De los litorales a las selvas
La construcción del concepto
de fiebre amarilla selvática, 1881-1938
De los litorales a las selvas: la construcción social del concepto de fiebre amarilla selvática, 1881-1938
Resumen
Este libro explora el proceso de construcción del concepto de “fiebre amarilla selvática” y el rol que los investigadores colombianos desempeñaron en dicho descubrimiento. Está dirigido al público general y a los académicos de las ciencias humanas y de la salud interesados en la historia, y en la historia de la medicina, de la salud pública y de la ciencia, en particular, así como a los formuladores de políticas públicas y tomadores de decisiones en salud.
Apoyado en la epistemología histórica, la sociología del conocimiento y la sociología política, el libro presenta las controversias conceptuales y técnicas en el campo de la fiebre amarilla desde finales del siglo XIX en Colombia hasta la consolidación del concepto de fiebre amarilla selvática en la década del 30 del siglo XX. Se explora cómo la Fundación Rockefeller ignoró los análisis de los médicos nacionales que hipotetizaron la presencia de fiebre amarilla rural y, apoyada en su poder económico, político y científico, se llevó la prioridad del descubrimiento de dicho concepto.
Se muestra la complejidad de la actuación de los actores sociopolíticos involucrados, así como las asimetrías de poder que explican el control del capital simbólico de los investigadores norteamericanos sobre el campo de la fiebre amarilla, por encima de los actores periféricos.
Palabras clave: Fiebre amarilla, medicina tropical, Fundación Rockefeller, historia de la medicina, Colombia.
From the coasts to the jungles: The social construction of the concept of jungle yellow fever, 1881-1938
Abstract
This book explores the construction process of the concept of “jungle yellow fever” and the role played by Colombian researchers in this discovery. It is aimed at a general public, at academics from humanities and health sciences interested in history, history of medicine, public health, and science in particular, as well as at public policy- and decision-makers in health.
Founded on historical epistemology, sociology of knowledge and political sociology, the book presents conceptual and technical controversies in the field of yellow fever since the late nineteenth century in Colombia until the consolidation of the concept of jungle yellow fever in the decade of 1930s. It explores how the Rockefeller Foundation ignored the analysis of Colombian doctors who hypothesized the presence of rural yellow fever and, thanks to its economic, political, and scientific power, gained primacy for discovering this concept.
The book presents the complexity of actions performed by the socio-political actors involved, as well as power asymmetries that explain the control of the symbolic capital by North American researchers in the field of yellow fever, in advance of peripheral actors.
Keywords: Yellow fever, tropical medicine, Rockefeller Foundation, history of medicine, Colombia.
Citación sugerida: Quevedo V., Emilio; García L., Claudia Mónica; Bedoya D., Joanna; Bustos J., Lisa Priscila et al. (2018). De los litorales a las selvas: la construcción social del concepto de fiebre amarilla selvática, 1881-1938. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario. DOI: doi.org/10.12804/th9789587389029 |
De los litorales a las selvas
La construcción del concepto
de fiebre amarilla selvática, 1881-1938
Emilio Quevedo V.
Claudia Mónica García L.
Joanna Bedoya D.
Lisa Priscila Bustos J.
Alain Camacho P.
Carolina Manosalva R.
Giovanna Matiz
Elquin Morales L.
Juliana Pérez G.
Mónica Tafur A.
De los litorales a las selvas: la construcción del concepto de fiebre amarilla selvática, 1881-1938 / Emilio Quevedo V., Claudia Mónica García L., Joanna Bedoya D. y otros. – Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2018.
xxxiii, 278 páginas
Incluye referencias bibliográficas.
Fiebre amarilla -- Historia / Medicina tropical -- Historia / I. Quevedo V., Emilio / II. García L., Claudia Mónica / III. Bedoya D., Joanna / IV. Bustos J., Lisa Priscila / V. Camacho P., Alain / VI. Manosalva R., Carolina / VII. Matiz, Giovanna / VIII. Morales L., Elquin / IX. Pérez G., Juliana / X. Tafur A., Mónica / XI. Universidad del Rosario. Grupo de Estudios Sociales de las Ciencias, las Tecnologías y las Profesiones.
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Colección Textos
© Editorial Universidad del Rosario
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© Emilio Quevedo V., Claudia Mónica García L., Joanna Bedoya D., Lisa Priscila Bustos J., Alain Camacho P., Carolina Manosalva R., Giovanna Matiz, Elquin Morales L., Juliana Pérez G., Mónica Tafur A.
© José Félix Patiño Restrepo, por el prólogo
Editorial Universidad del Rosario
Carrera 7 No. 12B-41, of. 501 • Tel: 2970200 Ext. 3112
editorial.urosario.edu.co
Primera edición: Bogotá D. C.: enero de 2018
ISBN: 978-958-738-901-2 (impreso)
ISBN: 978-958-738-902-9 (ePub)
ISBN: 978-958-738-903-6 (pdf)
DOI: https://doi.org/10.12804/th9789587389029
Cordinación editorial: Editorial Universidad del Rosario
Corrección de estilo: Lina Morales
Cubierta y diagramación: Precolombi EU-David Reyes
Desarrollo ePub: Lápiz Blanco S.A.S.
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Emilio Quevedo V. Médico pediatra y PhD en Estudios Sociales de la Ciencia. Actualmente es profesor titular de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario y director del Grupo de Estudios Sociales de las Ciencias, las Tecnologías y las Profesiones.
Claudia Mónica García L. Médica, magíster en Historia y PhD en Estudios de Ciencia y Tecnología. Actualmente es profesora asociada de la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario y miembro del Grupo de Estudios Sociales de las Ciencias, las Tecnologías y las Profesiones.
