KLÄFFER (1808)
Wir reiten in die Kreuz und Quer
Nach Freuden und Geschäften;
Doch immer kläfft es hinterher
Und bellt aus allen Kräften.
So will der Spitz aus unserm Stall
Uns immerfort begleiten,
Und seines Bellens lauter Schall
Beweist nur, daß wir reiten.
(Johann Wolfgang von Goethe)
[Cabalgamos por el mundo
en busca de fortuna y de placeres
mas siempre atrás nos ladran,
ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
por siempre acompañarnos
pero sus estridentes ladridos
solo son señal de que cabalgamos
]
Sistema y uso de la entonación en español hablado
Aproximación interactivo-funcional
© Antonio Hidalgo Navarro
Ediciones Universidad Alberto Hurtado
Alameda 1869 – Santiago de Chile
mgarciam@uahurtado.cl – 56-228897726
www.uahurtado.cl
Este libro fue sometido al sistema de referato ciego.
Registro propiedad intelectual Nº 304.788
ISBN libro impreso: 978-956-357-205-6
ISBN libro digital: 978-956-357-206-3
Coordinadora Colección Literatura: Betina Keizman
Coordinadora Colección Lingüística: Macarena Céspedes
Dirección editorial: Alejandra Stevenson Valdés
Editora ejecutiva: Beatriz García-Huidobro
Diseño interior: Gloria Barrios
Diseño colección y portada: Estudio Vicencio
Diagramación digital: ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com
info@ebookspatagonia.com
Con las debidas licencias. Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamos públicos.
ÍNDICE
Prólogo
Prefacio
Convenciones de transcripción
Capítulo 1
EN TORNO A LOS SUPRASEGMENTOS: DELIMITACIÓN CONCEPTUAL Y JERARQUÍA
Capítulo 2
COMUNICACIÓN Y PROSODIA: EL COMPONENTE ENTONATIVO Y SU RELEVANCIA COMUNICATIVA EN EL DISCURSO ORAL
2.1. Fundamentos comunicativos del componente prosódico
2.2. Prosodia y conversación coloquial
2.3. Alternativas metodológicas: ¿inductivismo “foneticista” o deductivismo “fonologicista”?
2.4. Conclusiones: hacia un corolario de conceptos prosódico-discusivos relevantes
Capítulo 3
UNIDADES DE HABLA Y PROSODIA
3.1. Segmentación del habla y proyección de funciones entonativas: el modelo de Val.Es.Co.
3.2. Problemas previos a la segmentación (prosódica) del discurso oral
3.3. Grupo de entonación y subacto
3.4. Conclusiones. Hacia un modelo discursivo para el estudio interactivo-funcional de la entonación
Capítulo 4
¿CÓMO ABORDAR DISCURSIVAMENTE LA DIVERSIDAD FUNCIONAL DE LA ENTONACIÓN?
4.1. La visión tradicional de la entonación
4.2. Una visión más precisa de la diversidad funcional de la entonación
4.3. Hacia una explicación interactiva de la diversidad funcional de la entonación
4.4. Conclusiones
Capítulo 5
ANÁLISIS ENTONATIVO DE LA CONVERSACIÓN. APLICACIÓN GLOBAL DEL MODELO AIF EN EL ANÁLISIS DE LA LENGUA HABLADA
5.1. Cuestiones preliminares: la entonación prelingüística como expresión de la variación diatópica, diastrática y diafásica
5.2. El sistema entonativo en español. Aspectos relevantes de la entonación (pre) lingüística y paralingüística
Capítulo 6
LA ENTONACIÓN CONVERSACIONAL Y EL ENFOQUE MULTIMODAL
6.1. Entonación y emoción
6.2. Entonación y gesto. En torno a la “prosodia gestual”
Capítulo 7
LINGÜÍSTICA APLICADA Y ENTONACIÓN CONVERSACIONAL
7.1. Enseñanza de la prosodia en el ámbito del español como lengua extranjera (ELE). Utilidad del modelo AIF
7.2. Entonación “coloquial” y aplicaciones tecnológicas (patologías del lenguaje, interacción hombre-máquina, análisis y síntesis de voz…)
A modo de conclusión
Bibliografía
PRÓLOGO
Durante los últimos veinte años, el estudio de la entonación ha ido despertando un interés creciente entre los especialistas del habla, hasta convertirse en un tema nuclear de la fonética y la fonología actuales. En el ámbito hispánico (y más allá de la descripción de las distintas variedades del español, desde distintos enfoques), se han hecho aportaciones teóricas y metodológicas del mayor relieve, entre las que sobresalen las del profesor Antonio Hidalgo.
