Agredecimientos
Manglares
A Juan Darío Restrepo, Universidad EAFIT de Medellín, por la autorización del uso de fotografías y por su valiosa información sobre estuarios y manglares.
Poríferos
A Sven Zea, Universidad Nacional Sede Caribe, por informaciones importantes sobre las esponjas de Colombia y particularmente por la ayuda en la identificación de algunas especies.
Cnidarios
Nuestro conocimiento sobre y las fotografías de los Cnidarios han sido posibles gracias al apoyo de la Universidad del Valle, Colciencias, Fundación para la Promoción de la Investigación y la Tecnología del Banco de la República, Conservación Internacional, WWF y Fundación Malpelo y Otros Ecosistemas Marinos. Nuestro trabajo en áreas protegidas ha sido posible gracias al apoyo logístico y a los permisos de investigación concedidos por la Unidad Administrativa Especial de Parques Nacionales Naturales. textAutorescemos a Mateo López Victoria, Melina Rodríguez Moreno y Alberto Rodríguez Ramírez por permitirnos usar algunas de sus fotos.
Poliquetos y Vermiformes
Los autores agradecen a la Universidad ICESI por el préstamo de equipos para hacer algunas fotografías. Al Departamento de Biología, las Comunidades de Piangüita y Bahía Málaga, al Ministerio del Medio Ambiente y a la Unidad de Parques Nacionales Naturales de Colombia.
Moluscos
Los autores agradecen a Fernando Zapata Rivera y a Juan Felipe Lazarus Agudelo por la autorización del uso de sus fotos en este capítulo. Igualmente, se textAutoresce a Colciencias y a Invemar, por el apoyo en proyectos de investigación.
Crustáceos
Los autores expresan sus agradecimientos a Diego Lozano, Melina Rodríguez y Mateo López, quienes amablemente cedieron algunas de las fotos que aparecen en este capítulo.
Peces Arrecifales
Nuestro conocimiento sobre y fotografías de los peces han sido posibles gracias al apoyo de la Universidad del Valle, Colciencias, Fundación para la Promoción de la Investigación y la Tecnología del Banco de la República, Conservación Internacional, WWF y Fundación Malpelo y Otros Ecosistemas Marinos. Nuestro trabajo en áreas protegidas ha sido posible gracias al apoyo logístico y a los permisos de investigación concedidos por la Unidad Administrativa Especial de Parques Nacionales Naturales. Agradecemos a Adriana Alzate Vallejo, Mateo López Victoria, Ana María Palacio Castro, María del Mar Palacios Otero, Melina Rodríguez Moreno y Alberto Rodríguez Ramírez por permitirnos usar algunas de sus fotos.
Peces Comerciales
A Cristian David Garcés Restrepo por el retoque de fotografías y a Pablo Jiménez, Natalia Carolina Mora, Gustavo Castellanos, Carlos G. Muñoz, Francisco Sobrado Llompard y Andrés Carmona por las fotos para el capítulo.
Reptiles
A Ximena Moreno, Manuel Merchán, Paulo Robledo, Carlos Muñoz, y a la Asociación Chelonia por autorizar el uso de material gráfico institucional que enriqueció este documento.
Aves Marinas y Playeras
A Bellineth Valencia y Julio César Herrera por sus valiosos comentarios durante la selección del material fotográfico. A la Fundación Yubarta y a la Asociación Calidris por autorizar el uso de material fotográfico institucional para enriquecer este documento.
Mamíferos
Los autores textAutorescen a Germán Soler y a la Fundación Malpelo por la autorización del uso de la fotografía submarina de la yubarta.
Iván Enrique Ramos Calderón, Rector Universidad del Valle
Los departamentos de la región Pacífico: Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño, por iniciativa de sus gobernadores y en especial el del Valle del Cauca, realizan grandes esfuerzos por la integración en una sola región. Esta integración tiene como origen la necesidad de generar proyectos conjuntos y de impacto, en procura de un desarrollo integral. Por esta razón firmaron en febrero de 2011 el Protocolo de Constitución de la Región Pacífico de Colombia: “Tierra de Paz, Mar de Prosperidad”, en el que se ha asumido el compromiso de mejorar la calidad de vida de la población e impactar positivamente en los indicadores sociales y económicos del territorio.