Joanna Bedoya D. Enfermera de la Universidad Nacional de Colombia y candidata a magíster en Salud Pública de la misma institución. Actualmente es docente de planta de la Universidad ECCI y miembro del Grupo de Estudios Sociohistóricos de la Salud y la Protección Social.
Lisa Priscila Bustos J. Médica de la Universidad Nacional de Colombia, especialista en Salud Pública y en Auditoría de la Universidad del Rosario, magíster en Museología y Patrimonio de la Universidad Nacional. Asesora en temas de salud intercultural y en proyectos étnicos y comunitarios, coordinadora en programas de salud sexual y reproductiva, docente e investigadora.
Alain Alexander Camacho P. Médico de la Universidad Nacional de Colombia y candidato a Magíster en Salud Pública de la Universidad del Rosario.
Carolina Manosalva R. Enfermera y magíster en Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Es profesora adjunta de la Universidad Nacional y profesora de cátedra de la Universidad El Bosque.
Giovanna Matiz. Médica de la Universidad Nacional de Colombia y candidata a magíster de Salud Pública. Actualmente trabaja en Pfizer como gerente médica del portafolio de inflamación en inmunología.
Elquin Alfonso Morales. Historiador de la Universidad Industrial de Santander, magíster en Historia de la Universidad Nacional de Colombia y candidato a Doctor en Historia de la misma universidad. Ha sido profesor de la Universidad Nacional, la Universidad El Bosque y la Universidad Autónoma de Colombia. También ha trabajado en el sector público en el Instituto de Patrimonio Cultural, adscrito a la Secretaría de Cultura de Bogotá.
Juliana Pérez G. Historiadora de la Universidad Nacional de Colombia, magíster en Historia de la Universidad de São Paulo (USP, Brasil) y actualmente es candidata a doctora en esta misma institución.
Mónica Tafur A. Médica de la Pontificia Universidad Javeriana, especialista en Radiología e Imágenes Diagnósticas de la Universidad El Bosque. Actualmente se encuentra completando un fellowship clínico en imágenes del sistema músculo-esquelético con la Universidad de Toronto.
Los autores de este libro queremos agradecer a la Universidad del Rosario y a la Universidad Nacional de Colombia, por el tiempo asignado para realizar las investigaciones que dieron lugar a este libro y para escribir el documento final; a Colciencias, a la Universidad Nacional y a la Fundación para la Promoción de la Investigación y la Tecnología del Banco de la República, y a su director, el doctor Roberto Ortiz, por la financiación otorgada al proyecto y por la comprensión durante la enfermedad del investigador principal; al Centro de Historia de la Medicina de la Universidad Nacional y a la Universidad del Rosario, por albergarnos durante todo el tiempo del proyecto y durante la revisión final del manuscrito, respectivamente; a la Rockefeller University, por el grant-in-aid otorgado al investigador principal, que le permitió a este llevar a cabo una pasantía de investigación en el Rockefeller Archive Center de Pocantico Hills, en Nueva York; a Darwin Stapleton, director del Rockefeller Archive Center en ese momento y a Tom Rosembaum, archivero de la misma institución, por la colaboración en la búsqueda y localización de la documentación en dicho archivo; a las directoras del Museo y de la Biblioteca del Instituto Nacional de Salud, y a la Biblioteca Nacional, por toda la colaboración para la consulta de los documentos relacionados con la temática de esta investigación existentes en esa institución; a la Universidad Industrial de Santander, por permitir el desarrollo del trabajo de grado en Historia del estudiante Elquin Morales y a la carrera de Historia de la Universidad Nacional, por permitir el desarrollo del trabajo de grado en Historia de la estudiante Ana María Martínez en el marco del proyecto; a la doctora Zulma Consuelo Urrego, por haber coordinado el subgrupo de investigación sobre historia de las resistencias contra las políticas de fiebre amarilla, en el marco del proyecto y por sus aportes a este; a las estudiantes María Paula Juliana Gómez, de la carrera de Medicina, y Ana María Martínez, de la carrera de Historia de la Universidad Nacional, por su participación activa en el proyecto como estudiantes asistentes de investigación; y, finalmente, a nuestras familias, por la comprensión y por tolerar nuestras ausencias durante el tiempo que trabajamos en el proyecto.
Los investigadores
Figura 1. Carlos J. Finley (sentado a la izquierda) compartiendo
con otras autoridadesde la higiene pública cubana
Fuente: tomada de Marco Villanueva-Meyer (s. f.). “Carlos J. Finley (1833-1915);
pionero en la investigación y lucha contra la fiebre a marilla”. Galenus, 53.
Este es un magnífico ejemplo de un trabajo de grupo y de colaboración interinstitucional con participación de la Universidad Nacional de Colombia, de la Universidad del Rosario y con el apoyo y patrocinio de Colciencias, el Banco de la República, la Rockefeller University y el Rockefeller Archive Center, la Biblioteca Nacional de Colombia y la Universidad Industrial de Santander, bajo la dirección y liderazgo ilustrado e iluminado de Emilio Quevedo.
Personaje muy destacado del mundo académico, Emilio Quevedo Vélez por años fue profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional y director del Centro de Historia de la Medicina y de su Museo de Historia de la Medicina ‘Andrés Soriano Lleras’. Fue allí, en la Universidad Nacional, donde produjo su portentosa obra científica, y al pensionarse, en 2009, pasó a la Facultad de Medicina de la Universidad del Rosario (donde había obtenido su grado de médico en el año 1973) como profesor titular de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud y como director del Grupo de Estudios Sociales de las Ciencias, las Tecnologías y las Profesiones.
