Laura Torres
con la colaboración de Blanca Herp y Jaume Rosselló
© 2019, Redbook Ediciones, s. l., Barcelona
Diseño de cubierta: Regina Richling
Diseño de interior: Primo Tempo
ISBN: 978-84-9917-572-0
Producción del ebook: booqlab.com
«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.»
Introducción: ciencia y magia,
PRIMERA PARTE
Conocer y cuidar los cristales
Vibraciones cristalinas, Piedras, curación y salud,
El poder de las piedras y cristales
La curación con cristales a lo largo de la historia, Piedras y salud holística, Consejos para la utilización terapéutica de los cristales, Meditación y utilización con cristales, Cómo preparar elixires de cristal, Equilibra tu sistema de siete chakras, Curación a distancia, Piedras para resolver las disfunciones sexuales, Piedras para desintoxicar tu organismo, Cristales para combatir la inestabilidad emocional, Piedras para afrontar los cambios, Piedras y cristales para superar el miedo, Piedras para combatir el insomnio y las pesadillas, Piedras contra las ataduras emotivas y espirituales, Piedras para desarrollar desapego y compasión, Piedras para reforzar el sistema inmunitario, Piedras contra los problemas cardíacos,
Luz y energías
La obra de Daya Sarai, Leyes cósmicas, Color; el arco iris y los siete rayos, Los siete chakras, sus rayos de luz y sus piedras, El reino mineral, Las piedras preciosas y semipreciosas, Piedras para la salud. Curar con las piedras,
Grupos de piedras y cristales
Las agrupaciones de piedras y color. La energía de las piedras rojas, Piedras anaranjadas. Las cornalinas, Las piedras amarillas y doradas, La energía de las piedras verdes, Piedras azul verdoso y piedras azules, Piedras azul índigo, Las piedras violeta, Las piedras blancas, Las piedras negras,
SEGUNDA PARTE
Cristales y piedras de la A a la Z
Ágatas, Aguamarina, Alabastro, Alexandrita, Amatista, Amazonita, Ámbar, Ametrina, Andalusita, Anhidrita, Apatita, Aragonita, Aventurina, Azabache, Azurita, Berilos. Berilo dorado, Boji, Calcedonia, Calcita, Celestita, Cerusita, Cianita, Circonio, Citrina, Coral, Cornalina, Crisoberilo, Crisocola, Crisolita, Crisoprasa, Cuarzos, Cristal de roca, Cristal de cuarzo claro. Cuarzo blanco, Cuarzo ahumado, Cuarzo amatista, Cristal biterminado, Cuarzo citrino, Cuarzo rosa, Cuarzo verde, Cuarzo azul, Cuarzo elestial, Cuarzo rutilado, Cuarzo turmalinado, Cristal catedral, Cristal “arco iris”, Diamante, Dioptasa, Esmeralda, Fluorita, Galena, Granate, Heliotropo, Hematita, Idocrasa vesubiana, Iolita, Jade, Jaspe, Kunzita, Labradorita, Lapislázuli, Lepidolita, Magnesita, Magnetita, Malaquita, Mica, Moldavita, Morganita, Nefrita, Obsidiana, Ojo de tigre, Olivina, Onix, Ópalo, Peridoto, Piedra luna, Pirita, Rodocrosita, Rodonita, Rubí, Selenita, Siderita, Sodalita, Sugilita, Tanzanita, Topacio, Turmalina, Turquesa, Zafiro, Zircón,
TERCERA PARTE
Cristales y piedras para los trastornos más comunes
Enfermedades y trastornos físicos, Piedras y psique,
Bibliografía.
Cuando oímos hablar sobre las propiedades o los poderes de los cristales y las piedras preciosas, lo primero que nos viene a la mente es una pregunta: ¿qué es lo que realmente puede hacer un cristal?
La respuesta es contundente: un cristal te puede cambiar la vida, puede sacar a relucir lo mejor de ti, ayudarte en situaciones de riesgo, peligro o confusión, mostrarte el camino correcto para actuar con honestidad y coraje en el trabajo o en las relaciones familiares y personales, abrirte la senda del progreso espiritual, propiciar una atmósfera cálida y relajada en tu casa o curarte las enfermedades del cuerpo y del alma.
Aunque es normal que te asalten las dudas y exclames con cierto escepticismo: ¿cómo es posible que un simple cristal tenga tanto poder? ¿cómo puede ser que tenga tanta influencia en mi vida una simple piedra?
Vamos a ver las razones que apoyan, demuestran y confirman todas y cada una de las maravillosas propiedades de los cristales. Vas a tener toda la información y las técnicas necesarias para que aprendas a utilizar los cristales y descubras por ti mismo su auténtico poder.
Cristales “Guardianes de la Tierra”
El cuarzo según la mineralogía
¿Cristales o piedras? Los especialistas en minas y gemología valoran el cuarzo, desde el punto de vista del científico, como un mineral compuesto de sílice (SiO2). El cuarzo es el mineral más común de la corteza terrestre después del feldespato, otro de los elementos de las piedras graníticas.
Encontraremos cuarzo en una gran cantidad de rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias. Destaca por su dureza y resistencia a la meteorización (descomposición de minerales y rocas en la superficie terrestre).
Fluorita
Química, estructura y propiedades
El cuarzo es óxido de silicio, llamado comúnmente sílice. Puede contener impurezas: litio, sodio, potasio, hierro o titanio. Su fractura es concoidea (al trocearse no sigue planos naturales de separación) y no es exfoliable (es decir, que carece de la tendencia de los materiales cristalinos para dividirse a lo largo de planos estructurales definidos).
Posee una dureza de grado 7 (escala de Mohs), de manera que puede rayar el vidrio y los aceros comunes.
El cuarzo tiene propiedades piezoeléctricas y piroeléctricas si se le aplica presión o tensión.
