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1 Testimonio de don Luigi Giussani durante el encuentro del santo padre Juan Pablo II con los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades. Plaza de San Pedro, Roma, 30 de mayo de 1998.

2 Cf. Sal 8,5. Las citas bíblicas de la presente edición han sido tomadas de la Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española (BAC, Madrid 2010), salvo en aquellos casos en los que, para una comprensión más adecuada de los comentarios del autor sobre el texto bíblico, se ha optado por hacer una traducción literal del original italiano (nde).

3 Cf. Mt 16,26; Mc 8,36ss.; Lc 9,25s.

4 Dionisio el Areopagita, De divinis Nominibus 953 A 10.

5 Jn 14,6.

6 Oración del Ofertorio de la antigua liturgia de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, en Misal Ambrosiano. De Pascua a Adviento, Milán 1942, p. 225. Cf. también 1 Cor 29,17-18.

7 Cf. nota 5.

8 Cf. 1 Cor 15,28.

9 Oración del Ofertorio de la antigua liturgia de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, en Misal Ambrosiano..., op. cit.

10 H. Ibsen, Brand, BUR, Milán 1995, p. 240 (trad. cast.: Encuentro, Madrid 1997, p. 164).

11 Teresa de Lisieux, Storia di un’anima, Ancora, Milán 1997, p. 291 (trad. cast.: Historia de un alma, San Pablo, Madrid 1997).

12 Cf. L. Giussani, «El valor de algunas palabras que marcan el camino cristiano», en L’Osservatore Romano, 6 de abril de 1996, p. 4 (trad. cast.: en Huellas, n. 3, Madrid 1996, pp. 12-13).

13 F. Mauriac, Vita di Gesù, Oscar Mondadori, Milán 1974, p. 29 (trad. cast.: Vida de Jesús, Plaza & Janés, Barcelona 1989).

14 Cf. Jn 1,14.

15 Cf. L. Giussani, Il tempo e il tempio. Dio e l’uomo, BUR, Milán 1995, pp. 43-46 (trad. cast.: El templo y el tiempo. Dios y el Hombre, Encuentro, Madrid 1995, pp. 52-56); y también All’origine della pretesa cristiana, Jaca Book, Milán 1988, pp. 62-63 (trad. cast.: Los orígenes de la pretensión cristiana, Encuentro, Madrid 19913, pp. 60-61).

16 Jn 1,35-36.

17 Cf. Mt 3,1-6; Mc 1,4-8; Lc 3,7-18.

18 Jn 1,29.

19 Jn 1,37-39.

20 Jn 1,39.

21 Cf. Jn 1,40-41.

22 Jn 1,42.

23 Jn 1,43.

24 Cf. Lc 2,36-38.

25 Cf. Lc 2,25-35.

26 Cf. Lc 2,8-20.

27 Cf. L. Giussani, Los orígenes..., op. cit., pp. 128-134.

28 Dante Alighieri, Paraíso, canto XXIII, vv. 104-105.

29 Cf. L. Giussani, Los orígenes..., op. cit., pp. 39-47.

30 Cf. Is 48,6-7.

31 Cf. 2 Pe 1,4.

32 Cf. Mario Victorino, «In epistola ad ephesios», Liber secundus, en Marii Victorini Opera exegetica, cap. 4, v. 14.

33 A. Camus, Taccuini, III (1951-1959), Bompiani, Milán 1992, p. 34 (trad. cast.: Carnets 3, en Obras, Alianza, Madrid 1996).

34 Cf. las tres premisas metodológicas (realismo, razonabilidad e influencia de la moralidad en el dinamismo del conocimiento) en L. Giussani, Il senso religioso, Rizzoli, Milán 1997, pp. 3-44 (trad. cast.: El sentido religioso, Encuentro, Madrid 19986, pp. 17-55); y Si può (veramente?!) vivere così , BUR, Milán 1996, pp. 58ss.

35 A. Finkielkraut, «Sacaré a Péguy del ghetto», entrevista realizada por S. M. Paci, en 30Giorni, n. 6, junio de 1992, pp. 58-61.

36 C. Pavese, Il mestiere di vivere, Einaudi, Turín 1952, p. 14 (trad. cast.: El oficio de vivir, Planeta, Barcelona 1977).

37 Cf. I. de la Potterie, «Guardare per credere», entrevista realizada por A. Socci, en Il Sabato, n. 46, 14 de noviembre de 1992, pp. 60-65.

38 Cf. A. M. Severino Boecio, De consolatione philosophiae, V, prosa 1,12-19. Cf. Aristóteles, Physica II, 4-5, y Ethica Nic. III, 5.

39 A. M. Severino Boecio, ib.

40 Cf. L. Giussani, El sentido religioso, op. cit., pp. 145-157.

41 Cf. Mt 6,25-34.10,30.

42 Cf. L. Giussani, Perché la Chiesa?, tomo 2, Il segno efficace del divino nella storia, Jaca Book, Milán 1993, pp. 128-129 (trad. cast.: Por qué la Iglesia, Encuentro, Madrid 2014, p. 305).

