David Asensio
Liderazgo
Canalla
Libera tu lado más rebelde
Primera edición: Barcelona, enero 2017
© David Asensio
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Gracias por enseñarme que quizás el truco sea entregarse como si nunca fuera a doler. A la vida, al amor, al sexo, a los sueños, incluso entregarse a uno mismo. Como si fueran a prohibirlo todo mañana. Gracias, siempre te querré.
Agradecimientos
Siempre a aquél 2 de diciembre de 2010. Fue el principio del comienzo.
Gracias a mis padres por darme unos valores que nunca olvidaré.
Gracias a mis hermanas Laura y Bea por serlo.
A mis cuñados Julio y Luis, por vuestra complicidad y apoyo en todo momento.
A mis sobrinos Nicolás, Gabriel y Martina. Vosotros me habéis sacado una sonrisa en todo momento. Ser Canallas siempre.
A mis mentores: Ecequiel, mira lo que tienes entre manos, tú eres un buen culpable de ello. Eres luz, eres dios, eres grande. A ti, Paco, tener la oportunidad de aprender de ti en todo momento, es el mejor de los Másters que un ser humano puede realizar. Lotfi, gracias siempre por tus consejos, por meterme el «dedo en el ojo» dónde y cuándo había que meterlo. Santiago Álvarez de Mon, que me consideres tu colega, que me digas que aprendes de mí, para mí no hay palabras para expresar mi emoción y mi gratitud. Mario Alonso, gracias a tus libros, nunca olvido que AHORA YO.
A ti Raquel. Gracias por llevarme al precipicio y mostrarme las escaleras hacia otro nivel, cada hora contigo son segundos de felicidad, aprendizaje y superación. Eres una maestra para muchos.
A Gema, por estar desde el principio del comienzo. El rubio siempre estará a tu lado.
A cada uno de los 250 entrevistados que se encuentran en el blog. Todos tienen una cosa en común, llevan una vida canalla. La vida que todos deseamos.
A Eva, mi entrenadora, la que me ha escuchado en muchos momentos, la que me ha abrazado cuando no tenía esos abrazos que tanto deseaba, la que se alegra por mis éxitos, alegrías y retos. Pero también la que se alegra viéndome sufrir, sudando.
A mi petarda favorita, Begoña. Gracias siempre por meterme la mecha cuando lo necesitaba.
A mis tíos Javi y Charo, gracias por ser increíbles.
A todos y cada uno de los lectores del blog. Todo esto no sería nada sin vosotros. Gracias.
No sé si me habré olvidado de alguien, si es así, Perdón y Gracias.
Empieza la revolución en tu vida, empieza la revolución canalla.
¿Estás preparado?
Prólogo
Conocí a David Asensio en una de mis visitas a Zaragoza. Haciendo honor a su noble tierra, la conversación con él fluyó de manera espontánea, franca, sincera. Tipo campechano y sencillo charlar con él nunca te deja indiferente. Posteriormente, también en su ciudad natal, me entrevistó para su popular blog. Ahí, en un encuentro inolvidable, por el aire de sus preguntas incisivas, por la profundidad de su escucha atenta y empática, por su facilidad para crear un ambiente distendido y grato, se fue mostrando el rostro de un ciudadano inquieto por la suerte de la sociedad, fue aflorando un estudioso inquieto y paciente del escurridizo fenómeno del liderazgo.
A diferencia de tantas personas atascadas en prejuicios ideológicos — buscan la información, su base empírica de trabajo, desde su interesada opinión — David se plantea honestamente una serie de interrogantes claves para entender la calidad de nuestras relaciones, de nuestra convivencia, y a partir de ellas intenta seguir las huellas de un liderazgo moral renovado, asentado sobre valores y principios que nos definen y dignifican.
Si por liderazgo entiendo el arte de influir en el comportamiento y estado de ánimo del otro, quienquiera que éste sea, la capacidad de comunicación se revela un rasgo esencial y distintivo. Entre las diferentes notas de una comunicación que propicia el encuentro de dos mentes, de dos corazones— al fin y al cabo comunicar es compartir— la autenticidad cobra una dimensión crucial. En la era del marketing, de las marcas — también personales–, de la imagen, donde todo ocurre muy deprisa y fugazmente, leer a un autor genuino, valiente, heterodoxo, libre, independiente, es un regalo que el lector agradece. Y ciertamente David lo es. Escribe como piensa, siente y actúa. Leerle es como tenerle en frente enfrascado en un diálogo fresco, honesto e imprevisible.