En gemología, la amatista, el citrino y el cuarzo lechoso son algunas de las variedades destacadas de cuarzo, de entre las numerosísimas que se conocen.
Se distinguen dos tipos de cuarzo según su estructura, el cuarzo alfa (de estructura trigonal, hasta temperaturas de 573 ºC) y el cuarzo beta (de estructura hexagonal. A temperaturas sobre 867 ºC se transforma lentamente en tridimita, otro mineral de sílice).
Hoy en día encontramos cuarzo en instrumentos ópticos, placas de oscilación (relojes, balanzas y otros instrumentos de precisión) y hasta en el papel de lija.
La palabra cuarzo proviene de quarz, del idioma alemán, al menos desde un primer registro de 1530, probablemente derivado de una lengua eslava.
Formas en que podemos encontrarlo
■ Es el mineral típico y mayoritario de algunas rocas magmáticas, como el granito las dioritas y la andesita, de rocas filonianas como las pegmatitas, y debido a su dureza y resistencia a la meteorización se encuentra en las rocas sedimentarias como la arenisca, y en rocas metamórficas como la cuarcita.
■ La arena de playa puede llegar a estar compuesta de más de 95% de cuarzo.
■ El granito tiene de un 20% a un 60% de cuarzo.
■ En las rocas sedimentarias el cuarzo puede solubilizarse y recristalizar de nuevo, cementando dichas rocas. También es común en depósitos metalíferos hidrotermales y en rocas carbonatadas.
■ Existen muchas variedades del cuarzo, varias de las cuales se utilizan como gemas, generalmente de valor relativamente bajo. Las variedades macrocristalinas se clasifican por el color, y las más abundantes y utilizadas tienen nombres propios: cristal de roca, lechoso, ahumado, rosa, citrino, las amatistas… (ver pág. 197). También existen variedades de otros colores, marrón, negro, azul, verde, etc. por la presencia de inclusiones de otros minerales.
■ El cuarzo criptocristalino y microcristalino también recibe diversos nombres, según el color: calcedonia, cornalina, ágata, ónix…
Qué es un cristal
Un cristal es un sólido geométrico regular. Sus átomos, iones y moléculas se integran y encajan en una red cristalina perfecta. Tiene estructura atómica ordenada y composición química definida. Los cristales son la máxima expresión del reino mineral. Su perfección es la luz y el catalizador que te ayuda a mejorar tu vida.
El ser humano vive y desarrolla sus actividades en la superficie de la corteza terrestre, que es nuestro soporte, nuestra base. Bajo nuestros pies existe todo un mundo de cristal (el reino mineral) que nos sostiene y apoya, y que nos brinda su estructura y composición. Nuestro cuerpo está formado a partir de la materia que tomamos al encarnar, y, al igual que en la corteza terrestre existen los cristales y el potencial y las condiciones necesarias para su formación, en nuestro interior también.
La fascinación que sentimos hacia los minerales no es más que la necesidad de reconectar con la Tierra de la que formamos parte. A través de ese contacto el ser humano puede cristalizar todo su potencial y sentirse inspirado para seguir evolucionando. Los cristales nos contagian su luz y color, su armonía y transparencia, haciendo resonar nuestras estructuras más sólidas hasta despertar en nosotros el anhelo de manifestar, al igual que ellos, nuestra perfección.
Boles musicales de cuarzo
La Tierra es un ser vivo rotando y girando en el universo. La física ha demostrado que el 90% de la materia es energía. Cada vez que contemplas el interior de un cristal de cuarzo te transportas a su espacio interior y puedes llegar a sentir cómo flotas en el vacío... como un planeta en el universo.
El universo es un gran cristal, el infinito cristal del Gran Eterno. Todo lo que se manifiesta en la naturaleza no es más que un reflejo de su patrón cristalino.
Conectar con los cristales, con lo más terrenal, es a la vez una vía de reconectar con esa esencia divina que somos y de la que formamos parte. Conectar con los cristales es conectar con el espíritu.
La Tierra está viva. Vive a través de todos los seres que la habitan. Los minerales son su cuerpo, y la Tierra respira a través de las plantas; la atmósfera es su aura, y los seres humanos su consciencia.
El actual estado de desconexión patológica que el ser humano padece en su relación con la naturaleza es causa de los males que nos acechan. Es imperiosa la necesidad de sanación que tiene el ser humano hoy, antes de que sea demasiado tarde y las consecuencias de su locura nos lleven a mayor destrucción, sufrimiento y dolor. Es con esta intención que deseamos compartir todo lo que sabemos y nos ha funcionado en nuestra relación con los cristales.
Del ser humano de barro al ser humano de cristal
Como trozo de barro que es, el ser humano alberga el potencial de cristalizar y tiene la capacidad de convertirse en un cristal viviente. Ese barro contiene dióxido de silicio, la misma composición de los cristales de cuarzo. La diferencia entre uno y otro nos habla de evolución, de transformación. Esto nos invita a reflexionar sobre la evolución y transformación que el ser humano debe seguir para convertirse en ese cristal perfecto, que debe ser la meta. Muchos han sido los caminos para conducirnos a esa transformación y el contacto con los cristales es uno de ellos. Que el anhelo y potencial de perfección que alberga tu corazón pueda germinar y transforme el mundo y lo convierta nuevamente en el jardín del Edén. Y que toda esta información te sirva de inspiración y guía en el camino de tu salud y desarrollo personal.
El cristal interior
No es por casualidad que desde antes incluso de que existiera la escritura, los seres humanos ya se dieran cuenta del valor de las piedras y los cristales y los utilizaran en todas las ceremonias relacionadas con la curación de enfermedades, protección contra espíritus malignos y rituales de acompañamiento en el tránsito de la vida a la muerte.
