Textos

Iago de la Campa

Prólogo

Víctor Fernández

Diseño y portada

Giselle Vitali

Corrección

Estíbaliz Díaz Patiño

Maquetación

Papiroplus Diseño & Producción gráfica

Primera edición

Mayo, 2017

Cuarta edición

Marzo, 2018

Edición

MueveTuLengua

iSBN

978-84-17284-97-8

A ti lo que te jode

A ti lo que te jode es que prefiera estar solo a estar contigo, que prefiera las noches de ron y risas a las noches de celos y llamadas perdidas. A ti lo que te jode es que no me sienta mal cuando hablo con otras de cualquier tontería, que me haya dado cuenta de que tengo una vida en la que ya no estás incluida. A ti lo que te jode es que ahora haga planes y viajes, cuando tú nunca querías, cuando preferías tenerme cerca por si me perdías, por si nunca volvía. A ti lo que te jode es que no fuéramos para tanto, que no fuéramos tan especiales como pretendías, que no fuera como los otros; estar jodido por dentro pero posar contigo en las fotos y que sonría. A ti lo que te jode es que sepa lo que es tener espacio, que no me organices tú el tiempo, no más tardes de rutina. A ti lo que te jode es que me ría y que no sea por ti, que ahora empiece a disfrutar del día a día, que ya no tenga prisa por sentir. A ti lo que te jode es que no vas a ser nunca más la dueña de mis alas, que me haya dado cuenta de que la culpa no es mía, que prefiero saltar y caer que pasarme toda la vida en el suelo. A ti lo que te jode es que cada cosa que hago es algo nuevo, que ya no tenga que pensar por los dos, que no seas tú lo primero. A ti lo que te jode es que tenga las ganas de hacer todo por alguien que acaba de llegar a mi vida y me renueva, a que tú no me las sigas quitando, a que no me sigas diciendo que no a todo lo que se me ocurría, a que me hicieras pensar que no podía conseguir lo que quería. A ti lo que te jode es que ahora crea que, aunque sea difícil, se puede; que, aunque cueste, se intenta; que, aunque tarde, llega. A ti lo que te jode es que esto no sea por ti, sea para mí; y ojalá sigas llamándome egoísta, porque hay que ser egoísta cuando no se es feliz, cuando ya no puedes tener menos.

A ti lo que te jode es que no me vas a volver a joder, que nunca más voy a creer que debo, que no puedo, que no tengo o que no quiero. Y a mí lo que me jode es esta pérdida de sueños por alguien que nunca los mereció.

Excusas para no hacerlo

Buscas tantas excusas para no hacerlo que al final te acabas olvidando de qué es lo que querías, de qué es lo que buscas, de qué es, a veces de quién. Buscas que sea todo tan lógico que no disfrutas de lo que es, de qué es, y de que es lo único que importa. Buscas tantas respuestas que cuando las encuentras ya te has olvidado de las preguntas. Buscas que sea perfecto, que vaya bien al primer intento, que no falte de nada, pero la vida es imperfección, y el amor mucho más. Casi todo lo que nos gusta de verdad no tiene explicación. Que no hay que entenderlo todo, pero sí hay que vivirlo. Que no hay momentos perfectos, y mucho menos adecuados. Si pasa, pues a por ello, a disfrutarlo. Con lo jodidamente difícil que es que nos pase, ¿cómo vamos a desaprovechar las oportunidades? Para volver a empezar siempre hay tiempo. Que se puede, pero, joder, cómo cuesta. No podemos perder el tiempo, el tiempo con alguien con quien hay ganas no se pierde.

Te echo de menos a ti

Echo de menos besos que no me diste, las prisas de verte desnuda cuando no lo estás, dejarte dormir toda la mañana. Echo de menos que me digas que beba un poco más, que estoy más gracioso cuando odio a todo el mundo, que me levantes los días en que me caigo. Echo de menos mirarte como si fueras única, como si siempre fuera la primera vez, como si me volvieras a parar el mundo. Echo de menos quererte en los días en los que no quieres a nadie, quitarte los enfados a cosquillas, decirte que no es querer a todos, que es encontrar a una persona a la que quieras de verdad. Echo de menos quererte hasta rabiar, rabiar hasta querernos, que seas todos mis momentos. Te echo de menos a ti, y aún no has llegado.

