

El príncipe de nuestros poetas dramáticos, el escritor más fecundo en este género que ha existido en nacion alguna, no ha merecido todavía, aunque sea vergonzoso decirlo, una edicion completa de sus obras, por más que se hayan hecho esfuerzos laudables y acertados, publicando en diversos tiempos colecciones de las comedias de Lope de Vega[1]; pero ninguna ha sido completa, y ni áun su vida, escrita con arreglo á documentos últimamente conocidos[2], ha visto tampoco la luz pública.
Los funestos efectos de esta incuria y apatía tradicionales en nosotros, pues que tampoco se ocupó mucho el mismo Lope de sus obras, no podian dejar de trascender desastrosamente al texto y conservacion de sus innumerables producciones; así es que de las mil y quinientas comedias que, segun el mismo Lope dice en su égloga á Claudio[3], habia escrito, ó de las mil y ochocientas que Montalvan[4] le atribuye, más de mil se han perdido por completo, hasta el punto de no conocerse hoy ni áun sus títulos; y de aquellas, cuya lista inserta Lope en El Peregrino[5] citándolas como suyas, tambien han desaparecido más de ciento, quedando por lo tanto reducidas las obras dramáticas que del Fénix de los ingenios han llegado hasta nosotros, á cuatrocientas treinta y nueve, segun asegura el diligente bibliógrafo D. Cayetano de la Barrera[6]. Á evitar el que desaparezcan igualmente las que inéditas se conservan aún del gran escritor, es á lo que hoy se dirigen nuestros esfuerzos, dejando á personas más competentes y á plumas más hábiles el escribir la vida de Lope y editar sus obras completas.
Cuatro comedias inéditas contiene este primer tomo, cuya autenticidad irémos examinando por el mismo órden en que están impresas. En la parte veinte y dos de las comedias de Lope, impresa en Madrid, 1635, y en la veinte y cuatro apócrifa de Zaragoza, vió la luz pública una comedia como de este autor con el título de Amor, pleito y desafío, que era la de Ganar amigos, de Alarcon; y reivindicada por éste como suya, porque en efecto lo era, se creyó desde entónces que Lope no habia escrito ninguna con aquel título; siendo tan seguida y acreditada esta opinion, que hasta el mismo La Barrera, que expresa en su Catálogo existe autógrafo de Lope, de la comedia Amor, pleito y desafío, no esclarece esta cuestion; debiéndose al distinguido literato Sr. D. Luis Fernandez-Guerra[7] el haber puesto en claro, sin dejar lugar á dudas, el que si bien la comedia publicada por los poco escrupulosos editores del siglo XVII, con el título de Amor, pleito y desafío, es la misma que la de Ganar amigos, de Alarcon, Lope escribió en efecto la comedia Amor, pleito y desafío, que se conserva inédita en la Biblioteca Nacional, y nosotros en ella la hemos buscado; y allí están escritos los tres actos de que consta, de mano de Lope y fechada y firmada de su puño y letra en 1621[8], conteniendo ademas la notable y concisa aprobacion y censura de Vargas Machuca, y la licencia para que se pudiese representar.
Pertenecia este apreciabilísimo autógrafo al Sr. D. Agustin Durán, y por su muerte lo adquirió por compra, con toda su librería, la ya citada Biblioteca Nacional, teniendo nosotros una verdadera satisfaccion en dar á la imprenta por vez primera esta comedia, tan original como interesante, á los doscientos cincuenta y un años de haberla escrito su autor.
Cinco años despues de haber compuesto Lope la anterior comedia, escribia la titulada Amor con vista, que no es acreedora ciertamente al desdeñoso olvido[9] en que se le ha dejado por todos los editores de nuestro gran dramático; pues, como verán nuestros lectores, no desmerece de otras comedias que escribió éste, y supera en mérito á muchas del mismo autor. El manuscrito, todo de su mano, y firmado tambien de su puño y letra, se conserva, con otras muchas del Fénix de los ingenios y de otros autores dramáticos, en la biblioteca del Excelentísimo Sr. Duque de Osuna, tan rica y abundante en esta clase de obras y en códices y manuscritos.
Si es exacta la fecha que, segun La Barrera[10], tiene el autógrafo que de La prueba de los amigos posee el señor don Salustiano Olózaga, y en el cual aparece que Lope la escribió en Toledo á 12 de Setiembre de 1602, debia esta comedia preceder á las dos anteriores; pero habiéndonos sido imposible verificar por nosotros mismos la exactitud de la cita, la publicamos en tercer lugar, pues no consta fecha alguna en la excelente copia que nos ha servido para la impresion, la cual fué del Sr. Durán y hoy pertenece á la Biblioteca Nacional.
Entre las comedias atribuidas á Lope, pero sin que pueda afirmarse con exactitud ser suya, se ha tenido hasta ahora la titulada Un pastoral albergue[11]. Nosotros, despues de haber examinado detenidamente el manuscrito, que procedente, como la anteriormente citada, de la librería del Sr. Durán, existe tambien en la Biblioteca Nacional, creemos que esta comedia es de tres ingenios, colaboracion bastante comun en aquel tiempo, y que uno de los coautores fué Lope de Vega; y en efecto, aunque no autógrafo el primer acto, tiene correcciones y enmiendas hechas por éste, notándose ademas que algunos claros que el copiante dejó sin escribir, ó por falta del original ó por no entenderlo, están escritos tambien de mano de Lope. No sucede lo mismo con los dos actos siguientes, pues cada uno es de distinta letra, y en los que, á nuestro juicio, no se encuentra el debido enlace con el primero, advirtiéndose asimismo diferencias en el estilo y versificacion. De todos modos, siendo de Lope, como lo es, el primer acto, é inédita la comedia, hemos creido deberla incluir en nuestra coleccion.
