A través de nuestras publicaciones se ofrece un canal de difusión para las investigaciones que se elaboran al interior de las universidfades e instituciones públicas de educación superior del país, partiendo de la convicción de que dicho quehacer intelectual sólo está comnpleto y tiene razón de ser cuando se comparten sus resultados con la colectividad. El conocimiento como fin último no tiene sentido, su razón es hacer mejor la vida de las comunidades y del país en general, contribuyendo a que haya un intercambio de ideas que ayude a construir una sociedad informada y madura, mediante la discusión de las ideas en la que tengan cabida todos los ciudadanos, es decir utilizando los espacios públicos.
Con esta colección Pública Ensayo presentamos una serie de estudios y reflexiones de investigadores y académicos en torno a escritores fundamentales para la cultura hispanoamericana con las cuales se actualizan las obras de dichas autores y se ofrecen ideas inteligentes y novedosas para su interpretación y lectura.
Títulos de la colección
1. México heterodoxo. Diversidad religiosa en las letras del siglo XIX y comienzos del XX
José Ricardo Chaves
2. La historia y el laberinto. Hacia una estética del devenir en Octavio Paz
Javier Rico Moreno
3. La esfera de las rutas. El viaje poético de Pellicer
Álvaro Ruiz Abreu
4. Amigos de sor Juana. Sexteto biográfico
Guillermo Schmidhuber de la Mora
5. Los jeroglíficos de Fernán González Eslava
Édgar Valencia
6. México en la obra de Roberto Bolaños
Fernando Saucedo Lastra
7. Avatares editoriales de un “género”: tres décadas de la novela de la Revolución mexicana
Danaé Torres de la Rosa
8. Los hijos de los dioses. El Grupo filosófico Hiperión y la filosofía de lo mexicano
Ana Santos
9. Los dioses llegaron tarde a Filadelfia. Una dimensión mitohistórica de la soberanía
Ignacio Díaz de la Serna
Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todos los países de habla hispana.
Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio conocido o por conocerse, sin el consentimiento por escrito de los legítimos titulares de los derechos.
Primera edición en papel, junio de 2017
Edición en libro electrónico: marzo de 2018.
De la presente edición:
D.R. © 2017, Adolfo Castañón
© Bonilla Artigas Editores, S.A. de C.V., 2017
C. Hermenegildo Galeana 111
Col. Barrio del Niño Jesús
C. P. 14080, Tlalpan
Ciudad de México
editorial@libreriabonilla.com.mx
www.libreriabonilla.com.mx
ISBN: 978-607-8450-95-4 (Bonilla Artigas Editores)
ISBN ePub: 978-607-8560-38-7
Cuidado de la edición:
Bonilla Artigas Editores
Fuensanta Cué Ochoa
Diseño editorial: Saúl Marcos Castillejos
Diseño de portada: Teresita Rodríguez Love
Realización de ePub: javierelo
Imagen de portada: Rafael Barajas Durán, “El Fisgón”.
Foto de solapa: Aurelio Asiain
Hecho en México
Contenido
Umbral escrito un martes de Pascua
Prólogo
I. Monsiváis según Castañón
Carlos Monsiváis: un hombre llamado ciudad
Una experiencia estética de la dialéctica de la secularización
La periferia como eje
El único centro: la crítica. Una conversación en torno a Carlos Monsiváis
La Cátedra Octavio Paz
¿Para qué queremos videntes si sobran los televidentes?
Un premio
Carlos Monsiváis en El Reforma
Para catequizar a Mefistófeles
Linda Egan sobre Monsiváis
Imágenes de la tradición viva o La conquista del presente
Mitos del mitógrafo (Folklore del mestizo, sabiduría del criollo).