El cristal interior
Todas las civilizaciones, todas las culturas a lo largo de la historia, han tenido a los cristales en alta consideración. Desde los Cristales Guardianes de los primeros Patriarcas y las legendarias civilizaciones hasta los microprocesadores de las más modernas computadoras. Y es que la energía contenida en los cristales, que es la misma que la que dio origen a nuestro planeta, ha acompañado el devenir de los seres humanos en el mundo, y les ha mostrado el camino a seguir hasta reintegrarse en la energía cósmica de la que proceden.
Veremos todos los procedimientos básicos necesarios para que la vibración única de los cristales te conduzca también a ti por el sendero de la salud, el bienestar y la iluminación espiritual. Toma un cristal en tus manos, respira relajadamente mientras te lo acercas a tu corazón o a tu frente y déjate contagiar por su perfección, su luz, su color. ¡Siente cómo despierta tu cristal interior!
Guardianes de la Tierra
Los Cristales Guardianes de la Tierra son enormes cristales de cuarzo descubiertos hacia los años ochenta del siglo pasado en excavaciones realizadas en el corazón de la Amazonia. Se descubrieron a gran profundidad y su tamaño es superior a 1,5 m. Al principio se encontraron unos pocos pero el número de Cristales Guardianes que están emergiendo va en aumento. Parece que ha llegado el momento de que la humanidad entre en contacto con los registros almacenados en estos poderosos cristales.
La leyenda envuelve su origen. Según ésta, hace millones de años el planeta Tierra fue visitado por seres muy evolucionados provenientes del centro de la galaxia. Al ver el agua azul, el verde intenso de las plantas y el suelo rico en minerales, decidieron instalarse aquí pues pensaron que el joven planeta estaba preparado para concebir vida inteligente.
Mitos y leyendas
Según la tradición, estos seres, los “primeros patriarcas”, trabajaron con el elemento más abundante en la Tierra, el dióxido de silicio, al que alimentaron con su luz dando lugar a inmensos cristales de cuarzo, los Cristales Guardianes. Cuando esta labor estuvo completada, los primeros patriarcas tomarían forma humana y dieron lugar a las antiguas civilizaciones de Lemuria y la Atlántida, a las que hacen referencia todos los grandes mitos y religiones de la antigüedad.
Los enormes cristales eran cruciales para mantener el equilibrio de energías y así estabilizar el planeta para que la humanidad se pudiera desarrollar. Estas civilizaciones, formadas por seres con forma humana pero muy evolucionados, utilizaban las radiaciones de los Cristales Guardianes para mantenerse conectados con su origen y con la conciencia universal. Ello les daría el enorme poder de alterar el ciclo evolutivo de los primates para dotarlos de conciencia y dar lugar a una nueva especie.
Poco a poco, muchos de los que decidieron entrar en el ciclo de las reencarnaciones y someterse a las leyes de la materia fueron olvidando sus orígenes y su misión, y comenzaron a utilizar su enorme poder para fines exclusivamente personales. Una nueva etapa evolutiva, que dura hasta nuestros días, había comenzado.
El mal uso del poder marcó el principio de la decadencia que llevaría a la total desaparición de la Atlántida. El resto de los descendientes de aquellos primeros Patriarcas marcharía de la Tierra para proseguir su misión en el universo (o quizá crear una civilización intraterrenal y seguir de cerca la evolución de la especie humana).
Sin embargo, se dice que antes de partir enterraron a gran profundidad los Cristales Guardianes para que, cuando miles de años después, llegara el momento en que los seres humanos estuvieran preparados, los iluminaran con su luz, les mostraran el camino del conocimiento de sus orígenes y les enseñaran la manera de armonizarse con la energía cósmica universal.
Actualmente, alguno de estos enormes cristales de cuarzo Guardianes se encuentra en templos en los que se llevan a cabo meditaciones de grupo alrededor del cristal.
Amatista
Vamos a ver un poco más de cerca los cristales. Cómo se forman, consejos para elegirlos y cuidar de ellos, así como métodos de sanación y la forma de “dedicarlos”, cosa que ayuda a trabajar con ellos de forma mucho más eficaz.
Todo eso forma parte del ritual del trabajo con cristales, a los cuales nos aproximaremos con respeto y gratitud hacia ellos, sabiendo el bienestar que nos regalarán, gracias al poder innato que poseen.
Es muy importante, mucho, que te tomes tu tiempo para limpiar tus cristales. Los cristales absorben y transmiten energía eficazmente, y una de sus funciones es la de limpiar y transmutar las energías negativas. Si dejas que tus cristales hagan esto sin limpiarlos regularmente, se saturarán en gran medida y no podrán realizar su trabajo (aunque algunos no requieren limpieza).
Cristal para meditación
Un cristal es un cuerpo sólido con una forma geométricamente regular. Los cristales se crearon cuando la Tierra se formó, y han seguido metamorfoseándose a medida que el planeta ha ido cambiando. Los cristales son el ADN de la Tierra, una impronta química dejada por la evolución. Son almacenes en miniatura que contienen los registros del desarrollo de la Tierra a lo largo de millones de años, y son portadores de un recuerdo indeleble de las poderosas fuerzas que la han conformado.
Algunos han sido sometidos a enormes presiones y otros crecieron en cámaras profundamente enterradas bajo tierra; algunos se extendieron en capas y otros gotearon hasta llegar a ser... y todo esto afecta sus propiedades y su manera de funcionar. Tomen la forma que tomen, su estructura cristalina puede absorber, conservar, enfocar y emitir energía, especialmente en la banda de las ondas electromagnéticas.
Cada cristal emite su “nota” específica gracias a las impurezas químicas, a la radiación, a las emisiones terrenales y solares, y al medio exacto donde se ha formado. Configurado por una variedad de minerales, el cristal es definido por su estructura interna, una trama atómica, ordenada y repetitiva característica de su especie. Una variedad del mismo tipo de cristal tendrá la misma estructura interna, que puede reconocerse cuando se examina bajo el microscopio.
