Quedan reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio conocido o por conocerse, sin el consentimiento por escrito de los legítimos titulares de los derechos.
Primera edición, enero de 2017
©María Cristina Torales Pacheco
© Bonilla Artigas Editores, S. A. de C. V., 2017
Galeana 111
Barrio del Niño Jesús
Tlalpan, C.P. 14080
Ciudad de México
editorial@libreriabonilla.com.mx
www.libreriabonilla.com.mx
ISBN 978-607-8450-75-6 (Bonilla Artigas Editores)
ISBN ePub: 978-607-8560-76-9
Cuidado de la edición: Bonilla Artigas Editores
Diseño editorial: Saúl Marcos Castillejos
Diseño de portada: Teresita Rodríguez Love
Elaboración del ePub: javierelo
Hecho en México
Nota del editor: A lo largo del libro hay hipervínculos que nos llevan directamente a páginas web. Aquellos que al cierre de esta edición seguían en funcionamiento están resaltados y con el hipervínculo funcionando. Cuando el vínculo ya no está en línea, se deja con su dirección completa: <http://www.abc.def>, sin estar resaltado.
Contenido
Introducción
Felipe de Yriarte, comerciante navarro en Manila y en Nueva España
Yraeta, autor principal de las cartas
Sus redes transoceánicas y modos de operar
Los destinatarios residentes en Filipinas
Los jesuitas de Filipinas parten al exilio
Los comerciantes de cara a la Ilustración
A manera de conclusión: dos generaciones, dos mentalidades en el mundo hispánico
Fuentes
Cartas de Nueva España a las islas Filipinas
Sobre la autora
Introducción
I
Desde hace treinta años que inicié la investigación de Francisco Ignacio de Yraeta –individuo de origen vascongado que en Nueva España se dedicó al tráfico mercantil–,1 insistí en reconocer sus vínculos con mercaderes ubicados en las principales plazas de los territorios de la monarquía hispánica. Recientemente he retomado los estudios sobre este empresario, específicamente lo referente a la sincronía y diacronía de los entramados sociales que en la época moderna interactuaron en los territorios americanos, asiáticos y europeos gobernados por la monarquía española –a los que he calificado como redes interoceánicas.2 Entre otros motivos, porque los mercaderes que integraron esos entramados, con sus empresas mercantiles e intelectuales, rebasaron los límites impuestos por las monarquías europeas y las fronteras naturales tales como los litorales de los océanos Atlántico y Pacífico. Con ello, lograron participar en una economía global y fueron agentes sustantivos en el intercambio de las ideas y de las expresiones intelectuales. Este libro se desprende de esa línea de investigación. Algunas de las afirmaciones que se ofrecen en su introducción fueron apuntadas en el artículo “Redes transoceánicas de jesuitas y empresarios en el tránsito mercantil y cultural Nueva España-Filipinas”, que forma parte del libro Nueva España en la monarquía hispánica, siglos XVI-XIX, miradas varias.3
Las relaciones históricas entre México y Filipinas han sido escasamente estudiadas por los historiadores mexicanos dedicados a la investigación de la época moderna –inmersos muchos de ellos en tendencias que privilegian una concepción histórica nacionalista. Pocos han advertido que la Gobernación de Filipinas fue durante dos siglos parte del Reino de la Nueva España.