Concluye el presente volúmen con una Relacion, tambien inédita, en que se describe con minuciosos detalles la representacion que tuvo lugar en Lerma el 3 de Noviembre de 1614, de la comedia de Lope, El premio de la hermosura, que se publicó en la parte diez y seis de las del mismo, impresa en Madrid en 1621, pero con notables é importantes variantes, como podrán ver nuestros lectores confrontando la comedia publicada con la explicacion que de su argumento se hace en la Relacion; y por esta circunstancia, y tambien por las curiosas noticias que en ella se contienen respecto á trajes, aparato escénico y personas que tomaron parte en la fiesta, nos ha parecido merece ver la luz pública. Forma parte esta Relacion, con algunas otras, de un tomo manuscrito, propiedad nuestra.
Cumplimos con un deber de gratitud consignando aquí nuestro reconocimiento á los Sres. D. Juan Eugenio de Hartzenbusch y D. Mariano de Zabalburu: el primero, á quien tanto deben todos los que se dedican al estudio de nuestra literatura, no sólo nos concedió la debida autorizacion para copiar y confrontar, en la Biblioteca Nacional, los manuscritos de las comedias de Lope que hoy damos á luz, sino que ha estado siempre dispuesto á contestar á nuestras consultas y observaciones; y á nuestro buen amigo el Sr. de Zabalburu somos tambien deudores de igual deferencia y de haber copiado y confrontado la comedia Amor con vista, que, como hemos dicho, existe en la biblioteca de Osuna[12].
Sólo nos resta añadir que en el último volúmen de las comedias de Lope insertarémos un detenido juicio crítico de todas ellas, si las agitaciones que trabajan á nuestra infortunada patria permiten que el público siga favoreciendo, como hasta ahora, nuestra difícil y costosa empresa.
F. del V.
J. S. R.

PERSONAS.
D. ÁLVARO DE ROJAS.
D. JUAN DE PADILLA.
D. JUAN DE ARAGON.
EL REY DON ALFONSO.
DOÑA BEATRIZ.
DOÑA ANA.
D. ENRIQUE.
EL CONDE DE HARO.
D. PEDRO DE AVALOS.
MARTIN, escudero.
TELLO, criado.
FRANCISCO, criado.
SANCHO, criado.
LEONOR, criada.

AMOR, PLEITO Y DESAFÍO.
DON ÁLVARO, anciano con un báculo.—DON JUAN DE PADILLA.
Pad.
Advierta vusiñoría...
Álv.
Yo no tengo que advertir.
Pad.
Pues ¿por qué no me ha de oir,
Por su honor y en cortesía?
Álv.
¿Sabeis que esta casa es mia?
Pad.
Sí señor.
Álv.
¿Sabeis quién soy?
Pad.
Sé que tan léjos estoy
De hacerle agravio, que apelo
De vuestro engañado celo,
Y justas quejas os doy.
Álv.
La que yo tengo de vos,
Don Juan de Padilla, fuera
Ménos grave cuando hubiera
La misma edad en los dos.
Pad.
Mi inocencia sabe Dios.
Álv.
Si el báculo fuera espada,
Ya estuviera castigada,
Padilla, vuestra malicia.
Pad.
Á ser vara de justicia,
Yo sé que oyera informada.
Álv.
Yo soy Rojas tan büeno
Como cuantos Dios crió.
Pad.
Lo mismo defiendo yo.
Álv.
Por lo ménos ya condeno,
Siendo de mi casa ajeno,
El hallaros en mi casa.
Pad.
¿Qué ley el respeto pasa?
Álv.
La ley santa de tener
Hija, que puedo temer
Que por su gusto se casa.
Pad.
Si yo supe que tenía
Unas reliquias, que son
Para el mal de corazon,
Y á pedírselas venía,
¿Qué afrenta ó descortesía
Hallais en la buena fe
Con que en vuestra casa entré?
Álv.
¿Reliquias para esos males
En casas tan principales?
Pad.
Pues, señor, ¿qué agravio fué?
Álv.
Allá por los monesterios
Se buscan las cosas santas,
Que en mi casa no habrá tantas
Para tan altos misterios;
Afrentas y vituperios
Hácense en las casas viles.
Pad.
Que tú mismo la aniquiles
Me ha causado admiracion.
Álv.
¡Qué buen mal de corazon!
¡Qué disculpas tan sutiles!
Aquí no se ha de venir
Por reliquias para él,
Por corazon sí, que en él
Puedo valor infundir;
Aquí se pueden pedir
Lanzas, paveses y espadas
De tantas guerras pasadas,
Que áun las hay, gracias á Dios,
Para mozos como vos,
Á buena mano enseñadas.
Pad.
De suerte estais enojado,
Que pienso que mi razon
No os dará satisfaccion.
Álv.
Pues ¿qué razon me habeis dado?
Pad.
Soy yo caballero honrado.
Álv.
Sois Padilla.
Pad.
Soy igual
Á vuestra sangre.
Álv.
Sois tal
Que podeis honrarme.
Pad.
Oid
Un gran remedio.
Álv.
Decid.
Pad.
Si habeis presumido mal...
Álv.
Ya os escucho.
Pad.
Dadme luégo
Por mujer á mi señora
Doña Beatriz. Si ella agora
Quiere admitir lo que os ruego,
Quedará todo en sosiego,
Y yo con ella casado.
Álv.
¡Buen remedio habeis hallado
Para el mal de corazon,
Si éstas las reliquias son
Que en mi casa habeis buscado!
Siendo quien soy, ¿cómo puedo,
Sin la licencia del Rey,
Pues el ser tan noble es ley
Por quien obligado quedo?
Pedídsela, y yo concedo
En que Beatriz vuestra sea,
Porque se temple ó se crea
Vuestro mal de corazon.
Pad.
Yo sé que en esta ocasion
El Rey mi aumento desea,
Que no ha tenido soldado
Que le sirva como yo.
Álv.
Id á hablarle.
Pad.
El cielo dió
Dulce fin á mi cuidado;
Agora á esos piés echado...
Álv.
Teneos, don Juan, que no es justo
Sin saber del Rey el gusto.
Pad.
Dios os guarde hasta que os den
nietos mis nietos.
(Váyase.)
Álv.
Qué bien;
Quitado se me ha el disgusto.
