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EDITORIAL

 

 

 

 

 

Título: Quasar 3, antología Ci-Fi

 

© 2018 VV.AA

© Ilustración de portada: Luis Tomás

© Diseño Gráfico: Nouty

 

Colección: Volution

Director de colección y antología: JJ Weber

Coordinador antología: Víctor M. Valenzuela

 

Relatos y autores

Ulises de Alberto González

Nuevo titán Beta 4 de Álvaro López

Hasta aquí pesan tus besos de Carlos M. Chinillach

El árbol núcleo de Carlos Moreno

El fin justifica los medios de Danperjaz L.J.

Utopía de Helena Ramírez

El infierno en la Tierra de Javier Fernández

I.A de Javier Fernández Parrondo

Chatarra de Marc Barrio

Ley de incompetencia de Paco Illescas

Cerebrum Ex machina de Rafael Verdejo

Los últimos artesanos de Víctor M. Valenzuela

 

Primera edición junio 2018

Derechos exclusivos de la edición.

© nowevolution 2018

 

ISBN: 9788416936199

Edición digital enero 2019

 

Esta obra no podrá ser reproducida, ni total ni parcialmente

en ningún medio o soporte, ya sea impreso o digital, sin la expresa notificación por escrito del editor. Todos los derechos reservados.

 

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A todos los soñadores de realidades alternativas, a todos ellos que son más conscientes de la actual en la que vivimos.

 

 

 

 

 

Prólogo

 

 

 

 

Bienvenidos a la tercera edición de Quasar, una iniciativa que gestamos en Nowevolution con una enorme ilusión como defensores y seguidores del género y con la esperanza de aportar nuestra humilde contribución a la divulgación de la ciencia ficción de habla hispana.

Os traemos doce relatos. En realidad doce universos con sus dinámicas, idiosincrasias, personajes y especialmente las visiones de realidades alternativas algunas cercanas a la nuestra, otras alejadas en el tiempo y en el espacio con el elemento común de sumergirnos en la lectura, vivir esas realidades y meditar en cómo las personas interactúan en situaciones distintas a nuestro día a día, pues una de las esencias de la ciencia ficción siempre ha sido hacernos reflexionar sobre la naturaleza humana.

•Conoceremos lo que podría ser la última ciudad habitada por humanos.

•Trabajaremos con equipos de personas que intentan cambiar planetas enteros para posibilitar la vida humana.

•Nos mostrarán que la inmortalidad puede ser una dolorosa y larga desesperación si pierdes a quien amas.

•Veremos que el ser humano puede ser considerado una amenaza por sus propias creaciones.

•Nos preguntaremos si en ocasiones excepcionales el fin parece justificar los medios.

•Cuando tu mundo se desmorona y solo la realidad virtual parece tener sentido. ¿Qué es real?

•Advertiremos que tecnologías fantásticas no mejoraran necesariamente la calidad de vida de aquellos que solo pueden contar con sus manos para intentar garantizar su sustento.

•¿Es posible la amistad después de la Singularidad?

•Llegaremos a otros planetas, pero seguiremos siendo los mismos bárbaros de siempre.

•Comprenderemos que las tres leyes de la robótica no son suficientes para defendernos de nuestra estupidez.

•Nada volverá a ser lo mismo cuando el software es el motor de la sociedad humana y las empresas propietarias controlan también el mundo.

• Nos sumergiremos en una historia donde la realidad virtual es parte del tejido de la sociedad y allí trabajan los últimos artesanos.

 

Uno de los eslóganes más famosos de la ciencia ficción es: El espacio es la última frontera. Un límite que en la realidad se ha resistido décadas desde el hito del Apolo XI posando sobre la superficie de la luna el 20 de julio de 1969. Mientras esa frontera no llega, la literatura, como siempre, llena el vacío con historias, especulaciones y sobre todo nos da esperanzas de que no estamos tan lejos como puede parecer. El espacio está ahí al alcance de nuestra imaginación y si lo podemos imaginar, entonces lo podemos conseguir, pues esa es nuestra verdadera naturaleza.