Con una mirada comprensiva y equilibrada, que rehúye el encasillamiento tradicional de las distintas escuelas fonológicas, el autor se ha aplicado a hallar las virtudes y las limitaciones de unas y otras en diversos trabajos de investigación, y ha promovido la edición de volúmenes colectivos, de carácter ecléctico, así como el encuentro entre los estudiosos del tema en numerosos foros científicos y académicos. En uno de ellos, tuve la oportunidad de conocerle personalmente y de comprobar cómo su ejemplo de tolerancia y compromiso se contagiaba entre los presentes. Solo por eso, la entonología hispánica ya estaría en deuda con él.
Sin embargo, su aportación va mucho más allá: su aproximación al estudio de la entonación la hace desde una perspectiva nueva en la fonética y la fonología, anclada no en la descripción de un sistema ideal (que, a menudo, viene a ser más bien una “prescripción” teórica) sino en el análisis del habla real funcionando en la vida real: el análisis del habla coloquial.
Miembro fundador del grupo de investigación Val.Es.Co1 (que, liderado por el profesor Antonio Briz, se ha convertido en un referente indiscutible del análisis del discurso, con un amplio corpus de habla coloquial y con métodos punteros de trabajo), Antonio Hidalgo2 apostó desde el principio por el análisis fonético del habla coloquial, un enfoque fonopragmático que supone una novedad relevante en el estudio de la entonación y una perspectiva radicalmente innovadora en nuestro ámbito.
Desde esa perspectiva, el trabajo que nos brinda aquí constituye una culminación de su trayectoria hasta el momento, en la que reúne los resultados de su investigación y nos ofrece una visión sistemática del funcionamiento de la entonación española en el habla espontánea, según el método de Análisis Interactivo-Funcional (AIF), en el que realiza una análisis pragmático del discurso hablado, desde un análisis acústico pormenorizado.
El estado de la cuestión que enmarca el trabajo es particularmente interesante, porque su visión de conjunto de la entonología del español nos ofrece un panorama amplio, comprensivo, sin huecos, que sirve admirablemente como guía de lectura para los estudiosos que quieran iniciarse en el tema; pero que, a la vez, se encamina con paso firme hacia el estudio de la entonación en el discurso, tema poco tratado en la entonología hispánica, sobre el que ofrece información completa y actualizada. Un marco histórico diferente que anuncia ya una manera diferente de enfocar el estudio de la entonación.
Y es que, más allá de la fonética y la fonología de la entonación, Hidalgo se propone abordar el estudio del habla en su conjunto, desde su componente prosódico como contenedor y estructurador del discurso hablado.
El método AIF parte de las categorías, las unidades y los métodos de análisis del discurso coloquial del grupo Val.Es.Co., en su proyección prosódica. Propone como unidad prosódica el grupo de entonación (como unidad melódica mínima), que relaciona con el subacto pragmático (como unidad mínima de información pragmática), y como unidad mayor el paratono (entendido como una unidad discursiva de base prosódica).
Una característica crucial del método AIF es la distinción entre el nivel monológico y el nivel dialógico del habla. El habla espontánea es dialógica por naturaleza, interactiva, y su formato es la conversación (el diálogo, con dos o más interlocutores): pocos autores, sin embargo, han afrontado el estudio de la entonación en el diálogo, como si el habla estuviera constituida por una sucesión de monólogos (en realidad, porque el modelo de lengua al que usualmente se refieren los estudiosos del habla está basado, más bien, en el lenguaje escrito, que es esencialmente monológico). Entonces, Hidalgo nos propone distinguir el estudio de la entonación en su nivel monológico (el análisis de la entonación dentro de cada una de las intervenciones en la conversación) y en su nivel dialógico (el análisis de la entonación en interacción).
Considero esta distinción metodológica tan importante que, indudablemente, marcará el camino a seguir en los estudios del habla.
En cada uno de estos niveles, el método AIF distingue las funciones relacionales (de carácter sintagmático) y sistemáticas (de carácter paradigmático) que cumple la entonación, y el autor se aplica a describir el repertorio de unidades y fenómenos fonopragmáticos hallados tras años de investigación. El estudio de la entonación enumerativa, por poner un ejemplo, o los usos humorísticos de la entonación, ilustran el esfuerzo del autor por componer un repertorio amplio de usos del español, pero también de comprenderlos con claridad en un entorno metodológico nuevo. Este libro también puede leerse, por tanto, como una descripción comprensiva de los usos y funciones de la entonación en español3.
En este sentido, se trata de un tratado. Sin embargo, entiendo que nos hallamos no ante una obra de culminación y cierre de una trayectoria investigadora, sino ante una obra fundacional, cuyo enfoque posiblemente cambiará para siempre el estudio de la entonación hispánica.
