Íntimamente distantes: servicio doméstico y diferencia social
Resumen
Este trabajo explora las formas en que la desigualdad social se proyecta en las intimidades del servicio doméstico, y analiza las experiencias y trayectorias de vida de tres mujeres que trabajan como empleadas domésticas en Bogotá, en torno a las tensiones que implican las diferencias sociales entre patrones y empleadas. El argumento central de este texto sostiene que en el servicio doméstico se dan múltiples configuraciones de intimidad que están entretejidas por las diferentes formas en que se marcan las diferencias sociales entre las empleadas y los empleadores. Las relaciones de servicio doméstico difieren entre sí en función de las formas de acceder y transferir informaciones privadas entre las empleadas y los patrones, así como los modos en que se establecen vínculos de confianza y afecto entre ellos. De igual manera, la autora expone cómo operan las intimidades ilícitas “compartidas” e “individuales” en el marco de la “intimidad pública” de los hogares para los que trabajan las empleadas domésticas.
Palabras clave: Servicio doméstico, desigualdad social, procesos de violencia, intimidades
Closely Stranged: Domestic Service and Social Difference
Abstract
This work explores the ways in which social inequality is projected in the intimacies of domestic service, and analyzes the experiences and life trajectories of three women working as domestic servants in Bogotá, around the tensions that involve differences Social relations between employers and employees. The central argument of this text is that in the domestic service there are multiple configurations of intimacy that are intertwined by the various ways in which social differences between employees and employers are marked. Domestic service relationships differ according to the forms of access and transfer of information between employees and employers, as well as the ways in which links of trust and affection are established between them. Similarly, the author discusses how “shared” and “individual” illicit intimacies operate in the context of “public privacy” of households for which domestic workers work.
Keywords: Domestic service, social inequality, violence processes, intimacy
Citación sugerida Mosquera García, María Fernanda. (2017). Íntimamente distantes: servicio doméstico y diferencia social. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario. DOI: doi.org/10.12804/op9789587389722 |
ÍNTIMAMENTE DISTANTES: SERVICIO DOMÉSTICO Y DIFERENCIA SOCIAL
MARÍA FERNANDA MOSQUERA GARCÍA
Mosquera García, María Fernanda
Íntimamente distantes: servicio doméstico y diferencia social/ María Fernanda Mosquera García. -- Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2017
220 páginas – (Colección Opera Prima)
Incluye referencias bibliográficas.
Diferencias de clases / Prestaciones sociales / Servicio doméstico / Derechos laborales / I. Escuela de Ciencias Humanas / II. Universidad del Rosario / III. Título / IV. Serie
331.41 SCDD 20
Catalogación en la fuente – Universidad del Rosario. CRAI
LAC Abril 4 de 2017
Hecho el depósito legal que marca el Decreto 460 de 1995
Colección Opera Prima
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Primera edición: Bogotá D. C., octubre de 2017
ISBN: 978-958-738-971-5 (impreso)
ISBN: 978-958-738-972-2 (ePub)
ISBN: 978-958-738-973-9 (pdf)
DOI: doi.org/10.12804/op9789587389722
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María Fernanda Mosquera García
Profesional en Sociología de la Universidad del Rosario, Colombia. Mención meritoria por su trabajo de grado titulado “Íntimamente distantes: diferencia social en las intimidades del servicio doméstico”, del cual se deriva este libro. Se desempeñó como asistente de investigación en el Centro de Investigación y Educación Popular/Programa por la Paz (CINEP/PPP); en la Universidad del Rosario, en el Grupo de Investigación de Derechos Humanos y Acoso Laboral, y en el Grupo de Investigación de Pedagogía de la Escritura. Trabajó como asistente para la realización del documento maestro del Doctorado en Ciencias Sociales, así como en procesos de indagación bibliográfica y corrección de textos auxiliares de la misma universidad.