No podría olvidarme de dar la enhorabuena a los autores finalistas y especialmente agradecer a todos los que confiasteis en nosotros y enviasteis relatos a las convocatorias. Muchas gracias a todos. Nos vemos en las siguientes ediciones.

 

Victor M. Valenzuela.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Alberto González Ortiz.

 

De adolescente ganó varios premios literarios con una serie de cuentos de los que no se acuerda.

Más mayor —no mucho— publicó El amargo despertar, una obra desgarradora que cosechó palabras amables allá por dónde fue: Semana Negra de Gijón, bibliotecas, museos siderúrgicos, presentaciones o noches en Tribunal. No serás nadie, su segunda novela, explica otras de las razones de la caída de nuestra civilización: la esclavitud. Su legado continúa en este relato. Publicó en el primer Quasar y también probó suerte en solitario con la historia de unos monitores de campamento perdidos en Brea. Maestro y escritor, escritor sin maestría.

 

Twitter: @albertoalez

 

 

 

 

 

 

Resumen de Ulises:

Escipión, el escriba de una de las pocas ciudades que sobreviven unos siglos más allá, narra con sorna cómo un tal Ulises intenta escapar de los muros de bebés vivos que la rodea. Cuenta, además, cómo en los peores años de los siglos xx y xxi, otros ingenuos llevaron hasta el límite esa utopía suya. El narrador comprobará al final, como dijo él mismo una vez, que la Historia solo la escriben los vencedores.

 

 

 

 

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Ni existe el principio ni seremos nunca los primeros en nada. Aunque ahora no es así, sé que siglos atrás muchos tenían como único objetivo en la vida justo eso: destacar ofreciendo algo nuevo al mundo. El tiempo nos ha dicho que todos han fracasado. Nunca nadie jamás ha logrado la extrema creatividad. Ni nunca, ni nadie ni jamás. No se auto-engañaron los renacentistas, por ejemplo, y sí los tipos de las vanguardias. Hoy voy a contaros la historia de otro perdedor, del que nos llevamos riendo generaciones y generaciones.

Pero no quiero ir muy rápido. Quiero que sepáis también quién soy yo y de dónde viene mi poder. Quiero que sepáis, al menos, alguna de las razones por las que este hombre tuvo las ideas tan claras. A saber quién leerá este documento en el futuro. La burla será mayor si consigo que os compadezcáis de él.

Me llamo Escipión, como todos mis predecesores, en honor al militar romano que asaltó la ciudad celtíbera de Numancia tras varios intentos en el 134 a.C. Y nos hacemos llamar los numantinos. Qué mejor nombre que el de nuestros adversarios. Llevamos décadas en el poder en la ciudad de Roma, en honor a la vieja gran metrópoli, que desapareció como casi todas la demás tras treinta y dos siglos de historia. La nueva es una ciudad amurallada e inexpugnable, sin contacto con el exterior. Me gusta llamar a la rebelión que acabó con la escoria condescendiente La Guerra del sueño. Quemé hace más de dos décadas No serás nadie, el único recuerdo de aquel tiempo, pero tengo grabadas a fuego algunos párrafos que quiero que tengáis presente antes de alegraros con la caída de Ulises.

Gracias a estos acontecimientos estoy escribiendo la historia de ese chico y, por lo tanto, la mía. Como os he dicho, no os puedo enumerar los orígenes de la decadencia, porque ningún origen es real. Sí, al menos, los más importantes. Allá van, si mi memoria no me falla.

 

Línea del tiempo del control del sueño

1853 Por primera vez, se usa el bromuro como sedante.

1913 Se multiplican: hidrato de cloral, barbifonal, fenobarbital y barbital.

1957 La era de los ansiolíticos. Bienvenido, meprobamato. Bienvenido, benzodiacepina.

2000 Los ordenadores no se apagan, no hay colapso. Sin embargo, un tanto por ciento muy elevado de la población occidental consume antidepresivos cada día.

2019 Se cierra la última biblioteca en España. Estaba en un suburbio de Madrid. Nadie necesita ya los libros, ni siquiera para dormir.

2020 Se hace el primer ensayo clínico europeo para usar, en un futuro, el sueño como un método de control y dominación. La cobaya se llama Andrea. No sale adelante.

