EN AIRES
DE UN
MAR AMIGO
Cecilio Mingo
© Cecilio Mingo
© En aires de un mar amigo
ISBN papel: 978-84-685-2778-9
ISBN epub: 978-84-685-2784-0
Impreso en España
Editado por Bubok Publishing S.L.
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Con especial afecto
A la población de Monterrico
Digna del mejor de los destinos
Y a Cecilia Rodas cuyo amor por mí
Y el mío por ella
Decidieron nuestra permanencia
En esta aldea amistosa y bella.
AGRADECIMIENTOS
Muy agradecido a mi editor Ana Cuervo por su amistosa y profesional guía, a Eduardo Cobo por su arte en la revisión y maquetado del libro y a mi viejo amigo Manuel Casero Nuño por tan precisas correcciones y estimables consejos tras su lectura.
Gracias a Graziela Passarella y Fulvio Falchieri, a Flor y Thomas Stützler y a Zel Girón de la Asociación de Hoteleros de Monterrico, por su iniciativa de organizar la presentación pública del manuscrito.
Mi reconocimiento a José Luis Otaegi, paisano y amigo, por las fotografías de mis cuadros.
Muchas gracias a Cecilia Rodas por sus pacientes lecturas y sensibles apoyos y, por supuesto, a mis hermanos Susa, Viri y Paco, y a mis hijas Ana Maria y Maria Elvira siempre estímulos invaluables de mis trabajos.
El que lee mucho y anda mucho
Ve mucho y sabe mucho.
Miguel de Cervantes
Sólo con una ardiente paciencia
Conquistaremos la espléndida ciudad
Que dará luz, justicia y dignidad
A todos los hombres.
Así la poesía no habrá cantado en vano.
Pablo Neruda
PRÓLOGO DEL AUTOR
Vivir en Guatemala fue fuente privilegiada para satisfacer mis ambiciones de escribir, y no importa allá en donde quiera que estés, si en la Capital o el Kiché, Antigua o Panajachel, Cobán, Río Dulce o en el ardiente Petén, siempre te asaltarán ideas excitantes para escribir novelas y, por fuerza, presenciarás hechos y escenas de crudeza tan singular, que te comprometerán a redactar una historia u otra más que, con el tiempo y la reflexión sistemática, te incitarán a desarrollar tu vocación literaria.
Desde siempre me interesó la implicación poética en la narración literaria de la novela, aun cuando el texto rayara con temas y experiencias sociopolíticas próximas a la social injusticia o fueren expresión de mis inquietudes o el descontento de esta condición de espectador activo y, también, insobornable testigo de todo lo que pase a mí alrededor. Sin embargo, influenciado por una larga estadía en una playa de la costa sur guatemalteca, allá en una escondida aldea marinera, me he decidido a escribir un poemario en versos basado en lo que tierra y cielos, junto a mis experiencias y recuerdos me inspiraron en soleados meses de emociones e intensas vivencias.
Debo aclarar a los lectores que Monterrico no es un nombre ficticio de mi imaginación, sino la aldea más próspera del Municipio de Taxisco, en la mítica Guatemala y a orillas del océano Pacífico. Tampoco es un monte y aún menos coronado por el áureo cuerno de la abundancia, sino un villorrio crecido en una planicie tropical por gentes emprendedoras en el escenario empresarial de la playa, y amén de otros derivados del turismo que vinculan a sus habitantes con oficios varios y costumbres propias del peculiar entorno pescador y marinero.
Conocí Monterrico en tiempos ya pretéritos y en un invierno tan lluvioso que todo el lugar recuerdo como un inmenso charco y sus calles de terracería enfangadas de barro. Poco animado me hospedé con mis dos hijas, aún muy niñas, en el hotel Dulce y Salado donde sus anfitriones, Graziella y Fulvio hoy ya mis amigos italianos, fuera de decidida ayuda para que nuestra estancia en aquella aldea de mar azul y oscura arena resultara siendo de lo más placentera.
