ELIO ANTONIO DE NEBRIJA
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO
[RETÓRICA]
Traducción del latín, introducción, edición y notas
de Miguel Ángel Garrido Gallardo
EDICIONES RIALP S. A.
MADRID
© 2017 de la traducción del latín, introducción, edición, y notas por Miguel Ángel Garrido Gallardo
© 2017 by EDICIONES RIALP, S. A.,
Colombia, 63. 28016 Madrid (www.rialp.com)
Preimpresión: Jorge Alonso Andrades
ISBN: 978-84-321-4753-1
Depósito legal: M-1343-2017
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Introducción del editor
Arte de hablar en público
Nadie duda de que dominar el arte de hablar en público se considera hoy más necesario que nunca y, aunque su nombre (Retórica) evoque antiguos orígenes cultos grecolatinos de nuestra civilización occidental, no hace mucho que un periodista del Daily Telegraph publicaba un libro titulado La Retórica. De Aristóteles a Obama1. La actualidad del asunto es evidente. Lo siguen necesitando abogados y fiscales en los juicios, políticos en los mítines y en el parlamento, todos, antes o después, en la múltiple variedad de los homenajes, escritores y notables en los pregones y discursos festivos. Y los ejecutivos, en sus «presentaciones» en la empresa. Y los oradores sagrados. Por no hablar del mundo de la publicidad y del márketing en general.
Por otra parte, la puesta en escena del discurso público es hoy mucho más compleja que en sus orígenes y es preciso tener en cuenta lo que contribuye a «dar» bien en un vídeo, un programa televisivo o una película. También hay que considerar los matices que introduce la comunicación en diferido frente a la que conoce únicamente el vivo y el directo de la antigüedad.
El título de la obra que presentamos, escrita originariamente en latín por Antonio de Nebrija, traduce uno más largo del original: Artis rhetorica. Compendiosa coaptatio ex Aristotele, Cicerone et Quintiliano. Para entender cabalmente nuestra traducción será preciso recordar el significado de las palabras-clave, empezando por los términos arte y retórica que aparecen en el título.
• ARTE. Conjunto de preceptos o reglas para hacer algo. La palabra viene de la traducción latina (ars) del griego téchne, y no se refiere estrictamente a categoría estéticas como ocurre modernamente cuando la empleamos en enunciados como bellas artes.
• RETÓRICA. Arte de hablar en público. Disciplina que enseña a utilizar el lenguaje eficazmente para conseguir persuadir al público o interlocutor.
• ORATORIA. 1. Arte de hablar en público. Traducción latina de la voz griega retórica. 2. Práctica de hablar en público que se concreta en diversas modalidades como conferencia, disertación, sermón. Aunque los términos retórica y oratoria son intercambiables, actualmente se reserva más bien retórica para la primera acepción y oratoria para la segunda.
• CAUSA. Litigio (pleito judicial). Como originariamente todas las prácticas oratorias se referían al modelo del litigio (alguien se defiende de algo de lo que se le acusa), la retórica antigua llamaba causa a cualquier género de oratoria. P.e. si el orador alaba a alguien en un homenaje, expondrá los argumentos en que fundamenta la alabanza y procurará deshacer los eventuales argumentos en contra. En nuestra traducción, generalmente hemos limitado el término causa a aquellos pasajes que tratan de la argumentación (aunque la argumentación sea fundamental en toda práctica retórica), pero hemos buscado otra traducción cuando la referencia está vinculada a la retórica en general. Así, hemos traducido los géneros de la causa (genera causarum) como géneros oratorios.
• ORACIÓN. Pieza de oratoria. Concreción lingüística de la intervención del orador. Para evitar equívocos, generalmente el término oratio (oración) ha sido traducido por discurso.
La Retórica hasta Nebrija
Los orígenes de esta actualísima disciplina que se llama Retórica se sitúan en la Grecia del siglo v a. C. y se vinculan, en relatos que están entre la historia y la leyenda, con un tal Córax de Siracusa (ca. 450 a. C.) y su discípulo Tisias. Platón da cabida a la reflexión moral sobre el peligro que entraña el arte de persuadir en la medida en que sirva para engañar y, así, el diálogo platónico del sofista Gorgias se convierte en la referencia indispensable de esta permanente cuestión. La Retórica de Aristóteles, en fin, es el primer texto de enjundia filosófica de los orígenes de la disciplina.