Ese talante comprensivo e integrador del autor se refleja especialmente en su programa de integración metodológica. Se trata de un caso excepcional en la lingüística, al alcance solo de los investigadores más sabios: Antonio Hidalgo propone una manera nueva de analizar la entonación, no desde un particularismo excluyente, sino integrando en él la aportación de otras fuentes. En cada tema que trata, el autor bebe de todas las fuentes, y recoge los resultados de todos los enfoques. Así debe ser, para avanzar en el conocimiento científico como conocimiento colectivo.
Particularmente grata para mí, como es obvio, es su propuesta de integración metodológica con el Análisis Melódico de Habla (AMH), que tuve la fortuna de proponer hace más de 20 años, y que se ha ido consolidando en la entonología hispánica como un método fiable y objetivo para el análisis fonético de la entonación, con un enfoque teórico propio, alejado de las tendencias que imperaban en la fonología del cambio de siglo4.
En su modelo de integración, Hidalgo relaciona las unidades de uno y otro método, los niveles de análisis y los procedimientos de interpretación, y hace que ambos métodos dialoguen continuamente a lo largo de la obra. No puede ejemplificarse mejor el carácter interactivo (y realmente funcional) del método AIF.
En el Cuadro 3 del libro, el lector encontrará las correspondencias entre ambos métodos y la sencillez con que casan: en el modelo AMH, distinguimos tres niveles de análisis de la entonación (el nivel prelingüístico, el nivel lingüístico y el nivel paralingüístico) que son como perspectivas de análisis desde las que afrontar la diversidad de funciones de las melodías del habla; en el modelo AIF, la entonación prelingüística se corresponde con el eje sintagmático del nivel monológico (la función integradora del discurso); la entonación lingüística se corresponde, por su parte, con el eje paradigmático también del nivel monológico (la función distintiva de la entonación); y la entonación paralingüística se corresponde con el nivel dialógico (la entonación de foco, en su eje sintagmático; y las entonaciones de cortesía y emocionales, entre otras, en su eje paradigmático).
Es cierto que llevamos algún tiempo trabajando en paralelo y que hemos discutido diversos aspectos, pero la propuesta sigue siendo fascinante. La interacción de modelos, la suma y, más allá de la suma, la integración de modelos.
Desde nuestras nuevas aportaciones, en las que al análisis melódico del habla añadimos el análisis dinámico (de las intensidades) y rítmico (de las duraciones), y que hemos dado en llamar Análisis Prósódico del Habla5, esperamos poder colaborar durante los próximos años y explorar, conjuntamente, la parte menos conocida de la comunicación oral (tal vez, también, la más importante) en la que, paulatinamente, vamos abriendo caminos seguros.
Pocas obras pueden considerarse, a la vez, una culminación y un inicio. En la tradición de nuestra entonología, este libro constituye el siguiente paso; en el futuro, este libro se considerará un punto de partida. Hoy, yo me considero muy afortunado de formar parte, de algún modo, de esta propuesta. Un hito en el estudio de la entonación.
FRANCISCO JOSÉ CANTERO SERENA
Universidad de Barcelona
Agosto de 2019
1 Acrónimo de “Valencia Español Coloquial”. Hay mucha información valiosa, así como acceso a su corpus, en la web del grupo www.valesco.es.
2 Junto con otros investigadores del grupo como Xose Padilla, Adrián Cabedo y, más recientemente, Diana Martínez.
3 De hecho, en el último capítulo de la obra el autor propone su aplicación en la enseñanza de la lengua, y ofrece modelos concretos de aplicación, en lo que constituye una vía nueva en la enseñanza de la entonación. En cada apartado del libro, el lector va a encontrar un tesoro.
4 El autor caracteriza el método AMH como “de base fonológica”, desde la perspectiva de nuestra teoría de la entonación, independientemente del carácter acústico-perceptivo del análisis melódico que proponemos. Debo reconocer que me sorprendió esta clasificación. También debo reconocer que estoy de acuerdo con ella, a despecho del uso estrictamente fonético que puede darse al método de análisis.
5 Cantero Serena, F. J. (2019): “El Análisis Prosódico del Habla: más allá de la melodía”, en Álvarez Silva, M. R.; Muñoz Alvarado, A. y Ruiz Miyares, L. (eds.): Comunicación Social: Lingüística, Medios Masivos, Arte, Etnología, Folclor y otras ciencias afines. Volumen II. Santiago de Cuba: Ediciones Centro de Lingüística Aplicada (pp. 485-498).
PREFACIO
La voz humana es la música del lenguaje: se modela en las cavidades supraglóticas y se transforma en articulación fonética, onda sonora que atraviesa el aire llegando hasta los oídos de un oyente y permite la comunicación verbal entre individuos. Cada vez que hablamos construimos mensajes destinados a ser entendidos por otros; pero nuestros mensajes no son mera sustancia fónica articulada, sino que además (y de forma evidente) incorporan multitud de variaciones melódicas que modulan cuanto decimos según nuestros intereses comunicativos: (des)integran los elementos discursivos y comunican ideas con sentido, transmiten una intención comunicativa con una determinada fuerza ilocutiva, generan efectos pragmático-contextuales concretos, susceptibles de validación por nuestro/s interlocutor/es (ironía, atenuación, (des)cortesía…), etc.
