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La medicina china, al contrario de lo que a menudo creemos en occidente, no se limita a la acupuntura. Mejor aún: para tratar ciertas enfermedades, este enfoque terapéutico no es prioritario a los ojos de los médicos chinos. La medicina china es como un animal mítico con varios tentáculos. Está hecha de múltiples disciplinas independientes y a la vez complementarias. Las terapias más corrientes y más conocidas son la acupuntura, la dietética, la fitoterapia (complementada por una farmacopea basada en productos minerales y animales), los masajes, las manipulaciones vertebrales y la gimnasia energética (el Qi Gong).

A esto debemos añadir una aproximación astrológica al caso médico y una aproximación psicológica a través del estudio de la morfología y del carácter.

Pero en realidad, la medicina china es infinitamente más extensa. Hasta tal punto que en China pocos médicos son competentes en todas estas ramas. Más frecuentemente, son especialistas en algunas disciplinas: la acupuntura y la fitoterapia, o los masajes y las manipulaciones vertebrales. El Qi Gong constituye una disciplina aparte, practicada por terapeutas especialistas. Incluso existen ser vicios hospitalarios que tratan únicamente con los ejercicios de Qi Gong. Sin embargo, lo ideal sería que cada enfermo pudiera beneficiarse de todas las disciplinas a la vez para aprovechar los diferentes niveles de intervención y su extraordinaria sinergia terapéutica. Algunos podrían preguntarse en qué idioma se comunican entre sí todos estos especialistas. ¡Su idioma, el que les permite sentarse juntos a la cabecera de los pacientes, es justamente el lenguaje de los cinco elementos! Porque todas estas disciplinas proceden del mismo sistema, de la misma concepción ancestral del hombre y de la naturaleza en la cual vive. Se necesitarían varios volúmenes, muy densos y muy bien provistos, para abarcar este extenso panorama terapéutico. Simplemente rozaremos aquí el tema, presentando las terapias que son el objeto de consejos específicos en los capítulos siguientes.

LA ACUPUNTURA

En la acupuntura, el sistema de referencia más empleado para el diagnóstico y el tratamiento es el de los cinco elementos. Todas las leyes de generación y de control que rigen las relaciones entre los órganos se utilizan para buscar el culpable: el órgano responsable del origen del desequilibrio.

Así, cuando el hígado presenta señales de debilidad porque su madre, el riñón, no lo nutre, se deberá tonificar la energía del riñón. Pero si este mismo hígado es débil porque el pulmón lo domina de forma exagerada, habrá que dispersar la energía del pulmón. En ambos casos, como al mismo hígado le cuesta resistir a esos desequilibrios, habrá que apoyarle.

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Para esto, el médico actúa por mediación de los puntos de acupuntura, que estimulará de forma diferente según si desea tonificar la energía o dispersarla. Además, cada meridiano de acupuntura posee un punto de tonificación y un punto de dispersión por mediación de los cuales el médico puede actuar. Por último, los doce meridianos principales son portadores de puntos correspondientes a cada elemento o a cada estación.

Un amplio juego de correspondencias

Más allá de esta intervención directa, los acupuntores, además, tienen a su disposición todo un juego de correspondencias provenientes justamente del sistema de los cinco elementos. Porque, al igual que un órgano está relacionado con cada elemento, de la misma manera lo están vegetales, animales, colores, funciones, emociones, sabores... Por este motivo, como si se tejiera una telaraña gigantesca, se establecen redes de correspondencia entre diferentes cosas conectadas con el mismo elemento. Por ejemplo, el elemento Madera corresponde al hígado y a la vesícula; pero también corresponde a los músculos, a la ira, a la vista, al color verde, al sabor ácido, al pollo... Así una misma causa exterior, susceptible de perturbar el elemento Madera, puede provocar trastornos digestivos, irritación, migrañas (el meridiano de la vesícula biliar pasa por las sienes), disminución de la vista... Por otro lado, para mejorar la vista, cuidamos el hígado y su energía. Por esta razón, el médico chino, antes de practicar una sesión de acupuntura, se interesa por una infinidad de detalles, de comportamientos, de manifestaciones..., aparentemente sin relación entre sí ni con los síntomas que presenta su paciente. Para él, es una forma de viajar en el interior de la telaraña, para captar toda su sutileza. Después, se esfuerza en determinar cuál es la asociación lógica entre estas diferentes señales. De este modo, para la medicina china, las alergias, las reglas dolorosas, las piernas pesadas, la irritabilidad, la ansiedad, la espasmofilia... proceden del mismo mecanismo: un desequilibrio del hígado por exceso de su Yang. Reequilibrar el conjunto de los síntomas pasa entonces por una estrategia única: dispersar, relajar, drenar el hígado.

LAS MOXAS

Directamente procedente de la acupuntura, el método de las moxas consiste en calentar los puntos situados a lo largo de los meridianos de energía, en vez de poner las agujas. Tradicionalmente, este método formaba parte íntegra de la acupuntura. Por cierto, la palabra acupuntura en chino se traduce literalmente por «aguja y fuego». Desgraciadamente, cuando este término fue importado a Francia, los primeros traductores sólo conservaron la idea de «puntura». A causa de esto, la idea de cauterizar, de calentar los puntos, desapareció por el camino.

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Sin embargo, en la consulta de un acupuntor, a menudo se siente un olor muy característico: es la combustión de la artemisa, esta hierba de San Juan, utilizada para calentar los puntos. Los médicos chinos practican diferentes formas: pueden calentar directamente una zona determinada acercando lo más posible a la piel, sin quemarla por supuesto, una pequeña barra de artemisa cuya extremidad es incandescente; pueden también calentar la aguja, encendiendo un trozo pequeño de artemisa que ponen en la punta de la aguja. La artemisa posee una acción global sobre el organismo. También se puede colocar esta hierba sobre sal gruesa o una rodaja de jengibre, y aplicarla encima del ombligo del paciente.