Los escasos intelectuales mexicanos que se han aproximado al Pacífico insular lo han hecho desde una perspectiva económica; en concreto, han priorizado como objeto de sus estudios las prácticas mercantiles a través del galeón de Manila.4 No obstante, se han realizado importantes investigaciones de carácter cultural, como las relativas a las exploraciones científicas,5 al intercambio y comercialización de objetos de arte6 y a las tareas evangelizadoras.7 Conviene mencionar que los años 1989, 1990 y 1991, con motivo de la conmemoración del Quinto Centenario del primer viaje de Cristóbal Colón a América –en colaboración con la Embajada de España, la Comisión Puebla V Centenario y la Pinacoteca Virreinal–, la Universidad Iberoamericana a través de su Departamento de Historia, entonces bajo mi dirección, celebró tres simposios que contribuyeron a motivar el estudio multidisciplinar de la presencia novohispana en Filipinas.8
Es comprensible que el tráfico mercantil y las expresiones estéticas hayan ocupado a los estudiosos de la historia: son innumerables los artefactos procedentes de Asia que aún forman parte de espacios cotidianos, como son las iglesias católicas en las principales ciudades y en las pequeñas poblaciones casi perdidas en las sierras de Guerrero, Puebla y Oaxaca, entre otros estados: espacios por donde antaño circularon las recuas que desde Acapulco salían con los objetos asiáticos. Muchos de estos objetos también los apreciamos hoy en día en museos y en colecciones privadas.
Es perceptible la impronta de las técnicas y diseños de allende el Pacífico en las artesanías de manufactura americana. Los bordados, las lacas, la loza, y los trabajos de marquetería, son, entre otros, testimonios que evidencian el intenso tráfico multicultural que operó entre los puertos de Acapulco y Manila.9
Las explicaciones que se han hecho desde perspectivas económicas y estéticas en relación a la interacción entre México y Filipinas son sin duda invaluables y constituyen un soporte sustantivo para la comprensión de las relaciones sociales entre ambos pueblos. El presente libro se propone dar un paso más en el estudio de la sociedad. Ofrece luz sobre numerosos actores sociales de Nueva España y el Pacífico insular a partir del estudio de la comunicación epistolar que llevaron a cabo dos miembros de las elites novohispanas con sus corresponsales en el Pacífico insular. La compilación de las cartas de Felipe de Yriarte y de Francisco Ignacio de Yraeta, comerciantes de origen navarro y vasco respectivamente, dirigidas a vecinos de Manila entre 1768 y 1797, representa una oportunidad para aproximarnos a los patrones culturales de las elites vascongadas que se mantuvieron en el liderazgo económico, político e intelectual durante el siglo XVIII, tanto en México como en Filipinas. Desde la óptica de estas elites subyacen en los escritos las huellas de un complejo social que participó en la interacción transpacífica. Podemos imaginar a través de la lectura de las cartas a los amanuenses atentos al dictado de las misivas; a los mensajeros encargados de entregarlas; a los transportistas de la plata; a los generales del galeón; a los religiosos a quienes se les confiaba el traslado de objetos preciosos o dinero; a las monjas del convento de Santa Clara en Manila; en fin, a numerosos actores sociales que han pasado desapercibidos en la historiografía.
II
Es oportuno hacer mención de las virtudes del género epistolar como fuente sustantiva para la comprensión de las sociedades desde una perspectiva histórica. Las cartas fueron el canal de comunicación privilegiado que permitió la expansión de la comunicación y las interrelaciones transcontinentales. Son documentos producidos no sólo por las elites letradas. Los individuos adscritos a la cultura de la oralidad y analfabetos que necesitaron comunicarse extramuros de sus hogares, de los reinos y más allá de sus continentes, se valieron de escribanos para transformar sus palabras en escritura: misivas que rebasaron los espacios conocidos por los emisores, garantizando su circulación planetaria y la posibilidad de preservar el contenido a través del tiempo.
