Encuentros Ovnis. Ufología aeronáutica - Juan Castillo Cornejo y Rodrigo Andrés Bravo Garrido
© 2015, Rodrigo Andrés Bravo Garrido, Juan Castillo Cornejo
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Primera edición: Septiembre 2015
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Dedicado a mi padre, quien decora el Oriente Eterno, a Nilda mi madre, a Teresa y a Lorena mi esposa. Cuyas sonrisas y amor embellecen mi transitar por esta vida.
Rodrigo Bravo Garrido
Dedicado a todos los pilotos y personal de las fuerzas armadas del mundo, involucrados en avistamientos y que fueron estigmatizados en su momento por contar sus experiencias.
Juan Castillo Cornejo
Queremos expresar nuestra gratitud a los pilotos y al personal de Control de Tránsito Aéreo, que han entregado sus reportes de observaciones e incidentes de vuelo, los cuales constituyen parte de los valiosos testimonios que han servido de base para la preparación de este libro.
A la única organización gubernamental chilena responsable del estudio aeronáutico de este tema, nos referimos al Centro de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos (CEFAA), perteneciente a la Dirección General de Aeronáutica Civil, por la transparencia y permanente entrega de información, la cual ha sido fundamental en la presentación de los casos nacionales acá expuestos.
A Benjamín Carvallo Carvallo, quien ha tenido la gentileza de revisar y corregir el manuscrito original.
A Mario Valdés Vera, por el trabajo del diseño de nuestra portada.
A Albert Castillo Asenjo, por la elaboración de los esquemas explicativos de los casos.
A Gustavo Rodríguez Navarro, por sus años de trabajo en la recopilación de reportes en un medio inicialmente cerrado a este tema. La colaboración en la entrega de información y la gentileza de redactar la presentación para este libro.
A Luis Carlos Sánchez Perry, por su constante labor en busca de la investigación crítica del fenómeno OVNI y el permanente apoyo a este compendio.
A Leslie Kean (USA), por la información proporcionada y el apoyo a este proyecto.
A Luis Altamirano, un homenaje a su trabajo anónimo y permanente en la investigación y recopilación de antecedentes relacionados con la Ufología.
Los Autores
Portada
Título
Créditos
Dedicatoria
AGRADECIMIENTOS
PRESENTACIÓN
INTRODUCCIÓN
PRÓLOGO
CAPÍTULO I LOS OVNIs
DEFINICIÓN DE FENÓMENO AÉREO ANÓMALO
Qué son los OVNIs y su diferencia con los FANI
EL ESTUDIO DE LOS OVNIs Y SUS DIFERENTES CORRIENTES
La Corriente Ufológica y sus aristas
La ufología ortodoxa y actual
CAPÍTULO II LA CIENCIA Y SUS MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN
OVNIs y Método Científico
Diferencia entre hipótesis y teoría
LA APERTURA DE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA Y MILITAR AL TEMA OVNI
Primeros estudios científicos del fenómeno OVNI
El informe Sturrock (1997)
ESTUDIO CIENTÍFICO DEL FENÓMENO EN CHILE
El cónclave de Chile (2000)
LA CONFERENCIA DE WASHINGTON DEL 12 DE NOVIEMBRE DEL 2007
Las investigaciones militares
CAPÍTULO III UFOLOGÍA AERONÁUTICA
DEFINICIÓN Y APLICACIÓN DEL NUEVO CONCEPTO
CAPÍTULO IV ENCUENTROS EN EL AIRE
ENCUENTROS EN EL AIRE
CASOS
CASO Nº1
CASO Nº2
CASO Nº3
CASO Nº 4
CASO Nº 5
CASO Nº 6
CASO Nº 7
CASO Nº 8
CASO Nº 9
CASO Nº 10
CASO Nº 11
CASO Nº 12
CASO Nº 13
CASO Nº 14
CASO Nº 15
CASO Nº 16
CASO Nº 17
CASO Nº 18
CASO Nº 19
CASO Nº 20
CASO Nº 21
CASO Nº 22
CASO Nº 23
CASO Nº 24
CASO Nº 25
CASO Nº 26
ANÁLISIS AERONÁUTICO FINAL
COTEJO DE LOS FENÓMENOS AÉREOS ANÓMALOS EXPUESTOS:
ENCUENTROS AÉREOS SEGÚN LA CLASIFICACIÓN ADAPTADA PARA ESTA INVESTIGACIÓN.
EPÍLOGO
GLOSARIO
La aviación es de importancia fundamental en la actividad de este mundo globalizado, porque apoya las transacciones integrales, turismo y otros aspectos socioeconómicos de la vida moderna. La gran cantidad de operaciones aéreas que se producen diariamente en el mundo, ponen en alerta a los distintos operadores para que éstas se realicen bajo estrictas normas de seguridad.
