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Apropiación social del conocimiento en discapacidad

Apropiación social del conocimiento en discapacidad: experiencias latinoamericanas

 

Resumen

Esta obra se constituye en un trabajo importante en el que se busca aportar a la problemática actual que vive la sociedad, referida a la brecha existente entre el conocimiento científico y la realidad, en este caso, en el denominado campo de conocimiento de la discapacidad, resultado posiblemente de la falta de trabajo articulado entre la academia, la sociedad y los tomadores de decisiones a nivel político. Los autores conjugan en el texto, elementos de carácter teórico y conceptual validados a nivel internacional, que intercalan con experiencias aplicadas las cuales se constituyen en ejemplos respecto a cómo se puede avanzar hacia la efectiva incorporación del conocimiento científico en diferentes elementos de la sociedad: a nivel de política, del desarrollo de programas y proyectos que logren impactar en la solución de problemáticas reales de la población con discapacidad. Se destaca el carácter interdisciplinar e internacional de abordaje de la temática, brindando una visión amplia del estado de desarrollo del tema en cuestión en especial en la región latinoamericana.

Palabras clave: Discapacidad, América Latina, conocimiento científico, gestión del conocimiento, políticas de inclusión.

 

Social appropriation of knowledge of disability: Latin American experiences

 

Abstract

This work constitutes an important work that seeks to examine the current problem experienced by society in relation to the existing gap between scientific knowledge and reality; in this case, in the so-called field of knowledge of disability, which is possibly the result of a lack of articulated work between academia, society, and decision makers at the political level. In the text, the authors combine elements of theoretical and conceptual nature validated at the international level, which are intertwined with applied experiences as examples of how to move toward an effective incorporation of scientific knowledge in different elements of society: at the level of policy making, with the development of programs and projects that can have an impact on the solution of real problems of the population with disabilities. It is important to highlight the interdisciplinary and international character of the study, which provides a broad view on the state-of-the-art of the subject in question, especially in the Latin American region.

Keywords: Disability, Latin America, scientific knowledge, knowledge management, inclusion policies.

 

Citación sugerida / Suggested citation

Cruz Velandia I, Duarte Cuervo C, Fernández Moreno A, García Ruiz S (eds.). Apropiación social del conocimiento en discapacidad: experiencias latinoamericanas. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario; 2019.

DOI: doi.org/10.12804/tm9789587842357

Apropiación social del conocimiento en discapacidad

Experiencias latinoamericanas

 

 

 

ISRAEL CRUZ-VELANDIA

CLARA DUARTE-CUERVO

ALEIDA FERNÁNDEZ-MORENO

SOLÁNGEL GARCÍA-RUIZ

—Editores académicos—

Apropiación social del conocimiento en discapacidad: esxperiencias latinoamericanas / Clara Duarte Cuervo … [y otros editores académicos]-- Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2019.

xxi, 207 páginas.

Incluye referencias bibliográficas.

1. Comunicación científica 2. Conocimiento 3. Investigación y desarrollo -- Aspectos culturales 3. Sociología de la ciencia 4. Desarrollo de la comunidad -- Investigaciones 5. Agente (filosofía) 6. [Discapacidad y cultura] I. Cruz Velandia, Israel, II Duarte Cuervo, Clara. III Fernández Moreno, Aleida, IV García Ruiz, Salangel V. Universidad del Rosario. VI. Título

001.4  SCDD 20

Catalogación en la fuente -- Universidad del Rosario. CRAI

SANN Marzo 19 de 2019

Hecho el depósito legal que marca el Decreto 460 de 1995

 

 

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©  Editorial Universidad del Rosario

©  Universidad del Rosario

© Varios autores

 

Editorial Universidad del Rosario

Carrera 7 No. 12B-41, of. 501 • Tel: 2970200 Ext. 3112

editorial.urosario.edu.co

 

Primera edición: Bogotá D.C., abril de 2019

 

ISBN: 978-958-784-234-0 (impreso)

ISBN: 978-958-784-235-7 (ePub)

ISBN: 978-958-784-236-4 (pdf)

DOI: doi.org/10.12804/tm9789587842357

 

Coordinación editorial: Editorial Universidad del Rosario

Corrección de estilo español: María José Molano

Imagen de cubierta: ZiaMary, Deposit Photos Inc.

Diseño de cubierta y diagramación: Precolombi EU-David Reyes

Conversión ePub: Lápiz Blanco S.A.S.

 

Hecho en Colombia
Made in Colombia

 

 

Los conceptos y opiniones de esta obra son responsabilidad de sus autores y no comprometen a la Universidad ni sus políticas institucionales.

 

El contenido de este libro fue sometido al proceso de evaluación de pares para garantizar los altos estándares académicos. Para conocer las políticas completas visitar: editorial.urosario.edu.co

 

Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo escrito de la Editorial Universidad del Rosario.

Autores

 

 

María Eugenia Almeida: Doctoranda en Ciencias Sociales. Especialista en Metodología de la Investigación. Licenciada en Trabajo Social. Profesora ordinaria en cátedras de Antropología, Facultad de Trabajo Social, Universidad Nacional de Entre Ríos, Argentina.

 

María Alfonsina Angelino: Magíster en Trabajo Social. Especialista en Metodología de la Investigación Científica. Licenciada en Trabajo Social. Profesora Asociada Ordinaria (regular) de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), Argentina. Investigadora categoría II. Coordinadora académica de las tecnicaturas universitarias del área lengua de señas Argentina en la UNER. Activista académica en el campo de los feminismos, las disidencias y la discapacidad.