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Automedicación al estilo chino...

La tradición médica china tiene tanto respeto por la poderosa acción de este método de estimulación de los puntos por el calor que dio nacimiento a este aforismo: «Como la mujer sostiene la mitad del Cielo, las moxas alivian la mitad de las enfermedades».Con el transcurso de los siglos, las moxas llegaron a ser cada vez más populares, ya que este método es relativamente fácil de aplicar a uno mismo, como automedicación. Al principio, los acupuntores enseñaban a sus pacientes los puntos que calentar. Así, solos o con la ayuda de algún familiar, podían continuar en casa el trabajo empezado por el acupuntor.

Luego la tradición popular se apoderó de esta práctica que se transmitió de padre a hijo, de madre a hija, de generación en generación 2. Este éxito no fue menor en Japón. Además, el mismo término de moxa viene de una palabra japonesa, que significa «hierba para quemar». En los próximos capítulos dedicados a cada uno de los elementos indicaremos puntos sencillos que permiten regular a fondo la energía de los órganos y entrañas correspondientes a los cinco elementos.

LOS MASAJES

Se pueden masajear estos mismos puntos. La tradición del masaje chino es muy rica. Para designarla, se utiliza el término de Tui Na. Esta tradición se propagó extensamente por toda Asia, y particularmente en Japón, donde se desarrollaron el Shi Do In y el Shia Tsu.

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En ciertos lugares del cuerpo, especialmente en la espalda y encima del torso, hay puntos reflejos en que el acupuntor puede colocar la aguja, calentar con las moxas o masajear. Es bueno conocer las zonas y aprender a hacerse un automasaje de forma regular para reequilibrar las funciones correspondientes, que son doce en total, como los doce meridianos principales. Un ejemplo: el corazón. Se estimulará mejor en verano haciendo un masaje de los puntos correspondientes.

Además, se podrá palpar todo el recorrido que sigue el meridiano del corazón par «deshacer los nudos» haciendo un masaje más profundo de las zonas contraídas o anudadas. Es el principio básico del Do In. Encima del abdomen, también hay zonas reflejas donde se proyectan todos los órganos del cuerpo: palpar estas zonas, sentir los nudos, presionar a fondo, relajar suavemente, girar..., son otras muchas formas de armonizar y de regular el funcionamiento de los órganos correspondientes. Por último, cada órgano se proyecta en unas zonas reflejas específicas relacionadas con los órganos sensoriales: los ojos, la lengua, la nariz, las orejas, pero también el rostro, las manos y los pies, donde la piel es particularmente sensible.

¡Claro está, es difícil hacer un masaje de los ojos y de la lengua! Pero se pueden masajear todas las otras zonas eligiendo los puntos reflejos correspondientes a las funciones y a los órganos que deseamos equilibrar.

LA FITOTERAPIA CHINA

La farmacopea china es de una gran riqueza. ¡Cuenta con más de 20.000 hierbas medicinales! Desgraciadamente, estas plantas pertenecen a una flora que no crece en nuestros climas. Sin embargo, hoy en día, es posible sacar provecho de esta extraordinaria ciencia de la fitoterapia, especialmente aplicando los métodos chinos de clasificación a las plantas occidentales. Desde la Antigüedad, los conocimientos tradicionales sobre las plantas se acumularon en China sin jamás ser relegados... Ni siquiera la irrupción de la medicina occidental en el paisaje terapéutico chino mermó su prestigio. Es como si, en Francia, el conocimiento de las mujeres y de los campesinos hubiese permanecido vivo, valorado, ordenado sin discriminación al lado de las técnicas medicinales más modernas; como si los herbolarios tradicionales continuasen existiendo; como si los mismos farmacéuticos fuesen aún boticarios con un conocimiento profundo de las plantas, y supieran reconocerlas y asociarlas para elaborar preparaciones magistrales perfeccionadas desde hace más de 3.000 años; como si estos conocimientos no hubiesen desaparecido, y hubiesen sido conservados y compilados en enciclopedias especializadas.

Las reticencias del mundo occidental

En China existen volúmenes enteros de fórmulas de fitoterapia para tratar las enfermedades de la piel, las enfermedades digestivas, las enfermedades de la mujer..., e incluso para aliviar o mejorar algunos cánceres. Estos libros rara vez se traducen en Europa, pero sí en Estados Unidos. A partir de esta literatura se emprendieron investigaciones acerca de ciertas plantas chinas al otro lado del Atlántico, la mayoría de las veces con éxito. Así se averiguó la eficacia de una cucurbitácea para estimular la inmunología en el caso del sida. Sin embargo, el continente americano, más aún que su vecino europeo, conserva sólidas resistencias. Una pequeña historia lo atestigua; la de una visita al Consejo de la Orden de los Farmacéuticos de Quebec, hace dieciséis años. Es verdad que en aquel tiempo el interés por las plantas todavía no se había desarrollado en el continente norteamericano. Éramos un equipo compuesto por el director de un laboratorio francés de fitoterapia, su consejero científico, catedrático en farmacia y un médico fitoterapeuta. El laboratorio deseaba obtener la autorización para comercializar productos basados en plantas en Quebec. El presidente del Con sejo de la Orden consintió en recibirnos sólo en presencia de su abogado. Manifestó una desconfianza extrema. Se preguntaba visiblemente quiénes eran estos diablos franceses que querían exportar el «polvo de la Madre Celestina» a su país.

¡Cuál fue su sorpresa cuando oyeron de nuestra boca que, en esta época, los médicos en Francia prescribían plantas, en forma de preparaciones magistrales reembolsadas por la Seguridad Social, realizadas en laboratorio por farmacéuticos diplomados, formados durante sus estudios en botánica, farmacología y en fitoterapia!

Decocciones, pastillas y comprimidos...

