© NARCEA, S. A. DE EDICIONES, 2019
Paseo Imperial 53-55, 28005 Madrid. España
www.narceaediciones.es
© Gryphon House Inc. USA
Título original: Boosting Brain Power. 52 Ways to Use What Science Tells Us
Traducción: Félix Menéndez Díaz
Cubierta: Roser Bosch
ISBN papel: 978-84-277-2502-7
ISBN ePdf: 978-84-277-2503-4
ISBN ePub: 978-84-277-2504-1
Todos los derechos reservados
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con autorización de los titulares de propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.
Sobre enlaces a páginas web
Este libro puede incluir enlaces a sitios web gestionados por terceros y ajenos a NARCEA, S.A. DE EDICIONES que se incluyen solo con finalidad informativa. Las referencias se proporcionan en el estado en el que se encuentran en el momento de la consulta de los autores, sin garantías ni responsabilidad alguna, expresas u implícitas, sobre la información que se proporcione en ellas.
Este libro está dedicado a mis hijas
Jenny y Kristin
Índice
INTRODUCCIÓN
I. Aspectos básicos sobre cómo es el cerebro del niño
Cómo se desarrolla el cerebro
La estructura cerebral y sus funciones
Características que comparten todos los cerebros
II. Vincular lo que aprendemos con lo que hacemos
El desarrollo en relación al momento concreto y a las actividades
Aprender, vincular, pensar y aplicar
III. Ideas generales a partir de los datos científicos
1. Lo que no se usa se pierde
2. Prestar atención a cómo y cuándo se conecta un nuevo cerebro
3. Las estructuras cerebrales experimentan cambios, aunque no se vea
4. Los distintos niveles de estrés producen reacciones diferentes en el cerebro
5. Vincular las ideas nuevas con los conocimientos previos
6. Ser conscientes de la importancia del reconocimiento de patrones
7. Por qué los pediatras recomiendan que los bebés pasen tiempo boca abajo
8. Fomentar las actividades que cruzan la línea central del cuerpo
9. Los beneficios de vivir en entornos positivos
10. Resistir la tentación natural de la solución rápida
11. Invertir en la educación de la primera infancia es rentable
12. El cerebro es un órgano que siempre busca novedades
13. El juego está directamente vinculado con el aprendizaje
IV. Ideas sobre la atención
14. Usar las emociones para mejorar la atención
15. Hacer actividades de seguimiento divertidas
16. Usar las protecciones de seguridad solo cuando sean necesarias
17. Ofrecer oportunidades para hacer predicciones
18. Por qué no es bueno ver la televisión antes de los 2 años
19. Pasar tiempo cara a cara es clave
20. Aumentar el tiempo de atención
21. Los entornos sencillos son más relajantes
22. Ofrecer oportunidades para ir aprendiendo a controlar los impulsos
23. Los entornos estables, consistentes y desafiantes fomentan el desarrollo de las funciones ejecutivas
V. Ideas sobre el establecimiento de vínculos
24. Es necesario tener al menos una persona que nos ama incondicionalmente
25. Responder con rapidez a las necesidades de los bebés
26. Es saludable acariciar para calmar
27. Abrazar para dar seguridad
28. Expresar amor y respeto cada día
29. Disfrutar leyendo cuentos
30. Conocer a través del tacto y de experiencias comunes
31. Promover la confianza mostrando fotos
32. Usar primero la lengua materna para impulsar el bilingüismo
33. Utilizar la música para estrechar lazos
34. Valorar el esfuerzo más que la inteligencia
35. Utilizar las tecnologías con mucho cuidado
36. El riesgo y el destino no son lo mismo
37. Conocer y practicar mindfulness
VI. Ideas sobre la comunicación
38. Comprender el poder del rostro
39. ¡Hablar, hablar, hablar!
40. Emplear un tono de voz natural al dirigirse a un bebé
41. Articular correctamente los sonidos para facilitar el aprendizaje del habla
42. Utilizar el lenguaje gestual con los niños que todavía no hablan
43. Tocar un instrumento musical es mejor que limitarse a escuchar
44. Utilizar colores intensos con los bebés, pero sin excederse
45. Mirar lo que se ha hecho para saber qué hacer
46. Por qué a tantos niños les encantan las marionetas
47. Repetir la lectura del mismo libro
48. Señalar los objetos al enseñar palabras nuevas
49. Leer libros y cantar canciones con rimas, ritmo y repetición
50. Leer libros en voz alta para fomentar el desarrollo conceptual
51. Actitudes proactivas en estrategias de lectura temprana
52. Emplear elementos visuales al presentar ideas nuevas
EPÍLOGO
BIBLIOGRAFÍA
Introducción
Con el deseo de ayudar a los más pequeños a desarrollar mentes fuertes y sanas, así como cualidades importantes del carácter y del afecto, comenzamos pensando cómo cada uno de nosotros sabría responder a esta pregunta: ¿Por qué es tan importante la primera infancia? A menudo me hacen esta pregunta. Me piden que defina, en concreto, qué cosas se han descubierto que requieran un cambio en el tipo de cuidado que reciben los niños pequeños1.