La región del Pacífico colombiano tiene 78.618 kilómetros cuadrados, aproximadamente, con 1.300 kilómetros de costa y representa el 7.2% del territo rio nacional. Los cuatro departamentos mencionados constituyen espacios geográficos y sociales multidiversos, con características relativamente homogéneas entre ellos, a nivel ecosistémico, socioeconómico, sociocultural y ambiental que tiene como mayor riqueza su alta biodiversidad (también conocida como megadiversidad), la cual se debe a sus características geológicas y climáticas. Estas características derivan en condiciones ambientales de temperaturas cálidas, alta humedad, protección de la radiación solar gracias a una poderosa cobertura nubosa y alta pluviosidad, al punto que se cree que está entre las zonas más lluviosas del mundo, lo cual se traduce en abundancia de corrientes de agua, quebradas y ríos que sólo puede compararse en Colombia con el área de la Orinoquia y la Amazonia. Este conjunto de características favorece el desarrollo de un gran número de especies de plantas, que constituyen la exuberante selva del Choco biogeográfico.
Es muy claro, entonces, que en esta área hay una enorme riqueza de especies de plantas, y al mismo tiempo registra el mayor índice de especies exclusivas de una región, es decir, de endemismo continental. Una buena parte de las plantas del llamado Chocó biogeográfico son bien conocidas gracias a los descubrimientos de sabios tan importantes como Humboldt, Cuatrecasas, Caldas y más recientemente Gentry, quien calificó a la diversidad de plantas de la zona del Chocó como excepcional. Esta región es también centro de diversidad y endemismo de mariposas; la parte central y pluvial es rica en aves, incluyendo especies endémicas y también presenta la mayor profusión en la región en cuanto a familias de mamíferos. Finalmente, es bien conocida la abundancia que posee en familias y especies de anfibios, reptiles y peces. Toda esta riqueza ha sido plasmada en diversas obras tanto científicas como de divulgación.
La biodiversidad marina y costera del Pacífico es mucho menos conocida. En el pasado, principalmente en la primera mitad del siglo XX, fue objeto de estudio, gracias a un buen número de cruceros de investigación realizados por otros países, entre ellos los Estados Unidos de América. A partir de la segunda mitad de ese siglo, los investigadores colombianos empezaron a apropiarse y a generar conocimiento sobre la diversidad marina. El desarrollo de la investigación marina alcanzado por otros países como México, Perú y Chile, con quienes se comparte la frontera oriental del océano Pacífico (o Pacífico Oriental Tropical) motivó que parte de esas flora y fauna entre la costa Pacífica de Colombia y toda la llamada provincia Panámica (desde Baja California hasta el norte del Perú) fuese mejor conocida.
En Colombia, la Universidad del Valle comenzó en 1975 el estudio de los organismos marinos de la costa Pacífica a través de proyectos de investigación que hicieron inventarios de los principales grupos taxonómicos. De estos proyectos quedan las colecciones de plantas y animales que la Universidad posee, catalogadas como la principal colección de plantas y animales del océano Pacífico colombiano. Las investigaciones llevadas a cabo por la Universidad, junto con el desarrollo de un programa de Biología con énfasis en Biología Marina, inicialmente, y posteriormente la aparición de la maestría en Biología y más tarde los doctorados en Biología, Ciencias Ambientales y Ciencias del Mar, han venido contribuyendo significativamente al conocimiento a través de la realización de múltiples publicaciones científicas en revistas internacionales y nacionales y numerosos libros y copiosa participación en capítulos de libros hechos en Colombia y en muchas otras partes del mundo.
La Universidad del Valle tiene un compromiso muy importante con el Pacífico, que se manifiesta no sólo con la formación académica de más alto nivel para los habitantes de esta región, quienes pueden obtener sus títulos universitarios en la sede de Cali o en la sede Regional de Buenaventura, sino también con la producción de conocimiento para el desarrollo y mejora de la calidad de vida de los habitantes del litoral Pacífico.
Como uno de los resultados de este compromiso, tengo el orgullo y la satisfacción de presentar a la comunidad regional y nacional esta obra: “Colombia Pacífico: Una visión sobre su Biodiversidad Marina”, realizada por profesores, egresados y estudiantes activos de la Universidad del Valle, producto de un encomiable esfuerzo en investigación en ciencias del mar, en algunos casos complementado con importantes aportes de otras instituciones, principalmente organizaciones no gubernamentales en las que participan otros egresados con quienes la Universidad viene haciendo investigación cooperativa.
Este libro es un viaje por la biodiversidad marina y costera del Pacífico colombiano, en el que podremos apreciar la diversidad de formas, la belleza, el colorido y la importancia ecológica de los organismos que forman los ecosistemas marinos desde plantas como los manglares y las algas hasta los mamíferos, pasando por toda la escala zoológica de invertebrados y vertebrados marinos. Si bien esta obra reúne una parte de los organismos que han venido siendo encontrados por investigadores de la Universidad del Valle a lo largo de los 35 años continuos de investigación marina, la Universidad continuará en los próximos años con su compromiso institucional de aportar información científica sobre las ciencias del mar en Colombia y principalmente sobre el Pacífico.