En China, las plantas generalmente se prescriben bajo su forma natural. La galénica no se desarrolló mucho allí. La galénica toma su nombre de un famoso médico griego, Galeno, que vivió en el siglo II. Se dedica a encontrar la forma de utilización (polvo, extracto, aceite esencial...) mejor adaptada para sacar el máximo partido de la eficacia de una planta en una dolencia determinada.

Los médicos chinos prescriben mezclas de plantas secas (hojas, flores, tallos raíces...), que el paciente hace preparar por un farmacéutico y que utiliza la mayoría de las veces en decocción. También existen extractos secos de plantas, vendidos en polvo o en pastillas y comprimidos que reproducen las fórmulas más conocidas, las que han demostrado su eficacia contra la hipertensión, las reglas dolorosas, las sofocaciones, las bronquitis, los dolores de estómago, la impotencia... Estas pastillas se venden en las farmacias de todas las grandes ciudades de China. Pero los chinos prácticamente no conocen las formas galénicas occidentales: el uso de las tinturas madres, los modos de extracción de los aceites esenciales, los elixires florales... Todos tendríamos mucho que ganar compartiendo nuestros conocimientos médicos y terapéuticos.

Una historia de sabor

Es de imaginar: en la farmacopea china, las plantas están clasificadas según los cinco elementos. Corresponden, como los alimentos, a los cinco sabores: el ácido, el amargo, el dulce, el picante y el salado. Cada sabor actúa con prioridad sobre uno de los cinco órganos, en relación con el elemento correspondiente. El sabor ácido está relacionado con la Madera, el amargo con el Fuego, el dulce con la Tierra, el picante con el Metal, y el salado con el Agua. El sistema en rea lidad es más complejo y más refinado, pues cada sabor actúa también sobre los otros órganos, pero en una tonalidad diferente. El sabor ácido es depurativo, laxante, tonifica el hígado y retrae el corazón y los vasos. El sabor amargo es depurativo, laxante, astringente, tonifica el corazón, «seca» la humedad del páncreas, tonifica el riñón y el pulmón. El sabor dulce es sudorífero, diluyente y relajante, tonifica el páncreas y relaja el corazón. El sabor acre o picante es sudorífero y diluyente, humedece el riñón y tonifica el hígado y el pulmón. El sabor salado es astringente, laxante, flexibiliza y relaja el corazón y el riñón.

Pero ¿qué le da el sabor a una planta? Se lo dan sus principios activos, sus componentes. Como una planta es un organismo complejo, hemos de suponer que sus principios activos son numerosos y de sabores distintos. Por lo tanto los principios activos dominantes darán a cada planta su sabor principal, el que justificará su clasificación en función de los cinco elementos.

¿Plantas Yin o plantas Yang?

Las plantas también se clasifican en función de la cualidad de la energía que dispensan: Yin o Yang. Una planta Yin tiene la propiedad de dispersar, de drenar, de calmar, de adormecer, de enfriar el cuerpo y de retrasar las reacciones del organismo. Una planta Yang tiene la propiedad de tonificar, de estimular, de suscitar las secreciones, de despertar, de calentar y de acelerar las reacciones del cuerpo. Como siempre están buscando una mayor sutileza, los chinos crearon subclasificaciones.

De este modo, se distinguen plantas muy Yin, llamadas frías, y plantas menos Yin, llamadas frescas. Asimismo, diferencian las plantas muy Yang, llamadas calientes, y las plantas menos Yang, llamadas templadas. Las plantas frías actúan sobre la ener gía del cuerpo haciéndola descender. Las plantas frescas interiorizan esta energía haciéndola refluir hacia el centro. Las plantas templadas hacen circular la energía llevándola hacia la superficie, hacia el exterior. Por último, las plantas calientes hacen subir la energía. Las plantas son reconocidas y clasificadas según tonifiquen o dispersen la energía del hígado, del corazón, del páncreas, del pulmón y del riñón. Asimismo son clasificadas según su capacidad de «desobstruir» los meridianos. Pero su utilización también se encuentra muy influenciada por las virtudes de regulación del calor y del frío. Algunas luchan contra el frío que llega a penetrar un órgano, como es el caso de los estados gripales y de las bronquitis invernales. Otras, por el contrario, enfrían el exceso de calor en el cuerpo. Asimismo, son capaces de secar los excesos de humedad cuando las secreciones son demasiado abundantes, o de humedecer cuando el organismo está desecado. Este sistema de clasificación muy exacto permite adaptar la elección terapéutica en función del diagnóstico. Es un método complejo, pero los médicos chinos lo dominan a la perfección, porque corresponde a su sistema de pensamiento. Para adaptarlo a nuestros modos de reflexión y a nuestras plantas occidentales, debemos hacer un esfuerzo. ¡Esfuerzo ampliamente recompensado, ya que la curación a menudo acude a la cita!

LA DIETÉTICA

Así como a las plantas, se les atribuyó a los alimentos un sabor dominante en función de su relación con los cinco elementos, y éste los integra en la gran telaraña, colocándolos en correspondencia con muchas otras cosas, empezando por los órganos. Cada alimento está dotado de una virtud energética propia: «estimula» o «dispersa». Los alimentos están clasificados así: verduras, frutas, frutos secos, cereales, carne... Tal alimento será favorable al órgano que le corresponde: si es estimulante, cuando el órgano está en defecto; y si es dispersante, cuando el órgano está en exceso. Pero su consumo se desaconsejará si es estimulante, mientras el órgano ya tiene exceso, o si es dispersante cuando el órgano se encuentra en vacío.

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Se necesitarían varias obras para entrar en los detalles de la dietética china. Pero, al comienzo, es posible familiarizarse con esta forma de pensar aprendiendo a corregir los desequilibrios estacionales según la dinámica propia de los cinco elementos. Eso es lo que se explicará en los capítulos siguientes.