Parte de los nuevos conocimientos proceden de los neurólogos, que explican cómo proteger el cerebro en desarrollo de los niños. También lo han indicado los economistas, que calculan el ahorro que produce un mejor cuidado y educación de los más pequeños. Otros conocimientos nuevos proceden de estudios longitudinales, es decir, de aquellas investigaciones realizadas a lo largo de extensos periodos de tiempo, que vinculan la calidad de las experiencias de la infancia con los resultados de salud a largo plazo.
Con este libro pretendo ayudar a los educadores –incluyendo a los que trabajan en centros, a los que cuidan niños a domicilio, a los estudiantes de educación de la primera infancia, a los padres y a otros familiares– a emplear estos nuevos conocimientos. Todo aquel que tiene niños pequeños a su cargo se hace preguntas y querrían acertar a la hora de resolver sus preocupaciones de cada día. Sus preguntas merecen respuestas, sencillas, pero a la vez correctas.
El libro ofrece a estas personas mensajes fáciles de entender, que traducen información científica compleja sobre el desarrollo temprano del cerebro, a través de acciones sencillas que podemos realizar para fomentar un desarrollo saludable en niños de 0 a 6 años.
Ahora que la neurociencia ha revelado unas informaciones tan importantes sobre cómo se desarrolla el cerebro, los educadores y cuidadores pueden servirse de estas ideas clave para poner en práctica una serie de estrategias y perspectivas nuevas en las aulas y en los demás entornos en los que discurre la vida del niño.
Este libro contiene mensajes breves, que proporcionan información sobre los descubrimientos más recientes e importantes en el desarrollo temprano del cerebro. Estas informaciones se agrupan en las categorías de ciencia general (capítulo III), atención (capítulo IV), vínculos afectivos (capítulo V) y comunicación (capítulo VI). Durante la lectura del libro, se puede empezar, y se puede parar donde se quiera. Dado que el libro explica 52 ideas principales sobre la forma de usar los conocimientos científicos sobre el cerebro, se puede estudiar el contenido leyendo y reflexionando sobre una idea, cada semana, durante un año.
Cada persona que cuida de niños pequeños tiene un nivel distinto de formación acerca del desarrollo infantil, una historia distinta y una razón diferente por la que quiere ayudar y proteger a los niños. Puesto que la ciencia sobre el desarrollo temprano del cerebro es tan reciente, los cuidadores también tienen diferentes –y probablemente limitados– niveles de conocimiento respecto del cerebro del niño. En ese sentido, este libro puede guiar sus esfuerzos para crear entornos y relaciones que produzcan resultados sensiblemente mejores, basándose en lo que los investigadores han descubierto sobre el desarrollo socioemocional e intelectual de los niños pequeños.
Durante más de una década, se han ido poniendo a disposición del público numerosos informes acerca de los hallazgos recientes de la neurociencia respecto a cómo se desarrolla el cerebro infantil. Sin embargo, las administraciones públicas, las organizaciones civiles y las empresas comprometidas con los futuros educadores no han empezado hasta hace muy poco a aplicar estos hallazgos a sus prácticas y políticas institucionales, en el cuidado y la educación de los niños desde el nacimiento hasta los seis años.
Existen cantidad de resultados, demostrados científicamente, que indican cuáles son los factores que se sabe repercuten en su desarrollo, tanto del saludable como en casos de discapacidad. El problema ha sido, y sigue siendo, que a los científicos les puede resultar difícil compartir los resultados de sus estudios de forma que también ofrezcan aplicaciones claras, sencillas y comprensibles de sus importantes informaciones. Puede que estos intentos hayan fallado, bien porque son demasiado técnicos y explícitos, haciendo así que su comprensión precise mucho tiempo y dedicación, o bien porque presentan tan solo resúmenes que carecen del detalle suficiente para que el lector sea capaz de saber qué hacer con esa información.