Este es el tercero de una serie de libros producidos sobre biodiversidad, que tienen como uno de sus propósitos fundamentales motivar la apropiación y aumentar el sentido de pertenencia hacia nuestros territorios casi inexplorados y hacia nuestra flora y fauna. Primero fueron los libros sobre los árboles y sobre la fauna del Campus de la Ciudad Universitaria en Meléndez y ahora este hermoso libro sobre la costa del Pacífico, que la Universidad del Valle considera como un gran campus natural en el que adelanta formación académica e investigación científica sobre las Ciencias del Mar.
Confiamos en que esta obra contribuya a la creación de conciencia ambiental sobre nuestra biodiversidad y sobre la importancia de hacer una utilización racional de nuestros recursos naturales en el Pacífico y que además sirva como un elemento más para la consolidación de esta región, como es el deseo de los pueblos de los cuatro departamentos: Chocó, Cauca, Nariño y Valle del Cauca.
Agradezco al señor Gobernador del Departamento del Valle del Cauca y Presidente del Consejo Superior de la Universidad del Valle, doctor Francisco José Lourido Muñoz, por su genuino interés en el Pacífico colombiano, por conservar su diversidad, por integrar a sus pueblos en favor de una Colombia más unida y reconocida y por haber liderado la constitución del Protocolo para la creación de la Región Pacífico, como un paso, un primer paso, en la construcción de unas mejores condiciones de vida y de oportunidades para todos sus habitantes.
Finalmente, agradezco a los autores su esfuerzo en la realización de tan excelente trabajo, al darnos a conocer la belleza y la biodiversidad del Pacífico colombiano.
Jaime Ricardo Cantera Kintz, Edgardo Londoño-Cruz & María Isabel Arce Plata
La costa del Pacífico colombiano, la cual incluye toda la zona costera desde el borde del mar hasta el piedemonte de la cordillera Occidental, forma parte de una gran cuenca de 80.000 Km2 denominada la cuenca del Pacífico. El aspecto actual de la costa es el resultado de la deposición de sedimentos aluviales durante el último millón de años en una antigua fosa oceánica, por una parte, y la emersión del borde costero, por otra. El fondo oceánico que rodea la costa pacífica colombiana presenta gran actividad geológica, lo que ha originado una costa con topografía muy accidentada, gran actividad tectónica y modificaciones de la geomorfología (Galvis y Mojica, 1993; Martínez, 1993). El fondo submarino está cubierto principalmente por lodos arenosos terrígenos aportados por los ríos.
La marcada actividad geológica, las condiciones climáticas y los aportes sedimentarios de los ríos se traducen en la existencia de una gran variedad de ecosistemas costeros, que pueden estar basados en acumulaciones de materiales de naturaleza inorgánica o de organismos vegetales o animales. Del primer grupo encontramos en el Pacífico colombiano los acantilados, las playas arenosas y rocosas, los planos de lodo, y los fondos permanentemente sumergidos, tanto rocosos como de arena y lodos. Del segundo grupo, los principales son los manglares y los arrecifes coralinos (Cantera y Contreras, 1993). En este capítulo describiremos las principales características ambientales y biológicas de estos ecosistemas naturales.
PLAYAS ARENOSAS
Este ecosistema ocurre generalmente en costas abiertas o en las aberturas (bocanas) de los estuarios, bahías, golfos y desembocaduras de los ríos. Son formadas principalmente por el aporte de material silíceo de origen continental, traído por los ríos que desembocan en los estuarios, o por materiales que resultan de la erosión costera. En algunas regiones, debido al patrón de corrientes y olea je, se forman bancos arenosos paralelos a la costa, llamados “bajos”, que continúan creciendo para formar “barras” (barreras arenosas elevadas), que funcionan como rompeolas y retienen el material detrítico originado por la descomposición de la “hojarasca” de los manglares, contribuyendo así a la productividad de los estuarios.
Playa arenosa, Mulatos (Fotografía: Jaime R. Cantera Kintz)
Los principales factores ambientales que determinan la composición y la diversidad biológica en las playas arenosas son: la granulometría, la porosidad y la naturaleza del sustrato; la acción mecánica de las olas y de las mareas; el contenido de oxígeno, la temperatura y la salinidad (Cantera et al., 1994).