EL QI GONG

El Qi Gong es más que una simple disciplina física, es verdaderamente un arte. Esta disciplina energética utiliza el movimiento, la respiración y la concentración, todo perfectamente sincronizado en gestos y posturas. ¡Su origen se pierde en la noche de los tiempos... chinos! El Qi Gong es a la civilización china lo que el yoga es a la civilización india. Estas dos disciplinas son comparables en su finalidad: la realización, la salud y el desarrollo de los potenciales humanos adormecidos. El término Qi Gong significa «entrenamiento, dominio, trabajo de la energía». Su utilización es relativamente reciente, ya que antes de 1957, se llamaba Dao Yin, lo que quiere decir «el arte de conducir la energía al interior del cuerpo». Los que han tenido la suerte de visitar China han podido admirar por la mañana, en los parques, a gente que se dedica a prácticas extrañas, haciendo muy lentamente curiosos movimientos, amplios y aplicados, y que luego se inmovilizan un instante en unas posturas elegantes e insólitas. ¡Ellos practican el Qi Gong como nosotros tomamos una ducha! Es para ellos un gesto de higiene cotidiana, pero una higiene que sobrepasa ampliamente la simple dimensión corporal. El Qi Gong se parece a una danza. Es una serie de movimientos enlazados efectuados con los brazos y las piernas: movimientos de apertura y de cierre, de subida y de bajada, de lazos y de arabescos...

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Los miembros se mueven al ralentí, flexibles y relajados como lianas. Los dedos sueltos siguen y dibujan el gesto como plumas que acarician el aire.

La persona que es maestra en Qi Gong debe poder demostrar a la vez su arraigo a la Tierra y su conexión con el Cielo, debe moverse en un eje perfecto, sin tensión, sin rigidez. Cuando realmente sintoniza con la energía, da la impresión de que deja una huella en el aire, como si se moviera en el agua y mirándola se adivinaran las olas engendradas por sus movimientos.

La danza de la energía

Mientras ejecuta los movimientos, la persona sincroniza su respiración. La mayoría del tiempo, cuando su cuerpo se estira hacia arriba, sus brazos se elevan o hace el gesto de atraer hacia sí, hay inspiración. Cuando su cuerpo empieza un movimiento de bajada, se inclina, sus brazos se cierran o hace el gesto de alejar, hay espiración. Esta respiración está acompañada de una visualización. A la vez relajada y concentrada, evocando mentalmente las imágenes o las sensaciones, la persona ayuda a su energía a entrar, a interiorizarse, a subir durante la inspiración, luego a salir, a exteriorizarse, a bajar durante la espiración.

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Si esta danza energética es perceptible desde el exterior, incluso para un ojo no advertido, es que la persona posee un buen nivel de práctica, es que se acerca a la perfección del gesto, al dominio de la respiración, de la atención justa, del sentir sutil de la energía. ¡Imposible hacer trampas con el Qi Gong: se ve inmediatamente a simple vista! Por esta razón se califica el Qi Gong como arte energético.

El Qi Gong no es un deporte. Es más bien un antideporte: no existe ningún espíritu de competición, ni con los demás, ni con uno mismo. En vez de sobrecargar las funciones corporales, como lo hace la actividad deportiva, la práctica del Qi Gong relaja los movimientos del corazón y la respiración. Su meta verdadera no es el movimiento, ni lo que éste puede aportar en el plano muscular o articular. La verdadera meta del Qi Gong es la energía misma. Su objetivo último es la percepción concreta de la circulación de la energía en el interior del cuerpo. De allí deriva su actividad terapéutica: con ejercicios apropiados, se pueden corregir desequilibrios energéticos y, verdaderamente, sanar por el gesto.

Una conexión directa con las estrellas

El Qi Gong postula que el hombre encuentra su lugar entre la Tierra y el Cielo. Cuando uno lo practica, empieza por aprender que el cuerpo es permeable.

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Luego percibe esta permeabilidad y, poco a poco, logra amaes trarla. La sensación de ósmosis y de intercambio con el medio exterior se intensifica. Uno siente que puede captar las energías de la Tierra, de los árboles o de los ríos, como las del cielo, del Sol, de la Luna o de las estrellas. La inspiración sirve para absorber todas estas energías que vienen de la naturaleza, para nutrir la del cuerpo, mientras que la espiración evacua las energías usadas. La práctica del Qi Gong logra una purificación interior, como una ducha de energía. Después de una sesión, uno se siente interiormente limpio, límpido, ligero... ¡Un poco como se siente uno después de una buena ducha! El cuerpo parece menos denso pero más sutil, vibrante, luminoso, chispeante, vivo, como después de un baño de sol. Cuanto más tranquilo esté el espíritu, mejor se percibe la energía.

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Pero, en un movimiento perpetuo de vaivén, cuanto mejor se percibe la energía, tanto la que circula en el interior del cuerpo como la que anima el mundo exterior, más tranquilo se encuentra el espíritu. Por esta razón, la práctica del Qi Gong regula la circulación de la energía y también calma las agitaciones de la mente. Poco a poco, se llega a poner una distancia entre uno mismo y las propias emociones. Uno se siente cada vez menos esclavo de sí mismo. El espíritu ya no se siente torturado, agitado como una veleta que gira sin meta a todos los vientos, pasando de una impresión a una emoción, de una emoción a un pensamiento...

Una educación de la mente

Cuando se encuentra en movimiento, uno no siente aburrimiento manteniéndose atento, concentrado durante varios minutos, uno no se cansa como lo haría en la inmovilidad. Al contrario: es un verdadero entrenamiento del espíritu que se hace más perceptivo, aguzado... Uno acaba sintiendo el menor cambio en su interior. También se siente más fuerte porque no está sumergido en las propias emociones: puede dominarlas, alejarlas o acompañarlas según su deseo. Por último, la práctica del Qi Gong desarrolla las capacidades extrasensoriales generalmente durante el sueño, como la intuición. El Qi Gong constituye entonces una herramienta cotidiana de bienestar que nos hace menos sensibles al estrés físico y emocional y nos ayuda a controlar las reacciones del cuerpo.

