Presentación

Con el propósito de servir de memoria y referencia para la comunidad académica y de instrumento para el fomento de la investigación, la formación y la divulgación del quehacer y compromiso de un área de conocimiento en permanente cambio social y científico, nuestros Seminarios Hispano-Mexicanos, que al cabo de los años y tras las sucesivas ediciones no ceja de crecer y renovarse, son una muestra de la estrecha y fecunda colaboración interinstitucional entre ambas Universidades, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Complutense de Madrid, con la posterior incorporación de la Universidad de Extremadura.

El tema escogido en esta edición, no puede ser más adecuado y oportuno: Verdad y falsedad en la Información que está siendo tratado con mejor o peor fortuna o intención en todos los ámbitos de poder y decisión. No hay más que asomarse a los medios, cualesquiera que sean, presidentes de Estados Unidos, Francia, el mismo Papa Francisco, las instituciones europeas, nuestro Congreso de los Diputados, las empresas líderes en la materia, emporios que desarrollan su labor en todo el planeta, tantos y tantos más en todas las esferas geopolíticas y de comunicación de cualquier signo,dimensión…

¿Y esto, ahora, por qué?. La desinformación, la invención o alteración de los hechos de los hombres y sus agrupaciones de toda índole es una práctica tan antigua como la historia de la humanidad que conocemos y han acompañado el devenir de nuestros antepasados sin solución de continuidad.

La mentira, la imaginación creativa, profecías, augurios, etc., han sido herramientas de uso habitual al servicio del poder, su pervivencia y fortalecimiento o, por el contrario, su debilitamiento, caída y en su caso sustitución. Lo que ahora se denomina posverdad, el relato, no son sino términos acuñados para dar patente de novedad a ejercicios de toda suerte y formato que pretendían suscitar reacciones calculadas mediante la manipulación de las creencias y emociones.

Los ejemplos son incontables. La era de la globalización, el imponente desarrollo de las TICS, que han crecido impregnadas de los modos y maneras que ya predominaban antes de esta colosal eclosión donde las fronteras geográficas y políticas son irrelevantes, la casi absoluta impunidad, moneda de pago en las democracias avanzadas, los efectos que provocan en algunas ocasiones, la victoria de Trump, el triunfo del Brexit, por poner dos ejemplos recientes de un calado difícil de calibrar. Un tema apasionante, un reto de primer orden para los que entienden la génesis y el tratamiento de la información en base a criterios rigurosos, compartidos y contrastados.

Quiero pensar que aquí, ahora, esta publicación, como podrán comprobar los lectores que se adentren en el contenido, contribuya de manera solvente y eficaz al propósito que lo inspira.

Muchas gracias.

Madrid, octubre de 2018

María Teresa Fernández Bajón

Directora del Dpto. de Biblioteconomía y Documentación ucm

Estrategias desde la investigación científica al fenómeno de la desinformación

Verdad y falsedad en la información: una mirada desde la investigación

Georgina Araceli Torres Vargas

Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información
Universidad Nacional Autónoma de México

Introducción

“No hay información si no hay verdad. La información no verdadera es una corrupción de la información y, en consecuencia, es peor que la falta de información; además, constituye la más grave vulneración del derecho a la información”. Esto afirmaba José María Desantes en su obra La verdad en la información (1976, 10). Si bien esta obra se publicó en 1976, recobra gran vigencia en la actualidad pues el siglo XXI se encuentra inmerso en una vorágine de información tanto impresa como digital. Libros y revistas electrónicos e impresos, medios digitales con material fotográfico, cinematográfico o sonoro, entre otros, contienen grandes cantidades de información que se utilizan para diversos fines de investigación, docencia, de divulgación o periodísticos.

La sobreabundancia de información ha hecho cada vez más evidente la existencia de información que no se basa en fuentes autorizadas. Es por eso que una de las preocupaciones que derivan de esta situación es la verdad de lainformación. Se habla de “noticias falsas”, un término que refiere sobre todo a los mensajes que se transmiten a través de los medios de comunicación y digitales como las redes sociales. Pero también se relaciona con la veracidad de los contenidos académicos, que se vincula a su vez con la ética de la investigación y la calidad de las revistas científicas.