Bien es verdad que el pedir
Que hable al Rey achaque ha sido,
Que aunque es don Juan bien nacido
Y no se puede decir
Que es mejor ningun fidalgo
Y caballero en la córte,
Voy por diferente norte
Y de otra excusa me valgo.
Es pobre, y es el menor
De su casa, y en la mia
Bajeza pareceria,
Y más sospechando amor.
DOÑA BEATRIZ, su hija, Y LEONOR.
Beat.
Parece que es ido ya.
Leon.
Sí, señora, ya se fué.
Beat.
¿Cómo, Leonor, le hablaré,
Si tan enojado está?
Leon.
Finge que lo estás con él.
Beat.
Quisiera en esta ocasion
Relevar mi sujecion
De tu término cruel.
No sé si tu entendimiento
Tiene el valor que solia,
Pues ya tu honra y la mia
Pone en tanto detrimento.
¿Era don Juan de Padilla
Tan vil, ya que quiso entrar,
Que aquí no pudo tomar
Honestamente una silla?
¿Hasle visto alguna vez
Ni pasear mi ventana?
Que de una cosa tan llana
Yo quïero hacerte juez.
Pues si es ésta la primera,
¿Cómo le has reñido ansí?
Que se ofendiera de tí,
Si quien es don Juan no fuera;
¿Es bien que hablen de los dos
En palacio de este modo?
Álv.
Yo tendré culpa de todo,
Ríñeme tú, bien, por Dios.
Beat.
¿Era mucho que viniera
Por unas cartas aquí,
Que hoy á mi prima escribí,
Y esta visita me hiciera?
Álv.
¿Por cartas vino?
Beat.
Leonor,
Dí tú en esto la verdad.
Leon.
Y con cuánta honestidad,
Que yo se las dí, señor.
Álv.
Santa serás á mi cuenta,
Beatriz, si esas cartas son
Para el mal de corazon
De que don Juan se lamenta;
Por reliquias me decia
Que vino para este mal,
Tú por cartas; ¡oh qué igual
Disculpa, por vida mia!
Concertaos en disculparos,
Aunque ya no habrá ocasion.
Beat.
Tan ciertas entrambas son,
Que son los efectos claros.
Cuando las cartas le dí,
Unas reliquias me vió,
Lo que eran me preguntó,
Y, reliquias, respondí.
Díxome que padecia
En el corazon dolor,
¿Fué dárselas mucho error,
Ó fué justa cortesía?
Álv.
Dejará el mar de tener
Agua, el campo hierba y flores,
Primero que en sus errores
Falte disculpa á mujer.
Ahora bien, él te pidió,
Y yo al Rey le remití,
Estas reliquias le dí,
Que tambien las tengo yo.
Mas como en esta ocasion
Sin esta licencia venga,
Aunque más reliquias tenga,
Tendrá mal de corazon.
(Váyase.)
Beat.
Cogido nos ha en la liga.
Leon.
¿Para qué te disculpabas?
Beat.
Corrida estoy.
Leon.
Ya que dabas
Disculpa, á que no te obliga,
Pintárasle tu valor,
Discrecion y honestidad.
Beat.
No sabe tratar verdad
Cuando es verdadero amor,
Pero si de haber errado
Nace casarnos los dos,
Nunca, Leonor, me dé Dios
Suceso más acertado.
Leon.
¿Podréte pedir aquí
Que si te casas me des
Á su escudero?
Beat.
Despues
Hablaré á don Juan en tí.
Leon.
Tambien yo tengo por él
Cierto mal de corazon.
Beat.
Reliquias del cielo son,
Y amor veneno cruel.
No hay corazon descontento
Que no salga consolado
En poniéndole en el lado
Reliquias de casamiento.
(Váyanse.)
DON JUAN DE PADILLA.—MARTIN, escudero suyo.
Pad.
Yo tiemblo de hablar al Rey
En materia de casar,
Viniendo de pelear.
Mart.
¿Pues hay en el mundo ley
Que te lo puede estorbar?
Pad.
Por la guerra quise honrarme,
De que Alfonso tantas tiene;
Si la opinion me conviene
De ser soldado, el casarme
Mal á propósito viene.
Mart.
Ántes muy bien.
Pad.
¿De qué modo?
Mart.
Porque guerra y casamiento
Es un propio pensamiento,
Todo es guerra, y si lo es todo,
No sales del mismo intento.
Pero si por ser soldado,
Y gallardo capitan,
Con la opinion que te dan
La batalla del Salado
Y la toma de Almazan,
No quieres darle ocasion
Á que entienda que la espada
Cuelgas cuando va á Granada,
Oye un consejo, en razon
De tu vergüenza engañada:
Don Juan de Aragon, que priva
Con el Rey, se lo dirá,
Licencia el Rey te dará,
Que no está agora tan viva
La guerra.
Pad.
Harto viva está,
Pero yo le serviré
Casado, si el Rey quisiere,
Donde la jornada hiciere.
Mart.
Él viene.
Pad.
Y yo le hablaré.
Mart.
¿Dónde quieres que te espere?
Pad.
Aquí te puedes estar.
Mart.
Tiene don Juan de Aragon
Justa fama y opinion;
No puedes hombre buscar
De mayor satisfaccion;
Es gallardo caballero.
Pad.
Espero con su favor
Gozar de Beatriz.
Mart.
Leonor
Me mata, á tu sombra quiero
Casarme tambien, señor;
Basta el tiempo que he traido
Las armas, pues no me han dado
Oficio que haya intentado.
Pad.
El haberle merecido,
Martin, te le habrá quitado.
DON JUAN DE ARAGON.
Arag.
Yo le hablaré despues con mucho gusto.
Pad.
Por buen agüero tomo la respuesta
De lo que áun no sabeis, puesto que es justo.
Arag.
Mi voluntad su afecto os manifiesta.
Pad.
Si no teneis acaso por disgusto
Hablar al Rey, aunque es la causa honesta,
Quiero decir que es fácil, hoy querria
Le hablásedes por mí y en cosa mia.
Arag.
Ya, don Juan de Padilla, estaréis cierto
Del deseo que tengo de serviros.
Pad.