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Uno mismo puede calmar un dolor espasmódico, una crisis de taquicardia, una subida de angustia, el insomnio... Mejor: nos enseña a mantenernos conscientes de lo que pasa en nuestro cuerpo a cada instante, en todas las situaciones, sea cual sea nuestro grado de actividad. Centrados de esta manera, es más fácil cultivar la atención justa y aportar la respuesta más adecuada a cada situación, sabiendo tener en cuenta todos los factores: nos ayuda a desarrollar nuestro propio arte de vivir y de comunicar.

¡Una cuestión de estilo!

El Qi Gong es un universo tan extenso que, en China, dio nacimiento a varias corrientes, a varios estilos diferentes, a varias formas de practicarlo. Éstas son las tres formas principales: marcial, espiritual y médica.

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La corriente marcial enseña el uso del Qi Gong con el objetivo de aumentar los resultados de los adeptos de artes marciales. En oriente, se habla de artes marciales internas o externas. Las primeras, el Qi Gong y el Tai Ji Quan, forman parte de ellas, tienen como objetivo amaestrar la energía interna para repeler mejor al adversario. Las segundas, como el Kung Fu, aspiran a combatir y a vencer al adversario. Estas últimas integran la práctica del Qi Gong «duro», de movimientos rápidos, en tensión o en fuerza, para desarrollar la rapidez y la precisión de los quites y de los golpes.

La corriente espiritual existe desde la noche de los tiempos. El Qi Gong se utiliza para favorecer el desarrollo de las capacidades sensoriales, de la sensibilidad y la estabilidad del cuerpo y del espíritu con vistas a la meditación. Al igual que el yoga se practica en la India para acompañar un camino espiritual y favorecer la concentración, en China el Qi Gong siempre ha sido utilizado por los monjes taoístas y budistas en los templos y monasterios. También forma parte de las herramientas cotidianas de todos los que desean alcanzar la plenitud espiritual en la vida diaria. Está presente en la pintura, en la caligrafía o en la danza.

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La corriente médica es lo más interesante en el marco de este libro. His tóricamente, el Qi Gong forma parte integrante de la medicina china. Sus efectos benéficos en la salud, tanto a título preventivo como curativo, en primer lugar se anotaron, luego se investigaron y finalmente se codificaron durante milenios. Este trabajo se hizo primero por tradición oral, antes de transcribirse en libros, luego en enciclopedias. De hecho, esta división en escuelas marciales, espirituales o médicas es artificial, ya que la persona que practica el Qi Gong marcial o espiritual mejora al mismo tiempo su salud, aunque no sea su meta principal. A la inversa, la persona que practica el Qi Gong médico favorece su desarrollo espiritual, aunque éste no sea lo que busca.3

La joya de la cultura china

La práctica del Qi Gong fortalece la salud, previene las enfermedades y retrasa el envejecimiento: he aquí el primer mensaje de la civilización china, que siempre ha considerado este arte como una joya, un tesoro de su cultura. Con el transcurso de los siglos, los médicos más prestigiosos estudiaron el Qi Gong y utilizaron el sistema de los cinco elementos para desarrollar una verdadera ciencia hecha de ejercicios, de respiraciones, de posturas, de sonidos y de visualizaciones para fortalecer los cinco órganos.

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Por ejemplo, si una persona padece reuma crónico o una descalcificación, le enseñarán los movimientos que liberan y flexibilizan las articulaciones, y la «respiración de los huesos» que nutre la estructura ósea. Pero también le enseñarán movimientos para tonificar la energía de los riñones, porque «gobiernan» los huesos. Si alguien padece una disminución de la vista, le harán practicar el Qi Gong para los ojos, hecho de movimientos oculares y de masajes. Pero le aconsejarán la práctica de ejercicios que tonifiquen el hígado, porque éste «gobierna» la vista. Si un paciente es propenso a la ansiedad, al insomnio, a la agitación, a las palpitaciones, le enseñarán ejercicios respiratorios que relajen y visualizaciones que favorezcan el sueño. Pero también le aconsejarán ejercicios que calmen la energía del corazón, porque éste «gobierna» el espíritu.

Para curar con las manos

Curioso efecto del entrenamiento: la práctica del Qi Gong desarrolla la capacidad de curar con las manos. Porque a fuerza de mandar a través del pensamiento la energía a los brazos, a las manos y a la punta de los dedos, los circuitos se abren más, y permiten a la persona emitir energía como lo hacen los magnetizadores.

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Este fenómeno es muy conocido por los chinos, que lo utilizan para aumentar la eficacia de la acupuntura, mandando energía a las agujas. Incluso está en el origen de un arte de curar a distancia, el Wai Qi. ¡De manera que, en los hospitales de China, existen expertos en Qi Gong que curan con las manos!

Pruebas científicas como soporte

Durante la siniestra revolución cultural, el Qi Gong fue prohibido porque estaba relacionado estrechamente con el espíritu religioso de los taoístas y de los budistas, ideológicamente apartados del marxismo. Por esta razón occidente lo descubrió tan tarde. No fue hasta los años ochenta cuando volvió a reaparecer en China, gracias al impulso del presidente de la Academia de las Ciencias de esta época, un gran físico hoy fallecido. Este hombre es considerado como un héroe nacional y venerado como tal por el pueblo chino.