 

Fabricio E. Balcazar: Doctor en Psicología, Universidad de Kansas. Profesor titular en el Departamento de  Discapacidad y Desarrollo Humano de la Universidad de Illinois en Chicago, director del Centro de Investigación para las Minorías con Discapacidades en la Universidad de Illinois en Chicago, ‘Fellow’ de la Asociación Americana de Psicología (APA) y expresidente de la División 27 de la apa, Sociedad para la Investigación y Acción en la Comunidad. Illinois, Estados Unidos.

 

María José Bagnato-Núñez: Licenciada en Psicología, Universidad de la República. Máster en Discapacidad, Universidad de Salamanca. Doctora de la Universidad de Salamanca. Profesora titular, Instituto Fundamentos y Métodos en Psicología, Facultad de Psicología, Universidad de la República, Uruguay.

 

Mónica María Carvajal-Osorio: Magíster en Lingüística y Español, Universidad del Valle. Especialista en Bilingüismo y Educación Bilingüe, Universidad del Valle. Fonoaudióloga, Universidad del Valle. Docente Escuela de Rehabilitación Humana, Facultad de Salud, Universidad del Valle. Cali, Colombia

 

Israel Cruz-Velandia: Doctor en Salud Colectiva, Universidad del Estado de Río de Janeiro-Brasil. Magíster en Educación, Pontificia Universidad Javeriana. Fisioterapeuta, Universidad Nacional de Colombia. Profesor titular en la Universidad del Rosario, Colombia, en donde se ha desempeñado como director del Centro de Investigación en Ciencias de la Salud, director del grupo de investigación en Ciencias de la Rehabilitación y director del programa de Fisioterapia en la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud.

 

Pablo Sebastián Domínguez: Profesor en Geografía. Miembro de la Comisión Universitaria Sobre Accesibilidad al Medio Físico y Social, Universidad Nacional del Comahue, Argentina. Clara Duarte-Cuervo: Magíster en Salud Pública y terapeuta ocupacional de la Universidad Nacional de Colombia. Especialista en Administración de Salud Ocupacional, Universidad Jorge Tadeo Lozano. Investigadora y consultora independiente. Editora de la Revista Ocupación Humana. Miembro del grupo de investigación en Discapacidad, Inclusión y Sociedad, Universidad Nacional de Colombia.

 

Aleida Fernández-Moreno: Doctora en Ciencias Sociales, Universidad de Manizales (CINDE), Colombia. Magíster en Desarrollo Educativo y Social, Universidad Pedagógica Nacional de Colombia. Terapeuta ocupacional, Universidad Nacional de Colombia. Profesora titular, Universidad Nacional de Colombia. Miembro del grupo de investigación

en Discapacidad, Inclusión y Sociedad, Universidad Nacional de Colombia.

 

Solángel García-Ruiz: MSc en Desarrollo Educativo y Social, Universidad Pedagógica Nacional, Colombia. Especialista en Salud y Seguridad Social, Universidad Externado de Colombia. Terapeuta ocupacional, Universidad Nacional de Colombia. Investigaciones,  Secretaría Distrital de Salud de Bogotá. Miembro del grupo de investigación de la Secretaría Distrital de Salud.

 

Ánderson Henao-Orozco: Magíster en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos, Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos (IESCO), Universidad Central, Colombia. Trabajador Social, Universidad Nacional de Colombia. Profesor de la Escuela Colombiana de Rehabilitación (ECR), Bogotá, Colombia.

 

Sandra Lea Katz: Doctoranda en Ciencias Sociales Licenciada en Psicología y Educadora Física. Directora de la Dirección de Discapacidad, Universidad Nacional de la Plata, Argentina. Coordinadora Red Interuniversitaria Latinoamericana y del Caribe sobre Discapacidad y Derechos Humanos.

 

María Noel Míguez-Passada: Licenciada en Trabajo Social, Universidad de la República. Magíster en Servicio Social, Universidad Federal de Río de Janeiro. Doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Posdoctora en Prácticas y Representaciones Políticas, París 7. Profesora agregada de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República, Uruguay.

 

Patricia Muñoz-Borja: Doctoranda en Comunicación, Universidad de Huelva, España. Magíster en Antropología, Universidad de los Andes, Colombia. Especialista en Desarrollo Comunitario y Fonoaudióloga, Universidad del Valle, Colombia. Docente, Universidad Santiago de Cali, Colombia. Miembro de los grupos de investigación Salud y Movimiento, Universidad Santiago de Cali, y cátedra en Rehabilitación, Universidad del Valle, Colombia.

 

Vicky Parraguez-Correa: Doctora en Educación. Magíster en Docencia para la Educación Superior. Terapeuta Ocupacional. Diplomada en Gerencia Social y Políticas de Discapacidad. Docente Escuela de Terapia Ocupacional, Universidad Andrés Bello. Santiago de Chile, Chile.

 

Ronald Solís-Zea: Máster Universitario en Integración para Personas con Discapacidad, Universidad de Salamanca, España. Licenciado en Psicología, Escuela de Ciencias Psicológicas, Universidad de San Carlos, Guatemala. Coordinador Maestría en Análisis Social de la Discapacidad, Escuela de Ciencias Psicológicas, Universidad de San Carlos, Guatemala. Consultor independiente en materia de discapacidad para UNESCO, JICA, BID, FLACSO Guatemala y Universidad Nacional de Colombia.

 

Adrián Vergara-Heidke: Doctor en Lingüística, Universidad de Bremen, Alemania. Máster en Lingüística, Pontificia Universidad Católica de Chile. Licenciado en Letras, mención en Lingüística y Literatura Hispánicas, Pontificia Universidad Católica de Chile. Coordinador, Programa de Posgrado en Lingüística; investigador, Instituto de Investigaciones en Lingüística, Universidad de Costa Rica.