Poco me imaginaba por aquel entonces que, un día lejano, allí viviría y mucho menos que, desde ese día, la aldea y sus moradores se acercaran tanto a mi alma y que su sol, mar y palmas, viento, luz y brisa, tormentas y aguajales me invitaran a escribir este manojo de poemas de propia modestia y orgullo hacia esas buenas gentes por la gratuita inspiración prestada.
Cuando escribo estas líneas Monterrico no es siquiera para el Gobierno un destino turístico, pero sí prominente lugar vacacional de permanente sol y extensa playa, plaza de sonrisas y cumplidos entre gentes amables y llanas, de andar pausado y lenta marcha sintiendo el arrullo de la brisa cálida, la tonificante sombra de palmas con gratos soplos de aire fresco y sabor a mar; y ya en las noches invernales, prontos a presenciar el espectáculo de luz y sonido propio de las frecuentes y vistosas tormentas tropicales.
En ambiente tan excepcional no pareciera difícil verte sorprendido por las musas y explayarte con expresivos poemas de lo que frente a tus ojos acontece y el sentir consecuente de tu alma en los versos traídos por el susurro de la brisa y el viento en aires de un mar amigo. Y así en la playa de esta encantadora aldea fue donde saqué a la luz este trabajo de setenta poemas escritos en dos partes, que a continuación me permito explicarles:
La Primera Parte Desde la Playa son treinta y tres poemas que describen mi percepción de algunos incidentes frecuentes sucedidos en ese ambiente de sol, mar, tormentas, brisa, fauna, flora, palmeras, estuarios y manglares, crepúsculos, puestas de sol, murciélagos, tortugas, luciérnagas y hasta de gentes involucradas en sociales escenarios y locales actores en roles forzados. También en verso se escribieron impresiones captadas al paso por lugares tan míticos y extraordinarios como Atitlan, Antigua ó Chichicastenango y pintados algunos cuadros inspirados por el sol, la brisa y el murmullo en aires de un mar amigo que junto al manglar solidario de Monterrico se funde en fraterno abrazo.
En la Segunda Parte Desde mi Soledad, el Amor y otras Tristezas son presentados treinta y siete poemas movidos por sentimientos de soledad y recuerdos de otros tiempos y vidas, sin explicar bien claro si aquellos encuentros, amores, despedidas, sinsabores o flagrantes injusticias descritos con trazos de frivolidad o desdicha fueran realmente vividos, soñados, plagiados o de algún modo programados en el subconsciente, pero sí les aseguro que en mis oídos sonaron y, por algo, escritos fueron porque mi mente es fiel y nunca olvida las historias de hoy ni del más ayer, despertando extrañas vivencias y revelaciones inciertas difíciles de acomodar en el reducido espacio de una sola existencia.
Tan solo espero que la lectura de estos poemas entretengan y alguna que otra reflexión merezcan en beneficio de este autor ansioso por trascender a la conciencia del lector.
Cecilio Mingo
Monterrico, Mayo 2017
Primera Parte
DESDE
LA PLAYA
1
LITORAL DE PALMAS
En Monterrico y ya desde mar adentro
Nos saludan de lejos las altas palmas
Ondeando al viento
Abanican la inmensa playa solitaria
Desde la azul lejanía que el mar bordea
Entre pueblos y calma.
Con las olas el impulso vital del mundo
Nos llega trayendo la magia del viento
Y del mar el murmullo.
Las palmeras engalanan de verde la playa
En sensuales formas ocres engranadas
Y sabor a crepúsculo
Son luces, reflejos sutiles de mar y cielo
Paisaje de oro, plata y verde esmeralda
Sobre la arena tostada.
Manchas inmensas de autóctona foresta
Color aguacate, tamarindo y de sal aroma
Bosques de palmeras
Desafiantes del viento, columnas apiñadas
Barrera contra el huracán y aguajales lluvias
Refugio de aves marineras,
Garzas de níveo volar entre cielos y palmas
De reptiles y mamíferos, de toda la fauna
Tras la arbórea savia.
Palmas de eterna vida y tallo de piñas a cientos
Alineadas y apiñadas, tan saludables y añejas
De frutos con elixir eterno.
Revestidas de sol y verde, arrulladas por la brisa,
Susurros del mar cantado en las coplas de lluvia
Más hermosas del viento.