Sobre Historia mínima de la cultura mexicana del siglo XX
de la reforma por venir. (Breves preliminares a seis textos de Leopoldo Cervantes-Ortiz)
Pequeño diálogo edificante en torno a la figura del cronista
Trazos para una semblanza
Un amigo de Carlos: Francisco Toledo y los dioses errantes de la fábula
II. Repertorio luctuoso y hemerografía póstuma parcial de Carlos Monsiváis (1938-2010)
Esquelas sobre el fallecimiento
Hemerografía póstuma parcial
Caricaturas en diversos diarios y revistas de México
Enlaces y obituarios en internet sobre su fallecimiento
Enlaces posteriores a su muerte
III. Seis cartas de Carlos Monsiváis a José Luis Martínez (1970-1972). Presentadas y anotadas por Rodrigo Martínez Baracs
Carlos Monsiváis
Las cartas
Apéndice
Bibliografía de Carlos Monsiváis
Libros
Textos en la obra de otros autores
Traducciones de su obra
Sobre Carlos Monsiváis
Índice Onomástico
Sobre el autor
A los gatos de Carlos Monsiváis:
Pio Nonoalco, Carmelita Romero, Evasiva, Nana Nina Ricci, Chocorrol, Posmoderna, Fetiche de Peluche, Fray Gatolomé de las Bardas, Monja Desmatecada, Mito Genial, Ansia de Militancia, Miau Tse Tung, Miss oginia, Miss antropía, Caso Omiso, Zulema Maraima, Voto de Castidad, Catzinger, Peligro para México y Copelas o Maúllas.
Umbral escrito
un martes de Pascua
Nada mexicano me es ajeno. Papeles sobre Carlos Monsiváis ha sido pensado como un tributo para saldar la deuda que el autor siente hacia este personaje ubicuo e inubicable, en extremo público y a la vez secreto, clave y cifra de la cultura en México y, más allá, de sus aires de familia en el mundo. Castañón tiene conciencia de que hay al menos tres Carlos Monsiváis posibles: una, la persona a la que conoció en 1974, cuando éste tenía 36 años y aquél 22; en segundo lugar, el escritor y periodista que empezó a leer o a saber de él desde 1966 o 1967, desde que lo oía en las series transmitida por Radio UNAM, El cine y la crítica y La Semana en México que es el mismo autor cuya lectura practicó y continuará practicando selectivamente durante su longevidad, a través de libros y artículos; y, en fin, en tercera instancia, el ídolo o fetiche público que da nombre a su leyenda y apellida modos y museos. Sobra decir que las tres estaciones de la entidad monsivaíta se comunican y están relacionadas entre sí aunque ninguna explica a las otras, y en cualquier caso entre ellas hay fisuras, vacíos y espacios que provoca la imaginación del lector.
La voz “deuda” está asociada a la de “vocación”. Constato que Monsiváis fue decisivo en el despertar y consolidación de la vocación literaria de varias generaciones de escritores y artistas mexicanos e hispanoamericanos. En parte, gracias a su acción o en virtud de su reacción, al socaire de su voz y bajo la tensión de su mirada, florecieron y se desarrollaron muchos autores que van desde sus contemporáneos como Juan García Ponce, Hugo Gutiérrez Vega, Sergio Pitol, Margo Glantz, Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco, Martha Lamas; hasta más jóvenes como Jorge Ayala Blanco, Rolando Cordera, Jorge Aguilar Mora, las dos parejas de hermanos: la de Héctor Aguilar Camín y Luis Miguel y la de José María y Rafael Pérez Gay. Héctor Manjarrez, José Joaquín Blanco, David Huerta, Evodio Escalante, Susana Quintanilla, Antonio Saborit, Paloma Villegas, Juan Villoro y una cauda de otros más. Monsiváis supo cultivar el arte de la amistad y de la conversación. Su amigo, cómplice y conjurado Hugo Gutiérrez Vega ha dejado dos posibles imágenes del autor:
RETRATO DE MI AMIGO CARLOS 1
Al fondo la ciudad,
su cielo gris, sus pájaros confusos;
a la derecha un teatro de arrabal
y el reparto de seres
en la noche alburera.