Los estamentos especializados de investigación de la seguridad aérea han analizado constantemente los factores contribuyentes a los incidentes y accidentes de aviación y se han realizados rankings en términos de probabilidad como un factor causal directo o indirecto del evento.
La falsa creencia de que los incidentes no son accidentes y, por lo tanto, la falta de estos últimos no es un buen indicativo de que exista total seguridad en el complejo sistema de la aviación. Este fascinante mundo, no está exento de riesgos que deben ser detectados y corregidos prontamente, para que, unidos a otros factores sorpresivos, no vayan a conducir a un accidente. Tales peligros no detectados son llamados factores latentes, mientras están latentes, estos factores no resultan en accidentes porque los principales participantes en el sistema, hablemos de los pilotos y controladores de tránsito aéreo, muchas veces emplean defensas compensadoras de último minuto.
Consecuente con lo anterior, un buen programa de reportes de incidentes cabalmente administrado, puede ayudar a identificar muchos factores latentes no detectados. Recopilando, analizando y comparando las informaciones de incidentes, la autoridad aeronáutica puede comprender mejor los problemas que surgen en el espacio aéreo jurisdiccional y crear soluciones a corto plazo frente a un hecho específico.
Un incidente de aviación está definido por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) como: “Todo suceso relacionado con la utilización de una aeronave, que no llegue a ser un accidente, que afecte o pueda afectar la seguridad de las operaciones”.
Frente a esta definición, cabe hacer la siguiente pregunta: ¿La aparición de un fenómeno aéreo no identificado (FANI) en las cercanías de un vuelo, en espacio aéreo controlado, despreciando las mínimas distancias de separación y aún más, interrumpiendo la normal trayectoria de la aeronave, constituye un incidente que debería ser reportado?
La formación técnica de los pilotos civiles y militares incluye acabados conocimientos de física y meteorología, entre otros, que los califica notablemente como testigos creíbles. Pero además, exige un equilibrio psicológico, imprescindible para responsabilizarse de los pasajeros o de la valiosa aeronave que conducen, y una actuación en un ambiente de calma y tranquilidad, que asegure la correcta aplicación de procedimientos sin interferencia alguna, interna o externa. La irrupción de un estímulo luminoso u objeto volando en las cercanías de la aeronave, que no puede ser identificado en su momento y, lo que es más preocupante, interfiriendo la normal trayectoria del vuelo, y adicionalmente, si tales situaciones son confirmadas por detección de radar, confiriéndole auténtica trascendencia, entonces obliga a que estos incidentes deban ser estudiados con absoluta seriedad y gran responsabilidad. La actividad aérea es un trabajo delicado que exige el esfuerzo mancomunado de variados profesionales con un alto grado de preparación, y las situaciones fortuitas o aleatorias no pueden dejarse de lado.
Un factor que no ha sido tomado en cuenta en su real dimensión es la observación de este fenómeno aéreo no identificado en el espacio aéreo, no considerado como incidente y que no se reporta por diferentes motivos. Esta falta de preocupación por informar este tipo de situaciones lleva a la falsa creencia de que, si nadie reporta un FANI, éstos no deben existir. No obstante, estudios provenientes de entidades públicas y privadas, desde hace muchos años han documentado centenares de avistamientos, encuentros aéreos cercanos e informes de contacto de radar donde Fenómenos Aéreos No Identificados de varios tipos, han tenido consecuencias para la seguridad de la aviación.
Actualmente, la ciencia ha validado la existencia de este fenómeno que se ha caracterizado por inusuales despliegues de luces aéreas. Algunas de estas manifestaciones han sido pobremente entendidas, y han sido sólo recientemente documentadas. Adicionalmente, destacadas observaciones de gobiernos y fuentes oficiales internacionales, describen objetos en vuelo con características poco comunes. Algunos de estos objetos y luces parecen tener comportamiento y propiedades electromagnéticas que pueden afectar adversamente la seguridad de la aviación, y también parecen ser muy inusuales de observar.
Este libro que está en vuestras manos, estimado lector, cumple con la intención de aportar, en un loable esfuerzo y empuje, antecedentes de casos de la aviación en una interacción involuntaria con este fenómeno aéreo y que, en la actualidad, ha empezado a ser reconocido como real en las esferas oficiales de nuestro país. Un aporte pionero en la escena nacional que, no cabe duda, tendrá trascendencias insospechadas. Bien por ellas.