La vida en las playas arenosas del Pacífico colombiano
Las condiciones de vida en una playa arenosa son difíciles y sus habitantes requieren adaptaciones muy especiales; por esta razón no se caracterizan por tener una alta diversidad de organismos (Cantera, 1991). La mayoría de las poblaciones de organismos de playas arenosas presentan marcadas fluctuaciones temporales en su abundancia y los organismos se distribuyen en las playas arenosas siguiendo un gradiente de humedad creciente, desde la frontera de la playa con la vegetación terrestre hasta el límite del mar.
Los principales vegetales que habitan en estas playas son plantas arbustivas, herbáceas o rastreras que viven en las partes más altas donde la acción del mar sólo se manifiesta por la aspersión de las olas o por inundación durante las grandes mareas. El otro grupo importante de vegetales son las diatomeas, que cubren en forma de película la superficie, dándole una coloración gris-verdosa.
Los animales que habitan las playas arenosas pueden dividirse en tres grupos, de acuerdo con el tamaño que presenten: la microfauna, la meiofauna y la macrofauna; y dentro de estas agrupaciones se encuentran representantes de diversos grupos taxonómicos.
Los lugares que habitan los organismos en las playas arenosas son variados; por ejemplo, debajo de acumulaciones de material detrítico, restos de árboles, madera y basura se encuentran crustáceos, anfípodos, insectos colémbolos y dípteros. También pueden encontrarse perforaciones de los cangrejos rojos de playas, que se desplazan por toda la playa durante las horas de marea baja, en busca de alimento. Es frecuente observar a estos cangrejos haciendo “bolitas de arena” con las estructuras bucales, en un complejo proceso que conlleva a la separación de las algas de la arena.
La zona central de la playa está ocupada principalmente por moluscos bivalvos (conocidos como “almejas”), gasterópodos y crustáceos de arena. En las partes más bajas de las playas, las cuales permanecen poco expuestas a la desecación, se encuentra un número mayor de especies marinas, incluyendo poliquetos y algunos gusanos tubícolas, moluscos y equinodermos que pueden ser muy abundantes en algunas regiones.
Costa Rocosa, Isla Palma (Fotografía: Alan Giraldo).
Hay otros organismos, como las aves playeras (chorlos) o marinas (gaviotas, pelícanos, cormoranes), que visitan las playas para reposar durante sus via jes migratorios o para alimentarse de los invertebrados y pequeños peces que quedan expuestos cuando la marea baja. A las playas también llegan diferentes tipos de peces, para alimentarse, cuando la marea está alta o subiendo. Otro visitante, aunque temporal, pero no por eso menos importante, son las tortugas marinas, de las cuales al menos dos especies desovan en las playas en algunas zonas del sur del país, como en Vigía (Nariño) y la playa de El Cocal (o Playa Palmeras) en la Isla Gorgona.
LAS COSTAS ROCOSAS
Este hábitat, muy importante en la costa pacífica colombiana, principalmente en la costa del Chocó, al norte de Cabo Corrientes (Londoño et al., 2008), Bahía Málaga y Buenaventura (Aspen y Nivia, 1984, Cantera y Blanco, 2001) y la Isla del Gallo en Tumaco (Prahl y Cantera, 1986), está constituido por rocas de origen ígneo o sedimentario formadas en períodos geológicos antiguos. Las playas rocosas son originadas por la erosión de los acantilados y según el tamaño de los trozos de piedra se tienen playas de bloques, de cantos rodados y de gravas (Cantera, 1991).
Los factores físicos que determinan las condiciones de vida en esas zonas rocosas son: la amplitud de las mareas: movimientos verticales del mar; la acción de las olas; la naturaleza del sustrato (composición geológica y la dureza de las rocas); y la temperatura, salinidad y vientos. Por otro lado, los principales factores biológicos son la presencia de asociaciones vegetales, la competencia por la superficie de fijación y la alimentación. En la Costa pacífica colombiana la bioerosión de las rocas es también un factor determinante de la composición y de la estructura de las comunidades que ocupan estos ambientes.
La vida en las costas rocosas
Las costas rocosas presentan una diversidad faunística y florística notable por su riqueza. Los organismos habitan en franjas muy claras, desde las partes más altas y menos influenciadas por el mar hasta las zonas que reciben continuamente su acción. Estas costas han servido como modelo para la mayor parte de patrones de zonificación de organismos que existen en el mundo.