En la Universidad Nacional, Emilio Quevedo, Mario Hernández y otros distinguidos colaboradores comenzaron la titánica empresa de producir la monumental Historia de la medicina en Colombia, de la cual ya se han publicado cuatro volúmenes, con el patrocinio de la empresa Tecnoquímicas y, a partir del tercero, con el copatrocinio de la Universidad del Rosario. En el prólogo del volumen I de esa obra, que me otorgaron el honor de escribir, me expresé así:
Es una obra sin precedentes que trae a nuestro conocimiento, con un enfoque social e interdisciplinario, lo acontecido con la medicina en el país desde, como lo dicen los autores en la introducción, el mal llamado descubrimiento de América, que más bien fue el encuentro de dos mundos [...] aquí reside el gran valor de la obra. A diferencia de los textos usuales de historia de la medicina que presentan en forma escueta, si no descarnada, meros hechos y fechas, Quevedo y colaboradores ilustran tales hechos y fechas coleccionándolos e interpretando el medio social, político y cultural en el cual suceden en las diferentes épocas; es una soberbia expresión de humanismo médico y de elegancia intelectual.
Es decir, que viene a ser la construcción social de la historia de la medicina en Colombia.
Ahora este nuevo libro, expresión de la más rigurosa investigación y realmente único en su género, es en gran parte el producto del proyecto de investigación desarrollado en la Universidad Nacional “Historia de la lucha contra la fiebre amarilla, fase I: construcción social del concepto de fiebre amarilla selvática, entre 1907 y 1948”, generado con el Grupo de Historia de la Medicina del Centro de Historia de la Medicina dirigido por Emilio Quevedo.
Construcción social del concepto de fiebre amarilla selvática. Muy acertado el título: construcción social, tomado del inglés social construct o social constructivism, “es un mecanismo, fenómeno o categoría creado y desarrollado por la sociedad; es la percepción de un individuo, grupo o idea que es ‘construida’ a través de la actividad cultural o social” (a social mechanism, phenomenon, or category created and developed by society; a perception of an individual, group, or idea that is ‘constructed’ through cultural or social practice).1
Según Paul A. Boghossian, de la Universidad de Nueva York, decir que algo es construido socialmente es enfatizar su dependencia o sus aspectos contingentes de nosotros mismos como seres sociales. Algo que existe en la naturaleza en forma independiente y sobre el cual no hemos tenido influencia alguna, aparece y es interpretado y definido.2 El construccionismo social es la construcción social de la realidad. Es una teoría del conocimiento que viene a comprender la realidad en lo natural mediante suposiciones o percepciones colectivas desarrolladas y sostenidas por un determinado grupo o grupos sociales, en este caso por investigadores e historiadores médicos colombianos.
Fascinante el meticuloso y muy bien documentado relato de la construcción social del concepto de la fiebre amarilla selvática por Quevedo y sus colaboradores. No existe en la literatura científica, en cualquier idioma, un relato de esta magnitud y precisión histórica que hace justicia al develar hechos que nunca habían sido tan bien documentados.
Su lectura me resultó emocionante, por cuanto crecí en el hogar del profesor Luis Patiño Camargo, cuya vida de médico higienista en buena parte la dedicó al control de la fiebre amarilla en Colombia y América tropical, y a cuya obra en la construcción social del concepto de la fiebre amarilla selvática los autores se refieren con claridad y muy justa precisión.
La fiebre amarilla, temible y temida enfermedad que ha hecho estragos en las poblaciones de las regiones tropicales de África, de América del Sur y del Caribe, se originó en África y fue traída a América por los esclavos en los siglos XVI y XVII, con brotes epidémicos que afectaron y mataron a miles de personas hasta el siglo XX, incluyendo miles en Filadelfia y Nueva York en el siglo XVIII. La Organización Mundial de la Salud la define así: “La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados. El término ‘amarilla’ alude a la ictericia que presentan algunos pacientes”.
Hito de trascendencia histórica fue el descubrimiento realizado, en 1881, por Carlos J. Finlay, médico cubano graduado en el Jefferson Medical College de Filadelfia en 1885, del papel desempeñado por el mosquito Stegomyia fasciata o Aedes aegypti en la transmisión del virus de la fiebre amarilla urbana. Este mosquito, culpable, ha sido controlado y gracias a esto, y al desarrollo de una vacuna muy eficaz, hoy los países de la América tropical están libres de la fiebre amarilla urbana.
Evoco la memoria de Luis Patiño Camargo, uno de los grandes luchadores contra la fiebre amarilla, cuando, presidiendo la delegación de Colombia a la XII Reunión del Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud, junto a la estatua de Carlos J. Finlay en La Habana, el 20 de agosto de 1960, al conmemorarse el 45º aniversario de su muerte se expresó así:
Doctor Carlos Finlay: desde la luminosa eternidad donde miráis crecer vuestra gloria al paso de las generaciones, recibid señor, este homenaje de vuestros discípulos congregados en el Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud.
Señor, venimos a daros un parte de victoria: el mosquito que señalasteis hace más de 80 años como mortal enemigo del hombre está derrotado y el vómito negro va quedando apenas como recuerdo.
Los higienistas del hemisferio reunidos aquí en vuestra Habana maravillosa, como delegatarios de los países para trabajar fervorosamente por la salud del pueblo que es nuestra suprema ley, lo hacemos con fraternal empeño y desde el lejano septentrión hasta el polo austral, luchamos sin fronteras, sin distinción de colores o de tallas corporales, hablando el mismo idioma y buscando el mismo propósito de mantener al hombre en plena salud para que su vida sea fecunda y más grata.
Señor: Los higienistas estamos realizando en paz el viejo sueño de un vidente: una América toda de los dioses todos: tierra, cielo, mares, libre para todos.
Como lo afirman Quevedo y sus colaboradores, este no es en sí un relato de la lucha contra la fiebre amarilla como enfermedad epidémica o endémica, sino un análisis de la construcción social del concepto de fiebre amarilla selvática y la transición accidentada del concepto de fiebre amarilla urbana al de fiebre amarilla selvática como enfermedad enzoótica.