Santiago, julio de 2010
Gustavo Rodríguez Navarro Controlador de Tránsito Aéreo Secretario Ejecutivo del CEFAA
Mucho se ha escrito sobre los OVNIs y el misterio que envuelve este tema, torrentes de tinta se han vertido para dar a conocer este inquietante fenómeno. Han surgido publicaciones de autores serios, pasando por una infinidad de individuos de dudosa competencia en el estudio de los objetos desconocidos. Algunos están motivados por un fin comercial, otros, por un afán egocéntrico, y ciertamente unos pocos, por el intento de buscar la explicación definitiva del tema, que son la minoría, lo que ha provocado gran confusión y desprestigio en el desarrollo de la investigación de los mismos.
Debido a este punto, principalmente, la comunidad científica ha mantenido una postura distante y no se ha involucrado mayormente en la investigación de estos objetos, dejando en la mayoría de los casos, el análisis y la conclusión final en manos de quienes menos conocen el tema en cuestión: los ufólogos.
Es por este motivo que hemos querido presentar el siguiente trabajo, que busca abrir un enfoque diferente en el estudio de estos fenómenos, pues tomaremos sólo casos que guardan directa relación con la aeronáutica mundial, la cual es una de las ramas de la ciencia que, por motivos obligados, ha tenido que inmiscuirse en el tema con el correr de los años, donde los medios técnicos con que cuenta y la calidad de los testigos, comprueban la real existencia de un fenómeno aéreo sin identificar.
Producto de la contaminación existente en el tema, el estudio de los casos OVNIs, hoy en día, exige siempre considerar la fuente de la información y la validez del testigo, el cual es de vital importancia, ya que como protagonista de un suceso de esta connotación, será el encargado de trasmitirnos la verdadera sucesión de los hechos. Por lo tanto, la calidad de la información guardará directa proporción con el nivel cultural y de conocimiento técnico del espectador, lo que en definitiva constituye una pieza clave en la credibilidad de un determinado caso. Es por esta razón, que en el análisis del reporte de un fenómeno aéreo no identificado, el personal que trabaja en el aérea de la aviación, hablamos de pilotos, mecánicos, ingenieros, controladores de transito aéreo, meteorólogos y personal de apoyo terrestre, constituyen personas entrenadas en lo físico, en lo psicológico y en lo intelectual, con amplios conocimientos en lo que se refiere al tema aeronáutico, ya sea el conocer diversas aeronaves, como así mismo fenómenos meteorológicos, por lo cual están en condiciones de distinguir un acontecimiento anormal, de uno que provenga de la naturaleza o de algún aparato aéreo en evolución. Por éstas y otras razones, el Dr. Richard Haines considera a los pilotos como testigos excepcionales y destaca varias características para afirmar esto:
(a) Poseen un alto nivel de entrenamiento y motivación personal para realizar observaciones cuidadosas.
(b) Los años de experiencia en vuelo les sirven de ayuda para evaluar rápidamente situaciones inesperadas y a menudo ambiguas.
(c) Tienen la posibilidad de mantener un contacto directo (radio, radar) con el personal de tierra, incrementando la información recogida en una situación anómala.
(d) Los aviones tienen la habilidad de volar en direcciones y alturas variables, proporcionando a los pilotos una perspectiva diferente de los hechos.
(e) El mantenimiento de sus reputaciones personales es de fundamental importancia para los pilotos, por lo que normalmente han de considerar todas las alternativas antes de aventurar una opinión sobre un objeto desconocido.
(f) Aviones modernos, especialmente los militares, poseen instrumentos muy sofisticados, representando una ayuda fundamental para la identificación de objetos que son identificables.
No debe perderse de vista, que como todo ser humano, un piloto puede cometer errores, pero su interpretación de los hechos debe ser considerada muy seriamente, no sólo porque el testimonio sobre un incidente es corroborado a veces por dos aeronaves simultáneamente, sino también porque se encuentra avalado en ocasiones por una recepción en equipos electrónicos, como es el caso de los radares, y por la percepción del personal de Control de Transito Aéreo en tierra, los que además se apoyan en las comunicaciones radiales aeronáuticas, lo que en definitiva, respalda en tres puntos esenciales el reporte de un OVNI.
Durante décadas, los pilotos han entregado valiosa información sobre objetos desconocidos que han asediado a sus aeronaves. Esta información data desde las primeras observaciones en la década del 40, sobre todo en la Segunda Guerra Mundial, las cuales se han mantenido hasta la actualidad. No obstante, no existe un trabajo que englobe los casos aéreos en conjunto y realizando un completo análisis aeronáutico de los mismos, para ver hasta qué punto una observación o un reporte de presencia de objetos extraños, hayan constituido un peligro para la operación realizada, y por ende, para la integridad de la aeronave y sus tripulantes.