Para la aproximación histórica de las mentalidades, las epístolas son una fuente invaluable. Son producto de una cuidadosa reflexión de quienes las escriben o las dictan. En la época moderna, fueron concebidas para un destinatario explícito pero, en general, el emisor asumió que una vez que sus palabras quedaban escritas, podrían ser leídas en silencio y en privado o en voz alta ante un círculo de escuchas, según lo decidía su destinatario. Se trata de una escritura que no fue concebida para su divulgación a gran escala a través de la imprenta –a excepción de la práctica de este género literario por numerosos letrados de la época moderna que compilaron sus cartas más preciadas y las llevaron a la imprenta para compartirlas en la comunidad planetaria de letrados. Un testimonio a ese respecto, que no se puede dejar de mencionar, es la obra del humanista Manuel Martí y Zaragoza, conocido en su tiempo como el deán de Alicante, quien publicó su Epistolarum Libri duodecim en Madrid, 1735. Después de haber muerto su autor, se difundió su libro en Nueva España. Su lectura por los letrados novohispanos dio lugar a numerosos textos en defensa de la cultura americana. Entre ellos reconocemos a Juan Joseph Eguiara y Eguren, orgulloso criollo, autor de la Biblioteca Mexicana y dueño de la imprenta del mismo nombre.10
Lo anterior nos ha motivado a valorar las cartas y el análisis de sus contenidos como fuentes documentales invaluables para el estudio de los empresarios del siglo XVIII. El género epistolar exige una metodología de análisis semejante a la utilizada para cualquier otro documento antiguo. Sin embargo, cuando contamos con copiadores en los que aparecen numerosas cartas escritas por un solo individuo y compiladas en el orden cronológico de su emisión, es posible hacer varias lecturas transversales que nos permiten seguir las trayectorias personales de sus emisores, el desarrollo de sus negocios y aún las historias de vida de algunos de sus destinatarios. Cada una de las cartas nos acerca al individuo quien las escribe, a su diversidad gráfica, a la administración de su tiempo, a sus gustos y afectos, a sus prácticas cotidianas, a su intelecto, a su mentalidad, a su contexto histórico, etcétera. Estos son sin duda numerosos aspectos que otro género de escritura no revela. Por ello, la compilación que ofrecemos puede ser apreciada tanto por el lector aficionado a la historia como por el investigador interesado en generar conocimiento sobre los estrechos vínculos que hubo entre Nueva España y Filipinas en la época moderna.
Las cartas que se han seleccionado para ser publicadas en esta obra nos ofrecen luz sobre múltiples facetas: el contexto local y mundial, la mentalidad, los afectos, ambiciones, comportamientos, etcétera, de los comerciantes novohispanos –específicamente de individuos de origen vasco y navarro.
III
Nueva España en el siglo XVIII fue el vértice entre los dominios de la corona española en Europa y en Asia y fueron las elites novohispanas, vinculadas a las Filipinas, quienes sostuvieron el liderazgo económico, político e intelectual en los espacios unidos por la ruta transpacífica. Para la comprensión de estas afirmaciones, es obligado atender las relaciones sociales que los mercaderes de la Ciudad de México mantuvieron con sus homólogos en Manila. Del siglo XVI al siglo XVIII, en el universo de estas elites, los individuos de origen vascongado se distinguieron por su liderazgo en el comercio transoceánico. Esto lo explica, entre otros aspectos, su pericia con las armas, su tradición marítima y su experiencia mercantil en las costas cantábricas. Sobra decir que en Nueva España se reconoció su preeminencia en el océano Pacífico desde la exitosa expedición emprendida por Andrés de Urdaneta y Miguel López de Legazpi para lograr el tornaviaje que garantizó el tránsito marítimo entre Manila y Acapulco. En el siglo XVII fue lugar común afirmar que la empresa hispánica en el espacio asiático se debía a los vascos.11
No obstante los numerosos estudios que se han realizado sobre la sociedad virreinal, hasta hace unos años, pocos investigadores se preocupaban por apuntar las particularidades étnicas –así como los vínculos con los caseríos y con los ayuntamientos de las villas y ciudades de origen– de quienes desde la península Ibérica se aventuraron a cruzar el océano Atlántico. Aún menos se tenían presentes los nexos con los obispados y parroquias a las que estuvieron adscritos como fieles católicos. Escasamente se advertía que, quienes emigraron hacia América y Filipinas, no sólo conservaron celosamente los nexos de familia e identidad cultural, sino que se valieron de sus vínculos familiares, de paisanaje y de amistad para la conformación de entramados sociales con los que sustentaron sus proyectos económicos e intelectuales.12
El género epistolar entre quienes emigraron hacia América y Filipinas y quienes permanecieron en la península Ibérica, nos ofrece invaluables posibilidades de aproximación a los vínculos de las elites, a sus proyectos y realizaciones intelectuales, así como los de carácter económico, los cuales alcanzaron dimensiones mundiales.