Verdad en la información

La idea de verdad se ha discutido desde diferentes perspectivas, así como su opuesto, la no-verdad, como la llamaba Heidegger (2005). La verdad de la información o verdad en la información constituye uno de los problemas que han estado presentes en el ámbito de la Bibliotecología, los Estudios de la Información, la Documentación y el periodismo.

La exigencia de la verdad tiene orígenes antiguos; para Platón, la comunicación humana sólo era posible en el terreno de la verdad; en Aristóteles, la verdad es un afianzamiento de la realidad. Para Desantes, la información es un puente entre la realidad y el sujeto informado (Desantes 1976, 15). En este sentido, la información se convierte en un aspecto central.

La palabra información por lo general se refiere a cuestiones físicas como bits, libros y otros medios físicos: documentos, en un sentido amplio. Por su parte, los documentos son registros gráficos que se crean para expresar significados, los cuales se reconstruyen en la mente del lector, pues no hay que olvidar que los significados dependen de los códigos de comunicación. ¿Cómo se usan estos documentos y cómo forman parte de nuestra cultura? Esto es algo que se depende de una diversidad de elementos complejos en donde la escritura y la lectura son esenciales.

Los individuos utilizan documentos de diversa naturaleza para aprender, verificar, comunicarse, registrar o recrearse. Dependemos de la información cada vez más, pero esta creciente dependencia no es neutral porque se usa para muchos objetivos y agendas de diversa naturaleza en los cuales se involucran actores, grupos u organizaciones (Descantes 1976, 15).

En este terreno, el análisis de las causas y consecuencias en la generación, circulación y el uso de la información no-verdadera se convierte en un tema de estudio para el que se requiere echar mano de diferentes áreas del conocimiento, entre las que se encuentran la Bibliotecología, la Documentación y los Estudios de la Información.

Si bien actualmente la información falsa se trata abundantemente desde el ámbito del periodismo y de la información digital, hay muchos otros enfoques que se relacionan con la verdad y falsedad de la información que requieren investigarse, entre los que están los siguientes:

¿Manejo o manipulación de datos?

Para Buckland (2017, 70), los conjuntos de datos (o data sets), si bien son de naturaleza digital y requieren de una infraestructura diferente de la que usa en el medio de los impresos, también son documentos. En la información digital, existen diferentes aspectos relacionados con la verdad, pues es claro que la información que se genera a diario es muy basta y variada. En los últimos años, se han generado cantidades exponenciales debido al desarrollo tecnológico y el abaratamiento de los sistemas de almacenamiento, el incremento de las velocidades de cómputo en los procesadores, el aumento en la velocidad de datos, y el desarrollo de sistemas de administración de bases de datos más poderosos (Virseda y Carrillo 2013). De aquí deriva la minería de datos, que en realidad es una etapa de un proceso mayor denominado extracción de conocimiento de bases de datos.

La minería de datos es un proceso de identificación de patrones que se encuentran ocultos en los datos (Dueñas Jiménez 2009) y ayuda a crear modelos que sustenten la toma de decisiones. La minería de datos no es nueva, ya que desde la década de 1960 especialistas en estadística utilizaban este término para encontrar correlaciones en una base de datos.

La minería de datos cuenta con una arquitectura que consta de:

Entre las técnicas de minería de datos se encuentran:

Para poder llevar a cabo el descubrimiento de conocimiento en datos, se requiere seguir una serie de fases como las siguientes:

  1. Determinar las fuentes de información que pueden ser útiles.
  2. Selección de variables.
  3. Selección, limpieza y transformación de los datos que se van a analizar.
  4. Seleccionar y aplicar el método de minería de datos.
  5. Interpretar, transformar y representar los patrones extraídos.

Estas fases determinan que la extracción de conocimiento sea válida a partir de la información confiable.

Si bien en tiempos recientes el bibliotecólogo como especialista en el uso de información ha puesto su atención hacia el análisis de datos, hay que considerar que los algoritmos y los programas de cómputo por sí mismos no extraen conocimiento. Se requiere de especialistas en el área en cuestión para que junto con el profesional de la información y de otras áreas del conocimiento determinen los elementos que den orientación al análisis de los datos.

