Portada: La reina Cristina de Suecia. Dario Fo
Portadilla: La reina Cristina de Suecia. Dario Fo

 

Edición en formato digital: octubre de 2017

 

Título original: Quasi per caso una donna. Cristina di Svezia

En cubierta: retrato de Cristina de Suecia, Interfoto/Alamy Stock Photo

Diseño gráfico: Ediciones Siruela

© 2017 Ugo Guanda Editore S.r.l. Via Gherardini 10, Milano

Gruppo editoriale Mauri Spagnol

© De la traducción, Carlos Gumpert

© Ediciones Siruela, S. A., 2017

 

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Ediciones Siruela, S. A.

c/ Almagro 25, ppal. dcha.

28010 Madrid.

 

www.siruela.com

 

ISBN: 978-84-17151-60-7

 

Conversión a formato digital: María Belloso

Índice

Prólogo

 

La reina Cristina de Suecia

 

Epílogo

 

Prólogo

Esta es la historia de una «reina imposible», soberana culta y rebelde, admirada y obstaculizada, impredecible y valerosa. Una mujer absolutamente fuera de lo común cuya historia optamos por contar a nuestra manera, dándole voz entre documentos y escenificaciones teatrales. Hemos interrogado textos históricos, hemos observado los cuadros que la retratan, hemos recuperado las crónicas de la época, y en parte también nos la hemos imaginado, para devolverle su extraordinaria singularidad.

Cristina de Suecia nació en Estocolmo en 1626, hija de la princesa María Leonor de Brandeburgo y del Rey Gustavo II Adolfo.

Fue un siglo de grandes crisis aquel en el que Cristina vino al mundo, devastado por una de las más duras guerras de religión jamás conocidas, la guerra de los Treinta Años, que asoló todo el continente, con un número incalculable de víctimas. Todas las grandes potencias se vieron involucradas, desde una España y un Austria de los Habsburgo a la Francia de Luis XIII, incluyendo la Rusia de los Romanov y una Italia aún dividida entre varios soberanos extranjeros, por más que guardiana de las obras maestras del arte europeo y, en sus inciertas fronteras, sometida a las vicisitudes de la poderosísima Iglesia de Roma. En el curso de aquella guerra, estados e imperios se desarrollaron en una simbiosis salvaje: alimentaron el conflicto con sus mejores hombres y, junto a devastación y muerte, obtuvieron nuevo poder y nuevas riquezas. Los contemporáneos de Cristina se acostumbraron a aceptarla como un hecho más de la vida: como el frío excepcional que acababa con las cosechas y congelaba los mares, como la escasez de alimentos, el hambre, las enfermedades.

Precisamente en ese periodo vivió Suecia, de acuerdo con la definición de los historiadores más acreditados, su «época dorada», y es difícil comprender cómo puede ser «dorado» un periodo de tantas catástrofes y de violencia tan inaudita.

El reino gobernado por Gustavo II Adolfo, el padre de Cristina, estaba librando nada menos que tres guerras al mismo tiempo: la guerra de Kalmar contra Dinamarca, la guerra de Ingria contra Rusia, y la más comprometida, la guerra contra Polonia, donde el rey Segismundo, de la misma familia que Gustavo Adolfo, conspiraba para destronarlo. Cada ejército abocado al combate gritaba convencido: «Dios está con nosotros». Pero ¿qué Dios? ¿El de los luteranos? ¿El de los católicos? ¿El del zar ortodoxo de Rusia? ¿O el de los calvinistas o los presbiterianos?

En Suecia se debatió ferozmente si continuar siendo fieles a la fe católica o bien elegir la luterana, y al final se optó por la adhesión a esta última.

Cuando nació Cristina, Suecia, si bien muy avanzada desde un punto de vista militar, seguía estando más bien atrasada en el ámbito económico y social, por más que los botines de guerra y las iniciativas del rey permitieran al país un progresivo ascenso cultural.

La de Cristina no dejaba de ser, en todo caso, una época de encrucijadas, repleta de disyuntivas en cuestiones religiosas, de poder, de política, de sexo, en las que la propia Cristina acabó viéndose involucrada, dando prueba de ser una temeraria y heroica protagonista de su tiempo. Desde el principio de su existencia...

 

La reina Cristina de Suecia