2022 Lo consiguen. Se crea el barbitol, medicamento nieto del barbital. Hay más de un centenar de muertes por depresión y locura entre los pacientes cero. Habían calculado que menos de tres mil hubiera sido un éxito.

2023 Se comercializa el barbitol en toda Europa. Más de diez millones de euros se gastan en publicitarlo. Al final del año, un 21% de la población del viejo continente lo usa a diario. Un 21% que desea saber lo que va a soñar esa noche.

2027 Cuando el porcentaje llega al 50%, un referéndum que se repite tres veces hasta que se aprueba, consigue que, a cambio de que el gobierno elija los sueños de sus ciudadanos, distribuirá gratuitamente el fármaco. Y obligatoriamente.

2031 Se deroga la democracia. Nadie, a simple vista, se opone.

2033 Se cambia el calendario. Desde ese momento, se utilizará la siguiente grafía: 1lunes1, en donde el primer número es el día del mes, siempre se pone lunes, y el segundo número es el mes del año. Se dejan de usar, con pena de cárcel, las antiguas acepciones. Nadie, a simple vista, se opone.

2034 En el mes 1 se prohíben los besos. En el 6, toda manifestación artística. En el 12, los abrazos. Nadie, a simple vista, se opone.

2054 Pasa una generación.

2084 Y otra. Nadie, a simple vista, sabe lo que es la democracia, la literatura o el cariño. No existen.

2087 Se empieza a pensar en una nueva versión del barbitol.

 

Después de ese año todo se descontroló, por suerte. El nuevo fármaco no solo sirvió para controlar los sueños de la gente, sino para controlar a la gente en sueños. Se avisó, con otras palabras, de su función. Apenas hubo revuelo, solo un par de viejos idealistas que, de viejos, se marchitaron. Cuando se añadió que no necesitarían trabajar porque lo harían de noche, no hubo más que defender. Daba igual que toda esa buena gente estuviera cavando su propia tumba, y daba igual porque lo hicieron sin ser metáfora, de noche, dormidos y sin quejido alguno.

En otra generación, solo en otra más, descendimos la población en un 90%, ya que nadie se echaba de menos, algo no muy complicado cuando el mundo intuía el salir de casa como un delito. En la siguiente logramos el germen de lo que es hoy el mundo: pequeñas ciudades autosuficientes con el número justo de mujeres y con la casi total extinción del género masculino. En la mía, quién sabe si en el mundo entero, soy yo el único chico. Ulises fue de los últimos que quedaron fuera del pedestal del poder en el que me encuentro. Las chicas daban a luz sin saberlo a niñas en enormes sueños de cuarenta semanas. No fue tan difícil prescindir del género masculino para la reproducción. Con el apoyo necesario hubiera sido posible ya en el siglo xx.

Ulises, como os he dicho, fue uno de los últimos varones no numantinos. Su historia fue el empujón postrero que llevó a la desaparición de todos los demás hombres. Su historia, la que cuenta cómo quiso salir de la ciudad sin una motivación en concreto, es la que os voy a contar. Ya sabéis que la Historia, con mayúscula, la cuentan los vencedores. Qué cruel que nos llamemos los numantinos, ¿no creéis?

Por cierto, antes de Ulises estaban Laertes, Anticlea, Antolico o Mercurio. Nunca existe el principio. Siempre somos porque fueron otros antes. Alguno de mis antepasados guardó en una carpeta historias de iluminados para embellecer la leyenda de Ulises. Son dos pequeñas epopeyas: la de Lakabe y la de la Universidad Rural Paulo Freire de Tabanera de Cerrato, y dejaré que escuchéis de viva voz —de viva letra, más bien— las reflexiones de alguno de sus mecenas.