Contenido

 

 

 

Prólogo

Daniela Albuquerque González

 

Introducción

Clara Duarte-Cuervo

Israel Cruz-Velandia

Solángel García-Ruiz

Aleida Fernández-Moreno

 

SECCIÓN 1

COLOQUIOS

 

El coloquio de investigación como experiencia de apropiación social en el campo de la discapacidad

Aleida Fernández-Moreno

Israel Cruz-Velandia

Solángel García-Ruiz

Clara Duarte-Cuervo

 

3.er Coloquio colombiano de investigación en discapacidad Una estrategia de apropiación del conocimiento

Mónica María Carvajal-Osorio

Patricia Muñoz-Borja

 

Investigación en discapacidad en Guatemala Aprendizajes y desafíos

Ronald Solís-Zea

 

La situación de la investigación sobre discapacidad en Costa Rica

Adrián Vergara-Heidke

 

Encuentros de investigadoras, investigadores e investigaciones en torno  a la discapacidad en América Latina

Pablo Domínguez

María Alfonsina Angelino

María Eugenia Almeida

Sandra Lea Katz

 

SECCIÓN 2

ENTRE LA EPISTEME Y LA POLÍTICA

 

Reflexiones ontológicas acerca de los individuos sujetos de la discapacidad y la inclusión social

Ánderson Henao-Orozco

 

Relaciones entre investigaciones y políticas públicas

Solangel García-Ruiz

 

SECCIÓN 3

EXPERIENCIAS

 

La educación inclusiva en la Universidad de la República: retos y demandas

María José Bagnato

María Noel Míguez

 

Aproximaciones sobre diversidad, discapacidad e inclusión social en Chile

Vicky Parraguez-Correa

 

La investigación-acción participativa como una estrategia para mejorar el tránsito a la vida adulta para estudiantes con discapacidad

Fabricio E. Balcazar

 

Epílogo

Aleida Fernández-Moreno

Clara Duarte-Cuervo

Solángel García-Ruiz

Israel Cruz-Velandia

Prólogo

 

 

DANIELA ALBUQUERQUE GONZÁLEZ

 

 

 

 

 

Quienes dialogamos y transitamos en aquello que hemos llamado discapacidad solemos encontrarnos con las incertezas de esta propia nominación, basada en una dualidad imperante, producto de la forma en que nos han enseñado/adiestrado a pensar. Avanzamos —y muchas veces retrocedemos— desde la profunda sensación de no saber cómo llegar al acto de conocer con fidelidad y cómo compartir aquello que puede ser tan nuestro, pero tan colectivo a la vez.

Este libro es una provocación, una poderosa invitación. Recorrer sus páginas nos propone un lugar alcanzable y reparador. Nos permite abrazar la relevancia de construir desde un hacer que muestra rutas emancipadoras y que no “discursea con la participación” (probablemente el desafío más complejo, porque pensar en una participación real es superar la colonialidad que nos ha constituido desde lo histórico y lo disciplinar), sino que hace carne las prácticas colectivas y las voces fortalecidas y nos muestra cómo hacer.

En la estructura del libro se reconocen las prácticas-teorías-prácticas situadas en una América Latina que vive una común-unidad de dolores, de historias silenciadas, de hegemonías que invisibilizan las intersecciones y naturalizan los cuerpos con categorías de exclusión, y que tristemente han dado sentido a algunas acciones de nuestras profesiones. Pero también deja ver un territorio colmado de experiencia, de singularidades y de un entramado de nociones, de saberes, de compromisos y de afectos que hacen creer —como dice Galeano— que la realidad es transformable.

Este libro habla, grita y a veces se tensiona a sí mismo en su construcción frente a la diferencia. Declara el primer lugar que debe ocupar el colectivo de personas con discapacidad, fortalecido y crítico, organizado y poderoso. Esto solo es posible si somos conscientes de los desafíos pendientes de afrontar para sentarnos en igualdad de condiciones.

El primer acto es reconocer las posiciones de privilegio desde el mundo académico, desde las disciplinas —tantas veces opresoras que se justifican a sí mismas sosteniendo el sistema— y desde las comunidades, que también transitan por lo identitario de la diferencia como mecanismos de poder, pero no siempre buscando la transformación sino a riesgo de tornarse igualmente individualistas y excluyentes.

Sin embargo, los autores de este libro no nos abandonan en la toma de consciencia del presente complejo, sino que nos proponen haceres concretos para liberarnos de las formas reduccionistas del conocer, presentándonos experiencias que han logrado una ecología de saberes: los transaberes en acción.

Leer a tantos investigadores y tantas investigadoras que se unen desde los distintos rincones de este continente es una invitación a recuperar la confianza, porque en sus letras encontrarán una entrega generosa y sin aspavientos, aspirando a que en lo común se avance mejor y con paso más firme. Cada uno ofrenda diálogos, coloquios, espacios abiertos, sistematizaciones y la relevancia de la incidencia de las políticas públicas. Transitan por diversos lugares, donde se destaca un mundo académico que se cuestiona a sí mismo y se deconstruye en pro de un (re)conocimiento respetuoso y solidario. Revisan desde adentro las políticas que declaran los países de quienes escriben, resaltando estadísticas que son usadas como herramientas críticas para hacer evidentes las brechas que impiden hablar de humanización.