En Roma, primero, Cicerón y, luego, Quintiliano, sistematizador de todo el saber antiguo al respecto, son los dos nombres cimeros. Desde entonces, con altibajos, la serie histórica no conoce solución de continuidad.
Desde la obra de Marcianus Capella, De nuptiis philologiae et Mercurii2, que estableció en torno al año 420 el currículum básico de la formación mediante el estudio de las artes liberales, el Trivium (Gramática, Retórica y Dialéctica) llega a nuestro Renacimiento como base indispensable de la formación lingüística de la persona culta. La gramática, ars recte loquendi, enseña a expresarse correctamente; la retórica, ars bene dicendi, enseña a hablar persuasivamente, sumando a la corrección del discurso su carácter de atractivo y convincente; la dialéctica, ars vera docendi, enseña los principios aptos para argumentar adecuadamente. En cuanto la retórica debe conseguir la adhesión, los métodos de razonamiento, o sea, la dialéctica, se pueden considerar una parte más de la disciplina. Para conseguir la adhesión, debe la retórica previamente llamar la atención y aquí confluye con la poética, sobre todo en el apartado de la elocución que trata de los tropos y figuras, elaboración especial del lenguaje que la retórica emprende con finalidad persuasiva y la poética con finalidad estética. No es este, sin embargo, el caso de la retórica de Nebrija, quien, como veremos, deja la técnica de estas especiales elaboraciones lingüísticas como apartado de la gramática, lo que, en efecto, también es.
Así pues, llegamos al siglo xvi en que Nebrija inaugura la producción a lo largo de la centuria de más de medio centenar de manuales de retórica, de diversos autores, escritos todos ellos, excepto uno3, en latín renacentista, lengua académica del momento. No es que no hubiera manuales disponibles, provenientes del siglo anterior, sobre todo, el de la famosa retórica bizantina de Trebisonda, reeditado en 1511 por Fernando Alonso de Herrera4 o las Flores rhetorici (1488) de Fernando Manzanares, discípulo de Nebrija. Nos referimos, más bien, a la inauguración por parte de Nebrija de una nueva línea de retóricas, que reclama la paternidad aristotélica y se plantean una determinada sistematicidad programática.
Circunstancias
Lo curioso es que la decisión que toma Antonio de Nebrija de escribir en el ocaso de su vida este importante manual no se debe a una meditada decisión académica previa, sino a una circunstancia fortuita de su biografía5. La historia es la siguiente.
En 1513 muere el maestro Tizón, catedrático de Prima de Gramática de la Universidad de Salamanca, y Nebrija, que ahora era titular de Retórica, vuelve a opositar a esta su antigua cátedra, que había tenido que abandonar por sanción administrativa y no había podido recuperar. Tiene dos contrincantes: Herrera el Viejo y García del Castillo. Este último, que era un recién graduado, obtiene el puesto por mayoría de votos. Es demasiado para el maestro. La Relectio nona de accentu latino aut latinitate donato, quam habuit Salmanticae III idus iunias anno M.D.XIII. fue el último acto académico de Nebrija en su universidad. Y se marcha.
