séneca
Sobre la clemencia
Introducción, traducción y notas
de Carmen Castillo
EDICIONES RIALP S. A.
MADRID
Título original: De Clementia
© 2017 de la versión española y de la introducción, traducción
y notas de Carmen Castillo
© by EDICIONES RIALP, S. A.
colombia, 63 — 28016 Madrid
(www.rialp.com)
Preimpresión: Jorge Alonso Andrades
ISBN: 978-84-321-4833-0
Depósito legal: M-15170-2017
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PRESENTACIÓN
«La clemencia no es una crueldad cansada»; así se expresa Séneca al comienzo de uno de los capítulos de este escrito. La ocasión o el motivo que lo justifica es el nombramiento de Séneca como preceptor del joven Nerón al comienzo de su reinado.
Nerón era hijo de Agripina, la segunda mujer de Claudio. Fue ella la que intervino para elevar a Séneca a este puesto de alta responsabilidad. Y esa responsabilidad es el motor del escrito que ahora presentamos. No se ha conservado completamente: el texto contenía dos libros; he prescindido aquí del segundo, conservado muy fragmentariamente, solo los siete primeros capítulos. El inicio de lo conservado es una justificación en la que Séneca dirige la palabra directamente a Nerón. No es, por tanto, una continuación de lo escrito en el libro I. En él se encuentra una definición de lo que Séneca entiende por clemencia: «La clemencia es una moderación del ánimo en quien tiene poder para tomar venganza, o también la benignidad del superior con el inferior cuando decide un castigo» (II, 3,1).
El De clementia se fecha en los años 54-55 d. C. Nerón se había casado con Octavia, la protagonista de la tragedia que lleva este nombre, el año anterior. Octavia era hija de Claudio y de Mesalina.
Séneca fue obligado a darse muerte a consecuencia de la sospecha de haber participado en la conjura de Pisón contra Nerón en el año 65 d. C. El historiador Tácito (Anales XIV, 53) refiere detalladamente el suceso. Séneca se abrió las venas y murió con serenidad estoica.
No vamos a detenernos aquí en enumerar su amplia obra. A juicio de los estudiosos, lo más valioso de ella es la colección de cartas dirigidas a Lucilio, que abarcan gran variedad de temas. De una de ellas tomó Kant su famosa frase: «El cielo estrellado sobre mí y la moral en mí».
Pierre Grimal, uno de los grandes latinistas del siglo XX, ha escrito que el estilo de Séneca es un método de pensamiento a la vez que una forma de escribir; esta forma de escribir —su estilo— tiene un gran poder expresivo que a veces sorprende y que podría ser tachado de “revolucionario”.
Está presente, sin embargo, un recurso muy propio de la tradición literaria: el ejemplo. Entre estos exempla, se halla la figura de Alejandro Magno, a quien Séneca increpa como si estuviera hablando con una persona viviente que se comporta con la crueldad de un tirano. (Es cosa sabida que el gran Alejandro ha pervivido con una doble versión en la tradición literaria: unos lo magnifican; otros lo colman de acusaciones).
Una característica inseparable del estilo senecano es la ironía, que asoma con frecuencia y oportunidad. Por otra parte, es notoria la frecuente alusión a la naturaleza: animales de carga, fieras, serpientes... Vertiente en la que asoma el autor de Cuestiones naturales. Se hace así evidente su amplia cultura. Quizá en este aspecto lo más notable es el excursus sobre la vida de las abejas. He traducido “reina” y no “rey”, como dice el texto. Además, evito la traducción de res publica (los asuntos públicos) por el término Estado, que resulta anacrónico.
A la persona que ostenta el poder supremo se refiere Séneca en este escrito unas veces como rex, otras como princeps. La traducción “príncipe” no coincide con lo que hoy entendemos con este término: el princeps es, etimológicamente, el que ocupa el primer puesto. Por otra parte, el término apunta al género literario de los “espejos de príncipes”, del que esta obra es, si no un precedente en el sentido estricto, sí un antepasado.
Las anotaciones a pie de página tienen además de su función aclaratoria habitual, algunas referencias al pensamiento de otras escuelas filosóficas o de otros textos antiguos (en especial, la Biblia); son simples apuntes que en ningún modo tienen pretensión de hipótesis.
Sobre la clemencia