Un ejemplo de esto es la voluminosa correspondencia que forma parte del Archivo de comerciantes que conserva la Universidad Iberoamericana. En el presente libro se publican las cartas escritas por dos individuos nacidos en la península Ibérica: Felipe de Yriarte, oriundo de Navarra, y Francisco Ignacio de Yraeta, de origen vasco, dirigidas a residentes en Manila, en el periodo 1767-1795.
En este libro podemos acceder a 82 documentos del género epistolar y a un estudio que nos proporciona una breve semblanza de quienes las escribieron: Felipe de Yriarte y Francisco Ignacio de Yraeta. Aunque en numerosos artículos ya hemos hecho referencia a este comerciante, es conveniente retomar brevemente sus rasgos biográficos como referentes sustantivos para la comprensión de sus epístolas. A partir de una acuciosa lectura de las cartas seleccionadas, pudimos advertir que las primeras fueron escritas por Felipe de Yriarte, de quien sólo tenemos noticias escasas. Cabe mencionar que este hallazgo nos permite corregir algunos aspectos de la biografía de Yraeta que, reiteradamente, durante más de 25 años, asumimos como de él y en realidad corresponden a Felipe de Yriarte.
Conviene hacer referencia al sistema de correspondencia del que se valieron los mercaderes para la intercomunicación global. Se trata de un amplio entramado social del que no sólo formaban parte estos comerciantes, sino también sus corresponsales filipinos.
Si bien la principal orientación de los autores de las cartas fue de carácter mercantil, en estos escritos dejaron huella de su percepción del contexto mundial, de sus preocupaciones y de sus sentimientos más íntimos. Las palabras compartidas, desde una óptica sociocultural, son evidencia del múltiple intercambio y simbiosis en Nueva España.
En este libro, además de ofrecer el perfil biográfico del autor de la mayoría de las cartas, Francisco Ignacio de Yraeta, proporcionamos algunas noticias de Felipe de Yriarte, quien escribió las cartas que forman parte del copiador número uno de la colección mencionada.
Las trayectorias de estos mercaderes nos permiten contribuir a definir el prototipo de los novohispanos que operaron bajo una concepción económica global. Además de sostener una comunicación sistemática con numerosos habitantes de las islas Filipinas, tuvieron interacción frecuente con una amplia red de corresponsales en América y en Europa. En la península Ibérica, en adición a los parientes y paisanos que fungieron como sus “correspondientes” en sus lugares de orígen, tuvieron otros en villas y ciudades del norte, así como en la corte madrileña y en el Puerto de Cádiz.
Es pertinente mencionar al lector que en las cartas que se han seleccionado aparecen numerosas referencias a sucesos políticos transcontinentales que atrajeron la atención de los comerciantes. Se trata de la percepción de los vasallos de la monarquía española sobre el escenario global que afectaba la interacción de los reinos europeos con los territorios más allá del Atlántico. Específicamente, son constantes las referencias a los conflictos entre las monarquías, las rebeliones de los pueblos y las decisiones de los monarcas Carlos III y Carlos IV, específicamente aquellas que anunciaron nuevos rumbos en la administración de sus territorios de ultramar. Entre otras, conviene citar la decisión real de impulsar el comercio de Filipinas a través de la navegación por el cabo de Buena Esperanza, evitando con ello la mediación de los novohispanos. Analizar el acontecer global al que hicieron alusión en sus cartas Yriarte e Yraeta rebasa los límites de nuestra lectura –queda como un reto para los historiadores de las relaciones internacionales. Éstos también pueden interesarse por desentrañar de los documentos epistolares las opiniones de los mercaderes respecto a las acciones bélicas que no sólo afectaron la travesía por los mares, sino que reconfiguraron los límites territoriales de los reinos. A quienes se dedican al estudio de la complejidad de las travesías marítimas trasatlánticas, las cartas son referentes de la periodicidad de los viajes, de los naufragios, etcétera.