No puedo, no quiero

No puedo cuidar de ti, no sé si puedo hacerte feliz, no puedo no pensar en ti. No quiero olvidarme de tus ojos cambiando de color todo el rato para despistar, no quiero tenerlo todo, no sé si puedo hacerte reír más. No puedo salvarte, no puedo asegurarte mañana, no puedo imaginarnos juntos. No puedo ni quiero convencerte de nada, no puedo.

La vida no es lo que imaginas, es lo que te pasa

Te quise hasta cuando tú aún no me querías, te imaginé tantas veces conmigo, y siempre feliz. Pero la vida no es lo que imaginas, es lo que nos pasa, y ha pasado demasiado. Nunca quise estropearte las alas, nunca quise que volaras más bajo por mí, solo que rieras más fuerte, y ahora imagino que no lo conseguí. No soy quien creía que era, será que todo lo que toco se rompe, me rompe, me he roto, y no quiero que me quieras a piezas, a trozos. No puedo cambiarte más de caminos, no puedo pretender que no ha pasado nada, no puedo no quererte siempre tan mal. Y me tengo que apartar, porque no quiero joderte la sonrisa, no puedo cargar más con las culpas, no puedo restarte más. No espero que me perdones, no quiero que me entiendas, pero ojalá recuerdes que alguna vez hubo momentos buenos y olvides que perdí todas las batallas para salvarte de los malos. Siempre voy a quererte porque nunca voy a querer a nadie como a ti, y supongo que eso será bueno; nunca tanto, nunca tan mal. Siempre tuyo, siempre dudo de si podría haber hecho algo para que no saliera así, pero nada, que seas feliz.

Que nadie nos saque del camino

Estoy hasta los cojones de la gente que se pone siempre delante y no nos deja seguir, de los que meten negatividad a cada cosa que se hace, de los que queman la creatividad con tonterías. Todas esas personas que tiran de nosotros hacia abajo para que nos hundamos con ellos, todos los que no nos dejan soñar con futuros porque tienen miedo del presente, todos los que por culpa de sus decisiones nos ensucian. Todos los que no miran más allá de sus narices, a quienes lo único que importa es el “yo mismo”; los que nunca faltan pero siempre sobran.

Y se acabó, me declaro en guerra contra el pesimismo, contra los “no va a ser mejor mañana”, contra los “más vale pájaro en mano”. A la próxima persona que se interponga en mi camino para bloquearlo y no para acompañarme me la llevo por delante, la echo bien lejos de mi vida; no necesitamos más penas. Se acabó toda la tristeza, porque tenemos que ver que parte de lo que nos pasa nos pasa por nuestra culpa, y arreglarlo. Al final, gran parte de nuestra felicidad somos nosotros y cómo nos tomemos la vida.

Al final, solo vale rodearnos de personas que hagan la vida fácil, que nos den confianza, y que luchen con nosotros y por nosotros. Y que nadie nos saque del camino.

Perdón

Perdón por las noches que no acaban, por rompernos la rutina, por cambiarnos la vida. Perdón por ponerme a mí delante de ti ante todo para protegerte, por quererte los días que no querías a nadie, por recordarte que primero eres tú y después el mundo. Perdón por hacer agostos en invierno, por llevarte a todos esos conciertos en los que te morías de nervios, por amarte las ganas, por follarte las rabias, por hacerlo de verdad. Perdón por amar el desastre que eres, por hacerme adicto al caos que te rodea, por dejarme llevar. Perdón por todas esas canciones que ahora suenan a nosotros, por todas esas series y películas que no vas a poder ver con nadie más porque te recordarán a mí. Perdón por todo ese ron contigo (y toda esa ginebra sin ti). Perdón por la felicidad, por dejarme iluminar los días malos con esa sonrisa que nunca te falta, por estar cuando lo necesitabas. Perdón por no fallar, por cuidarte los defectos que me enganchan, por la fuerza en las semanas que tenías que trabajar y estudiar. Perdón porque eres lo mejor que me ha pasado en la vida y no te voy a dejar escapar.