Vuelve a Sevilla para regentar la cátedra de S. Miguel, donde es recibido con grandes elogios de sus paisanos, pero el clima académico de la ciudad hispalense no le debió satisfacer y acude enseguida al cardenal Cisneros, quien, a pesar de que había tenido que prescindir del intransigente Nebrija en la empresa de la Biblia Políglota Complutense, lo recibió con todos los honores en la recién creada Universidad Complutense según cuenta. Pero Balbás: «El maestro Nebrija vino a Alcalá a la fama el año 1514 y se presentó al Cardenal, mi señor, diziendo que le venía a servir. El Cardenal, mi señor, holgó mucho de su venida, y se lo agradeció, siendo yo Retor, mandó que lo tratase muy bien, y le asentase de Cátedra sesenta mil maravedís y cien fanegas de pan, y que leyese lo que él quisiese, y si no quisiese leer, que no leyese; y que esto no lo mandaba dar porque trabajase, sino por pagarle lo que le debía España».6
Sin embargo, según podemos deducir del testimonio del propio Nebrija en el Prólogo de la Retórica, Cisneros, que es un enorme hombre de gobierno, a la vez que se precave de posible nuevos conflictos, como los de Salamanca, con las instrucciones que le da al Rector y que Nebrija desconoce, se propone sacar fruto de su talento y le da razones para seguir trabajando, exhortándole a que redacte el manual para la nueva cátedra: «Ad quod faciendum tu me, Pater, optime identidem hortatus es, illa opinor ratione ductus ut in hoc pulcherrimo totius orbis Hispani ne dicam terrarum gimnasio eloquentiam cum sapientia iungens, hanc quoque partem inhonoratam non relinqueres» [llevado, según creo, por el deseo de evitar, al unir elocuencia y sabiduría, que se diga que en la Universidad más preclara de España, dejas a aquella deshonrada (...)]. «Introductorium, inquis, quale illud fuit, quod in latinas litteras edidisti, magnaque cum tua atque nationis nostrae gloria per omnes nominis latini gentes circunfertur» (Una introducción, dices, como aquella que editaste sobre letras latinas [las Introductiones latinae] y circula entre todas las gentes de nombre latino para gran prestigio tuyo y de toda nuestra nación).
Pero el maestro está escaldado y aduce las razones por las que se inclinará por confeccionar una antología [Compendiosa coaptatio] en vez de una obra original. Además de las proclamas de modestia (no se puede añadir nada tras las cumbres de Cicerón y Quintiliano y no quiere alimentar falsas expectativas), lo hace «quare ne mihi in hoc opere tale aliquid accidat, quale in illis introductionibus, fuerunt enim qui dicerent me nihil bene dixisse nisi in iis quae ab aliis accepi, in ceteris vero aberrasse (…) ne quis possit me calumniari, quod vetera atque aliena pro novis meisque vendo» [para que en esta obra no me pase lo mismo que en aquellas Introducciones (pues hubo quien dijo que yo no había acertado sino en aquello que había tomado de otros, pero que en lo demás estaba equivocado...), «también para que nadie pueda calumniarme de que vendo cosas viejas y ajenas por nuevas y mías».
En fin, dice, «neque unum quidem verbum apponam, nisi fortasse ad connectenda inter se artis praecepta» [no propondré ni una sola palabra salida de mi ingenio, a no ser quizás para conectar entre sí los preceptos del arte].
Si hemos de creer a Nebrija, estamos verdaderamente ante una simple antología: Artis rhetoricae compendiosa coaptatio ex Aristotele, Cicerone et Quintiliano según reza el título. Podemos pensar, sin embargo, que esto no es más que un expediente del viejo y experimentado universitario para evitar las inevitables celotipias. También puede ser que él lo viera así, aunque no sea exacta su apreciación. Incluso podemos nosotros verlo así según la importancia que atribuyamos a la acción de Nebrija sobre los textos que le sirven de fuente7.
