CONSEJOS PARA VIVIR LA SANTA MISA

ricardo sada

CONSEJOS PARA VIVIR LA SANTA MISA

EDICIONES RIALP, S. A.

MADRID© 2019 by Ricardo Sada

© 2019 de la presente edición, by EDICIONES RIALP, S. A.,Colombia, 63, 28016 Madrid (www.rialp.com)

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ISBN (edición impresa): 978-84-321-5140-8

ISBN (edición digital): 978-84-321-5141-5

Depósito legal: M-18903-2019

ePub realizado por Anzos S.L. - Fuenlabrada - Madrid

La liturgia y la catequesis son las dos mordazas de la tenaza con la que el demonio quiere arrancar la fe al pueblo cristiano y apoderarse de la Iglesia para destruirla y aniquilarla definitivamente.

(Cardenal CHARLES JOURNET)

Hoy está claro que en la liturgia se ventilan cuestiones tan importantes como nuestra comprensión de Dios y del mundo, nuestra relación con Cristo, con la Iglesia y con nosotros mismos: en el campo de la liturgia nos jugamos el destino de la fe y de la Iglesia.

(Cardenal JOSEPH RATZINGER)

Prólogo

Este no es un libro de liturgia, en el sentido teológico de la palabra. No aborda discusiones eruditas sobre tal o cual enfoque cultual o determinada praxis litúrgica. Quiere ser, sencillamente, una recopilación de experiencias propias y ajenas, antiguas y modernas, que quizá podrían servir a alguien para vivir mejor la Misa.

Responde ante todo a una necesidad personal. Lo he escrito fundamentalmente para mí. Porque al final de cada Misa suelo experimentar una sensación de cortedad. Como si tan solo hubiera sobrevolado la celebración. ¿Conciencia de lo sagrado? ¿Recogimiento profundo? ¿Participación personal en el Sacrificio?

Por eso quise recoger algunas ideas que me ayudaran a desentrañar un poco más las infinitas riquezas de la celebración. Porque mis treinta o treinta y cinco minutos de cada Eucaristía siempre corren el riesgo de ser rutinarios, distraídos, incluso motivo para fomentar mi necia vanidad. ¿No estaría yo abusando de tanta paciencia de la Víctima divina, y de tanta tolerancia del Padre celestial? ¿No se enfadarán conmigo los ángeles que adoran mientras yo divago? ¿No le dolerán a María mis faltas de concordia con Ella cuando sufre el acerbo dolor de la Crucifixión que no comparto? ¿Y no sería, al cabo, una especie de Pasión repetida para Jesús mi Misa vivida sin suficiente fe ni fervor?

Sé que nunca celebraré bien. Para hacerlo necesitaría sintonizar con el mismo Corazón de Cristo. Sé también que quizá los asistentes no saldrán de la celebración con la profunda conciencia de haberse unido a la creación entera en la Liturgia celestial encabezada por el Cordero inmolado. Y sé también que la inmensa mayoría de los cristianos no va a Misa, ni siquiera para el cumplimiento del precepto dominical. Y todo esto, lo que me acontece a mí y a mis hermanos sacerdotes, lo que ocurre al pueblo piadoso y al menos piadoso, sé que tiene como razón definitiva la inconsciencia ante el prodigio. ¡Si supiéramos…!

Tendríamos que consignar aquí una honrosa excepción en aquello de participar bien en Misa. Hay alguien que asiste a todas, y que en todas participa bien —e incluso muy bien—. Es aquella que corredimió con su Hijo al pie de la Cruz. Solo Ella. Los demás tenemos que plantearnos siempre una mejor Misa. Y por esto, decía, pensé escribir estas páginas. Quizá iluminen algún aspecto del inmenso Misterio, y todos podamos apreciar un poco menos mal el gran don que nos ha regalado Dios.