Siempre me haceis merced, y así os advierto,
Sin que de nuevo intente persuadiros,
Que trato de casarme, y que el concierto,
Despues de muchas ánsias y suspiros,
Hoy hice con el padre de mi dama.
Arag.
No hay otro mayor bien para quien ama.
Pad.
Sois tan galan, que os hablo en mis congojas.
Finalmente licencia del Rey falta,
Esta pide don Álvaro de Rojas,
Mirad si es prenda generosa y alta.
Podréis decirme vos: ¿Tú, que despojas
Tanto moro andaluz, cuando se asalta
Fuerte ó ciudad, sin ánimo te hallas?
Ay, sí, que tiene amor flacas batallas;
No me atrevo del Rey á la grandeza,
Que le hablo pocas veces y muy poco,
Y aunque me dió valor naturaleza,
Solo en cosas marciales me provoco.
Habladle vos, que á mí, que la belleza
De mi esposa Beatriz me vuelve loco,
No me ha dejado amor entendimiento,
Y tal estoy que de sentir no siento.
Arag.
Yo os he entendido ya, decidme luégo
Si quereis otra cosa.
Pad.
Sólo os pido
Esta licencia.
Arag.
Adios.
Pad.
Al cielo ruego
Os dé lo que teneis tan merecido.
Mart.
¿Tan presto negociaste?
Pad.
Estoy tan ciego,
Que no tengo discurso conocido.
Mart.
Mira que en dulce fin de tus amores
Me has de dar á Leonor.
Pad.
Y mil Leonores.
(Váyanse.)
Arag.
¡Qué bien que deja puesta mi esperanza,
Amando yo á Beatriz tan tiernamente!
¿Quién pide con tan necia confianza
Que con el Rey su casamiento intente?
¡Oh milagro de amor, que cuando alcanza
Que de aquesta licencia se contente
Don Álvaro, me avisa el que la adora,
Para que para mí la pida agora!
No me obligué ni la palabra he dado,
Sólo le respondí, «yo os he entendido.»
Con que ni la quebré ni me ha obligado
Á cumplir lo que á nadie he prometido.
Mia serás; ¡oh sol de mí adorado,
Amanece en la noche de tu olvido,
Que no has de ser Padilla si yo puedo!
Viva Aragon, pues en amor le excedo;
Dos Juanes te pretenden, Beatriz bella,
El uno es Aragon, aunque en Castilla,
Padilla el otro, con mejor estrella,
Merézcate Aragon, y no Padilla.
¡Ay Dios! si tiene la licencia della
Navego en vano, moriré á la orilla,
Pero si tengo la del Rey, que espero,
Cayó la suerte en Aragon, primero.
EL REY DON ALFONSO, DON ÁLVARO y acompañamiento.
Alf.
Bien podeis publicar que mi jornada
Á Galicia ha de ser á coronarme,
Que la corona y la dichosa espada,
La imágen de su apóstol ha de darme:
Suspéndase la guerra de Granada,
Aunque salgan los moros á inquietarme,
Que de sus lanzas quemaré la selva
Cuando á Castilla de Galicia vuelva.
Álv.
Espero en Dios que las doradas cruces
Pondrás en las alfambras y alcazabas
Si las gentes á ejército reduces,
Con que el verano á Córdoba pasabas;
No presuman los moros andaluces
Que las empresas de tu gloria acabas
En tu mejor edad.
Alf.
No harán si puedo,
Aunque atrevidos bajan á Toledo.
Presto á Valladolid daré la vuelta,
Si quiere Dios y el capitan divino,
Que, con la capa militar revuelta,
Y levantado el temple diamantino,
Esta canalla, en polvo y sangre envuelta,
Por el tributo de nombrarle indigno,
Desterró para siempre desta tierra
Por quien le apellidamos en la guerra.
Arag.
Á solas quisiera hablarte
Si ocupaciones te dejan.
Alf.
Retiraos todos; ¿qué quieres?
Arag.
Respetando tu grandeza,
Nunca te dije, señor
(Desconfianza bien necia),
Cierto pensamiento mio.
Alf.
Tu culpa, don Juan, confiesas.
Arag.
He tratado de casarme.
Alf.
Es fuerza, dichosa empresa.
Arag.
¿Qué llamas fuerza?
Alf.
De amor,
Que las demas no son fuerzas.
Arag.
Todo se junta á obligarme,
Porque entran en competencia
Amor y comodidad.
Tan justa igualdad profesan.
Tu licencia es lo primero,
Y luégo, señor, con ella
Mandar que me dé su padre
(Que está aquí) mi amada prenda.
Alf.
De los que aquí están, don Juan,
No puede ser que otro sea
Que don Álvaro de Rojas,
Y si es él, en todo aciertas;
¿Callas? luego yo tambien
Acierto en lo que deseas.
¡Hermosa dama es Beatriz!
Don Álvaro.
Álv.
Señor.
Alf.
Llega.
Álv.
¿Qué mandas?
Alf.
Nunca los reyes
Largos prólogos emplean
En lo que mandan y es justo.
Álv.
Ni pudiera en mi obediencia
Haber resistencia alguna
Á cosa que tú quisieras.
Alf.
Dale á don Juan tu Beatriz.
Álv.
Su virtud y su nobleza
Lo merecen; pero es pobre
Y vuestra alteza pudiera
Honrarle de algun oficio,
Pues le ha servido en la guerra;
Que no está, como tú sabes,
Tan descansada mi hacienda
Que pueda yo sustentar
Á un yerno pobre con ella;
Es don Juan gran caballero,
En la venturosa empresa
Del Salado te sirvió
Con hazañas que hoy se cuentan,
Hazle merced.
Alf.
Dí, don Juan,
¿Tú eres pobre?
Arag.
Bien lo fuera
Para igualar á Beatriz
Por hermosura y nobleza;
Pero en lo demas yo tengo,
Como su mano merezca,
Con qué vivamos los dos.
Alf.
¿Pues qué tienes por pobreza?
Álv.
Señor, pensé que mandabas
Que mi hija Beatriz diera,
No á don Juan de Aragon,
Que está agora en tu presencia,
Sino á don Juan de Padilla,
Cuya nobleza es tan cierta
Como su necesidad,
Ni ha sido mucho que tengan
La culpa los mismos nombres.