Ambas historias relatan la vieja utopía del que quiere escapar de todo, o de casi todo. Lakabe es el primer pueblo ocupado de España desde que la palabra ocupación tiene el significado que ahora podemos entender tú y yo. Nació en una cárcel, en la época del último dictador así llamado. Un grupo de insumisos se conocieron allí y vieron que tenían algo en común, que no muchos compartían: el ansia de paz. Se juntaron cuando salieron y pensaron: «Si no podemos eliminar al sistema, mejor será que salgamos de él». Eran tíos preparados, con sus carreras, su vida y su familia. Encontraron una casona en un monte navarro en la que empezaron a vivir. No estaban del todo incómodos, al menos podían vivir en comunidad. Al principio, y también al final, el problema fue el dinero. Les ocurrió lo que tantas veces se cuenta en los viejos cuentos infantiles, que en el último momento tuvieron una segunda oportunidad. Uno de ellos subió con las ovejas monte arriba, casi despidiéndose de la cordillera. Encontró un camino nuevo que le ayudó a cruzar un valle. No mucho más allá se topó con las siluetas de unas pocas casas. Al rato se dio cuenta que estaban casi todas derruidas. Solo una hora más tarde llegó allí y confirmó lo que se estaba imaginando: era un pueblo fantasma.

Tardó menos en volver a la casona, de la emoción.

Tardaron incluso menos en decidir llevar todas sus cosas allí para empezar de cero una vez más.

Lo jodido fue sobrevivir. La ilusión les dio fuerzas, pero el frío se las quitó, el trabajo se las prohibió y el hambre…, El hambre, pues eso, se las comió. Duraron algo más de un siglo allí. Primero comieron ortigas de primero, segundo y postre. Luego vendieron porcelana y solo las comieron de primero y segundo. Su descubrimiento fue el pan, que les dio sustento hasta que se acabó su historia a la vez que se acabó la del resto del mundo. Encontré una entrevista a un tal Timoteo, fundador de la utopía, electricista, pastor, mecánico, ganadero, economista y panadero. Aquí os la dejo.

Defínenos a Timoteo González.

Es muy difícil definirse a uno mismo sin llegar a ser pedante o de olvidarte de algo que al fin y al cabo es lo que te define. Aquí van algunas cosas: preocupado y respetuoso con la naturaleza, rural, luchador contra las injusticias de las personas y del sistema, familiar, grupal y libertario.

 

Defínenos a Lakabe.

Lakabe es un pueblo comunitario en el que intentamos afincar los valores que posibiliten a las personas vivir dignamente. Esto además con la idea de exportarlo fuera del pueblo para que poco a poco se vaya consolidando otra forma de relación con valores dignos para las personas y el entono. Sería como una cuña que va penetrando en el sistema con la idea de ayudarle a transformase.

El respeto a la naturaleza vivida como un ser vivo es uno de los pilares que nos posibilita seguir construyendo una forma de relación con todo el entorno tanto a nivel personal como político y social.

La economía común como ejercicio de autocontrol de todo lo que significa el desarrollo personal en lo relativo a la autogestión. Cada persona debe de controlar sus gastos relacionándolos con lo que aporta.

Relaciones personales respetuosas con el resto de las personas para poder crecer en armonía a nivel grupal y personal.

 

La gente que se arriesga asume que se enfrentará a numerosas derrotas. Háblanos de tus mayores victorias.

Después de estar todo el tiempo en contra del sistema establecido, apostamos por empezar a construir este proyecto y lo más importante para mí (mi mayor victoria) sigue siendo haber pasado ya 35 + 3 años y continuar con ganas de seguir construyéndolo a pesar de todas las trabas personales y colectivas que nos han venido y nos siguen viniendo de fuera y de dentro.

 

¿Hay algo de especial en la pobreza? ¿Y en la riqueza?

Pobreza y riqueza. La pobreza como forma de viada elegida que tiene en cuenta el respeto a los recursos del sistema, el vivir con lo justo, el no derrochar… Es una elección de vida muy interesante y tiene de especial que ayuda a utilizar solamente lo necesario para sobrevivir. La pobreza no elegida es algo que hay que descartar porque obliga a las personas a vivir por debajo de sus posibilidades vitales sin haberlo elegido.

La riqueza es algo que se debería desterrar porque para conseguirla o la persona se anula y no hace más que trabajar y encima no posibilita que otras personas puedan sacar lo mínimo para vivir, o es conseguida por medio de una explotación que no posibilita que las personas puedan vivir dignamente.