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En 1980, declaró que el Qi Gong debía ser considerado «como una de las joyas más preciadas de la civilización china, debiendo desempeñar un papel al lado de las generaciones futuras, y que merecía ser explorado y elucidado científicamente, tanto en sus efectos como en su modo de acción». Él mismo creó una asociación de investigación sobre el Qi Gong. Gracias a este impulso, las universidades científicas y los hospitales universitarios de las más grandes ciudades (Pekín, Nanjing, Shanghái, Canton, Kunming, Beidahe..) tam bién abrieron departamentos de investigación. Por esta razón, hoy en día, en la biblioteca del grupo de Estudios y de In ves tigaciones en Acupuntura 4, se cuenta con cerca de 1.500 publicaciones sobre el Qi Gong. Un gran número de ellas presenta investigaciones sobre sus modos de acción, otras exploran los resultados terapéuticos sobre las enfermedades o los efectos antienvejecimiento.

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Se deben añadir a esto los artículos en las revistas científicas que no están especializadas en medicina china, y los numerosos congresos por todo el mundo. En China, un gran congreso científico internacional se celebra cada dos años desde hace dieciséis. ¡Se puede cuantificar este cuerpo de investigación en más de 5.000 publicaciones!

De los niños a los ancianos

Durante un viaje a China en 1989, habíamos visitado hospitales, clínicas, establecimientos especializados en oncología, servicios de investigación especializada. Todo esto nos había confirmado la intensidad de la actividad científica oficial relacionada con el Qi Gong médico. Incidimos especialmente en un interesante estudio sobre cardiología demostrando el interés del Qi Gong para tratar la hipertensión arterial, sea debida o no al estrés.

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Esta publicación expone in vestigaciones efectuadas durante 20 años para medir el efecto del Qi Gong en los hipertensos, comparados con un grupo que no había tenido entrenamiento en Qi Gong. Se analizaron 204 personas demostrando el efecto estabilizador del Qi Gong sobre la tensión arterial. Cuanto más tiempo se practica el Qi Gong, mejores son los resultados. Este artículo también habla acerca de la prevención de la apoplejía cerebral por el Qi Gong 3.Otro artículo expone la mejoría del estado del corazón después de una enfermedad coronaria en los hipertensos. En sólo un año después de un ataque cardíaco, las personas que practicaron el Qi Gong tuvieron una mejoría de su electrocardiograma en 56,4 % de los casos contra 21,1 % en el grupo testigo. Numerosas investigaciones están en curso desde esta época. Existen abundantes estudios que demuestran resultados positivos en muchos otros campos terapéuticos: diabetes, obesidad, trastornos digestivos, insomnio, ansiedad, depresión, asma, reuma, osteoporosis, poliartritis reumatoide, enfermedades renales, miopía...

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Ciertos estudios también muestran resultados alentadores en el tratamiento de enfermedades más graves como las enfermedades autoinmunes, la arte riosclerosis y algunos cánceres. Por último, otros estudios han permitido objetivar un retraso del proceso de envejecimiento en personas que practican el Qi Gong. Gozan de mejor estabilidad de las secreciones hormonales, de la memoria, de la actividad sexual... Y en personas muy mayores, se constata una disminución importante en la degradación de las funciones biológicas: capacidad respiratoria, actividad cardíaca, facultades cognoscitivas... El doctor Qian Ai Shu creó una clínica para estudiar los efectos antiedad del Qi Gong, con observatorios en varias grandes ciudades de China. Incluso en el niño y en el joven adulto, la práctica del Qi Gong se revela benéfica en la mejoría de los procesos de aprendizaje, de la concentración y de la memoria.

El Qi Gong en occidente...

La importancia de los efectos «antiedad» del Qi Gong deja presagiar un futuro lleno de promesas para esta disciplina, debido al hecho del envejecimiento de la población y al deseo legítimo por parte de la gente mayor de conservarse en plena forma. En los jóvenes, son los educadores, los instructores, los profesores quienes empiezan a interesarse por esta práctica. Por ahora, en Francia, los cursos de Qi Gong se multiplican. Hoy en día se enseña en cursos colectivos en las Casas de Cultura, en las salas municipales o en cursos privados, pero también lo encontramos de forma experimental en las escuelas, en los colegios, en las cárceles, en los centros para minusválidos y en los asilos para ancianos...

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Los deportistas de alto nivel empiezan a integrarlo en sus programas de preparación, así como los artistas que desean desarrollar su creatividad. Asimismo, comienza a abrirse paso en las empresas. En el marco de este libro, nos contentaremos con proponerles posturas clásicas, simples, adaptadas a cada uno de los cinco elementos, que podrá practicar en su casa. Como una pequeña iniciación al Qi Gong, con el libro como todo maestro. Las posturas de imitación de los cinco animales, la repetición de sonidos especiales, ciertas respiraciones o visualizaciones, han sido codificadas desde hace siglos para regular la energía de los órganos según las estaciones y los cinco elementos.

¿Cómo utilizar los ejercicios de Qi Gongde este libro?

Método

Cada uno de los capítulos de los cinco elementos acaba con ejercicios de Qi Gong que corresponden al elemento y, por consiguiente, a la época del año. Si uno tiene buena salud, puede aprovechar estos consejos para practicar los ejercicios de la estación y también fortalecer el órgano correspondiente, como por ejemplo el hígado en la primavera, el riñón en invierno, etc. Esta práctica será tanto más indicada y saludable si tiene un órgano sensible, en general el de su constitución principal, o bien si sufre trastornos estacionales específicos, como la rinitis alérgica en primavera, las bronquitis en otoño, el reuma en invierno. En cambio, si uno sufre un déficit severo en una función, o en un órgano, como por ejemplo una hepatitis crónica, o asma todo el año, entonces abandonaremos la idea de elegir los ejercicios de la estación, para dedicarnos exclusivamente a los del órgano deficiente, el hígado, el pulmón... Las claves de correspondencia de la energética china son el cuerpo del libro. De esta forma, podremos entender que, para mejorar la vista, haremos los ejercicios del hígado para mejorar el estado vascular, combatir la hipertensión, los del corazón para mejorar la sexualidad, los del riñón, etc.