Algunas de estas capacidades son más “convencionales” o intencionales y otras resultan más “innatas” o inevitables: nuestra prosodia particular impide enmascarar, por ejemplo, nuestra procedencia geográfica, y así el “acento” del español chileno se muestra distinto del español andaluz de Sevilla, pero somos capaces de controlar con precisión el estilete de un descenso tonal cuando hay que marcar el límite entre dos enunciados en una secuencia de habla dada.
Reconocemos, por otro lado, cuándo resulta apropiado intervenir en el marco de una conversación: la prosodia del/de los otro/s suele darnos la pauta para reconocer dicha posibilidad; a veces, incluso, un rasgo suprasegmental promueve la interpretación humorística de una determinada secuencia de habla o favorece, cuando menos, la orientación de dicha interpretación… Focalizamos prosódicamente lo que nos parece más importante o, por defecto, reducimos las magnitudes de ciertos parámetros prosódicos si deseamos restar relevancia a lo comunicado…
Somos capaces de proyectar, por si fuera poco, un arcoíris prácticamente ilimitado de valores modales a través de la entonación, desde emociones repentinas e impulsivas hasta aserciones neutras y “asépticas”: como si de una sinfonía se tratara, la riqueza de matices y posibilidades melódicas de nuestra voz, asociada a la línea segmental de lo dicho, encierra un tesoro de posibilidades que se antoja… ¿inabarcable?
Hay que reconocer al respecto que la descripción y explicación de ese complejo de valores prosódico-entonativos ha sido en las últimas décadas aspiración constante de muchos especialistas, de modo que no han faltado propuestas en el ámbito de las diversas tradiciones lingüísticas occidentales (anglosajona, francófona, germánica, lusófona, hispánica…), interesadas todas en configurar modelos robustos aptos para explicar los suprasegmentos de la lengua hablada.
La presente investigación, pues, inscrita en ese mismo interés por el componente suprasegmental, representa un intento por responder, siquiera parcialmente, a la pregunta abierta de unas líneas más arriba; la particularidad de nuestro enfoque radica en que fija el punto de referencia en la lengua hablada, la conversación, el discurso oral espontáneo, ya que como indicara hace muchas décadas el maestro Navarro Tomás:
…es, por supuesto, en la casa, en la oficina, en el comercio o en las tertulias y reuniones de sociedad donde la entonación se produce con espontaneidad y soltura. No pueden encontrarse en el discurso ni en la conferencia las mil facetas diferentes con que las inflexiones del tono vivifican y matizan las palabras en el ejercicio, muchas veces juego o esgrima del diálogo. Es preciso observar la palabra viva en su ambiente cotidiano para apreciar la variedad de reflejos de insinuación, reticencia, duda, ironía, etc., que la lengua española en su larga experiencia histórica y en su preferencia por la expresión oral ha ido componiendo y refinando… (Manual de entonación española, 1944: 216).
Nuestra propuesta trata de someter el arco melódico al “yugo” de lo lingüísticamente explicable, esto es, a la posibilidad de reconocimiento de un sistema de “regularidades” funcionales. Asumimos, no obstante, ciertas limitaciones epistemológicas previas:
Este enfoque funcional-interactivo aspira a abordar, pues, la diversidad polifacética de la entonación hablada: su riqueza funcional se proyecta sobre un complejo discursivo oral que se organiza en dos niveles, uno monológico y otro dialógico. A su vez, tanto en el plano monológico como en el dialógico, cabe distribuir la heterogeneidad de las funciones entonativas en dos ejes de relaciones lingüísticas: el de las relaciones sintagmáticas y el de las relaciones paradigmáticas. A nuestro parecer, ambos ejes son sede de un conjunto polifuncional susceptible de ser descrito en su sistematicidad, donde se reconocen:
Metodológicamente, este modelo de base interactivo-funcional se ve implementado por el sistema de segmentación y reconocimiento de unidades pragmalingüísticas desarrollado por Val.Es.Co. (Briz y Grupo Val.Es.Co. [Valencia, Español Coloquial] 2003, 2014):
En cualquier caso, un estudio global del componente pragmaprosódico no puede dejar de lado factores tan relevantes para su policromía funcional como el paralingüístico o el quinésico: ambos ámbitos contribuyen a la expresión de valores comunicativos relevantes, en muchas ocasiones de forma decisiva y generalmente en colaboración con diferentes funciones entonativas.