Esta trama geométrica particular del cristal es la que sirve para identificarlo, y significa que algunos cristales, como la aragonita, tienen diversas formas y colores externos muy diferentes, por lo que a primera vista pensaríamos que no puede tratarse del mismo cristal. Sin embargo, al comprobar que la estructura interna es idéntica, se trata del mismo cristal.
Así que es esta estructura, más que el mineral o minerales que la conforman, la que es crucial para clasificar los cristales. En algunos casos el contenido mineral difiere ligeramente, dando lugar a los distintos colores que puede tener un cristal particular.
Aunque hay una serie de cristales que pueden formarse con el mismo mineral o combinación de minerales, cada tipo cristalizará de manera diferente. Un cristal es simétrico a lo largo de un eje. Sus planos externos regulares son una expresión externa de su orden interno. Cada par de facetas correspondientes tienen exactamente los mismos ángulos. La estructura interna de cualquier formación cristalina es constante e inmutable.
Los cristales se construyen con alguna de estas siete figuras: triángulo, cuadrado, rectángulo, hexágono, romboide, paralelogramo o trapecio. Estas figuras crean una serie de formas cristalinas potenciales que tienen nombres genéricos, dependiendo de su geometría interna. Como el nombre sugiere, un cristal hexagonal está formado por hexágonos que toman una forma tridimensional.
Una colección de cuadrados forma un cristal cúbico; los triángulos, uno trigonal, y los rectángulos, uno tetragonal, mientras que los romboides forman un cristal ortorrómbico, los trapecios uno triclínico y los paralelogramos un cristal monoclínico. La forma externa del cristal no refleja su estructura interna.
En el corazón del cristal está el átomo y sus electrones y protones. El átomo es dinámico y está compuesto por una serie de partículas que rotan alrededor del centro en movimiento constante. De modo que, aunque externamente el cristal pueda parecer inmóvil, en realidad es una masa molecular viva que vibra a cierta frecuencia. Esto es lo que da su energía al cristal.
Los científicos nos informan que la Tierra empezó siendo una nube de gas girando de la que se creó un denso cuenco de polvo. Éste se contrajo para formar una bola fundida y muy caliente. Gradualmente, a lo largo de eones de años, una delgada capa de este material fundido, el magma, se fue enfriando y formó la corteza o manto de la Tierra.
Lava volcánica
La corteza terrestre tiene aproximadamente el mismo grosor relativo que la piel de una manzana con respecto a la totalidad del fruto. Dentro de esa corteza el magma fundido, caliente y rico en minerales, sigue hirviendo y burbujeando y se van formando nuevos cristales.
El cuarzo, junto a otros cristales, surge de los gases y minerales incandescentes fundidos en el centro de la Tierra. Cuando están supercalientes, estos cristales se elevan hacia la superficie, impulsados por tensiones causadas por el movimiento de enormes placas tectónicas en la superficie terráquea.
A medida que los gases penetran la corteza y se encuentran con la roca sólida, se van enfriando y solidificando: éste es un proceso que, como decimos, puede llevar eones, pero también puede ser vertiginosamente rápido.
Si el proceso es relativamente lento, o si el cristal crece en una burbuja de gas, los cristales resultantes pueden ser de mayor tamaño. Si el proceso es rápido, los cristales serán pequeños. Si el proceso se detiene y vuelve a empezar, se pueden producir efectos como cristales fantasmas o autocalentados.
Si el proceso es excepcionalmente rápido, en lugar de formarse cristales se formará una sustancia parecida al cristal, como la obsidiana. Los cristales como la aventurina o el peridoto se crean a altas temperaturas a partir del magma líquido. Otros, como el topacio y la turmalina, se forman cuando los gases penetran las rocas próximas.
Cuando el magma se enfría surgen otras formas, de tal manera que el vapor se puede condensar hasta formar un líquido. La solución resultante, rica en minerales, produce cristales como la aragonita y la kunzita. Cuando penetra en las fisuras de las rocas próximas, la solución se enfría lentamente y es capaz de crear grandes cristales y geodas, como la calcedonia y la amatista.
Larimar
Los cristales como el granate se forman en lo profundo de la tierra, cuando los minerales se funden y recristalizan bajo intensas presiones y grandes calores. A estos cristales se les denomina metamórficos, por haber soportado un cambio químico que ha reorganizado su estructura original.
Es el momento de recordar una información básica sobre tipos de rocas y minerales:
■ Magmáticas: rocas originadas al enfriarse el magma lentamente dentro de la Tierra (plutónicas) o rápidamente al salir por un volcán (volcánicas). Un tipo de roca magmática (plutónica) es el granito, formada por enfriamiento lento.
■ Sedimentarias: rocas formadas con el paso de miles de años a partir de restos de rocas o seres vivos depositados en zonas como el fondo del mar.
El carbón es un tipo de roca sedimentaria formada a partir de restos de seres vivos. La calcita y otros cristales sedimentarios se forman por un proceso de erosión. Las rocas se rompen y el agua con mineral que gotea a través de ellas, o que es transportada por ríos, va depositando este material, formando nuevos cristales, o bien se cementan.
Estos cristales suelen estar distribuidos por capas sobre una base de roca y tienden a tener una textura más suave. Frecuentemente, los cristales se encuentran adosados al lecho de roca donde se formaron, o cementados en un conglomerado. Este lecho de roca recibe el nombre de matriz.
■ Rocas metamórficas: formadas a partir de rocas de cualquier tipo que se transforman en el interior de la tierra, debido a la gran temperatura y presión. El mármol es una roca metamórfica formada a partir de una roca sedimentaria.
Círculo de sanación con piedras (indios hopi)
Los cristales han sido usados durante milenios para curar y dar equilibrio. Como decimos, funcionan mediante resonancia y vibración. Para obtener el máximo beneficio de la curación con cristales necesitas recibir la formación adecuada de alguien que esté debidamente cualificado y tenga experiencia. Pero puedes beneficiarte de piedras y cristales en el tratamiento de las dolencias comunes, y también son remedios eficaces como primera ayuda, especialmente si preparas elixires de gemas (ver pág. 46).