Hoy en día, este tema se ha convertido en una importante preocupación, la que ha obligado a diversos gobiernos a conformar comités o agrupaciones multidisciplinarias para el estudio del fenómeno y sus amenazas a la seguridad aérea, por lo que incluso se han visto en la tarea de desclasificar una serie de casos guardados por años en sus archivos reservados, como es el caso de Estados Unidos, 1976; Canadá, 1980; Suecia, 1983; Gran Bretaña, 1987; Portugal, 1990; España, 1992; Suiza, 1994; Italia, 1996; Brasil, 1999; Filipinas, 2000; Australia, 2003; Francia, 2007; Irlanda, 2007; Dinamarca 2009.
Chile no se ha mantenido ajeno a estos acontecimientos, motivo por el cual en el año 1997 se constituyó el Comité de Estudio de Fenómenos Aéreos Anómalos, (CEFAA), dependiente de la Dirección General de Aeronáutica Civil de Chile (DGAC), organismo al que le ha correspondido reunir, investigar y desarrollar proyectos que busquen la investigación de los fenómenos aéreos anómalos en los cielos nacionales, para lo cual dispone de un grupo calificado y profesional de personas que buscan aportar con conocimientos científicos para aclarar y diferenciar los tipos de fenómenos involucrados en una observación reportada. Es este organismo, el que ha proporcionado parte de la información presentada en este libro.
Es preciso consignar que el Ejército de Chile, a través de la Brigada de Aviación hasta la fecha, ha proporcionado siete informes oficiales donde se especifican reportes de observaciones de FANIs en operaciones aéreas regulares, dentro de los cuales existen incidentes de vuelo de interesantes contenidos.
El Ejército de Chile como otras instituciones de la Defensa Nacional, no posee una postura oficial acerca de este tema y no tiene porque asumirla si aún existen abismos acerca de una explicación satisfactoria de estos fenómenos, pero sí atañe considerar que estos reportes son una importante contribución, seria y transparente, a la investigación aeronáutica de estos incidentes que realiza la DGAC, a través del CEFAA.
En resumidas cuentas, por nuestra parte, sólo esperamos contribuir al estudio de este atractivo tema con un punto de vista diferente y una información de incalculable valor para todo el público interesado en él, pero principalmente a la comunidad científica, con el propósito de que ésta pueda ponderar la seriedad de este fenómeno, y en un futuro próximo, pueda comprometer su valioso aporte con la finalidad de aclarar este enigma con el cual convivimos en el presente.
Es necesario, antes de emprender este trabajo, aclarar algunos conceptos que nos ayudarán a entender de mejor manera el desarrollo de los diversos acontecimientos anómalos que se han producido a lo largo del tiempo.
Lo primero, es separar de una vez los acontecimientos de casos aéreos de los de otro tipo, pues las circunstancias son bastantes diferentes dados los escenarios, los aparatos involucrados, el instrumental afectado y la calidad de los testigos. Por esto, el primer concepto que hemos introducido para ser usado en estos casos es el de “Ufología Aeronáutica”.
Lo segundo es una adaptación de la clasificación del Dr. Allen Haynek, que es usada exclusivamente en los casos aéreos, a saber:
Encuentro aéreo del primer tipo, en el cual el piloto, la tripulación y los pasajeros, como también personal de ATC (Control de Tránsito Aéreo) sólo ven un objeto o una luz a distancia relativa del avión, la que tan sólo provoca alarma y desconcierto en la tripulación o en el personal de la dependencia de control.
Encuentro aéreo del segundo tipo, en el cual, además de los acontecimientos anteriores, el o los objetos son detectados por radares de tierra o por los radares del avión.
Encuentro aéreo del tercer tipo, en el cual, además de la presencia cercana o lejana de un objeto, éste causa interferencia en los instrumentos de a bordo, constituyendo un peligro para la operación normal de vuelo de la aeronave.
Encuentro aéreo del cuarto tipo, es aquél en el cual, dados los acontecimientos anteriores, un avión se ve obligado a realizar una maniobra evasiva de riesgo para evitar una colisión con el objeto observado.
Encuentro aéreo del quinto tipo, sería aquél en el cual, dados los acontecimientos anteriores, un avión de combate se ve obligado a tener un enfrentamiento bélico con el objeto en cuestión.
* En todas las circunstancias anteriores, puede haber o no, comunicación radial del piloto con la torre de control o con otra aeronave. En muchas ocasiones es posible acceder a las grabaciones de esta comunicación.
Qué son los OVNIs y su diferencia con los FANI
Definición Común
Es necesario definir que el concepto de Objeto Volador No Identificado, que ha venido variando desde su aparición en nuestra sociedad desde el año 1947. Esta mutación de definiciones está directamente ligada a la exposición de nuevos y diversos casos.
Podemos definir como “OVNI, a todo aquello que vuele en solitario o en grupo de modo aleatorio y furtivo, que puede encontrarse en el aire o en el suelo, de tamaño variable, que no podamos identificar de acuerdo a nuestros parámetros de conocimientos y determinar su naturaleza de acuerdo a los mismos, y que da origen a un reporte susceptible de ser investigado”.