Este libro ofrece los hallazgos clave de la neurociencia, en forma clara y concisa, para ayudar así a los educadores a comprender parte de lo que llamo, en el Capítulo I, “Aspectos básicos sobre cómo es el cerebro del niño”. Su lectura ayudará a explicar por qué determinados comportamientos, entornos y prácticas pueden ser tan útiles para asegurar la evolución normal y saludable de su cerebro en desarrollo. El libro ofrece además estrategias de prevención que han demostrado ser fáciles de aprender y poner en práctica en entornos de atención temprana y en aulas de primera infancia.
Los textos breves, enmarcados y con el icono de un cerebro, que aparecen en el libro, ofrecen formas sencillas y concretas de comprender por qué el cuidado es tan importante para el cerebro en desarrollo. Todo aquel que cuida de niños pequeños, y que siente afecto por ellos, puede beneficiarse del conocimiento de lo que la ciencia enseña. A lo largo del libro se mencionan las investigaciones, para que sea posible continuar profundizando, si así se desea; ese mismo fin tiene la Bibliografía que se incluye al final de la obra. Pero la idea principal del libro es que las ideas, guías y sugerencias de fácil aprendizaje puedan ayudar al lector a actuar con más conocimiento de causa al interactuar con los niños.
El cuidado de calidad, y realizado de forma consciente, es muy importante. Cuando los cuidadores comprenden por qué su papel es fundamental para el desarrollo real del cerebro del niño, se sienten orgullosos de su trabajo de un modo nuevo, ya que se perciben a sí mismos como figuras clave en las vidas de los pequeños. Incluso, aunque hubieran soñado con este trabajo, muchos sienten que sus contribuciones no son suficientemente reconocidas. Sin embargo, un mayor sentido de la autoeficacia puede producir grandes beneficios en el ámbito de la atención temprana y así, el personal con talento decidirá continuar en su trabajo actual, o tal vez decidirá continuar sus estudios una vez que comprenda su verdadera aportación a la sociedad.
Además, se pueden empezar a crear entornos y actividades de forma deliberada, y no tan solo, por casualidad o por instinto. Un número cada vez mayor de investigaciones científicas sobre la concienciación explica por qué tiene lugar esta evolución. Cuando actuamos deliberadamente, es decir, cuando somos conscientes de nuestras acciones, podemos aumentar en gran medida la probabilidad de realizar las acciones deseadas. A partir del comportamiento humano sabemos que, cuando planeamos y comprendemos por qué queremos un resultado determinado, nos empeñamos más plenamente y de forma natural, en asegurarnos de que suceda. La calidad del cuidado que se da a los niños aumenta considerablemente cuando se comprenden los motivos por los que se deben realizar determinadas acciones.
Las leyes educativas de la mayoría de los países ponen el acento en los esfuerzos y programas de preparación para la escuela. En casi todos los casos, el concepto de preparación para la escuela se concentra en las destrezas concretas que el niño debe tener antes de los 3 años. Sin embargo, los legisladores aportan poca financiación y planificación para lograr estos objetivos. Aunque es comprensible que se exija el cumplimiento de determinados estándares, parece que las políticas se fundamentan en el error general de que la preparación para la escuela se puede alcanzar limitándonos a esperar que los niños demuestren lo antes posible aquellas destrezas que históricamente hemos acordado que corresponden a la etapa de 6 a 12 años. Los padres lo perciben así. Los profesores de preescolar también lo perciben. Los cuidadores saben que esto está llegando. El esto se refiere a las expectativas nada realistas de que los cuidadores, directores de guarderías, profesionales de atención temprana y personal educativo sabrán, de forma automática, cómo proteger y gestionar el desarrollo cerebral temprano. Este tipo de conocimiento no sucede de forma mágica. Ni tampoco va a suceder limitándonos a crear listas de actividades que prometen producir resultados inmediatos. Las actividades, por sí solas, no son el aspecto más importante de la preparación para la escuela. Lo que el niño necesita es un cerebro preparado, capaz de aprender las distintas destrezas que los padres, cuidadores y educadores le presentan en los momentos adecuados de su desarrollo.
Así pues, ¿cómo podemos pensar en la preparación para la escuela desde la perspectiva del cerebro infantil? Para que un niño aprenda, tiene que dedicar su atención durante el tiempo suficiente para captar la información que se le propone. El niño tiene que desarrollar un control suficiente de sus impulsos para ser capaz de inhibir su deseo de cambiar su atención y, por tanto, seguir realizando la misma tarea.
