Si alguien encuentra
reminiscencias de “El porquerizo”
de Hans Christian Andersen
no es algo involuntario.
Muy por el contrario.
El autor
Que sí, que no,
que todo se acabó
Texto: Miguel Ángel Tenorio
Ilustraciones: Jesús Aguado
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Dicen que hace tiempo,
en cierto lugar, hubo una canción muy famosa:
Ay, Serafín
todo tiene su fin.
Que sí, que no,
que todo se acabó.
Pasó el tiempo y la canción pasó de moda. Sólo una viejita la
recordaba y la seguía cantando. Yo le pregunté si le gustaba mucho
la canción. Ella me dijo que sí. Yo le pregunté por qué.
La viejita se fue sin decirme nada. Pero luego regresó y me dijo:
–Siéntate, muchacho, te voy a contar un cuento.
Yo me senté en una de las bancas de la plaza principal y ella me
contó su cuento:
–En este pueblo, hace mucho años, vivía una princesa. Todas las
noches soñaba que un gran príncipe venía a pedirla en matrimonio.
En este mismo pueblo vivía también un príncipe. Pero era un
príncipe muy pobre. Para seguir siendo príncipe tenía que trabajar.
En su castillo, que no era castillo sino una casita muy chiquita,
Por las mañanas, antes de irse a trabajar, el príncipe regaba su
jardín. Por las noches, antes de irse a dormir, también.