Es necesario contextualizar, ponderar datos y analizar los datos a la luz de un objetivo de investigación y de variables guiadas por una metodología que conduzcan a la determinación de patrones. La toma de decisiones no puede realizarse bajo la simple extracción de datos, sino que se requiere de un trabajo en colaboración en donde el especialista en información tiene un papel importante.

La relación de la minería de datos con la verdad de la información reside en la forma en que se lleva a cabo el análisis. Los datos se pueden manipular de tal forma que se ajusten a la medida, sin corresponder con resultados objetivos.

Los datos en sí mismos no tienen valor, lo valioso es lo que se hace con ellos. Para que los datos tengan utilidad, se requiere saber cuáles son los necesarios, pues sólo son valiosos si se usan de forma adecuada para generar resultados. En ámbitos como el empresarial, se tiene la oportunidad de usar datos para respaldar la toma de decisiones con hechos reales; pero sin el uso correcto, hechos supuestos pueden ocultar la verdad (Marr 2015).

El tema del uso de datos es de vital importancia, sobre todo ahora que los medios digitales para producir, almacenar y manipular datos nos está llevando hacia una ciencia dirigida por datos y el acceso abierto a datos de investigación (Wessels 2015).

Curaduría de contenidos digitales

Otro tema relacionado es la de curaduría de contenidos digitales, la cual consiste en recuperar, verificar, examinar, organizar y compartir los mejores recursos dispuestos en la red, razón por la cual los curadores de contenido deben ser expertos en los que podamos confiar para navegar entre la enorme cantidad de información.

Por ejemplo, las noticias falsas no pueden contrarrestarse si no se cuenta con sitios que ofrezcan noticias confiables, producto de una curaduría cuidadosa. No es suficiente listar qué autores y sitios son poco confiables; se requiere aprender a identificar cuándo una noticia no es verdadera, por lo que uno de los retos en el tema de la curaduría es formar al lector para que pueda discriminar entre documentos con información falsa y verdadera, pero, sobre todo, crear conciencia de que todo contenido (digital o no) debe ser cuestionado y revisado para constatar si es verdadero.

La curación de contenidos digitales permitirá que en el futuro haya sitios de noticias curadas que ahorren tiempo y nos eviten la visita de numerosos sitios.

Desde los inicios de Internet, hemos requerido de medios como portales y directorios que nos ayuden a filtrar información. Pero ahora la situación es distinta y no bastan estas herramientas, por lo que están apareciendo servicios de curaduría especializados que ayudan en las siguientes tareas:

Esta última fase es muy sensible, pues así como curar contenidos puede favorecer en el acceso a contenidos de calidad, también puede otorgar relevancia a los contenidos de forma intencional para ganar lectores, que en el medio digital se convierten en ganancia económica.

Fuera de estos riesgos, la curaduría es una alternativa para acercarse a la información confiable o verdadera. Una de las actividades que debe realizarse como parte de la curación de contenidos es, sin duda, la recuperación de la información, en donde uno de los aspectos más difíciles sigue siendo la evaluación de los contenidos.

Evaluación de contenidos digitales

En estudios serios sobre la evaluación de contenidos, dentro de la recuperación de información, la relevancia se adoptó como el criterio para la selección en dos sentidos: por ser completa (relevancia) y por su calidad (pertinencia).

Si bien la relevancia es un concepto central en la recuperación de la información, el tratamiento de documentos visto desde la relevancia y la pertinencia es sumamente compleja. Los documentos son más que eso, o bien su relevancia es situacional y depende de cuáles documentos han sido seleccionados (Buckland 2017) .

El estudio de la información es un tanto conjetural. Por ejemplo, una conjetura es la de la relevancia; otra es el documento, cuyo propósito es cognitivo; una más es la de obra, que en abstracto es un cuerpo intelectual o artístico con diversas manifestaciones. De estas manifestaciones, eligen las que contienen información válida.

El problema radica en que la publicación de contenidos en Internet modificó las formas de tratar la información, lo que implica que las fuentes de autoridad no permanecen iguales y ya no confiamos mucho en los canales de producción de las obras.