Contenidos
Verdaderamente, la obra de Nebrija está constituida fundamentalmente por unos breves pasajes (aunque importantes) de Aristóteles, por solamente unos párrafos del De inventione (De Inv.) de Cicerón; y por muchos textos seleccionados de dos obras: la anónima Rhetorica ad Herennium (Her.), que algunos atribuían a Cornificio y otros, como Nebrija, creían también de Cicerón, y la Institutio Oratoria de Quintiliano (Inst.). Ambas obras están tomadas in extenso, como se verá. He aquí un repaso de las fuentes:
Prólogo: Citas de la Gran Moral, obra atribuida a Aristóteles, Ética a Nicómaco de Aristóteles (II,3), De Oratore de Cicerón (I,1), posible referencia a Ad Herennium (IV,6) y los versos 304 y 305 del Ars poetica (Epístola a los Pisones) de Horacio. 1. Las cinco cosas necesarias. Citas de la Ética a Nicómaco (I,1).-. 2. ¿Es la Retórica un arte? Definición de la Retórica de Aristóteles (I, 1335b) y de la de Celso.- 3. El Orador. Fundamento ético (el orador, vir bonus). Tomado íntegramente de la Institutio Oratoria de Quintiliano (XII, 1).- 4. Materia de la Retórica. Tomado íntegramente de Inst. II, 21. Se transcriben las citas que hace Quintiliano de Hermágoras y Aristóteles (Rh. 1358b).- 5. Instrumentos de la Retórica: Tomado íntegramente de Inst. II, 21 y XII, 11.- 6. Fin de la Retórica. Tomado de diversos pasajes de Inst. II, 15 y XII, 17.- 7. Las cinco partes de la retórica. Se introduce con Ad Herennium I, 2 y se confecciona con Inst. III, 3 y VI, 5. Se incluye la referencia que Inst. hace a De Partitione oratoriae de Cicerón.- 8. La Invención: Her. I, 2 y 3; Inst. VI, 5; III, 3.- 9. El Estado de la causa: Inst. III,6 y IV, 5.- 10.Los tres estados de la causa. Resumen de Her. I, 11-15. Citado expresamente por Nebrija como de Cicerón.- 11.Razón, juicio, continente. La parte fundamental está tomada de Her. I, 16.- 12. Las seis partes de la oración: Her. I, 3 (citado expresamente como Cicerón). Inst. V, proem. y XII, 1. Ejemplo tomado de S. Jerónimo (Epístola XXII Ad Eustochium).- 13. El exordio: Breve introducción de Inst. I, 1 y cuerpo de texto de Her. I, 4-7.- 14. La Narración: Inst. IV, 2 más Her. I, 8-9.- 15.
División o partición: Tomado de diversos apartados de Inst. IV, 5.- 16. La confirmación: Inst. V, 10 que incluye la mención de la Retórica aristotélica (1388b y ss.). Termina con una mención de los Topica de Aristóteles, de los de Cicerón y de los Comentarios de Boecio.- 17. Razonamiento. De Inventione de Cicerón (I, 57-60 y 62-63) más un final tomado de Inst. V, 11.- 18. El uso de los argumentos. Tomado íntegramente de Inst. V, 12. 19. La confutación o reprensión: tomado íntegramente de De Inv. I (78-79 y 89-96). 20. La peroración o conclusión: Her. II, 30.- 21. Los géneros de la causa: Cita y desarrollo de la Retórica de Aristóteles (I, 1358b) y breve mención de la Retórica de Alejandro.- 22. El género demostrativo. Tras una introducción, se transcribe la doctrina de Inst. III, 7 y 10 (apartado íntegro).23. El género deliberativo: Inst. III, 8.l.- 24. Género judicial. Se omite su desarrollo. Hay una cita de Ética a Nicómaco, 1133 a.- 25. La disposición: Inst. VIII, 1 y 10 y Prohemio.- 26. La elocución. Textos espigados de Inst. VIII, Proh., 1 y 2. Cita de Horacio, que en la fuente está solamente aludida (VIII, 2 y 12): Epistola II, 1 vv. 23 y 27, 86 y 87.- Se incluye a continuación con título de capítulo, pero sin numeración aparte, Amplificación y Sentencia, apartado tomado íntegramente de Inst. VIII, 4-5 más la definición de Her. XVII, in principio.- 27. Memoria: Inst. XI, 2 más Her. III, 16-24.- 28. Pronunciación: Inst. III, 3; XI, 1 y Her. III, 11-15.
La composición de la obra está clara. Nebrija ha concebido un manual que trate de la retórica como objeto y no principalmente de la formación del orador (persona culta) en general. A tal fin ha espigado en primer lugar en la obra de Quintiliano y ha transcrito literalmente extensos apartados, pero en el orden adecuado a su finalidad compositiva. Como hemos visto, más del 50% de los textos provienen de aquí.
Ha completado su labor eligiendo los correspondientes apartados de la Rhetorica ad Herennium e insertándolos también en su propia distribución, en este caso, muchas veces muy próxima a la propia. Lo ha hecho cuando le ha parecido más clara esta opción o para ampliar extremos interesantes, que no habían sido recogidos tan extensamente por Quintiliano: por ejemplo, el apartado de la Memoria.