Tabla 1. Posición social. “El mundo social es historia acumulada” (Bourdieu, 2002)
Gráfica 1. Efectos de los procesos de violencia en una trayectoria social
Tabla 2. Semejanzas y particularidades de los efectos y marcas de las violencias
Gráfica 2. Formas de acceder a las intimidades del servicio doméstico
Gráfica 3. Configuraciones de intimidades: acceso a la forma físico-espacial y relacional de las intimidades (Rosaura)
Gráfica 4. Configuraciones de intimidades: acceso a la forma físico-espacial y relacional de la intimidad (Carmela, Mirta y doña Bertha)
Gráfica 5. Configuraciones de intimidades: acceso a la forma físico-espacial y relacional de la intimidad (Carmela, Mirta, doña Rosa)
Gráfica 6. Configuraciones de intimidades: acceso a la forma físico-espacial y relacional de la intimidad (Carmela, Mirta, doña Patricia)
Gráfica 7. Vínculos de confianza y desconfianza en el acceso a la forma físico-espacial y relacional de las intimidades
Gráfica 8. Configuraciones de intimidades: la desconfianza, la confianza funcional y afectiva (Rosaura)
Gráfica 9. Configuraciones de intimidades: la desconfianza, la confianza funcional y afectiva (Carmela, Mirta y doña Bertha)
Gráfica 10. Configuraciones de intimidades: la desconfianza, la confianza funcional y afectiva (Carmela, Mirta, doña Rosa)
Gráfica 11. Configuraciones de intimidades: la desconfianza, la confianza funcional y afectiva (Carmela, Mirta, doña Patricia)
Gráfica 12. Configuraciones de intimidades: la desconfianza, la confianza funcional y afectiva (Mirta, Yaira)
Gráfica 13. Articulación de tensiones en las configuraciones de intimidad (Rosaura)
Gráfica 14. Articulación de tensiones en las configuraciones de intimidad (Carmela, Mirta y doña Bertha)
Gráfica 15. Articulación de tensiones en las configuraciones de intimidad (Carmela, Mirta, doña Rosa)
Gráfica 16. Articulación de tensiones en las configuraciones de intimidad (Carmela, Mirta, doña Patricia)
Gráfica 17. Articulación de tensiones en las configuraciones de intimidad (Mirta, Yaira)
Gráfica 18. Articulación de tensiones en las configuraciones de intimidad (Rosaura, doña Edith)
Gráfica 19. Configuraciones de intimidad en la investigación
Al Eterno, luz de mi entendimiento.
A mi padre, de quien recibí la curiosidad y el asombro para observar la vida. A mi madre, a quien agradezco por incentivarme a perseguir mis sueños y ser fiel a mis convicciones. A Danielita, mi hermana y amiga entrañable. A mis abuelas, Martha y Mariela.
A la memoria de mi tío Jaime y mi abuelo Carlos H.
Agradezco a Rosaura, Mirta y Carmela por darme la oportunidad de conocerlas, por compartir conmigo sus experiencias y apartar tiempos para conversar. Agradezco su confianza para hablar de la intimidad. También agradezco a la familia Bermúdez, en particular, a Camila, Isabel y Paula por su amistad y apoyo incondicional. A Martha y Mike Brown, por acompañarme desde la distancia. A mis amigos: Paula Ruíz, José Antonio Barrios, Juan Felipe Gómez, Santiago Aguirre, Daniela García, María Camila David, Carolina Ávila y María Teresa Blanco, con quienes compartí conversaciones y reflexiones. Especialmente a Stephanie Sarmiento y a Felipe Rojas por sus valiosas opiniones, oportunos comentarios y sugerencias. A la profesora Carolina Galindo, por sus sugerencias a la hora de elegir un tema de investigación. Al Centro de Lectura y Escritura en Español (CELEE) de la Universidad del Rosario, particularmente, a Juan Pablo Guevara, quien me sugirió pensar en las gráficas como ejercicio para ilustrar la reflexión conceptual. A Bastien Bosa por haberme asesorado y de quien me quedaron lecciones imborrables. Finalmente, agradezco todas las circunstancias que acompañaron este “rito de paso”.
Soy un convencido de que el mundo es un universo maravilloso de historias para vivir, para sentir, para narrar; de experiencias de hombres y mujeres que nos ayudan a entendernos a nosotros mismos.