43 Cf. Col 1,17.

44 Acerca de las reducciones que ha producido la modernidad, cf. Tu o dell’amicizia. Appunti dalle meditazioni di Luigi Giussani e Stefano Alberto, supl. de Litterae Communionis-Tracce, n. 6, Milán 1997, pp. 5ss. y 14ss. (trad. cast.: Tú o de la amistad. Apuntes tomados de las meditaciones de Luigi Giussani y Stefano Alberto, supl. de Huellas, Madrid 1997, pp. 5ss. y 14ss.); Il miracolo del cambiamento, Appunti dalle meditazioni di Luigi Giussani, supl. de Litterae Communionis-Tracce, n. 7, Milán 1998, pp. 14ss. y 31ss. (trad. cast.: El milagro del cambio. Apuntes tomados de las meditaciones de Luigi Giussani y Stefano Alberto, supl. de Huellas, Madrid 1998, pp. 16ss. y 35ss.).

45 L. Giussani, El sentido religioso, op. cit., pp. 57-70.

46 Ib., pp. 191s.

47 Ib., pp. 143s.

48 Cf. L. Giussani, Los orígenes..., op. cit., p. 19.

49 Ib., pp. 29-38.

50 Jn 14,6.

51 Cf. Lc 2,1-7.

52 Jn 10,30.

53 Jn 15,5.

54 Cf. Jn 10,15-16.31-38.

55 Cf. L. Giussani, Perché la Chiesa?, tomo 1, La pretesa permane, Jaca Book, Milán 1991, pp. 21-25 (trad. cast.: Por qué la Iglesia, Encuentro, Madrid 2014, p. 35).

56 Cf. L. Giussani, Tracce di esperienza cristiana, Jaca Book, Milán 1991, pp. 29-39 y 67-85 (trad. cast.: Huellas de experiencia cristiana, Encuentro, Madrid 2010, p. 47).

57 Cf. Lc 10,1-16; cf. también L. Giussani, Por qué la Iglesia, Encuentro, Madrid 2014, p. 43-44.

58 Cf. Lc 10,17.

59 Mc 1,15.

60 Cf. L. Giussani, Por qué la Iglesia, Encuentro, Madrid 2014, p. 286s.

61 Cf. Jn 1,42.

62 Cf. L. Giussani, Si può vivere così?, BUR, Milán 1994, pp. 33-49 y 62-64 (trad. cast.: ¿Se puede vivir así? Un acercamiento extraño a la existencia cristiana, Encuentro, Madrid 2007, pp. 38-44 y 63-65).

63 Cf. Lc 19,1-10.

64 Cf. Lc 7,11-17.

65 Cf. Jn 9,13-34.

66 Cf. L. Giussani, El sentido religioso, op. cit., pp. 48-55 y 191-197.

67 Cf. L. Giussani, Huellas..., op. cit., pp. 82-86.

68 Cf. Jn 4,5-30.

69 Cf. Mt 16,17.

70 Cf. Gén 2,19-20.

71 Cf. Mt 11,25.

72 Cf. Col 1,17.

73 Cf. El milagro del cambio..., op. cit., p. 33.

74 Cf. Jn 6,60 ss.

75 Cf. Jn 4,1-42.

76 La fe es el reconocimiento de que Dios se ha convertido en un factor de la experiencia presente, el reconocimiento de un Dios presente en el tiempo, capaz de cambiar el tiempo, de salvar el presente del tiempo. Al acontecer en el presente, Dios cambia las circunstancias de tiempo y espacio. Capaz de cambiar el tiempo: ésta es la suprema afirmación cristiana que, en el catolicismo, a diferencia de la concepción de Lutero, se manifiesta en su integridad. La cosa más desgarradora de la historia de la Iglesia es que Lutero, para dar todo a Cristo, le negó la capacidad de cambiarnos realmente. Muy al contrario: Cristo nos cambia salvando precisamente la fragilidad y la apariencia de lo real, cuya consistencia es Él mismo muerto y resucitado. Para Lutero, sin embargo, la centralidad y totalidad de Cristo que él afirma, Su fuerza de Redentor, se quedan en algo externo a la realidad, al estar irremediablemente marcada ésta por la contradicción y la negatividad.

77 Ap 22,17.

78 Cf. Mc 4,41; Mt 8,27.

79 «Pero quizás uno me escucha; alguien me ve, / invisible. [...] / Quién seas, al que yo no veo, que me ves / a mí, habla, pues: ¿Donde estoy?» (G. Pascoli, «El ciego», en Poesie, Garzanti, Milán 1994, pp. 335-336).

80 Cf. Jn 4,1-26; 9,1-38.

81 Cf. Lc 19,1-10.

82 Mt 16,16.

83 Cf. Mt 16,23.

84 Jn 21,15-19.

85 Cf. L. Giussani, Alla ricerca del volto umano, Rizzoli, Milán 1995, pp. 87-89 (trad. cast.: El rostro del hombre, Encuentro, Madrid 1996, pp. 103-105).

86 Jn 1,41.

87 Cf. Is 49,6.

88 Cf. Lc 24,13-35.

89 «Cielos, destilad desde lo alto la justicia, las nubes la derramen» (Is 45,8).

90 Cf. G. Caldarelli (ed.), Atti dei martiri, Paoline, Milán 1985, pp. 100ss. (trad. cast.: Actas de los Mártires, BAC, Madrid 19955).