A nuestro propósito, en este libro, solo hacemos referencia a algunos asuntos de carácter cultural. El primero es el referente a la pragmática de extrañamiento de los jesuitas que, entre otras cosas, ocasionó la expulsión de los soldados de Cristo de los territorios de la monarquía española. Los emisores nos permiten aproximarnos al sentir de los comerciantes sobre la instrumentación de la Pragmática de Carlos III y lo que representó la movilidad de los misioneros y educadores de la Compañía de Jesús activos en el Pacífico insular. El segundo asunto que nos ocupa es referente a algunas breves menciones en relación a la difusión de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País en Filipinas, algunas referencias a sujetos que se inscribieron en ella y a pequeños pero sugerentes detalles relativos a la Ilustración en el mundo hispánico.
El presente libro no tiene un carácter conclusivo; pretende, a partir de una lectura de las cartas que fueron seleccionadas para su divulgación, ofrecer algunas propuestas de estudio que nos ayuden a identificar y comprender los entramados sociales allende el Atlántico en los territorios de la monarquía española en la segunda mitad del siglo XVIII. Consideramos que el lector sumará a esta lectura de las cartas la suya, conformando así su propia aproximación a la realidad histórica cultural de Nueva España y Filipinas en la segunda mitad del siglo XVIII.
IV
Resta decir que este libro surgió en un seminario de investigación bajo mi dirección, correspondiente a la licenciatura en Historia de la Universidad Iberoamericana. Debemos reconocer el cuidadoso trabajo de los estudiantes que participaron en él: Francisco Berzunza, María Eugenia Braniff, María Mac Gregor y Ana Granados identificaron las cartas y realizaron la primera versión y transcripción paleográfica. Para este efecto revisaron los copiadores de la correspondencia del periodo 1768-1795, del Archivo de comerciantes que conserva la Universidad Iberoamericana.13
Concluido el seminario decidí preparar la publicación con un estudio sobre los autores de las cartas y su relación con el comercio en el Pacífico insular. Con este propósito, en colaboración con la licenciada Alexandra de Lozada, en el verano de 2012, realicé la lectura y corrección de la paleografía de las cartas y las adiciones de textos omitidos por los alumnos. Posteriormente, en la edición de cartas colaboraron la doctora Odette Rojas Sosa –quien transcribió algunas cartas que se habían omitido en el proceso de selección, se le confió la segunda revisión paleográfica y la actualización gramatical de los textos– y el maestro Fernando Madrid –quien llevó a cabo la tercera revisión de dichas epístolas. Sobre la transcripción de las cartas compiladas en este libro, opté por actualizar la ortografía y la puntuación para facilitar la lectura y comprensión del contenido. El presente libro constituye así la conclusión de un proceso de enseñanza-aprendizaje vinculado a la “Línea de investigación: Mundos Hispánico y Lusitano”.
Sólo nos queda dejar testimonio de nuestro reconocimiento a las autoridades de la Universidad Iberoamericana-Ciudad de México, institución que apoyó esta investigación, y al personal del Área de Acervos Históricos de la misma, en particular a la doctora María Eugenia Ponce y a la maestra María de Jesús Díaz, por el apoyo brindado durante la consulta del Archivo de comerciantes.
Notas de la introducción
1 María Cristina Torales Pacheco (coord.). La Compañía de Comercio de Francisco Ignacio de Yraeta (1767-1797), México, Instituto Mexicano de Comercio Exterior, 1985, 2v.
2 María Cristina Torales Pacheco, Ilustrados en la Nueva España: los socios de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, México, Colegio de las Vizcaínas/Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País/Universidad Iberoamericana, 2001, 517 pp. De la misma autora: “Yraeta, comerciante novohispano del siglo XVIII en la economía transoceánica”, en Renate Pieper y Peer Schmidt (eds.). Latin America and the Atlantic World. Essays in honor of Horst Pietschmann, Köln-Welmar-Wien, Böhlau, 2005, pp. 335-349; y “Jesuitas y comerciantes novohispanos: sus redes transoceánicas”, en Béatrice Perez, Jean-Pierre Clément y Sonia V. Rose (eds.). Des marchands entre deux mondes. Pratiques et représentations en Espagne et en Amerique (XVe-XVIIIe siècles), París, Presses de l’Université Paris-Sorbonne, 2007, pp. 65-80.