Este libro me re-armó, me re-encantó, me re-significó un lugar desde el cual me he sentido a veces invitada, perteneciente, responsable y, otras veces, culpable. El territorio de las discapacidades es tan adverso como las barreras que lo constituyen. Pero también es una oportunidad porque lo expresa todo en un solo concepto/cuerpo. Desde allí les agradezco la posibilidad de sumarme a esta trama de deseos, ya que, al expresarme, reconciliaron pendientes en mi cuerpo también… Estos cuerpos nuestros, llenos de supuestos de lo correcto, de lo incorrecto, de lo normal, de lo anormal, de lo singular, de lo individual, de lo colectivo y de lo profundamente privado. Desde todos esos lugares se puede decir, se puede construir conocimiento y se puede andar… ¡ya no estamos en soledad!

Introducción

 

 

CLARA DUARTE-CUERVO

ISRAEL CRUZ-VELANDIA

SOLÁNGEL GARCÍA-RUIZ

ALEIDA FERNÁNDEZ-MORENO

 

 

 

 

 

Pabón (1) afirma que en la sociedad actual el conocimiento sería “el bien más valioso para sus habitantes y las instituciones en las que se sustenta”. De esta manera, la capacidad de los miembros de una sociedad para comprender, utilizar, intercambiar, criticar y desarrollar el conocimiento se convierte en indispensable para insertarse en dicha sociedad, y también para transformarla.

En términos generales, el concepto de apropiación social del conocimiento alude a la relación entre ciencia, tecnología y sociedad (1-4). Si se entiende que el conocimiento abarca aquel que se deriva de la investigación científica y del que se construye en la vida cotidiana —a través del intercambio social y cultural—, cobra sentido pensar en la apropiación social del conocimiento como una suerte de diálogo o —como lo propone Pabón (1)— como “una práctica comunicativa mediada por la cultura, por las instituciones que la conforman, por los individuos y su interpretación personal de la sociedad en la que están inmersos”.

No obstante esta forma de entender el conocimiento pareciera estar relativamente extendida en la actualidad, el recorrido de la relación entre ciencia, tecnología y sociedad transita por modelos deficitarios y participativos (5), sin que sea posible hablar de una evolución lineal en la que los primeros hayan desaparecido para dar paso a los segundos (4). En los modelos deficitarios, de manera general1, los miembros de la sociedad son percibidos como carentes, pasivos, de manera que se despliegan estrategias comunicativas para “traducir” y propagar los contenidos científicos, en tanto se reconoce la utilidad de la ciencia en el desarrollo. Por su parte, los modelos participativos hacen referencia a una comprensión de la ciencia como inacabada, cuestionable, que requiere el diálogo con otros saberes y experticias, y que reconoce a los miembros de la sociedad como sujetos de conocimiento, lo que resulta útil en la comprensión de los problemas, la construcción de soluciones y la toma de decisiones (5).

Aunque los conceptos de apropiación social de la ciencia y la tecnología, y el de apropiación social del conocimiento, adoptado en este libro, resultan más pertinentes en el marco de los modelos participativos, es necesario reconocer que, al usarlos, con frecuencia se alude a estrategias de difusión y de divulgación de la ciencia que estarían más sintonizadas con modelos deficitarios.

De acuerdo con Estrada (6), es necesario trazar una diferencia entre difusión, divulgación y comunicación de la ciencia. La difusión hace referencia a los mecanismos utilizados para propagar el conocimiento entre académicos e investigadores (ponencias, artículos en revistas especializadas, etc.), mientras que la divulgación abarca aquellas estrategias utilizadas cuando se pretende llegar al público en general. Si bien la difusión y la divulgación implican labores comunicativas, el término comunicación se emplea “cuando en la participación del conocimiento científico se busca el diálogo, esto es, el intercambio de saberes y experiencias” (6). En términos de estrategias, este último concepto guardaría mayor relación con el de apropiación social del conocimiento, al cual pretendemos acercarnos en este libro.

A partir de estos conceptos, la apropiación social del conocimiento en discapacidad implicaría no solo una serie de estrategias de comunicación para la difusión y la divulgación de los resultados de las investigaciones, dirigidas hacia las comunidades científicas, profesionales y a la sociedad en general, sino que también comprendería los procesos y las acciones que se desarrollan para construir y dar sentido —de manera colectiva— al conocimiento alrededor de la discapacidad; así como para incorporar el conocimiento construido de esta manera en las prácticas sociales, la educación, los currículos, los servicios de atención a las personas con discapacidad, las políticas públicas, la innovación social y la investigación misma.

En el marco de la investigación emancipadora (7) en el campo de la discapacidad, donde se aspira a que la división entre investigadores y sociedad se diluya; las separaciones entre apropiación académica y apropiación social del conocimiento (8) y entre difusión y divulgación de la ciencia (9) resultarían problemáticas, cuando no obsoletas. Si las personas con discapacidad se constituyen en integrantes de los equipos de investigación —como investigadoras—, si ellas mismas y sus organizaciones hacen parte de la concertación de las agendas de investigación, de la definición de los problemas y de la construcción de las metodologías a partir de sus propias características, necesidades y realidades sociales, el ciclo de la producción y la apropiación, como lo conocemos, se transforma, se rompe, o, al menos, se dinamiza.

Como aporte a estas reflexiones, este libro se compone de tres secciones: Coloquios, Entre la episteme y la política, y Experiencias. A continuación presentamos algunos elementos que pueden ayudar a dar sentido a este ordenamiento.