En los orígenes de Internet, se aseveró que la red nos daría libertad; esto puede encontrarse en textos que se publicaron desde la década de 1970. La creación de Internet obedeció a diferentes ideologías y enfoques; por un lado, era necesario encontrar una solución para las comunicaciones militares y, por otro, existía la idea de que la tecnología podría mejorar la libertad, especialmente al multiplicar el acceso a los documentos y, por lo tanto, al conocimiento.

Este tipo de argumento sigue presente, aunque se observa más en el discurso público en los medios o de comunidades en línea que en el trabajo de académicos. Se puede ver esta retórica en el movimiento ciberlibertario, como el del Frente de Liberación Tecnológica. La idea básica es que Internet mejora la libertad de expresión y destruye cualquier limitación expuesta a esas libertades, aunque en el camino se soslaye la calidad de la información a la que se tiene acceso.

Morozov señala que pensar la web como el medio que ha mejorado la libertad y la democracia es un mito propagado por la ideología de Silicon Valley. Menciona que en lugar de dar más libertad, la web ha producido muchas estructuras de control que son propiedad de un pequeño número de corporaciones privadas. Para el autor, el control de Internet tiene una dimensión tecnológica y una sociopolítica, pero no se puede distinguir los límites entre ambas (Morozov 2011).

Consideraciones finales

En este contexto, es interesante discutir en torno a las nuevas formas de producción y circulación de contenidos en la red, sobre la base de lo que ya se mencionó sobre la pérdida de control y de canales que validen la calidad de lo que encontramos en medios digitales.

Estos son, a grandes rasgos, algunos de los aspectos que deben someterse al análisis y la discusión en el terreno de la investigación, y que tienen que ver directa o indirectamente con la verdad y la falsedad de la información.

Bibliografía

Bhaskar, Michael. Curaduría: el poder de la selección en un mundo de excesos. México: Fondo de Cultura Económica, 2017.

Buckland, Michael. Information and society. Massachusetts: MIT Press, 2017.

Desantes, José María. La verdad en la información. España: Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial de Valladolid, 1976.

Dueñas Jiménez, María Ximena. “Minería de datos espaciales en búsqueda de la verdadera información”, Ingeniería y Universidad, núm. 13, vol. 1 (2009): 137-156.

Heidegger, Martin. Parménides. Madrid: Akal, 2005.

Marr, Bernard. “Big data: too many answers not enough questions”, Forbes. 25 de agosto de 2015. Recuperado desde: https://www.forbes.com/sites/bernardmarr/2015/08/25/big-data-too-many-answers-not-enough-questions/#135820fb1361.

Morozov, Evgeny. “Whither Internet Control?”, Journal of Democracy,núm. 22, vol. 2 (2011): 62-74.

Virseda, Benito y Javier Román Carrillo, 2013. “Minería de datos y aplicaciones”. Disponible el 21 de noviembre de 2018 en https://eduabierta.uchile.cl/assets/courseware/v1/b5d52002f1aeb3266a38c497df4db9d0/asset-v1:UniversidadDeChile+MDA001+2018+type@asset+block/UAb_BData_S3_LO.pdf.

Wessels, Bridgette. “Issues in development of open Access to research data”, Prometheus: Critical studies in Innovation, núm. 32, vol. 1 (2015): 37-41.

El problema de las noticias falsas: detección y contramedidas

Manuel Blázquez Ochando

Departamento de Biblioteconomía y DocumentaciónUniversidad Complutense de Madrid

Introducción

En los últimos años, la frecuencia mediática de las noticias falsas ha aumentado notablemente, especialmente cuando se producen eventos de gran relevancia política. Uno de los casos más citados corresponde a las elecciones de Estados Unidos en el año 2016, en donde se ha llegado a demostrar que las noticias falsas influyeron notablemente en la intención de voto del electorado (Allcott y Gentzkow 2017). De hecho, tal como indican los investigadores, si una noticia es lo suficientemente persuasiva, puede incidir en 0,02 puntos porcentuales en los resultados electorales. Si a este hecho demostrado se suma el elevado número de noticias falsas editadas, así como los medios de propagación, se obtiene un método fiable para influenciar e incluso programar a la población.

El fenómeno de las noticias falsas también se produce en otros ámbitos, como los geopolíticos. Es el caso del conflicto de Ucrania, en el que los intereses de Occidente chocan frontalmente con los de Rusia, lo que produce una guerra de desinformación, controversia y contra-narrativa (Khaldarova y Pantti 2016).