A la izquierda la cultura
entre poeta, sabio
y puta callejera.
Detrás de tus anteojos
miras pasar los seres y las cosas.
Los calificas
y te arrepientes pronto.
Tu arte es rectificar,
contradiciéndote
te mueves sin parar,
siempre estás vivo.
Te ríes
con una forma de tristeza
te duele
tu serena inteligencia.
Nadie conoce tu ser silencioso;
todos se apresuran
a asignarte papeles,
pero huyes;
tú siempre estás huyendo
y eres de esta ciudad
de cielo gris,
de pájaros confusos.
UNA CARCAJADA DE LA CUMBANCHA PARA
CARLOS MONSIVÁIS 2
¡Qué noche más desarrapada!
La reprobaría José Emilio Pacheco3
y Ulalume4 se negaría a escribir sobre ella;
nuestro “miglior fabbro”5 ni tan siquiera la criticaría
(el candoroso Froylán6 es capaz de culturizarla
pero ni la misma Televisa7
se interesaría en el evento).
¡Vaya nochecita, Tlalnepantla la rechazaría
y resultaría obscena para Uriangato!;
Eduardo, Marco, Isabel y Hugo8
se tapan las narices cuando pasa
y Zaid9 la expulsa del cancionero Picot.
¿Qué dirían de ella Castro Leal y J. J. Blanco?10
Tal vez la llamarían coloquial, sencilla, cotidiana y brutal.
Para el primero de ellos
estaría enraizada en el terrón nacional;
el segundo la expulsaría, sin más, de la guía telefónica.
Todos los suplementos culturales
y la Revista de la Universidad
la ignorarían
y me temo que hasta para Caballero sería pelada.
Adolorido hasta los huesos del alma,
me pregunto las causas
de la incultura de esta noche.
¿Por qué es inculta para la cultura culta?
¿Por qué es inculta para la cultura popular?
¿Por qué es inculta para Televisa?
Nadie aclara mis dudas
y esta noche mexicana del mes de octubre de 1977,
se va sin explicaciones y, la muy ignara,
no sabe deletrear su nombre.
Carlos Monsiváis, niño no tan perdido de Portales, iba y venía entre las generaciones y las atmosferas, se acercó desde muy joven a Salvador Novo, se hizo amigo de Efraín Huerta, José Revueltas y Octavio Paz, José Luis Martínez, Carlos Fuentes y Emmanuel Carballo; cultivó la amistad de pintores como Juan Soriano, Vicente Rojo, Alberto Castro Leñero y de su hermano de tinta corrosiva Francisco Toledo. De los caricaturistas como Rogelio Naranjo y Rafael Barajas, “El Fisgón”. La amplitud de su agenda y de sus contactos, de su carnet de baile entre las artes y las letras, incluía, desde luego, una dimensión política. En cierta medida, esto puede resultar visible en las secciones “Repertorio luctuoso y hemerografía póstuma parcial de Carlos Monsiváis (1938-2010)”, que buscan registrar la amplitud de los muchos adioses que su traducción a la otra orilla suscitó en 2010: más de 420 referencias, más de 20 caricaturas y más de 540 enlaces.
Esta edición de Nada mexicano me es ajeno incluye 16 textos. El primero publicado en 1990.
Monsiváis era, quién lo duda, un editor. Un antólogo, un coleccionista y archivista. En homenaje a esa condición del anfitrión, este libro abre sus páginas a la presencia de las letras y de las seis cartas cruzadas entre José Luis Martínez y Carlos Monsiváis entre 1970 y 1972. Presencia de un diálogo inteligente, entre personas y presencias reales cuya reproducción ha sido posible gracias a Rodrigo Martínez Baracs quien ha tenido a bien preparar una nota para acompañar esos mensajes.