Para el caso de las costas rocosas del Pacífico colombiano, las principales zonas y las especies que se pueden distinguir en cada una de ellas son: la zona supralitoral, que constituye una transición entre la tierra y el mar, donde el efecto de este último sólo se percibe en marea alta o por la aspersión de las olas; la zona mediolitoral o intermareal, que está cubierta por agua en marea alta, pero descubierta y expuesta a condiciones aéreas durante marea baja. En esta se pueden encontrar dos franjas, según los organismos que las habitan: una zona superior, con bálanos, caracoles, cangrejos y algunas algas; y una zona inferior, habitada por bivalvos, esponjas y gusanos poliquetos. Finalmente, está la zona inferior, la cual permanece sumergida durante tiempos prolongados y que constituye uno de los ecosistemas costeros con mayor biodiversidad en el Pacífico colombiano, presentando una fauna compuesta por casi todos los grupos de organismos bentónicos marinos, entre los que se destacan gasterópodos, bivalvos, cangrejos, equinodermos, gusanos planos, poliquetos, briozoarios, esponjas, ascidias e hidrozoarios. Todos estos organismos pueden habitar en grietas y cavidades de las rocas, o debajo o dentro de estas, en donde se protegen contra la desecación y los depredadores.
Bioerosión en el Pacífico colombiano
Los acantilados son erosionados por el hidrodinamismo marino, pero esto puede ser reforzado por algunos organismos. Este proceso, llamado bioerosión, ocurre en las rocas expuestas a la acción del agua marina que son colonizadas por microalgas, las cuales realizan microperforaciones en la superficie de la roca. Estas algas sirven de alimento a algunos moluscos (caracoles y quitones) que las raspan, causando pequeñas fisuras, aumentando la superficie de contacto con agentes erosivos y disponiéndolas para el ataque de los bioperforadores. El resultado final de la acción erosiva es considerable y esto ocasiona que, en algunas regiones de la costa pacífica (Bahía Málaga, el norte de la Bahía de Buenaventura y la Isla del Gallo), los acantilados se erosionen rápidamente, modificando la geomorfología costera y dando lugar continuamente a islas y penínsulas (Cantera et al., 1998).
Manglares, Parque Nacional Sanquianga, Nariño (Fotografía: Jaime R. Cantera Kintz)
LOS ECOSISTEMAS DE MANGLAR
El nombre “manglar” se aplica a ciertas asociaciones vegetales costeras de los trópicos y subtrópicos que tienen características comunes a pesar de pertenecer a diferentes grupos taxonómicos (Prahl, 1990, Prahl et al., 1990). Estas características incluyen: tolerancia al agua salada y salobre; capacidad para ocupar sustratos inestables; adaptación para intercambiar gases en sustratos pobres en oxígeno; reproducción por embriones capaces de flotar y ser dispersados por el agua. Estas especies se distribuyen dependiendo de las características medioambientales, como amplitud y rango de protección de las mareas, composición del suelo, ofer ta de agua dulce, protección de la acción directa del olea je y del acarreo de arena, flujo de nutrientes, topografía y clima. Dependiendo de estas condiciones se agrupan en: manglares de barras, manglares ribereños o manglares de borde.
Este ecosistema es conocido en todo el mundo por su alta productividad y los del Pacífico colombiano no son la excepción. La hojarasca producida por el manglar es sometida a la acción mecánica de las mareas, del viento, del sol y de la abrasión con el sustrato, los cuales la fraccionan y convierten en detritus. Los fragmentos son colonizados por microorganismos (bacterias, hongos, etc.), los cuales actúan descomponiendo los tejidos vegetales y produciendo proteína microbiana. Estos fragmentos también son atacados por gusanos, crustáceos, insectos, gasterópodos, peces y otros animales. A los organismos que ingieren estos fragmentos se les denomina detritívoros. Los restos vegetales no digeridos son liberados al medio, donde pueden ser recolonizados por microorganismos, repitiéndose el proceso hasta que el núcleo vegetal queda convertido en macromoléculas orgánicas, las cuales se exportan con las mareas como materia orgánica en suspensión o en disolución.
Las hojas que caen directamente al agua se ven expuestas a un proceso similar al descrito para el medio terrestre. Las recién caídas son atacadas por postlarvas de camarones, que retiran con sus mandíbulas la capa de cera que cubre las hojas. Después de esta acción, las hojas son colonizadas por levaduras y bacterias. Este sustrato es pastoreado nuevamente por los camarones que retiran la proteína bacteriana y liberan, con las heces, material orgánico finamente triturado.