 

Y solo te puedo pedir perdón por lo bueno, porque me curas todo lo malo, porque lo olvidas en medio de un abrazo.

Loco

Me estoy medio volviendo loco, siempre por el no saber, me está atacando el sueño, la incertidumbre del «yo que sé», de ese beso que nos falta para ser. Cada dos por tres me olvido de que te quiero, de que eres lo primero; soy un inconstante en esto de querer. Pero luego se me echa encima el tiempo, sobre todo en el que estás y no estoy atento; soy lo peor a la hora de tener. Está mal que te diga que te prefiero libre, que las ataduras engañan, que más cerca con una cuerda más corta sigue siendo la distancia. Que prefiero que te vayas cuando quieras, y si sigues con ganas, vengas. Que yo solo me voy para volver a ti. No estamos preparados para todo el tiempo, y si no se tiene claro, es mejor no dejarse de mover, encontrar nuestro sitio cada uno, y luego visitarnos de cuando en cuando. Que nos ayudemos a seguir hacia delante no significa que nos necesitemos para hacerlo; que es mucho más divertido, sí, pero ya habrá tiempo para el camino juntos si tiene que ser.

Hay noches que no me entiendo

Llevo un día en el que el tiempo pasa muy lento, en el que estoy muy poco contigo, en el que no estoy seguro de nada. Llevo un montón de decisiones a mis espaldas equivocadas, un centenar de horas muertas en las que no he hecho nada, la incultura de no aprovechar el tiempo. Llevo un montón de siestas de echarte de menos, veinte WhatsApp sin contestar por miedo, declaraciones de guerra a mi amor que no he hecho. Estoy en eso de intentar verme por dentro, de intentar descubrir qué es lo que realmente quiero, pero siempre tengo este miedo a probar qué me deja quieto. Tengo noches en las que ni me siento, en las que ni conmigo me pongo de acuerdo, en las que ya no quiero hacer todo lo que se supone que me gusta hacer.

Son los cambios los que me hacen ir más lento, las obligaciones, que me están dejando seco, la preocupación de hoy por un mañana al que no sé si llego. Realmente no sé lo que hay de cierto en todas estas metas que creo que merezco, no sé si es un seguir por mí o por la gente que me anima a hacerlo.

Ya sabes que hay noches en que no me entiendo, que en los insomnios me acuesto, que este tiempo sin ti se me está haciendo eterno. Gracias por aguantarme, y lo siento por todo este peso.

Valor a nada

Antes no le daba valor a nada, era un sobrevivir sin parar, era un querer que pasen los días ya. No sentía nada, ni bueno ni malo; no me permitía sentir por el miedo a merecer, por el miedo a no querer más dolor, por el miedo a ser algo de alguien, por el miedo a defraudar. Estaba encerrado en un presente que no pensaba en futuros, en un bucle de no encontrar los motivos; no me encontraba en ninguna parte. Bebía para que las noches pasaran más rápidas, para encontrar a alguien que me quitara el sentido antes de que lo perdiera, pero no puedes buscar a alguien si no te buscas a ti primero. No creía en nada, en nadie; romántico sin esperanza, sin aspiraciones, sin mí.

Pero lo bueno es que la vida cambia, que poco a poco te vas viendo en otras personas, empiezas a recobrar el sentido, tomas alguna dirección. Empiezas a ver que involucrarse no es tan malo, que no tiene por qué salir todo mal, que no puedes culpar a otros de lo que te ha pasado a ti. No todo el mundo es igual, y la gente que te quiere te demuestra, vas pensando más en mañana sin descuidar el hoy. Te ilusionas, hasta eres lo suficientemente feliz que no bebes, no buscas perderte, sino que te encuentras en todo, en la gente que te rodea, en las cosas que haces. Empiezas a creer en todo lo que haces, en que hay que poner el corazón siempre, en que vivir sin sentir es solo respirar. Empiezas a creer en ti, y nada te puede parar ya.