(Cock, 2 015)
Las relaciones de servicio doméstico se establecen a partir de un vínculo que supone un encuentro de personas que pertenecen a mundos sociales diferentes. Hace unos años, la filósofa y periodista, Carolina Sanín, dirigió una crítica a la “mayoría de colombianos de estratos privilegiados que, en algún momento, han tenido a una mujer semicautiva en su casa” (Sanín, 2 008). En la columna de opinión de la revista Semana: “El cuarto de la ‘muchacha’”, Sanín (2 008) censura a los empleadores del servicio doméstico por las “condiciones irracionales” en las que trabajan muchas empleadas domésticas en Colombia. Con esto se refiere a los “salarios de miseria” sin prestaciones sociales por los que trabajan muchas empleadas domésticas, las extensas jornadas laborales que trascienden las doce horas de trabajo, las salidas de descanso cada quince días, los jefes autoritarios, los “uniformes denigrantes”, y el “cuarto de atrás” que se les asigna para vivir (en los casos de las empleadas internas).
La crítica de Sanín (2 008) sugiere que para quienes contratan el servicio doméstico, vivir en las mismas condiciones de sus empleadas podría representar una agresión contra su dignidad, pero no así para sus empleadas debido a que ellas tienden a ser percibidas por sus patrones como seres carentes de necesidades, listos para obedecer y están acostumbradas a “conformarse con un lugar donde poner su cuerpo de pie o acostado en un catre” (Sanín, 2 008). Con todo, hay empleadores que dicen “tratar a sus empleadas como miembros más del hogar” (Sanín, 2 008). Esta autora afirma que a partir de esa concesión, los patrones creen que tratar a las empleadas como parte de la familia “los exime de una responsabilidad social y humana, e ignoran que sería más apropiado que la ‘muchacha’ sea tratada como una trabajadora con derechos, que además, quisiera tener su propia familia” (Sanín, 2 008).
De manera similar, a finales de 2 011, diferentes medios de comunicación plantearon discusiones a partir del reportaje que realizó la revista ¡Hola!: “Las mujeres más poderosas del Valle del Cauca (Colombia), en la formidable mansión hollywoodiense de Sonia Zarzur, en el Beverly Hills de Cali”. La imagen de la portada de esta revista fue criticada por “elogiar la esclavitud, el clasismo y el racismo” (Kien y ke, 2 011; Semana, 2 011; El Espectador, 2 011). En la emisión del 5 de diciembre de 2011 del programa La W se criticó la idea de “retratar una Colombia en dos opuestos: donde el rico vive en una casa espectacular, mientras es atendido por un pobre que además está uniformado como tal”. Durante esta transmisión, otra de las periodistas se refirió así al tema: “en Colombia muchas veces crecemos con empleadas en la casa y las adoramos; son parte de nuestra familia. Seguramente doña Rosa Haluf también quiere a estas personas que trabajan con ella, y les da trabajo, pero la foto sí es terrible”.
Cuando escuché esta entrevista y leí el artículo de Carolina Sanín (2 008), empecé a hacerme varias preguntas respecto a la forma como se establecen las relaciones de servicio doméstico. A partir de estos debates de opinión, y especialmente de los comentarios asociados con el cariño que se manifiesta a las empleadas domésticas por parte de sus empleadores, me pregunté ¿cómo se establecen los vínculos de afecto de los empleadores hacia las empleadas de servicio doméstico y a la vez delimitar de manera contundente la diferencia social entre ellos? Las críticas dirigidas a los empleadores del servicio doméstico se centran en cuestionar la manera tajante como se marca la desigualdad entre las empleadas y sus empleadores. Sin embargo, me llamó la atención que una de las periodistas que discutió la imagen de la revista ¡Hola! durante la entrevista de la W Radio dijo: “en Colombia se considera normal crecer con empleadas y considerarlas parte de la familia porque existe afecto hacia ellas” (W Radio, 2 011).