Las noticias falsas han alarmado a la comunidad científica, que empieza a cuestionar hasta qué punto es posible reconocer la verdad en el universo informativo. Recientemente, investigadores del MIT demostraron que las noticias falsas tienen un 70 por ciento más de probabilidad de ser compartidas y, en consecuencia, creídas por quien las lee, que una noticia verídica (Vosoughi, Roy y Aral 2018). El estudio se efectuó con una muestra de 126 000 noticias compartidas por más de 3 millones de usuarios durante los años 2006 y 2007. También se observó que las temáticas más recurrentes en las noticias falsas trataron sobre política y, en menor medida, terrorismo, desastres naturales, ciencia e información financiera. También se alcanza la conclusión de que los robots y agentes de publicación automatizada no tenían mayor relevancia en la propagación de las noticias falsas, ya que apenas realizaban distinción entre ambos tipos de informaciones. Esto significa que el factor humano en la contaminación de la actualidad informativa parece ser una de las claves del problema.

Si el factor humano está detrás del problema, cabría preguntar, ¿qué motivaciones existen? Para poder responder a la pregunta, antes se necesita recordar que una noticia falsa en esencia es una mentira o farsa. Podría definirse como el

intento deliberado, exitoso o no, de ocultar, generar o manipular de algún otro modo información factual y/o emocional, por medios verbales o no verbales, con el fin de crear o mantener en otra(s) persona(s) una creencia que el propio comunicador considera falsa (Miller y Stiff 1993).

Esta afirmación pone de relieve que la persona que miente es consciente de la mentira y ello le permite manipular a las personas para que respondan a sus intereses y necesidades. Éstas pueden ser muy variadas; por ejemplo, gestionar el clima social, ganar elecciones, obtener el favor de la opinión pública, promocionar valores consumistas, engañar a los inversores, influir en la política y economía de una organización o país, mejorar las perspectivas de venta de una empresa, etc. Probablemente existan más razones, pero las manifestadas aquí son suficientemente importantes como para que el juego de las noticias falsas sea un factor estratégico de seguridad nacional e incluso un arma cibernética; no en vano también pueden considerarse parte de los sistemas de propaganda (Aro 2016).

La guerra económica de las noticias falsas

Una hipótesis que podría explicar el auge de las noticias falsas es su importancia para influir en las operaciones financieras de alta frecuencia. Una parte de la comunidad científica ha demostrado que es posible predecir los movimientos de los mercados, su comportamiento y tendencias a partir del estudio de sentimiento de las noticias e informaciones compartidas en las redes sociales (Bollen, Mao y Zeng 2011; Rao y Srivastava 2012; Chen y Lazer 2013; Karabulut 2013). Esta teoría comprende que la información compartida por los usuarios de las redes sociales es representativa de la confianza en los mercados y las compañías que cotizan en la bolsa.

De esta forma, se encuentra una correlación que puede ser explotada por programas informáticos capaces de tomar decisiones sobre la información obtenida, y que pueden ejecutar operaciones millonarias en milésimas de segundo al adelantarse a la reacción de los inversionistas humanos (Mittal y Goel 2012). Ello también fue demostrado, inclusive sin usar redes sociales, tomando como referencia únicamente las consultas en los buscadores (Bordino et al. 2012). Valorando la literatura científica sobre la materia, no cabe duda de que los robots de inversión han basado parte de sus operaciones en los efectos predictivos de la información y el comportamiento del usuario. Y como se explicaba, el pensamiento, las creencias y los conocimientos de los usuarios en las redes sociales pueden ser manipulados con noticias falsas. Por ello es más que probable que las noticias falsas hayan alterado el comportamiento normal de los mercados con fines lucrativos, tal como se asegura en muchas investigaciones (Bowley 2010; Ferrara et al. 2016; Shao et al. 2017; Kogan, Moskowitz y Niessner 2017).