Es importante resaltar que los manglares no sólo representan una fuente de energía y un sustrato de sostén, sino que también sirven como área nodriza (donde se lleva a cabo la reproducción de muchos organismos y se desarrollan las larvas de peces, crustáceos y moluscos, muchos de los cuales son de importancia comercial) y como medio de protección a una gran cantidad de organismos que encuentran en sus troncos, entre sus raíces o en el fango, un refugio natural. Dos grupos de estos organismos, que llegan a los manglares a reproducirse y donde viven las fases tempranas de su desarrollo, son los camarones marinos y los camarones de agua dulce.
Los principales organismos vegetales que tienen representantes notorios en los manglares del Pacífico colombiano son las algas verdes, pardas y rojas (Peña et al., 2000; Peña et al., 2007). A pesar de ser pocas las especies de animales exclusivas de manglares, este ecosistema cobija un número alto de representantes bentónicos, gracias a la elevada productividad primaria que presenta esta asociación vegetal. Entre los principales grupos animales se encuentran esponjas, anélidos, sipuncúlidos, crustáceos, moluscos y peces (Cantera et al., 1999; Lucero et al., 2006).
Arrecifes coralinos, Isla Gorgona, Cauca (Fotografía: Jaime R. Cantera Kintz)
ARRECIFES CORALINOS
Los arrecifes coralinos son ecosistemas formados principalmente por organismos conocidos como corales, de los que proviene su nombre. Estos ecosistemas son costeros y oceánicos y se encuentran en zonas tropicales, donde la temperatura media anual no desciende de 20°C. Por sus características de vida, los corales ocupan áreas donde las aguas son someras, las salinidades son relativamente elevadas y la turbiedad es baja. Por estas razones, los arrecifes coralinos son ecosistemas poco abundantes en el Pacífico colombiano, estando limitados a algunas regiones de la zona norte de la costa (Zapata et al., 2008) y a los fondos someros insulares de Gorgona (Zapata, 2001) y Malpelo (Zapata y Vargas-Ángel, 2003). Pueden estar formados por dos grandes tipos morfológicos de corales: los corales de crecimiento ramificado y los corales de crecimiento masivo.
Este ecosistema tiene su base en la existencia de los pólipos coralinos capaces de secretar un esqueleto calcáreo y de formar colonias, gracias a la energía y al aporte de CaCO3 (carbonato cálcico), que les proporcionan algunas algas simbióticas denominadas Zooxanthelas, las cuales viven dentro de los pólipos (Prahl y Erhardt, 1985). El esqueleto construido puede llegar a ser muy grande, formando enormes arrecifes, como los encontrados en la barrera arrecifal de Australia. En el Pacífico colombiano los arrecifes son de tamaño y desarrollo reducidos (Díaz et al., 2000), con longitudes inferiores a un kilómetro, a pesar de que se consideran relativamente antiguos, como los arrecifes de la isla de Gorgona, que tienen aproximadamente 6.000 años (Glynn et al., 1982).
La vida en los arrecifes coralinos
Aunque la mayor parte de la masa principal de los arrecifes está constituida por los corales madreporarios, en la formación se encuentran algas calcáreas y otros numerosos grupos de invertebrados, principalmente otros cnidarios, poliquetos serpúlidos, briozoos, moluscos, crustáceos y otros grupos menos frecuentes. La fauna que habita en zonas arrecifales se caracteriza por alta diversidad específica y su gran colorido. En las aguas que bañan las zonas coralinas del Pacífico colombiano (isla Gorgona, isla de Malpelo y en la ensenada de Utría) se han registrado más de 300 especies de peces, 600 de moluscos, 30 de equinodermos, 12 de octocorales y quedan aún muchos grupos por ser estudiados intensivamente.
Estas especies presentan una multitud de nichos ecológicos, pudiendo alimentarse del mucus del coral, del zooplancton que habita en las aguas arrecifales, pero mayormente de la gran cantidad de invertebrados y pequeños peces asociados tanto a las colonias vivas de los corales como a las masas basales muertas, donde encuentran protección. Muchos de los peces se hallan directamente asociados a las masas coralinas, pero algunos de ellos, sobre todo las grandes especies (tiburones, mantarrayas, barracudas, jureles, bravos y algunos túnidos), están en los bordes externos del arrecife, donde acuden en busca de alimento. Algunas pocas especies de moluscos y equinodermos pueden alimentarse de los tejidos vivos de los corales y ocasionar verdaderos desastres en algunos arrecifes; pero, este tipo de ataques masivos por predadores de corales no se ha presentado aún en las formaciones coralinas del Pacífico colombiano.