Analizo, pues, cómo las relaciones de servicio doméstico están trazadas por la distancia social (Bourdieu, 1 988; 1 997; 2 002) a pesar de que suponen compartir la intimidad dentro del hogar. Busco mostrar cómo se marca la distancia en las relaciones de servicio doméstico y cómo, a pesar de la asimetría social que las caracteriza, se establecen vínculos de afecto y de confianza entre las empleadas y sus empleadores. De esta forma, la pregunta general que orienta este proyecto consiste en ¿cómo se conecta la distancia social y la intimidad en las relaciones de servicio doméstico? En el marco de este amplio debate, me intereso por comprender ¿qué implica la distancia social entre las empleadas y empleadores del servicio doméstico?, ¿qué supone compartir la privacidad del hogar de los empleadores con las empleadas domésticas?, ¿cómo se definen los vínculos relacionales entre las empleadas y los empleadores domésticos para establecer obligaciones y derechos dentro del hogar? y ¿cómo se expresa afecto a alguien que a la vez se considera cercano y distante?
Este trabajo de investigación se enmarca en las discusiones que se han dado en torno a la desigualdad social. Mi perspectiva analítica se apoya en los diversos autores que han reflexionado sobre las formas de jerarquización y desigualdad en el espacio social (Bourdieu, 1 988; 1 997; 2 002; Kleinman, Das & Lock, 1 997; Bourgois, 2 002; 2 009; Farmer, 2 007; Fassin, 2 011). Comprendo las relaciones de servicio doméstico como trabajos de intimidad que contribuyen a mantener las desigualdades socioeconómicas que se negocian en los espacios privados de las interacciones, y son centrales en los modos de funcionamiento del capitalismo global (Boris et ál., 2 010, p. 1). Las relaciones que se establecen en el marco del servicio doméstico constituyen una alternativa de subsistencia para quien lo realiza, mientras que para quien lo paga representa un bienestar (León, 2 013).
Este estudio está basado en las perspectivas de las empleadas domésticas a partir de sus experiencias como trabajadoras del servicio doméstico. Centro mi análisis en el caso particular de Rosaura1 y me apoyo en las experiencias de Mirta y Carmela para comparar situaciones del servicio doméstico. Elegí a Rosaura como eje central de la investigación debido a que acercarme a comprender las intimidades en este ámbito de la vida social supuso establecer vínculos de confianza con las informantes, y esto a su vez conllevó una larga y constante inversión de tiempo. Los horarios de Rosaura, Mirta y Carmela eran restringidos para conversar conmigo; el tiempo fue un factor determinante para delimitar los alcances de esta investigación.
Hallar espacios para coincidir con las empleadas domésticas y los empleadores dependía de varios factores. Antes de iniciar el proyecto tuve la intención de incluir la perspectiva de los empleadores mediante entrevistas a profundidad. Sin embargo, ellos no manifestaron interés y no tenían tiempo para reunirnos. Además, llegué a percibir que los vínculos de confianza que había establecido con las empleadas domésticas podían verse afectados en el momento en que ellas me observaran hablando con sus empleadores de la misma manera en que lo hacía con ellas. Dado que conocí a Rosaura, Mirta y Carmela porque sus empleadores me referenciaron con ellas, siempre hubo temor (en algún grado) por parte de ellas en cuanto a que la información que compartían conmigo fuera expuesta por mí ante sus patrones. Pese a que les garanticé plena confidencialidad, pensé que de una u otra manera los vínculos de confianza que había logrado establecer con ellas podrían afectarse al fortalecer el vínculo de confianza con sus patrones, y no quise correr ese riesgo. Como alternativa a esta contingencia, consideré la posibilidad de apoyarme en algún colega que se encargara únicamente de realizar las entrevistas a los empleadores. Sin embargo, esto implicaba extenderme en los plazos para cumplir con los requisitos para graduarme como socióloga. Este fue otro elemento que determinó los alcances de esta investigación; este trabajo también es el resultado de mi interés por alcanzar parte de mis objetivos profesionales que están enmarcados en plazos determinados. En consideración a estos factores, y otros aspectos de método que esbozo en el apéndice metodológico, decidí enfocarme principalmente en la perspectiva de las empleadas domésticas y en la historia de vida de Rosaura como eje central del análisis.
