Juan bautista durán
Convivir con el genio
Imagen de la portada:
Sin título (detalle), José Antonio Aristegui
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Diagramación: Roger Castillejo Olán
© Juan Bautista Durán
© Editorial Comba, 2014
c/ Muntaner, 178, 5º 2ª bis
08036 Barcelona
ISBN: 978-84-948031-1-6
Depósito Legal: B-21.347-2014
Índice
Prólogo
I
Au-pair
Volver a enamorarse
Turista de sombrero ladeado
Quai Saint-Michel
II
Nicolás de las doce
Acerca de Bonald
Los resultados
Blasi a tres bandas
Planchar divisas
III
Aviario
Convivir con el genio
Sueños con tesoro
A la Bretona
y a quienes tomaron parte en esta convivencia.
Prólogo
No están todos los que son, pero son todos los relatos que están, y éste es el motivo del presente prólogo, dar somera cuenta de la selección y del porqué son éstos y no otros, si es que logro explicarme, si es que yo mismo encuentro palabras para definir lo que en mi mente está tan claro y es como un relato más, el conjunto que los une y hace de ellos, a la manera flaubertiana, una especie de collar. Que el collar sea de perlas, de piedras o de baratijas, éste ya es otro asunto, que no me corresponde a mí aclarar.
El relato que da título a la compilación, Convivir con el genio, está en la tercera parte del libro y es con diferencia el más largo, al punto de que, en otro contexto, podría considerarse una novela breve. Ahí está el Burrito Ortega, que sin comerlo ni beberlo, tras ser uno de mis ídolos futbolísticos de adolescencia, se ha convertido en la referencia de un libro que habría podido montarse de muchas maneras pero siempre en torno a la peripecia que él motiva. El Burrito aúna tres aspectos que me inquietan: el talento, el carácter, el apodo. Tener un nombre es casi tan importante como ser («Cualquier cosa que no existe y tiene un nombre termina por existir —escribió Silvina Ocampo en sus cuadernos—; en cambio, cualquier cosa que existe y no tiene nombre termina por no existir.») pero tener un apodo es mucho más que ser, es un doble bautizo que no niega el original, sino que lo afirma, al tiempo que enfatiza la parte más particular de uno mismo, el genio, esto es, aquello que nunca logramos quitarnos de encima.
El genio no sólo es el don que un artista pueda tener, sino la parte más excéntrica que hay en todo quisqui, la parte que, en mayor o menor medida, nos hace insoportables para unos y admirables para otros; es lo que escapa a la razón, en definitiva, lo que en este caso quise que articulara el libro, de un modo razonable, se entiende, siendo exquisito y riguroso y aun censor. Al fin y al cabo, mis historias son mis obsesiones y no las puedo cambiar de la noche a la mañana, pero tampoco debo abrumar al posible lector. Si la escritura es arte, y el arte, en palabras de Antonio Machado, juego, así la literatura es un juego muy serio al que nos damos con una pasión casi infantil, dispuestos a llenar páginas y más páginas que tarde o temprano nos quitan el aliento y nos recuerdan que la vida sigue, y que el juego, para que funcione, tiene que respirar por sí mismo.
Cada parte del libro tiene una unidad propia, y por eso, aunque las compilaciones de relatos permitan una lectura aleatoria, recomiendo el orden expuesto. La posición en que vienen los relatos tiene también algo de nombramiento, por la existencia que se les otorga, y espero haber acertado en esta tarea no menos difícil. Algunos de ellos se publicaron previamente, bien en prensa o en ediciones mínimas, a cuyos editores agradezco enormemente su voluntad e interés. Los relatos publicados fueron Nicolás de las doce, en La Vanguardia, verano de 2009; Acerca de Bonald, en una “plaquette” de los Encuentros Albor, otoño de 2013; Los resultados, Blasi a tres bandas y Planchar divisas, en un libro de autor titulado A tres bandas con fotografías originales de Castillejo Olán. Además, Sueños con tesoro forma parte de un proyecto académico en el que participé con el grupo de música Delafé y las flores azules, y ahí me nombro y me repito y existo, como en todas las historias, a través de los personajes.
J. Bautista Durán
Barcelona, septiembre de 2014
I