Empezar

Voy a empezar diciendo que esto no es un puto texto. Hablamos de olvidar, de superar, de no poder. Pero no estamos hablando de sentir, sino de tener. Nos jode cuando alguien no está con nosotros, cuando no tenemos los momentos que teníamos y disfrutábamos, cuando ya no está a nuestro lado. Pero no nos damos cuenta de que hay relaciones que se rompen antes de irnos, que nos tiramos meses con alguien por quien ya no sentimos, que intentamos arreglarlo todo o perdonar por el miedo a no tener. Pero, cuando sientes de verdad, no se puede olvidar. Cuando sientes, vives, y lo que se vive no se puede sacar de dentro. Nos tiramos vidas en vidas sin amor por el miedo a no encontrar alguien que nos haga sentir cuando no sentimos nada. Nunca fue tener, fue sentir, pero esto no es un texto, y hoy es domingo.

Qué hacemos

Qué hacemos cuando nos cansamos de estar vacíos, cuando nos cansamos de vivir al día, cuando estamos sin estar. Cuando escapamos y no tenemos adónde, cuando nos escondemos y no sabemos de quién. Qué hacemos cuando somos nosotros los que nos costamos, los que hacemos los días largos, los que no dormimos por miedo a soñar. Solo hay una cosa que hacer: levantarse y salir ahí a buscar lo que nos falta, a llenarnos de mundo, de personas, planear futuros para intentar por lo menos cumplirlos, dejarnos llevar por lo que sentimos. Solo hay una cosa que hacer: ser nosotros mismos, ponernos a hacer cosas, y hacer que pasen.

Estropearla con mi amor

Nunca quise que pudiera sufrir por mí, nunca quise verme en la situación de creer que tenía la incapacidad de hacerla feliz. Supongo que me valía con las sonrisas a distancia, con el amor que se nota pero no se sabe, con volverla a juntar cuando la despedazaban. Es jodido, y es una puta mierda, pero tenía tantas cosas que no tenía ninguna... Ese sentido del humor macabro, esa ansia de ir a todos los conciertos, esas perspectivas que le daba a mi vida. Y esa forma de tirar de mí en cada naufragio camino a Kerguelen. Nunca quise que hubiera la mínima posibilidad de que se fuera de mi vida, por querer que estuviera más dentro de ella, porque ya estaba honda, ya había llegado tan profundo, ya había superado a todas las chicas de verdad de mi vida, aunque ella no lo fuera. Para mí era tan única que nunca quise estropearla con mi amor, y al final el mejor regalo es pasar la vida con las personas que nos cuidan.

Solo tenemos ahora

Solo tenemos ahora unos cuantos pasos de baile descompasados, una mujer desnuda en un cuaderno, una canción de desamor de invierno, un nuevo año jurando un nuevo comienzo. Solo tenemos ahora una hora para decirnos directos todo lo que nos queremos, una noche para creernos que somos eternos, una primera impresión que dura una vida, una vida que tiene que ser impresionante. Solo tenemos ahora el misterio del principio y del soñar que no acaba, los nervios en el estómago por vivir, el vivir con corazón y tiempo. Solo tenemos ahora exprimir la vida al momento, aunque no tengamos las cosas claras; disfrutar por ser feliz. Y aunque no podemos hacerlo siempre bien, tenemos que hacerlo.

Si ves

“Que si ves que no puedes, me llamas, que yo madrugo por ti y te llevo de la mano a todos los exámenes que quieras, y espero a que salgas”.

Soy muy de hacer apuestas que sé que voy a perder para que te motives y apruebes. Muy de dar ánimos, de estar pendiente, y al final ser el que dice que no es ni un mes, y todo lo bueno llega, y todo lo malo se pierde. Muchas veces necesitamos saber que alguien va a estar a nuestro lado, aunque no lo esté, para atrevernos a saltar sin pensar en la caída.