La elección de los ejercicios

Se da al lector toda libertad para elegir, entre los ejercicios indicados para su caso, o según la estación, aquellos con los que se siente más a gusto y que practica con más placer, con la posibilidad de variar después de cierto tiempo y de probar otros. Sin embargo, una sesión equilibrada debería incluir tres apartados:

La duración

Hay dos opciones: o un solo ejercicio durante 10 minutos, o una sesión completa de 15 a 30 minutos si uno se siente con ánimo.

Un solo ejercicio

Sea un movimiento, o una respiración –visualización–, sonido, o menos frecuentemente un ejercicio de pie inmóvil, la práctica intensiva de 10 minutos será más eficaz que los cinco ejercicios de 2 minutos. Si no aguanta el ejercicio elegido durante 10 minutos, o si le falta tiempo, hágalo como mínimo 5 minutos repitiéndolo dos veces, con la posibilidad de aumentar el tiempo progresivamente hasta llegar a 10 minutos. Para verdaderamente reparar la energía de un órgano débil, será conveniente un tiempo de ejercicio de 10 minutos, con dos o tres ejercicios seleccionados. Para aumentar sus posibilidades, puede repetir con una segunda sesión de 10 minutos durante el día. Si tiene tiempo, ¿por qué no una tercera? No hay contraindicaciones, bien al contrario. Puede practicar 10 minutos por la mañana y por la noche o 10 minutos mañana, mediodía y noche.

Una sesión completa

Si elige hacer una sesión completa, se debe efectuar en este orden:

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2 Este método da excelentes resultados. Para familiarizarse con ella, puede consultar Y. Réquéna, La guía práctica de las moxas chinas (Grasset, 1986). Esta guía explica cómo mejorar 84 dolencias entre las más corrientes en nuestra vida cotidiana.

3 Y. Réquéna, Qi Gong, la gimnasia china para la salud y la longevidad, Ed. Guy Trédaniel, 1989.

4 Centre Français de Documentation sur la Médecine Chinoise, Groupe d’Études et de Recherche en Acupuncture, 192, chemin des Cèdres, 83130 La Garde.

La noción de elemento, en el sentido simbólico, está casi ausente en el pensamiento médico occidental. Sin embargo, es posible hacer «otra» lectura de algunos de nuestros métodos terapéuticos, especialmente de la fitoterapia, a la luz de las enseñanzas chinas. De esta forma, es posible adaptar nuestras terapias occidentales a una lectura oriental del hombre y de su lugar en el universo.

La fitoterapia occidental es una gran dama respetable, de varios milenios de edad, alabada en el transcurso de los siglos por grandes figuras históricas: Hipócrates, Dioscórides, Plinio, Galeno en la Antigüedad, luego Paracelso, Garus y, durante nuestro siglo, Jean-Marie Pelt, Jean Valnet...

La fitoterapia occidental pasa por empírica a los ojos de ciertos científicos puristas. Sin embargo, no ha dejado de beneficiarse del aporte de otras ciencias. Debemos a los árabes la introducción en occidente de los principios de la alquimia, una ciencia nacida en China. También les debemos grandes médicos, como Avicena, que han hecho avanzar el conocimiento médico y especialmente el conocimiento de las plantas. La herencia de la sabiduría de los egipcios y de los celtas, asociada al conocimiento de Creta y de oriente Medio, completa esta suma de saber, que se elaboró en un crisol cultural constantemente enriquecido y renovado.

Desde finales del siglo XIX, la fitoterapia occidental dio un salto hacia delante con los progresos de la tecnología: investigaciones in vitro, química celular, estudios in vivo... Estos progresos tecnológicos han suscitado una nueva crea tividad en el modo de preparación o de elaboración de las plantas. Las formas galénicas utilizadas hoy en día en el mundo occidental, y particularmente en Francia, son mucho más numerosas que en otros continentes, incluso que en China. En Francia se pueden utilizar infusiones y decocciones, pero también alcoholatos, tinturas madre, extractos fluidos, extractos hidro-alcohólico-glicerinados, extractos secos, extractos blandos, nebulizados, aceites esenciales, aguas florales, elixires florales; sin contar lo que hemos aprendido asociando estas formas galénicas entre ellas al obtener una acción más poderosa llamada «efecto sinérgico». Es el caso de la clásica asociación tintura madre y aceites esenciales que dio nacimiento al concepto de fitoaromaterapia.

Cuestión de sabor...

Resultaba extremadamente seductor tender un puente entre el conocimiento chino y la galénica occidental, para mejorar la eficacia terapéutica y la profundidad de acción de nuestras plantas, las que crecen en nuestros campos y en nuestros jardines, las que usaban tanto nuestras abuelas como nuestros antiguos herbolarios. Para esto, había que clasificar las plantas occidentales según los criterios de la farmacopea china.

¡Dicho y hecho! Y eso desde 1982 5. Al contrario de lo que podíamos esperar, esta aventura no fue obstaculizada por ninguna gran dificultad. Al principio se planteaba la cuestión de qué sabor relacionar con cada elemento. Bastó con sumergirnos en los textos científicos modernos para encontrar una pista acerca de los cinco sabores en algunas de las obras de fitoterapia más clásicas, como la Matière médicale de Parys y Moïses 6. Estos sabores dejan de ser nociones abstractas cuando se les acerca a las grandes clasificaciones farmacológicas como los ácidos orgánicos (ácido), los alcaloides (amargo), los mucílagos y los ácidos grasos (dulce, insípido), la clorofila, el hierro, el azufre (picante), las sales orgánicas (salado).