Además, la capacidad de un niño para concentrarse implica que comprenda que está seguro, y que sienta que es amado. Al mismo tiempo, tiene que sentirse vinculado a otros. Cuando sus primeras relaciones son relaciones de cariño, puede crecer y ampliar su círculo adecuadamente, para incluir a otros.
El niño también necesita que se dirijan directamente a él, utilizando palabras que describan y clasifiquen no solo los objetos de su entorno, sino también sus relaciones con los demás y los sentimientos que experimenta; tiene que desarrollar la comunicación tanto receptiva como expresiva. Por ello, interactuar consciente e intencionadamente con los niños pequeños, promover entornos ricos en lenguaje y ofrecer experiencias primarias para que sus cerebros las absorban, puede ayudar a prepararlos para su incorporación a la escolarización formal.
Los profesores de educación infantil y los profesionales de atención temprana deberán trabajar en ser conscientes en el día a día, pensando en cada una de estas tres áreas: la atención, el establecimiento de vínculos y la comunicación. Este libro va a presentar estos importantes conceptos en píldoras breves y concisas de información que se pueden aplicar en el aula de manera que beneficien a los pequeños.
El formato del libro está diseñado pensando en personas que disponen de poco tiempo libre. Cada una de las 52 ideas, que se incluyen en los capítulos III, IV, V y VI, comienza con una afirmación concisa que captura la esencia de una idea más general empleando un lenguaje que sea fácil de comprender. A continuación, ofrece una primera parte, bajo el epígrafe: ¿Por qué esto es importante? que resume las investigaciones científicas sobre el desarrollo del cerebro. Podemos reflexionar sobre los conceptos y después emplear los conocimientos y experiencias previas para pensar sobre cómo aplicar estos principios. Tras cada afirmación concisa se encuentra una explicación de por qué dicha información es importante y cómo puede ayudar a los educadores. Bajo el epígrafe: Entonces ¿qué tengo que hacer? se ofrecen sugerencias para la aplicación de la información a diferentes públicos: familias, cuidadores, maestros o educadores en general. Son estrategias con diferentes perspectivas sobre cómo comenzar a transformar los entornos familiares y educativos, y las políticas institucionales actuales.
Finalmente, quiero dejar constancia de que la información contenida en este libro ha sido verificada en mi trabajo con miles de profesionales de atención y educación temprana, cuidadores, y familias, en Arizona, durante más de 15 años. La organización de la que, desde 1998, soy cofundadora, orientada a compartir información sobre el desarrollo temprano del cerebro, el New Directions Institute for Infant Brain Development, ha enseñado estos conceptos, así como otros relacionados, en numerosos talleres, a casi 80.000 personas.
Agradecimientos
Son muchas las personas a las que me gustaría dar las gracias por haberme ayudado a escribir este libro. Todas las personas con las que he trabajado en la Arizona’s Children Association, y en particular la dirección y el personal del New Directions Institute for Infant Brain Development, que me ayudaron a concretar y clarificar las ideas, a menudo complejas, de los neurólogos e investigadores, convirtiéndolas en mensajes sencillos y concretos. Gracias a ellos mis ideas son más breves y más claras.
También quiero dar las gracias a mi hija, Kristin Stamm McNealy. Aquella niña encantadora se ha convertido en una neuróloga preparadísima. Es una maravilla contar con mi propia neuróloga a la que puedo acudir para hablar de cuestiones importantes. No solo pasamos unos ratos estupendos aprendiendo la una de la otra, sino que también ha sido mi editora y compañera en este libro, en mi anterior libro Bright from the Start, en nuestro Brain Boxes® Education Systems, y en otros proyectos en los que he estado trabajando. Bendita seas, Kristin.
Y siempre le estoy agradecida a mi hija Jenny por mostrarme cada día que, incluso con necesidades especiales y contra toda esperanza, todas las personas pueden tener un impacto profundamente positivo en este mundo. Jenny ha sido, y sigue siendo, mi principal maestra.
Para interactuar con éxito y conocimiento con niños pequeños, no es necesario aprenderse el nombre formal de todas y cada una de las estructuras del cerebro ni comprender cómo funcionan las neuronas, las sinapsis o los neurotransmisores. Pero sí es necesario tener información sobre cómo se desarrolla el cerebro de un niño y qué necesita ese cerebro para crecer y llegar a ser un órgano sano, autorregulado y capaz de aprender.