En comunicación con el profesor Emilio Quevedo, él caracterizó la obra; transcribo sus palabras:
Este libro no es solamente un relato histórico. En el texto, entreverado con el relato se van construyendo paulatinamente, capítulo por capítulo, los elementos teórico-metodológicos que aportan a la historia social de las ciencias herramientas para comprender el tipo de relaciones de poder que se establecen entre las comunidades científicas metropolitanas y periféricas y las formas como las instituciones poderosas imponen su poder para privilegiar unas formas de conocimiento sobre otras, ejerciendo su hegemonía político-económica y científica sobre comunidades científicas que tienen menos herramientas para defender su saber. Esto muestra que la ciencia por sí misma no es aséptica.
Opus magnum es este libro del grupo de Emilio Quevedo, una egregia contribución a la literatura científica de habla hispana.
José Félix Patiño Restrepo
Bogotá, 11 de septiembre de 2016
Figura 2. Death as a sailor bringing Yellow Fever to New York. Dibujo del Yellow Jack (banderín amarillo). Se usaba para prevenir a las personas sobre la presencia de la epidemia en las zonas contaminadas o en los barcos.
Fuente: tomada de Yellow Jack. Engraving from Frank Leslie’s Illustrated Newspaper, 21 September, 1883. New York Academy of Medicine. (https://es.pinterest.com/pin/448671181603803695/).
1 Dictionary.com’s 21st Century Lexicon. Copyright © 2003-2014 Dictionary.com, LLC.
2 What is social construction? Paul A. Boghossian. “Social construction. Social construction talk is all the rage. But what does it mean and what is its point?”. (philosophy.fas.nyu.edu/docs/IO/1153/socialconstruction.pdf).
Este libro recoge buena parte de los resultados del proyecto de investigación “Historia de la lucha contra la fiebre amarilla, fase I: la construcción social del concepto de fiebre amarilla selvática, entre 1907 y 1948”, que se inició en 2004 y cuya fase inicial fue financiada por la Universidad Nacional de Colombia, Colciencias (Contrato 141-2004), la Fundación para la Promoción de la Investigación y de la Tecnología del Banco de la República (Contrato 200420) y por un grant-in-aid de la Rockefeller University otorgado al investigador principal para realizar investigación en el Rockefeller Archive Center de Nueva York. En un comienzo el proyecto fue desarrollado por investigadores pertenecientes, en ese momento, al Grupo de Historia de la Medicina y de la Salud, del Centro de Historia de la Medicina de la Universidad Nacional. A partir del 1º de junio de 2009, varios de los miembros de ese grupo se vincularon a la Universidad del Rosario con el nombre de Grupo de Estudios de las Ciencias, las Tecnologías y las Profesiones, incluyendo al investigador principal, Emilio Quevedo V., y a la coinvestigadora del proyecto, Claudia Mónica García L. Desde su vinculación a la Universidad del Rosario, estos dos investigadores continuaron la segunda fase de dicha investigación, hasta hoy.
La versión preliminar de esta obra fue redactada por Emilio Quevedo V., Lisa Priscila Bustos J. y Elquin Morales L., a partir de la reelaboración de los materiales previamente preparados por los subgrupos 1 y 2 del proyecto de investigación. La versión definitiva del libro fue corregida y complementada por Emilio Quevedo y Claudia Mónica García, ya estando vinculados ambos a la Universidad del Rosario. Se incluyeron en esta versión final algunos resultados producto de nuevas investigaciones personales realizadas posteriormente por el investigador principal y la coinvestigadora durante los últimos años.1 Esta segunda fase se realizó en la Universidad del Rosario, sin financiamiento externo adicional.
En este libro se estudia el proceso de construcción social del concepto de ‘fiebre amarilla selvática’, entre 1881 y 1938, y la manera como dicho proceso orientó la formulación de las políticas y las acciones sanitarias puestas en marcha para controlar esa enfermedad en Colombia. El equipo de investigación articuló el estudio de tal proceso a la comprensión del desarrollo científico y técnico de la medicina y de la salud pública en cada período trabajado y a las coyunturas socioeconómicas y políticas del momento. Aunque durante la investigación también se exploraron las resistencias sociales de carácter popular generadas por las políticas y acciones sanitarias puestas en marcha para controlar la enfermedad, al finalizar el trabajo los miembros del subgrupo encargado de este tema tomaron la decisión, con la aceptación de todo el grupo de investigación, de publicar los resultados por aparte, en un artículo de revista, y, por tal razón, esos resultados no se incluyeron en este libro.2 Por lo tanto, aquí solo se estudiaron las controversias que se presentaron dentro del campo de la salud alrededor del saber y del diagnóstico sobre la fiebre amarilla y las políticas y acciones puestas en marcha por el Estado y la Fundación Rockefeller contra la enfermedad. De todas formas, en el marco de dichas polémicas se dieron algunas formas de resistencia por parte de algunos médicos, funcionarios y comerciantes, que fueron tenidas en cuenta en el análisis realizado por los subgrupos 1 y 2 en torno a tales controversias. Así, el eje central del trabajo que aquí se publica es el proceso de construcción social del concepto de fiebre amarilla selvática o de los bosques y los debates y controversias científicas que surgieron en dicho proceso y, como eje secundario, su articulación a las políticas y acciones para controlar la enfermedad.3
El período estudiado va desde 1881, año en que se inició la preocupación del cuerpo médico colombiano por estudiar de forma consistente la fiebre amarilla, hasta 1938, momento en que la Fundación Rockefeller consolidó el concepto de fiebre amarilla selvática e inventó una vacuna eficaz contra esta, y en que el gobierno nacional quedó encargado del Servicio de Fiebre Amarilla en Colombia. No obstante, como antecedentes, se retomaron algunos de los debates científico-técnicos sobre el tema desde comienzos del siglo XIX. Se realizó un estudio histórico de tipo descriptivo-analítico sobre los procesos de construcción del concepto de fiebre amarilla de los bosques y selvática en Colombia dividido en tres ámbitos. Cada uno de ellos fue trabajado por un subgrupo del equipo de investigación:
1) El proceso de desarrollo del conocimiento en torno de la enfermedad amaril en Colombia, incluyendo la historia de las concepciones sobre la etiología, los mecanismos de transmisión, su comportamiento epidemiológico y su prevención y tratamiento. Este grupo estuvo coordinado por Emilio Quevedo V., y en él participaron Carolina Manosalva, Joanna Bedoya, Giovanna Matiz, Mónica Tafur, Elquin Morales4 y Alain Camacho, como investigadores asistentes.