Alf.
Yo me serviré que entiendas
Que es á don Juan de Aragon,
Y porque en provecho sea
El haberte equivocado,
Al de Padilla, haga cuenta
Que es memorial remitido
De mi consejo de Guerra,
Dile, don Juan, á don Juan
Me acompañe á Compostela,
Que le quiero hacer merced.
(Váyase el Rey con don Álvaro.)
Arag.
Está cierto que la emplea
Justamente en su valor;
¡Ay divina diligencia,
Madre de la buena dicha!
DON JUAN DE PADILLA Y MARTIN.
Pad.
Solo está.
Mart.
Si lo está, llega.
Pad.
¿Hablaste á su alteza?
Arag.
Hablé,
Don Juan, agora á su alteza,
Y dice que le acompañes
Á Galicia, que á la vuelta
Te dará, en Valladolid,
Con mil mercedes, licencia;
Que está muy agradecido
Á tus servicios, y en prueba
De esta verdad, dió tambien
Á don Álvaro en respuesta
Que aceptaba el memorial.
Pad.
Deja, Aragon noble, deja
Que ponga en tus piés la boca,
Que desde aquí, yo y mi prenda
Somos tus esclavos, somos
De tus estampas la tierra,
Que aunque es cielo para mí
Mi Beatriz hermosa y bella,
Por el amor que me tiene
Querrá que ansí lo encarezca.
Arag.
Ponte luégo de camino,
Padilla, para que entienda
El Rey mi señor el gusto
Que de acompañarle llevas,
Que allá le hablarás en todo.
Pad.
¿Vas tú allá para que pueda
Tener entrada á su gracia?
Arag.
Aquí me deja su alteza
Á prevenir la jornada
Que para Granada intenta,
Porque pienso que ha de ser
Luégo que la primavera
Temple la furia á los rios,
Seque la mojada tierra.
Pad.
Pésame de que no vayas.
Arag.
No has menester encomienda
Para la gracia del Rey,
Pues que ya quedas en ella.
(Váyase.)
Pad.
¿Qué dices tú de mi dicha,
Martin?
Mart.
Que tu dicha es cierta;
Y que ha sido discrecion
Mezclarla con esta ausencia,
Que los agrios que en palacio
Á las cosas dulces echan,
Es para templar el gusto.
Pad.
De ningun mal se me acuerda
Como tenga punto fijo
La esperanza que me queda.
Mart.
Dicha has tenido.
Pad.
Notable.
Demos á Beatriz las nuevas
Envueltas en la partida,
Para que no se enloquezca;
Pero entre aquestos cuidados,
Martin, déjame que sienta
El ver cuán mal puedo entrar
En obligacion como ésta;
Don Álvaro no ha de darme
Dote, pues toda su hacienda
Es de su hija.
Mart.
Es ansí,
Pero tendrás casa y mesa.
Pad.
No está la dificultad
En que casa y mesa tenga,
Sino en la primera entrada,
Las joyas y las libreas.
¡Ah, Dios, que un hombre tan noble
Tal necesidad padezca
Por ser tercero en su casa!
Mart.
No hay cosa, señor, más necia
Que la fortuna.
Pad.
Bien dices;
Por eso la pintan ciega.
Mart.
Señora parece en dar,
Porque siempre se desvelan
En dar á quien los engañe
Ó á quien no se lo agradezca;
Págase de la ignorancia,
No sabe estimar la ciencia,
De las lisonjas se agrada,
Y las virtudes desprecia.
¿Serviste? no tienes premio,
Pero en efeto le espera,
Que el buen don Juan de Aragon
Te ha puesto bien con su alteza.
Pintó un sabio á la fortuna
Sola la mano derecha,
Y todos los desdichados
Puestos á la mano izquierda,
Como era manca, á ninguno
Levantaba de la tierra,
Porque sólo á los dichosos
Les alargaba la diestra;
Y ésta la pintó tan larga,
Que alcanzaba en las escuelas
Al estudiante, en la paz,
Y al vil soldado, en la guerra.
El brazo de la fortuna
Don Juan de Aragon te enseña,
Ya te quiere levantar.
Pad.
Yo te juro que él lo emplea
En quien sabrá agradecerlo.
¿Mas qué harémos, cuando vuelva,
De dineros para joyas,
Mis galas, y las libreas
De pajes y de lacayos?
Mart.
Don Juan de Aragon comienza
Á hacer por tí, ya tú eres
Su hechura.
Pad.
Así lo confiesa,
Martin, mi agradecimiento.
Mart.
Dile tu mucha pobreza,
Que no hará mucho si agora
Dos mil ducados te presta;
Que es rico y te los dará
Á buen pagar, de la renta
De don Álvaro, tu suegro.
Pad.
Bien me animas y aconsejas.
Vamos, pondréme galan,
Y con mis botas y espuelas
Iré á decir á Beatriz
Su casamiento y mi ausencia.
Mart.
¿Y yo qué daré á Leonor
Si esta boda se concierta?
Pad.
Vende mi caballo y compra
Guarniciones á tu yegua.
(Éntrense.)
DOÑA ANA Y TELLO.
Tello.
Esto se dice, señora,
En toda Valladolid.
Ana.
¡Piadosos cielos! oid
Á quien sin remedio llora.
Tello.
¿Por qué no le has de tener
Con presuncion de olvidar?
Ana.
Porque es mi mano amar,
Y en el tiempo aborrecer.
Pasion tan presto adquirida
Como amor, despacio muere,
Que en poco tiempo se quiere,
Y en mucho tiempo se olvida.
Amé á mi primo don Juan,
Pensando que me queria;
Tal esperanza tenía,
Tales engaños me dan,
Nunca de Beatriz hermosa
Tuve celos; necia he sido,
Que no le hubiera querido
Con tanto estremo celosa.
Tello.
Nunca te quise decir,
Por verte tan satisfecha,
Que tuve alguna sospecha.
Ana.
Erraste en no me advertir,
Que los que juegan no ven
En el ajedrez de amor.
