NATALIA LÓPEZ MORATALLA

El cerebro adolescente

MADRID

© 2019 by NATALIA LÓPEZ MORATALLA

© Fundación Familia Sociedad y Educación (FASE)

© 2019 by EDICIONES RIALP S. A.,

Colombia 63, 8.º A, 28016 MADRID

(www.rialp.com)

Realización ePub: produccioneditorial.com

ISBN (edición impresa): 978-84-321-5122-4

ISBN (edición digital): 978-84-321-5123-1

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ÍNDICE

PORTADA

PORTADA INTERIOR

CRÉDITOS

PRÓLOGO

I. ¡YA SE LE PASARÁ LA ADOLESCENCIA!

¿Enfermedad pasajera o gran oportunidad?

La construcción del cerebro no acaba nunca

Una noticia espectacular e inesperada: el cerebro humano es ilimitado

Lo recibido con la herencia genética

Genios, expertos, buenos o malos para las matemáticas

No todos han tenido una infancia feliz y entran en la adolescencia traumatizados

II. LA ARQUITECTURA Y LA HUELLA DIGITAL DEL CEREBRO EN LA ADOLESCENCIA

El cerebro adolescente ¿invulnerable e impredecible?

La construcción del cerebro desde la vida fetal

Maduración de las conexiones funcionales del cerebro

Las fibras nerviosas y los fascículos en la arquitectura del cerebro

III. EMOCIONES BAJO CONTROL: AUTOCONTROL

¿Tiene algún sentido el caos emocional en la adolescencia?

El sistema de recompensa emocional del adolescente

La amígdala cerebral necesita “consultar” con varias áreas para evaluar las emociones y preparar la respuesta

Autocontrol: control cognitivo y control de los impulsos

La red de autocontrol y las emociones

IV. ADICCIÓN CON O SIN DROGAS

La adición ¿una trampa sin salida?

Todas las adiciones, aunque son diferentes, aumentan el baño del cerebro en dopamina

Adiciones modernas: las nuevas tecnologías

Conocer las causas que disparan la adición para prevenir

Recuperarse de una adicción

El Experimento Islandés: es posible un estilo de vida sensata

V. ¿QUIÉN SOY YO? ¿CÓMO SOY? MI HISTORIA Y MI FUTURO ¿CON O SIN MEMORIA?

La memoria redescubierta

La memoria amuebla el cerebro

El hipocampo confecciona los mapas que orientan navegar por la vida

Memoria emocional y memoria autobiográfica

Memoria en presente y memoria de futuro

VI. LA EMPATÍA: UN DON NECESARIO EN EL MUNDO VIRTUAL

La cara, ¿Seguirá siendo el espejo del alma?

Un don con un componente cognitivo y otro emocional

Empatía en la adolescencia

Pensamientos propios, autoconocimiento y capacidad de juicio

Estrategias de entrenamiento de la empatía

VII. LAS DISTANCIAS AFECTIVAS: CERCANO, LEJANO, FUNDIDOS EN UNO

Un mapa social en el cerebro

El odio y la carencia de afectos

El enamoramiento, un afecto que tiende a la fusión

Un vínculo universal vivido de formas diferentes

Configuración de la identidad personal-sexual en la adolescencia

EPÍLOGO

BIBLIOGRAFÍA DIVULGATIVA

PARA SABER MÁS

AUTOR

PRÓLOGO

PROBABLEMENTE ESTAREMOS DE ACUERDO EN QUE, durante la infancia, la influencia genética y la del entorno familiar revisten un particular protagonismo en comparación con la acción personal biográfica. Un niño es un niño, no un adulto. Caracteriza al entero organismo psicosomático de su persona no estar maduro para tomar, con independencia y responsabilidad, el gobierno de sí mismo y la elección de su proyecto de vida. Hoy sabemos, gracias a las neurociencias, que los cerebros de un niño y de una niña están formando sus estructuras y dinámicas neuronales con diferencias sexuales específicas y de manera muy amplia e intensa. Sabemos también que dicho proceso durará muchos años y, desde luego, alcanzará toda la adolescencia y le marcará el resto de su vida.