Copra verde por siglos a todos los confines traída
Industria repostera demanda de gourmets expertos
En competida artesanía.
Litoral verde bordeando de brisa la larga playa
Dicha de todas las miradas, línea de luz bordada
Desde lo más empinado
De la mar oceánica y horizonte de bruscas olas
Entre verdores áureos y plata vieja en la orilla
De arena ocre volcánica
Y soleados reflejos en espejos del agua blanca,
Azul y verde marinas y del cielo las nostalgias
De siempre en Guatemala.
2
LUCIÉRNAGAS
Entre la oscuridad de las frondosas palmas
Luces infinitas igualan la noche estrellada
Colonias de luciérnagas
Aquí en Monterrico suben remontando la playa
Oscura y atraviesan ignotos espacios forestales
Pugnando con las estrellas.
Por miles las legiones vuelan en séquitos astrales
Copiosos cuantos de luz luminosos titilantes
En nocturnos bailes.
Un escenario fecundo para imaginar amores
Cortejos nupciales, ilusiones fabulosas,
Principescas pasiones,
Brujas compasivas, ogros nobles, infieles hadas,
Y querellas de arcángeles rejoneando dragones
Por princesas malvadas.
Fantasías reales de un mundo mágico improbable.
Serán ahora estos singulares insectos disfrazados
De cenicientas y príncipes,
Poetas y nobles, músicos y juglares enamorados
Danzando descalzos, ligeros, aéreos bailarines
Bajo el cielo azul cobalto.
Movimiento de plumas y plantas, enredaderas,
Flores, Arbustos y palmas vuelan en brisa cálida
Evocando quimeras
De sueños fantásticos despertando recuerdos,
Ocurrencias vitales y encuentros románticos
Florecidos en noche de verano.
¿Qué me dirías tú si fueras luciérnaga
Danzando en la noche azul de estrellas
En flora de hojas y palmas?
¿O si fueras una nova, supernova, cuásar
O aquel agujero negro atrapando la luz
Y siempre envidiado
Por los cielos? ¿Qué mundo tú eligieras?
¿Cualquiera? No, eso yo mismo dijera
Si acaso no conociera
El amor de los humanos o el remontar
Del sol tras el horizonte por cielo y mar
O a la vida el despertar
De una flor libada por abejas amigas
O a dos enamorados juntar sus manos
Prendados de besos
Con sabor a tamarindo, banano o mango
En anochecer azul marino a ojos cerrados
Para despertar soñando.
3
ANOCHECER
Espléndido panorama en lontananza
Y extenso cielo veo desde la hamaca.
Esa estrella roja
Que a la luna en su trance se adelanta
Y yo sediento participo con ron, soda,
Hielo, olas y viento.
Solitario estoy en nocturna parsimonia
Dejando fluir libres mis pensamientos
Por seguir viviendo.
Se va tejiendo la noche con astros y luna
A lo lejos ladridos de la orgía perruna
Acercándose
Lenta una mancha de canes en sombra.
Cautos avanzan tanto como el hambre
De lagartos acorralados
En busca de despojos y restos frugales
De almuerzos en la playa consumados
Con sabor turístico
Y de cuantos peces, esponjas, estrellas,
Cangrejos y otros aparecidos difuntos
En tanto baja la marea.
Noche iluminada de perros en bandada
Perros vagabundos recorriendo la playa
Hambre atrasada
En procesión social, ruidosa y gregaria
Buscando pelea por perras en brama
Calientes, solitarias.
Afloran nocturnas hogueras en la bruna playa
Gentes diversas frente al misterio del fuego
De luz incendiaria
Calor, secretos arcanos y medievales miedos
Afincados, magnificados y allí siempre quedos
En el inconsciente
Colectivo ciego, junto con el fluir del tiempo
Y el caliente sopor de plomo recién fundido
Ácido y denso.
Es fuego azulado y humo de navío hundido
Sobre la arena milenaria de piedras candentes
Lamidas por el viento.