Los corales, como toda la costa pacífica colombiana, están afectados por perturbaciones sucesivas: enfriamientos del agua en ciertas épocas debido a la influencia de la surgencia de Panamá, que desciende en los primeros meses del año a lo largo de la zona externa de la costa pacífica colombiana, disminuyendo la temperatura de las aguas a cerca de 18°C por períodos superiores a una semana (Vargas et al., 2001).
De otra parte, durante las apariciones del fenómeno de El Niño en algunos años, las temperaturas pueden sobrepasar los 24°C, lo que puede ocasionar la pérdida de zooxanthelas de los pólipos coralinos. Durante el fenómeno de La Niña las aguas pueden enfriarse, ocasionando también la muerte de pólipos.
Entretanto, en las grandes mareas de puja de algunos meses del año, algunos de los corales, principalmente en la isla Gorgona, llegan a quedar expuestos al aire durante la marea baja. Las altas temperaturas, la insolación y, al mismo tiempo, la falta de agua y exposición al aire, pueden ser causa de mortalidad coralina. Además, los corales están sujetos a la acción de fuerte depredación por algunos peces y moluscos y sus bases muertas son erosionadas por moluscos bivalvos y erizos de mar (Londoño-Cruz et al., 2002).
Jaime Ricardo Cantera Kintz
La Universidad del Valle fue creada mediante la Ordenanza número 12 de junio de 1945 de la Asamblea Departamental del Valle. Posteriormente, mediante el Acuerdo 01 de febrero 3 de 1966 del Consejo Académico de la Universidad del Valle, fue creada la Facultad de Ciencias. A esta Facultad están adscritos los departamentos de Matemáticas, Física, Química y Biología.
Las primeras informaciones sobre Biología Marina en la Universidad del Valle aparecen en el año de 1966, cuando el gobierno nacional le otorgó al Departamento de Biología una concesión en la zona de Bahía Málaga, en la costa pacífica del Valle del Cauca, para hacer una reserva natural, que tenía entre otros objetivos realizar investigaciones en Biología Marina. En 1974, la Universidad del Valle inició las investigaciones para el desarrollo de la costa pacífica y solicitó la participación de la Unesco con el objetivo de fortalecer las Ciencias del Mar en la Universidad. Esta participación de la Unesco se hizo efecti- va a partir de 1975 y se tradujo en la realización de varios proyectos de investigación y cursos sobre Biología Marina dictados en la Universidad del Valle, tanto para estudiantes de Biología de esta Universidad como para profesionales de otras universidades. Este programa también apoyó la preparación de algunos textos sobre temas de Biología Marina y la dotación de materiales y equipos para el trabajo de campo y de laboratorio en ese tema. Todo este proceso fue liderado por el elevado nivel científico y la alta capacidad de gestión y realización del doctor Manuel Vegas Vélez, científico peruano enviado por la oficina de la Unesco en Montevideo, para el desarrollo de las Ciencias del Mar en la Universidad del Valle. Esta labor fue apoyada por los profesores Francisco Pineda Polo, Kevin Paul Mullen y Daniel Dossman.
A partir de ese momento se inició una larga y fructífera labor de la Universidad en la costa pacífica. Entre 1975 y 1977 se llevaron a cabo gran número de investigaciones relacionadas con la oceanografía y el conocimiento inicial de la fauna y flora de las bahías de Málaga y Buenaventura y de la Isla Gorgona. Durante este período se adquirieron equipos para investigación y se dictaron cursos de Introducción a la Biología Marina, Ictiología y Planctonología y, además, la Universidad sirvió como sede para el I Coloquio Nacional de Ciencias del Mar y el Primer Seminario Internacional sobre el Océano Pacifico Suramericano.
La llegada de dos nuevos profesores, Ricardo Rojas Beltrán y Francisco Rodríguez Prada, contribuyó al desarrollo de esta área en la Universidad. Entre los años 1978 y 1980 se realizaron varios programas de cooperación técnica y científica con diversas instituciones tanto nacionales como internacionales, como Colciencias (Colombia), la escuela de Altos Estudios de París (Francia) y el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (CIID, Canadá).
Posterior a marzo de 1978, cuando la sección de Biología Marina fue creada como quinta sección administrativa del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias (además de Botánica, Entomología, Genética y Zoología) dentro del departamento de Biología, la investigación generada y la canalización de fondos lograda por esta sección permitió la realización del I Seminario Latinoamericano sobre el estudio científico y el Impacto Humano en el Ecosistema de Manglar, con la asistencia de más de un centenar de participantes nacionales y cerca de veinte internacionales. Como resultado de este seminario se preparó la creación de un centro de investigaciones sobre el ecosistema de manglar en el Pacífico colombiano, el cual tendría como sede a la Universidad del Valle. Más tarde, la sección realizó el III Seminario Nacional de Acuicultura y el Primer Curso Internacional sobre Biología de Peces.