Bourdieu (10), en su teoría sobre los campos científicos, define el campo como el locus (en latín significa lugar) en el que convergen un conjunto de intereses y relaciones de fuerza entre agentes, quienes luchan por formas específicas de dominio y monopolio de un tipo de capital eficiente (cultural simbólico), por ejemplo: el conocimiento. Los campos constan de productores (generalmente investigadores); distribuidores (profesores, editoriales, sociedades científicas, organizaciones profesionales, entre otras); consumidores (estudiantes, investigadores, técnicos del gobierno, sociedad civil en general); e instancias legitimadoras y difusoras del bien (universidades, institutos, grupos de investigación); cada uno de ellos con sus propias características, con diferentes historias y relaciones de poder.

Ese es uno de los marcos de referencia a partir de los cuales se propone, en la primera sección, asumir la discapacidad no solo como la categoría que genera el espacio propicio para la convergencia de marcos teóricos, metodológicos y conceptuales venidos de diferentes disciplinas científicas y profesiones, sino también como la noción capaz de nuclear la conformación de campos de conocimientos, prácticas e interseccionalidades que surgen de una base ínter y transdisciplinaria: el campo de la discapacidad.

Desde esa perspectiva, el concepto de coloquio de investigación en discapacidad hace referencia a una situación o espacio abierto, creado intencionalmente para que todos los actores sociales presentes en el campo de la discapacidad se reconozcan, se comuniquen y accedan a los intereses, experiencias y hallazgos investigativos producidos. Pero también, para que colectivamente dialoguen, discutan y definan redes temáticas; propongan problemáticas, rutas metodológicas y nuevas formas creativas de democratizar el acceso, la generación y la apropiación social del conocimiento pertinente; en fin, para que validen su compromiso con la transformación social de las realidades humanas injustas que, en los diversos contextos geográficos y sociopolíticos, están presentes en la vida de la población con discapacidad.

En síntesis, el coloquio es una estrategia dinámica que propicia la circulación y apropiación participativa del capital simbólico (el conocimiento), orientada a desarrollar la capacidad colectiva de todos los actores (individuos, organizaciones, instituciones) implicados en la producción, el desarrollo, el análisis y el uso del mismo, con el fin de convertir el conocimiento en un bien público —o en parte del capital social— que permita resolver los distintos problemas que aquejan a nuestra sociedad.

Sin embargo, es necesario, primero, asumir la figura de coloquio como la expresión viva de la heterogeneidad que caracteriza a un campo social, es decir, como el espacio en el que convergen y toman lugar actores venidos de diferentes puntos de la estructura social, con diferentes experiencias e intereses, y distintos enfoques epistémicos, teóricos y metodológicos para explicar realidades complejas. Estos hechos, en sí mismos, representan la mayor riqueza contenida en este espacio de diálogo, negociación y lucha por la apropiación del capital simbólico: el conocimiento.

No obstante, como lo señalan Taboada, García y Martínez (11),

 

para que la interacción entre agentes permita superar y al mismo tiempo aprovechar la cognición diferenciada, es menester reconocer tanto la miopía cognitiva como la distancia cognitiva que la diferenciación cognoscitiva provocan. La miopía cognitiva se refiere a la inhabilidad de los sujetos para darse cuenta de oportunidades y amenazas del medio ambiente. La distancia cognitiva se relaciona con lejanía interpretativa y conceptual, mayor o menor, existente entre las personas. De esta manera, para subsanar la miopía cognitiva, los distintos actores sociales que influyen en la innovación deben complementar sus conocimientos y experiencias y apropiarse de ellos. Pero, paralelamente, estos actores necesitan reducir la brecha cognitiva que exista entre ellos. Si la distancia cognitiva es muy amplia, es casi imposible la colaboración o coordinación entre las partes; si es mínima, muy cercana a cero, habría total identificación entre las partes. Los actores involucrados en el proceso de innovación y de complementariedad cognitiva requieren establecer la distancia cognitiva “óptima”, de acuerdo a sus necesidades particulares.

 

Es decir, en el espacio coloquial no se trata de lograr una unidad teórica y metodológica; por el contrario, lo que se busca es reconocer la potencialidad de complementarse en la diversidad cognoscitiva y epistémica, para así constituir nuevos puntos de enganche, diálogo, encuentro, articulación e intersección.

Desde esta óptica, en la primera sección se presentan las experiencias y reflexiones de Colombia, Costa Rica, Guatemala y Argentina, derivadas del desarrollo de sus coloquios de investigación en discapacidad que, además de cumplir con el espíritu y los propósitos antes mencionados, también invitan a reconocer y defender el lugar que la investigación en discapacidad reclama en las agendas políticas nacionales de ciencia y tecnología, como condición sine qua non para orientar la toma de ­decisiones políticas informadas y como base para alcanzar las mejoras o los cambios radicales que demandan las situaciones de vida de nuestros pueblos.

En Latinoamérica cobra especial valor la idea de formular agendas de investigación o de conocimiento en discapacidad que posibiliten dar lineamientos, armonizar y coordinar los esfuerzos orientados a producir, difundir y adaptar el conocimiento requerido en el campo. Agendas que identifiquen aquellos problemas de conocimiento susceptibles de ser resueltos a través de investigación, tecnología o innovación. En efecto, aunque en la región existen sistemas nacionales de discapacidad y de ciencia, tecnología e innovación, estos no necesariamente se orientan bajo una agenda de conocimiento claramente definida y formulada como insumo o ruta para priorizar situaciones socialmente problemáticas, para dinamizar los vasos comunicantes intersectoriales en la esfera de lo público y articular y validar los intereses privados, o para definir la responsabilidad y el alcance de la universidad. Fundamentalmente, se trata de agendas ancladas en el cumplimiento de los derechos humanos a las personas con discapacidad.