Cualquier mañana de enero

Aunque te advertí que era de inviernos, de tardes que son como vidas en sofás, de verme todas las pelis que echen, de dormir la siesta aunque me levante a las tres de la tarde. De vomitarte lo que siento de vuelta a casa en cada madrugada, de solo saber bailar pegado a ti (-o solo quererlo-). Aunque te advertí que tengo más inviernos que veranos, por ti nos los pasamos de largo y somos primavera. “Cualquier mañana de enero paso a buscarte, y nos hacemos marzo y febrero en tres besos”.

Bonito

Lo bonito es que nadie te conozca muy bien del todo, para no dejar de sorprender. Que tengas salidas para que nada te ahogue, que sepas llevar la vida bien. Compartir los desastres día a día, con estas ganas irremediables que tengo de que seas feliz. Que te siga vomitando de vuelta a casa todas estas cosas que siento por ti, y que no se me olvidan por muchas copas medio llenas que me tome. No quiero que te apagues nunca, porque tienes esa luz que me hace ver las cosas más claras, el futuro más nítido, los sueños más cerca. Esa luz que hace un enero diferente, un enero a tu lado más feliz.

Ya sé que eres muy de huir

Ya sé que eres muy de huir, que tu vida consta de relaciones con gente a la que te niegas a dar tu teléfono para dejar un buen recuerdo y que no se joda al descubrir después que son unos imbéciles, o por el miedo a que te gusten y pasen de ti. Pero creo que a veces también hay que arriesgarse para ver qué pasa. Es mejor que quedarse con la duda. La duda del qué podría haber sido duele más que la hostia del saber que no funcionó. Y es que hay personas que parece que son diferentes, hay historias que necesitamos que sean más largas, y yo creo de verdad que tú lo eres. Y es que a veces llega alguien y se queda, y no necesitamos más.

Todo el invierno

Si te quedas todo el invierno, tengo madrugadas entre almohadas para ti, noches que se acaban pronto, carreras por ciudades contigo, cervezas por cubatas en bares. Si te quedas, te quito todo el miedo que tienes al futuro con “ahoras”, te secuestro los malos días a punta de sonrisas, te abrigo del frío con besos a medida. Si te quedas, te prometo que nos olvidamos de mañana, que vas a estar sola solo cuando quieras, que vas a querer no estarlo. Si te quedas, yo me voy a quedar contigo, vas a dormir mucho menos, pero vas a soñar mucho más. Quédate, porque el centro del mundo está donde queremos, y para mí el centro del mundo eres tú, y si te vas voy a tener que salir a buscarlo, y no se me da nada bien encontrar lo que quiero, pero sí cuidarlo cuando lo tengo.

Que empiece

Que empiece, aunque empiece con una excusa, con un encontronazo, o con una broma, pero que empiece. Que no es tan importante el cómo como el qué, o sobre todo como el quién. Que la felicidad cuesta, y hay equilibrios que solo pueden dártelos otras personas. Hay veces que tenemos la sonrisa, y no la felicidad. Y si no fuese por ti, no sería por nadie; nadie me traería la tormenta para hacerme llegar más lejos, nadie me haría mirar cada vez más lejos para tener más equilibro, nadie me haría sonreír más. Y es que, qué guapa cuando ríes, qué guapa cuando me sostienes, qué guapa cuando me salvas.

Triste

“Yo solo quería decirte que eres capaz de hacer del día más triste del año el mejor día de mi vida”.

Volvemos a los lunes tristes, al desapasionamiento de la semana, a la rutina de echarnos de menos, al olor a día nuevo en la ventana. Volvemos a compartir la tristeza a partes iguales, a alimentarnos de la melancolía, a soñar que somos y pensar que no, a vivir el enero más frío de nuestra vida. No todo el amor es de verdad, no todo lo que es de verdad es para siempre.