Algunos cristales contienen minerales conocidos por sus propiedades terapéuticas. El cobre, por ejemplo, reduce la hinchazón y la inflamación. La malaquita tiene una alta concentración de cobre que ayuda con las articulaciones y músculos doloridos. Llevar un brazalete de malaquita permite al cuerpo absorber pequeñas cantidades de cobre de forma sutil y natural.
En el antiguo Egipto, la malaquita se molía y su polvo se aplicaba a las heridas para impedir infecciones. Actualmente es un poderoso desintoxicante pero, como es tóxico, sólo debe ser aplicado externamente.
Esta propiedad desintoxicante de los cristales tóxicos es parecida al principio homeopático de que lo “similar cura lo similar”.
Los cristales ofrecen de manera segura dosis infinitesimales –vibracionales– de algo que, tomado en grandes cantidades, sería venenoso. Los cristales se usan en las modernas prácticas médicas por su capacidad piezoeléctrica, lo que significa que, comprimiéndolos, se puede producir electricidad y, a veces, luz.
Las máquinas ultrasónicas usan cristales piezoeléctricos para producir ondas sonoras. Y hoy en día el sonido se aplica en operaciones quirúrgicas de vanguardia. Un rayo de ultrasonidos muy enfocado puede cauterizar heridas corporales profundas y romper tumores, sin necesidad de recurrir a procedimientos invasivos.
Los chamanes y sanadores estaban familiarizados con estas propiedades cristalinas de enfocar las vibraciones de luz y sonido generando un rayo curativo. Girando una barra de cristal sobre la piel se causa una compresión que dirige un rayo concentrado hacia el órgano subyacente.
Los antiguos sanadores también sabían que mientras algunos cristales son energetizantes o calmantes, hay otros que simultáneamente sedan el órgano hiperactivo y estimulan el perezoso. Esto es exactamente lo que hace la magnetita con su carga positiva y negativa: seda el órgano hiperactivo y estimula el órgano perezoso.
Citrino dorado
Hay cristales que curan con rapidez, aunque pueden provocar un choque curativo, mientras que otros operan con mucha más lentitud. Con cristales puedes tratarte el dolor –que no deja de ser una buena señal de que algo va mal en tu cuerpo–. El dolor puede ser producto de un exceso de energía, de un bloqueo o de una debilidad. Un cristal fresco y calmante, como el lapislázuli o el cuarzo rosa, sedará la energía, mientras que la cornalina la estimulará y el cuarzo catedral será excelente para aliviar el dolor, cualquiera que sea su causa.
Los cristales son excelentes para tratar los dolores de cabeza. El lapislázuli aliviará rápidamente una migraña. Pero tienes que saber qué causa el dolor de cabeza. Si está causado por el estrés, la amatista, el ámbar o la turquesa situados sobre la ceja lo aliviarán. Pero si está relacionado con la alimentación, lo apropiado será una piedra que relaje el estómago, como la piedra de luna o el citrino.
Los cristales curan holísticamente. Es decir, operan a todos los niveles del ser, físico, emocional, mental y espiritual. Realinean las energías sutiles y disuelven la alteración llegando a su causa raíz. Los cristales actúan por vibración, reequilibrando la envoltura biomagnética que rodea e interpenetra el cuerpo físico y activando los puntos de vinculación con los chacras que regulan la estasis vibracional (cuando la circulación de sangre se detiene, provocando un estancamiento).
Volviendo a reequilibrar los chacras es posible mejorar muchos estados característicos de las enfermedades físicas y psicológicas.
La mayoría de enfermedades son producto de una combinación de factores. La alteración suele estar en los niveles sutiles, pudiendo ser emocional o mental, y también puede ser un signo de inquietud o desconexión espiritual. Puede haber desequilibrios energéticos entre el cuerpo y la envoltura biomagnética.
Otras alteraciones energéticas pueden estar causadas por factores medioambientales como la bruma electromagnética (radiaciones de teléfonos móviles, por ejemplo) o la tensión geopática (como la contaminación emitida por torres eléctricas de alta tensión).
El simple hecho de poner un cristal de turmalina negra o de cuarzo ahumado entre tu persona y la fuente de tensión geopática o electromagnética puede transformar mágicamente tu vida. Pero es posible que tengas que ahondar más en la causa de la enfermedad. Los cristales tratan delicadamente con la causa en lugar de limitarse a mejorar los síntomas.
Puedes poner cristales alrededor de tu cuerpo entre diez y treinta minutos aproximadamente, o usarlos como herramientas de reflexología para estimular puntos del cuerpo, como tus pies. El larimar es particularmente útil para esto, pues ubica la fuente de la enfermedad. Los cristales con forma de huevo también pueden usarse en los pies. Las varas de cristal resultan útiles si tienes que estimular un punto del cuerpo. Cuando las giras lentamente, eliminan el dolor y la enfermedad. Este libro contiene una selección de los cristales más adecuados para tratar, a todos los niveles, todo tipo de trastornos, enfermedades y desequilibrios.
Los cristales han estado vinculados con ciertos órganos y partes del cuerpo durante miles de años. Muchas de las conexiones proceden de la astrología tradicional, tanto oriental como occidental. La medicina tradicional china y el ayurveda indio, ambos con más de cinco mil años de antigüedad, siguen usando en sus recetas modernas los mismos cristales que se mencionan en sus antiguos textos. Por ejemplo, se dice que el hematites calma el espíritu y combate el insomnio. Pero también se usa para los desórdenes sanguíneos y se cree que enfría la sangre, deteniendo la hemorragia Es usado por los modernos sanadores con cristales para aliviar estas mismas dolencias.