Cabe mencionar que las principales investigaciones en torno a estas temáticas coinciden con la crisis económica mundial, en un contexto de confrontación entre las economías de Estados Unidos y China. De acuerdo con Steinberg (2008, 258), China es “la principal fuente de financiación del déficit por cuenta corriente de Estados Unidos”. Esto significa que es su mayor acreedor, y según indica en su artículo, la financiación de dicho déficit depende, sobre todo, “de un pequeño grupo de bancos centrales, fuertemente vinculados al gobierno (chino) y guiados por intereses políticos”. Este hecho parece estar relacionado directamente con el colapso del sistema financiero global, pero también con las relaciones bilaterales entre ambos países y el cambio del centro económico mundial (Rudd 2009). Además, se tiene constancia de que al menos desde el año 2010 se vienen produciendo Flash crashes operados por robots de inversión, que provocan fuertes caídas y volatilidad en los mercados de valores que llegan a alcanzar cifras próximas al billón de dólares en periodos de apenas treinta minutos (Lin 2016). Parece razonable que estos hechos guarden relación entre sí y formen un entramado de intereses en el que las noticias falsas y la tecnología de bots son los instrumentos de una guerra económica.

Figura 1. Hipótesis de funcionamiento de los robots HFT
Figura 1
Fuente: Elaboración propia.

En la figura 1, se muestra una hipótesis del problema de las noticias falsas y los robots de inversión HFT (High Frequency Trading). Los bots o robots HFT son programas diseñados para ejecutar operaciones financieras de compra y venta de acciones en los mercados que toman como referencia el histograma de la cotización de los mercados en periodos de tiempo muy reducidos. Las órdenes de inversión y desinversión son procesadas en milésimas de segundo, lo que confiere ventajas frente a un operador humano. Por otra parte, estos programas suelen obtener información de otras fuentes, propias de la inteligencia competitiva, el big data financiero y las noticias publicadas en los medios de comunicación y las redes sociales. Teniendo en cuenta este supuesto, pueden existir otros actores que estén contaminando las noticias de las que se nutren los robots de la competencia o bien manipulando sus fuentes de información con noticias falsas y rumores. Este proceso puede provocar que los robots HFT operen de forma anómala al tomar decisiones incorrectas o bien al generar pérdidas para sus administradores. La contaminación de la información afecta a todos los actores del escenario económico, lo que genera inestabilidad, guerras económicas y crisis financieras.

El papel de las redes sociales

Como se ha explicado, las noticias falsas pueden servir para la consecución de objetivos y finalidades que están por encima de la visión de la opinión pública pero sirviéndose de ésta. Esto significa que las noticias falsas están destinadas a grupos de personas, sectores, nichos de mercado, bloques ideológicos y de opinión, comunidades perfectamente tipificadas y caracterizadas en las redes sociales. Téngase en cuenta que Facebook ha superado en 2017 los 2 000 millones de usuarios (según su sala de prensa virtual), y que recientemente se ha visto salpicada por diversos escándalos, como la falta de control de las noticias falsas en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, o bien el fraude en el tratamiento de la información personal, su privacidad y venta a terceros (González 2018). En todo caso, parece demostrado que Facebook es capaz de recopilar toda la información que define el comportamiento de las personas, su vida privada y su relación con el medio (Álvarez 2018). Por ejemplo, su ideología, filiación política, intereses, hábitos de consumo, relaciones personales, etc. (Dewey 2016). En la tabla 1, se resumen los principales sets de datos descubiertos.

Tabla 1. Información que recopila Facebook de sus usuarios
  • Ubicación, localizaciones del usuario.
  • Edad, género, etnia, idiomas.
  • Nivel educativo, centros de estudio, filiación académica.
  • Nivel de ingresos, hábitos de consumo, gastos, compras, poder adquisitivo, tarjeta de crédito, viajes, turismo.
  • Intereses y aficiones por sectores o categorías temáticas.
  • Condición civil, relaciones, estados de las relaciones.
  • Filiación política, ideologías, creencias, simpatías con personalidades políticas.
  • Familiares, amigos, comunicaciones privadas, mensajes, fotografías compartidas.
  • Empleo actual, historial de empleo, relaciones laborales.
  • Dieta informativa del usuario, medios de comunicación consultados, puntos de referencia informativa, frecuencia de consulta, fuentes preferentes.
  • Cuentas de correo vinculadas con el perfil de los usuarios.
  • Navegador, sistema operativo, direcciones IP recurrentes, dispositivos conectados a Facebook.
  • Datos almacenados en el teléfono móvil (En caso de instalar la aplicación de Facebook).
  • Cualquier dato borrado por el usuario.
Fuente: Elaboración propia.