El Yang simpático y el Yin parasimpático

Lo mismo ocurre con la noción de energía Yin y Yang, que flirtea con las nociones occidentales de plantas tónicas o analépticas (Yang) en oposición a las plantas sedativas o hipnóticas (Yin). Si uno se interesa por las más recientes investigaciones en farmacología vegetal, se da cuenta de que también puede realizarse una clasificación Yin/Yang en función de la acción que producen las plantas sobre el sistema nervioso autónomo. Éste dirige las actividades biológicas de las cuales no tenemos ninguna conciencia: secreciones de las glándulas endocrinas, los latidos del corazón, la amplitud respiratoria, el funcionamiento digestivo... Está compuesto de dos ramas: el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático. Esquemáticamente, el sistema nervioso simpático activa y estimula estas funciones, es el acelerador; el sistema nervioso parasimpático templa estas funciones, es el freno.

Por lo tanto las plantas Yang estimulan el sistema nervioso simpático y relajan el parasimpático. A la inversa, las plantas Yin estimulan el sistema nervioso parasimpático y relajan el simpático. Paralela y consecuentemente, las plantas sedativas se clasifican como Yin porque retardan la secreción de ciertas hormonas (progesterona, testosterona, hormonas tiroideas...) o a veces al contrario. Las plantas tónicas se clasifican como Yang porque estimulan estas secreciones hormonales y aumentan la vigilia.

De sorpresa en sorpresa...

El puente entre el saber oriental y occidental en materia de plantas está decididamente sembrado de sorpresas. ¡Profundizando en las obras de fitoterapia a la búsqueda de pistas, descubrimos que la «firma energética» de las plantas ya aparece claramente! El impresionante catálogo de indicaciones sobre cada planta, las asociaciones significativas de síntomas, se asemejan a lo que los chinos describieron desde siempre como exceso o defecto de cada uno de los cinco órganos.

Tomemos la pulsatila: está indicada sucesivamente para luchar contra las taquicardias, las neuralgias, las migrañas, los espasmos bronquiales, las rinitis alérgicas, las reglas dolorosas, los dolores pelvianos, la ansiedad, la angustia, las fobias. Volvemos a encontrar estos mismos síntomas en la medicina china, para describir lo que puede padecer un enfermo cuya energía del hígado está en exceso. Los médicos chinos dirían «un enfermo cuyo Yang del hígado “sube”». En otras palabras, se aconsejaría la pulsatila para todas las personas que presentan estos síntomas y que en medicina china sufren un exceso del Yang del hígado.

Otro ejemplo: la manzanilla. Con ella se trata indistintamente la falta de apetito, los dolores crónicos de estómago, el cansancio, la anemia, la falta de glóbulos blancos, la ausencia de reglas y la esterilidad. Para un médico chino, estos signos revelan un vacío del páncreas. Esto tiene su explicación, ya que el meridiano del bazo-páncreas pasa por el páncreas y por el estómago (digestión), luego por los órganos genitales (fertilidad). También está relacionado con el sistema linfático y con la inmunidad.

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Por lo tanto las plantas occidentales pueden perfectamente ser descodificadas, descifradas según los principios de la energética china. Se transforman así en una verdadera alternativa terapéutica cuando uno desea cuidarse y conservar la salud, siguiendo los preceptos de los cinco elementos chinos.

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Sin embargo evitemos toda euforia prematura. El asunto se revela a veces más complejo. Algunas plantas tienen dos sabores y una sola energía, mientras que otras tienen dos energías. La ortiga picante, por ejemplo, es a la vez ácida y fresca, picante y caliente. El ácido fresco dispersa la energía del hígado en casos de vesícula obstruida, de urticaria, de prurito cuando hay exceso; el picante caliente tonifica la energía del pulmón en caso de enteritis, de cansancio, de dermatosis crónica, de reumatismo cuando hay vacío.

Oriente y occidente se complementan

En este acercamiento entre la fitoterapia occidental y la energética china, resaltan dos ventajas mayores una ofrecida por oriente, la otra por occidente. En primer lugar, hay más de 50 plantas indicadas en la fitoterapia occidental para tratar el asma. Pero ¿cuál podemos elegir? No hay nada que lo indique. En la medicina china, el diagnóstico energético permite distinguir entre un asma por exceso de la energía del hígado, un asma por vacío de la energía del pulmón, un asma por vacío de la energía del riñón... Según las señales que presenta el paciente, alrededor de su síntoma principal, se podrá reconocer el origen de su enfermedad y elegir el tratamiento en consecuencia. Esto es el «plus» aportado por la medicina china.

El «plus» aportado por la medicina occidental es su formidable riqueza galénica. Cada forma ofrece sus especificaciones, mejor adaptadas para tal desequilibrio, más eficaces para reequilibrar tal otro. Pero para poder obtener de la asociación energía/galénica todos los beneficios que puede proporcionar, hay que conocer muy bien los diferentes modos de preparación y de extracción de las plantas. Antes de entrar en los detalles de estos distintos modos de preparación, recordemos que para llevar una fitoterapia de calidad al mercado se deberían utilizar únicamente plantas de cultivo biológico o plantas naturales. De la misma manera, es preferible evitar recurrir a plantas irradiadas. Éstas sufren una exposición a los rayos gamma, con el objetivo de esterilizar toda vida microorgánica que pudiera impedir su conservación. Es cierto, estas plantas irradiadas se conservan mejor, pero nadie sabe, hasta el día de hoy, las consecuencias que acarrea la ingestión de tales sustancias.

LOS EXTRACTOS HIDRO-ALCOHÓLICO-GLICERINADOS

La planta fresca se macera y se deja reposar durante varios días en una mezcla de agua, alcohol y glicerina.

El agua permite extraer los principios activos solubles en el agua (hidrosolubles) como en el caso de una infusión o una decocción. El alcohol extrae los principios activos solubles (eterosoluble), como en los alcoholatos o en las tinturas madre. Por último, la glicerina es otro disolvente que permite extraer los últimos principios activos que han podido resistir al agua y al alcohol.

Ventaja de esta fórmula: el extracto final sólo tiene un promedio de 21º de alcohol, mientras que una tintura madre puede llegar hasta 60 º, lo que hace su uso delicado, particularmente para los niños.

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