2) El proceso de formulación e implementación de las políticas de enfrentamiento y control de la fiebre amarilla. Este grupo estuvo coordinado por la coinvestigadora Claudia Mónica García y en él participaron Juliana Pérez, Mónica Tafur y Ana María Martínez,5 como investigadoras asistentes.
3) Los procesos de resistencia generada por las políticas y acciones sanitarias en contra de la enfermedad amaril, aunque como se mencionó anteriormente, este aspecto se publicará en trabajo independiente. Este grupo estuvo coordinado por la coinvestigadora Zulma Consuelo Urrego y en él participaron Lisa Priscila Bustos, María Paula Juliana Gómez y Elquin Morales, como investigadores asistentes.
Desde el punto de vista teórico-metodológico, el proyecto partió de un marco conceptual articulado a partir de varias categorías o conceptos fundamentales planteados por sociólogos, historiadores e historiadores de las ciencias y de la medicina y la salud pública.6 Las fuentes primarias se obtuvieron del Rockefeller Archive Center, de Nueva York; del Archivo Histórico de Antioquia, de la Biblioteca de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia; del Archivo Histórico Departamental de Santander; de la Casa de Bolívar de Bucaramanga; del Centro de Investigación Histórica Regional de Santander; de la Biblioteca de la Facultad de Salud de la Universidad Industrial de Santander; de la Biblioteca Nacional y de la Biblioteca Luis Ángel Arango, de Bogotá; de la Biblioteca y del Museo del Instituto Nacional de Salud; de la Biblioteca Jorge Bejarano del Ministerio de Salud y Protección Social; de la Biblioteca de la Academia Nacional de Medicina; del Archivo General de la Nación; de la Biblioteca del Centro de Historia de la Medicina; de la Hemeroteca de la Universidad Nacional, de Bogotá; y de la biblioteca y del archivo personal del investigador principal.
Se trabajaron documentos inexplorados hasta ahora por los historiadores colombianos y extranjeros. Su estudio permitió, desde el punto de vista del concepto, reconstruir el proceso de construcción de una concepción bacteriológica sobre la fiebre amarilla en el país y el proceso de desplazamiento de la teoría miasmática predominante desde los tiempos de la Colonia. Igualmente, se analizó el proceso de llegada a Colombia de la teoría del mosquito como agente transmisor de la enfermedad, planteada por Carlos Finlay en Cuba. Así mismo, se estudió el proceso de descubrimiento de la ‘fiebre amarilla de los bosques’ por parte del médico colombiano Roberto Franco y se dejó en claro que este fue el primer descubrimiento de la fiebre amarilla selvática. Se revaloraron los conocimientos que existían hasta el momento sobre el tema y se compararon los elementos epistemológicos de su descubrimiento con los de los descubrimientos posteriores, enfoque no utilizado antes por los investigadores para analizar este problema, con excepción del historiador de las ciencias francés François Delaporte.7 Igualmente, se revisó el saber existente sobre los otros brotes de fiebre amarilla: Valle del Soto, 1910; Tacamocho, 1915; Buenaventura, 1915; y sobre las epidemias de Bucaramanga, 1923 y de El Socorro, 1929. Se hicieron relevantes las polémicas entre los médicos locales y se rescataron los conocimientos aportados por ellos; se revaloró la participación de los agentes científicos y administrativos de la Fundación Rockefeller en estas epidemias, desde un análisis crítico de los conocimientos científicos aportados por sus investigadores y de la forma como la Fundación los utilizó para el diagnóstico de los brotes epidémicos, y se estudió el redescubrimiento de la fiebre amarilla rural (selvática) hecho por John Austin Kerr y Luis Patiño Camargo en Colombia en 1932.
Se cuestionó el papel de Fred L. Soper en el descubrimiento de la fiebre amarilla selvática, discutiendo los planteamientos de los historiadores de la salud y de la ciencia a este respecto y se aclararon las diferencias epistemológicas de los tres descubrimientos (Franco y colaboradores, Kerr-Patiño Camargo y Soper), y se demostró, desde una perspectiva histórico-constructivista, que el de Franco tenía una estructura metodológica distinta de la de los otros dos.
Los documentos también permitieron la reconstrucción de las políticas de enfrentamiento y control de la fiebre amarilla puestas en marcha por el Estado colombiano, derivadas de las nuevas concepciones, y el impacto que estas concepciones tuvieron en las políticas. Paralelamente, se demostró cómo de una política de control y prevención de esta enfermedad se pasó a un programa de investigación sobre la fiebre amarilla selvática, el cual duró casi trece años, y cómo, después de descubierta la vacuna, la Fundación Rockefeller abandonó el programa, cediéndoselo al Estado, para que volviera a convertirse en un programa de prevención por medio de la vacunación.