 

¿Qué no podrías dejar atrás?

No podría dejar atrás mi compromiso con la consolidación de este pueblo comunitario. La cercanía y cariño a mis seres queridos. El compromiso con el respeto a la naturaleza.

 

¿Qué ves si miras ahora por la ventana? El Sol, la Luna, ¿significan algo para ti?

En este momento un día nublado y nebuloso y un paisaje otoñal. Significan mucho porque me muestran los ciclos naturales que son la guía para mis actuaciones personales.

 

¿Cuál es tu palabra favorita? ¿Cuál es la que eliminarían los poderosos?

La mía el compartir. Los poderosos la eliminarían porque les reduce su poder.

 

¿Crees que existe el infinito? ¿Crees que estas palabras perdurarán?

No, no creo. Creo que es una creación ilusoria de la mente para poder explicar lo no entendible.

 

¿Cuál es tu mayor sueño?

La existencia de una organización social rural donde el intercambio, el compartir, el trueque y los valores horizontales sean los que predominen. Relaciones personales que posibiliten que todas las personas puedan vivir dignamente en igualdad. Alguna vez lo he soñado y fue un sueño muy agradable.

 

Buen iluso el Timoteo. Como os dije antes, también quería hablaros de una Universidad fuera del sistema docente del siglo xxi. Universidad rural, ni más ni menos; de pueblo, arbusto y adobe; de concepto imposible por ser, de siempre, la universidad un lugar bien incrustado en las grandes ciudades. Dejo que hable por ella y la explique uno de sus fundadores.

 

¿Cómo era el Héctor de hace 15 años?

Hace 15 años tenía 26. Estaba explorando el mundo. Viajando en caravana por Centroamérica, aprendiendo «lo esencial», a esperar, a mirar, a respirar, a escuchar. Aprendiendo de los pueblos originarios de América, de su sabiduría silenciosa y de su lucha digna y rebelde.

 

¿Cómo es el de ahora? Preséntate, presenta a los tuyos, a vuestro proyecto.

Ahora intento seguir aprendiendo, e intento poner en práctica algunas de esas cosas. Pero aquí, en mi raíz, en la tierra de mis antepasados, en mi pueblo. Intento, intentamos, evitar la desaparición de «nuestra sabiduría esencial». La sabiduría de las sociedades campesinas mediterráneas, la de nuestros anteriores. No se trata de una visión idealizada o romántica del pasado. Hay muchas cosas que han desaparecido, por suerte, y allí tienen que quedar. Pero hay una auténtica sabiduría fundamental que está en peligro de desaparición y hay que evitarlo. La mirada sosegada, la conexión y comprensión profunda de la Tierra, la naturaleza, de los ciclos, el camino de la autarquía, la no dependencia, la soberanía de la alimentación, la soberanía de la alegría y del ocio, el sentido de comunidad, el respeto…, conocimientos acumulados y transmitidos durante miles de años que nos están robado y que nos hacen más dependientes, más débiles, más inconscientes, más manipulables, menos libres…

 

¿Qué razones tuviste para para cambiar tu vida, qué ocurrió para decir «hasta aquí»?

La relación con los pueblos indígenas de muchas partes del mundo me abrió una perspectiva nueva, una consciencia profunda de lo verdaderamente importante y lo superfluo. Creo que eso fue lo determinante para perder el miedo. Descubrir y experimentar en primera persona que el bienestar no se encuentra en el modelo de dependencia que nos propone el discurso hegemónico.

 

¿Cómo será el Héctor de dentro de 15 años?

No lo sé. Lo que si noto es que mi calidad de vida, fuera de la rueda materialista de acumulación sin límite, es cada vez mayor. Espero que siga así. Espero haber aprendido muchas cosas y seguir teniendo ganas de aprender más. Espero seguir teniendo alegría, pasión y ganas de luchar y de mejorar las cosas, de seguir implicándome con el mundo en el que vivo.