Sin valorar la ética o moral de las políticas de datos y privacidad de Facebook, sí se puede asegurar que la información registrada por la red social permite conocer con un gran nivel de detalle a todos sus usuarios. Esto favorece que se puedan construir mensajes con un mayor porcentaje de credibilidad e incluso, como ya se ha mencionado, influir en elecciones, inversiones, la economía y la política.

Por otra parte, las redes sociales también proporcionan la plataforma idónea para la libre difusión de noticias y su viralización al atender a los patrones de contagio emocional, como se evidencia en la investigación de Lerman y Ghosh (2010). Este factor también opera en la propagación de noticias falsas, puesto que también se ha constatado que tienden a apelar a las emociones más primarias de sus lectores al transmitir mensajes de tristeza, miedo, sorpresa o ira (Vosoughi y Aral 2018). Este tipo de noticias son más llamativas y propensas a ser compartidas por el usuario medio, independientemente de que sean ciertas, ya que se da por supuesta su fiabilidad. Este proceso de aceptación tiene que ver con el mecanismo de segregación de dopamina, una sustancia neurotransmisora generada de forma natural por el cerebro cuando se produce un estímulo primario que nos satisface y que se asocia a los procesos adictivos. Parece demostrarse que no sólo las redes sociales a través de las notificaciones generan este efecto en los usuarios (Vedwan 2013; Turel et al. 2014; Błachnio, Przepiorka y Pantic 2016), sino que también ocurre con las noticias más impactantes, que en su mayoría resultan ser falsas (Bakir y McStay 2018).

Otra característica que favorece la difusión de las noticias en las redes sociales es la disposición de los protocolos REST y API (Graham 2008 y Makice 2009). Esta característica, presente al menos en Facebook y Twitter, ha permitido el desarrollo de plataformas de gestión de perfiles sociales como HootSuite, SproutSocial, Radian6 y Simplify360, entre otras (Ghosh y Scott 2018) con las que se puede realizar el seguimiento y la publicación automática de las noticias. Esto hace que resulte sencillo diseñar estrategias de desinformación, compartir noticias falsas en los perfiles de diversas redes sociales, y observar cuáles obtienen mayor impacto o generan más controversia.

Desde el punto de vista funcional, las redes sociales constituyen un elemento más en las estrategias de difusión de la información. Sin embargo, como ya se ha advertido, tienen un papel importante en los procesos de modificación de la opinión pública. En la figura 2, se observa una hipótesis del funcionamiento de tales procesos y cómo éstos pueden ser contaminados. En primer lugar, cabe destacar que, en muchos casos, las noticias pueden originarse a partir de rumores reales o artificiales. La categoría de noticias se obtiene una vez que se escalan los distintos niveles de publicación, por ejemplo, blogs, portales de noticias y, finalmente, medios de comunicación reconocidos. De igual forma, se produce una escalada de convencimientos y asentimientos entre la opinión pública que puede ser medida a través de las redes sociales. Los robots de autopublicación también tienen un papel relevante, pues son programados para replicar las noticias o los rumores que coincidan con las líneas ideológicas que sus administradores determinen, lo que produce un altavoz automático para los mensajes deseados. Esto ayuda a reafirmar la información que alcanza al público objetivo y a crear un falso sentimiento de fiabilidad o anulación de la formación de una opinión crítica.

Figura 2. La contaminación de la información
Figura 2
Fuente: Elaboración propia.

Dado que sólo la información señalada por los actores responsables fluye en el sistema de información, el público objetivo no tiene otras fuentes con las cuales contrastar los hechos. Sin embargo, otros actores interesados pueden reproducir este esquema o bien intoxicar los sistemas de sus competidores para ganar el favor de la opinión pública. Ello consiste en crear versiones alternativas de los mensajes originales al cambiar la información original para reorientar el pensamiento del receptor.