No obstante, el concepto que se intenta explicar va mucho más allá de una simple definición. Los OVNIs podrían englobar a aparatos desconocidos y construidos, pero pueden ser además acontecimientos físicos naturales, sobre todo fenómenos meteorológicos (rayos globulares, nubes duendes, gas de los pantanos y muchos más). Chatarra espacial, satélites o cohetes, o bien aparatos aéreos desconocidos (aviones furtivos, aeronaves no tripuladas o simplemente Misiles de largo alcance) o algún fenómeno desconocido y actualmente no estudiado por la ciencia.
Este fenómeno, está caracterizado por cambios en su luminosidad y color, movimientos anómalos, como desplazamientos erráticos en zig-zag, cambios bruscos de velocidad, cambios de forma o detenciones bruscas en el espacio aéreo, movimientos a muy baja velocidad etc; lo que se ha considerado imposible de realizar para nuestros aparatos convencionales. Pueden estar presentes en cualquier horario, ya sea de día o de noche, y pueden darse en cualquier lugar geográfico. Por otro lado, en escasas oportunidades estos objetos han sido observados en tierra o aterrizados, así como también se les ha reportado de una conformación metálica brillante, sumada a otras características. Lo anterior ha llevado a pensar a algunos que estos aparatos están construidos por seres mucho más avanzados que nosotros. Incluso algunos, si es que no la mayoría de los ufólogos, han especulado que éstos tendrían una procedencia extraterrestre. Sin embargo, el presente trabajo tan sólo busca un estudio del fenómeno de acuerdo a parámetros presentados en los casos aéreos y no indaga en su origen. Los OVNIs pueden ser considerados, por tanto, como un fenómeno que engloba una serie de características aeroespaciales, ante las cuales no se ha podido dilucidar sus causas y naturaleza.
Definición desde la perspectiva Aeronáutica
Definir el Fenómeno Aéreo Anómalo, o el fenómeno OVNI, conlleva una complicación, en vista de que la palabra en sí, a pesar de tener una definición literal según la Enciclopedia Británica, corresponde a la sigla abreviada cuyo desglose es “Objeto Volador No Identificado”, lo que indica en forma inmediata que se refiere a un fenómeno que se estructura de un hecho simple y claro: la aparición de objetos que carecen de identificación y que se encuentran en la gran mayoría de los casos en suspensión o en vuelo.
Como definición literal, según la Enciclopedia Británica, OVNI en lenguaje militar significa cualquier objeto que no se identifica por sí mismo, o que no puede ser identificado por un grupo entrenado o tripulación de vuelo usando métodos de detección visual o electrónica.
El CEFAA (Comité de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos), perteneciente a la Dirección General de Aeronáutica Civil, dependiente de la Fuerza Aérea de Chile, en su guía simple para la identificación define objeto volante no identificado (OVNI), de la siguiente manera: “Se refiere a cualquier objeto aéreo con ejecución, características aerodinámicas o rasgos inusuales que no se conformen a ningún tipo de misil o avión actualmente conocido o que no pueda ser positivamente identificado con un objeto familiar (globos, aeronaves, meteoros, cuerpos astronómicos, focos luminosos y finalmente fenómenos ópticos)”. Con estas definiciones se puede tener una base de análisis si se pretende llegar a entender literalmente el fenómeno.
Si bien OVNI corresponde a una sigla, su significado parte señalando objetos voladores, los cuales se nombran de tal manera debido a que en la totalidad de los reportes, fotografías, filmaciones e incluso vestigios históricos donde se muestran, aparecen manteniendo diversas distancias desde el suelo, es decir, en suspensión en el aire o permanentemente en vuelo. Lo que ya es una señal de que se trata de un fenómeno de características muy anormales, porque hoy en día sería entonces muy fácil confundir una aeronave convencional con un OVNI, pero hace medio siglo atrás no podría ser del mismo modo y, si consideramos en cuenta regresiva el tiempo, desde el invento de las aeronaves a principios del siglo pasado hasta el inicio de la escritura, resulta ser más extraño e interesante que desde ahí ya se registren antecedentes de fenómenos inusuales, lo que deja de manifiesto que es muy peculiar que una serie de noticias de diarios locales, relatos en libros, grabados, dibujos y pinturas hechas en el pasado, han ilustrado estos objetos desde los principios de la humanidad, reflejando entonces la huella de su presencia en nuestros cielos desde un tiempo que no se puede determinar, hasta nuestros días.