 

Vemos que empieza a formarse en España una pequeña conciencia colectiva que busca una vuelta a los orígenes. Las grandes ciudades se empiezan a llenar de tiendas de consumo responsable y productos ecológicos, hay cursos de pastoreo (aunque se sigan necesitando pastores), talleres, ponencias. Gente como tú ha dado ya el paso, otros se lo están pensado. Ahora bien, quiero que te pongas en el lugar de la gran mayoría, la que os llama, como poco, ilusos. ¿Hay alguna razón para ello?

Seguramente lo iluso es creer que un estilo de vida insostenible (demostrado esto teórica y matemáticamente, sin ninguna duda) se va a sostener. Creo que vivimos en una sociedad infantilizada en la que una gran cantidad de gente ha perdido la capacidad de conectar causas y consecuencias. Somos una sociedad adolescente que solo es capaz de mirar a muy muy corto plazo y que tiene una especie de «fe» en que las cosas se arreglarán de alguna manera solas. No estamos acostumbrados a pensar, a decidir, a ensuciarnos, a saber el valor de las cosas, solo su precio. Estamos acostumbrados a que piensen y actúen por nosotros, de quien solo se espera que consigamos dinero, nada más. Es posible que muchos de esos movimientos de cursos, talleres… provengan también de esa mirada infantil y sean una especie de moda, pero hay otra parte que sí está dándose cuenta de que estamos montados en algo insostenible (ya a corto plazo) y que como no lo resolvamos con inteligencia se resolverá con dolor. El agua siempre vuelve a su cauce, por sí solo. Vivimos en una burbuja de irrealidad que se puede romper en cualquier momento. Ya se está rompiendo.

 

¿A qué dices que no activamente?

A la actitud pasiva y acrítica que nos quieren inocular.

 

¿A qué dices que sí activamente?

Al pensamiento crítico, reflexivo, informado e inquieto que se sale de la horma para encontrar nuevos caminos.

 

¿En dónde reside la esperanza para el ser humano?

En las culturas que aún tienen conexión con la naturaleza, que han guardado como un tesoro esa sabiduría esencial. Tenemos que escucharles y aprender. (Igual que ellos de nosotros, pero ellos esto ya lo saben).

 

¿Regalas libros? ¿Cuál es el que más has regalado?

Walden de H. D, Thoreau.

 

Por último: ¿crees que la libertad es importante? ¿Crees que lo son los sueños?

Si, por supuesto. Pero no es una meta, es una forma de caminar, de enfrentarse a la vida. No es nada extraordinario. Solo es vencer al miedo, tener herramientas para ello. Y los sueños son el combustible para ese motor.

 

 

Aun contándoos estas historias, casi cuentos o fábulas, pensaréis que estoy hablando de casos puntuales, que solo las utilizo para que Ulises os diera más pena. No os equivocáis del todo. Pero en la historia moderna han ocurrido casos más peligrosos, urgentes, bárbaros. Casos prácticos y masivos que ejemplifican la desidia humana y su más absoluta derrota. En la historia moderna, sí, han desaparecido ciudades. Porque a veces Ulises no es el que quiere volver a los orígenes: es la ciudad la que desaparece ante sus ojos. Quiero usar aquí extractos de lo que hace años llamábamos Internet, el lugar lleno de lugares que no existen.

En el siglo xx: Lisboa u Oporto. Extracto de http://www.voxeurop.eu/es/content/article/312571-lisboa-una-ciudad-fantasma.

La degradación de los inmuebles y el coste elevado del metro cuadrado expulsan a los jóvenes y transforman la capital portuguesa en una ciudad fantasma. Solamente los estudiantes que llegan cada año con el programa Erasmus parecen darle un poco de vida.

Pero la despoblación es imparable, y sus razones: «La mala calidad de los equipamientos de proximidad: guarderías, escuelas, centros de salud; la búsqueda de viviendas unifamiliares; y, la más importante, el coste del metro cuadrado».

En el siglo xxi: Detroit. Extracto de http://compendiummagazine.com/el-abandono-de-detroit.

Uno de los abandonos más grandes de la historia moderna. Cuando la gente se va de la ciudad, lo hace dejando atrás casas y edificios que resulta impensable puedan ser abandonados.