Tello.
Ello fué notable error.
Ana.
Y fué desdicha tambien;
Pero aunque pierda la vida
Y la honra, hoy he de hacer
Que no sea su mujer.
Tello.
¿Qué dices de honra perdida?
Ana.
Que me quiero levantar
Un testimonio.
Tello.
Es locura
De amor.
Ana.
Remedio procura,
Ó me tengo de matar.
Tello.
¿Qué remedio?
Ana.
Tráeme luégo
Á don Álvaro.
Tello.
No sé
Qué intentas.
Ana.
Parte ó haré
Que te abrases en mi fuego.
Tello.
Yo voy.
Ana.
No vengas sin él,
Que me ha de matar mi amor.
Tello.
Testimonios en tu honor
Es pensamiento cruel.
(Váyase.)
Ana.
Dulce enemigo mio,
¿Qué ingratitud es ésta,
Que alma y vida me cuesta
Con tanto desvarío?
Mas, pues está perdida,
Vuélveme el alma y quítame la vida.
Aquí me tienes loca,
Y en venturas ajenas
Un Tántalo de penas
Las glorias á la boca,
Que en infierno de celos
Dulces engaños me prometen cielos;
Mas ¿para qué me engaño
Con falsas esperanzas,
Cuando de tus mudanzas
Me llega el desengaño?
Que, con engaños tales,
Los falsos bienes crecerán los males.
TELLO Y DON ÁLVARO.
Álv.
Tuve dicha, que pasaba
Por vuestra puerta.
Ana.
¡Oh señor
Don Álvaro!
Álv.
Del amor
Que me debeis me acordaba,
Y en las rejas reparé.
Ana.
Olvidado estais de mí.
Álv.
Tan vuestro soy como fuí,
Nunca de vos me olvidé.
Ana.
Tello, déjanos y cierra.
Álv.
¿Qué teneis, que no solia
Ser así vuestra alegría?
Ana.
La tierna edad siempre yerra;
Mucho tengo que os decir.
Álv.
Ya me apercibo á escuchar.
Ana.
Puedo decir confesar
Porque me quiero morir.
Don Álvaro, pintaros los errores
De la edad juvenil y sus desvelos,
Era querer contar al campo flores,
Olas al mar y estrellas á los cielos;
Todos los más se fundan en amores
Y en desatinos á que obligan celos;
Oid, aunque de amor fábulas vanas
Escuchan mal las venerables canas.
Cuando la primavera de mis años,
De las primeras rosas guarnecia
El campo de mi edad y los engaños
De amor, ni amaba yo ni aborrecia,
Un caballero ilustre, de mis daños
Principio, como deudo entrar podia
Á todas horas para hablarme y verme,
Que la ocasion despierta honor que duerme.
No reparaba yo que me miraba,
Ó era muy tierna yo, ó era inocente;
Mas debo de mentir que reparaba,
Pues muchas veces la vergüenza miente;
Él mentia tan bien, que me alababa
De lo que en mí faltaba claramente;
Mas no sé qué de discrecion y brío
Debió de ser su amor y el daño mio.
El alba, por el mes de los amantes,
Poniendo estaba lirios y azucenas
Una mañana, pocos tiempos ántes
De la ocasion, principio de mis penas,
Cuando me dan mis padres ignorantes
(Tambien error) licencia á manos llenas
Para que salga al campo, en que primero
Tomé yerros de amor que anduve á acero.
Fuí al prado de la santa, que atrevida,
Á quien le dió los piés tomó las manos,
Y hallé á don Juan, que, con suave herida,
Rindió de amor mis pensamientos vanos;
Gallardo á la jineta y á la brida
Domaba dos caballos castellanos,
Que no siempre han de ser los andaluces,
De airosas manos y fogosas luces;
Vine á mi casa llena de deseos,
Que la imaginacion conmigo hacia
Los mismos caracoles y escarceos
Que en el campo don Juan formado habia;
Desde entónces juzgué que sus empleos
Á conquistar mi gusto reducia,
Miré si me miraba, hablé si hablaba,
Que amor, rendida yo, cerró el aljaba.
Concertamos los dos que en una huerta,
Saltando las paredes de mi casa,
Entrase cierta noche, que cubierta
De negras nubes, fué la luna escasa;
Mas ¡qué locuras el amor concierta!
¡Qué de doncellas con mentiras casa!
¡Qué de tormentas son despues espumas!
¡Qué de ánsias hielos y palabras plumas!
Turbámonos los dos, y parecia
Que se burlaban de los dos las flores,
El agua murmuraba que corria,
Y culpaba el silencio los amores,
Juntó las manos el temor del dia,
Que amando son valientes los temores,
Venciendo su cobarde atrevimiento
La poca resistencia de mi intento.
No sé qué fué de mí, ó él es fingido,
Ó yo soy en extremo desdichada,
Pues dicen que me tiene tal su olvido,
Que se casa y me deja despreciada;
Vuestra hija Beatriz la culpa ha sido,
Ó su hermosura justamente amada;
Que se casa con ella me han contado,
De mis obligaciones olvidado.
Si áun hay lugar, don Álvaro, yo os ruego
Que no pase adelante su locura,
Pues no es razon que en nombre de amor ciego
Me dé lugar á tanta desventura;
Iréme al Rey, y refiriendo luégo
Lo que advertido vuestro error procura,
Quedaréis deshonrado y yo vengada,
Que á quien tiene razon sobra la espada.
Álv.
Doña Ana, mi intento ha sido
Del vuestro tan diferente,
Que respondo brevemente
Que el Rey la culpa ha tenido.
Mi hija me mandó dar
Hoy á don Juan de Aragon,
Ignorando la ocasion
Que me acabais de contar,
Porque ni querrá su alteza
Ni yo querré...
Ana.
No paseis
Más adelante, que habeis
Animado mi tristeza;
¿Qué, no es don Juan de Padilla?
Álv.
No, que estos conciertos son
Con don Juan el de Aragon,
Hombre tan rico en Castilla.
Ana.