Para abordar este problema realicé la reconstrucción de las trayectorias de vida de Rosaura, Mirta y Carmela con el propósito de ubicar a estas mujeres en una historia social. Es decir, abordo lo social desde la escala de las posiciones que ocupan estas personas en el mundo, buscando patrones entre sus trayectorias, y a la vez me intereso por respetar las particularidades que configuran sus historias de vida (Bourdieu, 2 002). Por esta razón, mi herramienta principal ha sido la entrevista a profundidad en función de dos propósitos principales. En primer lugar, a partir de las narrativas de estas mujeres me interesé por identificar las condiciones económicas, sociales y culturales que marcan la distancia social entre estas mujeres y sus empleadores (Bourdieu, 1 988; 1 997; 2 002); las semejanzas estructurales de la desigualdad social que afectan de forma particular a Rosaura, Mirta y Carmela (Farmer, 2 007; Bourgois, 2 002; 2 009; Fassin, 2 011); los efectos de diversos procesos de violencias en las trayectorias de estas mujeres, tanto en su dimensión física como en su dimensión emocional; las experiencias de sufrimiento social (Kleinman, Das & Lock 1 997) que muestran cómo los efectos de las violencias ocasionan huellas en las trayectorias sociales de estas mujeres, como aspectos que marcan notablemente las diferencias sociales entre ellas y sus empleadores.
En segundo lugar, exploré las tensiones en torno a las diferentes configuraciones de intimidad que se establecen en las relaciones de servicio doméstico. En este contexto, las entrevistas semiestructuradas no constituyeron la única metodología empleada. A partir de observaciones participantes dentro del lugar de trabajo del servicio doméstico, de conversaciones informales repetidas (directas o telefónicas) y de visitas esporádicas al lugar de vivienda de Rosaura, profundicé en los relatos que dan cuenta de las formas como las empleadas acceden a las intimidades de sus empleadores; las transferencias de informaciones privadas; los vínculos de confianza, afectos y emociones entre las empleadas y sus empleadores, las complicidades, los flujos de favores y compensaciones en el marco de las nociones de lo lícito e ilícito en las intimidades de los hogares.
El argumento central de este texto sostiene que en el servicio doméstico se dan múltiples configuraciones de intimidad que están entretejidas por las diferentes formas en que se marcan las diferencias sociales entre las empleadas y los empleadores. Estas intimidades están conformadas por diversas tensiones que permiten pensar conjuntamente los diferentes casos analizados y a la vez respetar la singularidad de cada uno de ellos. Sostengo que las configuraciones de intimidades que caracterizan las relaciones de servicio doméstico giran alrededor de una serie de tensiones que se desenvuelven de manera diferente según los casos estudiados. Las relaciones de servicio doméstico difieren entre sí en función de las formas de acceder y transferir informaciones privadas entre las empleadas y los patrones, así como según los modos en que se establecen vínculos de confianza y afecto entre ellos. De igual manera, expongo cómo operan las intimidades ilícitas “compartidas” e “individuales” en el marco de la “intimidad pública” de los hogares para los que trabajan las empleadas domésticas.
Para dar cuenta de esto, en el primer capítulo propongo una reflexión sobre lo que supone la distancia social en las relaciones de servicio doméstico. Para esto, hago uso del concepto de distancia social desarrollado por Pierre Bourdieu (1 988; 1 997; 2 002) con el fin de identificar las diferencias sociales que marcan el encuentro entre las empleadas domésticas y sus empleadores. Estas relaciones de servicio doméstico entrañan una asimetría social, que se observa principalmente en la obvia desigualdad de acumulación de capital económico, social y cultural entre estas personas. Con esto me refiero a que, por ejemplo, Rosaura, Mirta y Carmela (a diferencia de sus empleadores) tienen pocos medios económicos para suplir sus necesidades básicas, sus “redes duraderas de relaciones más o menos institucionalizadas de conocimiento y reconocimiento mutuo” (Bourdieu et ál., 2 002, p.148) son escasas2, así como los títulos académicos que legitiman sus estudios3. Pero las desigualdades no se limitan a estas dimensiones. Sumado a esta carencia de capitales, sus trayectorias de vida están marcadas por experiencias de violencias, angustias y desarraigos que ellas soportan en silencio. Me interesa mostrar que el sufrimiento social (Kleinman, Das & Lock, 1 997) es una experiencia que se acumula cuando los capitales son escasos en cualquiera de sus formas. En estos casos de estudio, el sufrimiento afecta profundamente la vida de estas mujeres. En este sentido, las experiencias de violencias y de dolor son aspectos que marcan visiblemente la distancia social entre ellas y sus empleadores; es más, compartir la intimidad las lleva a una confrontación directa con su condición social de vulnerabilidad.