Con una superficie total de 359 km2, Detroit ha pasado de contar con 1849568 habitantes en su pico de finales de la década de 1950, a perder la mitad holgada hasta llegar a los 910294 a principios del 2011, según el censo de la ciudad.

Comparativamente, el abandono equivaldría a que Madrid capital perdiese una tercera parte de su población (605,8 km2, 3155359 habitantes), Barcelona y alrededores perdiesen otro tercio (3186461 habitantes) o que ciudades como Valencia y Sevilla quedasen despobladas (809267 y 704198 habitantes respectivamente) y por ende, despoblada también cualquier otra capital de provincia española, ya que las cuatro anteriores son las que registran mayor densidad.

 

No sé si por melancolía, ciencia o humor fuimos descendiendo poco a poco el número de hombres en la ciudad, y no de golpe, que pienso no hubiera importado. Dejamos que la muerte hiciera su trabajo. Ulises fue de los últimos, según el año en el que nació. No quedarían más de cinco o diez dentro de nuestro perímetro, porque justo veinte o veinticinco meses después el número de nacimientos varones fue cero. Y Ulises fue el último, y quizá el único, que quiso huir de aquí.

¿Sería por un sueño?

¿Por un golpe?

¿Porque alguien le reveló algún secreto?

¿Por TDAH?

¿Por curiosidad?

Ulises, es verdad, vivió en el último piso de una casa que daba justo al muro que nos separaba con el vacío que era el exterior. Como ya sabéis, esa gran pared está formada por un cúmulo de bebés vivos entrelazados entre sí que, gracias a sus heces, nos dan toda la energía que necesitamos aquí dentro. Si me paro a pensar, la visión es descorazonadora, pero es que además desde su ventana era capaz de ver unos centímetros lo que hay al otro lado. Esa es mi teoría: que la nada, que el vacío, es capaz de sorprender a un niño, marcándole su personalidad para siempre.

Cuando se quedó un día entero sin comer frente a la asquerosa pared y mis antepasados se dieron cuenta, inmediatamente le mudaron al centro de la ciudad. Quizá fuera demasiado tarde, porque los primeros días intentaba ir siempre allí. Al poco, dejó de hacerlo, y nos olvidamos del asunto. Pero aquí no acaba la historia, claro.

Sabemos que ocurrió lo siguiente porque uno de los nuestros, un renegado, nos lo contó y está registrado. Había noches en la que Ulises, además de limpiar las primeras plantas del edificio de nuestra corporación, se despertaba. Nos lo contó el tipo que le vio salir del edificio. Él, como cualquiera de los numantinos, tenía control sobre sus sueños. Le siguió sin molestarle esa noche. Excusó su comportamiento, el no habérnoslo contado de inmediato, porque no había ningún protocolo específico ante algo tan inusual. Ulises, nos explicó, se fue directo al muro de bebés vivos y se quedó quieto en el lugar que luego supimos que fue su casa de niño. Lo único extraño que sintió aquel hombre fue un sonido perturbador del otro lado, como de aullido, y que justo en ese momento Ulises se movió, colocando los brazos hacia delante esperando algo, para luego calmarse, esperando otra señal que nunca llegó esa noche. Volvieron los dos al edificio, uno dormido y el otro perplejo, y siguieron con su limpieza y su vigilancia. Ocurrió lo mismo las noches sucesivas, y el hombre siguió sin contárselo a los superiores por lo mismo: por no haber protocolo ante algo tan extraño. Pero al poco, en ese lugar límite entre la ciudad y la nada, el hombre reparó en cómo caía un papel a los pies de Ulises, lo vio y se lo metió en el bolsillo. A la vuelta pudo cogérselo para ver con claridad una foto raída, vieja, descolorida y muerta en la que se intuía una mujer y un bebé a los pies de un árbol en un lugar fuera de la ciudad.

Entonces sí que habló. Le llamamos renegado, le matamos y le volvimos a llamar renegado, ya muerto. No pensamos que fuera peligroso, pero no le necesitábamos para nada, y si éramos y somos ley, también la ejercemos a nuestra manera. Nadie le extrañó, ni nadie sabía su nombre.