Pues sabed que yo, engañada
De las nuevas y de amor,
Hice este agravio á mi honor,
Celosa y desesperada,
Que ni él de noche me vió,
Ni en tal huerta me ha burlado.
Álv.
Á ser cortés obligado
Del crédito, nací yo,
Y de vuestra gran nobleza,
Os confieso que dudé
La historia, no dando fe
Tal virtud á tal bajeza.
Ana.
¿En fin, es el de Aragon?
Álv.
Como del Rey es Castilla.
Ana.
Pues yo adoro al de Padilla.
Álv.
Adios.
Ana.
Adios.
Álv.
¡Qué invencion!
(Váyanse.)
DOÑA BEATRIZ Y LEONOR.
Beat.
¿Con qué te podré pagar
Las nuevas?
Leon.
Con un vestido.
Beat.
En mi vida le he tenido
Como te le pienso dar.
En fin, ¿dió licencia?
Leon.
Dió
El Rey licencia á don Juan.
Beat.
Fin mis deseos tendrán.
Leon.
Esto Martin me contó.
Beat.
Poco á mi padre le vale
El achaque en la pobreza
De don Juan, mas ¿qué riqueza
Puede tener que le iguale?
Aquel talle y aquel brío
No tienen comparacion.
Leon.
Los dos sospecho que son.
DON JUAN de camino, y MARTIN con fieltro y botas.
Pad.
Mi Beatriz.
Beat.
Esposo mio.
Pad.
¿Qué, llegó el dia feliz
(Alma no te vuelvas loca)
Que oiga don Juan de tu boca
Tal nombre, hermosa Beatriz?
¿Es posible que en tu casa
Entre con tal libertad?
Beat.
Eso tiene la verdad
De amor que dos almas casa.
¿Mi padre hate visto?
Pad.
No,
Aunque de léjos le vi
Y no me habló, ya entendí
Que de mi bien le pesó,
Y la causa que le mueve.
Beat.
No sabe que tu valor
Es la calidad mayor.
Pad.
Poco mi valor le debe.
Beat.
¿Botas y espuelas? ¡ay Dios!
Pad.
Sí, mi bien, voy á Galicia
Con el Rey, que él me lo manda.
Beat.
Siempre está el bien de partida,
Siempre el placer por la posta.
Pad.
Excusad, estrellas mias,
Las perlas, que están abiertas
Las rosas de las mejillas;
Allá me ha de hacer merced,
Y nuestra boda apadrina
Volviendo á Valladolid.
Mart.
¡Ay! ¡ay! ¡ay!
Leon.
¿De qué relinchas?
Mart.
Todos se casan, y yo
No puedo alcanzar justicia.
Leon.
Maldito seas, amén.
Como se ven las mentiras
En el fieltro y las botazas,
Tú me quieres, tú me olvidas.
Mart.
Pues ¿puédome yo quedar?
Leon.
Fingieras, pues lo sabías,
Una calentura ó dos.
Mart.
Áun no son buenas fingidas;
Pues es verdad que quedára
En casa abundante y rica,
Porque, partido mi amo,
No hay más del ama que guisa,
Y de tal guisa la tal
Guisa las ollas que aliña,
Que pudieras sin espejo
Afeitarte en la escudilla,
Los garbanzos, por los viérnes,
Hacen con dulce armonía
Bailes de á cuatro en el caldo.
Leon.
Eso es ser pobre y ser limpia.
Mart.
¿Limpia? á un sábado te aguardo;
Con su perejil las tripas,
Las manos todas barbadas
Y las panzas con su almíbar.
Leon.
Á buena casa venis.
Mart.
¡Buena! que Dios la bendiga.
Leon.
Cuando sea tu mujer,
Tú verás qué de cositas
Con que te regalo yo.
Mart.
Cosas, cosas, Leonor mia,
Que salimos de la órden
Más estrecha y más ceñida
Que hay en la iglesia de Dios.
Leon.
Escucharte me lastima,
¿Tan pobre vive don Juan?
Mart.
Sustenta mucha familia
Con pequeños alimentos.
Leon.
Sí, porque es gente lucida.
Mart.
Todo lo que es por defuera
Se porta con bizarría,
En casa Dios lo perdone.
Leon.
¿Cómo?
Mart.
En la cama y comida.
Leon.
Pues ¿no teneis buena cama?
Mart.
La cama más esquisita
Que se ha escrito en la pobreza
Ni se ha visto en la avaricia;
Ella es un colchon redondo
Donde toda la familia
Al rededor se acomoda,
De manera que confinan
Todos los piés en el medio,
De la suerte que imaginas
Los rayos de alguna rueda.
Leon.
Es invencion nunca oida.
Mart.
Allí se juntan los piés,
Como en las carnicerías
Se suelen vender las manos
Que á los carneros se quitan;
Son los vientos tan contrarios,
Que, á ser velas las camisas,
Pajes se fueran á fondo.
Leon.
El cuento admite pastillas.
Pad.
Mi bien, yo me quiero ir,
Sabe Dios si me lastima
Tu ausencia el alma, no puedo
Escusarla aunque querria;
Volveré á Valladolid,
Dentro de un mes, de Galicia,
Que el Rey se va á coronar,
Cosa no vista en Castilla,
De las manos de la imágen
Del gran Apóstol, la insignia
Real, la corona de oro,
Quiere tomar.
Beat.
¡Qué desdicha!
Parte y presume que quedo
Muriendo.
Pad.
¡Y yo cómo voy!
Que sólo en pensar que soy
Tu marido, partir puedo,
Porque si no, ni dar paso
Pudiera con vida aquí.
Beat.
¿Acordaráste de mí?
Pad.
No respondo.
Beat.
Estraño caso,
Las lágrimas en los ojos
Se parte.
Mart.
Martin se va,
Leonor.
Leon.
Y se lleva allá
El alma toda.
Mart.
Qué enojos,
¡Ay, ay, ay!
(Váyanse Padilla y Martin.)
Leon.
¡Cuál quedo yo!
Beat.
¡Qué buen consuelo!
Leon.
¿Qué quieres?
¿Somos piedras las mujeres?
Beat.