Paralelamente, hago énfasis en las particularidades que marcan las trayectorias de vida de estas personas. Doy visibilidad a las experiencias que articulan sus trayectorias, no solo por considerarlo una oportunidad para materializar una de las pocas cosas que ellas han acumulado en su vida, a saber: su historia4, sino para trazar las estructuras de desigualdad social (Kleinman, Das & Lock, 1 997; Farmer, 2 007; Bourgois, 2 002; 2 009; Fassin, 2 011), que se proyectan en ámbitos tan privados como el hogar. Hago hincapié en sus relatos porque, en el marco de estas relaciones de servicio doméstico, observé que las experiencias de sufrimiento social que marcan la vida de estas mujeres tienden a ser valoradas por sus empleadores como el curso “normal” de los menos privilegiados. Percibí que, en algunos momentos, los empleadores de Rosaura, particularmente, procuraban proponer votos de silencio frente a sus problemas por causa de las carencias y privaciones. El silencio frente a la proyección de la desigualdad social dentro del hogar funciona como un eje reflector de la violencia normalizada (Scheper-Huges, 1 997 en Bourgois, 2 009). Callar ante el sufrimiento social que marca las vidas de las empleadas permite mantener el orden en casa y que se cumpla el propósito principal del servicio doméstico: realizar labores de atención y cuidado para garantizar el bienestar de quien paga por este servicio (Boris et ál., 2 010).
Así, pretendo dar visibilidad a quienes padecen en silencio el dolor causado por las dinámicas de la violencia estructural (Farmer, 2 007; Bourgois, 2 002; 2 009; Fassin, 2 011): una forma en la que Rosaura, Mirta y Carmela han sido relegadas al anonimato. Leo el silencio de las experiencias de Rosaura, Mirta y Carmela como un reflejo de la desigualdad que las marca socialmente. Lo percibo como una más de las múltiples privaciones a las que se han visto sometidas por la posición que ocupan en el mundo y como un principio que tiende a imponer un orden a su acción (Bourdieu, 2 002). De esta manera, esbozo las diferencias que marcan las trayectorias de vida de las empleadas en relación con las de sus empleadores porque esta distancia es la que, en gran medida, afecta la manera como se configuran las intimidades dentro de los hogares para los que ellas trabajan.
Ahora, quiero aclarar que al enfatizar en el sufrimiento de las empleadas como uno de los ejes de acumulación de experiencias que las sitúan en el espacio social, no estoy afirmando que el sufrimiento se limite a una condición o ámbito social específico. Tampoco quiero decir que las vidas de Carmela, Mirta y Rosaura se reduzcan únicamente a experiencias dolorosas. En todos los ámbitos de la vida social, el dolor y el sufrimiento se manifiestan de distintas maneras porque “los sentimientos y las emociones están social y culturalmente moldeados” (le Breton, 1 999, p. 11). Sin embargo, lo que aquí intento señalar es que las experiencias de Mirta, Rosaura y Carmela se enmarcan en un tipo de sufrimiento social que afecta en todos los contextos a los más pobres y vulnerables (Kleinman, Das & Lock, 1 996, p. 9). Las trayectorias de vida de estas mujeres se encuadran en un continuo de violencia (Bourgois, 2 002; 2 009) que se manifiesta en el desarraigo, la migración, los traumas profundos y personales en sus familias como sucesos que están fuera del control burocrático de la salud y del bienestar social (Kleinman, Das & Lock, 1 996, p. 10). Esta investigación me permitió comprender cómo el sufrimiento puede ser a la vez colectivo e individual y cómo el ámbito personal puede verse afectado por procesos estructurales (Bertaux, 1 981; Ginsburg, 1 999). Entendí que el dolor y el trauma se esconden silenciosamente en las relaciones de servicio doméstico como un aspecto que marca la distancia social entre las empleadas y los empleadores.