91 Heb 13,8.

92 Cf. L. Giussani, ¿Se puede vivir así?, op. cit., pp. 224s.

93 Cf. Rom 12,1-2.

94 Cf. L. Giussani, Por qué la Iglesia, Encuentro, Madrid 2014, pp. 261 y 266.

95 Cf. Ef 1,23. Al respecto cf. L. Giussani, Por qué la Iglesia, Encuentro, Madrid 2014, p. 171ss.

96 Cf. Jn 10,28-29; cf. también L. Giussani, Por qué la Iglesia, Encuentro, Madrid 2014, p. 264.

97 Ef. 4,13.

98 Hch 9,4.

99 Cf. Lc 7,11-17.

100 Jn 11,25.

101 Cf. Jn 14,6.

102 Cf. Jn 1,35-39.

103 Cf. Lc 19,5.

104 Cf. Mt 18,2-10.

105 Cf. Mt 9,36; Mc 6,34.

106 Cf. Rom 6,4; Gál 3,27.

107 Gál 3,27-28.

108 Cf. Rom 10,12; 1 Cor 12,13; Gál 3,28; Col 3,11.

109 1 Cor 10,17.

110 Cf. Ef 4,25.

111 Jn 10,30.

112 Jn 14,6.

113 Cf. Ef 4,4-6.11-25.

114 Cf. Col 3,11.

115 Cf. «Etenim ille benedicendo vim omnes discipulis suis conferens, cum alia bona verbis illis, quibus ad Patrem utitur, tribuit dignis: tum etiam addit hoc, quod bonorum caput ac summa est, non amplius eos in diversitate quadam electionum, multipliciter divisos fore in faciendo de bono judicio, sed omnes unum futuros, uni illi ac soli bono agglutinatos» (Gregorio de Nisa, Homilías sobre el Cantar de los cantares, Om. XV, PG 44, 1115 D-1118 A).

116 Cf. Hch 9,26-29.

117 Cf. Jn 10,23; Hch 3-11; 5,12.

118 Gén 1,2.

119 Cf. Hch 2,1-4; Ef 2,11-22; 1 Pe 2,10.

120 Cf. Rom 12,4-5; 1 Cor 6,15; 12,12-27; Ef 4,25; 5,30.

121 Cf. 1 Cor 15,28.

122 Col 3,11.

123 Col 1,17.

124 Cf. L. Giussani, El templo y el tiempo, op. cit., p. 15.

125 Cf. Dt 7,7-9.

126 Cf. Gál 3,6-25; 1 Cor 10,1-13.

127 Cf. Jn 5,19-21.30.

128 Cf. Hch 17,22ss.

129 Cf. Jn 5,36; 6,57; 7,29; 8,42; 10,36; 11,42; 17,3-25; 20,21.

130 Cf. Heb 3ss.

131 Cf. Jn 8,25ss.

132 Jn 5,17.19.30.36-37.

133 Jn 6,38-39.44.

134 Jn 7,16.28.

135 Jn 8,16.26.28-29.

136 Jn 13,3.

137 Jn 14,7.9.20.31.

138 Jn. 15,15.24.

139 Jn 16,15.28.32.

140 Jn 17,1-2.6-7.10.18.25-26.

141 Cf. L. Giussani, El templo y el tiempo, op. cit., pp. 18ss.

142 Cf. Lc 1,26-56.

143 Cf. Rom 1,8; Flp 1,5; Col 1,6; 1 Tes 1,8.

144 Cf. L. Giussani, El rostro del hombre, op. cit., pp. 94s.

145 Cf. L. Giussani, Por qué la Iglesia, op. cit., pp. 233-254.

146 Ib., pp. 85-110.

147 Ib., pp. 137-139.

148 Ib., pp. 7-11; pp. 16-22; pp. 134-143; véase también El rostro del hombre, op. cit., pp. 197-228.

149 Cf. Mt 19,26; Mc 10,27; Lc 18,27.

150 Cf. 1 Tim 2,4.

151 Hch 10,40-42.

152 Cf. Éx 23,10-11; Lev 25,1-7.18.22; 26,34-35.43; 2 Crón 36,21; 1 Mac 6,49.53-54.

153 Jn 17,1-2.

154 Jn 15,14-16.

155 Mc 3,13-19.

156 Cf. L. Giussani, Il senso di Dio e l’uomo moderno, BUR, Milán 1994, pp. 65-66 (ver trad. cast. de esta cita en El sentido religioso, Colección de Bolsillo 12, Encuentro, Madrid 1981, pp. 86-87).

157 Cf. Jn 17,2.

158 Gál 3,26-27.

159 Cf. Éx 15,3.

160 Cf. Pablo VI, La proiezione dell’Anno Santo nell’avvenire della Chiesa, Audiencia general del 23 de julio de 1975, en L’Osservatore Romano, 25 de julio de 1975, p. 1.

161 Cf. Gál 3,27.

162 Gál 3,27-28.

163 Cf. Rom 12,5; Ef 4,25.

164 Cf. Jn 17,1ss.; Col 1,17.

165 Cf. L. Giussani, Por qué la Iglesia, op. cit., p. 265.

166 Cf. 2 Cor 5,17; Gál 6,15.

167 2 Cor 5,17.

168 Gál 6,15.

169 Col 3,9-10.

170 Ef 4,23-24.

171 Cf. Sant 1,18.

172 Cf. 1 Pe 1,23.

173 Jn 17,9.

174 L. Mortari (ed.), Vitta e detti dei Padri del deserto, vol. 1, Città Nuova, Roma 1971, p. 90 (trad. cast. de M. Montes: Vida y dichos de los padres del desierto, Desclée de Brouwer, Bilbao 1996).

175 Cf. 1 Jn 5,4.

176 Juan Pablo II, Discurso pronunciado con ocasión del XXX aniversario de Comunión y Liberación, Roma, 29 de septiembre de 1984, en La Traccia, fasc. VIII, p. 1027 (trad. cast. en Comunión y Liberación. Un movimiento en la Iglesia, Documento 11, supl. de CL. Litterae Communionis, Milán 1986).