Razón

Contigo no hago las cosas por alguna razón, o buscando algún fin, las hago porque quiero, porque salen de mí. El placer de saber que te vas a equivocar y saber exactamente con quién, e intentarlo y disfrutarlo cada momento. Hay que querer menos en el futuro y querer más ahora, hay que hacerlo lo mejor que podemos, tenemos que hacerlo juntos. Tenemos que robarnos todos los besos que un día guardamos para otros, tenemos que querernos tanto que se nos olvide el durante cuánto. Tenemos que creer en nosotros, porque nadie más importa. Tenemos que vivir el tú y yo solos.

Valientes este año

¿Vamos a ser valientes este año?

Siempre, ¿no?

Por supuesto.

 

Ojalá me aplique el cuento, seamos siempre valientes, que no haya opción a no serlo. Y da igual que no sientas nada, que no veas la salida, que huyas cada noche de ti. Da igual, porque hay que cagarla, hay que darse hostias una y otra vez, hay que sentir lo bueno y lo malo; y es que hay que ser valiente. No tener miedo no es una opción, es necesario para superar los límites, para llegar hasta donde nunca creíste llegar. Empezaba mi canción: “Nunca he sido muy valiente”, pues eso se acabó.

Mirada valiente

Tienes la mirada valiente y las ganas de dejar todo atrás. Tienes el tiempo, pero te falta algo más. Tienes noches suicidas, cervezas cumplidas, y sueños de verdad. Tienes cara de no querer volver a llorar. Tienes casi todo, pero siempre te falta algo. Tienes tantos planes de huir que nunca sabes por cuál empezar.

Sacas lo mejor de mí

Es muy fácil escapar con lo que no importa, con lo que no llena pero tampoco agobia, con lo que no tarda ni dura. Es más fácil no querer nada, pensar solo en nosotros, no ilusionarnos por miedo a rompernos. Es más fácil no tenernos, darnos una noche y olvidarnos, no saber por miedo a que no nos guste. Es más fácil no tener por miedo a perder, no buscar por miedo a encontrar, no ver por miedo a recordar. Sí, es más fácil, pero lo fácil nunca fue lo mejor; es mejor no necesitar escapar por estar con quien importa, con quien llena y no agobia, porque lo que tarda dura. Es mejor querer y solo romper a reír, conocer y que no nos dejen de sorprender, ilusionarnos y cumplir. Es mejor estar contigo, y vivir, y reír, y no tener miedo ni de mañana ni de ayer, porque sacas lo mejor de mí.

Las calmas traen las tempestades

Me he dado cuenta de que son las calmas las que traen las tempestades, que es el tiempo el que es cobarde y siempre se nos escapa, que son las ganas las que nos tienen a nosotros, que eres tú la única que nunca falla. Me he dado cuenta de que no hace falta saber todo, pero sí ir aprendiendo cada día poco a poco, que solo se pierden las noches que no se comparten, que la única medicina que me hace efecto es tu risa. Me he dado cuenta de que no tener todo siempre claro no es un problema, que es la única manera de llegar adonde nunca pensaste, que la manera en que miras es importante, pero mucho más importante es a quién. Porque mirar no es siempre tener los ojos abiertos, que casi todo lo importante es mucho más, que casi todo lo que quiero está a mi alcance, que casi siempre estás tú.

Me he dado cuenta de que solo me hace falta una persona para ser feliz, y es a mí, pero tú haces que la mantenga.

Culpa tuya

Que te eche las culpas de querer, de querer estar, de no querer estar sin ti. Que te eche de menos cuando viene todo de más, cuando se agobia y no puede volar, cuando no encuentra el tiempo para disfrutar. Que te mire como si su felicidad fuera culpa tuya, como si no necesitara nada ya, como si fuera el mejor momento de su vida.