El interés por el estudio de la entonación “real”, además, ha ido creciendo y diversificándose en los últimos años, dando entrada a nuevas perspectivas y aplicaciones entre las que se considera la enseñanza de lenguas, las tecnologías del habla, etc. También en nuestro estudio revisamos algunos de estos nuevos avances.
En última instancia, los contenidos de este trabajo descriptivo derivan de una trayectoria investigadora previa donde hemos tratado de reconocer los fundamentos lingüísticos de la entonación: iniciamos el camino con la publicación en 1997 de La entonación coloquial: función demarcativa y unidades de habla, consolidamos nuestra perspectiva con la publicación en 2006 de Aspectos de la entonación española: viejos y nuevos enfoques, y tratamos de profundizar ahora con el presente estudio monográfico. Constatamos que a lo largo de este periodo hemos desarrollado nuestro quehacer investigador colaborando con los equipos investigadores de diversos proyectos estatales de España: Diccionario de Partículas Discursivas del español (Ministerio de Ciencia y Tecnología, 2000-2008), Fonocortesía (FFI2009-07034-FILO), Es.Var.Atenuación (FFI2013-40905-P), Análisis Melódico del Habla (FFI2013-41915-P), Udemadis (FFI2016-77841-P) y Fonoemoción (FFI2017-88310-P). Sin duda, el intercambio científico en el seno de estos grupos ha favorecido la consolidación de muchas de las ideas que presentamos en este volumen.
CONVENCIONES DE TRANSCRIPCIÓN
Los ejemplos de este libro, procedentes en su mayor parte de habla espontánea, han sido tomados del corpus de conversaciones coloquiales del Grupo Val.Es.Co. (Briz y Val.Es.Co. 1995, Briz y Val.Es.Co. 2002a; Cabedo y Pons 2013) o de nuestras propias investigaciones. El sistema de transcripción sigue las convenciones de Val.Es.Co. (Briz y Val.Es.Co. 2002b), adaptadas a la necesidad de representar con más detalle algunos fenómenos prosódicos:
: |
Turno de palabra. |
A: |
Turno de palabra de un hablante identificado como A. |
?: |
Interlocutor no reconocido. |
§ |
Sucesión inmediata, sin pausa apreciable, entre dos emisiones de distintos hablantes. |
= |
Mantenimiento del turno de un participante en un solapamiento. |
[ |
Lugar donde se inicia un solapamiento o superposición. |
] |
Final del habla simultánea. |
- |
Reinicios y autointerrupciones sin pausa. |
/ |
Pausa corta, inferior al medio segundo. |
// |
Pausa entre medio segundo y un segundo. |
/// |
Pausa de un segundo o más. |
(5”) |
Silencio (lapso o intervalo) de 5 segundos; se indica el nº de segundos en las pausas de más de un segundo, cuando sea especialmente significativo. |
↑ |
Entonación ascendente. |
↓ |
Entonación descendente. |
→ |
Entonación mantenida o suspendida. |
^ |
Entonación circunfleja (tonema ascendente-descendente). |
∨ |
Entonación circunfleja (tonema descendente-ascendente). |
180.6 hz |
Cuantificación de la F0 (en hercios) en el punto de ataque y en el punto final de cada grupo de entonación. Los valores de F0 tienen un valor relativo al rango tonal de cada hablante, según sus características individuales (sexo, edad, nivel sociocultural, etc.), lo que obliga a determinar previamente el rango tonal de cada hablante (promedio de F0). |
⇑ |
Inflexión ascendente con elevación marcada de F0 en posición medial de serie enumerativa, con valor enfático (realce expresivo) por causas pragmático-contextuales. |
⇑/ |
Inflexión ascendente con elevación marcada de F0 en posición final de serie enumerativa, con valor enfático (realce expresivo) por causas pragmático-contextuales. |
|| || |
Doble barra en negrita para señalar inicio y final de paratono. |
xx(180.6)A |
Valor numérico en hercios con fuente superíndice que señala la F0 inicial de grupo entonativo. |
xx(180.6)A |
Valor numérico en hercios con fuente superíndice y negrita que indican la F0 inicial de paratono. |
A(180.6)xx |
Valor numérico en hercios con fuente subíndice que señalan la F0 final de grupo entonativo. |
A(180.6)xx |
Valor numérico en hercios con fuente subíndice y negrita que marcan la F0 final de paratono. |
COCHE |
Pronunciación marcada o enfática. |
(( )) |
Fragmento indescifrable. |
((casa)) |
Transcripción dudosa. |
((…)) |
Interrupciones de la grabación o de la transcripción. |
(pe)ro |
Reconstrucción de una unidad léxica que se ha pronunciado incompleta, cuando pueda perturbar la comprensión. |
pa’l |
Fenómenos de fonética sintáctica entre palabras, especialmente marcados. |