En segundo término, la definición señala a estos objetos como no identificados, lo que se entiende en nuestra era actual de manera sencilla, debido a que todos los tráficos aeronáuticos circulan por los cielos en forma ordenada y registrada, gracias a los modernos sistemas de control del espacio aéreos, lo que está reglamentado internacionalmente y se aplica en la aviación mundial. Entonces una aeronave en vuelo, no registrada y que esté a la vista de una dependencia de control de tránsito aéreo o de un centro de radar determinado, es considerada simplemente como no identificada.
Además, se puede interpretar como la falta de identificación por parte del observador, lo que implica que ya existe un desconocimiento de la estructura de esta aeronave. En ese caso, se refiere a que la aeronáutica mundial sigue patrones comunes en el diseño y fabricación de aeronaves por el hecho de ajustarse a leyes físicas de aerodinámica, lo que en palabras simples, se explica como que cualquier persona puede identificar una aeronave en vuelo, sea ésta de ala fija, ala rotatoria o de otros tipos existentes, como los no tripulados, o globos, etc., pero llama la atención cuando se observa una aeronave o un objeto que no obedece a las características antes señaladas y, más aún, desarrolla maniobras que no corresponden a las de un avión o un helicóptero en vuelo. A eso lo podemos encasillar dentro de los Objetos Voladores No Identificados.
Paralelamente, es necesario mencionar que hoy existe un gran número de prototipos de aeronaves no tripuladas que cumplen diversas misiones, como captación de antecedentes meteorológicos, fotografías, e incluso considerando ciertos aviones espías dentro de los diferentes modelos en el mercado, hay algunos que por su tecnología han desarrollado estructuras que no obedecen a la aeronáutica clásica y que en muchas ocasiones son confundidos o interpretados como OVNIs.
Partiendo con la aclaración anteriormente señalada y con esta descripción, se puede señalar que ya existe una clasificación sencilla, pero muy útil, con vigencia actual y con la cual se puede definir un objeto volador no identificado.
Un OVNI puede definirse entonces como la materialización de fenómenos anormales dentro o fuera de la atmósfera terrestre, ya que se trataría de objetos, masas incandescentes o luminosidades que realizan maniobras, trayectorias y desplazamientos que desafían toda ley física conocida por nosotros, que escapan de una explicación lógica o racional acerca de la propia materialización, como también de los mencionados movimientos y estructuras. Los mencionados objetos presentan una gran gama de formas y tamaños, que rompen con todas las posibles estadísticas que se tengan respecto de ellos, debido a que con los estudios que se han realizado, todavía no es posible clasificarlos de manera rígida y definitiva, pues aunque existen cuadros de tipologías de OVNIs, éstos no son o no podrían ser definitivos, debido al incremento de las variaciones de sus estructuras, según los reportes o análisis que están incrementando los archivos de investigación acerca del tema. sin embargo podemos reconocer a lo menos cinco tipos, que son los más recurrentes:
a- Las esferas luminosas, de diferentes tamaños (de 20 centímetros a 2 metros), de luminosidad variable y de diferentes colores, con vuelo en solitario o en grupo, al parecer de consistencia inmate- rial, pues se les ha visto atravesar objetos físicos, Son conocidos como “Foo Fighter”
b- La forma discoidal con una gama de variedades y tamaños (de 6 a 20 metros) con o sin elementos externos, de conformación metálica o sólidos
c- La forma alargada o de cigarro puro, generalmente de confor- mación sólida metálica y de gran tamaño (de 50 a 200 metros o más), de los cuales se ha visto salir objetos más “pequeños”, teniendo un comportamiento de verdaderos portaviones aéreos.
d- La forma ovoidal o de huevo, de pequeño tamaño (de 6 a 10 metros aproximadamente), sin elementos aerodinámicos visi- bles como alas, alerones u otros, con autonomía de vuelo a baja altura.
e- La forma triangular, de tamaños medios (de 20 a 80 metros aproximadamente), de color generalmente oscuros, con luces en sus vértices, con vuelos autónomos rasantes a baja altura, con poca velocidad, hasta aumentar en fracciones de segundo a alta velocidad, y sin ruido aparente.
Todas estas formas, más un bajo porcentaje de otras, poseen en común velocidades variables, desde estar detenidos en el espacio aéreo, a im- primir al objeto tal velocidad que desaparece de nuestro campo visual o de la pantalla de radar. Todos presentan también una variedad de luces y colores que rodean generalmente a estos objetos, pueden estar a baja altura, incluso aterrizados o permanecen suspendidos en el aire.
Con esta descripción, cercana a lo que en realidad conocemos referente al fenómeno, es necesario dejar de manifiesto que más allá que esta definición y las anteriormente señaladas, que son en definitiva la respuesta oficial del tema, se desconocen otras explicaciones, y es precisamente por ello que genera tanta controversia, conjetura e incluso rechazo por algunas personas vinculadas al mundo científico o la aeronáutica, por lo que no es posible todavía llegar a un acuerdo certero acerca de lo que en realidad son los OVNIs.