3 El artículo escrito recientemente: “Redes transoceánicas de jesuitas y empresarios en el tránsito mercantil y cultural Nueva España-Filipinas”, en Torales (editora). Nueva España en la monarquía hispánica, siglos XVI-XIX, miradas varias. México, El Colegio de San Luis / Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, 2016, pp. 413-436.
4 Cristina Barrón, La Real Compañía de Filipinas y la Nueva España. Tesis de licenciatura en Historia, México, Universidad Iberoamericana, 1975; Lothar Knauth, Confrontación transpacífica: el Japón y el nuevo mundo hispánico, 1542-1639, México, UNAM, 1972; Vera Valdés, De las minas al mar. Historia de la plata mexicana en Asia, 1565-1834, México, FCE, 1987; Carmen Yuste, Emporios transpacíficos: comerciantes mexicanos en Manila, 1710-1815, México, UNAM, 2007; entre otros, se han dedicado en las últimas décadas al estudio del Pacífico insular.
5 Virginia González Claverán, La expedición científica de Malaspina en Nueva España 1789-1794, México, El Colegio de México, 1988; y Malaspina en Acapulco, México, Gobierno del Estado de Guerrero, 1989.
6 Ejemplos de estos: Manuel Carballo, El biombo de los cuatro continentes, México, Banco Nacional de México, 1975; Beatriz Sánchez Navarro, Marfiles cristianos del Oriente en México, México, Fomento Cultural Banamex, 1986; Gonzalo Curiel et al., Viento detenido: mitologías e historias en el arte del biombo: colección de biombos de los siglos XVII al XIX, México, Museo Soumaya, 1999.
7 Unos ejemplos: Cristina Barrón, Jesuitas y mendicantes: dos proyectos de cristianización de Japón (1549-1639). Tesis de doctorado en Historia, México, Universidad Iberoamericana, 2009; y Lourdes Díaz Trechuelo, Evangelización y misiones en Iberoamérica y Filipinas, Madrid, Fundación Histórica Tavera, 1999 (disco óptico láser).
8 Las ponencias presentadas en el primer simposio fueron publicadas el año 1990: María Cristina Barrón y Rafael Rodríguez Ponga (coords.). Presencia novohispana en el Pacífico insular, México, Universidad Iberoamericana/Embajada de España en México/Comisión Puebla V Centenario/Pinacoteca Virreinal, 1990.
9 Torales, “Redes transoceánicas...”, op. cit.
10 Torales, “Las bibliothecas, tesauros literarios del siglo XVIII”, en Nancy Vogeley y Manuel Ramos Medina (coords.), Historia de la literatura mexicana: cambios de reglas, mentalidades y recursos retóricos en la Nueva España del siglo XVIII, México, Siglo XXI, 2011, pp. 497-524.
11 Joseph Lezamis, Vida del apóstol Santiago el Mayor, uno de los tres más amados y familiares de Jesu-Christo unico y singular, patrón de España, con algunas antigüedades y excelencias de España, especialmente de Viscaya, México, Doña María de Benavides, 1699, cap. XIX.
12 Torales, “Los socios de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País en México”, en La RSBAP y Méjico, San Sebastián, España, IV Seminario de Historia de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, 1996, 3 vols. v. 1, pp. 81-116.
13 Debemos advertir que no han llegado a nosotros cartas de los períodos 1773-1777, 1784-1787 y de 1796-1797 porque en la colección de copiadores que conserva la Universidad Iberoamericana faltan los que comprenden dichos años. Queda como una asignatura pendiente recuperar esta correspondencia que posiblemente se conserve en la colección Iturbe e Iraeta Papers, en la Biblioteca de la Universidad de Princeton.