Akal Literaria
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La mina © Armando López Salinas
© del estudio introductorio, cronología y notas, David Becerra Mayor, 2013
© de esta edición, Ediciones Akal, S. A., 2013
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ISBN: 978-84-460-4552-6
Armando López Salinas
La mina
Edición de
David Becerra Mayor
Por primera vez sin censura en España
La mina de Armando López Salinas, publicada en 1960 tras quedar finalista del premio Nadal en 1959, cuenta la historia de Joaquín, un campesino que, a causa del retraso del campo andaluz, dominado por la distribución latifundista de la tierra, se ve obligado a emigrar a la ciudad minera de Los Llanos en busca de trabajo. En el interior de la mina, Joaquín no sólo experimenta y sufre las deplorables condiciones de trabajo a las que son sometidos los mineros en las galerías; también descubre las contradicciones de una sociedad basada en la desigualdad y en la explotación.
Considerada una de las novelas más significativas del realismo social español, La mina ha sido condenada al silencio y al olvido por la crítica literaria española, y lo ha sido porque molesta, ya que quiebra el relato de la transición; un relato que se ha construido sobre el mito de que grandes hombres con grandes gestos trajeron a España la democracia, cuando, en realidad, la democracia fue consecuencia de la lucha de miles de hombres y mujeres –como los que La mina describe– que dieron su vida por la libertad y la dignidad de un pueblo subyugado. La democracia no ha sido una concesión, sino el resultado de años de resistencia y de lucha. Los gérmenes de esa lucha están presentes en el relato de Armando López Salinas.
«La mina es una gran novela. Lo es también si atendemos a las categorías propias de la academia: el uso luminoso del lenguaje; la audacia de quien renuncia a la intriga y deja saber al lector que la historia acabará en el hundimiento pero es tal su dominio del arte de narrar que mantiene la expectativa del lector intacta; el rigor en el tratamiento de los personajes […]; la capacidad para construir un personaje individual. La mina es una novela perfecta, lo que cuenta ya está contado para siempre» (Belén Gopegui)
Armando López Salinas (Madrid, 1925) es uno de los mayores representantes del realismo social español. Fue finalista del premio Nadal en 1959 con La mina y recibió el Premio «Antonio Machado» en 1962, que concedía la editorial Ruedo Ibérico en París, con Año tras año, novela que no llegó a publicarse en España, al ser prohibida por la censura. Es también autor de tres libros de viajes –Caminando por Las Hurdes (1960), escrito con Antonio Ferres; Por el río abajo (1966), con Alfonso Grosso, y Viaje al país gallego (1967), con Javier Alfaya– y del ensayo Alianza de las fuerzas de trabajo y de la cultura (1977). Recientemente, en 2007, se ha publicado su libro Crónica de un viaje y otros relatos, escrito en 1964 pero que no salió a la luz por ser denegada su publicación por la censura.
David Becerra Mayor es doctor en Literatura española por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha publicado artículos de crítica literaria en distintas revistas especializadas alrededor de obras como La Celestina o El Quijote y la producción literaria de escritores como Quevedo, Torres Villarroel, Galdós, García Lorca, Max Aub o Miguel Hernández. Autor del ensayo La novela de la no-ideología (2013), es responsable de la Sección de Estética y Literatura de la Fundación de Investigaciones Marxistas, además de ser fundador y director de Revista de crítica literaria marxista.
A mi amigo el minero con el que viajé en el correo de Andalucía [1]. Se llama Enrique Fernández e iba para La Chanca de Almería a visitar a su madre. Hacía doce años que no la veía y tenía ganas de abrazarla. Era soltero y me contó su historia y me enseñó sus papeles.
Desde pequeño había pescado «el copo»1 con su padre; fue al ejército y sirvió en la Comandancia de Marina de un puerto gallego. Al licenciarse marchó para Asturias a trabajar en la cuenca de Langreo, luego anduvo por tierras de León trabajando de picador.
Cuando le cayó la piedra en las costillas tuvo unas palabras con el médico de la empresa y llegaron a las manos. Le dieron la boleta de despido. Andaba en pleitos en la Magistratura del Trabajo y en la Audiencia Civil por la misma causa.
Me enseñó, también, el resultado del reconocimiento que le había hecho un médico particular. Al parecer, Enrique estaba tuberculoso, cosa que debía ser cierta, pues una vez le vi escupir sangre en el pañuelo.
Pasado Alcázar de San Juan comenzó a beber vino
y a cantar malagueñas. Lo hacía bien.
Cerca de Despeñaperros nos despedimos y me dio sus señas
en Almería para lo que gustara.
A. L. S.
[1] La dedicatoria que abre La mina –como asimismo sucede en otras novelas del realismo socialista– destinada a «mi amigo minero», revela, en la opinión de Pablo Gil Casado, la ideología socialista del autor y su posicionamiento al lado de una de las dos partes del conflicto que la novela retrata. Desde la dedicatoria misma, se «manifiesta una franca simpatía hacia el obrero, llegando a la exaltación» (Gil Casado, 1968, p. 126).