A partir de 1980 la sección de Biología Marina se caracterizó por el desarrollo de elevada producción científica, demostrada en la publicación de un número considerable de artículos, libros y proyectos de investigación. También se logró la consolidación del núcleo de profesores de la sección y más tarde fue aprobado su programa de estudios de pregrado para los estudiantes del Departamento de Biología, cuya primera promoción obtuvo su grado en 1987.
Durante la década de 1980 a 1990 la Sección de Biología Marina de la Universidad del Valle demostró un desarrollo y crecimiento sostenido y jugó un papel preponderante en la educación e investigación en Biología Marina, no sólo a nivel regional (costa del Pacífico), sino también a nivel nacional e internacional. La llegada del profesor Henry von Prahl contribuyó a la alta productividad intelectual lograda entre 1980 y 1989. En los primeros ocho años de esta década (1980-1988), la sección de Biología Marina llevó a cabo 36 proyectos de investigación, llegando a ocupar así el primer lugar a nivel nacional entre las universidades colombianas que hacían investigación en Ciencias del Mar en Colombia en cuanto al número de proyectos ejecutados.
Las principales áreas geográficas que han sido objeto de estudio para los investigadores de la sección de Biología Marina son: la bahía de Buenaventura, la bahía de Málaga, la ensenada de Tumaco y la isla Gorgona. En esta última localidad, la Universidad del Valle fue pionera en las investigaciones para el conocimiento de la fauna y la flora así como de la ecología de los principales ecosistemas costeros de la isla: costas rocosas, arrecifes coralinos y zonas arenosas emergidas y sumergidas, siendo clave para la designación de la isla como Parque Nacional Natural en 1986. También se realizaron algunos proyectos de investigación en el Caribe colombiano.
Por otra parte, el programa de pregrado en Biología ha formado biólogos en cinco áreas: Botánica, Entomología, Genética, Zoología y Biología Marina (en esa área desde 1986). De esta forma, ha llegado a ser reconocida nacional e internacionalmente gracias al desempeño de sus egresados que han hecho parte de instituciones importantes de investigación, gestión y docencia en el tema marino, contribuyendo en temas como la ciencia, la cultura y la educación marina, la acuicultura, la lucha contra la contaminación y la protección ambiental.
En la década comprendida entre los años de 1990 y 2000, la sección de Biología Marina continuó su papel destacado en el ámbito nacional en cuanto a la formación de biólogos con énfasis en Biología Marina y de investigaciones pioneras en el campo marino; dentro de las cuales se destacan investigaciones de alto nivel técnico en ecosistemas coralinos (isla Gorgona), estuarinos y de manglar (bahías de Málaga y Buenaventura), en taxonomía y ecología de peces y en microbiología y biotecnología marina (bahía de Buenaventura). También es de destacar la creación y consolidación de grupos de investigación, los cuales fueron reconocidos en el máximo nivel de excelencia por Colciencias. Durante esta década fue sede de la primera reunión de la Red Internacional para el Estudio de los Manglares.
La década 2000-2010 fue marcada por una importante internacionalización de la producción científica en Biología Marina. Se produjo un número importante de artículos en revistas internacionales indexadas y algunos de sus profesores participaron en proyectos internacionales y en libros mundiales sobre manglares y corales. Por otra parte, la Biología Marina adquirió una amplia dimensión con los estudios de postgrado en la Universidad, particularmente con el desarrollo de la maestría y del doctorado en Ciencias Biología, la participación en el Doctorado interinstitucional en Ciencias Ambientales, con las Universidades Tecnológica de Pereira y del Cauca y la creación del doctorado interinstitucional en Ciencias del Mar con las Universidades Nacional, de Antioquia, del Magdalena, Tadeo Lozano y del Norte.
En la actualidad, las investigaciones en Ciencias del Mar en la Universidad del Valle son realizadas por 7 profesores, todos con nivel de doctorado obtenidos en Brasil (1), Francia (2), Estados Unidos (2), Chile
(1) y Japón (1). Con este conjunto de profesores se traba ja en los campos de oceanografía, ecología animal aplicada, invertebrados marinos, ecología de manglares y estuarios, ecología de arrecifes coralinos, ecosistemas costeros rocosos, ictiología y biotecnología marina.