Si bien la sigla OVNI obedece a la identificación común o popular acerca del tema en estudio, la aeronáutica mundial lo ha denominado UAP (Unidentified Aerial Phenomenon), que en español corresponde a FANI, (Fenómeno Aéreo no Identificado) y su definición corresponde al “estímulo visual, que provoca un informe, con respecto al avistamiento de un objeto o luz vista en el cielo, la apariencia dinámicas de vuelo, hacen pensar en un lógico objeto volador convencional, y que permanece no identificado después del escrutinio estrecho de toda evidencia disponible por personas que son “técnicamente calificadas”, tanto en una completa identificación técnica, así como también en una identificación de sentido común, si es que ésta es posible”.
Esta definición que habla de los “FANI” es, en palabras generales, similar a la definición de OVNI. La diferencia radica en que técnicamente la aeronáutica ha catalogado como FANI la presencia de fenómenos aéreos anómalos, por el hecho simple y concreto de que todas las agrupaciones de estudios e investigación, comités, centros de análisis u otras organizaciones similares que analizan este fenómeno de manera oficial, obligan a estar cerca de las metodologías de investigación científicas, ya que de este modo, no reconocen ni niegan la existencia de los OVNIs, debido a que como se señaló recientemente, aún no existen pruebas científicas de aceptación universal sobre esta materia, pero sí reconocen la presencia de los fenómenos aéreos anómalos, lo cual ya muestra una postura establecida frente a este controversial tema.
Dentro de los orígenes de la definición de FANI, en vez de la sigla OVNI, se debe considerar un estudio realizado hace ya más de 25 años por el Instituto Smithsoniano, en Estados Unidos, patrocinando la actividad llamada “Red Voluntaria de Oficiales de Vuelo” (Volunteer Flight Officer´s Network, VFON). El señor Herb Roth, de United Airlines, dirigió este valioso esfuerzo, con la cooperación de pilotos y tripulaciones de vuelo.
El exitoso resultado fue recopilar cientos de reportes de avistamientos, algunos de los cuales fueron seguidos en detalle (porque estaba claro que su naturaleza no era astronómica ni meteorológica). La VFON prosperó debido a que el formulario que llenaba el testigo era simple y claro en sus requerimientos de información. Fue, por otro lado, patrocinada por una prestigiosa institución de Norteamérica. El formulario exigía al testigo identificarse, para que en caso necesario los investigadores pudiesen hacer un seguimiento a la persona que informaba y, finalmente, el programa fue dirigido por una persona ligada netamente y conocedora de la actividad aeronáutica, el doctor Richard Haines, considerado el mentor de la investigación ufológica aeronáutica, quien recolectó más de 3.400 casos relacionados con la actividad aérea, después de diseñar un completo programa de recolección de datos, analizando y documentando los reportes de avistamientos de la más alta calidad de tripulaciones de vuelo, controladores de trafico aéreo y otros trabajadores de la aviación en general.
Los objetivos de este proyecto fueron:
- Obtener científicamente los datos útiles de los avistamientos de FANIs.
- Ayudar a un mejor entendimiento de la naturaleza del fenómeno.
- Cooperar con autoridades a tomar un rol más activo con el tema.
- Construir una base de datos confiable, sin contaminación.
El formulario fue diseñado de acuerdo al modelo del formulario de la NASA (ASRS) “Sistema de Reporte de Seguridad de la Aviación” y, para ser definitivamente un FANI designado como tal, debía pasar un riguroso análisis que descartaba una lista de fenómenos, el cual asegura la minuciosa y detallada investigación de una observación, evitando el sensacionalismo y la difusión masiva inmediata, que es la que en definitiva contamina el tema ufológico, dando así, desde esos años, origen a la designación de Fenómeno Aéreo No Identificado (FANI) a los llamados OVNIs.
Este cambio en el concepto ya es una pequeña muestra del prisma con que se observan los FANIs desde hace algunas décadas, en países donde el problema ya fue abordado dentro de los fenómenos que afectan al desarrollo normal de las operaciones aéreas, siguiendo rigurosamente las definiciones ya expuestas, por parte de las autoridades civiles y militares que alrededor del mundo tienen influencias sobre la administración y control del espacio aéreo, lo que es un reflejo de que este fenómeno ya estaría de una u otra manera, interviniendo en el desarrollo normal de dichas operaciones, incluso, siendo mucho más preciso, podemos afirmar que la finalidad de estos organismos es velar por la seguridad de los vuelos y de las operaciones en general, más que el estudio milimétrico del fenómeno aéreo anómalo.
