FRANCISCO de Asís y la ecología

José Antonio Merino

Abreviaturas

 

AP Anónimo de Perusa

1C Celano, Vida primera

2C Celano, Vida segunda

EP Espejo de perfección

LM Leyenda mayor, de san Buenaventura

LP Leyenda de Perusa

TC Leyenda de los tres compañeros

PRESENTACIÓN

 

Una de las grandes sorpresas de nuestro tiempo es el descubrimiento del universo como una maravilla ante nuestros ojos y, al mismo tiempo, la constatación de su terrible deterioro. Hasta tal punto que la defensa del medio ambiente está siendo el problema más urgente y acuciante de la humanidad. Ella implica y engloba los problemas de la degradación ecológica, del hambre en el mundo, del mejoramiento de la calidad de vida, de la inseguridad debida a las condiciones que amenazan la convivencia ciudadana y la paz entre los pueblos.

La mejora del medio ambiente y la edificación de un futuro sostenible dependen ciertamente de la reestructuración de la economía global, de cambios fundamentales en la explotación de los recursos naturales, como asimismo de valores trascendentes y del cambio de estilo de vida.

El problema ambiental no es solo científico, técnico y político, sino también cultural, ético y religioso, ya que, en el trasfondo de la crisis ecológica, está la cuestión de la justicia, de la igualdad de los derechos humanos y del respeto por el mundo natural. Dado que la ciencia no prescribe lo que es bueno ni le compete fijar criterios de valor, hay que recurrir a la decisión ética, a la creación de una nueva mentalidad y al influjo de la religión para ofrecer una conciencia a las ciencias con el fin de que estas se orienten hacia el bien común. En este campo la voz de Francisco de Asís tiene mucho que decir y no son pocos los que la desean escuchar para poder caminar más humanamente en esta casa común llamada planeta Tierra y sus relaciones con el universo entero.

Desde el Francisco «Orfeo de la Edad Media», como lo llamó Ozanam en el siglo XIX, hasta el Francisco «patrono de la ecología», según lo propuso el científico L. White en 1966, y proclamado como tal por el papa Juan Pablo II trece años más tarde, y hasta nuestros días, puede presentársele como el profeta referencial en la defensa del medio ambiente y en la profunda crisis ecológica.

Este volumen se propone ofrecer no solo el comportamiento vivido de Francisco de Asís con la naturaleza y su especial trato con todos los seres que hay en ella, sino también su continuidad en los maestros de su familia. Francisco, con su exquisita atención a todos los seres y su finura con ellos, ha inspirado un movimiento cultural en los maestros de su familia, como se demuestra en san Buenaventura, Duns Escoto, Roger Bacon y Guillermo de Ockham, cada uno de ellos desde perspectivas diversas, pero complementarias.

El convencimiento sentido y vivido en la espiritualidad franciscana es el reconocimiento y la celebración de la gratuidad de la vida y del mundo como don. Desde ese reconocimiento de la gratuidad de la existencia, la vida se transforma en celebración, fraternidad y gratitud. Quien logra descubrir el mundo y todo lo que hay en él como gracia y gratuidad, no puede ser un agente destructor, depredador ni corruptor del mundo natural.

Es verdad que la ecología es cuestión de ciencias interdisciplinares, de técnicas sanas y de políticas protectoras. Pero también es verdad que la ecología necesita de una nueva mentalidad en todos los habitantes de este universo, que se debe traducir en respeto, salvaguarda y protección.

El franciscanismo no propone soluciones técnicas; para ello están los técnicos. Tampoco propone soluciones políticas, pues para ello están los políticos responsables. Propone algo previo y más fundamental, como es crear una nueva conciencia de responsabilidad, solidaridad y custodia onerosa. El franciscanismo puede ser el fermento de una revolución pacífica de las conciencias y de los comportamientos para sanear el medio ambiente y poder llegar a la gran fraternidad cósmica, que es el símbolo de lo que nos falta.