Ágata
Al elegir uno o varios cristales para curar puedes trabajar desde los síntomas hacia las causas profundas (preferiblemente contando con el consejo de un sanador especializado en cristales). El libro te ayudará (en las páginas finales de la Tercera parte incluimos una lista de dolencias que el cristal cura a nivel físico, emocional, mental o espiritual). Junto con el índice, podrás asociar los síntomas con los cristales apropiados.
Por ejemplo, si tu síntoma es un problema digestivo, podrías elegir una punta de citrino para favorecer tu curación. Poniéndotelo sobre el abdomen, o llevándolo puesto sobre tu dedo meñique, que conecta con el meridiano del intestino, puede calmar tu digestión.
El cristal trabaja directamente sobre el cuerpo físico. Sin embargo, a un nivel más profundo, los problemas digestivos pueden estar relacionados con la falta de abundancia. Las preocupaciones económicas a menudo producen enfermedades. El citrino es la piedra de la prosperidad: atrae riqueza y abundancia a tu vida (especialmente cuando lo emplazas en la esquina izquierda de tu casa más alejada de la puerta principal). Llevar puesto un citrino te energetiza, estimulando tu motivación y creatividad, lo que produce abundancia.
A un nivel más profundo, los miedos relacionados con el dinero suelen surgir del sentimiento de no recibir apoyo del universo. Este miedo no es una mera enfermedad emocional, es una desconexión espiritual. La capacidad del citrino para activar el chacra’ coronario, que es donde se realiza la conexión espiritual, podría fortalecer tu confianza en el universo.
Una vez hayas identificado la desconexión espiritual como la probable causa de tu alteración, es posible que desees buscar otros cristales que presten apoyo a este nivel de tu ser. Piedras como la petalita y la fenacita, de vibración muy elevada, te vinculan a la realidad espiritual. La fenacita también te ayuda a asentar la espiritualidad en tu vida cotidiana, pero si ésta es tu primera experiencia con cristales para estimular el contacto espiritual, podría ser demasiado poderosa para ti.
La angelita o la celestina, que te sintonizan delicadamente con el reino celestial, podrían ser una elección más acertada. Las presencias angélicas inducen una intensa sensación de recibir el apoyo del universo. Como algunos cristales se brindan apoyo mutuo y otros se cancelan mutuamente, debes tener cuidado cuando uses cristales para la curación. Si tienes dudas, consulta con un sanador especializado y cualificado.
El mejor lugar para adquirir tus cristales, es una tienda local donde puedas contemplarlos a placer. También a través de Internet, aunque hay cientos de miles de entradas y resulta muy laborioso (tiempo, persistencia…) encontrar y lograr lo que se busca. También hay ferias mente-cuerpo-espíritu, de sanación, y de cristales y minerales, donde encontrarás cristales a la venta. Vienen listadas en la prensa especializada.
En el libro presentamos piedras y cristales que os serán familiares junto a otros menos conocidos. Hay muchísimos cristales entre los que elegir, y no es fácil saber de forma exacta cuál es el más adecuado. Si quieres elegir un cristal para un propósito específico, la segunda parte –Piedras de la A a la Z– y los índices te ayudarán a encontrar el cristal de forma lo más precisa posible.
Amatista
Si no tienes ni idea de para qué quieres tu cristal, pero te atrae la idea de llevarlo puesto, tu fecha de nacimiento es un buen punto de partida. Puedes seleccionar una que tenga afinidad con tu signo zodiacal para asentar las energías celestes. También puedes elegir un cristal al azar, según tu intuición. El cristal que te hable personalmente será el adecuado (nunca compres en un comercio que no te permita tocar antes los cristales y, si compras por internet, asegúrate de poder devolver los cristales si fueran no apropiados). Si al tocar varios cristales con las manos hay uno que “te hace cosquillas” es el adecuado para ti. Y por supuesto, el hecho de que un cristal sea grande o hermoso por fuera no lo hace más poderoso. Los cristales en bruto y de pequeño tamaño pueden ser extremadamente eficaces. Y recuerda: antes de usar tu cristal, hay que limpiarlo siempre.
Tienes que dedicar tus cristales al propósito para el que los uses. Dedica un nuevo cristal en cuanto lo hayas limpiado. Esto enfoca la energía. Toma el cristal en tus manos. lmagínalo rodeado de luz (o bien sostén los cristales en tus manos frente a una fuente de luz).
Limpieza de cristales
Para programar tu cristal, sostenlo. Ábrete al Universo y considera el propósito para el que deseas usarlo. Si quieres que atraiga amor, describe qué tipo de amor estás buscando. Si estás buscando sanación, precisa para qué enfermedad y qué quieres que ocurra. Cuando hayas formulado tu programa, sintonízate con el cristal. Asegúrate de que es exactamente el cristal justo para tu propósito. Cuando estés sintonizado, puedes decir en voz alta: “Programo este cristal para (tu propósito)”. Coloca luego el cristal en un lugar donde lo veas frecuentemente o guárdalo en tu bolsillo. Puede ser de ayuda que lo sostengas dos o tres veces al día, o más. Es posible que tengas que repetir varias veces la programación.
Recuerda que los cristales tienen una alta capacidad de respuesta. Sostenlos en las palmas de las manos para dedicarlos, programarlos o para seleccionar para ti el cristal más adecuado.
Muchos cristales son frágiles o friables (es decir, se desmenuzan fácilmente). Los cristales estratificados o agrupados pueden separarse. Otros cristales, como la selenita, son solubles en agua. Las superficies pulidas o los puntos naturales son fáciles de arañar o dañar. Las piedras rodadas y pulidas son más duraderas. Incontables horas dando vueltas en arena fina les otorga una superficie más dura. Puedes guardar las piedras rodadas juntas, en una bolsa, pero los demás cristales deberían ser guardados aparte.