Somos de quien se queda cuando no sabemos dónde ir

Necesitamos gente que nos haga los días más amables, que demuestre que se puede con todo, que nos saque la sonrisa cuando falta. Necesitamos ver el esfuerzo para saber que existe, ver que hay gente de corazón, más personas que combatan los días tristes. Y tú eres tantas cosas, y las haces. No dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, porque las personas que nos quieren nos esperan y yo pienso esperar por ti, aunque llegues tarde, porque me vale con que llegues. Y sí, somos de quien se queda cuando no sabemos dónde ir, y yo, si hace falta estoy dispuesto a perderme contigo. Y es que las personas que nos quieren nos quieren con cambios de humor, con cambios de vida y de personalidad. A ti hay tanta gente que te quiere, y yo te quiero tanto.

La vida contigo nunca es aburrida

La vida contigo nunca es aburrida, siempre pasa algo: o te tropiezas y te caes por todas las escaleras de este invierno, o te inventas mil formas de salvar el mundo, o planificas toda tu vida a viajes, o me cambias la mía con una sonrisa. La vida contigo es lo que quiero, siempre estás la primera en mi lista de cosas por hacer, de cosas que cuidar, de personas que querer. Siempre estás, aunque tengamos que luchar contra todos esos ataques al corazón que provoca el echar de menos, aunque tenga que sostenerte para que no te caigas en cualquier desmayo. Aunque tengas que hacer mil cosas que te agobian siempre tienes un rato para decirme que, aunque hoy no, mañana va a salir mejor. La vida contigo es alegría, es ilusión, es incertidumbre, es pasión. Es lo único que quiero.

Más que cumplirlos

Más que cumplirlos, lo importante de los sueños es soñarlos. Es pensar que pase, para que pase, y hacerlo siempre. Y es que hay veces que somos mucho tiempo y muy rápido, que llega alguien y acelera todo tu mundo, que vives en dos meses lo que antes vivías en dos años, que te llevan a todos los sitios que no habías soñado antes. Hay gente que te hace descubrir que quieres cosas que nunca pensaste que podías querer, que te supera todos los límites, todas las fronteras que pensaste que nunca podías llegar a cruzar. Hay personas que son un más, que siempre suman, que hacen que el tiempo se gane y no se pierda, que nos hacen darnos cuenta de que cada día cuenta. Y claro que cuentan, y no quiero dejar de estar contigo los que pasan, y los que quedan.

Sándwich para uno

Tengo miedo del volver a casa y del sentirme solo, del sándwich para uno, de pensar lo que somos y de no ser lo que pensamos. Tengo miedo de la rutina de las noches cuando no acaban, cuando mañana se mezcla con hoy, cuando todavía será mañana. Tengo miedo de las prisas que nos marcan, del tiempo que no pasa, de los sueños que nos paran. Tengo miedo, y es la única forma de ser valiente, de morder el mundo de las ganas, de aprovechar el tiempo que nos alcanza, de ser lo que algún día soñabas.

Sin amor

Lo peor es querer a alguien sin amor, atrincherarnos en la rutina del no estar solos, movernos en todas las direcciones sin avanzar nada. Lo peor es echar de menos los besos que no dimos, follar con cualquiera para escapar de hacerlo con alguien que te pueda importar, no llegar por tener miedo a que nos podamos quedar. Lo peor es hacer como si todo nos diera igual cuando todo está hecho pedazos, cuando somos las cenizas y las ruinas de todas las personas que pasaron por nuestra vida, que todos los que vinieron se van. Lo peor es saber que tenemos un problema y no tener ni puta idea de cómo solucionarlo, no arriesgarse por miedo a perder, tener tanto miedo a sentir. Lo peor es la cobardía de pensar que no está en nuestra mano lo de cambiar, aferrarnos en que el tiempo pone todo en su lugar; pero el tiempo no vale de nada si no lo sabes utilizar, si no eres tú el que cambia. Tienes que saber que eres la felicidad que necesitas en tu vida, que no eres lo que piensen de ti, eres lo que piensas tú de ti, y va a haber mil que te quieran cuidar cuando te descuides, pero tienes que dejarte cuidar. Lo peor para ti es que no te voy a volver a dejar pensar que tú no eres la solución.

Nos asusta