En la siguiente tabla presento a las empleadas y empleadores de servicio doméstico a los que me refiero a lo largo del texto. Considerando las formas en que han acumulado distintos tipos de capitales, señalo qué marca sus posiciones en el espacio social. También hago referencia al salario que (aproximadamente) recibe cada uno de los empleadores mensualmente, así como al pago y el tipo de contrato de Mirta, Rosaura y Carmela con cada uno de sus empleadores. Teniendo en cuenta la condición social de estas personas, ubico a los empleadores y a las empleadas en “posiciones vecinas” (Bourdieu, 2 002) entre ellos y ellas.
En el segundo capítulo, reflexiono sobre lo que supone la intimidad en las relaciones de servicio doméstico. Para ello, hago énfasis en las tensiones que marcan las diferentes configuraciones de intimidad en estas relaciones de servicio. Comprender qué supone la intimidad entre las empleadas y los patrones, a pesar de la distancia social (Bourdieu, 1 988; 1 997; 2 002) que marca sus relaciones supuso enfrentarme
Tabla 1. Posición social. “El mundo social es historia acumulada” (Bourdieu, 2002)
Nota: Con un O se indican los capitales y experiencias sociales que estas personas han acumulado en altas proporciones. Con una X se hace referencia a que la acumulación de las características señaladas se ha dado en mínimas proporciones. Los espacios en blanco indican que existen carencias significativas de los capitales en las trayectorias sociales de las personas referidas. En frente de cada nombre indico entre paréntesis la edad de cada uno de los empleadores y empleadas domésticas. En cuanto al salario de los empleadores, se indica al pago que ellos reciben mensualmente en millones de pesos.
a constantes reflexiones teóricas y metodológicas. La primera discusión que desarrollo en relación con la noción de intimidad cuestiona la idea de que este concepto necesariamente deba ser definido a partir de un conjunto de características que se consideran necesarias y suficientes (Zelizer, 2 009; Boris et ál., 2 010). Esta reflexión analítica surge como resultado de mi trabajo de campo, debido a que investigar la intimidad también supuso para mí compartir situaciones de intimidad con Rosaura, Mirta y Carmela. A partir de mi relación con ellas, comprendí que la intimidad no necesariamente debe pensarse como un concepto que abarque una lista de características para que pueda ser delimitado como tal. Lo que llamamos “intimidad” se refiere a situaciones y fenómenos distintos para diferentes personas y contextos. Por esta razón, en el apéndice metodológico también describo mi experiencia de campo, teniendo en cuenta las reflexiones analíticas que esbozo en el primer y segundo capítulo de este texto.
En este capítulo quiero mostrar cómo se traza la asimetría social entre las empleadas del servicio doméstico y sus empleadores. Para ello me fijo en los aspectos que demarcan sus posiciones sociales (Bourdieu, 2002). Describo qué hace distintas las trayectorias sociales1 de las mujeres que entrevisté con el fin de comprender cómo la desigualdad social puede proyectarse en ámbitos tan privados como el hogar. Enfatizo en las diferencias sociales, económicas y culturales que marcan la distancia entre ellas y sus patrones y, finalmente, qué conlleva a que Rosaura, Mirta y Carmela consideren el servicio doméstico como una alternativa de trabajo. Además, expongo por qué las experiencias de violencias de Rosaura, Mirta y Carmela son aspectos que también marcan notablemente las diferencias entre ellas y sus empleadores para comprender cómo está configurada la distancia social en estas relaciones.