°( )° |
Inciso. Fragmento pronunciado en un tono de voz más bajo, próximo al susurro. |
h |
Aspiración de «s» implosiva. |
l-l |
Asimilación fonética. |
(RISAS) |
Cuando aparecen al margen de los enunciados. Si acompañan a lo dicho, se transcribe el enunciado y en nota al pie se indica «entre risas». |
aaa |
Alargamientos vocálicos. |
nn |
Alargamientos consonánticos. |
¿¡ !? |
Preguntas o exclamaciones retóricas (por ejemplo, las interrogaciones exclamativas: preguntas que no preguntan). |
¿ ? |
Interrogaciones. También para los apéndices del tipo ¿no?, ¿eh?, ¿sabes? |
¡ ! |
Exclamaciones. |
Letra cursiva |
Reproducción e imitación de emisiones. Estilo directo, característico de los relatos conversacionales. |
#…# |
Signo empleado para la delimitación de actos. |
{…} |
Signo empleado para la delimitación de subactos. |
[MT97A1: 381-388] |
Código de citación de fragmentos conversacionales. Las letras y números iniciales marcan la conversación de donde procede el ejemplo, los números separados por guión indican las líneas de la transcripción original de donde procede el fragmento analizado. |
Notas a pie de página: Anotaciones pragmáticas que ofrecen información sobre las circunstancias de la enunciación. Rasgos complementarios del canal verbal. Añaden informaciones necesarias para la correcta interpretación de determinadas palabras (por ejemplo, la correspondencia extranjera de la palabra transcrita en el texto de acuerdo con la pronunciación real), enunciados o secuencias del texto, de algunas onomatopeyas, etc. |
CAPÍTULO 1
EN TORNO A LOS SUPRASEGMENTOS: DELIMITACIÓN CONCEPTUAL Y JERARQUÍA
Partimos de un axioma: los rasgos prosódicos son fundamentales para la producción y recepción adecuada de cualquier mensaje; a partir de aquí deberíamos comenzar por su delimitación: ¿cuáles y cuántos son los suprasegmentos?
En líneas generales, la mayoría de los expertos coincide en caracterizar la prosodia como fenómeno fónico complejo derivado de la colaboración de recursos suprasegmentales diversos, esencialmente la melodía, el acento, las pausas y el ritmo (Llisterri, 2004). En cierto modo, pues, hablar de prosodia representa lo mismo que hablar de “entonación” ya que, efectivamente, la entonación resulta de la consideración integrada de melodía y acento, junto con dos factores adicionales: la realización de tonemas (junturas), asociados a una melodía, y el desarrollo de un ritmo específico vinculado al mensaje, esto es, la realización cíclica de ciertos patrones entonativos (con sus respectivas demarcaciones o junturas) en el curso de una emisión lingüística. En cuanto a la pausa, se trata de un hecho fónico asociado, bien a la ausencia de voz (pausas silenciosas o vacías), bien a la prolongación de ciertos sonidos vocálicos, consonánticos, etc. (pausas oralizadas o llenas).
En cuanto a la disparidad conceptual entre melodía y entonación, la noción que nos atañe desde un punto de vista lingüístico es la de entonación, ya que el concepto de melodía corresponde a la mera sucesión de tonos a la largo de una emisión de voz, interrumpida por segmentos sordos (consonantes oclusivas, p.e.), tanto si son elementos lingüísticamente relevantes como si no lo son. Así pues, aunque relacionadas ambas con el parámetro acústico de F0, generada por la vibración de las cuerdas vocales1, la noción de melodía se refiere a cualquiera de las posibles variantes de un patrón entonativo, mientras que la de entonación se identifica solo con aquellas variaciones de F0 que cumplen efectivamente una función lingüística a lo largo de una emisión de voz dada (Cantero, 2002: 18).
La F0 constituye, pues, un fenómeno acústico objetivable y la melodía un constructo asociado al plano perceptivo, de modo que el oído actúa como filtro transformador de la señal acústica en valores lingüísticos precisos; finalmente, en un plano semántico-funcional, el oyente abstrae de esa melodía la información adecuada al contexto de uso, es decir, la que lingüísticamente resulta relevante. Esa información melódica lingüísticamente relevante es la entonación.
La entonación, en suma, debe entenderse como un efecto prosódico derivado de la colaboración simultánea de al menos cuatro elementos: tono, tonema, acento oracional y ritmo.
El tono o altura musical de un sonido permite asumir la estructura melódica de un enunciado como sucesión de niveles tonales (Artemov, 1961; Alcina y Blecua, 1980; Gili Gaya, 1978: 54).