Almas sí, que piedras no.
DON ÁLVARO.
Álv.
Darte el parabien es justo
De la ventura que tienes.
Beat.
Cuando tú con gusto vienes,
Claro está que tendré gusto.
Álv.
Dió el Rey licencia á don Juan.
Beat.
Y yo me rindo á tus piés.
Álv.
Por cierto, Beatriz, que él es
Rico, discreto y galan.
Beat.
¿Qué riqueza puede haber
Como el ingenio y valor?
Sanch.
Aquí ha llegado, señor,
Don Juan.
Álv.
Él te quiere ver,
¿Darás licencia?
Beat.
¿Pues no?
Álv.
Dí que entre.
Beat.
¡Qué gran ventura!
Quien ha amado sin locura
No puede decir que amó.
DON JUAN DE ARAGON.
Arag.
Si ha dado disculpa amor
Al mayor atrevimiento,
Añadiéndose el casarse,
Pienso que mayor la tengo;
Y pues que del desposorio
Solamente á vistas llego,
No repareis, dulce esposa,
En que esté turbado y necio.
Al Rey supliqué esta tarde
Que me dejase, partiendo
Á Galicia por no daros
Disgusto; pues ya soy vuestro,
Aquí me quedo á serviros,
Porque á nuestro casamiento
No se ponga dilacion.
¿Qué teneis?
Beat.
Señor, ¿qué es esto?
Álv.
Hija, que el Rey me ha mandado
Que os case, y yo le obedezco.
Beat.
¿Con quién?
Álv.
Con don Juan.
Beat.
Oid.
¿No es el de Padilla?
Álv.
Bueno:
Ese, aunque es noble, Beatriz,
Es un pobre caballero;
El de Aragon es muy rico,
Y está en su gracia.
Beat.
¡Qué presto
Sigue al placer el pesar!
Arag.
¿Qué es lo que le está diciendo?
¿Si pensó que era Padilla?
¿Si halló lugar en su pecho?
Pero en tanta honestidad,
Celos, mirad que sois necios;
Pero podréis responder
Que cuándo fuistes discretos.
Yo me caso por industria;
Que es imposible sospecho
Que me deje de costar
Pesar el atrevimiento.
Álv.
Hija, si teneis honor,
Hija, si teneis respeto
Á la sangre que os he dado,
Mirad que está de por medio
No ménos que un Rey.
Beat.
Señor...
Álv.
No respondais, que no quiero
Respuesta, sino obediencia;
Mirad que el Rey es tercero,
Y yo he dado la palabra.
Beat.
Ponedme en un monesterio.
Álv.
No hay que poner dilaciones;
Con el valor de este yerno
Y la privanza de Alfonso,
Toda mi casa ennoblezco;
Dalde la mano, ó ¡por Dios!...
Beat.
Ya, señor, que obedeceros
Es fuerza, dadme dos dias
Para llorar á lo ménos.
Álv.
¿Qué teneis vos que llorar
Si el cielo ha venido á veros
Con tan gallardo marido?
Beat.
Dadme un hora.
Álv.
Ni un momento;
No me afrenteis, hija mia.
Beat.
Venga esta noche y hablemos.
Álv.
Si alzo la voz, vive Dios...
Beat.
Ya, señor, os obedezco.
Arag.
Si está indispuesta mi esposa,
Mañana, señor, podrémos
Tratar de esto; el cielo os guarde.
(Váyase.)
Álv.
¿Es bien hecho lo que has hecho?
Beat.
¿Él no se fué cuando yo
Iba hablarle? pues ¿qué debo?
Álv.
¿Podréle llamar?
Beat.
Podrás.
¡Quitadme la vida, cielos!


DON JUAN DE PADILLA Y MARTIN, de camino.
Pad.
¿Hay cosa como llegar
Despues de ausencia, Martin,
Donde un hombre quiere?
Mart.
En fin,
No queda que desear;
El que sale de la mar,
De la guerra aborrecida,
Ó cautivo en triste vida,
Como lleguen á su casa,
Cuanto pasaron se pasa,
Todo con el fin se olvida.
Compone un libro el que sabe,
Y en el fin descansa y pide
Fama, porque no se olvide
Ni alguna envidia se alabe;
Descansa de noche el grave
De oir tanta variedad
De negocios, sin verdad:
Hasta el mar la furia amansa,
Y áun el que es necio descansa
Despues de una necedad.
Pad.
Y lo será si porfía,
Descanso, el que habláre en vos,
Quando yo veo que Dios
Descansó el séptimo dia
De aquella dulce armonía
De elementos y de cielos,
Á los humanos desvelos
Doy el fin por bien mayor,
Y más en quien tiene amor
Y descansa de sus celos;
¿Qué filósofo no habló
Del fin soberanamente?
En fin, quien ama no siente
Lo que amando padeció.
Llego al fin.
Mart.
Y llamo yo;
Pero ya te ha visto quien
Es mi descanso tambien.
Pad.
Bien haya lo padecido,
Que quien el mal no ha sufrido,
Martin, no merece el bien.
LEONOR, triste.
Pad.
Aurora del sol que adoro,
Iris de hermosos colores,
Mercurio de mis amores
Y llave de mi tesoro,
Luz, diamante, perlas, oro,
De aquel cielo de belleza,
¿Cómo con tanta tristeza
Abres puerta á mi alegría?
¿Son, por dicha, Leonor mia,
Efectos de mi pobreza?
Toma este anillo, que yo
En su círculo quisiera
Que todo el mundo estuviera.
Leon.
No son intereses, no;
Á quien tu bien intentó
No le mueve el interes.
Pad.
Pues, mi bien, dime lo que es,
¿Falta salud á mi esposa?
Leon.
Sí falta, aunque es otra cosa.
Pad.
Habla, y mátame despues.
Leon.
Tu esposa está desposada.
Pad.
No he dado á nadie poder.
Leon.
El poder lo pudo hacer.
Pad.
Conmigo está disculpada.
Leon.
De don Álvaro forzada,
Le dió á don Juan de Aragon
La mano.
Pad.
Si engaños son,
Para templarnos el bien,