Quiero agradecer a Pedro Martínez su implicación desinteresada en este libro. Su nivel de compromiso no me ha permitido sacar el pie del acelerador. Su talento, al servicio de una idea, me ha obligado a ofrecer mi mejor versión.
Quiero también dar las gracias a Mar Sanromà. Ella fue la seleccionadora del equipo júnior de waterpolo del que te he hablado en este libro. Quizás este ensayo empezó a escribirse cuando me pidió que aportara la psicología a su equipo. En cuestión de dos o tres años transformamos un buen equipo en un gran equipo. Los primeros apuntes para perfilar este manuscrito muy probablemente los tomé alrededor de una piscina.
Con Mar empecé, con Pedro continué y con Phil he terminado. Sin la inspiración constante de Phil Jackson no me hubiera atrevido a profundizar en la gestión grupal. Su libro ha sido una fuente inagotable de argumentos y experiencias al servicio de una idea.