Todos los enfoques y conocimientos, presentados en este libro, aportan nuevos elementos para comprender los procesos por los cuales se construyen los conceptos científicos, en el marco de una amplia gama de intereses y de luchas por la hegemonía de los capitales simbólico y social en campos específicos. Así mismo, dichos enfoques permiten dar cuenta de las diferencias epistemológicas y de las asimetrías de poder entre las comunidades científicas centrales y periféricas, que se expresan en estos procesos. Y, finalmente, estos aportes ayudan a la comprensión de la forma en que el análisis histórico de los procesos de construcción de los conceptos de salud y enfermedad están relacionados tanto con la formulación e implementación de políticas de salud y de acciones sanitarias, como con las tensiones y controversias que ellas generan entre los sujetos y los actores sociopolíticos, aspectos que los tomadores de decisiones deberían tener presentes al formular e implementar las políticas pública y de cooperación internacional en salud.
Los investigadores
1 Cuando se inició el proyecto, Emilio Quevedo actuó como investigador principal, siendo profesor asociado del Departamento de Salud Pública y Tropical, investigador del Centro de Historia de la Medicina y director del Grupo de Investigación de Historia de la Medicina y de la Salud de la Universidad Nacional de Colombia. Desde 2009, una vez cerrada la fase inicial del proyecto, Emilio Quevedo y Claudia Mónica García se trasladaron a la Universidad del Rosario. El grupo de investigación cambió de nombre por el de Grupo de Estudios Sociales de las Ciencias, las Tecnologías y las Profesiones con la debida autorización de Colciencias y ambos investigadores continuaron sus estudios sobre el tema de la lucha contra la fiebre amarilla y la construcción social de concepto de fiebre amarilla selvática. La redacción final del libro fue realizada por ambos investigadores estando vinculados a la Universidad del Rosario. Este incluyó entonces resultados tanto del primer proyecto como de las investigaciones posteriores.
2 Urrego, Zulma; Bustos, Lisa; Morales, Elquin; Gómez, María Paula Juliana y Quevedo, Emilio. “Entre el monólogo y la polifonía: aproximaciones al debate público sobre políticas y acciones sanitarias contra la fiebre amarilla en los periódicos colombianos, 1907-1923”. Este artículo recogió los resultados parciales del subgrupo de resistencias y fue presentado para su evaluación y posible publicación a la revista História, Ciências, Saude-Manguinhos, de la Fundación Oswaldo Cruz de Brasil.
3 Dos versiones resumidas de partes de este libro fueron publicadas como artículo de revista, una versión en español (Quevedo V. et al., 2007) y otra en inglés (Quevedo V. et al., 2008).
4 Elquin Morales realizó además su tesis de pregrado en Historia en el marco de este proyecto: Morales Lizarazo, Elquin Alfonso (2005). Sin miedo ni gloria: ciencia y política en la segadora de vidas de tez amarílica. Valle del Soto 1911 y Bucaramanga 1923 (Tesis para optar por el Grado de Historiador, director de tesis: Emilio Quevedo V., Facultad de Ciencias Humanas, Escuela de Historia, Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia).
5 Ana María Martínez desarrolló además su tesis de grado como historiadora en el marco de este proyecto: Martínez Santamaría, Ana María (2007). La guerra silenciosa. Las relaciones sociales y las prácticas científicas durante la organización y puesta en marcha del Servicio de Fiebre Amarilla de la Fundación Rockefeller en Colombia (1934-1942) (Tesis para optar por el Grado de Historiador, director de tesis: Emilio Quevedo V., Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá).
6 Para un análisis más detallado del enfoque teórico-metodológico sobre el que se apoyó este proyecto, ver más adelante el apartado “Introducción”.
7 Para el desarrollo de este enfoque, fue muy útil la revisión del libro de François Delaporte (Delaporte, 1989; Delaporte, 1991).
El proceso de construcción del concepto de ‘fiebre amarilla de los bosques’1 o ‘fiebre amarilla rural o selvática’ fue bastante complejo: se inició en 1907 y terminó consolidándose en 1938. Dicho concepto revolucionó tanto la comprensión de la epidemiología como los mecanismos de control de esta enfermedad. Desde el siglo XVII, el nombre de fiebre amarilla se utilizó para describir una enfermedad aguda, febril y, casi todas las veces, mortal, que había azotado las ciudades costeras del Atlántico y especialmente las del Caribe (Carter, 1931: 83-84). Como consecuencia de la construcción del concepto de ‘fiebre amarilla selvática’, la concepción de esta enfermedad sufrió una importante modificación desde la idea inicial de entenderla como una epidemia eminentemente humana y urbana, hasta llegar a comprenderla como una epizootia endémica de los monos de los bosques y de las selvas que eventualmente se transmite a los humanos y que a veces se “urbaniza”, atacando a las personas susceptibles en las grandes ciudades (Warren, 1951).
Esta nueva concepción de la fiebre amarilla permitió comprender que las epidemias urbanas eran consecuencia de las epizootias selváticas y que el manejo debería estar centrado ya no tanto en la erradicación de mosquitos en las ciudades, sino en la vacunación de las personas susceptibles en las zonas endémicas, método preventivo efectivamente disponible desde 1937 (Smith, 1951).
La mayoría de los historiadores de la ciencia y de la salud pública ubican el nacimiento del concepto de fiebre amarilla selvática en la década de 1930 y le adjudican su formulación a Fred Lowe Soper, en ese momento director regional para América del Sur de la División Internacional de Salud (IHD, por su sigla en inglés) de la Fundación Rockefeller, como resultado de los estudios realizados por él y sus colaboradores de una epidemia de fiebre amarilla surgida en las selvas del Valle de Canaán, en el Estado de Espírito Santo (Brasil) (Coleman, 1987: 9; Cueto, 1994b: XII; Farley, 2004: 102; Fosdick, 1989 [1952]: 58-70; Löwy, 1999: 664; Warren, 1951). Así mismo, cada uno de estos historiadores propone una fecha distinta de formulación del concepto. Por otra parte, el concepto no siempre es claro en el discurso de estos historiadores: algunos se refieren a fiebre amarilla rural, mientras que otros hablan de fiebre amarilla selvática.