177 Jn 1,18.

178 Cf. Jn 3,1-21.

179 «Le plus grand des élèves, s’il est seulement élève, s’il répète seulement, s’il ne fait que répéter, je n’ose pas même dire la même résonance, car alors ce n’est plus même une résonance, pas même un écho, c’est un misérable décalque, le plus grand des élèves, s’il n’est qu’élève ne compte pas, ne signifie absolument plus rien, éternellement et nul. Un élève ne vaut, ne commence à compter que au sens et dans la mesure où lui-même il introduit une voix, une résonance nouvelle, c’est-à-dire très précisément au sens et dans la mesure même où il n’est plus, où il n’est pas un élève. Non qu’il n’est pas le droit de descendre d’une autre philosophie et d’un autre philosophe. Mais il en doit descendre par les voies naturelles de la filiation, et non par les voies scolaires de l’élevage» (Ch. Péguy, Cahiers, VIII, XI, 3.2.1907).

180 Jn 15,13.

181 Cf. 1 Cor 10,31.

182 R. Guardini, L’essenza del cristianesimo, Morcelliana, Brescia 1980, p. 12 (trad. cast.: La esencia del cristianismo, Cristiandad, Madrid 19844).

183 Cf. Lc 2,35.

184 Cf. Gál 2,20.

185 Mt 10,30.

186 Cf. Mt 12,36.

187 Cf. L. Giussani, Vivendo nella carne, BUR, Milán 1988.

188 Cf. L. Giussani, El sentido religioso, op. cit., pp. 159-171.

189 Cf. Gál 2,20.

190 Cf. Col. 1,17.

191 Cf. Lc 18,9-14.

192 Cf. Lc 18,13.

193 Sal 62 (61),12.

194 Cf. Rom 14,10-13.

195 Cf. 1 Cor 4,3.

196 Lc 23,34.

197 Cf. Jn 1,42.

198 1 Jn 3,3.

199 Jn 17,3.

200 Un pasaje de san Ambrosio puede arrojar luz a propósito de esto. En su largo comentario a la Creación, al llegar al séptimo día, en el que Dios descansó, él afirma: «Doy gracias al Señor nuestro Dios que ha creado una obra tan maravillosa en la que encuentra su descanso. Creó el cielo, y no leo que haya descansado después; creó la tierra y no leo que haya descansado; creó el sol, la luna y las estrellas, y no leo que tampoco entonces haya descansado; pero leo que creó al hombre y que en ese momento descansó, al tener un ser a quien perdonar sus pecados» (San Ambrosio, Exameron, IX, 76).

201 Cf. O. Miłosz, Miguel Mañara, Jaca Book, Milán 1998, pp. 48-63 (trad. cast.: Íd., Encuentro, Madrid, pp. 43-49).

202 Prefacio del domingo XVI del tiempo ordinario, en Misal Ambrosiano Festivo, Marietti-Jaca Book, Turín-Milán 1976, p. 653.

203 Epístola a Diogneto, PG 2, 1167-1186.

204 Cf. santo Tomás, Summa Theologiae II, IIae, q. 179, art. 1.

205 Cf. Jn 21,20-22.

206 «Jesu tibi vivo», cántico medieval, en Canti, Coop. Edit. Nuovo Mondo, Milán 1995, p. 34.

207 Cf. 1 Jn 4,8.

208 Cf. Lc 19,1-10.

209 Cf. 2 Cor 3,18.

210 Cf. Rom 8,19-23.

211 Véanse las bellísimas páginas de Ch. Péguy sobre la libertad: «Il mistero dei santi innocenti», en I Misteri, Jaca Book, Milán 1984, pp. 322ss. (trad. cast.: Los tres misterios, Encuentro, Madrid 2008, pp. 389ss).

212 Cf. Lc 18,9-14.

213 Cf. Jn 21,15-19.

214 Cf. Jn 1,40-42.

215 Cf. Mt 12,1-14; 15,1-20.

216 Cf. Jn 6,68.

217 Cf. Mt 16,21-23.

218 V. Alfieri, «Carta de respuesta a Ranieri de’Casalbigi (6 de septiembre de 1783)», en Tragedie, I, París 1888, p. LXXX.

219 Véase el final del poema dramático de H. Ibsen, Brand, op. cit., p. 164: «Respóndeme, Dios mío, a la hora en que la muerte se apodera de mí: ¿basta toda la voluntad de un hombre para comprar un átomo de salvación?».

220 Cf. L. Giussani, Los orígenes..., op. cit., pp. 65-76.

221 1 Re 19,11-12.

222 Sal 63 (62),9.

223 L. Giussani, El sentido religioso, op. cit., p. 207.

224 Cf. Éx 33,11.15.18. Cf. también L. Giussani, El rostro..., op. cit., pp. 31ss.

225 Cf. Col 3,11.

226 Cf. L. Giussani, El templo y el tiempo, op. cit., pp. 23-25.

227 Cf. 1 Pe 2,5.

228 C. Blume (ed.) «Christe cunctorum dominator alme», Himno para la dedicación del templo, en Analecta Hymnica Medii Aevi, vol. 27, Leipzig 1897, p. 265.