Luego ya fuimos nosotros los que perseguimos a Ulises, de noche y de día. Él seguía haciendo lo mismo, pero nunca oímos ni vimos nada raro que proviniera del exterior. Pronto fue burla.

Lo extraño, cuando nos aseguramos de que no es peligroso, es siempre burla.

Pronto vimos volar un papel hasta sus pies. Lo cogió y lloró. Nadie se movió al ocurrir esto último. Ninguno de mis compañeros había visto llorar a nadie, ninguno sabía qué era, ninguno lo supo jamás. El llanto se extinguió décadas atrás, y yo mismo busqué su significado tras leerlo en el informe de mis antepasados.

Les alarmó ver a su pecho moviéndose.

Estar parado luego, inmovilizado, un par de segundos.

El grito, hacia arriba.

Luego otro, y otro.

Luego otro rato en silencio, en el cual levantó las manos con los puños bien cerrados.

Luego la vocal a alargada, aguda, superando el umbral del dolor auditivo, los doscientos decibelios que se confirmaron en las pruebas médicas posteriores.

Antes de la intervención, lo que la motivó: que ya con los ojos abiertos, dirigiera su mirada hacia nuestro edificio, y también sus pasos.

Se comi´´o….´´´´..´´..aa´´´.´´´´.´´´´´.´´´…

 

Ya sé escribir y termino esta mentira.

Se escribía mientras yo vivo, nunca después.

Te cuento.

Sí viví en la frontera. De pequeño creí que mi madre era la mujer que veía todos los días tras la reja de los bebés.

No sabía lo que es una madre, pero yo sentí que ella lo era.

Ella me miraba.

Ella me hacía gestos.

Ella escribía en el suelo grandes formas que ahora sé que son letras.

Ella me lanzaba dibujos, y letras. Y nadie se enteró.

Sí se enteraron luego de la foto.

Yo estaba siempre despierto por las noches. No fue muy difícil

engañar. Dormía de día.

La carta última me alertó que era fácil destrozar a los numantinos. Todos dormían a esa hora. También los que me perseguían.

Me explicó cómo matar.

Fue fácil.

A los tres que me perseguían, fácil.

Entrar, fácil.

Luego eran solo otros dos dentro del edificio.

Fácil.

Solo había uno despierto. Escipión. El que escribió esto. Paró

de hacerlo cuando vio que maté a sus tres compañeros

con una cámara que llevaba uno.

Escipión fue fácil.

Estaba muy gordo y escondido en un armario. Meado y cagado.

Pronto logré hacer entrar a mi madre.

Nos cuesta un poco despertar a todo el mundo y cambiar su vida.

No tenemos prisa. Además, las puertas están abiertas. Y el edificio. Y la noche.

Ella me dice que no está mal escrito del todo y

que quiere terminar este relato.

La dejo.

 

LA HISTORIA LA ESCRIBEN SIEMPRE

LOS VENCEDORES.

EL PRINCIPIO REAL DE ALGO SÍ EXISTE:

YO LO ESTOY VIVIENDO.

 

Cleopatra.

 

 

FIN

 


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Álvaro López.

 

Nació en Pamplona en 1975. Después de acabar Ingeniería Eléctrica, fue a estudiar guión y dirección de cine a Madrid. Allí trabajó como auxiliar de casting y coordinador de figuración en cine y más tarde como editor de video para televisión.

Son varios los cortometrajes escritos y dirigidos, así como algún guión de largometraje. El corto Stay obtuvo varios premios e infinidad de selecciones en prestigiosos festivales como el de Sitges.

Seducido también por la literatura como forma de contar historias, la actividad cinematográfica siempre ha ido acompañada de la escritura de relatos, algunos de ellos premiados. Su relato Global Owen Inc. fue publicado en Quasar I.

 

 

 

 

  

 

Resumen de Nuevo Titán Beta 4:

Nova Guzkison y su equipo forman parte de la misión NT Beta 4, destinada a la titanformación de un nuevo planeta para que sea la esperanza de la raza humana.

Pero el proceso de criptobiosis inducido a la tripulación durante el largo viaje de 103 terraaños luz quizá no tenga efectos muy positivos en el cerebro…