Al revisar otra literatura, fuera del mainstream de la historia de la ciencia y de la salud pública actual, nos encontramos con que Augusto Gast Galvis, médico colombiano que participó en las campañas contra esta enfermedad en Colombia e historiador no profesional, dijo en 1982 que, con los trabajos del médico Roberto Franco y sus colaboradores, la idea de fiebre amarilla selvática ya se venía “incubando” en Colombia, casi treinta años antes del descubrimiento hecho por Soper en Brasil (Gast Galvis, 1943: 26). Este hecho solo es recalcado por algunas otras publicaciones colombianas (Corredor Arjona, 1999: 114-149; Mejía Rodríguez, 2004: 138; Quevedo V. et al., 2004: 157-159), pero no es tenido en cuenta por los otros historiadores internacionales de la ciencia y de la salud pública.
En Brasil también ocurrió algo similar: Odair Franco, médico que trabajó en los programas de lucha contra la fiebre amarilla en Brasil, relataba, en 1969, que el investigador Adolpho Lutz había observado un brote de fiebre amarilla en las selvas del interior del Estado de São Paulo, en 1898, aunque, según ese autor, Lutz solo se refirió a ese hecho en 1929, al hablar de un caso de “fiebre amarilla que apareció en algunos ranchos establecidos por trabajadores en medio de una floresta” (Lutz, citado por Franco, 1969: 120-121). Igualmente, Franco mencionaba que el higienista brasileño Emilio Ribas había escrito, en 1922, sobre una epidemia ocurrida en el estado de São Paulo, en 1899, “en plena selva virgen, cuando se realizó la apertura del núcleo colonial Campos Sales” (Ribas, citado por Franco, 1969: 121). No obstante, comentaba que las informaciones aportadas por estos dos investigadores no fueron tenidas en cuenta por las autoridades sanitarias del momento, pues se consideró “que esa modalidad de infección constituía una excepción” (Franco, 1969: 122).
Franco planteó también que antes de las observaciones de Lutz y de Ribas ya existían referencias a la presencia de fiebre amarilla en las selvas en otros países de América Latina. Al respecto, trajo a colación el hecho de que Alexander von Humboldt, en su libro Viajes a las regiones equinocciales del nuevo continente, refirió que, estando en Venezuela, en 1799, “vio a hombres que se dedicaban al corte de maderas en las selvas […] que sufrían de unas fiebres que parecían tener cierta analogía con la fiebre amarilla” (Franco, 1969: 122). Vale la pena anotar que, más allá de este comentario casual y anecdótico, Humboldt no volvió a referirse al tema nunca más. También decía Franco que en Bolivia y en Colombia existían antiguas referencias a casos de fiebre amarilla que se presentaron en los bosques (Franco, 1969: 122), pero no citó ninguna referencia bibliográfica al respecto.
Así mismo, comentaba que los doctores Waldemar Antunes y Clovis Correia atendieron, en 1920, un caso de fiebre amarilla rural en la población de Bom Conselho, en el estado de Pernambuco, con abundante presencia de Stegomyia; y que Sebastião Barroso también había visto casos de fiebre amarilla rural en el estado de Bahía en ese mismo año y a los cuales se refirió en 1922 (Franco, 1969: 96-97). Por su parte, Steven C. Williams, en 1994, mencionó brevemente estos hallazgos de Barroso y los comentó a Joseph H. White, encargado del programa de lucha contra la fiebre amarilla de la Fundación Rockefeller en Brasil, quien rechazó la posibilidad de la fiebre amarilla rural y continuó centrando todas sus acciones en la eliminación urbana de mosquitos (Williams, S. C., 1994: 32). Lo que llama la atención en este último caso es que el artículo de Williams fue publicado en un libro coordinado por Marcos Cueto en el que este último afirmó que Fred Lowe Soper fue el descubridor de la fiebre amarilla selvática (Cueto, 1994a: XII).
Pero de todas formas y a pesar de constatar los mencionados descubrimientos, Odair Franco planteaba que había sido Fred Soper quien adoptó primero el nombre de fiebre amarilla rural y luego el de ‘fiebre amarilla selvática’, para referirse a esa “fiebre amarilla que se encuentra en zonas rurales, selváticas y fluviales en ausencia de Aedes aegypti” (Soper, citado por Franco, 1969: 124).
Finalmente, Jaime Larry Benchimol, quien investigó a fondo la historia de la fiebre amarilla en Brasil, en lo relacionado con los descubrimientos de Soper concuerda con lo que ya había planteado Odair Franco de que fue Soper quien le adjudicó el nombre de ‘fiebre amarilla rural sin Aedes’ y luego de ‘fiebre amarilla selvática’ a la enfermedad, a partir de sus investigaciones sobre la epidemia ocurrida en el Valle de Canaán en la década de 1930 (Benchimol, 2001: 145-146).
Esta forma de dar cuenta del descubrimiento por la historiografía dedicada a esta enfermedad nos obligó a pensar en que, tal vez, era necesaria una investigación detallada del proceso de construcción del concepto de fiebre amarilla selvática, analizando en un principio el caso colombiano, dejando pendiente el estudio del caso brasileño para una investigación posterior.2 Para realizar dicho trabajo, fue necesario precisar algunos planteamientos teórico-metodológicos.
En primer lugar, se partió de la diferenciación entre la higiene pública y la salud pública. Se adoptó entonces la clasificación propuesta previamente por Emilio Quevedo V. y sus colaboradores, que planteaba que la primera, la higiene pública, comprendía el conjunto de teorías y actividades sanitarias de carácter ambientalista y casi siempre apoyadas en la concepción del origen miasmático de la enfermedad aguda, que se habían iniciado en Italia a partir de 1347, durante la
pandemia de Muerte Negra (Quevedo V., 2004: 85-90); y que la segunda comprendía la disciplina y conjunto de prácticas sanitarias que se iniciaron con la creación de la especialidad médica llamada salud pública por parte de la Johns Hopkins University, con el apoyo de la Fundación Rockefeller, a partir de 1918 (Quevedo V. et al., 2004: 194-198).