Es un lugar común afirmar que la adolescencia es la edad de transición de niño a adulto. Esta definición corre el riesgo de ser una indefinición: el adolescente sería el que dejó de ser niño, pero todavía no es adulto. Entonces ¿qué es? Pues es muy difícil no ser ni fu ni fa. Si la consideramos una edad de mero tránsito hacia la edad duradera, la propia del adulto, la adolescencia será un trámite tan pasajero como arduo y complicado, pues hay mucho trecho entre un niño y un hombre. Podríamos caer entonces en una visión negativa —y bastante frecuente— de la adolescencia: la de creer que se trata de una enfermedad, y que con el tiempo se pasa. ¡Cuanto antes, mejor! Cuando unos padres nos dicen que sus hijos llegan a esa edad, ponemos cara de consuelo, comprensión y ánimo. Y no pocas madres, ante lo inevitable de ese peligroso tránsito, sueñan con que un hijo que permanezca siempre siendo su niño.

Entre muchas, una de las aportaciones de López Moratalla consiste en superar ese saco de tópicos. Presenta la adolescencia como una gran oportunidad de crecer. Es ahora cuando, por primera vez y poniendo cimientos para la vida adulta, el protagonista es la propia persona, “en acción personal”. Ahí reside la grandeza, singularidad y trascendencia de la adolescencia, como específica oportunidad de crecimiento. Pero ahí radica también su dificultad. El adolescente ha de iniciarse en el saber, en las artes y en la responsabilidad de “gobernarse a sí mismo”, tomando las riendas de su cuerpo personal masculino o femenino. Este cuerpo reorganizará los componentes recibidos de su herencia genealógica y de las influencias de su entorno. Esta pugna por crecer, autogobernarse e independizarse, lleva aparejado, como es obvio, un ponerse frente a lo heredado en la niñez y revisar lo recibido en clave de enfrentamiento y rechazo.

En este marco, López Moratalla nos aporta un valiosísimo conjunto de informaciones, procedentes de la genética y de las neurociencias. De su mano conoceremos los procesos de cambio y maduración del cerebro y, desde esa nueva conformación de sus estructuras y dinámicas, analizaremos cómo incide en su psicología y en su entero organismo somático masculino o femenino. Los dos primeros capítulos explican el cerebro, la herencia genética, y los procesos de construcción de las conexiones neuronales desde la infancia hasta la adolescencia. Tenemos entonces las bases para afrontar el gran tema del capítulo III: las emociones y el modo de controlarlas. Esta cuestión continua tratándose en el capítulo V, dedicado a las bases cerebrales y a la memoria de la propia identidad -¿quién soy yo?-, y se concluye con esclarecedoras aportaciones sobre la empatía, la disposición al don amoroso, y las percepciones psicosomáticas relativas a la afectividad. Mención propia merece el capítulo IV, dedicado la exploración neurológica y psicosomática de las adicciones, hoy una desgraciada epidemia.

Este libro, en definitiva, enseña a canalizar las energías del adolescente, a encauzar y prevenir, e incluso a rescatar de naufragios. No son consejos procedentes de un ámbito moral o pedagógico. Su contexto es el científico: el que procede de un concienzudo análisis de procesos genéticos y neuronales. Ahí reside su extraordinario valor y utilidad, no solo para el encuentro multidisciplinar sino para la sólida fundamentación de una correcta praxis psicológica y educativa. Padres y madres se evitarían perplejidades, errores y desesperanzas leyendo este libro. Es muy cierto que, como padres de adolescentes, somos aprendices. También lo son los abuelos, cuando sus nietos llegan a esa edad. Es propio de los aprendices cometer errores. El peor de ellos, tal vez, es suponer que todo lo sabemos. Si el lector se reconoce aprendiz y, por profesión o por familia, tiene adolescentes a su cargo o en su vida, experimentará que el “tiempo es oro” si lo dedica al libro de Natalia López Moratalla.

PEDROJUAN VILADRICH

Catedrático de Universidad y escritor