Cuando no los estés usando, envuelve tus cristales en seda o terciopelo. Esto impide que se rayen y les protege de absorber emanaciones externas. Las piedras rodadas podemos guardarlas en una bolsita. Limpia siempre las joyas que te lleguen de otras personas, porque pueden contener vibraciones negativas y pasártelas. Son pocos los cristales que no necesitan limpieza. El citrino, la cianita y la azeztulita son autolimpiadores. El cuarzo claro y la cornalina limpian otros cristales, y son especialmente útiles para las piedras delicadas y friables, pero es posible que después necesiten limpieza.
Los cristales que no son friables ni tienen junturas pueden dejarse debajo del agua corriente o sumergirse en el mar o en agua salada. Mientras lo haces, mantén la intención de que se lave toda la negatividad y de que el cristal se reenergetice. Poner el cristal a la luz del sol o de la luna durante unas horas también puede recargar sus baterías, siempre que no se trate de una piedra que se oscurezca bajo la luz del sol y que se tenga cuidado de que los rayos no se enfoquen donde podrían comenzar un fuego; recuerda que la luz del sol recorre un arco en el firmamento a medida que avanza el día.
Magma volcánico
Los cristales friables o los conglomerados cristalinos pueden dejarse en sal marina o en sal de roca durante la noche. Posteriormente, limpia con suavidad cada partícula de sal, pues podrían dañar el cristal, especialmente en un ambiente húmedo.
Ciertos cristales tienen la habilidad de limpiar otros cristales. Guarda una cornalina en una bolsa de piedras rodadas y nunca necesitarás limpiarlas por ningún otro método. Un pequeño cristal puede dejarse dentro de un conglomerado de cuarzo claro y se limpiará toda la noche.
Puedes ahumar los cristales o pasarlos por la luz de una vela. También puedes visualizarlos rodeados de luz, lo que los purifica y energetiza.
Una de las maneras más sencillas de purificar un cristal es usar un limpiador específico, que se puede adquirir por internet. Sólo necesitas poner una o dos gotas sobre el cristal, o rociarlo con un atomizador de agua a la que se le hayan añadido unas gotas de limpiador; si se rocía con suavidad, los cristales que se desmenuzan fácilmente no resultarán dañados.
Una de las formas más sencillas de sintonizar con su energía es meditar con un cristal. Limpia tus cristales antes de empezar para que sus energías estén puras. La meditación es una manera de silenciar el parloteo mental; junto a sus beneficios (alivia el estrés, reduce la presión sanguínea, etc.), también te permite llegar a conocer los cristales. En la relajación que conlleva la meditación, los cristales te hablarán.
Junto a una gran paz, aparecerán en tu conciencia soluciones e intuiciones. Es benéfico meditar con cada uno de tus cristales. Tómate unos días para sintonizar con cada uno de ellos hasta llegar a conocerlos plenamente.
Se suele comenzar con cristales rojos para energetizar y abrirte y luego, a continuación, siguiendo el espectro del arco iris, ve pasando al naranja, amarillo, verde, azul, púrpura, violeta y claro, progresando a los cristales de vibración más elevada.
Puede ser que tengas que volver a asentar tus energías otra vez con uno de los cristales negros. Asentar o aterrizar tus energías después de la meditación es importante; las piedras boji (ver pág. 179) son excelentes en este caso, porque se asentarán en tu cuerpo y te llevarán de nuevo al presente.
Siéntate cómodamente con tu cristal, asegurándote de que no te alterará o distraerá nada, incluidos los actuales dispositivos digitales. Sostenlo entre ambas manos o ponlo sobre una mesa baja delante de ti. Respira suavemente, dejando que cada espiración sea un poco más larga que la inspiración.
Al espirar, suelta cualquier estrés o tensión que puedas estar sintiendo. Al inspirar, deja que fluya la paz con cada inspiración que pasa a través de tu cuerpo. Permite que tu respiración se asiente en un ritmo tranquilo.
Con los ojos suavemente enfocados, mira a tu cristal. Percibe su color, su forma y su peso si lo estás sosteniendo. Siente sus vibraciones pasando a tus manos. Déjate peregrinar dentro del cristal, explorando sus planos internos. Cuando estés preparado, cierra los ojos. Contempla calladamente las energías del cristal y deja que te enseñe cosas sobre él.
Cuando hayas completado la meditación, abre los ojos y pon el cristal a un lado. Apoya los pies firmemente en el suelo. Para asentar tus energías, sostén un cuarzo ahumando o una piedra boji.
Nadie sabe cómo o por qué los seres humanos empezaron a usar cristales, pero existen pruebas de que han venido haciéndolo durante miles de años. Aún hay cristales sorprendentes que se nos están dando a conocer, y todos ellos, menos unos pocos, tienen sus orígenes en la profundidad de la Tierra. Las excepciones son el resultado de sucesos “sobrenaturales”, como la fulgarita, que nace de la arena golpeada por los rayos. Los cristales resultantes parecen regalos de los dioses, y el alto aprecio que alcanzaban queda ilustrado por el uso de la tectita, oro libio en los ornamentos funerarios de Tutankhamon.
Los cristales son como almacenes en miniatura que guardan un registro del desarrollo de la Tierra a lo largo de millones de años. Se metamorfosearon conforme el planeta mismo cambiaba; podríamos pensar que son el ADN de la Tierra o una impronta mineral de la evolución. Tomen la forma que tomen, la estructura cristalina de estas piedras absorbe, conserva, enfoca y emite energía, especialmente de la banda electromagnética. Y como los cristales son tan eficaces a la hora de potenciar la energía y limpiar el espacio, al ponerlos en entramados o rejillas podemos crear entornos seguros para vivir, amar, trabajar y jugar.