Su personalidad y forma de ser se derrama en todas y cada una de las páginas de Liderazgo canalla. A partir de algunas convicciones irrenunciables, si no, se traicionaría a sí mismo, bombardea a su interlocutor con interrogantes y dudas que van directamente al mentón del fenómeno analizado.
Esa es, en mi opinión, la mayor virtud del libro que sostiene en sus manos, estimado lector. En una era problemática y controvertida donde el protagonismo se desplaza hacia la multitud, hacia los colectivos, el autor de Liderazgo canalla invita a mirar dentro de la persona, reivindica el original que todo estamos llamados a ser, en lugar de prostituirnos en fotocopias estandarizadas.
Ya lo decía Don Miguel de Unamuno en un ensayo hermoso, Adentro. «¿Que no te entienden? Pues que te estudien o que te dejen, que nos ha de rebajar tu alma a sus entendederas.» A David Asensio se le acepta como es, o se le deja, porque él no está dispuesto a perderse en el pelotón de los mediocres. Le dejo en su estimulante y divertida compañía. Solo me resta agradecer al autor el privilegio de escribir este prólogo, tarea que realizo feliz después de haberme paseado por las ideas, propuestas e inquietudes de David.
Con seguridad estamos ante el primer libro de otros muchos que vendrán posteriormente. Enhorabuena, «canalla», a ver cuántos lectores tienen el coraje y lucidez de ser ellos mimos. Sería el mejor reconocimiento a la obra del autor.
Santiago Álvarez de Mon
Noviembre de 2016
Partner in crime
Hablemos de algo en lo que todos coincidimos. Y es que en el mundo en el que vivimos está fallando algo. Si bien nuestra sociedad está muy avanzada en algunos aspectos, si bien gozamos de cotas de bienestar material que muchos años atrás eran inimaginables, todavía queda mucho margen de crecimiento y aprendizaje en muchos otros aspectos. Si deseamos pasar a un nuevo estadio evolutivo debemos hacer hincapié en el desarrollo de valores humanos que nos permitan progresar hacia un modelo de sociedad más equitativo donde no estén presentes las muchas desigualdades que todavía existen entre los ciudadanos y que contribuyan, de este modo, a hacer más satisfactorio nuestro paso por esta vida.
Pero, ¿podemos progresar de verdad si desde la responsabilidad de cada uno de los integrantes de nuestra sociedad no volvemos la mirada hacia nuestro interior y hacemos una revisión de los valores y creencias que nos han llevado hasta dónde estamos? Creo interesante, en este punto, hablar de empatía, de ética, de responsabilidad, de mirar al otro como igual e identificarnos también con su dolor, con sus retos y aspiraciones, con sus necesidades emocionales y afectivas. Existen consignas básicas que deberían estar al orden del día, como el respeto al otro, como no infligir dolor físico ni psicológico a los demás, pero a día de hoy y con demasiada frecuencia continúan existiendo estas actitudes. Es una lástima.
¿Cómo podemos realizar un cambio verdadero como seres humanos y como sociedad?
Pues comenzando ese cambio que queremos ver fuera en nosotros mismos. Todos los que deseamos profundamente que esta realidad cambie deberíamos comenzar por aprender a ser más empáticos y comenzar a dejar de lado juicios, prejuicios, odios, rencores y centrarnos en la mejora de nosotros mismos para luego mejorar nuestro entorno. Solamente en la medida en que nos redescubrimos a nosotros mismos, sabiendo cómo somos realmente, conociendo nuestros miedos, debilidades y puntos fuertes, podemos por ende conectar más humanamente con todo lo que nos rodea. En este sentido, quiero destacar el papel de los mentores, como David Asensio, que nos ayudan a iniciar ese camino de autodescubrimiento, de mejora personal y que nos muestran diferentes caminos para intentar ser la mejor versión de nosotros mismos. Si nosotros cambiamos ese pequeño mundo que nos rodea se transformará inevitablemente. Pero, sobre todo, nunca encerrándonos en la idea de que ya hemos alcanzado la propia sabiduría, sino trabajando con humildad cada día sabiendo que la vida es un proceso de aprendizaje permanente.