Aunque los ensayos reunidos aquí hayan sido escritos en distintos momentos, los afina el deseo de ser dignos de lectura, es decir, de la atención que les puede conferir la curiosidad de alguien que aspira a conocer mejor las cifras de esos misterios llamados México, la cultura en México, Carlos Monsiváis. Estos papeles han sido llevados al estado escrito en forma intermitente pero cíclica, y han sido dictados por la necesidad de poner en claro ante todo para el autor mismo el enigma múltiple llamado Carlos Monsiváis, su vida, su obra, su práctica, sus combates y esperanzas. El libro aspira a ser ante todo una invitación a leer sus textos y los textos, tanto como las historias reales de los que él se ocupó.
¿Cómo definir ese misterio? Acaso el misterio del hombre de Portales estriba en esa ondulante condición mercurial del camaleón, ese animal peligroso cuya apariencia se sabe desdibujar en lo vegetal o en lo mineral. Sin la adhesión a esa doble mirada intensamente piadosa y compasiva y a la vez implacable y exigente no sería concebible la escritura de los últimos artículos periodísticos de Monsiváis, tan comprometidos con la necesidad de la verdad y la solidaridad, como los que tocaron los temas de los linchamientos en el Estado de México.
El México semi-rural afloró después del sismo de 1985 en una serie de linchamientos como los verificados en Tláhuac el 31 de agosto de 1996 o el 23 de noviembre de 2004. Estos episodios atroces que llevaron a la inmolación por el fuego de un violador a quien se roció con gasolina y que se quemó hasta la muerte, llevaron a Carlos Monsiváis11 a describir a esta comunidad del México semi-rural como una versión del Corazón de las tinieblas de Joseph Conrad.
La mirada inteligente de Carlos Monsiváis es a la vez la del ojo compasivo y la de la pupila de obsidiana, la del ojo de agua y la del ojo de hormiga.
Para Monsiváis la poesía era un hilo conductor, una brújula y una guía. Hizo antologías de la poesía mexicana cuyos versos se sabía de memoria, más allá de los incluidos en ellas... pues le divertía recitar y cantar no sólo los mejores poemas y canciones sino también los peores, los piorcitos de los mejorcitos… Su capacidad para asociar imágenes y analogías a partir de la poesía y para conectarlas con otros saberes hacía de su discurso un mosaico tan deslumbrante como persuasivo. La poesía como síntoma y como catarsis, como instrumento y método de conocimiento alumbró los senderos de su jardín crítico.
Aunque Monsiváis murió relativamente joven cabría hacer un estudio comparativo entre la prosa abigarrada y alborotada del joven Carlos Monsiváis y la prosodia más tersa del ensayista final. Ese cotejo queda como un encargo para los futuros lectores. Otra tarea pendiente sería la de editar y comentar los intercambios epistolares que sostuvo Monsiváis a lo largo del tiempo con figuras como Octavio Paz (véase “Aclaraciones y reiteraciones a Carlos Monsiváis”, Obras completas, t-XIV, pp. 312 a 323) o con Marcos en La Jornada que por cierto comenta el mismo Paz en su parte sobre “La selva lacandona”, [OC, t-XIV, pp. 270-280].
Este libro no hubiera sido posible sin la amistad y benevolencia de la familia de Carlos Monsiváis encabezada por Blanca Sánchez Monsiváis y de Rodrigo Martínez Baracs, quien dio gentilmente la autorización para que se reprodujeran aquí las cartas cruzadas entre José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Nada mexicano me es ajeno fue el título de una reunión de seis papeles o ensayos publicados por el autor sobre Carlos Monsiváis en la editorial de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, gracias a la hospitalidad del editor y poeta argentino Eduardo Mosches. Ahora el libro se reedita ampliado y revisado con el sello de Bonilla Artigas Editores. El arreglo de estos alborotados papeles lo sufrieron mis asistente Gilda Lugo Abreu, y Verónica Báez y Cristina Villa a quienes los lectores agradecerán su transcripción.