Bajo el concepto de actores sociales, presentes en el campo de la discapacidad, los textos aquí presentados reconocen que las universidades y las agencias de gobierno no son las únicas que producen conocimiento; existen otras fuentes, otros actores, quienes también deben cumplir con la rigurosidad requerida en el proceso de generar, difundir y adaptar nuevo conocimiento. En efecto, la apropiación social del conocimiento demanda una fase previa de análisis crítico-reflexivo entre pares respecto de lo que se hace, se dice y se comunica, en tanto se espera que los actores cumplan con los principios y fundamentos universales de la ética y sean socialmente responsables con las externalidades derivadas de sus hallazgos. Sin embargo, en ningún momento esto significa adscribirse ciegamente a la hegemonía de las métricas que gobiernan la evidencia científica convencional, pues en este campo resulta particularmente claro que el conocimiento que emerge de prácticas sistematizadas, reflexivas y críticas, nacidas en el seno de los colectivos, es igual o más valiosa que aquella.

No obstante lo anterior, hablar de apropiación social del conocimiento obliga a reconocer que esta constituye apenas una parte de los sistemas nacionales de ciencia, tecnología e innovación; y en ese sentido, surge la pregunta por la estructura productiva y la organización institucional en la que se gestiona, se produce, se clasifica, se transfiere y se apropia el conocimiento en discapacidad en nuestros países.

La investigación en el campo de la discapacidad, y la apropiación social del conocimiento derivado, demanda en consecuencia una profunda reflexión de carácter epistemológico, así como explicitar lo ontológico y deontológico que le subyace. Esto implica presentar y reflexionar ­críticamente alrededor de los enfoques y marcos de referencia desde los cuales se abordan los temas.

En la conformación del campo de saber y práctica en discapacidad, los objetivos primarios son reconocer y darle valor a la cognición diferenciada entre sus actores, identificar brechas o distancias cognoscitivas entre ellos y trazar estrategias cooperativas para el desarrollo sinérgico de capacidades; todo esto sin la pretensión autoritaria de adoctrinar a nadie, más bien en la intención formativa de reconocerse en la diversidad cognoscitiva como su principal valor. Así, más allá de buscar que los diferentes actores desarrollen competencias instrumentales para comprender el mundo de la investigación, debería priorizarse la formación en investigación crítica que les permita tomar consciencia de sí como sujetos políticos y cognoscentes, con un lugar activo en la producción de conocimiento.

En la segunda sección de este libro se presentan dos textos que invitan a estar atentos a que el análisis crítico y la discusión de los resultados de las investigaciones superen lo obvio o, mejor aún, a que superen las categorías acríticas, hegemónicas y agotadas que no permiten o no ofrecen ningún tipo de avance. Así, se abre con una provocación de ruptura epistémica y de frontera que, desde una experiencia encarnada, abre posibilidades para pensar de distintas maneras la condición de discapacidad y la inclusión, poniendo en tensión el clásico actuar político. Luego, la sección se cierra señalando responsabilidades que atañen a los tomadores de decisiones y a los investigadores; a los primeros, en el sentido de respaldar sus acciones en el conocimiento disponible, incluyendo el derivado de investigaciones, y a los segundos, de realizar recomendaciones a las políticas, los planes, los programas, los proyectos y las prácticas.

Es deber de los técnicos de gobierno, en todos los sectores de los Estados, pero también de las organizaciones de la sociedad civil en general, usar exhaustivamente el conocimiento como estrategia para identificar y superar las barreras que impiden el acceso a las redes de servicios sociales integrales e integrados que requieren las poblaciones.

Por último, la tercera sección presenta tres experiencias surgidas en contextos históricos, sociopolíticos y culturales distintos (Uruguay, Chile y Estados Unidos), pero comunes en su intención: la reflexión crítica acerca de los procesos de inclusión en entornos escolares o laborales. En algunas de ellas es posible identificar vacíos políticos u obstáculos epistemológicos en la toma de decisiones políticas; no obstante, todas invitan a pensar en la necesidad de exigir que el Estado financie y evalúe, con estudios nacionales, longitudinales y multimétodos, el cumplimiento de los derechos humanos y la transformación social que han tenido las poblaciones a partir de las políticas públicas, los programas o las estrategias implementadas.

Finalmente, reconociendo la riqueza y diversidad de los autores, quienes hablan desde distintas geografías, culturas, disciplinas, trayectorias profesionales y vitales, que implican conocimientos y saberes históricamente situados, en esta obra se mantiene la pluralidad de sus voces.

 

Referencias

1. Pabón-Correa R. Apropiación social del conocimiento: una aproximación teórica y perspectivas para Colombia. Educación y Humanismo. 2017;20(34).

2. Posada E, Hoyos N, Pantoja A, Carvajal C, Marín M. Apropiación social de la ciencia y la tecnología. En: Vasco CE, editor. Informe de comisionados III: Ciencia y educación para el desarrollo. Bogotá: Presidencia de la República; 1995. p. 9-225.

3. Lozano M, Maldonado O. Estrategia nacional de apropiación social de la ciencia, la tecnología y la innovación. Bogotá: Colciencias; 2010.

4. Franco-Avellaneda M, Linsingen I. Popularizaciones de la ciencia y la tecnología en América Latina: mirando la política científica en clave educativa. RMIE. 2011;16(51): 1253-1272.

5. Lozano M. Programas y experiencias en popularización de la ciencia y la tecnología: Panorámica desde los países del convenio Andrés Bello. Bogotá: Convenio Andrés Bello; 2005.