229 Col 1,17.

230 Los memores domini son personas que viven la dedicación a Cristo y a la Iglesia en la virginidad. Esta experiencia ha nacido en el movimiento de Comunión y Liberación. La asociación Memores Domini (familiarmente llamada «Grupo Adulto») se propone llevar a cabo una presencia misionera precisamente mediante la forma de la virginidad para llevar la fe a la vida de los hombres, yendo a su encuentro en cualquier lugar, pero de modo especial en los diversos ámbitos del mundo del trabajo: la enseñanza, las oficinas, las fábricas, etc. En principio, los memores domini viven juntos en «casas», en una compañía formada por 3 a 12 personas.

231 La Fraternidad de Comunión y Liberación es una Asociación pública de fieles reconocida por el Pontificio Consejo para los Laicos el 11 de febrero de 1982.

232 «O domus luminosa et speciosa, dilexi decorem tuum, et locum habitationis gloriae Domini mei, fabricatoris et possessoris tui. Tibi suspiret peregrinatio mea, et dico ei qui fecit te, ut possideat et me in te, quia fecit et me. [...] Hierusalem domus Dei aeterna, non obliuiscatur tui anima mea: post Christi dilectionem tu sis laetitia mea: dulcis memoria beati nominis tui sit releuatio moeroris et taedii mei» (Juan de Fécamp, «Confessio theologica» 23, 39, en Pregare nel Medioevo, Jaca Book, Milán 1986, pp. 241-242).

233 «Hujus autem unitatis nexus est gloria» (Gregorio de Nisa, Homilías sobre el Cantar de los cantares, Om. XV, PG 44, 1118 A).

234 Is 58,12.

235 Mt 9,36.

236 Cf. Dionisio el Areopagita, De divinis Nominibus 953 A 10.

237 Cf. L. Giussani, «Comunión y Liberación: un método que ejemplifica la educación en una antropología cristiana», en Alla ricerca del volto umano. Contributo ad una antropologia, Jaca Book, Milán 1984, pp. 87-103 (trad. cast.: El rostro del hombre, Encuentro, Madrid 1995, p. 122).

238 J. Ratzinger, Intervención para la presentación del Catecismo de la Iglesia Católica, en L’Osservatore Romano, 20 de enero de 1993, p. 5.

239 Cf. Jn 3,8.

240 Cf. Mt 28,20.

241 Cf. L. Giussani, ¿Se puede vivir así?, op. cit., pp. 283-286.

242 Cf. Juan Pablo II, Siate i maestri della cultura cristiana, a sacerdotes de Comunión y Liberación, 12 de septiembre de 1985, en La Traccia, fasc. VIII, pp. 1082-1084 (trad. cast.: «Renovad el descubrimiento del carisma», en Comunión y Liberación. Un movimiento en la Iglesia, op. cit., pp. 23-26). Cf. también Juan Pablo II, L’ importanza dei carismi nella Chiesa, Encuentro con los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades, 30 de mayo de 1998, en La Traccia, fasc. V, pp. 509-512 (trad. cast. en Huellas, n. 6, Madrid 1998, pp. 7-9).

243 Cf. Juan Pablo II, «Renovad el descubrimiento...», op. cit., p. 25.

244 Cf. Juan Pablo II, Diffondere la gioia dell’incontro con Cristo, a los miembros del Pontificio Consejo para los Laicos, Rocca di Papa, 14 de mayo de 1992, en La Traccia, fasc. V, pp. 591-593; cf. también Juan Pablo II, L’importanza..., op. cit.

245 Cf. L. Giussani, «Il ‘potere’ del laico, cioè del cristiano», en Un avvenimento di vita cioè una storia, Edit-Il Sabato, Roma 1993, p. 53 (trad. cast.: Laico, es decir cristiano, Entrevista con L. Giussani realizada por A. Scola, supl. de CL. Litterae Communionis, Milán 1988, p. 26).

246 A. M. Cocagnac, «Chant de pénitence», en Il libro dei canti, Jaca Book, Milán 1976, pp. 520-522.

247 Cf. Mt 3,9.

248 1 Cor 1,26-31.

249 Sant 2,12-13.

250 Cf. L. Giussani, ¿Se puede vivir así?, op. cit., pp. 283-286.

251 «‘Populus est coetus multitudinis rationalis rerum quas diligit concordi communione sociatus’, profecto, ut videatur qualis quisque populus sit, illa sunt intuenda quae diligit» (San Agustín, De Civitate Dei, XIX, 24).

252 Cf. Éx 12-15.

253 Cf. Gén 12,1-9; 15; 22,15-18.

254 Cf. Mt 1,1-17.

255 Cf. Jn 10,23; Hch 3,11; 5,12.

256 Hch 15,14-18; cf. Am 9,11-12.

257 Cf. L. Giussani, Por qué la Iglesia, op. cit., pp. 108-116.

258 Cf. Ch. Péguy, Los tres misterios, Encuentro, Madrid 2008, pp. 480ss.

259 Cf. L. Giussani, Por qué la Iglesia, op. cit., pp. 99-107.

260 Cf. Jn 21,15-17.

261 Cf. Mt 16,17-19.

262 Mt 9,36.

263 Cf. O. Miłosz, Miguel Mañara, op. cit., p. 45.

264 1 Jn 3,3.

265 Cf. Jn 20,3-10.

266 Gál 3,27-28; cf. Rom 10,12; 1 Cor 12,13; Col 3,11; cf. también L. Giussani, Por qué la Iglesia, op. cit., pp. 140-144.