De todas formas, al exponer la definición con la cual se trabaja frente a este fenómeno, es necesario hacer notar que la tan manoseada definición de la palabra OVNI corresponde a un problema detectado hace cuatro décadas, y que se aborda recién desde los años ochenta y corresponde al fenómeno psicosocial que envuelve este enigma, con todos los condimentos propios que han sido agregados comercial y arbitrariamente por los que, desde la perspectiva técnica, se encuentran menos capacitados para investigar un fenómeno como éste. Nos referimos a los ufólogos.
Este postulado es firmemente defendido por una serie de científicos franceses, teniendo como ejemplo parte de los postulados de Jaques Vallée, los cuales atribuyen gran parte de esta errada explosión informativa a los medios de comunicación, como la televisión y las producciones cinematográficas, entre otros. Es tal la desviación que se ha dado a través del tiempo, por parte de los ufólogos al fenómeno, que se habla en la gran mayoría de los casos de la Hipótesis Extraterrestre, es decir, que ya no tan sólo existe la afirmación que confirma la existencia de los OVNIs, sino que además se plantea la aseveración de que estos objetos corresponden a naves procedentes de otros sistemas solares, dentro del universo, y que son tripuladas por seres extraterrestres de un origen desconocido, pero muy ligado a nuestro desarrollo como raza humana. Dichos seres tendrían una inteligencia muy superior a la de un ser humano y vendrían en permanentes visitas desde tiempos inmemoriales a la fecha, según las interpretaciones de los “vestigios históricos” de la ufología. Estas visitas y encuentros se producirían por una serie de motivaciones e incluso necesidades de ellos mismos, como la necesidad de investigación y de recursos lo que esta lejos de ser comprobado.
Esta obsesión por la búsqueda de la verdad acerca del fenómeno OVNI, apunta sin duda a un aporte negativo de algunas figuras del mal llamado “Movimiento Ufológico”, en el cual personas involucradas con la investigación no científica asocian indiscriminadamente el fenómeno con la posibilidad de vida extraterrestre, que ya está dentro de nuestras estructuras sociales y culturales, lo cual ha llevado el tema a debates que no son del todo concretos, ya que como se mencionó con anterioridad, el fenómeno aún carece de una comprobación científica exacta, por no contar con pruebas concretas que permitan claramente establecer uno o varios patrones que sirvan como demostraciones de las hipótesis y principios axiomáticos del tema en cuestión.
Por lo tanto, es muy fácil deducir que los ovnis están insertos en nuestra sociedad, y se habla de ellos con propiedad y recíprocamente con desconocimiento del tema, debido a su inserción en nuestro medio o, tal como lo han redactado varios autores, porque obedece a un fenómeno psicosocial, el que es simplemente producido por la amplitud de noticias e información no precisa entregada por los “estudiosos” del tema, lo que genera un síntoma de inconsciencia colectiva, reflejando un problema sociocultural severo, que deja de manifiesto una serie de falencias e inquietudes sociales, espirituales y culturales que permiten el surgimiento explosivo de nuevas ideologías, movimientos, sectas y otros que sacan aún más de su real contexto el fenómeno aéreo anómalo.
Como un comentario anexo de este punto, hablando con plena sinceridad de las cosas entre autor y lector, si realmente se descubriera la procedencia y origen de estos fenómenos, o en el ideal de los casos, si efectivamente se comprobara la existencia de los extraterrestres con métodos científicos, sería la definitiva solución de todas estas conjeturas y debates. Ya que las investigaciones partirían desde un punto en común conocido y comprobado, evitando esta permanente disputa por obtener la verdad acerca del fenómeno. Dejarían algunos especuladores irresponsables, generar lucro con el tema y se producirían varios debates filosóficos y teológicos que ayudarían en cierto modo a una profundización del conocimiento histórico y social de la raza humana, tan dejado de lado en nuestra era, incrementando, incluso, una mayor conciencia con el cuidado de las personas y de la propia naturaleza.
Quizás estos pensamientos fuera del protocolo, enmarcados en una publicación, sean el deseo interno de todo lector que se interese a fondo enc el fenómeno, pero que en definitiva, objetivamente, conoce los limites de lo soñado y de lo concreto que se posee del tema, muy pobre por lo demás, que tan sólo genera tal cual es este párrafo, la exposición de nuestros pensamientos confabuladas con las conjeturas propias de nuestra amplia imaginación.
Lo que sí podemos afirmar es que los FANI son un fenómeno real y físico, pues muchas veces va acompañado de efectos físicos secundarios que afectan a los testigos o a los aparatos con alimentación eléctrica, como vehículos, radios, luces e, incluso en algunas oportunidades, produciendo cortes de suministro eléctrico y, sobre todo, los efectos sobre los instrumentos de navegación electrónicos de vuelo en los casos aéreos, al punto que las autoridades aéreas de varios países están tomando cartas en el asunto, como el caso de Chile y su Dirección General de Aeronáutica Civil y el CEFAA.