¿Pero cómo podemos ser personas más empáticas, más conectadas íntimamente a los demás?
No es tarea fácil, pero para desarrollar la empatía debemos estar dispuestos a ponernos en la piel de los demás, ser el otro por unos instantes y sentir lo que ellos sienten. Por lo común, las personas más empáticas suelen ser las que de algún modo se han visto envueltas en situaciones muy complicadas de gestionar, con una implicación emocional muy aguda y que han tenido que experimentar las dificultades en primera persona. Precisamente esa empatía, ese ponerse en el lugar del otro es lo que contribuye a crear un vínculo más íntimo con los demás porque somos capaces de comprender su sufrimiento, sus inquietudes y anhelos.
Otro aspecto importante es el de la propia gestión emocional. Sin advertirlo, irrumpen en nosotros emociones como la ira, como el odio, cuando se presentan diferentes situaciones o cuando entramos en conflicto con otras personas. Pero esas emociones que nos llenan de negatividad son nuestras, no tienen en realidad relación con las circunstancias externas u otras personas, sino que tienen que ver con aspectos de nosotros mismos que tenemos que resolver. Lo externo, sencillamente, es un espejo en el que vernos en los aspectos que debemos mejorar. Y esa responsabilidad es de la que habla David Asensio en este libro, lo que transmite en sus conferencias y en el día a día de nuestra labor al frente de Chocolate Rojo. Si no nos hacemos cargo de nuestras emociones, si no nos conocemos a nosotros mismos, siempre daremos la culpa de nuestros problemas y dificultades a los demás, a las circunstancias, a la vida, y nos negaremos a nosotros mismos la posibilidad de cambiar y de desarrollarnos.
No debemos olvidarnos tampoco de la comunicación, una parte esencial del propio desarrollo y de la buena sinergia que se puede crear entre un grupo de personas, como puede ser por ejemplo un equipo de trabajo en una empresa. En un mundo idílico, todos utilizaríamos los mismos códigos de comunicación, todos tendríamos las mismas referencias y la comprensión sería inmediata. Sin embargo, todos tenemos unas creencias, unos condicionantes, un mundo emocional y eso torna la comunicación compleja. Existen también diferentes tipos de comunicación: la verbal, a través de la palabra, pero también la no verbal, la que tiene que ver con los movimientos de nuestro cuerpo, que se da de una manera inconsciente y que nos revela mucha información, sobre todo aquello que tal vez a nivel verbal no expresamos. Eso significa que hay que hacer un esfuerzo por desarrollar una buena comunicación, preguntar, asentir, escuchar, empatizar, son ingredientes necesarios para entendernos todos mucho mejor, uno de los aspectos que más inciden en la buena salud de las relaciones, pero también en ámbitos como la empresa. Eso es lo que promovemos desde la consultora Chocolate Rojo y David como mi partner in crime y alma en la misma.
Tienes por delante, lector/a un amplio campo para crecer y desarrollarte. El proceso comenzará cuando empieces a cuestionar absolutamente todo lo aprendido. Tus prejuicios, las ideas preconcebidas que ahora tienes, empezarán a irse poco a poco a medida que te adentres en este camino de autoconocimiento. Tendrás miedo, puede que incluso te plantees si de verdad tu propia existencia tiene sentido tal como está discurriendo o ha discurrido hasta estos momentos. A medida que te vayas transformando y vayan cristalizando cambios en ti, tal vez perderás a algunos amigos de siempre que no acabarán de entender esos cambios, pero sin duda vendrán a ti otros nuevos que te acompañarán y te apoyarán en tu proceso.
No te asustes, sé valiente y siempre enfréntate a todo lo que te dé miedo con humildad. Extrae de la vida todo aquello que puedas aprender, pues toda experiencia va a enseñarte algo. Todos tenemos algo que nos hace especiales, algo que nos hace «canallas», descúbrelo con la lectura de este libro.