Por tonema entendemos en la tradición hispánica (desde Navarro Tomás, 1918) la inflexión melódica o dirección que sigue la curva entonativa a partir de la última sílaba tónica de un grupo fónico. Cuando un tonema va seguido de pausa se produce una juntura terminal; dicha juntura suele coincidir con el lugar potencial de una frontera enunciativa y va asociada con un retardamiento en la velocidad de habla y un cambio de nivel tonal, esto es, un ascenso o descenso brusco del tono inmediatamente antes de la pausa [↑ / ↓] o bien un mantenimiento de la dirección [→] (Stockwell, Bowen y Silva-Fuenzalida, 1956; Silva-Fuenzalida, 1956-57 o Quilis, 1981).
Por su parte, la noción de acento oracional es consecuencia teórica de la naturaleza gradual del acento (Cruttenden, 1990: 15-32; Crystal, 1969: 156-158; Hidalgo y Quilis, 2012: 257). Así, para toda secuencia completa bien construida se postula la existencia de un acento principal fonéticamente fuerte (acento oracional, acento de frase) que establece el límite (o el comienzo del límite) de dicha secuencia2 (Stockwell, Bowen y Silva-Fuenzalida, 1956; Alarcos, 1974: 111; Kullova, 1987; entre otros). Algunos denominan prominencia a este acento oracional, y lo entienden más como opción acentual para el hablante que como rasgo prosódico “obligatorio” de la estructura fonogramatical del enunciado (Coulthard, 1985: 101-104; Coulthard y Brazil, 1979, etc.).
Ahora bien, los problemas específicos relativos a la localización de este acento oracional obligan a explicar los grados acentuales no solo desde una perspectiva sintáctico-gramatical que oponga sílaba a oración (tal como tradicionalmente se ha venido haciendo), sino también desde una perspectiva informativa (integración de los elementos que configuran el mensaje) y, sobre todo, desde una perspectiva pragmática (desambiguación del sentido preciso del mensaje en el contexto de uso). En definitiva, el efecto acentual conocido como acento oracional (acento de grupo, prominencia, acento de énfasis, etc.) desarrolla discursivamente comportamientos sofisticados que articulan el enunciado:
Por lo que respecta al concepto de ritmo (tempo de habla), representa el correlato discursivo del rasgo prosódico de duración (cantidad). Así pues, considerar este rasgo prosódico como recurso organizativo de la estructura del discurso implica asumir también la posibilidad de variaciones del tempo elocutivo según el registro de habla (Navarro Tomás, 1966: 102-103 y 105-106). El problema es que en registros - formales las variaciones suprasegmentales cuantitativas son difícilmente sistematizables, máxime cuando a veces obedecen a meras vacilaciones (es el caso, por ejemplo, de muchos alargamientos vocálicos propios del habla espontánea).
Por otro lado, su comportamiento variable puede interpretarse también como clave demarcativa para la segmentación del habla3. En este sentido, algunos estudios apuntan a que la velocidad de habla influye en la mayor o menor frecuencia de demarcaciones discursivas: si la velocidad es más rápida habrá menos demarcaciones (pausas silenciosas), y a la inversa (Martins-Baltar, 1977: 16; Sornicola, 1981: 196; El-Menoufy, 1988).
En definitiva, un enunciado como (1)
(1) Mañana nos veremos en la puerta de la facultad
emitido en una situación neutra, no necesariamente informal, esto es, no marcada en cuanto al registro, y articulado a una velocidad “normal” (ni muy lento, ni muy rápido) ofrecería la siguiente curva entonativa4:
I ( ´ ) Primer acento (“ña”): ascenso del tono a partir de la primera sílaba tónica y progresivo descenso sobre las sílabas tónicas que le siguen5.
II ( ´ ) Último acento (“tad”, acento oracional).
() Tonema (inflexión melódica del tono) a partir de la última sílaba tónica. Descendente, en este caso, por tratarse de un enunciado aseverativo.
( . ) Pausa vacía (silencio).
De forma más elaborada Cantero (2002) o Cantero y Mateo (2011) explican la integración de los elementos fónicos en la línea melódica del habla a través del concepto de “jerarquía fónica”. Así, cuando hablamos, lo hacemos de forma jerarquizada, agrupando los sonidos en diferentes bloques mediante los recursos suprasegmentales.
Esta jerarquía fónica se establece principalmente a través del acento y la entonación, fenómenos informados por un mismo parámetro físico, la F0, que tienen la función de cohesionar el discurso y facilitar la identificación de grupos fónicos y, por tanto, la intercomprensión entre hablantes. Dicha jerarquía se proyecta en tres niveles: sílabas, palabras fónicas y grupos fónicos; los tres constituyen bloques de sonidos que se agrupan en torno a un segmento tonal (la sílaba) o en torno a un acento (con uno o dos segmentos tonales).