267 Cf. Jn 17,21.

268 J. H. Newman, Gli ariani del IV secolo, Jaca Book-Morcelliana, Milán-Brescia 1981, p. 199.

269 Cf. 2 Cor 5,6-9.

270 T. S. Eliot, Cori da «La Rocca», BUR, Milán 1994, p. 101 (ver trad. cast. en Poesías reunidas, Altaya, Barcelona 1995).

271 Cf. Jn 15,18ss.

272 Cf. L. Giussani, «Tu» (o dell’amicizia), BUR, Milán 1997.

273 A. MacIntyre, Dopo la virtù, Feltrinelli, Milán 1988, p. 313 (trad. cast.: Tras la virtud, Rialp, Madrid 1992).

274 Cf. Jn 17,2.

275 Cf. Sal 32 (31); 131 (130),2.

276 Cf. 1 Cor 15,28.

277 T. S. Eliot, Cori da «La Rocca», op. cit., p. 57.

278 Ib., p. 89.

279 Cf. Jn 16,33.

280 Mt 24,36.

281 «Qui est [...] significat enim esse in praesenti: et hoc maxime proprie de Deo dicitur, cuius esse non novit praeteritum vel futurum, ut dicit Augustinus in 5 de Trinit» (Santo Tomás, Summa Theologiae I, q. 13, art. 11 c).

282 Antífona para la partición del Pan del III domingo de Adviento. Cf. Is 30,19-30.

283 Jn 15,11.

284 1 Cor 2,1-2.

285 Cf. 1 Cor 15,28.

286 Cf. Col 1,24.

287 T. S. Eliot, Cori da «La Rocca», op. cit., p. 99.

288 Sant 3,16; 4,1-4.

289 T. S. Eliot, Cori da «La Rocca», op. cit., pp. 99-101.

290 Cf. Ch. Péguy, Verónica. Dialogo della storia con l’anima carnale, Milella, Lecce 1994, p. 144.

291 Cf. Jn 11,46.

292 Pablo VI, La proiezione dell’Anno Santo nell’avvenire della Chiesa, 23 de julio de 1975, en L’Osservatore Romano, 25 de julio de 1975, p. 1.

293 J. Guitton, Paolo VI segreto, Paoline, Milán 1985, pp. 152-153.

294 T. L. de Victoria, «Eram quasi agnus», en Tenebrae Responsoria, del Oficio de Semana Santa.

295 Cf. Jn 15,18-27.

296 Cf. especialmente Jn 8,44.

297 Cf. Rom 13,1ss.

298 Cf. Jn 15,18.

299 Neh 8,1-11.

300 Juan Pablo II, Evangelium Vitae 1 y 105.

301 Cf. L. Giussani, Por qué la Iglesia, op. cit., pp. 259-267.

302 C. Dawson, Il cristianesimo e la formazione della civiltà occidentale, BUR, Milán 1997, pp. 70-71 (trad. cast.: La religión y el origen de la civilización occidentalEncuentro, Madrid 2010, p. 62).

303 Cf. Gál 2,20; Flp 1,21; Col 3,3-4; Rom 8,35-39.

304 Jn 20,21; cf. Jn 17,18.

305 Gál 4,6; Rom 8,15.

306 Cf. Mt 6,10.

307 Jn 17,1.

308 Cf. Racconti di un pellegrino russo, Rusconi, Milán 1977 (trad. cast.: Relatos de un peregrino ruso, Sígueme, Salamanca 1989).

309 Cf. Flp 2,5-11.

310 2 Cor 5,14-15.

311 Cf. Gál 2,20.

312 Cf. L. Giussani, ¿Se puede vivir así?, op. cit., pp. 112-117.

313 Cf. Gál 2,20.

314 Cf. Hch 3,13-16.

315 Oración eucarística IV, en el Misal Ambrosiano Festivo, op. cit., p. 653.

316 Cf. Ef 4,20; 5,2.

317 Cf. Gál 3,27-28; Rom 10,12; 1 Cor 12,13; Col 3,11.

318 Cf. 1 Cor 12,12-27.

319 Dante Alighieri, Paraíso, Canto XXIV, vv. 89-91.

320 J. Zvˇeˇrína, «Carta a los cristianos de Occidente», en L’esperienza della Chiesa, Jaca Book, Milán 1971, pp. 177-178.

321 Rom 12,1.

322 Cf. Flp 4,8.

323 Cf. Rom 12,2.

324 Cf. Jn 3,17.

325 Rom 12,1.

326 Cf. L. Giussani, El rostro del hombre, op. cit., pp. 92s.

327 Cf. L. Giussani, Se non fossi tuo, mio Cristo, mi sentirei creatura finita, La Thuile, 17 de agosto de 1997, supl. de Litterae Communionis-Tracce, n. 8, septiembre de 1997, pp. 31s. (trad. cast.: Si no fuera tuyo, Cristo mío, me sentiría criatura finita, supl. de Huellas, n. 8, Madrid, septiembre de 1997, pp. 31ss.).

328 1 Tes 5,21.

329 Cf. R. Dunkerley (ed.), The Unwritten Gospel. Ana and Agrapha of Jesus, Allen and Unwin, Londres 1925, p. 84.

330 «¿Quién podrá hablar del amor al hombre propio de Cristo desbordante de paz?» (Dionisio el Areopagita, De divinis Nominibus 953 A 10).

331 2 Pe 3,9.

332 Sal 18 (17),2.

333 Flp 4,13.

334 Cf. Is 58,12.

335 Cf. La imitación de Cristo, Libro Primero, 3,8.

336 Jacopone da Todi, «Cántico de la Navidad de Jesucristo», Lauda LXIV, en Le Laude, Libreria Editrice Fiorentina, Florencia 1989, p. 218.