Raquel Guallart García
Directora Operaciones Chocolate Rojo
Zaragoza, Noviembre de 2016
1. Marco conceptual
Durante 30 años, siempre había seguido la doctrina que la sociedad me había inculcado.
«Sé buen hijo, sé buen estudiante, apruébalo todo en verano o déjate las menos posibles, sé buen hermano, ten un grupo de amigos y, nada más acabar la carrera universitaria, ten un puesto de trabajo lo antes posible…» Muchas de esas cosas las conseguí a los treinta años con esfuerzo y tesón, todo para sentirme parte de ese rebaño llamado «sociedad».
Creemos que nos sentiremos realizados cuando alcancemos todas las «normas» que nos «recomiendan» que implementemos en nuestra vida. Pero lo que están haciendo es aleccionarnos, guiarnos como el perro guía en el monte a las ovejas para que entren en la granja. Y llegó el día en el que me di cuenta que quería ser como esa oveja que lideraba al rebaño en Rebelión en la granja. Ese día, sentado en el suelo de mi cocina, fui consciente de que estaba haciendo lo que los demás querían y esperaban de mí; que durante tantos años había estado siguiendo sus doctrinas, ocultando lo que yo sentía, lo que yo quería de verdad.
Todos hemos pasado en nuestra vida por algún momento parecido. Nos paramos y nos damos cuenta de que lo que nos rodea no está en concordancia con esos sueños que teníamos de niñez, con lo que nos dicta nuestro corazón cuando le escuchamos. Y ese día nació mi blog «El principio de un comienzo». A través de él, con cada línea que escribía, me iba descubriendo más y más. Me iba desprendiendo de las capas de cebolla con las que nos cubrimos: miedo, vergüenza, mentiras, hipocresía… todo lo que pensamos que nos hace sobrevivir sin que nos hagan daño a lo largo de la vida.
¡Qué confundidos estamos! Somos más ricos de lo que nos imaginamos. Pensamos que con el dinero compraremos felicidad y que, a partir de entonces, sí podremos gritar que somos realmente felices. Pero ya somos ricos, porque todos los seres humanos tenemos el poder de decidir qué queremos hacer, quiénes queremos ser. Eso es la mayor fortuna de que podemos disfrutar, y la tenemos en nuestras manos. Y eso es lo que hacen los CANALLAS, lo que todos hemos querido para nosotros alguna vez: poner dicha fortuna a trabajar para ellos.
Oímos la palabra «canalla» y pensamos en personas con una forma de actuar deshonesta, rebeldes, con un aspecto fuera de lo establecido, que no respetan las normas… Pero todos idolatramos a algún canalla, desde la envidia. Sí. David Muñoz, Ferran Adrià, Fernando Romay, Risto Mejide, Elon Musk o Jordan Belfort, entre otros, son personas a las que seguimos: sus avances, sus éxitos y sus lanzamientos. ¿Y cómo empezaron? ROMPIENDO LAS NORMAS DE LA SOCIEDAD y las ideas preconcebidas de aquellas personas que pensaban que no lo iban a conseguir, escuchando su corazón; y, sobre todo, siendo ellos mismos en todo momento. Lo empecé a descubrir con el paso de cada uno de los entrevistados de la sección «Conversaciones Con…». Si todos queremos que se nos conozca por nosotros mismos, ¿por qué no damos el paso? ¿Por qué no aprendemos de aquellas personas a quienes nos gustaría parecernos? ¿Por qué tenemos miedo a destapar cómo somos y lo que queremos? Éstas eran algunas de las preguntas que me surgían con cada una de las entrevistas.
Fue la necesidad de saber cómo habían conseguido esas personas que idolatramos eso que pensamos que nosotros jamás conseguiríamos lo que me hizo empezar a investigar a los canallas. Y así ha nacido este libro, de la necesidad de descubrir, conocer y saber cómo piensan y actúan esas personas, conocidas o no, que consideramos canallas.
El libro tiene dos objetivos principales:
¿Quieres ser un Canalla? Pues adelante. Estás invitado.