El núcleo de la sílaba es una vocal y su valor tonal es relevante, por lo que conforma un segmento tonal, frente a consonantes y sonantes, tonalmente nulas (sordas) o irrelevantes:
(2) Dé – jo / De – jó
En la palabra fónica las vocales tónicas resultan más perceptibles que las átonas, por tanto las primeras son más relevantes en el discurso; las vocales tónicas, sobre las que recae el acento paradigmático o acento de palabra, son siempre el núcleo de la palabra fónica y en torno a ella pueden agruparse otros elementos átonos, generalmente de naturaleza gramatical (artículos, preposiciones, etc.), que pronunciamos de forma integrada, Los tres ejemplos indicados en (3) son, en este sentido, palabras fónicas:
(3) cóche / elcóche / enelcóche
Ahora bien, al igual que no hablamos mediante una sucesión de sonidos, tampoco hablamos mediante meras sucesiones de palabras. En nuestro discurso, organizamos las palabras –fónicas– en torno a un núcleo (acento sintagmático o acento de frase) delimitadas por una inflexión tonal; dos o más segmentos tonales forman parte, pues, de una misma unidad, el grupo fónico:
(4) [Juán] [dejó] [laslláves] [enelcóche] ( )
El grupo fónico coincide así con lo que denominamos, desde el punto de vista de la entonación, contorno entonativo: la sucesión de tonos (es decir, la melodía) de las vocales organizada en torno a una inflexión final, o núcleo entonativo. Se trata de una unidad estructural que, aunque normalmente suele contener una estructura léxico-gramatical coherente, no depende a priori de la sintaxis (no está condicionada por ella), sino que la posibilita. Su función es integrar el discurso en unidades comprensibles, de modo que la organización de grupos fónicos sucesivos determina el principio integrador y estructurador del discurso oral (Cantero y Mateo, 2011: 113-114).
Esta concepción jerárquica puede visualizarse como sigue:
Figura 1: Esquema de Jerarquía Fónica (Cantero 2019: 486).
1 Como señala Cantero (2002: 15) el efecto de la voz humana es un fenómeno básicamente tonal, ya que en el proceso de su producción el aire vibra al atravesar la laringe, generándose así una serie de frecuencias, por un lado, la Frecuencia Fundamental o, simplemente, Fundamental (F0), percibido como tono, y por el otro las frecuencias secundarias o armónicos.
2 La relativa regularidad funcional del acento de frase ha llevado a algunos autores a intentar explicar su comportamiento a partir de reglas; en concreto, Chomsky y Halle (1968) postularon la regla de acento nuclear (Nuclear Stress Rule) según la cual el acento principal se asigna a los elementos de frase u oración que aparecen al final (o más a la derecha) de una secuencia sintáctica. Como desarrollo de la Fonología Generativa y en la órbita de la Fonología Métrica, destaca también la postura de Pierrehumbert (1980) ante los acentos nucleares o acentos de frase. En su propuesta este acento de frase se asocia con la parte final de la palabra que contiene el último acento tonal, pero no se identifica necesariamente con una sílaba. En realidad, el acento de frase se comporta como tono de frase cuya localización exacta es difícil de precisar y cuya función consiste en constituir tipos diferentes de contornos melódicos.
3 Así, Lehiste (1975a) ha demostrado que una palabra acentuada final, antes de pausa, tiene mayor duración que cuando se halla en posición no final. Este alargamiento “prepausal o de prefrontera” parece funcionar así como indicador de terminación de unidades sintácticas completas (de una “oración”, por ejemplo).
4 El esquema entonativo que sigue, obtenido mediante Praat, reúne los componentes prosódicos previamente descritos y se ajusta a la descripción propuesta de Martínez Celdrán (2011: 126): “Para que una entonación sea neutra ha de poseer algunas de las siguientes características (…): tendencia a que el rango de F0 disminuya en función del tiempo; tendencia a que subidas y bajadas se vayan repitiendo, lo cual delimita el alcance de los acentos tonales; tendencia a que el primer pico que es el máximo valor de la curva se sitúe en la primera unidad prosódica de la frase…”.
5 Frente a esta propuesta, muchos autores, especialmente de base generativista y con vinculación con la teoría métrica autosegmental (véase más adelante 2.3.2.) postulan que en español lo que predomina es que el ascenso del tono inicial no se produzca sobre la primera sílaba tónica, sino sobre la primera postónica; proponen para su representación el acento bitonal L*+H. Sobre este asunto resulta ilustrativa la descripción de Martínez Celdrán y Fernández Planas (2007: 203-204), que remiten la cuestión a un asunto de frecuencia de aparición. En términos prácticos, pues, a nuestro parecer, puede sostenerse la idea de subida del tono a partir de la primera sílaba tónica, al menos en las declarativas neutras como la del ejemplo (1).