6. Estrada L. La divulgación de la ciencia. En: Tonda J, Sánchez AM, Chávez N. Antología de la divulgación de la ciencia en México. México: DGDC-UNAM; 2002. p. 138-151.

7. Barnes C. La diferencia producida en una década. Reflexiones sobre la investigación “emancipadora” en discapacidad. En: Barton L, compilador. Superar las barreras de la discapacidad. Madrid: Morata; 2008. p. 381-397.

8. López-López W. Las apropiaciones académicas y los indicadores de impacto. Universitas Psychologica. 2012;11(2):365-366.

9. Martínez-Mendoza S. La difusión y la divulgación de la ciencia en Chiapas. Razón y Palabra [Internet]. 2011;16(78). Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=199524192046

10. Bourdieu P. El oficio de científico. Ciencia de la ciencia y reflexividad. Barcelona: Anagrama; 2000.


11. Taboada E, García A, Martínez A. Apropiación del conocimiento, innovación e interacción entre agentes: elementos clave para disen˜ar y promover políticas de innovación. En: Martínez A, de Gortari R, Vessuri H, Vega A, coordinadores. La apropiación social del conocimiento y aprendizaje: una mirada crítica desde diferentes ámbitos. Madrid: Plaza y Valdés; 2012. p. 259-280.

Notas

1 En esta introducción no pretendemos ser exhaustivos en la descripción de estos modelos. Invitamos a ampliar la información sobre este tema en la primera parte del libro Programas y experiencias en popularización de la ciencia y la tecnología: Panorámica desde los países del convenio Andrés Bello, escrito por Mónica Lozano (5).

SECCIÓN 1
C
OLOQUIOS

El coloquio de investigación como experiencia de apropiación social en el campo de la discapacidad

 

 

ALEIDA FERNÁNDEZ-MORENO1

ISRAEL CRUZ-VELANDIA2

SOLÁNGEL GARCÍA-RUIZ3

CLARA DUARTE-CUERVO4

 

 

 

 

 

Introducción

Con el advenimiento de la Modernidad apareció un orden renovado para la organización de la forma y el contenido de la ciencia. Sin embargo, aunque la Modernidad representó para el mundo occidental un progreso significativo en la generación de nuevos conocimientos, también ocasionó una hiperespecialización en las disciplinas5, lo que a la postre acabó desarrollando conocimientos cada vez más dispersos, fragmentados y atomizados. Según Morin (2), las disciplinas se instituyen mediante la demarcación, división y especialización del trabajo, y desde allí responden a las distintas esferas predeterminadas por el paradigma dominante. Las disciplinas tienen autonomía naturalmente, que ejercen a través de la delimitación de sus fronteras, de los códigos lingüísticos y de las teorías que les son propias, además de las técnicas que elaboran y utilizan en sus investigaciones.

No obstante, siguiendo al mismo autor, hablar del conocimiento hoy implica reconocer que en la construcción de la ciencia contemporánea se entremezclan saberes aportados por las diferentes disciplinas en relaciones transdiciplinarias. Esas relaciones desdibujan los estrictos límites de los campos del conocimiento históricamente constituidos y crean nuevos contornos, fomentan el diálogo entre las disciplinas consolidadas y, a su vez, generan otros espacios que dan cuenta de puntos de convergencia entre viejos y nuevos saberes. Justamente el prefijo trans indica las múltiples y posibles relaciones que se pueden establecer entre disciplinas, mediante ellas mismas y más allá de ellas, fruto de lo cual se generan nuevos espacios del saber para el desarrollo de teorías, investigaciones y prácticas.

Según Hernández y López:

 

fue Piaget quien acuñó la expresión “hibridación” para referirse a la aparición de dominios en los cuales se vinculan consistente y productivamente distintos saberes disciplinarios. En los dominios híbridos se da la integración entre especialidades de las disciplinas y no entre disciplinas completas. La hibridación es un fenómeno que se presenta una vez tiene lugar la especialización científica y la fragmentación de las disciplinas en “sub disciplinas”, y es diferente del encuentro interdisciplinario entre dos disciplinas maduras que unen sus contribuciones para enfrentar un problema que no puede ser cabalmente resuelto por ninguna de las dos aisladamente (3).

 

Desde este punto de vista, se puede afirmar la existencia de campos del conocimiento y una práctica cuya base constitutiva es la transdisciplinariedad. Según Díaz:

 

por campo se ha entendido aquella noción que describe un amplio espacio que, inicialmente estructurado por disciplinas, ha ido incorporando otras regiones del conocimiento que en su momento han cobrado autonomía [...] La noción de campo es una categoría organizativa del conocimiento. El campo es una fuente de teoría e investigación. El campo instituye la división y especialización del trabajo y articula las disciplinas y regiones que abarca la ciencia. Cada campo tiene sus propios límites, sus formas de lenguaje, y sus técnicas que elabora o utiliza (4).

 

Dicho autor resalta que el concepto de campo no es reductivo; no se trata de lograr por encima de cualquier cosa su unidad teórica y metodológica. Por el contrario, lo que se busca es encontrar estructuras subyacentes —por una parte—, y objetos relativamente comunes —por la otra— que puedan, en un momento, constituirse en puntos de enganche, diálogo, encuentro, articulación e intersección. El problema transdisciplinario es un asunto de convergencia, lo cual supone la existencia de disciplinas con su propia identidad.