De Inventione está tomado, como se ve, solo para una cuestión cuyo tratamiento demorado ha parecido pertinente a Nebrija y no tanto a Quintiliano o al autor del Ad Herennium. Así pues, una distribución propia de textos ajenos, literalmente reproducidos, compone el manual que Nebrija dedicó al cardenal Cisneros como cumplimiento de su encomienda. Añade tejido conjuntivo entre unos textos seleccionados y otros, ejemplos propios para salvar la extrañeza que podrían producir las referencias paganas de los originales, así como la explicación de que suprime la exposición desarrollada del género judicial, porque, aunque en él esté el modelo originario, la extrema codificación del derecho a la que se ha llegado vuelve casi superflua la retórica que seguía (sigue) viva en los otros géneros.
Traducción y edición
Ofrecemos aquí la traducción anotada del texto de Nebrija, siguiendo la primera edición publicada por el impresor Guillermo de Brocar en Alcalá de Henares el 24 de febrero de 2015 [signatura R 1775 de la Biblioteca Nacional de Madrid]. Editado precipitadamente, según nos confiesa Nebrija, contiene diversas erratas y diversos errores, que hemos procurado subsanar. El descuido más importante consiste en la falta de concordancia entre las entradas del índice y los títulos de cada capítulo (incluso hay un capítulo que no se refleja en el índice). Hemos procurado respetar el texto y señalar las modificaciones necesarias sin alterar el original.
Por lo demás, el copioso número de notas que incluimos tiene como objetivo que los lectores contemporáneos puedan entender cabalmente lo que se dice, incluso si desconocen enteramente las referencias de la cultura del Humanismo en la que escribe Nebrija. Así, damos noticias de los personajes, hechos históricos, obras de teatro y circunstancias diversas que se dan por consabidas en el texto y que, si no lo fueran, volverían imposible su comprensión.
1 Sam Leith, ¿Me hablas a mí? La Retórica de Aristóteles a Obama, Madrid, Taurus, 2012.
2 Marcianus Capella, De nuptiis Philologiae et Mercurio. Texte établi et traduit par Jean-Yves Guillaumin, Paris, Les Belles Lettres, 2003.
3 La excepción es la Rhetorica en lengua castellana (1541) de fray Miguel de Salinas, obra para la oratoria eclesiástica.
4 Fernando Alonso de Herrera, Opus absolutissimum rhetoricorum Georgii Trapezuntii cum additionibus herrariensis (Compluti, 1511).
5 Cfr. Félix García Olmedo, Nebrija (1441-1522), Madrid, Editora Nacional, 1942.
6 Apud Félix G. Olmedo cit., págs. 53-54.
7 Cfr. M. A. Garrido Gallardo, «Nebrija y los estudios humanísticos», Torre de los Lujanes. Revista de la Real Sociedad Matritense de Amigos del País, LV, Madrid, 2004, págs. 57-68.
ARTIS RHETORICAE COMPENDIOSA
COAPTATIO EX ARISTOTELE, CICERONE
ET QUINTILIANO
Antonio Nebrissense, concinnatore
SELECCIÓN COMPENDIADA DEL ARTE
DE LA RETÓRICA SEGÚN ARISTÓTELES,
CICERÓN Y QUINTILIANO
Antonio de Nebrija, adaptador
Dedicado al clementísimo Padre en Cristo Jesús, Ilustrísimo Señor Don Francisco Jiménez de Cisneros, Excelentísimo y Reverendísimo Señor Cardenal de España1, etc.
Prefacio de Elio Antonio de Nebrija, profesor de Retórica en la Universidad Complutense, el breviario de dicha disciplina recopilado a partir de varios autores.
1 Se trata del Cardenal Cisneros. Como se sabe, Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517) es uno de los personajes más importantes de la Historia española. «Simónides» es la latinización del apellido Jiménez (Ximenez), patronímico de Jimeno (Ximeno), variante medieval de «Simón», nombre bíblico (Simon, como en la Vulgata).