La fiabilidad de las fuentes de información

La Ciencia de la Documentación ofrece una respuesta clara al problema de las noticias falsas. Siempre ha de observarse la fuente de información; comprobar su origen; su reputación; la trayectoria de publicaciones; contrastar sus informaciones con otras fuentes fiables consideradas de referencia; estudiar el grado de fiabilidad con base en su citación por especialistas, profesionales e investigadores; comprobar la presentación de pruebas o documentos anexos proporcionados; determinar si la difusión se realiza por cauces oficiales y no a través de personas u organizaciones intermediarias; valorar la claridad expositiva de las informaciones, y el uso de un estilo lingüístico aséptico y preciso.

La comprobación de las fuentes resulta una tarea compleja y lenta pues requiere referencias sobre las cuales poder establecer una comparación. El problema de la fiabilidad viene cuando se carece de referencias, tal como sucede con las noticias de actualidad. En muchas ocasiones, no hay una forma de conocer la verdad de manera inmediata, a menos que se someta a cuarentena la información hasta encontrar las evidencias que prueban o demuestran los hechos mencionados por una noticia.

La curación de la información se contrapone a los impulsos primarios de los usuarios en las redes sociales y de la sociedad en general, que reclama la inmediatez como un valor superior a la verdad y la prudencia. Sin embargo, aun considerando una noticia como legítima o transmisora de la verdad, puede suceder que la fuente oficial que la transmite se haya contaminado, o bien, que de forma deliberada cambie levemente un mensaje o hechos acaecidos. Este caso de noticia falsa sería difícil de identificar, puesto que la fuente y el emisor de la información son los únicos conocedores de la verdad. ¿Cómo se desenmascara entonces la mentira? Con toda probabilidad, se aceptará y será una falsa verdad hasta que se cometa un error o se encuentre otra fuente de igual rango que demuestre con pruebas la verdad (Desantes 1976).

También, puede suceder que existan distintas versiones de la verdad. Por ejemplo, el enfoque de los hechos que suceden en la política internacional depende del bloque al que se pregunte. De igual modo sucede en otros contextos, como el económico-empresarial y, por qué no, el jurídico. Existen muchas versiones de los hechos, pero sólo una verdad y ésta sólo puede ser basada en las evidencias. Por lo tanto, puede llegarse a la conclusión de que la verdad de las noticias publicadas en las redes sociales y los medios de comunicación puede ser falsa, ya que no siempre se proporcionan las evidencias que la demuestran. Incluso si las noticias proporcionan pruebas, también podrían cuestionarse la veracidad de las pruebas. De hecho, existen multitud de herramientas digitales con las cuales se pueden falsear las pruebas gráficas de una noticia, incluso sin necesidad de edición, simplemente con imágenes descontextualizadas.

Noticias sin control

Otro factor que puede intervenir en la publicación de noticias falsas puede es la falta de normatividad en las noticias. Esto puede ser debido, en parte, a una relajación de los deberes periodísticos, que no son responsabilidad de la Documentación. También puede estar propiciado por el hecho de que las redes sociales y las aplicaciones de mensajería han permitido que cualquier persona se convierta en periodista, sin necesidad de formación específica, en lo que se conoce como “Periodismo ciudadano” (Espiritusanto y Rodríguez 2011). La publicación de una fotografía y ciento cincuenta caracteres son suficientes para ejercer la labor periodística, aunque sin atender, en muchos casos, a las centenarias reglas de las cinco W (Carey 1974). La simplificación de la tarea y la inmediatez de la información han desvirtuado el concepto de información fidedigna, y han provocado una saturación de contenidos informativos que no han sido contrastados. Por lo tanto, quizá es el momento de reflexionar sobre las consecuencias de la democratización sin control del periodismo y estudiar cómo puede regularse adecuadamente.

Soluciones para la detección de noticias falsas

La comunidad científica está desarrollando investigaciones muy prometedoras para lograr detectar noticias falsas con un alto porcentaje de éxito. Sin embargo, el problema aún está lejos de ser resuelto. Los principales enfoques para resolver el problema son expuestos en la investigación de Conroy, Feezell y Guerrero (2012); Rubin y Lukoianova (2015), y Chen y Lazer (2013). Se diferencia el enfoque lingüístico que comprende la representación de datos, la sintaxis profunda, el análisis semántico, la estructura retórica y los clasificadores. Por otra parte, los enfoques de red constituidos por la técnica de datos vinculados y comportamiento de red.

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