Tal vez pienses que los cristales son una moda, pero en realidad son una de las formas de curación más antiguas y siempre han sido usados para proteger. El pedernal, en forma de piedra o hacha pulida, se ha encontrado en muchas tumbas neolíticas y los cristales eran sagrados en todo el mundo antiguo. La especularita, por ejemplo. que simboliza la sangre de la tierra, se extrae de las minas africanas desde hace 40.000 años aproximadamente. para propósitos cosméticos y rituales, y ha sido rociada sobre los cuerpos de los muertos durante miles de años. De acuerdo con un antiguo texto médico, hace 5.500 años, en Iraq se ponía lapislázuli y jaspe alrededor de las personas vivas para curar sus enfermedades y se usaba la hematita para tratar enfermedades de la sangre exactamente igual que en nuestros días. En Egipto, en torno a 1900 a.C., se colocaban lapislázuli, jaspe, cornalina y turquesa alrededor de los cuellos de los recién nacidos para protegerlos.
Los cristales forman parte integral de la mitología. La diosa sumeria lnanna (una antecesora de Afrodita y Venus) llevaba joyas de lapislázuli y viajaba al submundo llevando sus varas de lapislázuli para medir el tiempo y la duración de la vida de las personas. Se creía que los cristales eran “la carne” de los dioses y que los dioses eran seres de cristal. La tectita oro libio, la Sangre de Isis, el lapislázuli y la turquesa hallados en las joyas funerarias de Tutankhamon no solo se usaban para decorar: servían para proteger y llevar el alma hasta el siguiente mundo. Se emprendió un viaje de más de 800 áridos kilómetros para obtener el oro libio del escarabajo de su pectoral que retrataba el viaje diario del Sol y la Luna por el cielo.
Onix
La vibración de piedras y cristales facilita la curación
Desde siempre, los cristales han sido utilizados con propósitos curativos. En Occidente, las primeras noticias escritas nos llegan desde el antiguo Egipto, donde los sacerdotes utilizaban el lapislázuli y la turquesa para hacer amuletos protectores contra las enfermedades, y la malaquita para ayudar a los muertos en su tránsito hacia la otra vida. Famosa es la mención que se hace en la Biblia del pectoral de Aarón y sus doce gemas, una para cada tribu de Israel, verdadero inicio de la tradición de las piedras y el zodíaco.
En la India milenaria, la medicina ayurvédica usa los cristales en la elaboración de remedios en función de la constitución y temperamento de la persona a tratar y de su carta astral. Asimismo, hacia el año 500 a.C. ya había tratados de gemas en China. También en la antigüedad clásica, son varios los autores que escriben sobre las propiedades de los cristales.
Entre los más conocidos destacan Galeno, Herodoto, el propio Aristóteles y, sobre todo, su discípulo Teofrasto. Más tarde Plinio el Viejo, en el siglo I d.C., recogió las enseñanzas de Teofrasto y elaboró un extenso directorio de piedras y cristales con sus propiedades y sus relaciones astrológicas. Y del Imperio romano nos queda el Lapidario órfico, del siglo IV a.C., con descripciones detalladas de las virtudes de las gemas y sus usos mágicos.
En la Edad Media el uso de gemas está documentado en el lapidario de San Isidoro de Sevilla {560-636). Por su parte, una mujer y santa, Hildegard von Bingen (1098-1179) dejó bien detallado el uso de minerales que hacía en su monasterio, mientras que Alberto Magno (1193-1280) nos legó su tratado sobre los secretos de la naturaleza, describiendo las propiedades de las piedras y las hierbas. Alfonso X el Sabio (1221-1284) escribió una verdadera enciclopedia de cristaloterapia. De la obra original sólo se conservan 20 tomos, una cuarta parte. Y hacia el año 1500 Jaume Ferrer de Blanes también escribió un lapidario.
Por otro lado, no podemos olvidar el extenso uso de cristales de cuarzo que hacen los chamanes de todas las tribus del mundo, en especial las del continente americano, Australia y Asia Central. Incas, mayas, toltecas, olmecas... todas las culturas prehispánicas de América Central basaban su poder en piedras que consideraban sagradas como la obsidiana negra.
Tras siglos de materialismo científico y del imperio de la razón, el despertar de la consciencia auspiciado por la entrada de una nueva era aviva la conexión entre el ser humano y la naturaleza de la que forma parte y despierta ese potencial latente que nos permite comunicarnos con todas las formas de vida y ascender en el desarrollo evolutivo hacia nuevas dimensiones.
La clave del poder curativo de los cristales está en lo que la ciencia llama el “efecto piezoeléctrico”, lo que significa que vibran en armonía con la energía magnética del núcleo terrestre. Como tienen su origen en lo más profundo de la Tierra, comparten el magnetismo de la polaridad planetaria y la radiación energética solar.
Aplicación terapéutica de boji y piedras complementarias
Huevo de cristal de cuarzo rosa
En el interior de los cristales laten las mismas fuerzas que dieron origen a la vida en la Tierra, y su forma perfecta constituye la primera manifestación de un principio de ordenación y de precisión exacta que está presente en el universo. Además, absorben, almacenan, transforman y transmiten esa energía que penetra con su resonancia en los espacios entre los átomos para producir equilibro y armonía en el flujo energético entre las células.
Pero para entender y poder aplicar de manera consecuente el poder curativo de los cristales, hay que partir de una concepción holística (es decir, “completa”) del ser humano. El hombre es algo más que un mecanismo muy sofisticado compuesto por elementos químicos que funcionan de acuerdo con pautas predeterminadas. La medicina convencional que se practica en Occidente tiende a ver el cuerpo como una simple máquina, sumamente compleja, y, en general, trata los síntomas de las enfermedades como disfunciones o fallos de funcionamiento de esa máquina. No entra a valorar las causas que las provocan, y se limita a restaurar el orden anterior a la aparición del síntoma.
Una terapia con cristales es posible: originalmente la palabra “terapia” se refería al arte de cuidar y de servir a los enfermos; los terapeutas eran los miembros de la secta de los esenios que se encargaban de cuidar de las necesidades de los más desfavorecidos en la Palestina de hace dos mil años ocupada por los romanos. Guardaban su saber en cuevas y se sospecha que fueron los instructores de Jesús en etapas de su vida de las que no se tiene constancia.