Adolfo Castañón
México, 18 de abril de 2017
Prólogo
Autor de una verdadera enciclopedia mexicana, creador de un arca simbólica donde están representadas prácticamente todas las especies de la fábula y la ficción mexicanas, Carlos Monsiváis es quizá el último intelectual público de México y, sin duda, una de esas figuras que trascienden lo estrictamente literario (holgados méritos tendría para merecer el premio en ese rubro) para afirmar la fuerza de su discurso en el más amplio espectro de la historia y la ciencias sociales.
Carlos Monsiváis (1938-2010) ha sabido estar presente, por lo menos a lo largo de los últimos 30 años, tanto en la historia de la literatura mexicana, de la cultura nacional y de las ideas, como en la reflexión histórica e historiográfica tanto de nuestro país como de la región. Su itinerario escrito ha transcurrido en un ágil diálogo entre (auto) conocimiento, (auto) crítica y reflexión, según deja constancia, por ejemplo, su Antología de la poesía mexicana del siglo XX (…) como el vasto cuerpo inquieto de su palabra, cronista que ha sabido sembrar espejos críticos en el teatro de la sociedad mexicana contemporánea.
No hay género literario, manifestación cultural o debate político que haya pasado inadvertido para su incisiva pluma, para su palabra itinerante y su inteligencia crítica. El centro de gravedad de su itinerario lo dibujan sus libros de crónicas: Días de guardar (1970), Amor perdido (1977), Escenas de pudor y liviandad (1988) y Entrada libre. Crónica de la sociedad que se organiza (1987); dan amplio testimonio de que la inteligencia crítica de Monsiváis no está en modo alguno divorciada de la experiencia intelectual ni la expresión de esa experiencia de la creación de un consistente idioma crítico que va abriendo puertas, por ejemplo, entre la literatura, el arte y el cine, inventando e innovando formas de aproximación al hecho social. A esta vasta masa crítica compuesta por el ejercicio y el oficio del cronista y ensayista, habrá que añadir la tarea infatigable del prologista que lo mismo toca asuntos asociados a la historia nacional en sus diversas fases y fuentes (letras, cine, radio, culturas populares, etcétera) que aborda las cuestiones apremiantes de la agenda política, asociadas al debate público en curso. Y es ahí, en la incansable tarea de la documentación nacional y regional, entendida en el sentido más amplio, donde el lector ve recortarse la figura de un observador de la realidad nacional y aún regional que sabe trascender las fronteras conceptuales o ideológicas para entronizar un discurso nómada, versátil, novedoso y capaz de reinventar tanto los idiomas de la sociología e historiografía como, en general, el de las ciencias sociales.
La invención de un idioma crítico tan masivo como el de Carlos Monsiváis lo hace sin duda, desde hace mucho tiempo, merecedor de una relectura crítica.
Notas
1] Hugo Gutiérrez Vega, Peregrinaciones. Poesía 1965-2001, colección “Letras mexicanas”, FCE, 2002, pp. 243-245.
2] [Las notas de este poema fueron redactadas por Hugo Gutiérrez Vega. Practican guiños de complicidad amistosa y parodian ciertos textos de CM]. Crítico mexicano nacido en 1834 y vuelto a nacer en 1937. También es poeta.
3] Poeta enemigo de las relaciones públicas.
4] Poeta radicada en San Ángel.
5] O. P.
6] Periodista, comunicólogo y rumbero cultural.
7] Institución que, junto con don Agustín Yáñez, “limpia, fija y da esplendor” a nuestra lengua y a nuestros pantalones. Puede ser también sobrenombre del Estado mexicano.
8] Respectivos poetas nacionales de altos vuelos.
9] Cancerbero del Olimpo patrio y señor enojado.
10] Críticos. El primero fue descubierto por C. Colón y el segundo por M. Glantz.
11] “Que esta vez sí detengan a Fuenteovejuna”, Proceso, noviembre 28, 2004.