Entre tanto Bourdieu, en su teoría sobre los campos científicos, sostiene que estos son un espacio social, un microcosmos, un universo, un espacio práctico de la existencia cotidiana, además de ser relativamente autónomos, es decir: “son espacios sociales dinámicos y estructurados, conformados por puestos jerarquizados y reglas de juego propias, en calidad de sistemas integrales de posiciones, donde los agentes sociales se relacionan de manera permanente y dinámica” (5). Esta noción de campo remite a la división y especialización del trabajo, y, por tanto, conlleva la diferenciación y articulación entre las disciplinas y regiones que emergen durante la actividad científica.

Cada campo científico tiene sus propios límites, sus formas de lenguaje y sus técnicas que elabora o utiliza. En un campo es posible identificar disciplinas y regiones que aportan sus conceptos, métodos, procedimientos, epistemologías y términos en la definición de sus discursos y sus prácticas, por lo que es posible decir que el campo es una categoría que permite visualizar el proceso de producción de conocimiento.

Bourdieu define el campo como el locus (viene del latín y significa lugar), en donde convergen un conjunto de relaciones de fuerza entre agentes o instituciones, que luchan por formas específicas de dominio y monopolio de un tipo de capital eficiente (cultural simbólico, como ejemplo del derivado de la generación de conocimiento científico). Los campos constan de productores, consumidores y distribuidores de un bien, y de instancias legitimadoras y reguladoras; sus características, reglas y conformación varían de acuerdo con su historia y su relación con el poder.

En consecuencia, se entiende por campo del saber a un espacio complejo compuesto por productores (generalmente investigadores y académicos), distribuidores (profesores, editoriales, sociedades científicas, organizaciones profesionales, entre otras), consumidores (estudiantes, investigadores, técnicos del gobierno, sociedad civil en general) e instancias legitimadoras y difusoras del bien (universidades, institutos, grupos de investigación).

El capital eficiente puede ser adquirido por los estudiantes y legitimado a través de títulos y certificaciones. Asimismo, afirma Bourdieu (5), este capital cultural puede transformarse en simbólico de reconocimiento cuando se acumula y los grupos en el poder lo reconocen; entonces, los sujetos ascienden a una posición elevada y adquieren el reconocimiento y la capacidad para definir lo que es legítimo y valioso en el círculo en el que se desenvuelven.

En este sentido, la noción de campo admite la confluencia de diversas disciplinas y profesiones bajo un marco de referencia científico relativamente común, lo cual facilita la interrelación entre regiones del conocimiento y la práctica, permite superar los rígidos límites de los campos del conocimiento históricamente constituidos y, principalmente, posibilita la generación y organización de nuevas comunidades y grupos de investigación interesados en el desarrollo de conocimiento e innovación técnica alrededor de problemas complejos que ocupan el núcleo epistémico de los nuevos campos del saber.

Según Díaz (4), la dinámica de innovación y apropiación de la ciencia y la tecnología ha significado una ampliación de las relaciones entre profesiones y disciplinas. “Las nuevas áreas profesionales vinculadas a las disciplinas […] producen no solamente la cientifización de las profesiones sino también la emergencia de espacios de profesionalización de las disciplinas. Los contactos entre unas y otras se hicieron mucho más intensos y aparecieron campos de trabajo en los cuales las clasificaciones tradicionales no seguían manteniendo su validez”.

Los campos del saber científico se constituyen alrededor de problemas complejos que emergen, bien sea por la vía de la producción del conocimiento científico en el seno de las disciplinas, o para la solución de problemas sociales concretos.

En el caso de la actividad investigativa, la determinación del o de los objetos de estudio presentes en un campo del saber, la circulación de valores, la dinámica entre los sujetos vinculados a él y, en general, los procesos de composición de fuerzas, ofrecen indicaciones para la definición de líneas de investigación. ¿De qué capital simbólico se dispone para adecuar la definición de los objetos de investigación a la dinámica social y académica?, ¿a cuáles intereses se atenderá para definir y configurar las líneas de investigación?

Es precisamente desde este marco de referencia bajo el cual Cruz (6, 7) propone a la discapacidad como la categoría que genera no solo el espacio propicio para la convergencia de marcos teóricos, metodológicos y conceptuales, venidos de diferentes disciplinas científicas y profesiones, sino también como la noción capaz de nuclear la conformación de campos de conocimientos, prácticas e interseccionalidades que surgen de una base ínter y transdisciplinaria.

En este contexto surgen preguntas sobre las formas en que la sociedad colombiana produce, usa y se apropia del conocimiento derivado de la investigación en el campo de la discapacidad. Esas inquietudes han motivado la formulación y el desarrollo de los coloquios colombianos de investigación en discapacidad, iniciativa que en su segunda versión fue liderada por la alianza celebrada entre la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad del Rosario y la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá (en adelante, Alianza).

El 2.º Coloquio Colombiano de Investigación en Discapacidad se configuró como un macroproyecto con tres sub-proyectos que operaron en paralelo y en íntima correlación. Estos fueron:

 

Fortalecimiento de capacidades individuales para la investi­gación.

Sistematización de investigaciones realizadas en Colombia durante el periodo 2005-2012.

Formulación de una agenda de investigación en discapacidad para el país.

 

El presente texto examina, primero, la apropiación social del conocimiento en el campo de la discapacidad; en una segunda parte expone el desarrollo de ese proceso en una experiencia particular, la de los coloquios colombianos de investigación en discapacidad, haciendo énfasis en el segundo de ellos. Como metodología se emplea la sistematización de la experiencia, donde se da cuenta de las estrategias y actividades realizadas y se describen algunos de sus alcances y limitaciones.

 

Sobre la apropiación social del conocimiento

En Colombia, el concepto de apropiación social del conocimiento, la tecnología y la innovación, según Daza (8), recoge acepciones como “difusión, divulgación o popularización”