337 Jacopone da Todi, «Cómo se lamenta el alma con Dios de la caridad superardiente infundida en ella», Lauda XC, en Le Laude, op. cit., p. 318.

338 Cf. L. Giussani, Il rischio educativo. Come creazione di personalità e di storia, SEI, Turín 1995, pp. 19ss. (trad. cast.: Educar es un riesgo, Encuentro, Madrid 2006, pp. 72ss).

339 Cf. L. Giussani, El sentido religioso, op. cit., p. 29.

340 G. Leopardi, «A su mujer», en Cara beltà..., BUR, Milán 1996, pp. 53 ss. (trad. cast. en Antología poética, Pre-Textos, Valencia 1998).

341 Cf. 1 Cor 10,31.

342 Dante Alighieri, Purgatorio, Canto XVII, vv. 127-129.

343 Cf. L. Giussani, ¿Se puede vivir así?, op. cit., pp. 67-75.

344 Cf. Mt 19, 10-12.

345 Cf. San Agustín, De peccatorum meritis et remissione et de baptismo parvulorum, PL 44, 167-171, en especial 170.

346 Cf. San Francisco de Asís, I fioretti di San Francesco, SEI, Turín 1991, cap. VIII (trad. cast.: Florecillas, Verón, Barcelona 1995).

347 G. Leopardi, «El pensamiento dominante», v. 143, en Cara beltà..., op. cit., pp. 77ss.

348 Cf. L. Giussani, El sentido religioso, op. cit., p. 152.

349 Cf. Mt 5,36; 10,30; Lc 12,7; 21,18.

350 Véanse las páginas sobre la libertad en L. Giussani, El sentido religioso, op. cit., pp. 126ss.; ¿Se puede vivir así?, op. cit., pp. 63ss.; Si può (veramente?!)..., op. cit., pp. 183ss.

351 Cf. Gén 1,28; cf. también L. Giussani, Por qué la Iglesia, op. cit., pp. 300s.

352 «In hoc aliquis percipit se animam habere et vivere et esse, quod percipit se sentire et intelligere et alia huiusmodi opera vitae exercere» (Santo Tomás, Quaestiones Disputatae De Veritate, q. X, art. 8, c). Cf. también L. Giussani, El sentido religioso, op. cit., pp. 58ss.

353 Cf. Mt 28,20; Jn 14,18-21.

354 «Veritas est adaequatio intellectus ad rem» (Santo Tomás, Quaestiones Disputatae De Anima, III,1,1-2). Cf. también Summa Theologiae, I, q. 16, arts. 1 y 2.

355 «Prudentia est recta ratio agibilium» (Santo Tomás, Summa Theologiae II, IIae, q. 47, art. 8, c).

356 Juan Pablo II, La verdadera cultura es desarrollo del hombre, 1 de julio de 1980, en La Traccia, fasc. VII, p. 563.

357 Cf. L. Giussani, Realtà e giovinezza. La sfida, SEI, Turín 1995, pp. 162-171 (trad. cast.: Los jóvenes y el ideal. El desafío de la realidad, Encuentro, Madrid 1996, pp. 174-184); Educar es un riesgo, Encuentro, Madrid 2006, pp. 54-58.

358 Cf. Mt 5,38.

359 Cf. Juan Pablo II, Dives in Misericordia 12.

360 Gál 3,11; cf. Abd 2,4 y Rom 1,17.

361 Cf. L. Giussani, «El sentido religioso, las obras, el poder», en La politica per chi per cosa, supl. de Il Sabato, n. 22, 30 de mayo de 1987, pp. 7-12.

362 Cf. R. Guardini, La fine dell’epoca moderna. Il potere, Morcelliana, Brescia 1993 (trad. cast.: El ocaso de la época moderna. El poder, en Obras, I, Cristiandad, Madrid 1981).

363 Cf. Gaudium et spes, 14,2.

364 Cf. Juan Pablo II, Dives in misericordia 11.

365 Cf. especialmente P. P. Pasolini, Scritti corsari, Garzanti, Milán 1993, pp. 23, 41, 45ss. y 54 (trad. cast.: Escritos corsarios, Planeta, Barcelona 1983).

366 Cf. V. Bˇelohradsky´ (entrevista con), «La época de los últimos hombres», en L’Altra Europa, n. 6, noviembre-diciembre de 1986, pp. 5ss.

367 G. Carducci, «Ripresa – Avanti! Avanti!», vv. 70-71, en Poesie, Garzanti, Milán 1982, p. 163 (ver trad. cast. en Obras escogidas, Promoción y Ediciones D. L., Madrid 1989).

368 Cf. «Populus Sion, ecce Dominus veniet ad salvandas gentes: et auditam faciet Dominus gloriam laudis suae in laetitia cordis vestri» (partición del Pan del IV domingo de Adviento ambrosiano, en Messale Ambrosiano. Dall’Avvento al Sabato Santo, Milán 1942, p. 78). Cf. también Is 66,19; Ez 39,21-29; Ap 19,7; Sal 16(15),10-11; 106(105),4-5; 1 Pe 1,6-9.

369 «Domine Deus, in simplicitate cordis mei laetus obtuli universa: et populum tuum vidi cum ingenti gaudio tibi offerre donaria. Domine Deus, custodi hanc voluntatem cordis eorum» (Oración del Ofertodio de la antigua liturgia de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, en Messale Ambrosiano. Dalla Pasqua all’Avvento, Milán 1942, p. 225). Cf. también 1 Crón 29,17-18.