En segundo lugar, se consideró que en el término salud pública y, por extensión, en el de higiene pública, estaban indiferenciados tres ámbitos constituyentes: las condiciones de salud del público y sus determinantes, o salud del público, la salud pública como campo disciplinar y profesional, y las acciones para mejorar la salud del público o salud para el público (Quevedo V. et al., 2004: 22-24).
En tercer lugar, se utilizó la categoría de ‘campo’ propuesta por Pierre Bourdieu. Según este autor, la estructura de un campo social es un “estado de la relación de fuerzas entre los agentes o las instituciones que intervienen en la lucha […] [por] la distribución del capital específico que ha sido acumulado durante las luchas anteriores y que orientan las estrategias ulteriores” en un ámbito social determinado (Bourdieu, 1990: 136). También se usó la categoría de ‘campo científico’, igualmente propuesta por Bourdieu, dentro de la misma teoría del ‘campo’, pero que tiene su propia especificidad al referirse al ámbito de la actividad científica y técnica y de construcción de conocimientos. De acuerdo con Bourdieu, un campo científico “es […] el espacio de juego de una lucha competitiva que tiene por desafío específico el monopolio de la autoridad científica, inseparablemente definida como capacidad técnica y como poder social, o si se prefiere, el monopolio de la competencia científica que es socialmente reconocida a un agente determinado, entendida en el sentido de capacidad de hablar e intervenir legítimamente (es decir, de manera autorizada y con autoridad) en materia de ciencia” (Bourdieu, 2000 [1976]: 12).
Partiendo de esas diferenciaciones y de la categoría de campo, se adopta la idea de que tanto la higiene pública como la salud pública pueden ser consideradas como campos sociales que poseen una doble dimensión: la de un campo científico (Bourdieu, 2003: 64) (la salud pública como espacio disciplinar de producción de conocimiento y de accionar técnico) y la de un campo político (la salud pública como accionar político para transformar la salud del público, es decir, la puesta en marcha de una salud para el público). Por lo tanto, para entender los procesos de construcción social de los conceptos en salud pública, es necesario comprenderlos como resultados de la interacción de relaciones sociales y de luchas en un campo específico, a la vez político y científico, campo en el cual intervienen simultáneamente distintos agentes científicos y actores sociopolíticos3 que actúan de acuerdo con su intereses tanto científico-técnicos como político-económico-sociales y personales, con el fin de lograr la hegemonía del capital material y simbólico que está en juego en dicho campo (Bourdieu, 2000 [1997]).
Este capital simbólico está compuesto tanto por las concepciones sobre la salud y la enfermedad como por la capacidad técnica de intervención sobre ellas y por el prestigio y el poder que el control político de dicho saber y dicha técnica producen. A su vez, el capital material está compuesto tanto por el dinero necesario para desarrollar los proyectos de investigación y los proyectos de atención y de política, como por los beneficios económicos que se obtienen del control del capital simbólico.
La dinámica del control del campo por parte de los actores sociopolíticos en el campo de la salud se da en medio de la interacción de estos actores en otros campos sociales que intersectan el campo de la salud y con otros actores sociopolíticos. En la medida en que los actores se insertan en una o varias redes, ganan o pierden capacidad de poder para su intervención en un campo determinado. Igualmente, al compartir varios campos, los actores sociopolíticos introducen en ellos intereses, conflictos, representaciones y fuerzas de los otros campos de los que también hacen parte. El contexto se nos aparece pues más como un racimo (cluster) de campos en interacción, conformando “múltiples redes socio-espaciales de poder que se superponen y se intersectan” (Mann, 1991 [1986]: 14), que como un marco que ‘enmarca’ el campo o como un telón de fondo.
El campo de la lucha contra la fiebre amarilla es un microcosmos del campo de la salud pública, pues comparte las mismas características de campo científico y de campo social. Podríamos hablar de él como un subcampo, siguiendo la propuesta de Bourdieu (Bourdieu, 2003: 115-119), pero es preferible cerrar el foco y considerarlo como un campo en sí mismo, pues la lucha contra la fiebre amarilla se constituye tanto como un espacio de relaciones gnoseológico-técnicas como de relaciones políticas que se establecen en la lucha por un capital simbólico y material propio del campo, aunque en relaciones de intersección con otros campos (como el campo de la economía petrolera, el del comercio internacional, el de la política internacional, entre otros), y en interacciones con redes de poder nacionales e internacionales.
La otra categoría utilizada en este estudio es la de ‘asimetría’,4 para dar cuenta de las desigualdades y de las relaciones de hegemonía5 que se establecen entre los actores-sujetos políticos y entre los grupos de actores sociopolíticos que participan en un campo, en el marco de una “ciencia mundo”.6 Por otra parte, este ejercicio de relaciones de poder y de interacciones entre los ámbitos internacional y nacional genera el ejercicio de la ‘violencia simbólica’ y de la ‘resistencia’ por parte de los distintos actores, pues es mediante la primera que ejercen su poder los actores sociopolíticos más fuertes, mientras que los actores sometidos a la hegemonía de los otros responden construyendo procesos de ‘resistencia’.
De acuerdo con Peter Burke, “el concepto de ‘violencia simbólica’, propuesto por Pierre Bourdieu, se refiere a la imposición de la cultura de la clase dominante7 a los grupos dominados y, especialmente, al proceso por el cual esos grupos dominados son obligados a reconocer la cultura dominante como legítima y su propia cultura como ilegítima”