi volumen Fulgor en la niebla (2014), donde examiné la lírica intercultural de Marco Martos abarcando las cuatro esferas del discurso antes referidas.
Interculturalidad y sujeto migrante en la poesía de Vallejo, Cisneros y Watanabe toma los aportes y la óptica teórica que se manifiestan en Sujeto, metáfora, argumentación y Fulgor en la niebla. Sería interesante señalar que llegué al concepto de poesía intercultural a partir de la lectura de los trabajos de Ángel Rama ([1982]1 1987) y de Antonio Cornejo Polar (1980). El crítico uruguayo desarrollaba el concepto de transculturación narrativa y distinguía tres niveles: la lengua, la estructuración literaria y la cosmovisión. Me di cuenta de que en la poesía (salvo algunas excepciones, como en Vallejo, por ejemplo) no era tan fácil la aplicación del concepto de transculturación. Por lo tanto, decidí hablar del diálogo entre culturas occidentales y amerindias, verbigracia, que se revela en la poesía de autores como Paz, Neruda, Vallejo, Cisneros, Martos, entre otros. Añadí un nivel más a los tres desarrollados por Rama: las estructuras figurativo-simbólicas, debido a la importancia que tienen las metáforas, metonimias y símbolos en los poemas de los autores antes mencionados.
En lo que concierne a la propuesta de Cornejo Polar (1980), asimilé el concepto de heterogeneidad cultural, pero también el de impacto del referente andino. Ello presuponía que, ante ese hecho, el poeta realizaba algunos cambios estróficos o estructuraba el poema de una forma peculiar. El crítico peruano, tal como Rama, privilegiaba el estudio de la narrativa. Por eso, decidí adaptar los aportes teóricos de ambos para el abordaje de la poesía que implicaba el diálogo (no exento de conflictos) entre culturas disímiles: las occidentales frente a las amerindias o frente a las orientales, como la japonesa en el caso de la lírica de José Watanabe.
La principal hipótesis de esta investigación es que se manifiestan la interculturalidad y el sujeto migrante en la poesía de Vallejo, de Cisneros y Watanabe. Estos tres poetas practican una poesía intercultural que trabaja en los cuatro niveles antes mencionados.
En el primer capítulo explicaré mi postura hermenéutica en el ámbito del análisis literario, así como precisaré algunos conceptos como el de sujeto migrante o de poesía intercultural. En este caso, resulta pertinente precisar cuáles son los representantes de la lírica intercultural vanguardista y posvanguardista en el Perú.
En el segundo, me centro en el análisis de la obra poética de César Vallejo. Me detengo en el abordaje de los siguientes poemarios: Los heraldos negros, Trilce y Poemas humanos. Un texto sumamente ilustrativo es “Idilio muerto”, donde se perciben el fenómeno intercultural y el desplazamiento migratorio.
En el tercero, examino la poética de Antonio Cisneros, sobre todo Comentarios reales, Como higuera en un campo de golf y Crónica del Niño Jesús de Chilca. En el primer poemario antes mencionado, observo una nueva lectura de la historia del Perú, distinta de la impuesta por los grupos hegemónicos.
En el cuarto, estudio la poesía intercultural de José Watanabe y el funcionamiento en la misma del sujeto migrante. Me concentro en el análisis de El huso de la palabra y de Historia natural. La presencia del haiku me permite aludir al diálogo entre las culturas occidentales y la japonesa en el ámbito de la poesía del gran escritor laredino.
Quisiera agradecer a las personas e instituciones que han colaborado con mi investigación. En primer lugar, al Instituto de Investigación de la Universidad de Lima, por su apoyo incondicional a esta pesquisa centrada en la hermenéutica de la poesía peruana contemporánea. En segundo término, a Víctor Quiroz, quien fuera mi alumno de maestría en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y que incentivó mi curiosidad en torno al funcionamiento temático del mundo andino en la poesía de Vallejo. Por último, a mi esposa e hijos, quienes siempre supieron comprender mi inclinación por la investigación y me apoyaron anímicamente en su realización. Y dedico este estudio a la memoria del filósofo y maestro David Sobrevilla, fallecido en agosto de 2014, de quien aprendí muchísimo y con quien compartí una amistad imperecedera.
No me queda sino terminar con estos versos de César Vallejo:
¡Se amarán todos los hombres
y comerán tomados de las puntas de vuestros pañuelos tristes
y beberán en nombre
de vuestras gargantas infaustas!
Descansarán andando al pie de esta carrera,
sollozarán pensando en vuestras órbitas, venturosos
serán y al son
de vuestro atroz retorno, florecido, innato,
ajustarán mañana sus quehaceres, sus figuras soñadas y cantadas!
1 La primera edición del libro de Ángel Rama es de 1982.
El propósito de esta investigación es el abordaje del funcionamiento de la poesía intercultural y del sujeto migrante en la obra de tres autores peruanos imprescindibles en el siglo XX: César Vallejo, Antonio Cisneros y José Watanabe. Nos parece que la crítica especializada no ha estudiado, con suficiente detenimiento ni rigor, el fenómeno de la interculturalidad ni la noción del sujeto migrante en los textos de los poetas antes mencionados. Por eso, nace la necesidad de examinar dicha problemática en los albores de un nuevo siglo, donde el tema de la globalización y de la posibilidad de diálogo intercultural constituye un tópico de gran complejidad en el mundo actual.
Nuestro enfoque es de carácter hermenéutico y se sostiene en las propuestas de Hans-Georg Gadamer (2001) acerca de las ciencias humanas. El filósofo alemán plantea que el desarrollo de las denominadas ciencias del espíritu, durante el siglo XIX, se halló signado por el patrón de las ciencias naturales; por eso, considera pertinente un cambio de rumbo desde el punto de vista epistemológico y afirma lo siguiente:
El verdadero problema que plantean las ciencias del espíritu al pensamiento es que su esencia no queda correctamente aprehendida si se las mide según el patrón progresivo de leyes. La experiencia del mundo sociohistórico no se eleva a ciencia por el procedimiento inductivo de las ciencias naturales. (Gadamer, 2001, p. 32)
Se desprenden algunas ideas, sin duda, fundamentales de esta cita textual. En primer lugar, las humanidades no siguen un mecanismo progresivo de leyes como en la física, la química o la biología. En segundo término, no se puede reducir la lingüística, la teoría literaria, la sociología u otras disciplinas humanísticas al empleo de la inducción como método. Se trata obviamente de liberarse del lastre positivista del siglo XX para construir un discurso científico-humanístico que se base en el diálogo intersubjetivo y en el reconocimiento de la palabra del otro.