370 Jn 15,11.

371 G. Pascoli, «Los dos huérfanos», en Poesie, op. cit., p. 355 (ver trad. cast. en 25 poemas, Comares, Peligros-Granada 1995).

372 A. Negri, «Acto de amor», en Mia giovinezza, BUR, Milán 1995, p. 70 (ver trad. cast.: Fons amoris Libro póstumo 1939-1945, N. Poncell, Igualada-Barcelona 1951).

373 Cf. Mt 24,36; Mc 13,32.

374 1 Cor 15,28; cf. Ef 4,6; Flp 3,21; Col 3,11.

375 Cf. a este respecto el trágico poema de Giosué Carducci: «Mañana moriremos, como ayer murieron / los que amamos: lejos de los recuerdos, / lejos de los afectos, leves sombras tenues / nos desvaneceremos. // Moriremos; y siempre fatigosa en torno / del alma sol volverá la tierra / mil vidas a cada instante salpicar / como centellas; // vidas en las que temblarán nuevos amores, / vidas que bramarán en nuevas pugnas / y a nuevos numes cantarán los himnos / del porvenir. // Y vosotros, los no nacidos, a cuyas manos la antorcha / pasará deslizada de las nuestras, vosotros / desapareceréis, hileras radiantes, / en el infinito. // ¡Adiós, madre de mi breve pensamiento, / tierra, y del alma fugitiva! ¡cuánta / en torno al sol rodearás perenne / gloria y dolor! // hasta que reducida al ecuador / tras los reclamos del calor huyente / la extenuada prole tenga una sola / fémina, un hombre, // que erguidos entre las ruinas de los montes, / entre los bosques muertos, lívidos, con los ojos / vítreos te vean sobre el glaciar inmenso, / oh sol, hundirte» (G. Carducci, «En el Monte Mario», vv. 21-48, en Poesie, op. cit., pp. 489-490).

376 Rembrandt, El retorno del Hijo Pródigo, San Petersburgo, El Ermitage.

377 Cf. Lc 15,11-32.

378 Cf. Os 11,8: «Mi corazón está perturbado, se conmueven mis entrañas».

379 Cf. Juan Pablo II, Dives in misericordia 2.

380 Lc 23.34.

381 Lc 1,38.

382 Cf. 2 Cor 5,14-15.

383 «Tenía presente todo el pasado. Tenía presente todo el presente. Tenía presente todo el futuro, todo el porvenir. Toda la eternidad estaba ante sus ojos. / Conjunta y separadamente. / Lo veía todo de antemano y todo al mismo tiempo. / Lo veía todo después. / Lo veía todo antes. / Lo veía todo durante, lo veía todo entonces. / Todo estaba presente ante él desde la eternidad. / Conocía el dinero y el campo del alfarero. / Los treinta denarios de plata. / Siendo Hijo de Dios, Jesús lo conocía todo. / Y el Salvador sabía que a Judas, al que amaba, / No lo salvaba dándose todo entero. / Y entonces fue cuando conoció el sufrimiento infinito, / Entonces fue cuando supo, fue entonces cuando aprendió, / Fue entonces cuando sintió la agonía infinita. / Y gritó como un loco esa espantosa angustia, / Clamor que hizo tambalearse a María aún de pie. / Y por piedad del Padre tuvo su muerte humana» (Ch. Péguy, Los tres misterios, Encuentro, Madrid 2008, pp. 190-191).

384 Cf. 1 Jn 4,16.

385 Cf. Gén 4,1-16.

386 Cf. Mt 18,21-35; 20,13-16.

387 Cf. Col 3,15.

388 Cf. Jn 8,44.

389 Cf. San Francisco de Sales, Introduzione alla vita devota, BUR, Milán 1986, p. 211 (trad. cast.: Introducción a la vida devota, Palabra, Madrid 19893).

390 Cf. Lc 5,4-11.

391 Cf. Job 1,21.

392 Lc 6,36; cf. Mt 5,48; Ef 4,32.

393 Cf. Os 11,4.

394 Cf. Sal 131 (130); Is 66,12-13.

395 Cf. Is 43,19; cf. también Is 11,16; 2 Cor 5,17; Ap 21,5.

396 Cf. 1 Jn 4,16.

397 Cf. S. Undset, Kristin figlia di Lavrans, BUR, Milán 1996, p. 691 (trad. cast.: Cristina, hija de Lavrans, Encuentro, Madrid 1996, p. 1220).

398 Sab 1,13-16.

399 Cf. 1 Cor 4,3.

400 Is 66,10-14.

401 Sal 78 (77),32-39.

402 Graffiti, en Litterae Communionis-Tracce, n. 4, abril de 1996, p. 72.

403 Prefacio de la XIX semana del tiempo ordinario, en Messale Ambrosiano Festivo, op. cit., p. 685.

404 Ap 22,20.

Luigi Giussani

Stefano Alberto - Javier Prades

Crear huellas en la historia del mundo

Primera edición: 1999

© Edición original italiana: Fraternitá di Comunione e Liberazione, 1998

© de la segunda edición: Ediciones Encuentro S.A., Madrid 2019

Traducción: José Miguel Oriol

Revisión: Javier Prades

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Colección 100XUNO, nº 58

Fotocomposición: Encuentro-Madrid

ISBN Epub: 978-84-9055-787-7

ISBN: 978-84-9055-974-1

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