De lava explotada en erupciones volcánicas
Bajo el océano de fondo naranja y cientos
De enigmas entre la flora
Tras milenarias mareas intensas y horarias,
Crudos huracanes y cataclismos hirviendo
Gases y rocas mutadas
En fascinantes playas y admirable portento
De litoral ocre tras verdes palmas, sol y brisa
Mar y viento.
Hoy en Monterrico las tinieblas se espesan
En noche densa de relámpagos y truenos.
Uno de los tantos rayos
Dizque cayó en la estación Los Esclavos,
Y la aldea sin luz entre sombras muertas
Quedó sepultada.
La gente chambrea comiendo ansias
Porque la tempestad amaine sus bríos,
Y se vuelva calma.
Ya no se baten las palmas en los cocales
Y la lluvia aburrida por el tiempo cesa
Tras los manglares.
Y vuelve la noche estrellada alumbrando
Playa, árboles, casas, palmas y calles
Voy descalzo a la orilla
Al mar oscuro a refrescarme en el agua
Las olas resplandecientes en su albor
Besan mis plantas.
4
PACIFICO EL OCEANO
Entre nubes se despertó el sol
Y radiante alzó su luz en Oriente
Muy temprano
Ufano me levanté a esperarlo
En día despejado luminoso
Del cielo regalo.
.
Mar embravecido de olas azules aladas
Gritos metálicos, recios repiques roncos
Y fragor de espuma salada.
A tan revueltas aguas y extenso océano
Balboa el más osado entre los más fieros
Guerreros mal llegados.
De aquellos crueles gigantes temerarios
Horrendos matadores a sangre y fuego
Lo llamaron El Pacífico.
Y me resultó tal título un tanto tímido
Comparado con la ferocidad del acoso
De hombres tan sombríos.
México y Perú bañadas por El Pacífico
Primeras conquistas por el horror llegado
Con la codicia del oro
Apetito de carabelas, cascos, corazas
Y de ambición colonial hambrienta
De poder y riquezas.
Amenaza real oculta por mar y tierra,
Por cruces y banderas, honores y gloria
Religión, patria
Mil y una patrañas ideadas para parir historias
Gloriosas y sacras dando gusto a los monarcas
Católicos por divina gracia.
Hoy en contraste, el Océano es de pescadores
Del pueblo más llano listos a afrontar aventuras
Y cantar gestas ciertas,
Desafiando temerarios en artesanales lanchas
Violentas olas y vientos, sin espigón ni dársena
Hombres de valor sobrados
Eligen el mejor momento de la mar más alta
A faenar intrépidos contra viento y marea,
Y olas como cordilleras.
De pescadores con furia, hombres recios de fuego
Hechos de mar y espuma, brisa y golpes de viento
Forjados con temple de acero.
Suben redes y la pesada pesca de plata floreciente,
Brincando, danzan los peces y caen en la lancha
Coreografía de pasos
A deux et trois, vueltas, revueltas y triples saltos
Pescadores y pesca, lancha y aparejos se sueltan
Levan anclas
En busca de otros bancos donde echar redes
Esperando de otros peces la danza en la malla
Y llenar así canastas.
Retornan a media mañana las lanchas
De fibra de vidrio y madera prensada
Repletas de pesca
Y enfrentan la playa protegida por olas altas
Es otra hazaña la entrada sin muelle, ni barra
Ni el debido rompeolas.
Saltarlas para caer bien prestos en la arena
Y arrastrar la lancha pesada playa adentro.
Todos a un tiempo
Ahora cuatro hombres saltan y jalan la lancha
Sacando las canastas de pesca, redes y aprestos
Hombros y palancas
Apurados por la ola que llega con insólita fuerza
Accionan todos a una desafiando al brioso mar
En última pugna.
Con pescados de primera, óptimo sustento
En las comunidades por siempre asentadas
Alrededor de la playa.
Todos contentos con la pesca de pargos, corvinas,
Macarelas, roncos, nacasontes, kingfish, pezsierra,
Berrugatas y colamarílla.
Otras dos embarcaciones vacías de pesca
Se acercan resignados a la playa en silencio
Sin ocultar la tristeza.
Desde lejos avanzan filas de olas relucientes
Brillantes, blancas, metálicas, resueltas gritan
A una sordas al viento