Gracias a las técnicas de imagen, los científicos pueden observar actualmente el interior del cerebro de una persona viva y descubrir información útil para realizar diagnósticos médicos. Los investigadores también pueden documentar en qué regiones específicas del cerebro surgen las conexiones en las diversas etapas del desarrollo. La capacidad para observar el cerebro como un órgano que crece, y que se transforma, tiene consecuencias para todo aquel que tenga un niño pequeño a su cargo.
El cerebro del niño se desarrolla siguiendo un orden predecible. Conocer este orden puede ayudar a los educadores y cuidadores a elegir en qué experiencias concentrarse y a qué edad hacerlo.
Estas personas deberían tener en cuenta que el ritmo de desarrollo cerebral es importante, pues no todas las partes del cerebro se desarrollan a la vez. Ciertas regiones conectan rápidamente, mientras que otras áreas refinan sus conexiones a lo largo de periodos de tiempo más extensos.
CÓMO SE DESARROLLA EL CEREBRO
Al comenzar a reflexionar sobre sobre el crecimiento y desarrollo del cerebro, puede ser útil conocer algunas ideas básicas. El desarrollo cerebral tiene lugar en cuatro modos simultáneos y dinámicos: desde atrás hacia adelante, desde dentro hacia afuera, de abajo a arriba y de derecha a izquierda.
Básicamente, el cerebro tiene tres áreas componentes: el bulbo raquídeo, el sistema límbico y el neocórtex.
A medida que vamos aprendiendo y reflexionando sobre las estructuras y funciones del cerebro, llegamos a un principio organizativo esencial: cuanto antes en la vida se desarrolla y conecta una estructura, tanto más resistente será al cambio. Pero el cambio no es imposible. En concreto, algunas áreas de desarrollo temprano situadas en la parte posterior, interior e inferior se desarrollan rápidamente. Una vez que estas regiones se conectan, son más difíciles de influir y cambiar. Así pues, el bulbo raquídeo, que se encuentra tanto en la parte interior como inferior del cerebro, y el sistema límbico, que está en el centro mismo de la parte interior, son más difíciles de cambiar. El neocórtex es el área más exterior y sigue desarrollándose y cambiando a lo largo de toda la vida de la persona.
Para visualizar el orden del desarrollo cerebral, vamos a examinar estas figuras que representan las regiones del cerebro. El orden del desarrollo cerebral se describe con más detalle en el epígrafe siguiente.
La secuenciación
Como se ha indicado previamente en la figura, el cerebro se desarrolla de cuatro formas simultáneas bien conocidas:
1. Desde atrás hacia adelante: Las partes del cerebro que procesan la vista se conectan primero. Aunque los bebés no pueden ver con claridad al comienzo, las conexiones que permiten ver con normalidad suceden rápidamente. En torno a los seis meses, ¡los bebés pueden ver casi tan bien como los adultos!
Luego se conecta el sistema del oído. Los bebés pueden oír ya desde el útero, y en el parto son capaces de reconocer patrones y tonos de voz. Sin embargo, los recién nacidos todavía no son capaces de oír de forma clara y distinta los sonidos del lenguaje. La habilidad para distinguir las pequeñas variaciones en los sonidos se desarrolla a un ritmo rápido. Los niños son receptivos al aprendizaje de sonidos de nuevos lenguajes durante los primeros años de vida.
En la parte frontal arriba, amplias áreas del cerebro que vinculan y combinan experiencias sensoriales de movimiento con lo que se ve y con sonidos, se conectan, haciendo posible la integración sensorial.
Las regiones situadas tras la frente son responsables del pensamiento más complejo, como la planificación, el razonamiento abstracto y la comprensión de las consecuencias del propio comportamiento. Estas áreas comienzan un proceso más largo de conexión que continúa desarrollándose incluso en la edad adulta.
2. Desde dentro hacia afuera: Las estructuras centrales del cerebro que, en su momento, se conectarán al córtex para procesar y regular las emociones, se desarrollan antes que la parte exterior, el córtex que controla el procesamiento y almacenamiento de la información entrante para pensar y planificar. Estas estructuras centrales son parte del sistema límbico.
3. Desde abajo hacia arriba: El bulbo raquídeo, que es responsable de las funciones básicas, tales como el latido del corazón, la respiración y el control de la temperatura, se desarrolla muy al principio. Controlar las emociones, concentrarse en los pensamientos y coordinar movimientos motrices precisos son habilidades que se desarrollan más tarde en las regiones del córtex.
4. De derecha a izquierda